Primera nevada de invierno [Tenten]

Primera nevada de invierno [Tenten]

Bueno, me animé a publicar el coso que hice para el concurso: -----> One-shots congelados-Naruto (o el nombre era algo asáh...) (?
Agradecimientos---> Yuzu
Dedicatorias---> Kotex. (??? Porque la estoy ayudando a crear cosas cortas (?????!!
Addasdasdefeadas---> No se me ocurre nadie para adasefear (?
Spam---> Tengo el vicio del SoulMaka y de SEE YEEEEEEEY! (Fayth., sé que es gay xD)

Primera nevada de invierno [Tenten]​

Hace frío. Deseas cerrar la ventana, pero aún le esperas. Sabes que si la cierras, el primer copo de nieve del invierno no entrará en tu habitación.
Qué divertido sería, para ti, un alma aniñada. El primer fruto de la primera nevada, generarías la envidia en la bestia verde de Konoha.

¿Quién te viera, Tenten, con dieciocho años y esperando por una gota de agua congelada? Cualquiera se reiría; tú aún no quieres dejar de ser una niña. Te equivocas en muchas cosas, bromeas sobre eso, te muestras inmadura en tantas veces; y ésta es una de ellas.

Si no cierras la ventana, cogerás un resfriado.

Es un sabio consejo, pero haces caso omiso y sigues esperando. Qué ilusión te inunda, no te importaría pasar una semana enferma en cama con tal de verlo, de tocarlo y derretirlo con el tacto. El aire de afuera estaba más frío que el filo de tu kunai, pero todo está bien.

Te gotea la nariz, la tienes roja. Estornudas delicadamente, pero aún no tienes problema alguno con esperar. Tu fino pijama de seda ya no es abrigo, pero no es impedimento.
Escuchas sus pasos, pero no te inquietas en lo más mínimo. Conoces su ritmo andante como la palma de tu mano. Es él, tu amigo incondicional.

—Te vas a enfermar, bella flor —te habla. Sus manos sostienen una manta a cuadros; con la que te cubre para que no tengas frío.

Agradeces en silencio, y sigues pendiente de esas nubes que no te dan lo que quieres. Ya no sabes cómo pasar el tiempo esperando el momento. No es justo que algo que ansías tanto se retrase.
Él está listo para repetírtelo, pero le tranquilizas con un suave mirar, todo está bien.

—Gai-sensei está preocupado por ti, Tenten. Y también Neji, aunque finja no interesarse.

—Diles que espero al copo de nieve, es lo que hago —sonríes de forma grata. No deseas preocupar a nadie porque no te sucede nada malo. Sólo aguardas por algo, no es ningún crimen.

Es normal que se preocupen por ti, ellos son tus compañeros y familia, y es raro que no estés saltando de un lado para otro, haciendo bromas en donde metes la pata bien feo, o molestando a Neji.
Aún así, nada deja de estar bien para ti.

Vuelves a estar sola, Lee te ha dejado en el silencio. La noche se te está yendo, y mañana por la mañana dejarás ese lugar. Tu misión ahí había terminado, sólo descansarían por esta noche antes de partir a casa. Y en tu hogar no nevaría, no hay suficiente frío. Te tocaría despedirte de tu ilusión.

El tiempo pasa, la noche se te escurre entre las manos y nada pasa. Aún no hay nada blanco a la vista. El sueño te ataca sin piedad, ¡no te rindas! No quieres dormir, no puedes darte el lujo de dormir cuando aún no lo has presenciado.
Pero ya no puedes más, ya ha sido demasiado por hoy. Tus párpados ya no quieren seguir abiertos, quieren cerrarse y guardarse esos cansados ojos hasta que el sol brille nuevamente y puedan lucirse.

Ya no puedes hacer nada más, estás dormida. Soñarás con verlo al fin.
Los minutos no tienen piedad de ti, se van corriendo. Los pequeños lapsos se transforman en horas, que sean pocas o muchas, siempre cuentan.

Frío, en tu mejilla hay frío. ¿Podrá ser? ¿Acaso el momento ha llegado al fin?

Abres los párpados, asombrada e ilusionada. El sol se ha levantado contigo, y en el rubor de tu cara hay una pequeña gota, afuera está nevando. Estás feliz, parecen copos de nieve caer.
Te levantas, corres hacia tu ventana. Estiras los brazos hacia fuera y puedes tocarlos, eres libre de hacerlo. Tu momento llegó, tarde pero llegó. La cantidad de puntos blancos aumenta, cada vez caen más y más.

—Es hermoso— lo catalogas, tu sonrisa radiante se hace presente. Era invierno, la estación que más odias en el mundo, pero todo está bien, porque ahora conoces el bello resultado del frío incesante.
Escuchas los gritos de tu sensei desde el primer piso, es hora de marcharse de ahí. Quizás no puedas volver a ver nevar otra vez, o quizás sí. Pero te marcharías con la certeza de que quedaría en tu memoria por siempre.