[Primer juicio] Asesinato de: Adara "Nix" Monroe

Me había quedado en shock tras ver morir ante mis ojos a Darius. Con lo poco que salió solo pude murmurar:

—¿S-su espia...?

 

—¿Pero que diablos? ¡Un pinche espía! jopé, que día —dije sin destaparme los ojos—

 

--Asi termina otro concierto mas --exclamo mientras dejaba la guitarra de aire--. Y el jurado lo ha declarado.... culpable.

 

—Eso fué bastante macabro —le dije en voz baja a Evangelin—

 

—Un espía, ¿eh? —miré a Monokuma, nada impactado por la ejecución, que poco me importaba—. Monokuma, ¿podríamos saber dónde está el arma del crimen? —insistía, quería saber todo con detalle sobre el crimen.

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@Patch

 

Decidí irme de allí cuanto antes, no podía dejar de repetir aquellas imágenes en mi cabeza, necesitaba descansar. Con una mirada inexpresiva, di una vuelta con los ojos por toda la zona y sin prestar más atención al juicio, que ya había acabado, monté en el ascensor y me fui de allí.

 

—¡Oh! Eso. El arma la tengo yo, será uno de tantos recuerdos, upupup. —Dijo, finalmente desapareciendo del lugar.

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Cuando venga de clases de canto, unas nuevas discusiones

 

—Carambas, con razón —dije—

 

Como no podía ser de otra manera, Darius había sido el asesino de Nix. Observé su muerte en silencio, sin mostrar emoción alguna. Ese bastardo, a fin de cuentas, no se merecía la menor consideración de mi parte. Y como sospechaba, era uno de los estudiantes que estaba siguiendo las órdenes de Monokuma. Cuando este último se fue, miré hacia el cielorraso:

—Lo logramos, Nix, tu muerte no se ha quedado sin justicia...

Sonreí.

 

Comencé a reír. Claro, si era el espía, Monokuma lo ayudaría, era lógico.
Reí más fuerte. Pensé en todas las posibilidades sobre la ubicación del arma del crimen, pero... nunca pensé que podría tenerla Monokuma, porque no pensé que estaría compinchado a Darius.
Después de todo, como bien hace Ren, hay que tener en cuenta todas las posibilidades, aunque a veces fuesen ilógicas.

 

—Joder, y todos ustedes pensando que era yo —dije aliviado—

 

—No hables tan en general —dije mientras me dirigía al ascensor para salir de allí—, yo nunca pensé que fueses tú.

 

—Alguno sí pensaron, incluyendo a Darius —respondí—

 

--No lo hizo, solo queria hecharte la culpa, obviamente.

 

Acompañé a Crow al ascensor.

—Veo que ser ladrón te otorgó una mente privilegiada, eso es de agradecer —le dije, parándome junto a él—. Rin y yo estábamos totalmente convencidos de que había sido el tonto de Michael, hasta que nos diste explicaciones más convincentes de que era el mago.

 

—Tienes que saber cómo actúa un criminal si quieres ser un criminal —dije con una sonrisa—, aunque nuestros ámbitos de actuación sean distintos.

 

—Eeeeh, ¡no me insultes! —exclamé algo molesto—

 

—¿Por qué no? Casi lo echas todo a perder con tus intervenciones inoportunas, en la cocina. Además, hiciste enojar a Nix en su momento: eso te hace merecedor del título, querido compañero.

 

—Bueno, en un grupo de estudiantes nunca falta el tonto, ¿No? —dije riendo—

 

—Dicho sea, no me pusiste nada fácil hacer que dejasen de sospechar de ti; por cada vez que limpiaba tu nombre, añadías una nueva sospecha. A veces es mejor callarse, que decir cosas que te perjudican. Todo lo que digas podrá ser utilizado en tu contra, recuerda esa máxima, querido Michael —le dije mirando al techo.