Prisión Boceto

—Oh, eso. Bueno, tenemos nuestros turnos para visitar a los pokémon, you know? En plan, según el módulo al que estuviese asignado, cada preso podía venir un cierto número de veces... pero esas veces eran programadas por los de la CSG, ¿sabes? Ellos elaboraban un calendario y todo eso para que las fechas cuadrasen y tal, de modo que cada preso pues venía a una cierta hora y un cierto día de la semana, de forma más o menos regular.

>> Pues bien... el día del incidente, yo no tendría que haber estado aquí, según mi planning habitual, pero... un alguacil me dijo que había habido un cambio, y que ahora mi día de visita sería ese. Cool, pensé yo. Pero... justo gracias a eso sigo vivo. Supongo que fue una gran casualidad, ¿eh?

Obtienes: Testimonio de Sear.

—¡C-Cruack! H-Hice todo eso por... porque Henry y Blaise me lo pidieron. ¡Yo desde siempre he estado con ellos, con los del P.A.M.! Cruack, les debo mucho, me han sustentado desde siempre, ¡y me han dado la capacidad de hablar con normalidad e imitar cualquier voz! ¡Eso es genial, cruack! N-No podía decirles que no, ay.

Agachó la cabeza. Parecía realmente preocupado. Debía temer seriamente por su vida...

Farrow siguió a Mimi y a Hubert hasta la máquina... y la analizó con detenimiento.

—N-No puede ser —musitó, al ver algo extraño, y pronto lo señaló.

La máquina tenía lo que parecían ser múltiples Abra bebés flotando en un extraño líquido extraño, en un recipiente ubicado tras la misma. Era... ciertamente extraño. Lo más curioso de todo es que tenía una especie de pantalla táctil que, al ser curioseada por Farrow, mostró lo que parecía ser el mapa de Galeia.

Farrow susurró entonces, apretando los dientes:

—¿E-En serio han usado Abra vivos... para crear una especie de máquina de teletransporte? Están... enfermos —y luego alzó la voz ligeramente—. Así debe ser como entraban y salían sin ser vistos arriba todos los miembros de la CSG: gracias a esta máquina de teletransporte. Lo positivo es que tienen un registro de los lugares a los que conecta la misma... uno de ellos, por ejemplo, parece ser la Compañía Óleo —dijo, mientras ampliaba el mapa—. Y hay múltiples sitios más. Supongo que son los puntos de destino, donde habrá otra máquina como esta. Así podrían entrar y salir a placer, ¿huh?

>> Esto es una prueba fundamental: gracias a esto, podremos cazar a todos los miembros de este maldito P.A.M. —susurró—. ¿Hay algún sitio de Galeia en concreto que querráis comprobar? —preguntó entonces, dirigiéndose a Mimi y a Hubert—. Si tenéis alguna idea, algún hilo del que tirar, tal vez los registros de esta horrible máquina nos ayuden.

Obtenéis: máquina de teletransporte.

Al oír la pregunta, Lara se tensó, e hizo aspavientos con las manos.

—¡N-Nada, no recuerdo nada, nada de nada, de verdad! ¡N-No me acuerdo de absolutamente nada del incidente, qué mala pata!

... en serio, esa chica tenía que aprender a mentir. ¿Sería buena idea pedirle que declarase sobre el tema...?

En efecto, había datos sobre un Eelektross. Ian tomó el archivo y pudo comenzar a leerlo:

Pokémon sujeto al experimento: Eelektross
Entrenadora original: era un pokémon salvaje; fue atrapado con posterioridad por Karina, la segunda campeona del Gran Campeonato de Galeia.
Tipo de experimento al que se sometió: aumento de fuerza exponencial. Se modificó genéticamente al pokémon para aumentar sus instintos y reducir la capacidad volitiva y cognitiva del mismo. La idea era conseguir retrotraer al pokémon a una conducta primitiva, potenciando su poder, agresividad y sed de sangre hasta niveles excepcionales. Se intentó suprimir la capacidad de razonamiento del pokémon mutilando partes de su cerebro, pero no fue existoso del todo: el pokémon aún conserva sus capacidades de razonar con normalidad; únicamente logramos neutralizarlas suministrándole una sustancia que altera la producción de células del mismo, frenando el crecimiento cerebral y potenciando el muscular. El efecto, al ser químico, es reversible mediante la suministración de otros productos que frenen este efecto, pero mientras no se revierta manualmente, el pokémon permanecerá en el estado de ira y agresividad constante todo el tiempo.
Destino del pokémon: quedó puesto en libertad en la Calle Victoria, sometido a vigilancia a través de cámaras situadas estratégicamente en la zona para evaluar el desarrollo de la agresividad del mismo. Fue frenado y atrapado por Karina, lo cual hizo más interesante aún el desarrollo del pokémon: se inició, pues, un espionaje a la entrenadora. Regresaron, finalmente, a la Calle Victoria, donde el ambiente conocido para el pokémon, probablemente, hizo que sus instintos crecientes se disparasen y enloqueciese. Finalmente, terminó asesinando a una niña, mostrando su total y absoluta falta de capacidad de razonamiento o empática. El destino del pokémon desde entonces fue incierto; desconocemos qué hizo Karina con él.

Aquello... era horrible.

Obtienes: informe sobre Eelektross.

 

Alpha Xenodis.

¿De verdad? Hasta yo me daba cuenta de que mentía.

—Vamos, cualquier dato que puedas aportarnos nos hará más fácil la investigación. En el mejor de los casos nos ayudas, ¿sabes? En el peor... No lo sé, tú tendrás que decirme.

>>Pedir declaraciones.

 

Nikolah Cruz

No iba a lograr mucho con el pequeñajo así de asustado. Pero todavía me quedaban un par de dudas por resolver.

— Hmm, entiendo. Sí, yo también me sentiría parte de algo si me cuidaran y me dieran nuevas posibilidades en la vida. Te puedo entender completamente.— le dije, con un tono sincero, y una sonrisa ancha.— Puedo entender que harías lo que ellos quisieran, ¡si te dieron tanto! Pero no tengas miedo, si nadie ha venido por ti ya, ¡quiere decir que estás a salvo! Es decir, el hecho de que estés vivo lo comprueba. Pero hablando de los otros miembros, ya que ellos no corrieron la misma suerte que tú, hay alguien que me interesa en particular. Sobre tu dueño, Henry. Sé que puede ser penoso hablar sobre él, pero me sería de gran ayuda que lo hicieras.

Le volví a dedicar otro sonrisa ancha, intentando tranquilizarlo. Le hubiera acariciado la cabeza si no tuviera miedo de que tomara mis movimientos como algo erróneo.

— ¿Qué puedes decirme sobre él? ¿Cómo te trataba? ¿Cómo se comportaba cuando venía a verte? ¿Cómo era cuando no estaban los dos aquí dentro? Todo lo que sepas, por favor.

>> Sobre Henry...

 

Mimi Honda

Palidecí.

Eran Abras. Abras vivos dentro de un recipiente en algún tipo de estado de animación suspendida... Como Kappa y su Mewthree. El P.A.M usaba sus poderes como una suerte de máquina de teletransporte.

Abrumada terminé llevándome la mano a la boca, muda de horror, sin poder creer que aquello que veían mis ojos era cierto. ¿Qué era todo eso? Pobres... pobres... pokémon...

—Son unos hijos de perra—gruñí finalmente, sintiendo como la ira volvía a llenarme por dentro—. ¿Es que no tienen el más mínimo respeto por nada? ¿Qué clase de mente enferma puede jugar así con la vida de otros?

Todo aquello era enfermizo y horrendo.

Esperaba que la CSG liberase a todos esos pokémon o les prestase la atención sanitaria necesaria cuando todo esto acabase. Aquello era un horror. Una aberración inhumana... sentía que ya lo había visto todo.

Aparté la mirada y regresé con Farrow al panel de control, ese que mostraba un mapa de Galeia y las conexiones de todos los puntos de teletransporte.

—La propia Compañía Óleo—respondí—. Blaise era uno de los principales líderes del P.A.M y la Compañía Óleo le pertenecía ¿verdad? Es evidente que debe haber algo más ahí. ¡Quizás sea donde tienen a Emily!

>>Vamos Farrow, ¡busca, maldita sea!

 

Liza White

Una casualidad... demasiado conveniente, a decir verdad.

—Comprendo. Gracias por el dato, Sear —le sonreí con amabilidad, agradecida por su colaboración hasta el momento. Sabía que hasta el más mínimo detalle podría sernos de ayuda a la hora de la verdad, por lo que toda respuesta era bienvenida. Sobre todo si no era necesario insistir demasiado para poder obtenerlas—. Me gustaría saber un poco más sobre el incidente en cuestión, si no es molestia. ¿Cómo se llevó la situación desde el módulo oeste? ¿Qué llegaste a saber acerca de ello? Cualquier cosa estaría bien.

>> Sobre el incidente...

 

Dante Miles

Nada diferente, los almacenes tan solo contenían más aparatos para manipular a los pokémon que allí se encontraban, parecía ser que realmente no tenían una especie de límite en cuanto a torturar pokémon se refería, solo a la vista se podía apreciar que no iban a quedarse sin ninguno de sus instrumentos en un muy buen rato y eso claro que lo preocupaba.

Al no ver algo más de "interés", si es que lo podía llamar de esa forma, volvió a cerrar la puerta y se dirigió hacia la sala donde estaban los demás. Allí, al verlos todos juntos cerca de otra especie de máquina, se acercó lo suficiente para poder escuchar lo que parecían estar diciendo y ver un poco mejor el aparato.

Una vez allí, ver a los Abra dentro de ese líquido le erizó la piel, y aunque sabía que no estaban muertos, verlos suspendidos de esa forma, posiblemente ajenos hacia todo lo que les estaba sucediendo, solo le hacía querer sacarlos de allí para ponerlos a salvo, ver si realmente estaban bien después de imaginar cuántas veces los habrían utilizado, aunque hacerlo, quizás no podía ser tan sencillo como pensaba.

En ese lugar todo se alejaba de lo humano, ni siquiera sabía por qué se había esforzado a pensar que tan siquiera pudieron haber tenido alguna clase de manera "normal" de salir de allí.

No se quedó mucho más tiempo cerca de aquel lugar y, en cambio decidió encaminarse hacia las puertas lujosas de aquella sala, no quería ver eso por más tiempo.

 

—U-Urgh... e-está bien... yo...

Lara - El día del incidente

El día del incidente, eh... no recuerdo nada de lo que sucedió.

¡L-Lo juro, no recuerdo haber hecho nada extraño!

D-De todas formas, no es como si yo, como alguacil, pudiese haber hecho algo raro durante el incidente, ¿no?

Al fin y al cabo... los afectados fueron... presos, ¿no? ¿¡No!?

—C-Cruack... pobre Henry... no era un mal tipo —de pronto, puso su voz—. ¡Bueno, je! Hizo sus cosas malas, claro. Pero a mí me trataba bien. Experimentaba conmigo y eso, pero... ¡hey! ¡Era mi entrenador, demonios! Je, je, je...

Y suspiró profundamente. Sí que estaba desanimado...

—Welp, nada especial por aquí... oímos el revuelo que se formó, y todo se agravó cuando empezaron a llegar alguaciles refugiados, que huyeron despavoridos de los módulos sur y norte. Pero... estábamos aquí encerrados. Y, de hecho, lo mejor era estar aquí, la verdad. Si no llegamos a estar encerrados, ¡lo mismo entraban aquí y... nos mataban también! Esos presos locos, ¿qué les pasó, shit?

Farrow apartó la mirada ante las palabras tensas de Mimi.

—Sé que atender a razones en este momento es difícil, por no decir inútil, dada vuestra situación, pero... intenta calmarte. No vas a salvar a Emily por gritar e ir vociferando por ahí que otros hagan o dejen de hacer algo por ayudar. Tenemos que mantener la calma...

>> La Compañía Óleo está aquí registrada, por supuesto; como dices, Blaise, como líder del P.A.M., tendría probablemente una conexión con este sitio desde su empresa. De hecho, la propia empresa era una base de operaciones para experimentos. Ya se desmanteló todo eso, y la Compañía, actualmente, está en manos de las autoridades. Allí no está Emily, con seguridad, y no hay ninguna pista que no tengamos ya: es obvio que estará aquí registrado, como digo, pero poco más podremos obtener de ese sitio. Ya está allí la interpol y la propia CSG, así que si hubiese algo nuevo, lo sabríamos.

>> ¿Ves? Si te calmases... podrías razonar con mayor tranquilidad, y dar pasos en dirección a Emily, y no en cualquier dirección. No vale probar con dirigirte a todas partes, porque un paso en una dirección equivocada es un paso más lejos de tu amiga —y sonrió por un instante, en un intento de tranquilizarla. Con todo, su expresión no perdía seriedad.

Cuando Dante abrió una de las puertas lujosas, pudo darse cuenta rápidamente de que las mismas pertenecían a los líderes del P.A.M.: todas tenían un rótulo en la puerta, elegante, que rezaba el nombre de cada uno de ellos: "Callahan", el apellido de Henry; "McRoy", el de Ellie; y "Leblanc", el de Blaise. Sin embargo... el cuarto dormitorio no tenía rótulo alguno. De hecho, se veían las marcas de la placa que habría previamente allí. ¿Por qué ya no había nada? ¿De quién era ese dormitorio, de Bert? Era lo más lógico... ¿no?

Así las cosas, Dante se adentró en el dormitorio, encontrando un habitáculo pequeño, pero de bastante buena calidad, con la sobriedad, eso sí, propia de un ambiente científico. Había un armario, una cama perfectamente hecha, una mesa llena de papeles y otras cosas y una mesilla de noche junto a la cama. Hum...

 

Liza White

—Eso me pregunto yo... —suspiré, abrazándome a mí misma, ojos cerrados. Aún era incapaz de concebir algo así. El solo hecho de imaginarme dentro de la situación... Fruncí el ceño, apretando el agarre de mis brazos. Han pasado por mucho, todos ellos. Y mientras tanto, yo...—. Me alegra que al menos tú no corrieses esa suerte. Saber que no todos los módulos estuvieron implicados me alivia un poco, pero por otro lado me inquieta sobremanera.

Por un instante, medité cómo seguir aquel improvisado interrogatorio. Sear no había estado en la escena, aquello ya estaba confirmado y explicado. Pero, ¿sabría algo de su origen?

—Uhm... ¿Qué podrías decirme sobre ese tal Justice? ¿Sabes algo acerca de él que pueda sernos de utilidad para el caso?

>>Sobre Justice...

 

Ian

No pude evitar reír levemente. ¿No era irónico? Un simple químico. Todo lo que se había necesitado para poner en marcha aquel terrible mecanismo fue un químico; no muy diferente a cuando el disparo de una bala termina con la vida de una persona, o cuando el abandono de alguna figura paterna destrozaba a toda una familia.

Pero aunque ya no se podía corregir lo pasado, al menos... al menos podía revertir el proceso. El detonante principal era tan simple que, si encontraba el químico adecuado, podría contrarrestar todo, y la tritu... no, y Eelektross podría recuperar la razón.

Hacerlo, claro, no iba a traer a nadie de la muerte, pero habría cumplido mi promesa, y podría dormir tranquilo sin preocuparme por que el incidente se repitiese.

—Bien, ahora, aquél Togepi que fue modificado y asesinado posteriormente. Si no me equivoco, el nombre de su entrenador era Mark.

 

Dante Miles

No le había sorprendido en lo absoluto ver los nombres de los líderes de P. A. M detrás de esas puertas, suponía que era estrictamente necesario marcar la diferencia dd habitaciones entre ellos y los científicos o ayudantes que pasaban sus días enteros allí, aunque si tuvo que sacar los registros que se tenían de los líderes, porque a decir verdad, solo se había quedado con sus nombres.

Y así los fue recorriendo, mas para memorizarlos que otra cosa, así fue como notó que una de las puertas no tenía ninguna clase de grabado. ¿Bert? Pero, si fuera así... No tendría mucho sentido quitarlo, ¿no?

La única manera de verlo era si descubrían su entrada secreta y si lo hacían, era claro que no podría mantener su doble identidad ante ellos, ¿verdad? . Uhm...

Con esa duda en su mente, se adentró a la habitación, no le parecía nada mal a decir verdad, le parecía fácilmente habitable.

—¿Qué serán estos papeles en la mesa?

 

Alpha Xenodis.

Nada en su testimonio parecía estar errado, pero tenía un poco de curiosidad.

—¿De verdad no hiciste nada extraño? Créeme que cualquier tipo de dato me podría ser de utilidad en este momento.

¡L-Lo juro, no recuerdo haber hecho nada extraño!
>>Presionar

 

Hubert

No dije nada, enmudecido por la magnitud del horror que se presentó ante nuestros ojos. La máquina que había llamado nuestra atención contaba con un recipiente en el que flotaban, suspendidos en una sustancia desconocido, Abra. Abra pequeños… Bebés… Criaturas inocentes y vulnerables, usado como fuente de poder. La máquina llamaba la atención por su ubicación en las dependencias de los miembros del P.A.M, pero en ese momento, al mismo tiempo que Farrow lo ponía en palabras, comprendí de qué se trataba. De un medio de transporte que sometía a esos Abra a quién sabe cuántos dolores y sufrimientos.

Apreté un puño, al punto de que mis nudillos se tornaron blancos, sin poder dejar de mirar a los pokémon. Era inmensamente doloroso verlos así. Deseaba sacarlos de allí cuanto antes, y ellos y a los pokémon enjaulados. Alejarlos de la crueldad de la que estaba hecha esta guarida.

Inspiré profundo y contuve el aire. Cerré los ojos y exhalé despacio, colocando mis dedos sobre el mentón, en busca de serenar mis pensamientos… Ahora que lo pensaba, desconocía las pistas halladas hasta el momento, por lo que decidí inspeccionar la información recolectada en mi Pokédex, donde solía aparecer lo que descubrían los demás. Fue ahí cuando me topé con el informe sobre Eelektross hallado por Ian.

—Señor Farrow —llamé, recorriendo las palabras con la mirada— ¿En ese mapa está marcada la Calle Victoria? Según esto que leo, el P.A.M. liberó allí uno de los pokémon con los que estuvieron experimentando —torcí el gesto, disgustado—. Y no sólo eso: colocaron cámaras de seguridad para monitorear su comportamiento. Montar un sistema de vigilancia parece una tarea bastante compleja, por lo que, a lo mejor, los miembros de este lugar debieron de valerse de esta máquina para desplazarse.

Esto era terrible... ¿De...? ¿De verdad había matado a una niña?

 

Mimi Honda

Aparté la mirada ante las palabras de Farrow. Cierto... la Compañía Óleo ya había sido desmantelada por las autoridades, por eso Blaise había sido puesto entre rejas. Aún estaba tensa y aunque las palabras de Hubert me habían dado fuerzas, la calma era algo que no iba a lograr en la situación en la nos hallábamos.

No importaba lo mucho que lo intentase.

—Yo solo quiero encontrarla—murmuré.

Nunca se me había dado especialmente bien deducir o actúar bajo presión. Y era irritable, mandona y un completo desastre para un montón de cosas...

Emily era la única que me entendía. Cuando todo era un completo desastre ella me hacía sentir mejor. Fue la primera que creyó en mi cuando fui acusada de asesinato. Y siempre estaba ahí cuando la necesitaba. Quería hacer lo mismo. Quería estar ahí para ella.

Quería cumplir mi palabra.

Todo sería mucho más fácil si Justice hubiera exigido un rescate monetario. Uno, dos, tres... veinte millones. Ni todo el dinero del mundo podía compararse a la vida de Emily. Si eso garantizaba su seguridad hubiera pagado lo que fuese. Incluso el último céntimo que poseían las arcas millonarias de mi padre.

—Necesito aire.

Fue lo único que dije y me alejé de allí. Necesitaba poner en orden mis ideas.

 

Nikolah Cruz

Sí, no tenía mucho sentido seguir hablando con el pokémon en el estado en el cual se encontraba. Se me hacía que cada vez que le hablaba, se repetía que seguía triste, desanimado y asustado. Tal vez podría volver después, cuando el caso avanzara un poco.

Miré a mi alrededor. No había mucho más que hacer en aquel lugar. Alpha se encontraba conversando con aquella alguacil que había sido interrogada por Talía anteriormente, pero parecía que se encontraba en otra sesión de preguntas, así que decidí no molestar. Y el otro sujeto que podría llegar a ser de interés, Sear, se encontraba siendo cuestionado por una muchacha que no había visto nunca antes. Incliné mi cabeza a un costado y me acerqué a ellos, justo a tiempo para escuchar que la morocha le estaba preguntando al tipo sobre Justice. Eso si tenía un especial interés para mí.

Simplemente me uní a ellos, con Talía sobre los hombros, escuchando atentamente. Habría tiempo para presentaciones después.

 

—Duh... ¿Justice? No me suena de nada. Por aquí han sido muy reservados a la hora de darnos información sobre el incidente ni sobre lo que sucede fuera, ¿sabes? So, si ese tipo es alguien relacionado con todo esto... siento decirte que no puedo ayudar —se rascó la nuca.

En efecto, había informes sobre ese pokémon. Informes que hablaban de cómo fue secuestrado por el propio Henry porque tenía potencial de sobra para someterse a fuertes experimentos, diseñados para manipular las capacidades de su metrónomo, de modo que pudiese ejecutar cualquier movimiento a voluntad. No obstante, pareció no soportar los experimentos.

... pero toda esa información ya la sabían. No había nada de utilidad para el caso.

En la mesa había varias fotografías... curiosamente, había una fotografía de cada uno de los líderes del P.A.M., a excepción de Bert, vestidos todos ellos con batas de laboratorio y manipulando a algún pokémon. Las fotos parecían hechas de forma discreta, sin que el fotografiado se diese cuenta.

Una foto mostraba a Ellie McRoy con una serie de científicos a su alrededor, supervisando cómo sometían a un Misdreavus a descargas eléctricas, encerrado el pokémon fantasma en una especie de urna de cristal.

Otra foto mostraba a Henry, siendo él mismo el que introducía utensilios que parecían propios de cirujía, tales como fórceps, dentro del pico de su Chatot, mientras el pokémon se tumbaba bocarriba con las alas extendidas. Casi parecía estar cortando o haciendo algo con sus cuerdas vocales.

La tercera foto mostraba a Blaise Leblanc, leyendo unos documentos justo en el centro de una mesa de trabajo, rodeado de científicos que parecían estar manipulando a diversos pokémon, horadando en su cerebro con ciertos utensilios, mientras el jefe de la Compañía Óleo leía con frialdad e indiferencia a lo que le rodeaba.

Todas las fotos estaban mal enfocadas, y se notaba que, quien las hizo, las hizo sin que se diese cuenta nadie. De hecho, había varias fotos que eran casi idénticas a las anteriores, pero peor enfocadas o desde otro ángulo distinto. Casi parecía que... había tomado varias fotos, quienquiera que fuese, y no todas la siriviesen. De hecho, también en la mesa había papel en blanco y varios sobres. ¿Tal vez... alguien pretendía mandar fotos de los líderes del P.A.M. a alguien a través de correo? ¿Alguien del propio P.A.M.? ¿Una suerte de traidor...? Cuando Dante lo revisó, vio que, en efecto, el paquete de sobres estaba incompleto. Faltaba uno.

Obtienes: fotos de los líderes.

—¡S-Segurísimo! ¡Palabrita del señor Arceus! —se besó el dedo pulgar, mientras desviaba la mirada.

... la presión no iba a funcionar, visto lo visto. Insistía en mentir, insegura y asustada.

—La Calle Victoria... veamos —Farrow, así, tocó el panel y amplió la zona de la Calle Victoria. En efecto, aquel lugar dio resultados: había teletransportes registrados hacia ese lugar.

>> En efecto. Está registrada esa localización. Pero... si hay informes que hablan de una manipulación a un pokénon en esa zona, es natural que se registren teletransportes hacia allí. No creo que haya ninguna nueva información, pues.

 

Liza White

Me lo temía... Aunque, a decir verdad, tenía sentido que la existencia de Justice no se hubiera difundido más que lo necesario. Después de todo, a aquella persona solo le importaba, al parecer, vengarse del P.A.M y chantajearnos a nosotros con el secuestro de Emily. Supuse que ni los miembros de la CSG estarían enterados del mensaje que recibimos. Me rasqué la mejilla entonces, dubitativa, intentando pensar alguna cosa más que preguntarle antes de alejarme de allí, pero cuando desvié la mirada hacia uno de mis costados, me sorprendió ver que había alguien más allí. Un chico rubio, un poco más joven que yo, cargando en sus hombros a una pequeña de coletitas rubias que me dio mucha ternura. ¿Acaso serían nuevos holders?

Pero por más que me picase la curiosidad de conocerles, Sear aún estaba allí, y no quería hacerle perder demasiado tiempo. Me volví hacia él.

—Creo que por el momento es suficiente, muchas gracias por tu colaboración —agradecí con sinceridad. Mas cuando estaba a punto de darme la vuelta, una cuestión más rondó por mi cabeza—. Una última cosa... ¿Podrías decirme algo acerca del P.A.M?

>>Sobre el P.A.M...

 

Sear se rascó la mejilla.

—Uhm... no estoy muy enterado, pero... me consta que Lyanna Glenn colaboraba con gente de ese grupo, ¿no? —suspiró—. El tal Blaise era miembro de una organización criminal. De un modo u otro, se ve que estuvieron metidos en mi caso, ¿eh? La líe bastante con el rollo de la contaminación —volvió a suspirar—. Me arrepiento tanto de aquello...

 

—Comprendo —asentí, pensativo, dándome cuenta de que me había quedado sin opciones—. Deme un segundo, investigaré más a fondo este lugar. Quizás hallemos algo que nos ayude a tener una noción sobre qué ubicación rastrear.

Giré sobre mis talones y atravesé el pasillo. Al notar que Dante estaba investigando al otro lado de las puertas lujosas, opté por hacer lo propio en las habitaciones, a donde me dirigí.

 

Mimi Honda

Mis pasos me regresaron al laboratorio subterráneo. Ian estaba allí, al fondo, inspeccionando los archivos.

Fruncí el ceño. Ian... ¿huh?

—No te soporto—dije acercándome— pero debemos colaborar en este caso. Así que... ¿por qué no pruebas a buscar en ese archivo a Las Leyendas? Son pokémon con capacidades excepcionales que superan las características propias de su especie... ¿quién dice que no sean modificaciones del P.A.M?

No sé exactamente de dónde había salido eso. Pero estaba dando palos de ciego como idiota, incapaz de centrar la mente en nada. Cualquier hilo del que tirar me bastaría.

—Aparta.

No esperé a que Ian me respondiese. Solo me acerqué al archivo y busqué... Empezando por Milotic.

 

Liza White

Suspiré, formando una mueca entristecida en mi rostro. Ojalá las cosas no hubiesen tenido que acabar así. Yo sabía que Sear no era un criminal, él solo... Se vio involucrado en un asunto que le superaba.

Le dediqué una sonrisa cálida; lo que menos quería ahora era acrecentar su malestar. Yo no era quién para juzgarle, después de todo. Decidí cortar ahí el interrogatorio, despidiéndome de Seur y de su pequeño amigo, y di media vuelta para seguir merodeando por allí. Pero giré por el lado equivocado, y casi choco con el rubio que se acababa de unir. Cierto, ya no estaba sola por aquel módulo. Quizás algo de compañía me tranquilizaría un poco.

—Perdona, mi cabeza ahora mismo no está donde debería —me disculpé, rascando mi mejilla en el proceso—. Imagino que este no es el mejor lugar ni el mejor momento para presentaciones, pero... Soy Liza, encantada —y acto seguido ladeé la cabeza, con un brillo curioso en mis orbes—. Creo que nunca os había visto, ¿sois nuevos entrenadores?

>>¡Oh, oh! ¿Y la de allí arriba es tu hermanita acaso?

No sería raro que lo fuesen, ambos eran rubios y tenían los ojos azules. Qué adorables.