Shinjuku Propiedad Craig-Balaam [Casa]

Si me lo preguntaban Química no era mi asignatura preferida, me interesaba más bien poco, pero me esforzaba por tener notas casi perfectas incluso si la materia me importaba tres mierdas. Era parte del paquete, suponía, podía pasarme cuarenta normas por donde no daba el sol pero prefería mantener notas impecables en la medida de lo posible; así me evitaba demasiados reclamos que viajaban de mi padre a mi madre.

Pasé un poco de los comentarios extra y luego de que Kasun hubiese ojeado mi cuaderno, volví a pasar algunas hojas para encontrar lo que buscaba: la escala de pH con su respectivos colores y todo el rollo. Giré el cuaderno para que ambos pudiesen verlo, Shiori también lo hizo aunque a la vez atendió al comentario de Suiren.

—Dudo enterarme de mucho, pero les prestaré atención. Al menos cuando llegue a estos temas el año que viene no estaré tan perdida —contestó.

—Como dicen Suiren el pH se mide en una escala de catorce, como máximo, y así está ubicado en este espectro. —Señale el rojo, donde estaba el cero, y deslicé el índice hasta el final—. De una sustancia que puede ser muy ácida, en rojo al tener un pH en cero, hasta una sustancia alcalina, en morado, con pH de catorce, altamente solubles en agua. Por lógica el pH en siete es neutro.

—Zold-senpai —llamó Kurosawa al castaño cuando dijo lo de endotérmica—. No creo que eso funcione así.

—Digamos que sí y no —interrumpí—. La casa de Craig está fría, en eso tiene razón. Si nosotros fuésemos reactivos en un envase de laboratorio, para cambiar nuestra naturaleza y transformarnos en un producto distinto necesitaríamos una fuente de calor externa porque al combinarnos no la producimos nosotros mismos Sin embargo, hay reactivos que al combinarse entre sí producen calor por sí mismos. Para resumir, una reacción exotérmica despide calor y una endotérmica lo absorbe de otra fuente.

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es gracioso porque nunca me gustó química pero ahora tuve que investigar para poder contestar esto (?

 

Katrina era la clase de persona que no tenía pinta de ser una buena estudiante en lo más mínimo, si uno la veía por los pasillos o en la calle seguro pensaría que no había algo que le importara menos que el estudio, pero la verdad era todo lo contrario. Quizás tuviese que ver con su familia o solo era que le gustaba estudiar y aprender cosas, incluso podían ser ambas, pero el caso era que apenas abría la boca uno se daba cuenta de que aunque seguro se pasaba muchas normas por donde no daba el sol, al menos le ponía atención a las clases. Era inteligente, organizada y metódica.

El caso fue que a Zoldryck se le fundió la neurona con su explicación, quise atribuirlo quizás a la velocidad en que Akaisa había recorrido las definiciones o a secas que quizás no era el más diestro con los conceptos, pero qué sabía yo. Igual no le pude poner mucha atención a su lío, Craig me habló e intercambié la mirada entre los tres senpai.

—¿Creo que sí? —dudé.

—Pues ilumina a Kasun con tu sabiduría, Kurosawa —apañó Katrina y apoyó los codos en la mesa.

—Bueno lo del pH no tanto —corregí, estirando la mano para señalar el cuaderno de Katrina donde estaba la escala con los colores y tal—. Las sustancias alcalinas se disuelven en agua, ¿y qué mas?

—Pueden tener reacciones corrosivas de todas formas, como los polvos que venden para destaquear cañerías. Que se disuelva en agua no significa que la sustancia sea inofensiva, en lo más mínimo. De hecho muchas sustancias alcalinas se usan en procesos químicos de fabricación de detergentes u otras cosas.

—Bah, ya eso se pone muy difícil. —Me quejé en voz alta y me incliné ligeramente hacia Zoldryck, aprovechando para tomar el bolígrafo que él tenía entre los dedos—. Cuando vas a cocinar, aunque sea un ramen instantáneo, pones a hervir agua, ¿no? Para cocinar los fideos.

Mientras hablaba había comenzado a hacer garabatos en su cuaderno, a un costado de los apuntes, y dibujé una pequeña olla humeante sobre un remedo de cocina. Era una explicación bastante corriente, pero suponía que servía.

—Le pones calor al agua y así cocinas, pero si usas agua a temperatura ambiente no pasa nada. Lo que dice Akaisa-senpai es que en las reacciones endotérmicas pasa eso, otra cosa absorbe el calor o la energía de su fuente —argumenté bastante concentrada y luego comencé a dibujar una lavadora o algo así—. Algunos detergentes en polvo de lavar ropa, si tomas un puñado y le pones agua puedes sentir que aunque el agua estuviese fría, la mezcla se pone ligeramente caliente. Eso sería exotérmico, creo.

—Bueno, la niña le atinó con ejemplos bastante simples —interrumpió Katrina, en su voz hubo un dejo de diversión que no se molestó en disimular.

Con la explicación hecha según lo que había entendido, le regresé a Zoldryck su espacio y dejé el bolígrafo sobre su cuaderno. Le dediqué una sonrisa al chico, pero luego regresé la atención al centro de la mesa.

 

Ni idea de por qué Craig y Katrina habían pensado que ponerme a mí a volver a explicar las cosas en vez de buscar ellos otra manera de ayudar al chico a entender. No me molestaba realmente, de hecho me recordó a mis tiempos de líder del club de cocina en que ayudaba a los demás y me dio cierta nostalgia, extrañaba esas cosas pero seguía sin sentirme lista para volver. Ni siquiera sabía si podría hacerlo algún día.

En medio de mi explicación no había notado que Kasun me miraba más a mí que a los garabatos, pero de haberlo hecho tampoco hubiese implicado la gran cosa. No era vergonzosa, nunca me había caracterizado por ello y ya estaba visto, así que daba lo mismo. No sabía muy bien a qué atribuirle eso que a veces parecía falta de reacción, pero como me hacía la vida más fácil lo dejaba estar.

El comentario de Craig para Kasun no me pasó desapercibido, el aludido se avergonzó pero no reaccioné visiblemente ni siquiera cuando escuché la respuesta de Zoldryck. En su lugar me distrajo la risa de Katrina, fue baja y no añadió nada más pero quedó suspendida en mi cabeza unos segundos.

Akaisa atendió a la pregunta del albino, se levantó despacio y estiró la espalda como un gato cuando estuvo de pie. Desde allí nos miró un segundo, para finalmente dirigir su atención a Craig.

—Sure thing —dijo luego de echarle una mirada a la puerta de la habitación—. Kurosawa puede relevarme en esta importante tutoría por cinco minutos.

En lo que el par se retiraba o lo que fuese, volví a tomar el bolígrafo ajeno y para no tener que decir nada en voz alta en tanto tuviese a los otros dos respirándonos en la nuca, escribí algo en le borde de la hoja del cuaderno de Kasun. Lo escribí bastante pequeño, pero con la caligrafía pulcra a pesar de eso.

Yo también estudiaría solo contigo.

 

Lo que la gente hiciera o dejara de hacer a mi alrededor era indiferente en tanto me dejaran hacer mis cosas sin interrupciones innecesarias, pero Kurosawa había insistido en meter las narices en mi mierda y ahora le llevaba el apunte a sus cagadas con algo más de interés que antes, apenas para restregárselas en la cara. El caso era que dudaba mucho que hubiese superado el incidente Usui y andaba haciendo el tonto con Kasun, otro imbécil de tercero. Ni siquiera ella parecía saber qué quería de él, pero estaba allí.

Me di cuenta de que le escribió algo en el cuaderno, pero la mierda estaba tan chiquita que ni con gafas a toda potencia hubiese podido leerla ahora que estaba de pie así que solo renuncié a ello y seguí a Craig. Que sí, era un caos con patas, pero estaba en una casa ajena y los modales mínimos exigían que ayudara al dueño del espacio si me lo solicitaba.

—¿El horno? ¿La cocción de alimentos o el funcionamiento del aparato? —pregunté aunque no le di tiempo de responder—. Una se responde con lo que explicó Kurosawa, el horno produce energía calórica que es absorbida por lo que pones a cocinar, pero pues si algo se te quema ya es que se te fue la mano con la cuestión. Lo otro responde más a la ingeniería enfocada en el diseño industrial, supongo, un campo interesante si me preguntas pero no uno en el que yo me haya metido a estudiar demasiado.

Ya cuando estuvimos en la cocina me miró, sus ojos señalaron un lugar y lo seguí con la mirada al tiempo que me pedía las charolas. Me acortó el nombre de la misma forma en que hacía mi madre, no reaccioné visiblemente y lo dejé estar porque en líneas generales Craig me parecía una persona bastante neutral; así que me limité a hacer un sonido afirmativo y me puse a buscar lo que pidió.

—¿Qué horneas de todas formas? No te ofendas, pero no me parecías el tipo de chico que se pone a cocinar para las visitas —dije cuando encontré las charolas y me acerqué para pasárselas.

 

Su pregunta sobre una carrera me sacó una risa ligera, como si no supiera desde los quince años qué iba a hacer con mi vida una vez terminara este año y no hubiese moldeado todo el escenario para impedirle a mi padre arrebatarme de las manos el titán que estaba destinado a ser controlado por mí y nadie más. En lo que buscaba las charolas para el albino mi mente paseó por todas mis decisiones, desde tirarme abajo la melena rubia hasta mantenerme en terreno neutral con los Aoyama.

—Farmacia o Medicina —respondí mientras le alcanzaba las cosas y seguí sus movimientos con atención, atendiendo también a su respuesta de lo que estaba cocinando—. ¿Y tú? Antes no lograste encontrar un ejemplo más sencillo para Kasun, por eso le tiraste la pelota a Shiori, ¿no?

Total que recibí la bolsa de almendras y empecé a colocarlas, no había respondido nada a lo de que su madre le había insistido con lo de la cocina porque no creí que hiciera falta. La pregunta que me hizo luego que comenzara con la tarea que me había encomendado hizo que se me escapara una risa por la nariz, ligeramente burlona.

—De los que pide comida rápida y ya, como más de la mitad de gente de nuestra edad —respondí sin ninguna clase de filtro mirándolo de reojo.

 

La suposición silenciosa de Craig era correcta de hecho, era lo que quería estudiar de verdad y lo haría, pero antes que eso tenía una empresa que arrebatarle al padre que quería venderme como si fuese una res para asegurar una sociedad. Todo eso no le correspondía a Suiren de todas formas, de allí que optara con la respuesta sencilla y directa y todo quedara así. De la misma forma en que él luego me respondió con sinceridad pero ahorrándose el background de la cuestión.

—Me parece que no saberlo es una reacción más normal que tenerlo escrito en piedra —resolví a lo de la carrera mientras seguía poniendo las almendras en el bizcocho y luego atendí a lo que dijo después—. Kurosawa es buena estudiante en líneas generales y tiene cierto encanto con las personas, lo que la vuelve una buena maestra incluso en cosas que no domina del todo. Aunque dudo que Kasun memorice algo si se pasa mirándola todo el rato, pero ese es problema suyo.

¿Y lo decía así nada más?

Su respuesta a lo de los adolescentes pidiendo comida rápida me sacó una risa floja, pero me encogí de hombros cediéndole razón y concluí la misión de las almendras. Quedaron unas pocas en la bolsa, así que las dejé a un lado y tomé la charola que me dejó sin demasiado problema, siguiéndolo de regreso arriba.

—¿Con Copito? Bien, es muy lindo —contesté con calma y mantuve la atención en el camino para no tropezarme—. Me gustan los gatos y me llevo bien con la mayoría, hasta con los que dicen que son ariscos.

 

Con Akaisa fuera de la habitación pude respirar de forma diferente, lo sentí de inmediato y relajé la espalda desviando la mirada al gato que descansaba en la cama de su dueño. La voz de Zoldryck me alcanzó, me hizo sonreír escuchar su disculpa y su pregunta porque la verdad era que quizás ninguna de las dos hiciera falta.

—Conozco a Katrina hace años. Tuve un problema con ella empezando las clases este años, más o menos —expliqué mientras me enderezaba de nuevo y suspiré con cierto cansancio—. Fue un error mío, ahora lo sé, pero Katrina es orgullosa y resentida. Solo queda darle tiempo, sé que disculparme solo va a enfurecerla más porque debí hacerlo desde el principio.

Me di cuenta que el ronroneo y el movimiento del gato en la cama de su dueño distrajeron a Kasun, de hecho yo también miré al animal unos segundos pero pronto regresé la atención al chico. Lo pensé si acaso un par de segundos, pero estiré la mano hacia el chico y alcancé a posarla en su nuca, dedicándole una caricia liviana en el nacimiento del cabello.

Como si no hubiese aprendido nada de tomarme estas confianzas una y otra vez.

—Y no pasa nada, no hace falta que te disculpes por lo otro —añadí casi en un murmuro sin detener la caricia—. No me incomodó ni nada.

 

Si Zoldryck hubiese externalizado lo que pensaba del asunto de Katrina y yo le hubiese cedido razón, pero pretender hacer que ella de toda la gente posible se comportara de forma esperada era casi caprichoso. Su existencia entera se había forjado en base a moverse contracorriente y eso a veces significaba llevarse la contraria a sí misma. Katrina era una buena persona, eso no lo dudaba, pero se empeñaba en no serlo porque así podía moverse por la vida con algo más de fuerza.

El resto éramos un efecto colateral en su vida, eso sí.

De la manera que fuese, sentí que él se relajó bajo mi tacto así que me sonreí y seguí acariciándolo. Su agradecimiento se me antojó extraño porque no creía que hiciera falta, pero no le dije nada y en su lugar me estiré para dejarle un beso en la mejilla, liviano. El cálculo de los tiempos no estuvo demasiado bien, porque para cuando se abrió la puerta apenas estaba regresando a mi espacio y la reaparición del par me hizo apartar la mano de la nuca de Kasun de inmediato.

Escuché que Katrina le contestó algo a Craig, pero no le puse mucha atención y me distraje quitando los cuadernos de la mesa para dejarles espacio dónde poner las charolas.

—Espero que aprecien que nuestro querido anfitrión haya horneado para nosotros —anunció Akaisa exagerando un poco la cosa adrede.

 

No vi la mano de Shiori desaparecer a velocidad porque venía detrás de Craig, pero que Kasun tuviese la cara rojiza no le ayudaba en lo más mínimo a disimular lo que sea que hubiese pasado, aunque puede que lo más gracioso de todo el asunto fuese que ella estaba como si nada. No era algo demasiado nuevo, pero perdía el encanto lo mucho que esta mocosa había mutado para llegar a convertirse en su hermano en más de un sentido.

Craig le preguntó si le gustaban los postres mientras les dejaba el bizcocho, la chiquilla se inclinó apenas sobre la mesa para poder ver mejor el plato y cuando se enderezó asintió con la cabeza, sonriéndole. Para qué mentir, tuve la sensación de que por un segundo se le revolvieron dos emociones contrarias en la cara, pero se centró de inmediato. Vete a saber qué le pasó.

—Me gustan, sí. También me gusta prepararlos en realidad —contestó y tomó la cuchara para probar un bocado bastante modesto—. Está rico, senpai.

En la breve interacción me desentendí de ellos para poder comenzar a comer yo también, probé el postre y a falta de otro con el que comprarlo a mí me pareció que estaba bueno. Estaba por comer otro poco cuando sentí la mirada de Craig encima, así que me detuve y al escuchar su pregunta solté una risa por la nariz.

—Cuando dije que la gente de nuestra edad pide comida rápida era una queja general hacia esa clase de comida —respondí, separando otro trozo del bizcocho en el plato—, no una puntualización de mis preferencias. Debería agradecerle a tu madre por insistir en que lo hornearas para nosotros.

 

La conversación de Katrina y Craig me llegó por un costado y aunque no reaccionó me hizo cierta gracia, porque sabía que tenían a la chica acostumbrada a la mejor comida en tanto estuviese en las paredes de su mansión victoriana. Cuando iba a la escuela era otro asunto, claro, porque a veces se pasaba los recesos sin probar bocado aunque le enviaran almuerzo y la cosa se descuadraba un poco, pero el punto era el mismo. Katrina no tenía el paladar de la gente de nuestra edad.

En realidad muchas cosas no correspondían con su edad, en ese sentido suponía que teníamos un hilo que nos conectaba irremediablemente.

De todas formas mi comentario llamó la atención de Zoldryck, así que regresé la atención a él y le dediqué una sonrisa tranquila. De haber estado solos le habría dicho que había empezado a cocinar luego de la muerte de Kaoru, pero con público recorté todos los datos a sus partes esenciales.

—Empecé a cocinar a los trece, con el tiempo fui aprendiendo a preparar ciertos postres y luego cuando entre al Sakura ingresé al club de cocina —expliqué con calma.

Katrina había buscado el cuaderno para colocarlo en sus piernas cuando Craig preguntó por el tema que seguía, anticipándose a los huecos en las notas de Kasun, y pasó otro par de hojas para detenerse finalmente. Aún con la vista puesta en el papel habló para todos.

—Relaciones entre reactivos y productos, masa molar... resolución de conversiones de mol —lo dijo con cierta pereza y en una pausa se llevó algo más de postre a la boca, pero habló hasta después de tragar—. Nunca fui muy diestra con esto, la verdad, pero pueden pasar los apuntes directamente si quieren.