Chiyoda Propiedad Kasun [Casa]

Tema en 'Ciudad' iniciado por Amane, 24 Enero 2022.

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    Zireael

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    Con toda la tontería se me ocurrió la posibilidad absurda de que Allen quisiera sabotearme la cita, pero se me ocurrió que debería ponerle demasiado empeño y me despreocupé del asunto bastante rápido. Ni siquiera le dediqué más que unos minutos de pensamiento el viernes y al llegar a casa me dediqué a hacer los deberes, limpiar y ayudar a mis padres en lo que hiciera falta de la tienda, aunque los inventarios estaban en orden.

    El sábado antes de irme había ido a comprar algunas cosas, porque aunque Zold me había dicho que no llevara nada, yo sabía que llegar con las manos vacías no era muy propio de mí. Preparé una tanta pequeña de galletas de chocolate, apenas para nosotros, y estaba empacándolas cuando me llegaron los mensajes del muchacho así que me limpié las manos para responderle.

    No pasa nada, puedo llegar sin problema
    Nos vemos


    Con los mensajes enviados terminé de empacar las galletas, las guardé en el bolso y subí a mi habitación para ponerme la ropa de salir. Había hecho calor todo el día, de hecho todavía se sentía, así que me puse unos shorts, una camiseta y me eché encima una franela solo porque sabía que a la vuelta seguro la necesitara. Una vez lista estaba por irme, cuando papá se ofreció a llevarme y luego de una batalla de miradas bastante curiosa accedí. Mamá era la que estaba atendiendo la tienda hoy.

    Me llevó, me dejó a una calle de distancia porque se lo pedí y me despedí de él sin dar muchas explicaciones, solo le dije que un amigo me había invitado a ver películas y que volvería en la noche aunque no di una hora en específico y él no la pidió. Igual le mandé la dirección que me había pasado Zoldryck, para que tampoco se paniqueara, y entonces lo vi alejarse en el auto. Era un auto viejo, pero servía para las distancias cortas de la ciudad.

    Como fuese, toqué el timbre y esperé, solo para notar que Zold aparecía por la puerta a... ¿Por qué los hombres se pensaban que el verano les daba derecho a ir descamisados a recibir a las visitas? ¿Qué tal si yo lo recibía sin nada más en el torso que el sostén? Es que había que verlo nada más, me invitaba con claras intenciones de no hacer nada más que compartir espacio y luego salía medio desnudo.

    —Gracias deberías dar que no recibo así a los visitantes —apañé sin una pizca de molestia en la voz, pero repasé su cuerpo con la vista sin disimular absolutamente nada—. Vas a tener que ser más consistente con lo que dices y lo que haces. ¿Me dejas pasar~?


    ya me estaba ganando el sueño ay
    outfit
     
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    Di con Kurosawa, la saludé con una sonrisa en lo que escuchaba su comentario a la que no pude evitar reir, llevando la izquiera tras mi cabeza para rascarme la nuca al notarla que me repasaba con la vista. No me había intimidado ni nada, pero me causó gracia el cómo me recorrió con la vista sin atisbo de nada, me advirtió luego a lo que me moví hacia la pared para permitirle el ingreso.

    —Hoy ha hecho mucho calor —anoté lo obvio porque igual lo creí necesario—, y el aire acondicionado no es que esté funcionando al cien, creo que debemos llamar un técnico o algo.

    Estaba por decir algo más pero el par de perros se vinieron corriendo. No eran de los que mordían a la primera pero si solían ser un poco traicioneros con los desconocidos.

    —Ey, ey, despacio, despacio —les acaricié la cabeza a ambos, movieron la cola mirando a Kurosawa fijamente—. Es un amiga, se las presento —palmeé las mejillas de ambos en lo que éstos comenzaban a olerla con insistencia, por lo que procuré igual quedarme tras ella un rato, mirando que no les diera por pararse en dos patas porque podían tumbarla y por defecto lastimarla, la advertí de igual manera—: cuidado se te lanzan encima, que tienen fuerza. Kon es le perro negro el negro, y el blanco Klaus. El negro es mío, el otro de mi hermano; están con nosotros desde que éramos pequeños.

    Aguardé notando que ambos caninos comenzaban a restregarse contra ella, moviendo la cola igual y haciendo presión con sus cabezas por el costado de sus muslos, casi que exigiendo mimos.

    >>Parece que les agradas, Kurosawa.
     
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    Zireael

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    Que justificara sus pintas con el calor solo reforzó mi punto, quería decir mi argumento mental, y reí por lo bajo mientras entraba a la casa al murmuro de "Permiso". Husmeé en el pasillo de forma discreta, sin detenerme mucho en nada en realidad, pero entonces escuché a los perros y de repente el cerebro me quedó hecho puré. Él me los había mencionado alguna vez, puede que también su hermano, pero tampoco le había dado tanta importancia. No hasta ahora.

    Escuché las patas contra el suelo de madera, recordé a Ike y la forma en que me punzó el pecho quiso dejarme sin aire, pero lo disimulé. Disimulé el recuerdo lejano que me alcanzó, abriendo surcos en mi mente y refrescando la sangre que ya se había secado en mis heridas mentales; vi a Ike con sus colores cálidos, recordé su recibimiento y la alegría que había sentido.

    Los animales aparecieron y el alma se me desplomó al suelo: siberianos, parecidos a lobos, perro-lobo. Mis ojos repasaron a ambos con la vista, uno blanco y uno negro, pero con lejanas características de lobos sin duda. Zoldryck los acarició, los presentó conmigo y yo permanecí en mi lugar, fabriqué una sonrisa, pero deseé correr. Deseé correr de las imágenes que un pobre par de perros ajenos me habían regresado, porque entonces recordé la pesadilla que tuve cuando fui al apartamento vacío.

    Regrésamelo.

    Abre la boca y escúpelo.

    Regrésamelo.

    El llavero de Hachiko ensangrentado seguía en mi habitación, también el collar de Ike manchado de sangre, la chaqueta ajena que nunca pude regresar a su dueño y el llavero que era pareja del de Hiroki, el segundo Hachi, seguía en mis llaves. Pensé en cómo había ido a la azotea con Shinomiya, pensé en la sangre que nunca había cobrado y entendí... que no podía. Que mi corazón seguía dentro de un círculo de fuego demasiado salvaje para permitirle la entrada a nadie, ni siquiera a este chico.

    Yo, que había arrojado la llave del apartamento vacío al estanque Unkei.

    Esperando que se hundiera con el amor que había sentido por Hiroki.

    —Está bien —dije respecto a lo de que tenían fuerza.

    Mis ojos se detuvieron en Kon, en el perro negro, y recordé el zorro negro entre los tatuajes de Shimizu, ese que representaba a mi hermano. Arata me había hablado de él muy poco, me había enviado con Cayden y fue él quien habló un poco más, pero era igual. Era otra memoria desdibujada y atravesada por una experiencia que no debía tener nunca. No debía haber pasado.

    —Kon y Klaus —repetí en voz baja, noté que ambos se me pegaron a las piernas moviendo la cola—. Hola, bonitos.

    Batallé contra las imágenes, los pensamientos y mi propia resistencia, luché dentro de mi cabeza con tanta fuerza que por un segundo creí que iba a empezar a faltarme el aire, pero no fue así. Me agaché entonces, dejé el bolso en el piso frente a mí y estiré las manos frente a los perros, para que me olieran primero y entonces aunque dudé un momento, acaricié cada uno en la cabeza con una, despacio.

    Unos segundos después me arrodillé en el suelo, ni siquiera pensé en el cuadro que debía estar dejándole a Zold, mi mano abandonó el pelaje blanco de Klaus y entonces usé ambas para acariciar a Kon, con su aspecto más hosco y la mirada más parecida a la de un lobo que su compañero. Hundí los dedos en su pelaje oscuro, le acaricié los costados de la cabeza y envolví al animal en un abrazo, haciéndole mimos cerca del cuello y el lomo.

    —Me da gusto conocerte —murmuré, fue prácticamente lo mismo que le dije a Ike en su momento y supe que estaba abrazando dos fantasmas. El de un perro muerto y su dueño, ya lejos de mí—. A los dos.

    Me dolía el corazón.

    Y ya no quería que me doliera nada nunca más.

    Me separé con cuidado de Kon, volví a hacerle mimos en la carita y me estiré para darle un beso entre los ojos. Solo allí me permití barrerme las ganas de llorar con algunos parpadeos rápido, disimulados, y al soltarlo volví a enfocarme en el otro para hacerle cariño también. Continué las caricias un rato, hasta que los dejé a ambos tranquilos luego de rascarles entre las orejas y giré el cuerpo hacia Zoldryck, sonriéndole como si el mundo no me hubiese caído encima.

    —¿Me ayudas a levantarme? —pregunté estirando las manos hacia él.


    pedazo de viaje de sadness, me duele el corazón jsjsj
     
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    Seguí sus movimientos, eran precavidos inicialmente, el que se dejara olfatear solía tener resultados positivos, por lo que no me alarmé de ninguna manera, nisiquiera cuando se concentró en Kon, fue entonces que recordé algunos fragmentos de la enfermería... ella había mencionado un perro, uno asesinado por personas no mencionadas, además de su ex-novio, y en automático me sentí un poco extraño, aunque no lo reflejé de ninguna manera. Kurosawa continuó transformando las caricias a un abrazo, el perro recostó su hocico en su hombro y la escena me enterneció.

    —Mamá le puso el nombre a ambos —murmuré como dato random—. Klaus por victorioso... y Kon significa el aquí y el ahora.

    Esa tarde en la enfermería con cada palabra desparrilaba cierta acidez, cierto rencor a un pasado del que yo era totalmente ajeno; me había permitido saber un poco de su historia, haciéndome nacer la necesidad de verla bien. No era un gusto solo fisíco, era mi interés por su bienestar, era agradable escucharla reír, verla sonreír y divertirse.

    Quería verla tan contenta que el peso sobre su espalda fuese disminuyendo poco a poco.

    Aunque, siendo sincero temía de que su anterior amor regresara, de una u otra manera podía llegar a ser bastante egoísta sin darme cuenta.

    Cuando dió por finalizada la sesión de cariño los perros me miraron, movieron ligeramente las orejas y después se dieron vuelta, adentrándose escaleras arriba, por lo que supuse e irían a tomar agua y dar la siesta de la tarde, que por el mismo calor no querían salir al patio, y no los obligaría. Con el pelaje que traían dentro de poco debía llevarlos al veterinario a que les recortaran un poco el pelaje, entre tanto ayudé a Kurosawa a levantarse, sujetando sus manos con suavidad y halandola para que pudiese tomar impulso, dejé ir sus manos haciendo espejo de su sonrisa y moví la cabeza, para que continuara su recorrido.

    —Compré un par de cosas, ah, también hice palomitas dulces, no prometo que sean deliciosas, pero algo hice, aunque le puse una divisín improvisada para también tener algo de sal —comenté con gracia, pese a que estaba nervioso de que le supiesen mal o algo.

    Al llegar a la cocina, sobre el mesón estaban los caramelos y las meriendas, entre ellas una pizza, unos pastelitos con figuras que no había probado nunca, dos paquetes de gomitas, la gaseosa grande y las palomitas. Me acerqué a uno de los cajones, sacando un paquete de servilletas para agregarlo en la bandeja donde ya estaba todo organizado. Me giré recostando la cadera contra el mesón, dejé mis manos en el borde del mismo y mis pupilas depararon en las suyas, con cierta curiosidad.

    >>¿Si logré sorprenderte? ¿Un poco al menos?

     
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    Le había arrojado todas las advertencias a Zoldryck encima el día de la enfermería, desde lo de Kao hasta lo de Hiroki, la muerte de Ike y cuanta mierda hubiera en medio. Le había dicho todo y él, necio, se había quedado incluso así y me pregunté cómo podía uno proteger o avisar de un incendio forestal a una criatura que no parecía tener sentido del tacto, la vista o el oído. Era inútil y a mí tampoco podían pedirme milagros.

    Hiciera lo que hiciera seguía siendo una niña y este chico me trataba como a una princesa.

    Me quedé abrazada a Kon mientras escuchaba a Zold de fondo, un poco más lejos de lo que estaba en realidad, decirme que su madre les había puesto los nombres. Me hizo gracia que sonaran de lo más imponentes en su significado, pegaba con esta clase de animales, pero igual dudaba que si yo tuviese una mascota le pusiera un nombre demasiado profundo. Seguro me regalabas un gato con manchas y lo llamaba Manchas.

    En cualquier caso, digamos que oírlo me ayudó a regresar a este espacio y fue cuando pude separarme de Kon, le hice los mimos correspondientes a Klaus y luego los perros se fueron. Me parecieron bastante entrenados, aunque no era que yo supiera demasiado de perros para empezar. Los observé irse desde mi lugar en el suelo, hasta que le pedí ayuda al chico y me enderecé con el impulso que me brindó.

    Ya de pie levanté el bolso del suelo, traté de patear lejos los pensamientos que me quedaran y lo seguí dentro de la casa escuchando lo que me decía. Le dije que no tenía que preocuparse, que habría comido palomitas de la tienda sin problema, aunque al llegar sobre la mesa de la cocina me sorprendió un poco la cantidad de cosas.

    La sesión no solicitada de recuerdos me dejó un poco más sensible de lo que me habría gustado, así que al sonreír no fui consciente de que lo hice con un dejo de nostalgia. En su momento le había dicho a Hiroki que podíamos tener citas, que lo podía ver los fines de semanas y no sé qué, algo que nunca pudo suceder. Esto era lo más parecido que tenía ahora y estaba demasiado atorada en mis fantasmas para aceptarlo por completo.

    —Diría yo que sí —contesté todavía con los ojos puestos en las cosas de la mesa.

    Unos segundos después abrí el bolso, esculqué un poco y saqué dos bolsas plásticas con cinco galletas de chocolate cada uno. Las acomodé junto a las cosas que él había preparado, completando así la tanda de comida, y busqué sus ojos para dedicarle una sonrisa.

    —Sé que dijiste que no tenía que traer nada, pero llegar a una casa con las manos vacías se siente un poco extraño.
     
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    Insane

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    Noté cierto brillo en sus pupilas cuando observó las cosas, no era uno de alegría ni mucho menos, sino algo diferente que no logré discernir en realidad, sin embargo me sentía cómodo al no presenciar no sé, rechazo o que me dijese que había exagerado. Solía ser un chico atento y detallista, y bueno, con Kurosawa lo potenciaba un poco más, a fin de cuentas era distinta a todas las compañeras que tenía en la escuela, ella era especial.

    Sabía de igual manera que el comernos todo eso entre los dos era imposible, aún si yo podía comer el doble que ella, pero lo que sobrara no se iba a desperdiciar, por algo estaba mi hermano también así volviese mañana; ya lo imaginaba rebuscando en la nevera apenas le diera algo de hambre.

    —Algo en mi cabeza me decía que ibas a terminar trayendo algo —apañé risueño, mirándola colocar las dos pequeñas bolsas con lo demás. Acentué la sonrisa al recibir la de ella en lo que me decía que se sentía extraña llegando con las manos vacías.

    Me volteé luego, abriendo uno de los muebles superiores para sujetar dos vasos en los cuales serviríamos la soda. Le extendí a ella las dos piezas de cristal para luego sujetar yo la bandeja.

    —Puedes dejar el bolso donde gustes, claro, sino hay más comida ahí. Los perros están entrenados pero Klaus suele ser bastante metido cuando un aroma es distinto, parece a mi hermano —me eché a caminar hasta el sofá, y en la mesa de centro reposé las meriendas. Miré luego el aire acondicionado—. Sí, definitivamente hay que llamar a que lo arreglen.

    Podría haberle dicho que subiéramos a mi habitación, donde el aire funcionaba en su totalidad, pero de repente pensé que podía incomodarla, además, de que me pondría algo nervioso, así que dejé morir la idea en mi cabeza. Busqué el control remoto tras los cojines, encendí el tele y giré el cuello para mirarla.

    —Si te sientes cómoda puedes quitarte los zapatos —hice referencia a que sin los zapatos podía subir los pies al mueble—, como suelen ser algo "largas" las pelis pues la misma posición cansa.

    Claro, yo era un experto en esto, podía pasar en maratones de pelis, y prefería estar muy cómodo para eso, pero sabía que quizá para ella una sola película sino la capturaba totalmente podía ser cansada y aburrida, por lo que extendí la alternativa. Luego busqué una de las aplicaciones pagas regresando la vista a la pantalla plasma, paseé de aquí para allá hasta decidirme el ir a los estrenos recientes, porque era un condenado que amaba el cine así que practicamente la mayoría ya las había visto, aquí o en cine. Ubiqué un par que no recordaba de nada, por lo que me quedé entre dos, sin saber cuál elegir, optando por darla la decisión final a la invitada:

    >>Recién estrenó Soul, es animada, o también está Host, que parece de suspenso. ¿Cuál quieres ver?
     
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