de Dragon Ball - Primeros Pasos.

No había nada más irritable para Vegeta que Trunks saliera bien librado de sus travesuras. Y sólo porque estaba aprendiendo a caminar. Lo que le era ilógico.

"Cualquiera lo hace", se dijo así mismo rodando los ojos al ver a la bola de carne rosa seguir a Bulma sosteniéndose de los muebles y tirando todo a su paso.

Definitivamente en la cabeza del Saiyajin, no cabía el hecho de que el niño fuera aplaudido por sus desastres. Él era testigo de los constantes desplantes de parte de la científico, por arruinar algo obviamente por motivos razonables.

Y esa cosa tenía la libertad de hacer lo que quisiera. Gritar, patalear, comer y romper si quería y tenía ganas.

Era un insecto con suerte.

Los terrícolas le daban demasiada importancia a los primeros pasos de los mocosos, tanto que por cualquier estupidez ovacionaban al engendro por sus obviamente estupideces. Y nadie tenía que decírselo, lo estaba viendo con sus propios ojos.

Pero para su propio entendimiento, el primer atisbo de poder era lo que de alguna manera, debía ser digno de apreciar para un Saiyajin. No unos miserables primeros pasos de alguien que ni siquiera demostraba ser su hijo. No con ese color de cabello y sus piernitas tan débiles.

Con cierto desagrado, prefirió dejar de mirar a esos dos y se fue a la cocina. Mirarlos no le había provocado ternura, al contrario, hambre era el único sentimiento que había sentido y claro, las infaltables ganas de salir despavorido de aquel ilógico mundo.

— ¡Joven Vegeta! —bufó por lo bajo, "demonios" se dijo sombrío, sentándose en la mesa frente a su desquiciada suegra, con ciertos aires de pesar — . Imagino que debe tener hambre, ¡hice unos pasteles!

— Hmp —prefería reservarse sus comentarios y devorar con devoción lo que fuera que le dieran. No estaba de humor. Aunque dudaba estarlo siempre.

Y pudo comprobarlo cuando se escuchó los gritos de felicidad de Bulma y las risas del mocoso por toda la Corporación Cápsula. Fue consciente de los pasos apresurados de la mujer acercarse a la cocina. Casi podía verla saltar como una niña pequeña.

Y era lo que había hecho al llegar.

— ¡Lo ha logrado! ¡Dió sus primeros pasos sin ayuda! —chilló con el pequeño Trunks en sus brazos, que no dejaba de estar hipnotizado por el éxtasis de su madre.

— ¡Oh, pero si el pequeño Trunks se está volviendo toda una celebridad en estos días! —él se giró y rió ante las morisquetas que su abuela le hacía. Sin saber muy bien porqué, estaba muy feliz.

Bulma lo dejó en el suelo, sin dejar de parlotear lo inteligente que era su niño. Trunks tardó un poco en estabilizarse pero en cuanto se sintió seguro, comenzó a dar sus pequeños y cortos pasos. Inmediatamente encontró su rumbo y no dejó de caminar hasta llegar donde quería llegar. Estaba tan concentrado que Bulma no quiso detenerlo aún sabiendo lo peligroso que podía llegar a ser.

Vegeta arqueó una ceja y miró al niño con frialdad cuando éste llegó a su lado. Sus bracitos estaban extendidos en su dirección, pidiendo desesperadamente ser cargado por aquel hombre intrigante que, su madre, no dejaba de recordarle que él era su padre.

—¿Y tú qué?

— Ay, Vegeta, sé más cariñoso —éste miró a Bulma con el ceño fruncido y luego al mocoso. Si lo ignoraba luego aquella mujer no lo dejaría en paz con sus cuestionamientos.

Y realmente prefería saltarse la reprimenda, sobre todo, sus gritos del infierno.

Alargó la mano sin mirar a la criatura y lo agarró de su enterito. Trunks aplaudió, no era lo que esperaba, pero se sentía realmente divertido estar en el aire.

Bulma rodó los ojos, el Saiyajin cargaba a su hijo como si fuese un trapo sucio. Pero no tardó en sonreír, ambos se veían demasiado tiernos como para enojarse.

Un flash los segó a los cuatro y no tardaron en mirar al criminal con mala cara.

—Otra más para el álbum, Trunks va adorar ver esto cuando crezca —El Dr. Brief les sonrió mientras sostenía su cámara fotográfica como si nada.

Vegeta era el único que siguió fulminándolo con la mirada. Realmente no quería ver eso en un futuro, lo quemaría en cuanto lo tuviera en sus manos. De eso estaba más que seguro.

—Ya puedes bajarlo —le dijo amablemente Bulma, al menos intentaba serlo; él era consciente de su nerviosismo y el leve temblor de sus hermosos labios.

Había decidido amablemente que ella lo conservara, debía estar aliviada al respecto de que aquel niño haya podido llegar hasta esa etapa. Es por eso que no tardó en mirarla mal mientras bajaba lentamente a la criatura que ya apestaba a rayos.

—Huele mal.

—Oh, imagino que el primer esfuerzo de sus primeros pasos ha provocado que se ensucie ¿verdad mi pequeño cochinito? —Trunks rió cuando alcanzó las piernas de su bella mamá.

— ¿Quién lo diría? Trunks caminando, ya no quiero imaginarme cuando aprenda a manejar.

Esa sería otra historia que Vegeta, esperaba principalmente, no presenciar en un futuro.

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¡Hola! Un nuevo OneShot de Vegeta y el pequeño de Trunks. Espero que les guste, y si ven algo que no está bien ¡me lo dicen! . Desde ya ¡gracias por leer! ​