Amanda Por un momento, le pareció sentir como si alguien le estuviera observando. Caminando entre el gentío con extrema parsimonia se permitió observar de reojo si estaba siendo seguida o algo por el estilo, pero no vio a nadie sospechoso. Aún así, al cambiar de dirección, pudo observar disimuladamente como un chico, que juraría haberlo visto antes, parecía mirarla en la lejanía. ¿Sería ese el que le estaba siguiendo? Decidida a averiguarlo, dio media vuelta y cruzó la plaza en otra dirección. Tras dar una vuelta sutil y silenciosa, llegó a estar detrás de aquel extraño chico, que parecía estar buscándola de un lado al otro. Sus labios formaron una suave sonrisa de lado, y se acercó al castaño para colocar una mano en su hombro. —Bonito día para seguir a alguien, ¿verdad? —comentó, sintiendo como el chico daba un respingo de la impresión. Soltó una risa tranquila y negó con la cabeza, divertida con la situación—. Ey tranquilo, que no te voy a hacer nada. ¿Me seguías por alguna razón en particular o solo por puro ocio?
Amamiya Io Pasando totalmente de mí, el chico continuó su camino junto a su compañero. —Bueno, también existen jugadores así —pensé—. Pero ahora estoy en problemas. En efecto, con la única misión que podría hacer en solitario ocupada, mis opciones se reducían drásticamente. ¿Acaso queda alguien de aquel grupo que no haya iniciado misión alguna? En ese instante, llegado como una hermosa voz celestial de la esperanza, una chica gritó pidiendo ayuda. Mi cabeza, cual resorte, se giró junto con un sonido mecánico producido en mi mente en dirección a aquel grito. Para mi sorpresa, aquel grito digno de una vikinga en plena guerra contra los anglosajones por la defensa de sus fiordos, provenía nada más y nada menos de una pequeña chica quien, avergonzada, escondía su mirada de los demás y caminaba con nerviosismo hacia adelante. Teniendo en cuenta que mis anteriores encuentros con jugadores no fueron precisamente los mejores, dudé por un momento, pero esto ha dejado de ser un juego. No cabía duda de que no podría sobrevivir solo por mucho tiempo. Suspirando profundamente, me acerqué a la despistada y cabizbaja chica. —Perdona —dije tocando su hombro con suavidad—. No pude evitar oir aquel grito y... bueno, la verdad es que yo también necesito ayuda —Rasqué mi cabeza algo avergonzado—. No te vayas corriendo cuando te lo pregunte pero, ¿te importaría hacer equipo conmigo?
Hans Kavanaugh. La dicha no fue mucha al ser despertado de manera abrupta en un lugar el cual desconocía, era un campo de pastura oxidada, parecía ser un lugar abandonado, el sol parecía deslumbrar pero no con la fuerza usual, parecía estar desganado. Observó a su alrededor y era un espacio vacío, sin nadie... Al parecer entró un poco tarde al juego, o era demasiado malo. Llevó sus manos hasta los pantalones y se sacudió, mostrando una mueca de decepción, ¿era en serio? ¿Acaso nadie compró el juego? Caminó por unas dos horas, observando todo el flora y la fauna virtual, realmente una vez que te adentrabas parecía ser un juego muy bueno, le gustaba disfrutar de su propia compañía, la soledad. No tardó demasiado en situarse en una especie de mazmorra, mas bien cueva, según lo que leyó en la ficha del demo se podrían hacer batallas reales, en escala de RPG, su curiosidad infantil lo estaba atacando de nuevo, quería desfundar una espada y empezar a luchar, ¿o tal hachas? Dios, eso sería genial... Una visión del juego en primera persona. Tardó unos veinte minutos para abrir el pad, en dónde estarían las armas... Solo se encontraba una, era una espada echa de caoba pura, podía divisarla porque tenía una en su casa. —Hm... Este juego es muy interesante... — Sonrió para si mismo. —¿Y a quién se supone que le estoy hablando? La tranquilidad del lugar era realmente perfecta, iba acorde a su personalidad... El chirrido de los pajaros y el sonido de las fauces de los cerdos al comer la pastura también le agradaba, realmente todo le agradaba. En la entrada de la cueva, levantó la espada hasta donde mas podía. —Por la tranquilidad de este lugar... — Salió afuera de su cueva y empezó a explorar de nuevo, fue hasta una zona que estaba llena de cerdos, ellos parecían estar durmiendo. Uno de los cerdos roncaba mucho, lo que le sacó una mueca, en cierto sentido esas gran bolas de masa eran adorables, enfundó la espada y se acercó sigiloso hasta un cerdo, llevó la mano hasta la panza del cerdo y con la yema de su dedo anular lo tocó, el cerdo abrió sus ojos con fuerza y movió su cabeza de un lado al otro, ¡demonios! Si los otros cerdos se levantab-... Los demas cerdos o jabalíes se despertaron parecían tener una mirada fugaz y de furia en los ojos, no podría contra tantos por lo que se sentó en el suelo, con las piernas en posición de loto. —Supongo que... Juego terminado. — Iba a ser una linda experiencia para él, hasta que sintió un suave pelaje en sus manos, lo que divisaron sus iris fue algo muy lindo... Uno de los jabalíes se estaba acariciando por su mano, haciendo que los demás también se acercarán... Pensándolo de una manera mas fría, era una buena oportunidad para matarlos a todos, pero solo prosiguió a acariciarlos uno a uno... Había uno de los jabalíes que era enorme, este se le tiró encima, revolcándose en él. —Uhm... Oye, chico grande... Me estás aplastando.— Lanzó una leve carcajada y se lo sacó de encima, cuando tuvo el espacio suficiente se levantó y los miró a todos, fingiendo una pose de capitán... Sí, cuando estaba solo algunas veces le salía su lado infantil. —Oigan... ¡Tropa! Enlistense, hoy saldremos a una misión de buscar madera y roca... Luego volveremos a nuestra base para poder dormir y comer tranquilos, ¿entendido? Cambio y fuera... — Los cerdos lo observaban con una mirada inocente, y uno hasta gruñó, varias carcajadas emitió al mirarlos. —Cambio y fuera solo se dice en las radios, cerditos... Soy un capitán torpe, ¿no? — Una vez empezó a caminar afuera de esa zona ya estaba oscureciendo por lo que tendría que encontrar las cosas rápido, trotó de manera lenta y suave, la sorpresa fue cuando escuchó una especie de zapateó atrás de él, giró la cabeza y estaban todos los cerdos, siguiéndolo. —Hm... Muy bien tropa, pueden llamarme Capitán o... Hans, Lord de los Cerdos. — Esta vez si sonrió con menor fuerza. A lo lejos se encontraba un tronco caído, tal vez era abedo, o tal vez fresno... Meh, tendría que ir a ver. Al desenfundar su espada notó como habían varios bichos en la corteza superior, llevó la espada al aire y de una gran estocada corto el árbol en dos... Vaya, se estaba acostumbrando al uso de ese material. Los jabalíes se acercaron con rapidez y devoraron a cualquier insecto que estuviese ahí. Llevó sus dos manos hasta la parte inferior del tronco. —Uno... Dos... Tres. — Suspiró con fuerza y subió aquel tronco a sus hombros, algunas gotas de sudor se le escapaban de la frente, por suerte había encontrado lianas y las apegó a su cuerpo y al tronco. Una vez llegó hasta su cueva, dejó aquel pesado tronco en el suelo y se limpió la frente. La noche ya parecía caer y la estela parecía estar mas bonita que nunca. —Oigan... Mañana saldremos a buscar comida... y tal vez gente. — Se recostó en la hierba alta, rodeado de su legión de cerdos, observando el cielo, feliz. ... Un fuerte golpe le hizo abrir los ojos, se echó para atrás, parpadeando varias veces, ¿qué demo-...? Un tipo enorme se presentó ante todos, dando todo tipo de informaciones. "Ahora he terminado el tutorial oficial de Sword Art Online.... Jugadores, les deseo suerte" —Q-Que... — No podría estar pasando de nuevo, el huracán... Mis padres, Nakamura... ¡No! Debía mantener la calma, ya estaba adentro del juego, no podía ponerse histérico eso no cambiaría su situación,era hora de ponerse regio y afrontar la situación, como todo hombre. La muchedumbre desesperada tomó su rumbo, en un papel inesperado digitó todo su alrededor, comprendiendo la situación. Su madre, sus amigos.... Todos estaban preocupados por él, aún no lo asimilaba completamente, hacia solo unos minutos estaba con unos cerdos... Y ahora tendría que luchar por su vida. No dirigió ninguna palabra y observó al cielo, soez y tranquilo... No podía hacer demasiado mas que analizar una situación e ir a cada uno de esos pisos para lograr salir de aquel macabro juego, muchos lo esperaban, él si tenía una vida por delante y no la malgastaría. Analizó una posible ruta de escape, primero pensar antes de actuar, su mirada ya no era la misma, volvió a ser el tipo que era en la realidada, sí... Esos animales no eran reales, por salirse de su camino se adentró en algo que no tenía. —Por lo que veo tendré que ir al norte o al sur...— Cerró los ojos y suspiró. —El sur será...—
Por un momento había perdido de vista a aquella chica,para cuando me di cuenta ella ya estaba justo detrás de mi,como si no le hubiera tomado ni un minuto darse cuenta de que la estaba siguiendo.Puso su mano en mi hombro... Estaba sorprendido,no sabia que decir,así que dije lo primero que se vino a la mente... —Si...sobre todo si estas atrapado en un videojuego lleno de gente en la que no se puede confiar,¿verdad?— Dije mientras soltaba un pequeña risa casi sarcástica,luego dijo que no tenia que preocuparme,que no iba a hacerme daño...lo cual solo consiguió que me preocupara más... —¿Y...tu por que habrías de hacerme algo?...si lo admito...te estaba siguiendo...usted lucen muy...sospechosos.
Amane Izaro. Aquel chico que había tocado mi hombro me puso algo nerviosa al principio, me asusté un poco, pero cuando me preguntó si quería hacer equipo me alivié. —E-... intenté hablar, pero no pude... y menos, al saber que había escuchado aquel grito escandaloso que había echo. Abrí mi riñonera y saqué mi tableta. Busqué entre las aplicaciones una que me servía para dibujar y escribi "Sí". Miré al chico y le sonreí amablemente, a lo mejor le resultaría extraño que no hable, pero sentía mucha pena y, además, era un extraño por así decirlo. Volví a tomar mi tableta y debajo del "Sí" escribí: "Lo siento por no hablar, ¿Cómo te llamas?, ¿A dónde quieres qué vallamos primero?". Y sin más, volví a sonreír, esperando la respuesta.
Amamiya Io Parece que al fin encontré a alguien normal. Bueno, considerando que el hablar por carteles sea normal. "Preguntó" por mi nombre, yo suspiré aliviado, parece que encontré una jugadora agradable. —Mi nombre es Io, Amamiya Io —Me presenté señalándome a mi mismo—. Y bueno, teniendo en cuenta que la mayor parte de las misiones ya están tomadas por otras personas —pronunciaba pensativo, dirigiendo la mirada al cielo por un instante con la mano en la barbilla—, podemos tomar la misión de los jabalíes, aunque si ya estás harta de ellos podríamos ir a por la novilla. Hice mis propuestas, dudo que haya alguna más a elegir. Dicho esto, esperé un poco impaciente su respuesta.
Amanda Ladeó la cabeza sin entender como si de una niña pequeña se tratase; no estaba acostumbrada a tratar con gente así. No obstante su rostro seguía reflejando tranquilidad, por lo que aquellas preguntas no parecieron molestarla en lo absoluto. —Vaya, me ha tocado todo un sarcástico —dejó escapar una tenue risa y se apoyó en la pared que tenía tras de sí, sin dejar de mirar a aquel chico fijamente—. Sé tanto de este juego como tú mismo o todos estos jugadores aquí presentes, así que sospechosa no sería un adjetivo muy cualificado para mí, ¿no crees? —preguntó, alzando sus labios en una fugaz sonrisa a la espera de su respuesta—. Pero me da curiosidad, ¿te parezco sospechosa por no reflejar miedo ante esta situación? Porque si es así, la respuesta es demasiado simple.
Trevor Leidark Camine durante un rato por el Pueblo de los Inicios, necesitaba pensar qué debía hacer exactamente. Aunque podría morir aquí deje de darle importancia al tema, me molestaría mucho si tenía miedo en situaciones importantes como en enfrentar a un gran enemigo así que solo debía relajarme y tratar de no pensar en ello. Me estaba cansando de caminar entonces por pura casualidad miré por la ventana y noté un gran desastre en el interior. —¿Qué esta pasado aquí?—Dije al entrar y caminar entre la multitud de personas en la posada que no paraban de quejarse. Al llegar al centro me encontré con el que era al parecer el cocinero de la posada y estaba en serios problemas
Amane Izaro. Se presentó amablemente, y propuso lo que podíamos hacer. Tomé de nuevo mi tableta, borré lo que yacía escrito y la guardé. Respiré hondo y tartamudeando dije —:Un gusto Io, yo... yo so- soy Izaro.— Le sonreí. —Sí- si quieres vamos por los jabalíes—. Armé un puño con mi mano y elevé el brazo — ¡Esos bichos me deben la revancha!, um— puse una de mis manos en mi cabeza y largué una carcajada. Había vuelto a gritar sin razón. Sentía que mi cara me ardía, de seguro mis cachetes estaban carmesí.
Hans Kavanaugh. El sur realmente no era una buena opción, era de noche y la mayoría de las personas ya habían partido. Demonios... Habían tantas cosas que interpretar aún, ¿acaso esto no era solo un sueño? Parecía una especie de distopía con un toque de época victoriana en un juego... RPG, o sea, ¿a quién se le ocurre eso? Tal vez para liberar penas comería algo y luego se engarrocharía un cigarrillo. No tardó mucho en visualizar una zona en la que habían muchas posadas, tal vez aún había gente que quería partir a la mañana, tal vez en ese instante hacían unos 5 grados... A la mañana estaría, según lo que él prevee, unos 10 grados, necesitaría abrigos y cambiar el arma... El problema es que no tenía nada de dinero, no entendía el sistema monetario aquí ni si era por trueque o por favores... Sí, tal vez debería completar alguna misión o algo así para conseguir algo de dinero, por el momento dormiría en una banca. Su caminata no fue del todo placentera, ya que la desolación y la angustia estaban presente en el aire, se acercó a esa zona de posadas y observó que había un encomendado en un cartel, pagaban una buena cantidad de dinero por aquello... Sí, debía tomarla. Jaló de la perilla con suavidad e ingresó a paso lento a aquellla pronunciada posada de mala muerte, habían un par de mesas de pool y varias personas llorando, otras bebiendo y algunas hablando con el apodado, "Cocinero" —Vengo aquí por la misión. — El camarero lo observó de pie a cabeza, su mirada seguía fría como el hielo, mientras su voz ronca se iba apagando. —¿Quién es el cocinero?— Contenido oculto @Corzart @Liza White
De repente la puerta de la cocina se abrió de un portazo, y el cocinero de la posada corrió como una exhalación hacia aquellos dos chicos que habían ingresado en el lugar buscándolo. ¿Más ayudantes? ¡Mejor que mejor! —¡Oh, oh! Vosotros también me venís a ayudar, ¿verdad que sí? Esperada un momento —el hombre tiró de ambos chicos para agacharse antes de que una silla lanzada por uno de los clientes enfurecidos llegase a darles—. Bien, ¿por dónde iba? ¡Ah, sí! Otros dos buenos hombres fueron hacia el Campo Occidental para ayudarme a ir a por la carne que me han robado, y vosotros vais a seguir sus pasos. ¡Por aquí! Y luego del discursillo que les echaba siempre a los jugadores que venían a ayudarle, les echó por la puerta trasera de la cocina de la misma manera, diciéndoles que volvieran con cuatro piezas de carne de jabalí cada uno cuanto antes. Aquí comenzaba la misión para ambos de igual forma.
Me sorprendí bastante al ver como la chica escondía su tableta y se armaba de valor. —Ahora sé el porqué se comportaba así —pensaba al tiempo que oía su presentación. La chica, ante mi sorpresa, volvió a gritar, parece ser que tiene algo en contra de los animales cuadrúpedos y peludos. Reí ante su sonrojado rostro. No sabía si sería buena idea aceptar esa misión con solo dos personas. Pero no podía decir que no ante esas declaraciones. —¡Está bien! —exclamé animoso—. Vayamos a por esos jabalíes. Una vez decidido, comencé a caminar en dirección al campo occidental. —Vamos —animé a mi nueva compañera a acompañarme, girándo sobre mi cintura para mirarla.
Amane Izaro. Io avanzó hacía el Campo Occidental y yo, con una sonrisa en la cara, lo seguí. Mientras caminábamos reflexioné un poco mis acciones, estaba contenta a pesar de que había muchas cosas en juego. Tomé algo de "valentía" y le pregunté: —Dado que recién nos conocemos, este, ¿De dónde eres?— y le sonreí mientras caminaba, con ambos brazos en mi espalda.
Mientras caminaba en la dirección adecuada, una suave voz sonó tras de mí. Al girarme, mi compañera, Izaro, me formulaba su pregunta. —¿Yo? Soy de Hokkaido —respondí con una sonrisa— la isla más bella de todo Japón —finalicé con los brazos en alto. ¿Y tú? Realmente nunca decía mi dirección a personas que conocía en juegos en línea, pero, dado que estamos en esta situación, dudo que eso pueda hacer daño ahora. Todos necesitamos un poco de confianza en estos momentos de inseguridad y miedo. A continuación proseguí el camino, esperando llegar pronto a nuestro destino y así comenzar mi nueva, excitante y peculiar vida. Según tengo entendido hay que hablar con un granjero en la entrada del pueblo, por lo que supongo que lo encontraremos de camino.
Amane Izaro. Sonreí, respondiendo el gesto —. Soy de Tokio, localizada en el centro-este de la isla de Honshu. Mientras seguíamos avanzando, ya casi llegábamos al Campo Occidental. Estaba emocionada, y a la vez un poco asustada, pero confío que ahora tendré un compañero.
Tokio, la verdad es que nunca me gustaron las grandes ciudades, aunque no puedo decir que Hokkaido sea muy distinto. Dispuesto a girarme y proseguir con la conversación, mi vista captó una persona con el rabillo del ojo. Con un sombrero de paja y una varita de paja sostenida en su boca, un más que obvio granjero se mantenía en pie a un lado de una de las grandes puertas de salida y entrada a la ciudad. Algo chocado por su aspecto, corrí hacia su posición sin reparo. —¡¿En serio ponen a los granjeros como simples paletos?! —exclamé indignado frente al individuo. Mi familia tiene una pequeña granja en las afueras de la ciudad y desde luego no se parecían nada a este espantapájaros con exceso de carne. Comenzaba a arrepentirme de haber aceptado hacer esta misión. Contenido oculto Yo te invoco @Liza White (? danos tu poder para comenzar la misión
Amane Izaro. Io seguía a mi lado, y en tan solo unos segundos, se acercó corriendo a un chico en la entrada. —¡¿En serio ponen a los granjeros como simples paletos?! —exclamó indignado. Me acerqué corriendo y toqué su hombro, le sonreí, tratando de decirle que se tranquilizara. Divisé al muchacho que yacía en la entrada y algo extrañada al ver a un granjero —.Disculpe...— paré mi oración para ver sí aquel chico me prestaba atención. Contenido oculto @Liza White e-e (?
—¿Eh? ¿sarcástico yo?...supongo que sera por los nervios,pues como veras no a sido un día muy normal para mi...¿Pero en donde esta mis modales? Mi nombre es Alex,Alex Wood,mucho gusto— Dije mientras extendía mi mano y giraba mi cabeza apenado.Parecía que ella realmente no tenia nada que ver con esto,pero no podía olvidar la desconfianza que sentía,estaba muy tenso y nervioso... Después aquella chica hizo otra pregunta: —No solo eres tu...desconfió de todas y cada una de las personas que hay en esta piso...pero...supongo que eso no cambiara en mi,sin importar donde este...— ¿Por que estaba contándole todo esto a una desconocida? no lo sabia,creo que había algo en ella que me hacia confiar,ademas...quizás seria bueno tener un compañero...
¡Se ha activado la Quest: La caza del jabalí! El granjero se encontraba apoyado en uno de los pilares que conformaban la entrada del pueblo, cruzado de brazos y con expresión tranquila. El sombrero de paja le tapaba el rostro por la mitad, dejando entrever únicamente una sonrisa apacible en sus labios al oír a Izaro e Io acercarse. —A ver si lo adivino, venís por la plaga de jabalíes, ¿no es así? Sois listos, se pueden sacar buenas recompensas de aquí —comentó alzando el sombrero, y miró a aquellos desconocidos de arriba a abajo—. La granja de donde vengo se encuentra en un rinconcito perdido del campo occidental, pero últimamente me está costando mucho recorrer el camino a casa debido a la enorme plaga de Jabalíes y su poderoso jefe. >>Y bien, qué me decís. ¿Os véis capaces de derrotar a su jefe y devolver la paz al campo de nuevo?
Amamiya Io Izaro toco mi hombro, quizá la asusté un poco al correr de aquella forma, al ver su sonrisa no pude evitar responderle con otra. Frente a nosotros, el granjero comenzó a contarnos su situación. Desde luego no parecía demasiado preocupado por no poder volver a su casa. Más bien pareciera que lleva toda la vida fuera esperando a que llegasemos. Bueno, es un NPC, posiblemente eso es lo que estuviera haciendo. —No sé que tal se me de devolver la paz al campo, pero siempre estoy dispuesto a acabar con unos cuantos jabalíes —respondí jocoso, entre risas y miré a mi compañera—, Y además, aquí mi compañera tiene especial interés en tomar la revancha con ellos. Reí brevemente, antes de dar una respuesta final. —Por mí, estoy completamente preparado para aceptar la misión.
