Me voltee por un momento para mirar en el mapa que había el en Centro Pokemon, y tras ver la siguiente ruta volví a mirar a Lucas para después asentir. —Exacto, la más cercana es la 302 así que en marcha—Le dije sonriendo mientras empezaba a caminar hacia fuera del centro pokemon junto a Lucas.
Justo tras preguntar sobre la ruta 302 me di cuenta que había un mapa en la entrada del CP, ¿cómo pude no darme cuenta? Desde luego, seguía muy adormilado. —¡Venga, no hay tiempo que perder! Cuanto antes partamos, antes llegaremos a la siguiente ciudad
Sonreí levemente al ver el entusiasmo de Lucas, por lo que asenti mientras Caminábamos por las calles del pueblo. —A ver.....si no recuerdo la salida estaba.....por alli—Dije señalando hacia un lado—O.....era hacia allí —Dije algo confusa mientras señalaba el lado totalmente contrario al que señalaba—Bueno, no se, miralo en tu poke-reloj—Me rendí con una pequeña sonrisa mientras miraba su poke-reloj.
La entrenadora se encontraba ahora algo perdida y no paraba de señalar en todas direcciones. Para orientarnos un poco, miré a mi reloj. —Está bien, creo que es por allí. ¿Preparada? En marcha, pues.
Lucas señalo una dirección tras mirarlo en el poke-reloj por lo que sonreí y empecé a caminar hacia dicha dirección. —Pues venga —Le dije sonriendo, tras unos pocos minutos pude ver el final del pueblo, y el comienzo de la ruta.
Dante M. Finalmente, con todos detrás de mi nos adentramos al pueblo pincel y casi de inmediato les señalé el Centro Pokemon con una sonrisa — Y... por fin estamos en un centro pokemon, allí podrán pedir habitaciones para dormir, comer ustedes y sus pokemon, y muchas cosas más que por el momento no se me vienen a la cabeza, les recomiendo que curen a sus pokemon y descansen un rato.. — Cuando entremos es muy probable que yo este en la cafetería, por si me necesitan Contenido oculto @Jenivere @Myriel @Morde
Astrid Finalmente, el grupo formado por los novatos y Dante llegaron a su destino. Más aliviados que fascinados por el nuevo lugar, sus ojitos cansados se dirigieron al Centro Pokémon que, alumbrado por la luz del sol, casi los invitaba, con una dulce voz, que se acercaran a descansar. Se despidieron de Dante, el cual parecía que no le apetecía descansar ("Después cuando hayamos recobrado nuestras fuerzas te buscaremos, ¿vale?, le dijo Astrid) y los tres se dirigieron al establecimiento, donde una muchacha tierna y amable les dio la bienvenida, curó a sus Pokémon y les entregó la llave de una habitación para cada uno. Se despidieron cada uno en la habitación correspondiente y una vez que Astrid entró en la suya, dio un suspiro, apoyándose en la puerta con su sonrisa borrándose súbitamente de su rostro. La habitación estaba en completo silencio y vacía a excepción de su pokémon inicial que lo veía todo entre el temor y la curiosidad. La estancia también estaba pulcramente arreglada, sin ningún desperfecto, y su cama recién hecha no invitaba a dormir, sino más bien a admirarla por horas, cuidándola del polvo o las arrugas. Astrid sacudió la cabeza, caminando por la habitación, descolgando su mochila de sus hombros y dejándola reposar en el suelo y escuchando las Poké ball vacías y llenas hacer ruido. La muchacha dio un último vistazo al lugar, como si cuidara de que nadie la pudiera observar y, con mucha dificultad, se quitó la peluca rosa, dejando caer su cabello real. Astrid meneó la cabeza, sintiendo un ligero picor y un sentimiento agradable a la vez, pues había pasado un buen par de horas llevando aquel disfraz sobre su pelo. Y entonces, pesarosamente, lo sintió. Su medio cabello blanco rozándole el hombro, el cuello, la cara. Su ojo de distinto color escrutando, junto a su hermano en el lado derecho, la estancia por enésima vez. Soltó la peluca, esta haciendo contacto en el suelo, toda despeinada y... Astrid sucumbió ante su insguridad. Por primera vez en todo su viaje, y tan rápido. Y lo peor de todo es que sucedió sin un espejo de por medio. Enterró el rostro entre sus manos en un vano intento de apagar los llantos y de hacer parar las lágrimas, que solo brotaban y brotaban de sus ojos, manchando su piel de un líquido transparente y salado. No era la primera vez que pasaba, pero... Se sentía distinto. Idiota, idiota, idiota, se decía, ¿No habías viajado a Galeia para no esconder eso? ¿Para no repetir estas escenas? ¿No habías viajado hasta aquí para buscar la aceptación propia? Pero aquellos pensamientos solo parecieron acrecentar aquel tormento, dejándose caer sobre sus rodillas, llorando con más fuerza. Eevee, el cual todavía no confiaba del todo en ella, se mostró interesado en su entrenadora, sin entender por qué se había puesto de aquella manera. Se sentía tan impotente, tan inútil, tan... Estaba rompiendo la promesa que se había hecho a sí misma. Entre sollozos se preguntaban qué opinarían sus padres al verla así, con tanta amargura rodeándola, tanta tristeza. ---- No supo cuándo terminó aquel torbellino de lágrimas y llantos. Se descubrió a sí misma, con los ojos rojos e hinchados, dejándose caer sobre la cama y cayendo en un profundo sueño que no alivió su anterior bajón. Contenido oculto When son las 6:36 y tratas de hacer un post largo y bonito pero queda HORRIBLE. NEIN, NUNCA MÁS PUBLICO POR LA NOCHE :,(
Contenido oculto Voy a cambiar este post a tercera persona porque me parece en este caso más cómodo de escribir. No creo que sea la única vez que lo haga. Por otro lado, debe leerse con esto de fondo: Cuando Devan entró al Centro Pokémon y recibió la llave de su habitación, fue hasta ella andando rápido, sin correr pero sin prisa, al menos no del todo. Más allá de la puerta se encontró una habitación completamente vacía salvo por los adornos que se suelen encontrar en ese tipo de lugares. El lugar estaba perfectamente limpio y ordenado, y eso lo hacía parecer más grande de lo que era en realidad. Devan, somnoliento, se tendió en la cama. En ese momento le vinieron recuerdos de su último día en la región de la que provenía: Era un día muy frío. A pesar de que la ciudad estaba en la costa, en lo alto de unos acantilados, la noche anterior había nevado. La hoguera ante la que Devan llevaba tres años durmiendo estaba apagada. Lo más parecido a un techo que tenía el joven era el balcón que sobresalía de un edificio cercano. Cuando Devan despertó, la sensación no era la que solía tener. Normalmente, el joven sentía un alivio y a la vez el resentimiento de que tendría que robar comida por enésima vez. Aquel día, sin embargo, su sensación fue de dolor. Un dolor punzante, de unos colmillos que le mordían la pierna. Al abrir los ojos y levantar la cabeza, se encontró con un Growlithe y un hombre con uniforme de policía, alto e imponente. — Vas a tener que acompañarme a comisaría, chico —le dijo con un tono serio y casi desalmado. Devan no sabía cómo reaccionar a eso. Por un lado, pasar unos cuantos años en el calabozo sería mejor que seguir en la calle: al menos tendría techo y no pasaría frío. Por otro, la libertad de la que disponía le gustaba demasiado para ahora tener que verse forzado a encerrarse. Devan se levantó fingiendo no resistirse a la orden del policía. El Growlithe acabó soltando su pierna. Fue en ese momento cuando dio media vuelta y huyó corriendo tan rápido como podía. Desde donde se encontraba alcanzó a divisar el puerto al final de la calle y, lo más importante, barcos. Ahora que no tenía otra escapatoria, era el momento de abandonar la región, quizá para siempre. La suerte quiso que la ventaja que le cogió al policía antes de que éste empezara a perseguirlo fuera suficiente para alcanzar el puerto. Sin dudarlo un momento, entró en el primer barco que vio sin vigilancia, buscó la bodega y se escondió allí dentro. Fueron unos momentos bastante tensos hasta que finalmente sintió el barco moverse. Reprimió un grito de alegría y entonces reparó en que había otro chico, aunque no pudo ver claramente su aspecto. Le preguntó: — ¿Dónde va este barco? — A Galeia —respondió el otro chico sin más Devan no sabía dónde estaba esa región, pero le parecía un lugar lo suficientemente lejano para empezar de nuevo Devan intentó en vano reprimir un grito. El efecto fue contraproducente: se había dejado la puerta abierta y su grito fue grave y muy sonoro. Era un grito de desesperación y locura, de esos que se oyen en manicomios
Dante M. Una vez que los chicos se habían pedido sus habitaciones, yo me había dirigido a la cafetería del centro pokemon donde casi de inmediato tomé una taza y me serví un chocolate caliente acompañado con un muffin de vainilla para pasar el rato, incluso cada cierto tiempo me levantaba a tomar un par de cosas para el viaje, aperitivos.. comida pokemon..etc, no quería que pasara como esta vez que a mitad de la ruta nos quedábamos sin nada y eso hiciera que pasaran un mal rato, sería mejor estar preparado de ahora en adelante. Finalmente, pasados unos largos minutos ya había colocado mi taza lavada donde correspondía y antes de que pudiera volver a mi lugar y pensar en que forma podía pasar más el tiempo, un grito inundó el centro pokemon, un grito que en vez de asustarme como era posible que le hubiera pasado a la enfermera Joy, me hizo salir rápidamente del comedor para buscar de donde venía eso. Necesitaba saber que no había pasado nada malo a ninguno de los tres. Al llegar al área de las habitaciones localicé de inmediato una puerta que se encontraba abierta y casi sin dudarlo corrí hacia ella y entré a la habitación y pude ver a Devan bastante.. ¿asustado? ¿preocupado? Tomé algo de aire y encendí la luz antes de acercarme un poco a su cama y colocar lentamente una de mis manos en su hombro tratando de que se calmara un poco, o que tan siquiera no se asustara al verme allí — Devan... ¿paso algo malo? — pregunté en voz baja mirandolo con preocupación — ¿Tuviste alguna pesadilla o algo parecido?
El recuerdo de mi huida de las calles había hecho que se me escapara un grito lo suficientemente fuerte para que Dante viniera a mi habitación preocupado. Justo lo último que quería que ocurriera. Definitivamente no era buena idea tratar de pensar en mi pasado, al menos no cerca de otras personas — S-sí... era una pesadilla... —mentí con una voz baja y entrecortada Lo cierto era que me temblaban las manos y estaba mentalmente devastado. De mis ojos quisieron escapar lágrimas, pero las pude contener. Ya habría otro momento de ponerse a llorar
Dante M. Di un pequeño suspiro cuando le escuché decir que se trataba de una pesadilla, y me senté en el filo de su cama, por su parte notaba que él seguía temblando un poco y yo realmente no tenía una confianza tan grande con él como para abrazarlo e intentar saber que había pasado en la pesadilla o tal vez... era algo más incomodo porque la única persona de mi mismo sexo con la que había hecho eso, era Ukita. —Uhm.. ¿quieres que te traiga algo para intentar calmarte?... ¿chocolate...? Dudo que tomes café...
Noté a Dante un tanto incómodo, como queriendo escrutarme pero cuyas formas se lo impedían. No sería yo quien se quejara por ello; de hecho, agradecía que no me preguntara más sobre el tema — Un poco de chocolate no me vendría mal... —respondí a su proposición. Lo que necesitaba en realidad era estar solo y descansar, pero decidí mantener yo también las formas
Dante M. Sonreí un poco cuando aceptó el chocolate y me levanté de su cama con la intención de irme de allí, no sin antes haber revuelto su cabello un poco — Entonces volveré en un par de minutos — y sin más abandoné la habitación un poco más tranquilo, no sabía que clase de pesadilla hubiera tenido para haberlo hecho gritar de esa forma, aunque si lo pensaba bien, si que podía imaginarme que cosa pudo haberlo causado si lo comparaba con lo que yo mismo había vivido tiempo atrás, sin embargo... me gustaría pensar que realmente no tiene nada que ver con lo que a mi me causaba pesadillas en su momento y tomarlo como algo que solo lo atormentaría por una noche. Cuando llegué de nuevo al comedor, tuve que retroceder un poco e informarle a Joy que todo estaba bien y que el grito solo había sido causado por el mal sueño de uno de los nuevos holders que habían venido conmigo, no quería que se preocupara ella también, asi que cuando ella dio el visto bueno ya pude irme con tranquilidad a preparar los chocolates. Y así después de un par de minutos, ya tenía dos tazas de chocolate en mi mano con un pequeño paquete de galletas - solo por si acaso - y ya estaba frente a la puerta de Devan, empujé un poco la puerta con mi pie y me adentré nuevamente, dejando una de las tazas en sus manos y las galletas en la mesita que siempre estaba al lado de las camas del centro pokemon y yo me recargaba en la pared del cuarto que estaba al lado de la puerta. —No sabía si seguías teniendo hambre o no así que... por eso te traje un par de galletas también, y... si no ocupas nada más, supongo que ya debo irme, ¿verdad? — y reí levemente, era extraño volver a sentir que no sabía que hacer ante algo tan simple como una pesadilla.
El par de minutos que Dante estuvo fuera me permitió recuperar el control de mi mente y reordenar cosas ahí dentro. El temblor en mi cuerpo comenzó a amainar, las lágrimas que habían pretendido aparecer fueron reprimidas del todo y, en general, volvía a ser yo. Cuando el chico volvió con el chocolate y galletas, comencé a tomármelo lentamente. Quería que el sabor desplazara a cualquier tipo de sentimiento de nostalgia o de furia por mi oscuro pasado. Comencé entonces a mojar galletas en el chocolate y a comérmelas de la misma manera — Gracias —fue mi única palabra hacia Dante, más por cortesía que por otra cosa. En realidad, aún no estaba tranquilo del todo, aunque supuse que aquella crisis mental pasaría pronto
Dante M. "Gracias" —No hay de que — me separé de la pared y le sonreí antes de dirigirme a la puerta — Espero que descanses bien, si me necesitas ya sabes donde encontrarme, ¿si? — Sin más, sali de su habitación para darle su espacio y dirigirme nuevamente al comedor, allí sería mas fácil que me encontraran y demás. Y quizás se haya abierto la posibilidad de que Devan confiara un poco más en mí. Contenido oculto Dios, que post tan corto me ha salido :C
Una vez Dante hubo salido de mi habitación, pude terminar de recuperarme de mi crisis mental. Lo primero que hice fue asomarme a la ventana: daba al exterior y se veía perfectamente gran parte del pequeño pueblo, con un bosque al fondo y, más allá, de forma casi imperceptible debido a la distancia, lo que parecían edificios de una gran ciudad. Pensaba que ese era mi destino, pero entonces recordé que en la ruta había una densa vegetación que impedía por completo el paso y, por tanto, no tendría forma de llegar aún... al menos no por aquel camino Tras un rato contemplando las vistas a través de la ventana, me volví a tender en la cama. El cansancio me hizo caer rápidamente en los brazos de Morfeo... Contenido oculto ¿Hay algún Pokémon legendario que cause sueños distintos de pesadillas? Quiero decir... una especie de versión buena de Darkrai. No me viene a la cabeza ninguno xD
Desperté. Nadie parecía haber entrado en mi habitación, comprobé mis Pokéballs, objetos y demás. Todo estaba en orden. Estaba bastante mejor física y mentalmente, así que bajé donde estaba Dante, pensaba que los demás ya estarían allí. Para mi sorpresa, Dante seguía solo — ¿No ha venido nadie más aún? —le pregunté. Me resultaba muy extraño haber sido el primero en salir de su habitación Contenido oculto Posteen, malditas, no me dejen solo, haciendo doble post después de una semana :C (?)
Dante M. Habían pasado un par de horas en las que me había mantenido complemente solo en la cafetería del centro pokemon, entreteniendo únicamente con ver todo lo que pasaba a fuera y eso no era realmente tan interesante pero siempre había estado acostumbrado a esperar y esta clase de cosas se volvían habituales. "¿No ha venido nadie más aún?" —No, eres el primero en venir — solté un pequeño suspiro y me giré a verlo con una pequeña sonrisa —Supongo que las chicas estan disfrutando de un buen sueño.. o aprovechando que ya estan en un centro pokemon para descansar lo más que puedan...
Contenido oculto Que alguien invente el rating "CULPABLE" y me lo estampe en la cara, por fa. No sé por dónde empezar, además. Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa Astrid Müller En cuanto abrió los ojos no vio nada. Todo era oscuridad, negrura absoluta. Astrid intentó moverse, asustada, buscando respuetsas, pero se dio cuenta de que su cuerpo no respondía. Ni siquiera su cabeza. Se hallaba inmovilizada. Intentó gritar, pero sus chillidos murieron en su garganta. Lloró, pero de sus ojos no brotaron lágrimas. Intentó respirar agitadamente, pero se dio cuenta de que por sus fosas nasales no entraba oxígeno. ¿Qué está pasando? Y casi como si hubiera activado una maquinaria, lo que era oscuridad se transformó en una estancia que distaba mucho de ser la del Centro Pokémon. Era incapaz de reconocerla del todo, pero la sentía familiar, apegada a ella. Un sentimiento de nostalgia la rodeó por completo, haciéndola estremecer. ¿Dónde estoy? Aún así, no era un sentimiento desagradable. Se sentía... como en casa. Casi podía sentir a su madre en la puerta, viéndola dormir, o verse a sí misma envuelta en las sábanas y mantas, cálida, como si no hubiera pasado nada. A la lejanía, mientras se dejaba llevar, una dulzona caja de música se hizo sonar. La misma melodía a la que se había acostumbrado de niña y que actualmente no era capaz de recordarla. No obstante, aquel agradable momento se tornó en una terrible experiencia en cuanto la música se paró súbitamente, sorprendiéndola. Parpadeó un par de veces, sin comprender... ... Hasta que otra sensación, igual de familiar, la invadió. La habitación volvió a oscurecerse, y Astrid se sintió más inquieta todavía. A pesar de que no había necesitado <<respirar>> en ningún momento, sintió su garganta ser obstruida, impidiéndole el paso de aire. Intento gritar, una vez más, siendo esto un acto inútil. Sintió, pesada como una losa, un sentimiento de atadura sobre ella, dañándola. Además, junto con un escozor en el lado izquierdo de su cabeza. Ella intuía qué estaba ocurriendo. ¡No! ¡No! ¡No! ¡No, por favor! Sin embargo, por fortuna o desencanto, otro grito, proveniente de otra habitación, la despertó de golpe. Dio una bocanada de aire, que llenó sus pulmones con fuerza, antes de soltarlo. Con mucho miedo se incorporó, apoyándose en la pared. Parpadeó varias veces, dolorida, mientras que su vista se acostumbraba a la repentina iluminación. Tras estar un buen rato así, sintiéndose perdida, se abrazó a sí misma, notando en los brazos el sudor. Sudor frío. —¿Qué ha sido eso? ¿Qué acaba de pasar...? —murmuró, viendo el suelo, viendo la peluca totalmente deshecha. En eso que reparó en la figura de Eevee, que la miraba aterrado en lo que sería los pies de la cama—. Lo siento, pequeño. No ha sido mi intención asustarte. Esbozó una triste y cansada sonrisa mientras seguía meditando. >>Está claro que tenía que ver con aquello... —se dijo, después de decidirse que era mejor salir un rato para despejarse. Recogió la peluca deforme, intentando que el destrozo no se notara demasiado, para después colocarla sobre su cabello, escondiéndolo. Casi echó de menos el calor que esta le producía. >>Una máscara. Esto que llevo es una máscara que en algún punto caerá... ¿Podré hacer frente a mi verdadera cara? —se preguntó, aunque aquello sonara contradictorio con ella misma. No obstante, una vez se arregló, salió de la habitación. Miró a un lado y a otro, y por un momento pensó que todavía estaban durmiendo. Aún así, le preguntó al aire: —¿Dante? ¿Devan? ¿Alguien? Contenido oculto No volverá a pasar esto de ausentarme tanto, lo lamento. Y se supone que la pesadilla no iba a ser tan chafa. De hecho, pensaba ser mucho mejor (bueno, dentro de lo "bien" que puedo escribir, que es una puta mierda), pero entre las prisas y la culpa, la he hecho deprisa y corriendo. Sorry.
Dante M. Y después de habernos dirigido esas pequeñas palabras, todo se quedó en silencio, ninguno de los dos había dicho algo más al tema y todo se hacía más incómodo de lo usual. A veces solo le dedicaba una pequeña sonrisa y otras veces solo me quedaba mirando por la ventana del centro pokemon intentando pensar en algún tema y que el silencio desapareciera pero... nada me venía a la cabeza. "¿Dante? ¿Devan? ¿Alguien?" — Oh, ¿lo escuchaste? Parece que Astrid ya esta despierta — sonreí y me levanté de la mesa para caminar a la salida de la cafetería para poder ver hacia los pasillos del centro pokemon — Estamos en la cafetería, Astrid