Egocéntrico sol que el ritmo de la traviesa brisa no deseas seguir, pues al compás que indica tu voluntad te mueves; surcas en soledad ese llano cielo y cuando la tristeza te agobia buscas refugio entre esas blancas sabanas de algodón. Al igual que tú, mi destino es errar en soledad, hasta el final; A través del tiempo navegare; incluso aun después que tu luz se extinga y tu hambrienta violencia devore el cosmos, será entonces que mi castigo como el testigo de la humanidad termine.