Observo al chico pelogris y por fin veía que había reaccionado, me había dicho algo antes de que atacara a la novilla, pero estaba tan concentrado en el ataque que ni lo escuché. - Hola, me llamo Orgen. ¿Decías algo? -le pregunté, mientras la novilla volvía a embestirme. Y vuelvo a esquivar su ataque por su costado derecho. Todo en este mundo digital parecía real, pues a la novilla se le notaba un cansancio, aunque seguía bramando y lista para atacar. Me preparé y justo el chico pelogris salta contra ella dando un giro con su arma, se veía genial. - Hey, no me dejes atrás Pelogris - le dije, mientras que lanzaba mi ataque horizontal. HP: (200/200) Fuerza: (30) Defensa: (20) Agotamiento: (6/6)
Resentida por tantos golpes, la novilla se abalanzó hacia su nueva víctima, deseando sacarse de en medio a alguno de los molestos jugadores que la atacaban. Orgen fue embestido sin poder esquivarlo. Novilla (Nvl 4) HP: 84/250 Fuerza: 50 Defensa: 20 Contenido oculto Los turnos son así, Nyxbel: Orgen Zero Novilla Por lo tanto te adelantaste xD Pero en fin, que ataque ahora Luke directamente
La mala cara del hombre se transformó como por arte de magia en cuanto hice alusión a la carne de jabalí. Mi hizo una gesto, pidiendo que lo esperase, y lo invité a seguir con los suyo con un breve asentimiento de cabeza; desapareció por la que, supuse, era la puerta que daba a la cocina. Aquello hizo que la clientela que se agolpaba sobre la barra se pusiera más nerviosa... No me molestó, sino que incluso sentí una compasión maternal por ellos, como si fuesen niños a los que les negaban sus golosinas ¿Qué tiene de bonita la vida cuando te ponen el alcohol enfrente pero no tienes posibilidad alguna de alcanzarlo? Un rato después apareció el grandullón cocinero de la taberna y me vio en medio de la multitud… Aunque más bien, sus ojos se posaron en la carne que llevaba encima. Me senté sobre la barra para recibirle… ¡Y vaya que estaba contento cuando me saludó! La palmada que me dio fue tan fuerte, que bien me pudo intercambiar las costillas y algunas vértebras de lugar. Pero el escozor en la espalda fue muy bien compensado: ahora tenía una bolsa con una cantidad suculenta de Cols en su interior. —Un placer hacer negocios con ustedes —dije con una sonrisa y un gesto exagerado. Tras esto, me puse de pie en la barra, salté sobre un par de cabezas y me fui corriendo, antes que aquellos a los que le usé la coronilla de escalera, pudieran siquiera pensar de darme una paliza. Decidí darme un pequeño paseo por el Pueblón de los Inicios. Un poco de distensión no venía mal antes del gran desafío de la mazmorra. Con la mente relajada (y estas botellas de pociones) iba a poder afrontar mejor el camino. Pero sin duda, el Vodka me habría dado super-poderes. Era una pena que no hubiera de eso en SAO… ¡¿Por qué el diseñador del juego no era ruso?! Sea como sea, mi paseo me llevó al sur de la ciudad. Y en este punto, me pregunté seriamente si me había emborrachado sin saberlo, porque a lo lejos me pareció ver, monstruosa, una novilla de tamaño descomunal ¡Madre mía, sí que era enorme! ¡Con su carne, me haría rico! ¡Un grandioso negocio para el cocinero de la Taberna! Además, el animal estaba agarrándoselas con dos muchachones. Otro motivo más para desenfundar la espada y preparar el escudo. Dando un rugido de tigre, corrí en dirección a la novilla y la sorprendí con un poderoso golpe de espada en su cabezota. HP: (200/200) Fuerza: (80) Defensa: (60) Agotamiento: (6/6)
Quest finalizada: ¡La novilla Contraataca! Malherida y sin darle tiempo a reaccionar, no llegó a divisar a tiempo el tajo que aquel nuevo jugador le había propinado en uno de sus costados. Giró su cabeza para lanzarle algún propinazo como venganza, pero ya era demasiado tarde; su inmenso cuerpo comenzó a pixelarse en cuestión de segundos, y acabó por desaparecer en una explosión de luces. Los granjeros y demás personas encargadas de atrapar a la novilla anteriormente, los cuales se habían mantenido alejados de la escena por precaución, comenzaron a acercarse lentamente a los tres muchachos que les habían salvado de una posible catástrofe. —¡Eso sí que ha sido una muestra de fuerza y destreza, sí señor! Y encima vosotros solo, muchas gracias, ¿eh? —el granjero encargado de todo fue el primero en hablar, y a sabiendas de que no quería alargarse mucho, le pasó el testigo a su compañera. —Tomad esto por todas las molestias, seguro que os vendrá bien —les sonrió una mujer de aspecto sencillo y agradable, traspasándoles unos datos al grupo de jugadores, y pronto recibieron el mensaje de la quest. Recompensas para cada uno: -166 Exp. -Crema (Recupera la salud en +150 Hp) x5 -200 Cols.
Para colmo, no solo tengo un intruso en la misión, sino que otro jugador aparece de la nada, y encima va y se carga a la novilla. Tan tranquilamente que estaba, y me aparecen dos jugadores nuevos. Pero me calmo, es verdad que ayuda extra nunca está de más, y menos en este juego tan inofensivo en apariencia y tan mortal en realidad. En cuanto cae la novilla, los aldeanos se nos acercan para darnos las gracias, y me aparece un mensaje del menú indicando el fin de misión y el premio por haberla realizado. Guardo mi daga en el bolsillo mientras asiento con la cabeza, y con el menú me desequipo el escudo, es un poco aparatoso de llevar de normal. Me giro a mis otros compañeros. —Bien, misión cumplida. Aunque la verdad, pensaba que andaba solo en esto — inspecciono con la mirada a ambos chicos, a cada cual más curioso—. Menudo desastre de casas... Espero que se arreglen. Nos volveremos a ver... Y camino en dirección a la salida de la ciudad. Con la novilla derrotada no me queda nada más que hacer por aquí. Esos chicos parece que se las podrán arreglar, no es de mi incumbencia en este momento. Y si no lo hacen, será porque no valían. Aunque espero que caigan los menos posibles. Sin nada en la agenda. No hay misiones alrededor, y estoy bien equipado. Creo que mi siguiente destino lo tengo bastante claro. Además, con el tiempo que ha pasado seré de los últimos en llegar, me da a mí.
Peligro Montana Apareció caminando tranquilamente por el pueblo; su andar era desgarbado y su cabeza parecía un resorte, girando por aquí y por allá, admirando las artesanías manuales. —Un increíble freak el creador de este juego. —y no pudo evitar sonreír ladinamente, como un siamés. —Creo que podríamos llevarnos bien. Claro, siempre y cuando no quiera matarme una vez que lo tenga enfrente. —buscó una taberna para poder descansar. No había leído el manual para el jugador novato y creía de que esa forma, durmiendo en una cama o bebiendo de una botella, podría recuperar sus hp perdidos. Contenido oculto @Liza White puedo dormir y recuperar el hp? :3 y cómo sería el sistema? sin más descanso en una taberna? :P
Me pareció lo menos educado que el chico pelogris ni se presentara, o al menos diera las gracias. Tanto me incomodó el hecho, que apreté mis puños una vez se alejaba. - Ahrg, vale mierda - pensé, mientras me volteaba y miraba la enorme plaza. -Ahora ¿a donde iré?- me pregunté, comenzando a caminar por las calles y pensativo. - ¿Será que habrá alguna Quest alternativa para poder cerrar cesión? Rápidamente me dirigí al sur, llegando a caminar bastante y acercándome a un gran bosque. Al llegar, desplegué mi menu nuevamente y la alegría invadía mi cuerpo. - Geníal, aumenté un nivel. -dije, mientras que distribuía mis puntos. Observé mi inventario y me dispuse a seguir aumentando de nivel en dicho bosque.
Los dos chicos que enfrentaban a la enfurecida novilla no tardaron mucho en retirarse, dejándome más solo que el creador de este juego en el Día del Amigo. Una pena, porque desde que la Leona Roja desapareció (por tercera vez, seguramente dentro de una taberna de por ahí) me había quedado sin acompañantes en este viaje tan particular hacia el piso cien. Con otros jugadores era más divertido y radical. No me quedó otro que seguir mi camino; dio la casualidad de que también era hacia el sur. —¿Y estum? —me pregunté de pronto, al notar una notificación en mi Menú de Jugador— ¡Valgame el Dios del Vodka! No solo comprobé que había subido de nivel, sino que también obtuve algunas moneditas y cremas especiales para el cuerpo. Pero lo más interesante estaba en las moneditas, porque eso sólo podía significar una cosa: —¡Hora de las compras! No tenía capacidad de ahorro. Me quedé tan pobre, que esa noche iba a dormir bajo un puente. Pero valía la pena, porque la armadura que conseguí en la zona del mercado, era realmente buena y sólida. Además, no era como la del tipo ese de la Mancha, no, no ¡Esta era mucho más cool! Y me daba mucha libertad de movimiento, como bien pude comprobar tras pagarla y llevármela puesta. Me sentía He-Man. Y por el poder de Greyscol, me fui del Pueblón.
La posada a la que Peligro Montana había decidido visitar se hallaba en un estado bastante... solitario, a decir verdad. Al adentrarse en el pequeño vestíbulo, halló a un hombre (supuso que el encargado de la recepción) recostado en su silla, con un libro abierto cubriendo todo su rostro y su cuerpo inclinado hacia atrás. Sus piernas reposaban en la mesa que le separaba de los visitantes, y parecía no moverse. ¿Estaría de verdad... dormido? Cuando Peligro trató de hacerse ver con un disimulado carraspeo, el hombre salió de su estado con un sobresalto, amenazando con carse hacia atrás de la silla. El libro que le había servido anteriormente para cubrir su rostro no había corrido la misma suerte. Aún en un estado entre el mundo real y el de los sueños, admiró la presencia del visitante y se refregó los ojos incrédulo. —¡Oh dios mío, un cliente! ¡Sea usted bienvenido a la posada Mc Gregor, señor jugador! Normalmente no recibimos mucha clientela, pues los jugadores avanzan a una velocidad abismal y la gran mayoría ni siquiera se para a descansar... ¡Pero no se preocupe, que la renta es gratuita! ¡Que descanse! Así, tras recibir las llaves de su nueva habitación, Peligro Montana se dio un muy merecido descanso. Sus HP y su Agotamiento fueron restaurados al completo. Contenido oculto En este primer piso las cosas son más fáciles, por lo que tras cada batalla el HP se restaura solo. Sin embargo no ocurre lo mismo con el agotamiento, así que con descansar en una posada ya tienes todo completo de nuevo :3
Peligro Montana Bajó las escaleras lentamente; los peldaños crujían a causa de su peso y el sonido de las espuelas en sus botas tintineaban al compás. Su torso estaba desnudo, Montana llevaba su chaqueta de cuero en la mano y su camisa desteñida en la otra; su sombrero estaba sobre su cabeza y el parche negro ocultaba su ojo como siempre. Se acercó a la barra y se sentó, pidiendo un trago al tabernero. —Como veo que somos los únicos en este piso me imagino que no le moleste que ande así, ¿verdad? —y buscó un cigarro entre sus pantalones, pero no encontró ninguno. —¿Fumas? ¿Puedes darme uno? Responde primero a lo segundo. —se volteó y observó la taberna vacía, como cuando había entrado. No pudo evitar sentir la soledad envolviéndolo. —Oiga... ¿Mc Gregor, verdad? ¿Sabe de algún lugar donde las cosas se pueden poner interesantes? Ya sabe... eso que llaman quest.
Cuando Peligro se dirigió hacia la taberna de la posada, efectivamente, no halló a nadie más que al propio tabernero, de espaldas y con el único entretenimiento de colocar las botellas de alcóhol en orden sobre la encimera. Incluso oyendo la entrada del único cliente que tenían en aquel momento, no se giró. Su precioso silencio se había visto interrumpido por la entrada de aquel ruidoso hombre, y como toda respuesta, recibió únicamente un gruñido de parte del tabernero. Se notaba las buenas vibraciones que irradiaba aquel hombre tras la barra... Sin embargo, y como él ya había estado temiendo, el jugador comenzó a entablar una conversación con él. Suspiró resignado, y no le quedó de otra que responderle para así ver si terminaba encontrando lo que había venido a buscar. Sacó de su bolsillo una caja de cigarrillos a la mitad y los depositó en la encimera frente a Peligro Montana. —Todo tuyo. Y volvió a darse la vuelta para así, continuar con lo que estaba haciendo antes de que fuese interrumpido. Por un momento se alivió al notar que el hombre se había callado y parecía no necesitar nada más, pero qué equivocado estaba. Pronto, otra pregunta más le hizo detener su trabajo. Suspiró con exasperación. —Si le sirve de algo, he oído que ya no quedan más de esas quest de las que hablas. Los jugadores ya han comenzado a dirigirse hacia el segundo piso habiendo acabado con lo que había aquí, así que llega tarde —acabó por responderle, tajante. Pero a sabiendas de que aquello no le haría detener su charla, agregó—. Sin embargo, he oído que un tipo raro, una especie de karateka pirado, se dedica a enseñarles movimientos especiales a los jugadores en una explanada de aquí, el Pueblo de los Inicios. Puede que al menos le sirva de entretenimiento. >>Y ahora váyase y déjeme con mis asuntos, que tengo muchas cosas que hacer. Haga algo por la vida, hombre.
Peligro Montana —Es todo lo que necesitaba oír. —sonrió y con un rápido movimiento tomó la caja de cigarros mientras se vestía apresuradamente frente al tabernero. Le despidió con un gesto y pateó la puerta para salir al exterior. —Con que un karateca... ¿loco? Bah, qué sabe ese viejo sobre los locos: somos nosotros los que ponemos una traba a lo cotidiano. —y se paseó en busca de aquél karateca. Montana nunca en su vida había practicado ningún arte marcial, pero sí que se había metido en diversos problemas callejeros, lo tosco que sabía lo había aprendido por su cuenta, pero aquí en este mundo no era como algo que importara realmente. Con su daga podía mandar al diablo a quien quiera que se meta con él. Finalmente llegó al lugar indicado y picó con el índice el hombre calvo que se suponía que era el responsable de la quest. —¿Esto es la quest? —preguntó sin tacto a la vez que llevaba un cigarro a los labios y se disponía a prenderlo.
¡Se ha activado la Quest Skill <<Artes Marciales>>! El hombre, sin embargo, no le respondió. Ni siquiera apartó la mirada de lo que se encontraba haciendo. Su semblate se encontraba tranquilo, sus ojos cerrados y colocado en posición de combate ante otra roca más. Parecía que estaba durmiendo de pie incluso, a Peligro Montana pudo darle la sensación también de que le estaba ignorando. Tras un par de intentos para hacerse oír, y cuando la paciencia del hombre parecía no dar más de sí, los ojos del supuesto karateka se abrieron de par en par con una sonora exclamación. —¡KYAAA! —sus manos se movieron con gran agilidad hacia la primera roca y ante el asombro del chico, fue partida a la mitad de forma instantánea. Sin dejar tiempo para procesar lo ocurrido volvió a repetir lo mismo con la segunda y finalmente, la tercera sucumbió. Las tres rocas parecieron expulsar vapor, como si aquella mano estuviera ardiendo de energía. Antes de poder decir nada, el hombre se giró hacia el jugador como si nada, habiendolo escuchado llegar desde el principio. —Esto, compañero, es el fruto del árduo entrenamiento. No es algo que salga así como así, debes tener paciencia y seguridad en ti mismo. Sin uno de estos dos requisitos, se te hará imposible partir la roca —el hombre apuntó algo detrás del jugador y al girarse, halló otra roca de tal magnitud justo a su lado. El karateja asintió ante lo que estaba pensando—Si crees que estás preparado para intentarlo, adelante. Contenido oculto Deberás lanzar 12 dados de 10 caras y obtener tres 9, así de simple. Solo puedes ir lanzando una vez por cada post pero si llegas a los diez post, puedes ir lanzando tres tiradas. Esperemos que los dados estén de tu parte. ¡Adelante con la quest!
Peligro Montana Se picó la nariz y sonrió, confiado. —¿Nunca vio el Rey León, anciano? ¿No recuerda lo que dijo la canción del Ciclo sin Fin? —y aclarándose la garganta, comenzó a cantar una canción con el mismo ritmo, pero con la letra totalmente cambiada. Luego de su pequeña demostración de voz a capella bastante desentonada, se sacó la chaqueta, hizo unas flexiones y movimientos articulares antes de comenzar con el trabajo. —No parece difícil. ¿Hay que golpear justo en el centro, no es así? ¿Mucha fuerza aplicada en un punto, o poca fuerza aplicada en el punto justo? Vamos a ver. Contenido oculto: La canción que canta Montana xD
El karateka, quien se acababa de alejar para continuar con su propio entrenamiento cuando vio que el hombre lo tenía todo controlado, se giró una vez más hacia el sonido inconfundible de una roca partiéndose a la mitad. Sin perder su expresión imperturbabe y serena se acercó a Montana, dejando entrever un atisbo de sorpresa en su expresión. —Tienes potencial, muchacho. No a todo el mundo le sale este ejercicio a la primera, a muchos de ellos les ha llevado días enteros. Te felicito —inclinó su cabeza con solemnidad,y le indicó al jugador que lo acompañase hacia otra parte del descampado, donde ya se emcontraban apiladas otro par de rocas por partir—. Ahora toca utilizar este movimiento en la práctica, acompáñame. El karateka entonces sacó su propia espada, que hasta entonces había pasado desapercibido, y se colocó ante otra roca guardando siempre la calma. Cerró los ojos, y respiró hondo. —Ahora que dominas la habilidad especial, tu tarea será mucho más sencilla. ¿No notaste antes como tus manos ardían en el momento exacto del movimiento? Bien, tu misión ahora es transpasar ese cúmulo de energía a tu propia arma, logrando así utilizar el nuevo movimiento especial. Inténtalo. Dando un paso atrás, dejó que el jugador lo comprpbase. Imitó su acción y cerró los ojos, guardando la calma. Confianza y paciencia, los dos factores que necesitaba para que aquello funcionase. Tras unos instantes, lanzó una estocada hacia las rocas que tenía en frent, tratando de acatar sus movimientos al pie de la letra. Notó entonces como el filo desu arma comenzaba a ser envuelta por un fulgor destelleante, y al volver a abrir los ojos comprobó cómo ambas rocas se encontraban partidas con un corte mucho más profundo y devastador que el de sus propias manos. El karateka sonrió. —Ahí lo tienes, ese es tu nuevo movimiento especial: "Corte letal". Úsalo sábiamente, no querremos ir cortándoles cabezas por ahí a la gente, ¿sí? —ladeó la cabeza escudriñándole con la mirada. Poco después, volvió a encarar una nueva roca como si nada—. Nos vemos, muchacho. ¡Fin de la Quest skill! Obtuviste tu primer movimiento especial: -Corte letal (ataca con un sable de luz que puede llegar a ser crítico, pero que llega a cansar al que lo usa demasiado, gastando 1 punto de agotamiento con cada uso. Dado de 80 caras) +100 Exp
Peligro Montana —Adiós, anciano. ¡Nos veremos en otro lugar! —y sin mucho más que decir, lo despidió con un vago movimiento de la mano mientras se disponía a entrenar en el bosque. Si quería alcanzar a los punteros del juego, debía de hacerse más fuerte.
Neos. Tras un largo tiempo inactivo en el juego decidí reincorporarme a la aventura. Tomé mi pequeña daga y la guardé en la "funda" que le tenía, posteriormente el escudo que había comprado hace poco tiempo lo retiré de mi inventario y lo tomé con mi mano izquierda. Finalmente salí de la habitación donde me refugiaba del frío de la noche, dando gracias al NPC que se encargaba del lugar. —¿Aún quedarán misiones?—Dije para mí mismo mientras salía del territorio de la posada, dirigiéndome hacia el tablón de las misiones... De seguro habría algo en ese lugar.
Neos. El tiempo que utilicé para poder legar al tablón de anuncios fue poco menos de unos diez minutos. Al llegar al lugar me encontré con la decepción de no tener misión alguna con disponibilidad para mí, pues aún no contaba con un nivel seis como para poder acceder a la búsqueda de una skill de batalla. —Supongo que toca levelear.—Decidido me comencé a dirigir al sur, lugar donde recordaba haberme adentrado en un bosque donde las criaturas eran superiores a los jabalíes de antes. Sin más que unos quince minutos salí del pueblo.
Suri Rothwell ~ La noticia de que permanecería en este mundo me dejó un poco atónita, tal vez no vería a mis padres por un considerable tiempo pero no hay vuelta atrás. Aquél hombre llamado Aki... ¿Akuziko? Bueno, no importa su nombre, me parecía realmente extraño, dejar una aglomeración de víctimas en un mundo de fantasía, no muchos lo hacen, quizá iba con el Psiquiatra. Tenía que reincorporarme con los demás y subir de nivel en cuánto antes. -Bien, sólo son 100 pisos, una loca aventura ha empezado y, ¡hay que seguir adelante!-dije con ánimos dirigiéndome al Campo Occidental, no tenía ni la menor idea de dónde estaba pero seguí mi rumbo a como lo recordaba.
