Emily Hodges Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Aquello... aquello era otro nivel de maldad. No podíamos permitirnos ninguna clase de error, no con ese hombre. Con gesto pensativo, escuché la declaración de Albert, con todo detalle. —Fácil —declaré, después de un rato—. En su despacho tiene unos prismáticos con los que fácilmente puede vigilar todo lo que sucede en la prisión, sobre todo los patios. - Prismáticos. Encontrados por Nikolah en el despacho de Albert Los prismáticos del despacho del jefe, en lo más alto de la Sede de la CSG, estaban situados de la manera idónea para ver los cuatro patios. Saltaba a la vista que se usaban como un medio de vigilancia. Además, desde allí podía verse el interior de los "pasillos" que iban entre módulo y módulo, pues tenían una gran ventana en el centro.
Albert inclinó la cabeza a un lado. —Pero los prismáticos... siguen sin explicarlo todo. Las lagunas siguen presentes en vuestra rocambolesca teoría. Y voy a exponerlas ahora mismo. Albert - Sobre mi participación en el crimen (Parte final) Para poder llevar a cabo ese plan tan loco que involucraba giros de edificios y toda una serie de extraños sucesos... ... era vital que conociese la existencia del túnel que Clive intentaba hacer. No en vano se supone que ese era el motivo por el que hice que Henry acabase yendo al módulo norte, ¿no? Para usar el túnel como vía de entrada para el asesinato. No obstante, es imposible que yo urdiese este plan... porque es imposible que yo supiese de la existencia de dicho túnel.
Ian Lockhart —Quizá sí, quizá no —sonreí de nuevo—. Todo depende de si alguno de los presos también lo sabía; después de todo, existen chivatos entre los propios reos. No obstante, es imposible que yo urdiese este plan... porque es imposible que yo supiese de la existencia de dicho túnel. - Chivatos en la cárcel Obtenido por Devan de Blaise y confirmado por Alpha de Pam. En efecto, en la cárcel hay chivatos que informan de todas las irregularidades que descubren a los policías y altos cargos. Pam es una de ellos, y afirma que existen al menos dos en todos los módulos.
—... —Albert permaneció en silencio—. Como sea. No tenéis una sola prueba directa que me incrimine. Así que... todo dependerá de vosotros. Y yo puedo tener una coartada... me sería muy fácil justificar que, en el momento aproximado del crimen, estaba atendiendo unos asuntos en Lienzo, y podré hacer que todos los huecos previos que quedan en mi coartada, en los que no haya testigos presenciales, el testigo surja de la nada. Al fin y al cabo, es tan sencillo como "convencer" a alguien de que estuve hablando por teléfono, y tendré no un testigo visual que corrobore mi teoría, sino uno auditivo. Hay buenos testigos muy... fáciles de convencer. Y sonrió con malicia. Pero más malicia mostró Farrow, o más bien satisfacción, con su propia sonrisa. Triunfante, dijo: —Me temo que eso no te servirá. Y ha sido una persona muy, muy especial la que ha logrado estropear esa vía de escape. ¿Chicos? ¿Alguno le muestra la prueba en la que alguien echa por tierra, con un solo testimonio, la posibilidad de que esas "llamadas fantasma" se realizasen?
Ian Lockhart ¡Bingo! —Claro, no hay problema —asentí, tomando aire—. El testigo estrella, aquel que nos ha permitido cerrar la última vía de escape del jefe de la CSG no es otro más que... ¡El propio jefe, sí! >>Él mismo nos comentó que había dejado su teléfono en el barco, así que era imposible que realizara llamada alguna. - Testimonio de Bert Obtenido por Emily del jefe Albert El jefe declaró sobre sus actos antes, durante y después del crimen. Contenido oculto —Oh, bueno... yo me encontraba en mi despacho, haciendo varias llamadas. Había un caso urgente que tenía que tratar con algunas personas de Ciudad Lienzo, así que estaba llamando a mis contactos y compañeros de la CSG de allí para cerrarlo todo antes de partir. >> En el momento en el que estaba realizando las llamadas, me consta que Handsome interrogaba a Henry en la sala de interrogatorios. Pero yo salí de la sede de la CSG antes de que lo hiciera Henry. —Si el crimen fue a las 20:00, aproximadamente, calculo que yo estaría de camino a Ciudad Lienzo en ese momento. Los registros de los barcos pueden cerciorarlo; debía llegar allí para cerciorarme de los asuntos de los que te hablé, así que tomé mi propio barco tan pronto como pude y me marché. Nunca imaginé que en mi ausencia sucediese algo tan terrible... —Después... bueno, la mayor parte del tiempo estuve en Ciudad Lienzo. Farrow me llamó varias veces al móvil cuando supo lo del crimen, pero lo dejé en el barco, así que no fue hasta que volví a montarme, una vez terminadas las gestiones, cuando supe lo que había pasado. Presto, regresé a la isla, y llegué sobre las 21:30, más o menos. Fue entonces cuando llegué a la escena del crimen... y vi lo que había sucedido.
—¡Exacto! —aplaudió Farrow—. Usted mismo ha cavado su tumba, señor Albert. No tiene forma alguna de excusarse. Interrogatorio acabado. —Entonces... —susurró Erwin—. Recapitulemos. Henry acudió a su interrogatorio con Handsome en esta misma sala, antes de las 20:00. En algún punto desde que entró, el jefe, que estaba en su despacho y era consciente de que Henry estaba dentro de la torre, activó el mecanismo de la torre que permite que gire 180 grados, para así alterar la posición de los módulos. Tras eso, el jefe salió de su despacho y, muy tranquilamente, se dirigió al puerto. Allí, tomó su arma y embarcó... solo para dar un rodeo a la isla y dejar el barco momentáneamente en la orilla. >> Mientras tanto, Henry, con su escolta, salió del edificio tras el interrogatorio de Handsome, y, sin saberlo, entró en el módulo sur por a alteración de la torre. Al estar sucediendo en ese momento el evento deportivo, no había ningún preso en los pasillos, todos estaban en el patio, por lo que no sospechó, en ningún momento, que ese módulo fuese distinto al suyo; no en vano son todos idénticos. Tan idénticos eran, que entró en la celda de Clive pensando que era la suya, pues estaban situadas en la misma posición de sus respectivos módulos. —En un momento dado, Henry debió notar que la celda no era la suya, y descubrió el túnel secreto —prosiguió Handsome—. Entraría en él, entusiasmado, pensando que podía escapar... pero se encontró de frente con Albert. Posiblemente, el jefe no lo esperase en el túnel, tampoco... su intención, casi con total seguridad, era tomar a su víctima por sorpresa. Pero, de una forma u otra, terminó matándolo dentro del propio túnel, y eso le obligó a arrastrarlo hasta la celda. No limpió nada... porque sabía que el principal interesado en limpiarlo todo sería Clive, para ocultar su túnel a toda costa. Y así fue. —Mientras tanto —continuó Farrow—, el jefe se marchó, montando de nuevo en su barco y yendo a Ciudad Lienzo a realizar sus pesquisas, como si tal cosa. Allí, se aseguró de recargar su arma... y luego regresó a la isla tan tranquilo, dejando el arma del crimen en su consigna, donde nadie sospecharía, en principio, de ella. Para hacer todo esto, claro, el jefe debía conocer de la existencia del túnel... lo que hace más que posible que alguno de los chivatos le contase tal extremo. Solo así pudo cometer este crimen. Albert guardó silencio, sin perder la compostura. No dijo absolutamente nada. En su lugar, se volvió a sentar, taciturno. Cuando estuvo sentado de nuevo, habló, con total y absoluta calma. —Seguís sin tener una sola prueba. Así que... lo más probable es que acabéis todos vosotros en la prisión por increparme falsamente. Al fin y al cabo... os olvidáis de que aquí mando yo. Y sin una prueba concluyente que me relacione con el crimen ni un motivo claro, no tenéis nada que hacer contra mí. Farrow, mordiéndose el labio inferior, susurró. —... debe haber algo. Algún cabo suelto. —... eres del P.A.M., ¿verdad? —preguntó Erwin, ceño fruncido—. Todo este tiempo has sido uno de sus jefes. Estando aquí, podrías controlar mejor que nadie a los miembros encarcelados, y... cuando supiste que Henry estaba apunto de confesar, tuviste que silenciarle. —Aunque eso fuese así —el jefe se encogió de hombros, sin más—, seguís sin tener pruebas. —... pruebas, ¿eh? —dijo Farrow, sereno—. Bien. Te daremos pruebas, entonces. ¡Debe existir algún fallo fatal en tu plan... y juntos lo descubriremos! Contenido oculto ¡Okay, chicos, hora del showdown final! Este será simple, Farrow irá haciendo diversas afirmaciones y, al final, daré opciones varias a elegir. Debéis coger la opción correcta, si falláis, perderéis una vida. Al escoger la opción correcta, Farrow seguirá en su razonamiento, y se darán otras opciones. Así hasta llegar a la prueba final que dé el golpe de gracia a Albert. Por supuesto, como siempre... una jugosa recompensa en forma de puntos extra será galardonada al que consiga dar el punto y final, ¡así que permaneced atentos y activos, todos y todas! Contenido oculto —Es cierto que el plan del jefe dista mucho de ser perfecto; dejó una serie de trazas que nos permitieron llegar hasta él a través de pruebas circunstanciales. No obstante, se aseguró de cubrirse muy bien las espaldas... y lo meditó todo al milímetro, de forma que, pese a que sepamos que el asesino es él, no contamos con una sola prueba concluyente. Y, con sus influencias, si no encontramos una, nada de lo deducido valdrá, ¡todo será en vano! >> No obstante, por muy bien que haya trazado su plan... ningún plan queda sin lagunas. ¡Albert tuvo que cometer algún fallo crucial! El punto es... ¿cuándo? ¿Cuándo pudo cometer algún fallo? ¿Qué cosa escapó al control del jefe, saliendo de forma distinta a como lo planeó...? >> Clive limpió la celda. >> Henry bajó al túnel. >> Lara cruzó el pasillo intermódulos.
Ian Lockhart Contra la espada y la pared, ¿Eh? Ahora mismo nos estábamos jugando el cuello, y si no encontrábamos una prueba sólida entonces... bueno, eso. Muy probablemente, como ya se ha dicho, el problema debe haber estado en que Henry bajara al túnel. Quizá pensó que le tomaría más tiempo darse cuenta o que no lo notaría. ¿Quién revisa debajo de las camas a excepción de los niños?
—¡Exacto! El jefe no contaba con que se encontraría allí abajo de bruces con su víctima. Eso debió tomarle completamente por sorpresa. Pero, ¿sucedió algo ahí abajo que fuese un error fatal para Albert? Hmmm. >> Veamos, tal vez se nos escape algo. Tengo la sensación de que hay alguna prueba que aún guarda misterios... enfoquémonos en esclarecer aquello que siga oscuro. ¡Si el jefe dejó algo atrás por culpa de ese pequeño error, debió quedar algún rastro en alguna prueba! >> Pero, ¿qué prueba puede ocultar algo que aún no hemos descubierto? >> Testimonio de Bert >> Informe de la autopsia de Henry >> Informe sobre el P.A.M. >> Fotografía de la escena del crimen >> Cartel de los pisos de la sede
Emily Hodges Todo apuntaba a que había sido Albert el culpable de todo. ¿Quién lo diría? El jefe de la CSG era también uno de los jefes del PAM, así era como lo controlaba todo. No pude evitar morderme el labio, sintiendo la presión del momento. Cualquier pequeño error en ese momento crucial podía ser nuestra ruina, no podíamos fallar. Solo teníamos que seguir ayudando a Farro hasta el final y lo lograríamos, como otras veces... sí, tenía que pensar eso para darme fuerzas. —Creo... creo que la fotografía de la escena del crimen aun esconde algo que no hemos visto.
—Huh, sí, podría ser la foto del crimen. Pero, ¿qué tiene de especial la foto del crimen? >> La mano de Henry estaba cerrada >> Henry tenía menos sangre a su alrededor >> La herida de bala estaba en la otra sien
Emily Hodges —En la foto... en la foto la mano de Henry estaba cerrada, firmemente además. Eso significa algo, ¿verdad?
—¡Claro, claro, eso es! La mano de Henry estaba cerrada momentos después de su muerte, aunque luego estuviese abierta. Pero... me pregunto por qué. Si fue después de estar en el túnel, debe ser por algo que sucedió allá abajo, probablemente. ¿Qué puede significar esa mano cerrada? >> Henry trató de defenderse >> Henry tenía algo en las manos >> Henry era comunista
Ian Lockhart —Dado que se encontró el cuerpo con la mano cerrada, y tiempo después la tenía abierta, cabe la posibilidad de que Henry tuviese algo en la mano. Algo que cogió durante el inicidente y que incriminaba al jefe. Si ese era el caso, no tuvo más opción que ir a tomarla después. —No podía arriesgarse a ser descubierto.
—Sí, lo más probable es que fuese porque tenía algo en las manos. Pero los presos no pueden llevar nada fuera de su celda, y en esta no hay nada tan pequeño como para caber en un puño... por lo que el único momento en que pudo coger algo fue antes de morir. Seguramente cogió algo y murió con ello en las manos, y el jefe no se dio cuenta de ello hasta que ya era demasiado tarde. >> Por lo que, si fue antes de morir, tuvo que ser algo que cogió en el túnel. ¿Pero qué? >> Henry cogió tierra >> Henry cogió un casquillo de bala >> Henry cogió algo de las ropas de Albert
Ian Lockhart Cerré los ojos. Debía meditar muy bien cuál sería el siguiente paso, lo siguiente que diría; habíamos llegado muy lejos, a un punto de no retorno, y las cosas habían comenzado a complicarse a partir de aquí. Dar con la pista final, con el último clavo del ataúd no iba a ser una tarea fácil, eso desde luego. Pero para eso estaba aquí, listo para cumplir con lo que se nos había encomendado a los Holders. Para encontrar la verdad, pero sobre todo, para cumplir nuestros ideales. —Esto ha comenzado a alargase un poco, ¿No es hora de que vayamos bajando el telón de esta fatídica obra? El cuarto acto... está por terminar. No creo que fuera un casquillo de bala, porque eso significaría que el jefe falló un disparo. Por tanto, seguro tomó algo de sus ropas durante el forcejeo.
Orgen Había llegado tarde a la sala de Reuniones, pero a tiempo suficiente para observar todo lo que se venía encima. —¿Por alguna extraña razón?, pensé que Albert estaba relacionado al asesinato. —pensé, y mientras escuchaba a mis compañeros trataba de asimilar las pruebas y los hechos.
—Bingo. La palabra de Farrow resonó en la sala. Había dado en el clavo. Fue entonces cuando la mirada del inspector se fijó, presta, en la chaqueta del jefe, observando que faltaba uno de sus botones. Un detalle casi inapreciable... pero los hilos que sobresalían lo delataban. —... Henry no opuso resistencia, porque murió en el acto, pero... eso no implica que no alcanzase a agarrar algo. Se llevó tu botón, ¿cierto? Y no te diste cuenta hasta que, probablemente ya después de haber cometido el crimen y haberte marchado, te fijaste en tu chaqueta y viste el botón que faltaba. ¿Me equivoco? Esa es la prueba que nos faltaba. Si tenemos ese botón, con las huellas y seguramente la sangre de Henry... te tendremos, y no tendrás escapatoria. Y el culpable, el jefe Bert, comenzó a reír nuevamente, de forma sombría. —Bueno... buena suerte encontrando el botón, entonces. Apuesto a que no lo encontraréis. —¿Dónde lo escondiste? —exclamó Erwin, tremendamente irritado. —No llegué a recuperarlo en ningún momento. Alguien... se lo llevó en mi nombre. Y supongo que ahora debo agradecerle a ese alguien su colaboración, ¿no? >> En efecto, soy el fundador del P.A.M., su líder supremo. Y ese idiota de Henry, en nuestro interrogatorio, me dijo que iba a contar la verdad sobre la base principal de operaciones del P.A.M. ¡No podía permitir que revelase eso! El muy imbécil iba a estropear años y años de trabajo y esfuerzo. Así que... el resto es historia. >> Pero de poco os servirá, sintiéndolo mucho. Porque nunca encontraréis ese botón. —... ¡m-maldito seas! —exclamó Erwin, enfadado. —... n-no puede terminar así —susurró Handsome. —... —Farrow ni siquiera respondía. Pero entonces... sucedió. De pronto, sin previo aviso, la pantalla de la sala de reuniones se iluminó, encendiéndose y mostrando a una silueta difusa, completamente indistinguible, difuminada y borrosa. Hablaba con una voz robótica totalmente distorsionada, alterada por algún dispositivo. —Buenas tardes, a todos y a todas. Enhorabuena por desenmascarar a otro cabecilla más del P.A.M. Verdaderamente me lo estáis poniendo muy fácil. Contenido oculto —¿Huh? —Farrow parecía alarmado y sorprendido—. ¿Qu-Quién eres tú? ¿Cómo estás...? —¿Es una emisión en directo... en vivo? —se preguntó Handsome, asustado. —Tal y como estáis suponiendo —siguió la silueta con voz robótica—, estoy transmitiendo este mensaje de forma remota, en directo. Sentía la necesidad de comunicarme con vosotros, oh, miembros de la CSG. ¿Quién iba a decir que entre vosotros se escondía una escoria tan infame como esa? Bert, que se dio por aludido, dio un paso atrás. —¿C-Cómo estás hackeando esto? ¿Quién eres? —preguntó, confuso. —Dejad que me presente. Podéis llamarme... Justice. Soy la sombra que planea sobre vuestra infame asociación, miembros y líderes del P.A.M. Paso a paso, he logrado que todos y cada uno de vosotros acabe pagando por sus pecados. Pero oh, la cosa no termina aquí. Vaya que no. No ha hecho más que empezar. —¿A qué te refieres...? —preguntó Erwin, ojos muy abiertos. —Entraremos en eso más adelante. Lo primero... es mostraros un regalo. Es algo que ha llegado a mis manos hace poco. ¡Un precioso souvenir, manchado de la sangre de Henry y con las huellas del mismo! La prueba definitiva que te sentenciará, sucio manipulador de pokémon. ¿Creías que la habías perdido de vista? ¡Ja, ja, ja, condenado iluso! Mírate... estás muerto de miedo. Bert, que mostraba sudor frío cayendo por su frente, vio el objeto que la silueta mostró, acercándolo a la cama y viéndose de forma nítida: un botón, manchado de sangre. Su botón. Tembloroso, Bert dio un paso atrás. —... pero tranquilo, no haré llegar este botón a ninguna interpol ni a nada así. Una vez expuesto el último eslabón que faltaba del P.A.M.... queda el broche final, ¿no creéis? —¿E-El broche... final? —Farrow estaba acongojado. La risa robótica se hizo estridente. —Pronto lo entenderéis. ¿Por qué no miráis por esos bonitos prismáticos? >> Los sucios criminales... están destinados a ser desintegrados. Primero, humillados; y luego, destrozados. Y la imagen se cortó. —... ¡r-rápido, tenemos que subir! —gimió Erwin, contrariado. Farrow asintió, y Handsome le devolvió el gesto. —Tú vendrás con nosotros —le dijo el agente de la interpol a Bert. Y así, todos subieron al despacho de Bert. Un vistazo rápido desde los prismáticos les heló la sangre a todos... los presos estaban aglomerándose alrededor de la torre de la CSG, arrasando con todo a su paso. Cuando Bert giró uno de los prismáticos hasta el puerto, pudo ver cómo varios presos se dirigían hasta allí, regresando luego con armas en su arsenal. Todos andaban en manada, como... como completos zombis. —¿C-Cómo han escapado? ¡¡¿Qué está pasando?!! —exclamó Bert. Y los disparos comenzaron a escucharse. Al mirar de nuevo hacia abajo, pudieron ver, todos, cómo los presos se estaban matando entre ellos, disparándose. El ruido del ascensor, entonces, alertó a todos los presentes. Ellie McRoy y Blaise Leblanc estaban allí, en pie, con un arma en sus manos, pero la mirada completamente en blanco. Tenían un arma en las manos... y pronto la alzaron, colocándola junto a su cabeza y apretando el gatillo. Cayeron desplomados al suelo, muertos. Y, tras ellos, toda una jauría de presos en similares condiciones entraron en la sala. —¡C-Cuidado! —gimió Handsome. Pero, para su sorpresa, todos los presos se lanzaron directos a por Bert, sin siquiera pararse a mirar a los demás. Farrow, tenso, se pegó en una pared acristalada, diciéndole a los demás que hicieran lo propio. Bert estaba siendo golpeado, pateado, disparado... rodeado por una cantidad indecente de presos sedientos de sangre, por algún motivo. —Tenemos que huir de aquí. ¡Erwin! ¿Puedes ayudarnos con... ella? Erwin, dubitativo, tomó una pokéball y la miró. —... sí. Lo haré. N-No tenemos otra salida, después de todo. Creo que podrá hacerlo. Y, al lanzar la pokéball al aire, un Gardevoir se liberó. Erwin la miró fijamente, y ella le devolvió el gesto. —Gard... ¿crees que puedes sacarnos de esta isla a todos con un teletransporte? ¡Bastará con que nos lleves al puerto, a los barcos! El pokémon, viendo con horror lo que acontecía frente a sí, asintió, y, al extender sus brazos, todos los holders y los investigadores fueron transportados sin tardar al puerto. Prestos, cogieron barcos y se marcharon de allí, sin más tardar. Desembarcarían en Isla Artistas... solo para separarse de Erwin, Farrow y Handsome allí, que dijeron: —¡Tenemos que regresar allí! H-Hay que intentar averiguar qué ha sucedido. —No os preocupéis por nosotros... no esperábamos este final, pero... muchas gracias. Supongo que el caso está... resuelto. —Nos pondremos en contacto de nuevo. —Estaremos bien —asintió Erwin. —Es obligación de los policías detener este tipo de cosas —corroboró Farrow, para después enfocar la mirada en el vasto mar, antes de regresar con el barco a la Prisión Boceto—. "Justice", ¿eh...? Fin del caso. Os daré el premio en breves instantes. (Se agradece que quienes tengan facultades para editar me ayudasen a hacerlo en las fichas de cada uno (?))
Ian —Reshiram es un pokémon muy regio, pero está claro que, a diferencia de Salamence, su biología no está diseñada para volar a altas velocidades. No me puedo creer que llegase antes que tú, Hubert —me quejé, aterrizando en los bordes de la isla que albergaba la prisión boceto. Poco después llegó Hubert en su Reshiram, que aterrizó con elegancia. Miré a mi alrededor durante unos segundos, buscando al resto de Holders con la mirada; para variar, había sido el primero en llegar. Aunque, pensando de manera lógica, era lo que más sentido tenía, dado que jamás me había marchado de las Islas Artistas, que estaban prácticamente pegadas con la prisión. Por ello, no había demorado prácticamente nada en llegar. >>Bueno, supongo que al ser los primeros nuestro trabajo va a consistir en encontrar a Farrow, Handose y Erwin. No debería ser demasiado difícil, pero aún así deberíamos darnos prisa. Contenido oculto GalladeLucario
Ian Habían pasado varios minutos, minutos en los que nadie más apareció, ni los holders restantes ni tampoco Erwin, Handsome o Farrow. Y eso me preocupaba. Me preocupaba y me ponía nervioso. ¿Qué podía estar pasando? Aunque trataba de calmarme, estaba claro que algo no estaba bien en todo eso, y mi nerviosismo, aunque leve, se mantenía insistente. Y esp era algo que, bajo ningún motivo, podía permitirme. En una investigación tan importante y en un caso de vital importancia como este, con todo lo que implicaba, era lo último que podía permitirme. Si me ponía nervioso iba a cometer errores; errores que podían ser fatales. Por eso, debía alejarme durante unos instantes. Buscar algún lugar donde despejar la mente, y conocía un lugar tranquilo donde hacerlo. —Vuelvo lo antes posible Hubert —le dije al entrenador, liberando a Salamence y partienso en él.
Mimi Honda Decir que estaba histérica no era exagerar en lo absoluto. Las manos que me aferraban al plumaje de Isamu me temblaban tanto que incluso el propio pokémon lo notó y me dirigió una mirada de circunstancias. Trataba de aparentar calma pero sinceramente era jodidamente difícil. ¿Por qué estaba diciendo tantas palabrotas? Yo solía ser bastante educada en ese sentido, siempre trataba de usar las palabras más suaves posibles... pero la situación me tenía al borde de un colapso nervioso. ¿Qué clase de broma cruel del destino era esta? No hacía ni un maldito día que habíamos vivido una masacre en esta misma prisión. Y ahora nos mandaban este mensaje... Emily había sufrido tantísimo en este mismo lugar... ¡¿Es que no pensaban darnos un solo segundo de descanso?! ¿Estábamos condenados a sufrir constantemente por asuntos que deberían ser ajenos a nosotros? ¿Qué clase de cuerpo de seguridad es tan inútil que requiere la ayuda de chicos jóvenes para resolver sus malditos casos? Apreté los puños mientras Isamu planeaba sobre la isla. Emily nunca debió involucrarse con ellos. Nunca debió responder ninguna de las llamadas de la CSG, todo esto era culpa de Farrow. Ninguno de nosotros debimos hacerlo. Emily era mi prioridad y si tenía que darles la espalda a la CSG no me importaba en lo absoluto. Ellos eran los culpables de todo esto. Si estábamos involucrados en esta maldita red de mentiras era todo culpa de ellos. Yo nunca debí haber visto el cadáver de Nina sobre una mesa de metal. Nadie que no estuviese preparado debería haberlo hecho... Y ahora toda esta mierda había salpicado a Emily. Nunca iba a perdonárselo. Ni a Handsome, ni a Farrow ni a Erwin. A Justice, fuera quien fuese... solo deseaba matarlo con mis propias manos. Al llegar a la isla, al posar nuestros pies en la arena, Effy y yo solo vimos a Hubert allí. ¿Hubert? ¿Dónde estaban el resto de holders? ¿Dónde estaban Alpha, Lucas o Liza? ¿Dónde estaba el imbécil de Orgen? ¿Dónde estaba todo el mundo? Emily siempre había tratado de hacer el bien para todos, de ayudar a todos... Era una persona tan amable, brillante y buena. ¿Por qué no había nadie allí? ¿Eso era todo lo que les importaba? —... ¿No ha venido nadie más?—pregunté con una sombra en la mirada, apretando los puños con tanta fuerza que mis nudillos se pusieron blancos—. La vida de Emily está en juego... ¿por qué demonios no hay nadie más aquí? En mi tono, tan frío como amargo, vibraba una sorda rabia.