Mimi Honda Bajé el brazo que aún mantenía extendido. Mi ceño también se desfrunció al escuchar sus palabras. ¿No pensaba comentar nada al respecto? Realmente pensé que lo haría... Es decir, tenía un aspecto horrible... —¿Eh?— fue lo que dije, sin embargo—. ¿No llegaste al faro? ¿Pero entonces qué...? Fue en ese momento que reparé, por primera vez, en ese extraño pokémon que descansaba sobre el hombro de Effy. Pude darme cuenta porque no dejaba de mirarme. Era una criatura pequeña, obviamente un tipo volador a juzgar por su morfología. Pero no era un tipo volador que conocía, juraría que no lo había visto nunca. ¿Y ese pokémon? ¿En qué momento...? Abrí la boca para decir algo ligeramente extrañada por la intensidad con la que aquel pokémon me observaba, pero antes de poder musitar palabra echó a volar sobre nuestras cabezas. —Ah, éste es Rowlet— explicó Effy—. Es mío… temporariamente. Creo. Aún no está muy claro eso —estaba completamente segura que mi cara solo reflejaba confusión y desconcierto. ¿Rowlet? ¿De dónde rayos había salido? ¡Ah~, no entendía nada de lo que pasaba!—. Verás, lo que sucedió fue… Y al fin pude ponerme al corriente de la situación. Effy me habló del tipo que había encontrado en la ruta 315, pasando la sede del campeonato; un hombre de curiosa vestimenta que hablaba una lengua desconocida. Del pokémon que había rescatado allí, junto al faro... una especie de Flygon de extraña apariencia. Habló del profesor Abeto, de los pokémon de Alola que "Maji" —como se había denominado el tipo extraño— llevaba en la bolsa... y finalmente habló de Udan, una isla inexplorada en algún punto del mar de Galeia. Cuando finalizó todo aquel relato, solo alcancé a llevarme la mano al mentón en actitud pensativa. Realmente no era mentira lo que había dicho... la región de Galeia estaba plagada de misterios. —Entonces...—musité—. El profesor Abeto quiere que vayamos a explorar ese lugar por nuestra cuenta, ¿verdad? Si quieres mi opinión sincera me parece una total irresponsabilidad por su parte... pero sería una absoluta falta por mi parte no acercarme a ver al menos. Puse mis brazos en jarras y sonreí. Una media sonrisa orgullosa. >> ¿Quién lo diría, eh?— le dije a Effy—. Si me acaban gustando las aventuras tanto como a ti, será solo tu culpa. Deberías hacerte responsable.
Liza White Después de salir del restaurante en el que habíamos estado almorzando solté una pequeña exclamación de alivio, con los brazos estirados hacia el cielo. Qué bien se sentía una después de comer, sobre todo si esta comida había estado acompañada de una buena charla con la que mantenerse entretenida. Hablar de todas las aventuras que había vivido con Dante hasta ahora Me habia dejado el cuerpo con cierta nostalgia, y observé las nubes en silencio el resto del paseo, con una sonrisa en los labios. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que estábamos aquí? Quizás tan solo se resumía en un par de años, nada más, pero yo ya había perdido la cuenta de ello. Detuvimos nuestros pasos en medio de la plaza, decidiendo entonces qué debíamos hacer ahora. Dante propuso buscar a Astrid y continuar así nuestro camino hacia Témpera, a lo cual asentí sin ninguna clase de inconveniente. Pero mientras intentaban ponerse en contacto con ella, yo me alejé al sentir que mi videomisor me avisaba de un nuevo mensaje. Curiosa, abrí la bandeja de entrada, para encontrarme con un mensaje ni más ni menos que de Lucas. ¡Cuanto tiempo hacia que no sabía de él! "¡Cuánto tiempo, Liza ! ¡Oye, ¿te has enterado de la nueva isla de Udan?! ¡Es genial! El profesor Abeto nos ha mandado un mensaje a todos. ¡Al parecer se han descubierto nuevos pokémon! Yo mismo he visto a un Flygon súper raro, azul y con alas que parecían para nadar. Abeto está en su laboratorio, esperando a todos los holders que quieran ir para recoger su primer pokémon y embarcarse en Udan. Eso sí, solo se puede ir con los pokémon autóctonos, por lo que no podrás usar a tu equipo corriente... En fin, ¡a lo que iba! Yo ya estoy preparado para la aventura, estoy esperando en la Pardera Arte, donde se encuentra un helicóptero esperándonos. ¡Vente, y empecemos la aventura juntos! Tú me ayudaste al principio, es lo justo que ahora los dos estemos igualados, ¿no? ¡Te estaré esperando! En cuanto llegues nos iremos. ¡Hasta pronto!" Parpadeé varias veces, perpleja, sin entender absolutamente nada. Aún así, y sin estar al corriente de la situación, sentí mis pulsaciones acelerarse de súbito al terminar de leer aquel mensaje. Fue entonces cuando reparé en otro mensaje, este por parte del profesor Abeto, aquel que nos entregó nuestros pequeños y queridos iniciales... Para ese entonces, cuando todo se esclareció en mi cabeza, no pude contener la enorme sonrisa que se estaba dibujando en mis labios. —¿Nueva región? ¿Nuevos pokémon? ¿Nueva... aventura? Oh... ¡Oh! ¡Arceus, Dante, tienes que ver esto ahora mismo! —exclamé a viva voz, e interrumpiendo la conversación que estos estaban teniendo rodeé con mis brazos al chico, con mis mejillas enrojecidas de la emoción. ¡Aún no podía creer todo lo que estaba pasando!—. ¡Mira esto, han encontrado una nueva región, Dante! ¡Una nueva región! Dicen que se llama Udan, y que contiene pokémon nunca antes vistos. El profesor Abeto quiere que vayamos a explorarla, y nos dará un nuevo inicial para comenzar nuestra nueva aventura. ¡Sería como comenzar de nuevo, como cuando iniciamos nuestra aventura hace tanto tiempo! Alcé la cabeza para releer el mensaje, separándome de él por unos instantes, y volví a mirarlo una vez más, señalándole con completa decisión. —Y nosotros nos apuntaremos también, ¿no es así? ¡Vamos, Dant, sería como una especie de vacaciones, un completo cambio de aires! —agarré con ambas manos su muñeca y tiré de él, mientras mi expresión se relajaba por unos instantes. No sabía si a él le parecería bien, quizás... ¡No! Había que convencerle—. ¿Vendrás conmigo, verdad? Imagínate la de dulces y postres nuevos que podrás probar allí, además de la de fotos que le harás a este nuevo lugar. Las vistas deben de ser preciosas... Puse los brazos en jarra y ladeé la cabeza, orgullosa. Desde luego, no podría decirme que no a eso. Y si no... tenía la cuerda preparada en la mochila, por si tenía que secuestrarle o alg... Que no, que es broma... creo.
Dante Miles Liza se alejó un poco de nosotros cuando recibió un mensaje, así que mientras tanto yo seguí hablando tranquilamente con Devan sobre cualquier cosa que se me veía a la cabeza para no tener un silencio incómodo con él y además... quería que sintiera un poco más en confianza conmigo y en un futuro poder sentir el ambiente más ameno entre nosotros, tal y como había pasado con Astrid y además aprovechaba para decirle las rutas que faltaban para nuestro destino. "¿Nueva región? ¿Nuevos pokémon? ¿Nueva... aventura? Oh... ¡Oh! ¡Arceus, Dante, tienes que ver esto ahora mismo!" ¿Uhm? Miré a Liza con una mueva de confusión cuando sentí sus brazos rodearme con esa emoción, ¿de qué estaba hablando? ¿Una nueva región con nuevos pokémon? De pronto y sin darme cuenta Liza comenzó a bombardearme con toda la información que había obtenido probablemente de la llamada que había tenido y de pronto vino la propuesta, una de mis manos había sido aprisionada con las suyas y un leve jalón me había colocado ligeramente a su altura al inclinarme un poco —Quizás... podría ir para tomar un par de fotos ya que te hace mucha ilusión—murmuré, dada toda la situación anterior y demás, quizás... acompañarla no sería tan malo. —Bueno... Devan, imagino que volveremos pronto, de igual forma... ya te he explicado que rutas deberían tomar para Témpera, ya no queda mucho camino, confio en que llegaremos para antes de que inicie su torneo
Liza White Y ahí estaba la esperada respuesta, ¡había dicho que sí! Me limité a asentirle, aliviada, y le pedí que me dejase un momento para responderle a Lucas, mientras Togekiss y Staraptor se iban preparando para el vuelo. No volví a atosigarle con tirones ni abrazos de nuevo, pero con verme ya podía intuir lo feliz que me había hecho su respuesta. "¡Hey, Lucas, me alegra mucho volver a tener noticias de ti! No sabes la ilusión que me hace la idea de volver a viajar contigo, sobre todo con esto de Udan y todos los misterios que debe esconder. ¡Ya sabes que no puedo decirle que no a una aventura como esta! Así que en nada nos tendrás por allí, sólo espera un poco más. PD: Oh sí, y digo "nos" porque mi amigo Dante también se apunta con nosotros. No sé si lo conoces, pero te acabará cayendo bien. Es un amor. ¡Nos vemos ahora!" Y... Enviado. Una cosa menos. Volví a acercarme a los chicos, y Togekiss ya esperaba impaciente por emprender el vuelo. Dante ya le había explicado a Devan todo sobre las indicaciones a seguir, y yo le deseé la mayor de las suertes en el torneo por si no llegábamos a tiempo. Así, y ambos ya subidos en nuestros pokémon, nos despedimos del chico, prometiendo volver cuanto antes. Ahora... ¡rumbo a la ciudad de los inicios: Ciudad Lienzo!
La comida, junto con una amena conversación con Dante y Liza, habían conseguido terminar de despejarme del todo. Me veía listo ya para salir hacia el torneo de Ciudad Témpera, pero todavía no habíamos dado con Astrid. Dante y Liza entonces recibieron algún mensaje. No sabía qué era, pero Liza se despidió muy emocionada, seguida entonces de Dante. Ambos montaron en sus Pokémon voladores — Esto es un hasta pronto, supongo —les dije sin más. Parecían tener demasiada prisa como para una despedida emocionada... Y me quedé solo. Quizás me había acostumbrado ya a las compañías, porque la sensación era extraña. Era como si faltara algo. Así que decidí solucionarlo de momento sacando a todos mis Pokémon de sus Pokéballs. — Bueno, pues tendremos que buscar a Astrid —les dije a mi equipo En ese momento, Noibat comenzó a chillar como solo él sabía. Fue tan repentino que me sobresalté. Entonces vi qué estaba ocurriendo: Poochyena le estaba mordiendo en la cabeza mientras Shinx intentaba sin éxito separarlos. Tuve que ser yo quien los separara mandándolos a sus respectivas Pokéball... Contenido oculto Jenivere aparezca
Orgen Caminaba por el lugar dejando atrás a mis compañeros, pues, se quedaron inmersos en sus cosas. Mientras caminaba pude oír el chirrido de un Pokemon, al dirigirme al lugar, se encontraba un entrenador con sus Team Pokemon fuera de sus Pokeballs. —Bueno, tendremos que buscar a Astrid —comentó el entrenador, quien no se percataba todavía de mi presencia. Un Poochyena le mordía la cabeza a un Noibat y ésto me causo gracia, y solté una carcajada…. no pude evitarlo. —Me agradan tus Pokemon —le comenté. Contenido oculto Morde
Contenido oculto Solo que Poochyena le muerde la cabeza a Noibat, no a Shinx (?) En ese momento una voz masculina que no conocía interrumpió la situación: — Me agradan tus Pokemon. Shinx quiso respirar aliviado pero sencillamente no pudo ya que estaba muy nervioso, mientras Froakie seguía a lo suyo. Me fijé entonces en quién había dicho aquellas palabras. Era un chico no mucho mayor que yo, de pelo verde, ojos azules y muy musculoso; parecía un pescador. Le miré de forma penetrante y gélida; no podía confiar en él, al menos no de momento. — ¿Quién eres? —pregunté simplemente. En realidad, aquel chico me sonaba de haberlo visto... ¿dónde? Con todo lo que había pasado desde que inicié el viaje no era capaz de acordarme con exactitud... Contenido oculto Nyxbel
Orgen —¿Quien eres? —preguntó; parece que le costaba tomar confianza con las personas. —Yo... me llamo Orgen. Soy entrenador, o bueno, eso intento. —sonreí, observé a Matuku y le digo. —Vine hasta acá con unos amigos, pero me han dejado a drede. —al mirar su equipo Pokemon, me sentía un poco animado, quería encontrar un equipo que compartieran juntos, al igual que éste. Y quizá, pueda entablar amistad con esta nueva persona, como cuando vivía en mi pueblo natal, aprendiendo el arte de la pesca y creando lazos de amistad con varios chicos pescadores, al igual que yo. Contenido oculto Morde
Fue entonces que reparé en el Chespin de aquel chico. Aquel Pokémon solo podía proceder del laboratorio del profesor Abeto y supuse que también iría al torneo. Saqué a Poochyena de su Pokéball, y luego una hoja de papel en la que escribí: "Astrid, me he adelantado con otro chico que también va al torneo. Te espero allí" — Poochyena, busca a Astrid y entrégale esta nota. Voy a adelantarme pero seguro que me encuentras con tu olfato —susurré al Pokémon siniestro, que cogió la nota con la boca y se marchó olisqueando el lugar. Acto seguido me dirigí a Orgen—. Escucha, Orgen —y me di cuenta de que era "negro" al revés. Por dentro me estaba riendo de ello, pero no salió hacia fuera—, sé cómo llegar al torneo. Puedes acompañarme si quieres —silencio incómodo. Quizás no era buena idea que viniera conmigo sin siquiera saber mi nombre—. Me llamo Devan, por cierto Guardé a Shinx y a Froakie en sus respectivas Pokéballs de momento. No había un trecho excesivamente largo, pero quería tenerlos lo más descansados que pudiera para que estuvieran en forma... Contenido oculto Nyxbel Jenivere
Orgen El chico se presentó, se llamaba Devan. —Un placer Devan. —respondí, mientras nos encaminábamos a la nueva aventura. Guardó a sus Pokemon dentro de sus respectivas Pokeballs. Sonreí y le pregunté. —¿Cual es tu tipo favorito? —caminábamos poco a poco y Matuku revolvía mi cabello, quizá, en busca de algún piojo, algo difícil, ya que como buen pescador, cuidaba de mi higiene personal.
Íbamos a paso lento. Me fijé de nuevo en el Chespin de Orgen y en que parecía jugar con su pelo. Podía convertirse en un compañero de juegos de Froakie en un futuro en el que confiara en aquella persona pero, de momento, lo dejé correr. — ¿Cual es tu tipo favorito? Reprimí una mueca. Amaba a los dragones, verlos volar en la lejanía era siempre una escena digna de ver. Pero su simple mención me haría recordar a Bagon y volvería a colapsar. En ese momento sentí la Pokéball de Noibat moverse en mi bolsillo. Mucho. Demasiado. Vi el halo de luz procedente de ella que indicaba que el murciélago se había salido y estaba en mi cuello dispuesto a morder. — Noibat, no lo hagas... —murmuré en vano. Noibat chilló brevemente, lo suficiente para resultarme molesto. Acto seguido hizo ademán de morderme, pero finalmente se limitó a posarse en mi hombro izquierdo y a mirarme de forma seria. Parecía querer que le respondiera a Orgen. Que le dijera que amaba a dragones como él. Pero Bagon... no, debía hacerlo. Tenía que dejar el pasado atrás. Tenía que evitar que Noibat me mordiera como si de un vampiro se tratase. — Me gusta el tipo Dragón —dije. En el fondo no estaba seguro de que fuera buena idea. Mi mente estaba haciendo de nuevo la imagen de Bagon. Pero ya lo había dicho y no podía echarme atrás...
Astrid Müller Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que la joven holder casi entró en un estado de shock. Incapaz de haber podido responder a ninguna de las acusaciones (¿la nueva novia de Dante? ¿En serio? ¿Y esa muchacha rubia tan temperamental que sacó conclusiones de la nada? ¿Y por qué tanta tensión? ¿Qué demonios...?), solo podía balbucear cosas incomprensibles mientras los demás parecían decidir sobre su vida. ¡Ni siquiera le dio tiempo a contestar a esa tal Mimi sobre el combate pokémon que le ofreció! Se marcharon tan rápido como habían venido, dejándola casi vacía. No estaba acostumbrada a las emociones fuertes, ni a las peleas (mucho menos personales), ni a nada que se le pareciese. Lo único que llegó a musitar fue un <<Luego vengo>> y se retiró en soledad. No obstante, todos tenían otros planes. Una vez regresó, se halló sola, esta vez en serio. Dante y los demás holders mayores que ella se habían ido, y tampoco había rastro de Devan, salvo su Poochyena (cosa que ella no supo hasta unos instante más tarde) que, en cuanto la vio, se acercó a ella con un brillo orgulloso en su mirada. En la boca llevaba una nota que Astrid recogió y leyó con el ceño fruncido. "Astrid, me he adelantado con otro chico que también va al torneo. Te espero allí". Y ya está. El contenido de la nota era tan escueto y frío como el autor de aquellas palabras. Astrid dio un suspiro acicalándose la peluca rosa de manera ausente. No estaba molesta con Devan, pero... ¿realmente habrían llegado ya al torneo? Esperaba que no, no quería ser la última. Sin embargo, comenzó a prepararse, haciendo un inventario de las cosas que debería llevar y rellenando aquello que había gastado. Una vez se preparó, se dirigió a su Pokémon, Eevee, que miraba a Poochyena con desconfianza mientras que el otro intentaba jugar con él mordiéndose el uno al otro. Astrid rio con suavidad, pues la escena era divertida, antes de indicarles que se pusieran en marcha. Pero antes de llegar al camino que los pondría en marcha a Ciudad Témpera, se abrió un portal a su lado, y de su interior emergió una figura humanoide. Astrid dio un respingo, asustada, y reprimió una exclamación hasta que reconoció la figura. Astrid le miró de arriba abajo, sin esperarse ver a Dante con ropa tan ligera. Contenido oculto en fin, la inspiración no estaba de mi parte. Y bendito sea el relleno
Dante Miles El portal por suerte sí me había llevado al destino que quería. El Pueblo Pincel se abría frente a mí y parecía estar tal cual lo habíamos dejado antes de partir a Udan pero... de pronto noté una silueta extraña cuando salía del portal, una figura femenina estaba a un par de metros de mí y después del escaneo recibido, pude distinguir quien era esa figura: Astrid. Sin perder casi nada de tiempo, miré mi vestimenta y con una de mis manos volví a unir ambas partes de la camisa que llevaba, tal y como lo había hecho en Udan, no estaba en mis planes que tan rápido me hubiese encontrado con alguien usando estas pintas... —H-Hey, hola de nuevo Astrid... —dije con una sonrisa nerviosa, un poco avergonzado, después miré a su alrededor y no vi a ningún otro entrenador cerca de ella —¿Por qué estás sola Astrid? ¿Dónde están los demás?
Astrid Müller Sin poder evitarlo, el Poochyena de Devan salió corriendo. Aunque realmente no pareció asustado, sino más bien que regresaba con su entrenador. Astrid no el dio mayor importancia, y sonrió con familiaridad cuando Dante la saludó (a pesar de que ella también estaba avergonzada por el repentino escrutinio que le había hecho y se sonrojó levemente). Astrid recogió a Eevee del suelo antes de responder al muchacho, dando un suspiro. —Hola, Dante. Pues... estoy sola porque parece ser que todos se han ido —rio un poco—. Supongo que me he tardado demasiado en aparecer. Ahora mismo me dirigía a Témpera. ¿Y tú qué haces aquí? ¿Por qué has vuelto?
Dante Miles "¿Y tú qué haces aquí? ¿Por qué has vuelto?" Había fruncido ligeramente el ceño al escuchar que la habían dejado sola porque al parecer, se había tardado un poco haciendo algo que desconocía pero... ¿le habrían avisado o solo se habían ido como si nada? —Oh... quería ver cómo iban ustedes en el viaje, y mi primer destino fue el pueblo —sonreí y luego miré al cielo, no muy a lo lejos vislumbré la silueta de mi Staraptor, llevé dos de mis dedos de mi mano libre a mis labios y silbé para llamar su atención. Después de unos cuantos segundos, la silueta comenzó a volverse más y más grande hasta que mi pokémon volador aterrizó frente a nosotros —Si te parece bien, puedo llevar a Témpera, allí podremos esperar a Devan y...los demás
Astrid Müller Astrid usó la mano como visera para vislumbrar el Staraptor de Dante. Frunció el ceño, incapaz de recordar cuándo lo dejó en la ciudad, mientras el pokémon aterrizaba y miraba a Dante con afecto. La muchacha sonrió de oreja a oreja en cuanto el chico le mencionó lo de ir volando a Témpera. Lo miró como si tuviera al mismo Arceus delante de ella. —¿De verdad? Gracias, Dante. El camino iba a ser duro, sobre todo yendo sola, así que te lo agradezco de corazón. Allí podrás volver donde estuvieras antes y me uniría con los demás.
Dante Miles —No tienes nada que agradecer Astrid —reí levemente acariciando con mi mano libre a Staraptor, quien en algunas cuantas ocasiones restregaba su cabeza en mi pecho, empujándome ligeramente hacia atrás por su peso —, también te podría acompañar caminando, pero... creo que será mas práctico utilizar el cielo. Y tranquila, estaré esperando contigo hasta que lleguen, ¿vale? Rodee un poco a Staraptor y subí en el, lamentablemente tuve que soltar mi agarre a la camisa para poder sostenerme a mi pokémon —¿Subes? —y extendí mi mano hacia ella para así, ayudarla a subir
Astrid Müller Astrid asintió con una sonrisa, tomando la mano de Dante como soporte para subirse a lomos del pokémon volador. Una vez en el Staraptor, el pokémon se removió listo para emprender el vuelo con dos personas (por suerte, Astrid no pesaba demasiado), cosa que tomó por sorpresa a Astrid. Para aferrarse mejor, se agarró a la espalda de Dante. —Bueno, rumbo a Témpera —canturreó. No podía negar que estaba emocionada.
