Pumpkin Curse

Tema en 'Relatos' iniciado por Plumas de Cuervo, 29 Abril 2016.

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    Plumas de Cuervo

    Plumas de Cuervo Usuario común

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    Escritor
    Título:
    Pumpkin Curse
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2143
    La noche de brujas es una de las festividades más pintorescas, y llena de misterio, del mundo; las casas se adornan de forma extravagante y los niños usan espeluznantes disfraces. Esta tradición se ha nutrido a lo largo de los siglos y ha pasado de ser una fiesta pagana a una celebración mundial.


    Antes de que caiga la noche y los espectros salgan de sus tumbas son muchas las cosas que hay que preparar; los dulces para los niños, los adornos de carabelas y esqueletos, las telas de araña, los murciélagos. Cada hogar se convierte en una pequeña casa del terror. Cuando se acerca la media noche comienza la hora de los fantasmas, los niños regresan de pedir dulces con el clásico ‘Trato o Truco’ y los más arriesgados se reúnen para contar historias de terror en los cementerios.


    ¿Qué leyendas se ocultan detrás de esta fiesta pagana? La noche de brujas va más allá de simples cuentos de brujas, vampiros y hombres lobo; es la única noche del año cuando los espíritus acumulan el poder suficiente para traspasar al mundo de los vivos y hacer de las suyas. Las brujas se reúnen en un frenético aquelarre y sacrifican a una joven virgen para perpetuar su existencia, los licántropos y vampiros salen de cacería buscando una presa inocente para infectarla con su maldición y así perpetuar su legado.


    Pero hay un elemento que pasa desapercibido: la calabaza. Los granjeros que las cultivan cuidan de ellas como si de un tesoro se tratara; cuando se acerca la noche de brujas las familias van a los campos a buscar las calabazas más grandes y algunas de formas bizarras para dibujarles macabros rostros. El origen de esta tradición se ha perdido en el tiempo pero las personas aún las practican.


    Cerca de la ciudad de Salem hay una granja que es famosas por sus calabazas, ha pertenecido a la familia Kensey por cerca de doscientos cincuenta años, dedicándose desde entonces al cultivo de calabazas exclusivas para esta fiesta. George Kensey pertenece a la sexta generación de granjeros que han cuidado de la propiedad, a sus setenta años trabaja con esmero la tierra y cuida de sus calabazas como si fueran sus hijas. Hoy, noche de brujas, se han acercado a su granja un grupo de adolescentes en búsqueda de la calabaza más grande; quizás sea su noche de suerte ya que han podido escuchar de boca del viejo granjero el origen de las caras en la calabaza.


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    Corre el año de 1724 y la nación se expande poco a poco hacia el Oeste con la esperanza de encontrar grandes riquezas, mientras que el Este pasaba por tiempos oscuros. Muchos son los nombres de los bandidos que han realizado sus fechorías de un lado al otro del país, pero en el Este no hay nombre que cause más temor que el de los Hermanos Macoy; Jarred y Jeremiah. Su historia de robos y homicidios ya trasciende la imaginación. Hay quienes cuentan que llegaron a quemar vivos a una familia por simple diversión, otros cuentan que asaltaron un cargamento de oro custodiado por cincuenta soldados sin que estos se dieran cuenta, pero la historia que más fama les dio fue el de robar diez bancos en tres estados en un mismo día.


    Jarred y Jeremiah nacieron en una pequeña granja; su madre era una ama de casa dedicada a su familia, su padre un bebedor empedernido que disfrutaba de golpear a su esposa sin razón. Bajo un ambiente de abusos crecieron los hermanos, cuando tenían doce y trece años respectivamente la situación de la granja empeoró y comenzaron a quebrantar la ley con pequeños delitos. A la edad de quince años Jarred cometió su primer homicidio; una noche que llegaron a casa encontraron al padre golpeando a su esposa, Jarred con lleno de rabia tomó la escopeta que se encontraba colgada sobre la chimenea, la cargó y a sangre fría le disparó a su padre quien quedó tendido en el piso de la cocina con el estómago abierto tratando de sostener los intestinos con las manos. Los hermanos huyeron y se volvieron fugitivos de la ley, recorrieron el país dejando un rastro de dolor y sangre por donde pasaban.


    Pasaron los años y los hermanos crecieron, y con ellos la maldad que llevaban dentro; sus crímenes cada vez eran más grotescos, no había nada ni nadie que los pudiera detener. Parecía como si tuvieran un pacto con el mismo demonio ya que llegaban de la nada para luego desaparecer sin dejar rastro. Los buscaban en veinte estados y en quince de ellos los esperaba una horca con sus nombres.


    Una noche llegaron a un pequeño pueblo del Este llamado Dowson’s Creed, a pesar de que no cometieron ningún crimen el sólo hecho de estar allí lleno de pánico a los habitantes quienes no salieron de sus casas; los hermanos se dedicaron toda la noche a recorrer el pueblo atormentando a las personas con sus gritos y disparos al aire. Al salir el sol ya no había rastros de ellos y la calma volvió a las personas del lugar. Lo que no sabían era que cerca de allí, en una granja vecina los hermanos retozaban en el granero planeando su próximo golpe; Dowson’s Creed no era un pueblo que tuviera riquezas, era un mísero pueblo más rodeado de granjas de calabazas, pero los hermanos disfrutaban del sufrimiento ocasionado a los demás y por los momentos no necesitaban dinero.


    Caía la noche del 31 de octubre de 1735, los hermanos salieron del granero y pensaron que siendo Noche de Brujas sería perfecto asustar a los lugareños. Tomaron unas calabazas un poco más grandes que sus cabezas, les sacaron todo el relleno y con el cuchillo tallaron una cara macabra en cada una y las usaron como máscaras, montaron sus caballos, negros como la noche y se dirigieron a Dowson’s Creed.


    Era cerca de la media noche cuando los habitantes del pequeño pueblo se despertaron sobresaltados por los disparos y gritos de los hermanos que entraban al pueblo; ya los disparos no eran al aire, les disparaban a las casas a diestra y siniestra sin importarles si pudieran herir o matar a alguien. Sus gritos llenaban el ambiente junto al llanto desconsolado de mujeres al ver a sus esposos o hijos heridos de muerte. Los hermanos se encontraban sumidos en un frenesí, extasiados con el sufrimiento que estaban causando.


    Estaban tan sumidos en el caos que estaban ocasionando que no se percataron que se acercaban a ellos un pequeño regimiento de soldados; a la voz del sargento comenzaron a disparar los soldados. Los hermanos casi fueron alcanzados por las primeras balas, salieron huyendo y se refugiaron en la capilla del pueblo; los soldados rodearon el lugar y comenzó el intercambio de disparos, si querían las cabezas de los hermanos Macoy no la tendrían tan fácil.


    Había pasado cerca de treinta minutos desde que comenzó el asalto y ninguna de las partes cedía. Dos de los soldados que pertenecían al regimiento fueron los encargados de arrojar dentro de la capilla botellas de alcohol encendidas, esperando que el fuego hiciera salir a los malhechores, pero estos se negaban.


    Las llamas comenzaron a consumir el edificio, la leyenda de los Hermanos Macoy estaba a punto de volverse cenizas; dentro estaba el fuego abrazador y afuera los esperaba un regimiento de soldados armados, en el mejor de los casos terminarían sus días en la horca. Con un par de balas en cada revólver los hermanos salieron de la capilla en llamas e hicieron frente a los soldados quienes les dispararon sin contemplaciones. Jarred y Jeremiah cayeron al suelo heridos de muerte; los soldados y los habitantes del pueblo se acercaron a donde se encontraban, la vida se iba poco a poco de sus cuerpos, con el último aliento Jarred maldijo a los lugareños asegurando que ni muertos se librarían de ellos.


    Las primeras luces del alba aparecían en el horizonte, en el suelo dos sábanas blancas manchadas de sangre ocultaban los cuerpos sin vida de los Hermanos Macoy, las llamas habían consumido en su totalidad la capilla del pueblo, una tensa calma se sentía en el lugar. Los cuerpos de los Hermanos Macoy fueron enterrados en lo profundo del bosque sin una cruz que identificara sus tumbas. Las semanas pasaron y el lugar de descanso de los hermanos se perdía entre la maleza.


    Pasó un año desde aquella fatídica noche, en la memoria de los habitantes de Dowson’s Creed apenas era un vago recuerdo. Pero esa noche ese mal recuerdo regresaría; la capilla reconstruida estaba siendo consumida por las llamas, las personas salieron de sus casas tratando de apagar el incendio, de pronto se escuchó un relinchar de caballos que ensordeció a los presentes; dos monturas putrefactas aparecieron en mitad de la calle, sobre ellas dos jinetes con cabezas de calabaza y los ojos encendidos en llamas. Eran ellos, habían vuelto de sus tumbas buscando venganza, eran los espíritus de los Hermanos Macoy; las personas huían, se escuchaban disparos, los que eran alcanzados por las balas espectrales sentían como si les arrancaran el alma de sus cuerpos.


    Con los primeros rayos del sol los espectros desaparecieron, el miedo que se había apoderado de las personas era indescriptible; había caído sobre ellos una maldición de la que no podían librarse. Al año siguiente se repitió el mismo evento, y al siguiente y el que vino después de ese. Varios de los habitantes preferían mudarse a otro pueblo antes de soportar otra ‘visita’ de los hermanos.


    Un día llego un viejo errante, Franklin Kensey era su nombre; había perdido todo, incluida su familia en una epidemia de peste en una de las ciudades del Este. Estaba de paso por Dowson’s Creed y allí se enteró en la taberna de la maldición que pesaba sobre ellos, varios lugareños le aconsejaron que siguiera su camino ya que el pueblo estaba maldito.


    Franklin sin nada que perder compró a buen precio una granja ya que su propietario quería irse de allí lo más pronto posible. A pesar de las advertencia de las personas del lugar se dedicó a cultivar la tierra, para ser la primera vez era como si tuviera un don, las calabazas eran las más grandes y perfectas que jamás se hayan visto. Pero la alegría no duraría mucho, estaba próxima la noche en que los fantasmas de los Hermanos Macoy regresarían para atormentar a los habitantes del pueblo. Todos se encontraban nerviosos, menos Franklin; al parecer sabía algo que los demás ignoraban.


    Apenas el sol se ocultó detrás de las montañas las personas se refugiaron en sus casas, bloquearon puertas y ventanas; mientras tanto Franklin estaba en su granja como si nada pasara, estaba cargando unas calabazas de su huerto en la vieja carreta para después poner marcha hacia el pueblo. Cuando llegó las calles están desoladas, las luces de las casas apagadas; el único sonido que se escuchaba eran los cascos de la mula que jalaba la carreta y el rechinar de las ruedas. Recorrió la calle principal y colocó en la entrada de cada casa una calabaza con una cara tallada y dentro de ella una vela, la calle se comenzaba a iluminar con las tétricas caras que había tallado.


    La luna llena brillaba con todo su esplendor en lo alto del cielo, una brisa recorría el pueblo, todo era silencio. Una ráfaga pasó de pronto, el aire se sentía pesado, el sonar de cascos de caballo rompió con el silencio, se formó un remolino en mitad de la calle y los espectros de los Hermanos Macoy se materializaron. Los caballos relincharon tan fuerte que estremecieron las casas, los espíritus se disponían a hacer de las suyas cuando observaron de pronto las calabazas; los recuerdos de la muerte que tuvieron regresaron a sus etéreas conciencias. Sintieron como si el momento en que fallecieron se repitiera una y otra vez, lo que quedaba de sus almas humanas se sentía atormentadas.


    Lanzaron un grito espeluznante que erizaba la piel de quien lo escuchaba y en una nube de polvo y brasas desaparecieron.


    Las personas comenzaron a salir de las casas después que el silencio regresó, nadie se explicaba que había sucedido y se extrañaron aún más al encontrar las calabazas frentes a sus casas. Desde esa noche y siempre en noche de brujas comenzaron a colocar calabazas talladas frente a sus casas para ahuyentar a los espíritus de los Hermanos Macoy; pronto la gente se olvidó la razón por la cual hacían eso, pero nunca dejaron de hacerlo.


    Los años pasaron y se convirtió en una tradición que recorrió el país y otros lugares. Hay personas que cuentan que en noche de brujas se pueden ver dos jinetes errantes en monturas azabaches que galopan por los campos levantando una estela de polvo y brasas.
     
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    Wao, quedó como para que el relatose sume a todos esos que existen sobre la procedencia de las calabazas con rostro xD

    Por lo que sé, la leyenda más popular es la de Jack O’Lantern, un personaje del folclore irlandés, este granjero que utilizó su astucia para engañar al demonio e hizo que le prometiera no llevarse su alma, pero la cuestión es que cuando murió, no pudo ir al cielo por ser muy pecador y tampoco al infierno por la promesa, así que, vagando en la oscura eternidad y llevando con él una brasa encendida que jamás se apagaría, hizo Jack una linterna metiendo la brasa a un nabo y así se alumbraba el camino, de esta manera fue como se ganó su nombre de Jack Linterna. De ahí que los niños de Gran Bretaña tallaran la forma de un fuego en nabos y remolachas, asociándose después la tradición a la festividad de Halloween y fue después de que la tradición se mudara a Norteamérica, que los vegetales cambiaron a ser la calabaza que era la que más se plantaba. La calabaza con el rostro de Jack O’Lantern se hizo tan popular en Norteamérica que no tardó en convertirse en símbolo representativo de Halloween.

    Y sé que no les interesa pero esa es una festividad que no festejo ni festejaré jamás.

    Por cierto, le pondré la etiqueta de Relato. A continuación te dejo una pequeña lista que quizás pueda ayudarte a la hora de publicar tus historias.

    Nonorrelato: 20 palabras
    Microrrelato: 21 a 500 palabras.
    Relato: 501 palabras en adelante.
    Historia Corta: 2 a 10 capítulos
    Historia Larga: Más de 10 capítulos

    Gracias por publicar. Saludos xD
     
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    Ichiinou

    Ichiinou Amo de FFL Comentarista destacado

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    He de decir, que el relato me ha encantado y con creces. La idea de lo de las calabazas unida a una leyenda, me encanta. El final me ha agradado mucho, lo de como consiguieron derrotar a los hermanos, o al menos "neutralizarlos". En parte me ha recordado a "Sleepy Hollow" por alguna razón me he imaginado todo con la estética de esta película. La escenificación de la leyenda, junto a las descripciones han sido las adecuadas y creo que has logrado estar en el punto justo para mantener enganchado al lector totalmente, eso es un gran don. La redacción ha sido muy buena y no sé, la idea es fabulosa. Te felicito, un gran trabajo.
    Creo que este halloween pondré una calabaza en la puerta de casa para espentar a los hermanos, por si acaso. e-e

    He encontrado algunos fallitos menores, que he querido señalarte, son cosas que se subsanan repasando:

    Sería "famosa".

    Sería "llenó", con tilde.

    Sería "rastro".

    Sería "por el momento".

    Sería "advertencias".

    Sería "qué" con tilde.

    Y nada más que añadir. Espero que sigas escribiendo, lo haces muy bien y me agradará leer más cosas tuyas. ¡Un saludo! :)
     
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