Prohibido Amor

Bueno aqui les traigo la introduccion de lo que sera mi primer Fic espero les guste y comenten. Ahora sin mas que decir...

PROLOGO

Una chica de cabello azabache y ojos color chocolate intenta desespera huir de su destino al entender por primera vez lo que su corazón por mucho tiempo le ha querido decir.
Al ver al hombre que por mucho tiempo dijo amar en brazos de su rival sintió su corazón romperse en mil pedazos, ¿Por qué el siempre le hacía lo mismo?
Corrió tratando de dejar atrás el dolor, dejando correr amargas lágrimas de desesperación que al rodar por sus blancas mejillas dejaban marcado un camino de sufrimiento intentando inútilmente aliviar un poco de dolor que albergaba su alma rota.
Llego ya sin aliento a un parque hermoso tomando asiento en uno de los bancos tratando, inútilmente de olvidar aquella traición que ese hombre realizo.
¿Por qué amar puede resultar un error fatal cuando entregas tu corazón al ser más despreciable de este mundo siendo consciente que tal vez no sepa cuidar de él?
Y aun así tontamente sigue sufriendo, viviendo en una fantasía añorando lo que nunca ha tenido.
Naraku, el ser que más odia y tal vez al que más ama la ha traicionado una vez más corriendo a los brazos de su amada Kikyo dejándola sola una vez más pero esta sería la última en la que ella sería su burla.
Co una firme determinación Kagome se pone en pie y camina un poco más tranquila hacia su casa, teniendo en mente un solo pensamiento que le resto dolor a su roto corazón.
La venganza es un plato que se come frio, Naraku prepárate porque has despertado al diablo y ahora ya no hay forma de dormirlo de nuevo.
Y así, con aparente tranquilidad sigue su camino.

 

Bueno chicas, perdonen la tardanza pero tuve un par de problemitas y no puede subir la conti antes pero bueno ya estoy aqui y sin mas que decir la dejo para que la lean.

CAPITULO 1
“¿PUEDE EL DIABLO TENER CARA DE ANGEL?”
Kagome higurashi se encontraba en su habitación, sentada en su cama, mirando la nada, rodeada por un silencio tan frio como el hielo, sintiéndose al borde del precipicio a punto de caer al vacio . Tenia lo ojos hinchados y rojos de tanto haber llorado.
--Señorita, la llaman por teléfono—musito la mucama al otro lado de la puerta, suspirando pesadamente se dirigió a la entrada y y tomo el teléfono, despidiendo al mismo tiempo a la empleada.
--¿Diga?
--Kagome me tenia muy preocupada, ¿Dónde estuviste anoche
La azabache sonrió con melancolía ante la preocupación de su amiga. ¿Seria lo indicado decirle la verdad o guardar silencio hasta que todo ya estuviera hecho? La chica se mordió el labio debatiéndose entre que hacer, incluso la duda de llevar a cabo su plan su plan salió a flote, ¿Realmente valía la pena vengarse de Naraku?
--Kagome, ¿Sigues hay?—pregunto Sango, su amiga de toda la vida.
--Si—respondió resolviendo su dilema—Sango necesito hablar contigo, ¿podríamos vernos en una hora a las afueras de la Shikon no Tama?
--Por supuesto, pero Kagome me preocupas, ¿Qué es lo que pasa?
--Hablamos en una hora- dicho esto la azabache colgó, sin querer entrar en detalles pues aun no era el momento y de todas manera aun no estaba segura de contarle su plan.
Suspiro, tomando la fotografía de Naraku que se encontraba en el buro, sonriendo cínicamente mientras un brillo de malicia iluminaba su mirada.
--Querido Naraku, tu quisiste jugar con fuego sabiendo muy bien que te podrías quemar—susurro dejando caer la fotografia al bote de basura y lanzando, casi al instante, el encendedor.
Salió calmadamente de su habitación yendo hacia la cocina, donde Kahede la empleada de confianza de la familia, horneaba galletas.
--¿Saldrás Kagome?
--Si Kahede, no llegare a comer asi que no me esperes -- La azabache beso la mejilla de la anciana y se dirigió a la salida.
--Oh por cierto – susurro la chica al detenerse y girar hacia la mujer—creo que hay un pequeño incendio en mi habitación- Kagome solo se limito a sonreír ante la expresión perpleja de su nana para, segundos después, seguir con su camino. Fue a donde se encontraba el chofer de la familia y le indico a donde debía llevarla.
Durante todo el camino, ella no dijo nada, no había nada que decir desde que Naraku entro en su vida y le robo todo lo que tenia. Ya no había sonrisas, ni alegría en los ojos color chocolate de la chica, solo dolor por el que creía su amor.
--A las seis de la tarde ven a recogerme
--Claro señorita
La azabache bajo del auto, en el centro de la ciudad pues necesitaba distraerse un poco de su tristeza antes del encuentro con su amiga. Camino por las calles abarrotadas de personas felices que pasaban a su lado dedicándole una que otra mirada llena de curiosidad.
Sonrió melancólicamente, por fuera seguía siendo igual de bella con su cabello largo y oscuro cayéndole por la espalda como cascada, con esas facciones finas y delicadas, pero por dentro se hallaba rota presa de un gran sufrimiento.
Siguió caminando sin rumbo fijo hasta que su mirada se clavo en un apuesto joven de cabello oscuro que, acompañado de una bella chica de tez blanca y cabello negro, la miraba inexpresivo desde el otro lado de la acera.
Instintivamente quiso huir pero sus pies seguían clavados en el suelo, obligándola a mirar incrédulamente como Naraku besaba apasionadamente a Kikyo. ¿Por qué le hacia esto si el sabia perfectamente bien que los observaba?, ¿Por qué se empeñaba en destruir de esa forma su vida?
Con un esfuerzo sobrehumano dio media vuelta, tratando de contener las lágrimas que pugnaban por salir, sintiendo como su corazón se rompía nuevamente a causa de su traición. Camino lentamente, ocultando sus lagrimas con su flequillo mientras miraba con furia el piso.
--Kagome—salto sorprendida la chica al reconocer la voz de Naraku-- ¡Que agradable sorpresa!, ¿Qué haces aquí?—inquirió con fingida amabilidad haciendo que en el interior de la azabache la furia bullera. ¿¡Como se atrevía a ser tan cínico!? Respiro profundamente armándose de valor antes de encararlo.
--Vine a dar un paseo, tratando de olvidar a alguien que detesto—murmuro mordazmente Kagome, obligándose a mostrar una encantadora sonrisa.
--Me parece bien, porque eso quiere decir que esa persona esta presente en tus pensamientos todo el tiempo—ella guardo silencio embargada por una profunda tristeza, Naraku al ver que ella no hablaba decidió continuar:--Por cierto anoche no llegaste a la cita que teníamos
--Supongo que eso no debió importarte mucho ya que rápidamente encontraste compañía—dicho esto dio media vuelta y siguió con su camino.
--Por cierto, lo olvidaba Kikyo te manda saludos
Aquellas palabras destrozaron a Kagome, dejándola paralizada por un momento, ¿Por qué, de todos lo hombres que habían en la tierra, tuvo que enamorarse de ese imbécil?
Respiro profundamente, tomando una importante decisión, si alguna vez dudo en llevar a cabo su plan, ahora ya no había dudas, Naraku le pagaría cada una de las lagrimas que derramo y aun derrama por el.
--Naraku si quieres guerra, guerra tendrás—susurro la azabache secándose las lagrimas mientras se perdía entre la corriente de personas que transitaban en ese momento la ciudad.

Chicas perdon por no invitar a nadie a leer mi fic pero vengo a la carrera jiji ojala les guste

 

CAPITULO 2
“MASCARADA”

Al otro lado de la ciudad de Tokio, en el aeropuerto, un chico de cabello plateado y ojos dorados, bajaba lentamente de las escaleras del avión, suspirando, pensando en todo lo que había pasado aquel triste día en el que se tuvo que marchar, condenándose al exilio…

INICIO FLASHBACK

La velada era perfecta, los Higurashi se caracterizaban por las esplendidas reuniones que realizaban, en lo que reunían a los magnates de la industria y aquellos que poco a poco iban integrándose a la clase alta.

Esa noche se celebraba una ocasión especial, que por alguna razón aun no había sido revelada y que mantenía en la expectativa a todos los presentes, quienes presa de la curiosidad murmuraban sobre sus sospechas de la razón por la cual habían sido reunidos.

Incluso un joven de cabellera albina y doradas orbes, que jamás sentía curiosidad por nada, se sentía intrigado por aquella reunión tan sospechosa e, incapaz de apartar la mirada de Kagome, la siguió por la habitación para obtener una explicación.

-Vas a decirme, ¿A qué se debe esta reunión? –La azabache lo miro con una sonrisa en los labios.

-Inuyasha ni yo lo se aun y en realidad…

-No es asunto tuyo –dijo una voz conocida y odiada por el peli-plateado.

-Naraku… -murmuro la chica sonrojada por el trato hostil de su novio hacia su mejor amigo.

El no la escucho, solo la tomo del brazo llevándosela con él, Inuyasha aun no comprendía como Kagome no se daba cuenta de que Naraku era un imbécil y…
-Atención –musito el señor Higurashi haciendo que todos los presentes le prestaran toda su atención y lo miraran con infinita curiosidad –Esta velada es en honor a un acontecimiento muy importante para mi familia y en especial para mi hija Kagome.

En ese instante su corazón latió furiosamente dentro de su pecho y al mismo tiempo un mal presentimiento lo embargo, ¿Sería posible que…?

-Con gusto les informo que esta misma tarde mi hija y Naraku Takeda se han comprometido…

No escucho más, su corazón se rompió en mil pedazos al escuchar aquella triste noticia, con dolor miro el rostro de Kagome, con aquella sonrisa con la que soñó por mucho tiempo, aquella mirada que con todo su corazón deseo que le perteneciera y aquella dulce sonrisa que le dedicaba al hombre que le había robado al amor de su vida.

Esa visión se volvió insoportable al ver a Naraku besando a Kagome frente a todos los presentes y a ella como le correspondía con tanto amor. Y después de separarse mirar aquella sonrisa arrogante en los brazos de ese ser tan despreciable restregándole en la cara que le había ganado, que ahora ella seria suya…

No, eso no podía y no quería que fuera pero ya no haría nada, ella tomo una decisión aun sin conocer sus sentimiento y sin saberlo lo condeno a un infierno… Con dolor miro por última vez a la mujer que por toda la eternidad seria la causante de su dolor y desesperado salió de la mansión ordenándole al chofer que lo llevara al aeropuerto. Se iría lejos pues no soportaría verla en los brazos de otro, tanta era su furia contra él y contra Naraku que un impulso asesino lo controlo, por suerte ya se hallaba lo bastante lejos como para lastimar a alguien.

FIN FLASHBACK

-Inuyasha… -musito un chico de cabello oscuro y ojos azules sacándolo de sus ensoñaciones.

-Miroku, que alegría verte, sigues igual que siempre –puntualizo al observar que su amigo aun conservaba esa calma y serenidad que tanto lo caracterizaba.

-Lo mismo digo querido amigo –dijo él oji-azul al caminar a su lado.

XxXxXx

La azabache llego a la Shikon no Tama a la hora acordada, viendo casi al instante a su vieja amiga.

-¿Qué sucede Kagome? –preguntó la castaña al ver el terrible estado de la chica.

-Hablemos donde no haya tanta gente –le dijo en tono de suplica a su amiga al verse rodeada de ojos curiosos, no quería seguir humillándose por causa de Naraku.

Sango asintió, tomando del brazo a su amiga, llevándola a un pequeño parque que no se encontraba muy alejado de ahí. Tomaron asiento junto al Goshinboku, aquel árbol que tanta tranquilidad y serenidad le proporcionada pero que en ese momento solo empeoraba su estado al recordarle todo lo que tenía antes de que Naraku entrara a su vida.

La castaña respeto su silencio, consolando a Kagome esperando pacientemente a que ella le dijera lo que le pasaba aunque no era muy difícil adivinar por culpa de quien se encontraba en ese estado.

-Me he convertido en una burla de lo que antes era Sango, Naraku no pierde ninguna oportunidad para humillarme… -musito con la voz rota, dejando caer unas cuantas lagrimas mas de dolor.

-Kagome no comprendo porque aun sigues con él

-Por tonta, además no es tan fácil deshacerme de él Sango, ya lo he intentado y ¿sabes lo que he conseguido con eso?, las crueles palabras de mi madre al decirme que toda jove3ncita de nuestra alcurnia debería estar acostumbrada al engaño… -La castaña abrió los ojos de par en par, mostrando evidente sorpresa ante las palabras de su amiga, mirando con ternura a la azabache al ver el dolor plasmado en su hermoso rostro.

-Kagome…

-Lo peor de todo es que no si para que me quiere a su lado, el ni siquiera siente nada por mi

Mas lagrimas corrieron por las blancas mejillas de la azabache, quien lanzándose a los brazos de su mejor amiga se permitió desahogar todo el dolor que en ese momento se encontraba recluso en su corazón. Lloro largamente hasta que se sintió más tranquila y se aparto de su amiga dedicándole una melancólica sonrisa.

-¿Qué piensas hacer?

-Vengarme – murmuro Kagome con aparente tranquilidad –Me pagara cada una de las lagrimas y humillaciones que me hizo pasar con la persona que seguramente el más odia y perdiendo lo que a él más le importa.

<<Por mucho tiempo me he tenido que acostumbrar a una máscara usar, para mi vergüenza y desdicha de los demás ocultar, pero a partir de hoy eso va a cambiar>> pensó con una sonrisa llena de malicia y con el brillo del resentimiento brillando en sus ojos.

 

Hola, ya volvi con un nuevo capitulo, el cual se dividira en dos partes y aqui les traigo la primera. Gracias a los que se toman la molestia de leer mi fic, ojala les siga gustando y sin mas que decir aqui les dejo la conti.

CAPITULO 3
“ENCUENTROS LETALES”
(PARTE 1)

La azabache se encontraba de pie en su habitación mirándose en el espejo de cuerpo completo que se hallaba en este. Escrutaba su imagen, buscando algún defecto en su vestimenta perfecta, la cual consistía en un hermoso vestido azul celeste que con un corte fino y delicado delineaba a la perfección las curvas de la esbelta chica.

Se preparaba para lo que seguramente sería la pero noche de su vida, ¡Como odiaba tener que acompañar a Naraku a esas absurdas fiestas!

Lo único que conseguía era que todas las mujeres la humillaran con cada una de las miradas despectivas que le dedicaban cada que preguntaban por su prometido, sabiendo perfectamente bien que la dejaba ahí sola, como una tonta, para correr a los brazos de su adorada Kikyo.

Suspiro frustrada y resignada, conociendo de antemano lo que pasaría al llegar a la grandiosa mansión de los Tashio.

-Señorita, el joven Takeda ha llegado –anuncio la empleada al abrir la puerta.

-En un momento bajo, gracias –murmuro sin mucho ánimo al mirarse al espejo y ser consciente de que ese vestido que tan bien la hacía lucir lo había escogido el ser que más odiaba y que lamentablemente más amaba.

Con exagerada lentitud salió de la habitación y bajo las escaleras, clavando su mirada en aquel hombre que al ser sumamente atractivo y seductor aseguraba que todo debía ser en la manera que la que él lo desease.

-Querida realmente eres muy bella –musito su prometido con aparente amabilidad.

Pese a todos sus esfuerzos, su corazón latió furiosamente en su pecho, tiñendo al mismo tiempo de escarlata sus mejillas. Su mirada se cruzo con la de Naraku, la cual tan enigmática como de costumbre no revelaba nada.

Kagome sabía a la perfección que sus palabras eran una bella mentira para seguir con la mascarada, para que su familia no se diera cuenta de lo infeliz que era, Naraku era un excelente manipulador que sabía exactamente qué hacer para que todo fuera favorable para él y este caso no era la excepción.

-¿Nos vamos cariño? –murmuro con falsa amabilidad y con aquella encantadora sonrisa que consiguió enamorarla.

La azabache lo miro con odio, en su interior se libraba la peor de las batallas, en la que el odio y el amor buscaban apoderarse de su corazón. Sin decir nada ambos salieron de la casa, siendo despedidos por los padres de la chica que miraban felices a la pareja.

Naraku, como todo un caballero le abrió la portezuela del auto, manteniendo así la fachada de la feliz pareja. Cuando se encontraron lo suficientemente alejados de su familia, él mostro su verdadera identidad, mirándola con frialdad y sin volverle a hablar.

Kagome miro tristemente por la ventanilla, admirando la hermosa vista que la luna le ofrecía, pensando que en una noche como esa fue en la que arruino su vida.

-Espero que por una vez en tu vida te comportantes como la dama que deberías ser y no como la niña estúpida que eres – le espeto mordazmente.

-Déjame libre y así te evitarías el ridículo que te hago pasar –la risa que Naraku profirió hizo que la recorriera un escalofrió de pies a cabeza.

-Te escogí para mí y ni el mismísimo demonio podría cambiar eso

La azabache se obligo a mirara por la ventanilla tratando de ocultar su confusión. ¿Por qué si Naraku no la quería, se empeñaba en mantenerla a su lado? Durante todo el camino no se atrevió a mirarlo, tenía miedo de que, con esos bellos perjurios, la hiciera desistir de su plan de venganza y de que tontamente creyera otra vez en él.

Llegaron a la mansión de los Tashio donde todos, como de costumbre, los miraban, algunos con envidia, otros con odio y otros tantos mas con indiferencia.

-Querida Kagome –Musito con voz cantarina Izayoi al mismo tiempo que le dedicaba una encantadora sonrisa –creí que no vendrías

-Mi querida Kagome no sería capaz de dejarme solo, ¿cierto? –Ella miro incrédula a Naraku, tratando de comprender que se proponía con sus palabras –Kagome…

-Oh por supuesto –musito la azabache con una falsa sonrisa en los labios –Cariño, ¿Cómo podría hacerlo?

<<Si soy tu prisionera>> pensó dedicándole una fría mirada.

-Es fantástico ver a un par de jóvenes tan enamorados –susurro Izayoi alejándose de ellos.

Kagome miro una última vez a Naraku antes de dirigir su vista hacia otro lado y buscar al estoico de su hermano adoptivo. Ayer llego y no se digno a llamarla ni siquiera a mandarle un mensaje. Entre la multitud busco a ese joven de cabello plateado y figura perfecta.

-Compórtate, vuelvo en un momento –le susurro al oído Naraku, la azabache sabía perfectamente a donde iría por lo que se encogió de hombros y se alejo de él.

Suspiro hondo, sintiéndose humillada y frustrada. Inútilmente trato de contener las lagrimas, intentando distraerse en la búsqueda de aquel ser que ella tanto necesitaba en esos momentos.

Solo, como se lo imaginaba, encontró a aquel chico de ojos dorados y fría mirada que inexpresivo como siempre contemplaba a los invitados. Kagome sonrió dulcemente, como hace tiempo no lo hacía, al recordar al compañero de su infancia que sin intervenir en su vida la había hecho muy feliz.

-Sesshumaru… -susurro la azabache tan suave como una caricia, haciendo que él la mirara con sorpresa y cariño.

-Kagome… -murmuro él, cambiando su fría e inexpresiva mirada a una llena de calidez que hacía que sus ojos brillaran como el mismo sol en esos momentos. Su rostro inexpresivo como siempre no le decía nada, pero ella lo conocía muy bien como para saber que eso sería lo más que conseguiría de él y para ella eso la hacía inmensamente feliz.

 

Hola ya volvi con la conti, quiero agradecer a todas la personas que leen mi fic y darle la bienvenida a mis nuevas lectoras, Elizabeth wolf, Katitaw, muna uchiha y TheSexyRBD. Espero que este capitulo sea de su agrado y ahora si sin masque decir aqui les dejo la conti.

CAPITULO 3

“ENCUENTROS LETALES”

PARTE 2

Sin pensarlo dos veces se lanzo a los brazos de Sesshumaru, enterrando su rostro en su pecho buscando la calidez que muy a su manera le proporciono por muchos años y que tanta falta le hizo en su larga ausencia. El la miro con fastidio sin corresponder a su abrazo, recordando que de joven tuvo que soportar aquellas muestras innecesarias de cariño.

--Basta –musito con indiferencia alejándose de ella. La azabache lo miro confundida a lo que el solo se limito a decir –Sígueme.

Por sus labios surco una bella sonrisa al seguirlo por el amplio salón hasta el hermoso jardín que de niña se volvió su favorito. Sesshumaru se giro y la miro con la misma calidez que antes a lo que ella respondió con un efusivo abrazo.

--Te extrañe tanto… -La chica se aferro con fuerza al esbelto pero bien formado cuerpo de su compañero. Pasaron un par de segundos antes de que él le correspondiera a su abrazo, le pareció extraño aquel gesto pero le agradaba y mucho.

--Kagome… -Musito él, la azabache ya conocía ese gesto, sabía bien que sería la única palabra de cariño que recibiría de él y por esa simple razón se sentía afortunada pues eso sería lo máximo que ese hombre de hielo abriría su corazón para ella. Después de un par de segundos la alejo y la miro inexpresivamente.

--Regresemos –sin esperar respuesta se dio la vuelta y camino hacia el salón. Kagome lo siguió sintiéndose dichosa pues por un momento olvido su triste vida al lado de Naraku.

--Sesshumaru, ¿Dónde te has metido?, mi padre… -el chico callo de inmediato al ver a la joven azabache detrás de él. Frunció el ceño mientras la fulminaba con la ambarina mirada -¿Tú que haces aquí?, no recuerdo haberte invitado

La chica enrojeció de la rabia frunciendo el ceño de la misma manera que él –No vine por ti, si es lo que insinúas, solo estoy aquí por Sesshumaru.

Sesshumaru le dedico una mirada fría con un toque de diversión que le llamo la atención, seguramente le agradaba que molestara a su hermano menor.

--Mujer loca, ¿Cómo puedes preferirlo a él? –Inquirió el albino mirando con desprecio a Sesshumaru.

--Eso es algo que a ti no debería importante, después de todo nunca respondiste a mi llamado –dicho esto dio media vuelta y se fue, o eso intentaba hasta que escucho la voz de Sesshumaru.

--Kagome… -ella giro y con una sonrisa en los labios lo miro.

--Sesshumaru en un momento volveré –retomo su camino dejando más tranquilo a su protector y a un ambarino atonito.

Camino sin rumbo por el gran salón, saludando amablemente a todos sus conocidos y escrutando a los invitados en busca de su prometido. Aunque no era muy difícil adivinar donde se encontraría, seguramente estaría en los brazos de ella.

Siendo presa de un nuevo ataque de melancolía, salió a uno de los balcones, teniendo la grandiosa suerte de encontrarlo vacio, suspiro y una amarga lagrima corrió por su mejilla. Lo odiaba pero al mismo tiempo la amaba y eso es lo que más la lastimaba.

--¿Por qué lloras? –se sobresalto al escuchar la voz de Sesshumaru detrás de ella. Se giro con lentitud a mirarlo tratando de ser indiferente.

--Una basurita se me metió al ojo –mintió con indiferencia, clavando de nueva cuenta la vista en la luna.

--¿No deberías estar con tu prometido? –inquirió, clavando una daga en su pecho al recordarle, tal vez sin intención, el engaño de su amado. Guardo silencio, dejando que este respondiera por ella, a estas alturas todos sabían lo que Naraku y Kikyo hacían.

--Ya veo como siempre te ha dejado sola –murmuro dedicándole una fría mirada –Kagome te advertí que te mantuvieras alejada de mi porque, de lo contrario, no sería capaz de mantener en pie mi promesa.

--Sesshumaru… -suplico la azabache tomándolo del brazo, mientras le dedicaba una significativa mirada. Ella no quería que el interviniera, por lo menos no ahora pues esta era una batalla que solo debía librar ella.

--Vaya, vaya, vaya que sorpresa, quien se iba a imaginar que me encontraría aquí, a solas con mi prometida a Sesshumaru Tashio.

--Kagome tienes un mes, de lo contrario… -dejo la frase inconclusa, ignorando por completo a Naraku al alejarse de ellos. La azabache suspiro, un mes, un interminable mes…

--¿Qué hacías aquí con él? –le pregunto su prometido con fingida amabilidad, tomandola bruscamente del brazo, provocándole a la chica un agudo dolor.

--A ti que te importa –le espeto mordazmente, dedicándole una mirada llena de rencor –yo solo soy un accesorio mas en tu vestimenta así que no debería importarte lo que haga o deje de hacer.

Naraku profirió una tétrica sonrisa al tomarla del mentón y obligarla a mirarlo.

--¿Acaso no has entendido que me perteneces? –esas palabras la dejaron paralizada, estaba asustada por la actitud de Naraku. ¿Cómo no se dio cuenta del error que cometía al darle el si a un ser tan despreciable como Naraku?

--Suéltame, me lastimas –susurro Kagome, tratando inútilmente de zafarse de su agarre.

--¡Suéltala! –la sorprendió de sobremanera ver a Inuyasha Tashio tratando de defenderla.

--Tashio no te metas en asuntos que no son de tu incumbencia –musito con fingida amabilidad Naraku mientras con la mirada lo fulminaba, lo cual no acobardo ni un poco al albino.

--Hace seis años me hice a un lado pero ahora ya no…
Sus palabras sorprendieron a la azabache, la determinación con la que las dijo, la impresiono y la intrigo. ¿De qué asunto hablaban esos dos? Por un momento el silencio reino hasta que Naraku esbozo una sonrisa de suficiencia al tomar a Kagome por la cintura.

--Tuviste tiempo suficiente para realizar tu inversión y no la hiciste, ¿Qué te hace pensar que ahora me puedes robar mi ganancia? –El ambarino guardo silencio mirando con odio a Naraku

--Eso pensé –musito con indiferencia –Vámonos querida.

Kagome no dijo nada, aun seguía anonadada por la actitud de Inuyasha. Al pasar a su lado solo atino a mirarlo y a articular un gracias por intentar defenderla.

XxXxXx

Sesshumaru miraba furioso la escena desde el otro balcón, tratando en todo momento de contenerse para no matar al imbécil que en ese momento se atrevía a maltratar a la razón de su vida.

Estaba a punto de ir a intervenir cuando con sorpresa observo que su fastidioso medio hermano interrumpía la discusión. Se permitió relajarse un poco, después de todo, con Inuyasha ahí, Naraku no sería tan hostil con Kagome. Observo indiferente como Naraku se marchaba, luego de un intercambio de palabras con el ambarino y la cara de frustración que esta tenía.

En ese momento tomo una decisión, odiaba que Naraku tuviera en sus manos a la razón de su existir y debía hacer algo para cambiar eso. Inuyasha podía ser insoportable pero de algo estaba seguro, el sabría cuidar de Kagome y de no ser así el se encargaría de matarlo con sus propias manos.

 

Hola ya volvi!!!
Después de una semana por fin traigo la conti, sorry por tardar tanto pero ahh estoy castigada y literalmente tengo que ponerme de rodillas para que me dejen conectar y subir los capitulos pero lo logre!!
Bueno dejando mi drama a un lado aqui les dejo la conti y ojala les guste.
Gracias a todas la que se toman el tiempo de leerme, creanme eso significa mucho para mi :)
Ahora si sin mas que decir...

CAPITULO 4
“DECISIONES”

La azabache se encontraba en el jardín con la castaña, recordando lo sucedido en el auto después de que abandonaran la misión de los Tashio.

INICIO FLASHBACK

Naraku la obligo a subir al auto y acelero para alejarse lo más posible de la mansión.

-¿Por qué te encontrabas a solas con Sesshumaru Tashio?

-Eso no es asunto tuyo.

Naraku no dijo nada por un largo rato hasta que una maléfica sonrisa surco sus labios.

-En realidad no importa –susurro con indiferencia –no hay nada que puedas hacer para librarte de mí.

La azabache lo miro con odio, tragándose las palabras que colgadas en su lengua querían salir para insultarlo pero, de alguna forma logro contenerse pues no le serviría de nada, solo lograría hacer mas desdichada su vida. Suspiro mirando por la ventanilla tratando de olvidar el mal trato que su prometido le hacía pasar, ¿acaso no le afectaba verla sufrir?

-Te dije que te comportaras –le espeto de pronto con frialdad –Kagome lo miro interrogante, intentando comprender a que se refería.

-No entiendo de que hablas –dijo al fin al no obtener respuesta de su parte.

-¿Qué fue lo que hiciste para que Inuyasha Tashio se sintiera con el derecho de defenderte? –la chica lo miro sorprendida trayendo a su mente la imagen del infantil ambarino.

-Inuyasha… -musito tan suave como una dulce caricia al pensar que el la podría ayudar.

-No quiero que te acerques a los Tashio –sentencio su prometido para luego sumirse en un profundo silencio.

-¿Por qué? –cuestiono iracunda, fulminando con la mirada a su prometido.

-La razón es simple –musito con su acostumbrada indiferencia –ellos interfieren con mis planes.

Kagome quiso protestar pero al ver la tétrica mirada que él le dedicaba, las palabras se le quedaron atascadas en la garganta y un escalofrió la recorrió. Asustada miro hacia otro lado, ya que tenía la sensación de que la respuesta no le gustaría en lo mas mínimo.

FIN FLASHBACK

-Kagome… -musito la castaña agitando lentamente su mano frente a ella.

-¿Qué? –Murmuro la azabache parpadeando un par de veces –Perdón Sango –dijo luego de unos segundos estando notablemente sonrojada.

-Kagome, pensabas en el ¿cierto? –la chica asintió melancólica, suspirando tristemente.

-A estas alturas ya no estoy muy segura de lo que siento por él, a veces lo amo con locura otras lo odio con todas mis fuerzas…

-¡Kagome! –grito su amiga en forma de reproche, dedicándole una significativa mirada. La azabache movió ligeramente la cabeza tratando de sacar a ese hombre de sus pensamientos.

-Lo sé, él ya no vale ni un minuto de mi tiempo –sonrió un poco mas entusiasmada al cuestionar a Sango -¿Y las cosas con Miruku que tal van?

-Bien, creo que pronto formalizaremos y… la idea me hace muy feliz –dijo la castaña sonrojada con una hermosa sonrisa surcando sus labios.

-Me alegra, de verdad, es bueno que por lo menos una de las dos alcance la felicidad –Sango la miro con tristeza y su mirada reflejaba claramente el dolor que le causaba verla en ese estado.

-¿Iras a mi próxima presentación? –inquirió la castaña intentando cambiar de tema.

-Por supuesto –le aseguro sonriendo pues su amiga era la campeona mundial en gimnasia rítmica y siempre le pedía que asintiera a todas sus presentaciones porque ella la consideraba como su talismán.

El móvil de la castaño timbro arrancándole una sonrisa –Amiga debo irme, Miroku ha llegado para llevarme a mi practica.

-Suerte –musito su amiga al despedirla en la puerta.

Permaneció un par de segundos recargada en la pared, pensando en lo sucedido en la noche anterior. ¿Podría Inuyasha servir a sus propósitos de venganza? A decir verdad cumplía con todos sus requerimientos, tenía una irreconciliable enemistad con Naraku y parecía tener cierto interés en ella.

Pero algo la detenía, no podía usarlo, no cuando un lazo los unía, no cuando en verdad lo quería y no deseaba hacerlo sufrir. Cerró los ojos, respirando pesadamente, tratando inútilmente de alejar esos pensamientos de su mente. Él era el indicado pero al mismo tiempo no lo era, ¿Cómo resolvería ese dilema?

Además debía actuar rápido pues la fecha de su boda se acercaba peligrosamente y si no actuaba pronto, quedaría irremediablemente atada a Naraku por el resto de su vida y ¡eso no podía permitirlo!

Abrió de golpe los ojos, corrió a su habitación y se cambio de ropa. Iría a la empresa de Inu no Tashio con el pretexto de buscar a Sesshumaru con la esperanza de que su camino y el de Inuyasha se cruzaran.

Busco al chofer y le indico a donde debía llevarla. Durante todo el camino miro por la ventanilla, pensando en lo que le diría al albino, suspiro tristemente, ella no quería usarlo pero Naraku no le había dado otra opción.

-Señorita hemos llegado –le dijo el chofer sacándola de sus cavilaciones.

-Gracias, espérame aquí –Salió del auto y con paso lento llego a la recepción, donde la secretaria la recibió con una amable sonrisa.

-Señorita Higurashi, que gusto verla, ¿viene a ver al señor Sesshumaru?

-Si –mintió, tratando de parecer tranquila -¿Se encuentra en su oficina?

-Sí, ¿desea que la anuncie?

-No hace falta – musito con una sonrisa pues antes pasaría por la oficina de cierta personita.

Siguió su camino, tomo el elevador y antes de que las puertas se cerraran un joven albino entro. Cuando su mirada se cruzo con la de Inuyasha un furioso sonrojo de sus mejillas se apodero, se sentía culpable de pensar en usarlo y aun así tener el descaro de verlo directamente a los ojos.

-Buen día Kagome – dijo él con indiferencia, provocando en la azabache una punzada de dolor.

Guardo silencio pensando que eso era lo mejor, su actitud lo salvaba de entrar a su juego. Suspiro tristemente estando al borde de las lagrimas, sintiéndose dividida al amar y odiar con todo su corazón a un mismo hombre y por esa razón verse obligada a recurrir a lo más bajo y despreciable para deshacerse de él.

-Maldición –mascullo entre dientes el oji-dorado en el momento en el que el elevador se detuvo.

Kagome clavo la mirada en el piso, debatiéndose entre que hacer, el destino le regalaba esta oportunidad que ella dudaba en tomar.

<< ¿Es lo correcto?>> se pregunto, mordiéndose el labio estando claramente indecisa y muy confundida.

-Kagome… -instintivamente miro a Inuyasha al escuchar su nombre.

-¿Qué pasa? – le pregunto con una media sonrisa haciendo que él albino se sonrojara.

-E-es… am… yo… -comenzó a tartamudear sonrojándose notablemente finalmente, después de unos segundos miro hacia otro lado –quiero saber porque sigues con Naraku.

Todo rastro de alegría se esfumo de su rostro, la sola mención de su nombre le amargaba el día al recordarle la constante pesadilla que a su lado vivía.

-Eso no es de tu incumbencia –le espeto frica mirando al instante hacia otro lado.

-¿Y a ti que te pasa? – la cuestiono confundido Inuyasha.

-Nada que te importe –le grito él girando hacia la pared- Feh mujer loca, eso me pasa por preocuparme por ti –Fulminando con la mirada a la azabache.

La furia que embargo a Kagome desapareció rápidamente al escuchar que él estaba preocupado por ella. Lentamente se giro hacia el albino, conmovida por sus palabras y resolviendo el dilema que la acosaba.

-Lo siento –susurro colocándose a su lado –hoy no ha sido un gran día y tu no tenias porque padecer mi mal humor –levanto la vista y se encontró con la expresión perpleja del albino.

-No importa –musito luego de unos segundos, cruzando los brazos y mirando hacia otro lado.

-Déjame recompensarte –dijo de repente atrayendo la atención del albino que la miraba de reojo –te invito a comer.

-No puedo –murmuro al instante mientras un ligero rubor se extendía por sus mejillas.

-Entonces desayunemos juntos mañana –propuso la azabache con una sonrisa que ocasiono que el sonrojo en la mejillas de Inuyasha se intensificara.

-No…

-No puedes negarte –le dijo Kagome tomando un mechón de su platinado cabello ocasionando que el quedara a su altura. Estaban demasiado cerca…

-Tú no eres nadie para ordenarme –dijo el sonrojado.

La chica lo soltó al instante, ¿Qué le pasaba?, ¿Por qué se tomaba atribuciones que no le correspondían?, Suspiro tristemente consciente de que estaba yendo demasiado lejos.

-¿A qué hora?

-¿A qué hora, que?- pregunto la azabache desganada.

-Paso a tu casa mañana

-¡Inuyasha! –Musito emocionada lanzándose a sus brazos casi sin pensarlo.

-Kagome… -murmuro el correspondiendo lentamente a su abrazo. En este momento el ascensor volvió a funcionar haciendo que se separaran al instante.

-A las nueve –la chica miro fijamente Inuyasha pensando es ahora o nunca.

Lo beso en la comisura del labio sonrojándose furiosamente, mirando sus orbes doradas mientras tímidamente le sonreía.

-A las nueve no lo olvides –las puestas del elevador se abrieron y ella salió.

-Ahora depende de ti Inuyasha –siendo consciente de que a partir de ese momento ya no había marcha atrás.