--Bueno fue la casa...la cual se parece demasiado a la de mi "mama"--Le dije a mizuki--Pero hay algo mas....--
--Pero porque veo una casa quemandose...--Dije mientras veia a mizuki--Y esa imagen es una de todos mis pokemon tirados en el suelo--
Lucario se asusto un poco --No, no puede pasar eso--Dije enojado mientras recordaba mas-- Y mi "mama" morira quemada...-)
--....Yair....corre hacia la catarata ahora, si es en futuro ahora es el futuro desde que te lo dije antes ¿no?--Le dije a Yair
Uff, Ukita me había sacado bastante ventaja… pero era normal, el chico estaba emocionado por la batalla del torneo, ¡y no era para menos! Para que mentirme a mi misma, ¡yo también lo estaba! Sentía esa sensación de excitación y adrenalina que sólo me producía en mí el prospecto de una buena batalla pokémon, sabía lo que se avecinaba, y sin más regresé a mis pokémon libres excepto por Skarmory. —¡Hacia Ciudad Acrílica! —declaré, y sin más partimos.
Al despertarme aquella mañana sabía que, para bien o para mal, ese sería mi último día en el pueblo. Había pasado poco más de una semana desde el fallecimiento de mi padre, y aunque aquel recuerdo aún seguía siendo muy doloroso, también podía recordar claramente aquel último deseo... "—Hijo, acércate —me dijo con aquella voz débil y queda que últimamente lo caracterizaba—; se que pronto llegará mi momento de abandonar éste mundo. No te preocupes, pues tu compañía me ha alegrado mucho estos últimos días. >>Quiero pedirte que conozcas la región, que visites sus bosques, sus ríos, montañas, ciudades; que hagas de toda Galeia tu pequeño pueblo. Se que siempre has querido conocer a los pokémon y plantas que habitan por toda la región, pero que sin embargo no has podido debido a mi enfermedad. También se que sientes un gran amor por este bosque, y que te dolerá dejarlo, pero descuida: se que todos los habitantes del pueblo se encargarán de cuidarlo en tu ausencia. Estoy seguro de no volverá a pasar lo mismo que hace un año. Adios, hijo...." Ese día lloré a su lado; le prometí que jamás lo dejaría, que se pondría bien y juntos cuidaríamos el Bosque Pincel. Pero por más que rogué, aquel día fue el último para él. Así que decidí que al menos cumpliría su última voluntad: Recorrería Galeia. He de admitir que la idea no me era del todo desagradable; sin embargo, por más que quisiera conocer todo el mundo y sus ecosistemas, nunca podría sentirme del todo tranquilo sabiendo que dejo el pueblo y el bosque a merced de otro incendio...