[Primer juicio] Asesinato de: Adara "Nix" Monroe

—Un niño intentando demostrar que es suficientemente hombre...—dije con otra sonrisa mientras hacia desaparecer completamente las cartas y tomaba mi chaqueta y comenzando a ponermela lentamente y ajustandola junto con mi capucha.-¿Asesino?- pregunté al otro chico mientras lo observa.-En esto se basa el juego, matar o ser asesinado, se llama supervivencia del más apto.-ahora se me formó una sonrisa.-¿Me quieren matar? Eso demuestra que en el interior son igual o peor que aquel que acaban de llamar asesino.-dije tomando una moneda y lanzandola al aire.

 

Suspire y mire a Graham, que trataba de calmar la situacion — Disculpa, Graham. Pero su descaro me molesta, nisiquiera se siente mal por haberla matado. — Dije esto ultimo casi como un murmuro. Observe a Alex callado y tranquilo, o eso me parecia, y lo imite.

 

—Es que eres el asesino, tus defensivas te delatan —dije—

 

Mire al mago tratando de justificarse y me dirigi a el una vez mas. — Te equivocas. Hay personas aqui que tienen la suficiente fuerza de voluntad para no matar a nadie, ni quebrar su moral. Y prefieren morir antes que ver asesinados o matar a sus compañeros, no nos metas a todos en un mismo saco, chico.

 

Mire la escena frunciendo levemente el ceño, el mato a alguien muy importante para mi y ni le importaba, las lagrimas querían salir pero controle el deseo de llorar con todas mis fuerzas mientras con mi mano izquierda limpiaba las pocas que lograban salir a la luz.

 

—Lo decis ahora, pero ponerte a pensar: Una semana será fácil, un mes será pasable, seis meses sin saber nada del exterior o preocupándote por tu familia, y si llega a un año? Y no sabes nada del exterior siendo controlado por un oso "maloso" 100% felpa, ¿tu moral seguirá intacta? ¿Y si cambian las reglas de juego y se quedan sin comida, sin agua? Son posibilidades que podes pensar, pero no quieres, quizás tú tengas tu moral limpia aún con el tiempo, pero y los demás...—pregunté algo serio.

 

—Aunque concuerdo con lo del oso, siempre, SIEMPRE, hay una solución a todo tipo de problemas —respondí—

 

Darius si que queria incentivar el panico en los demas. Era una pena, la verdad tenia cierta razon, si no fuera por la mente maestra tras esta escuela, ninguno de los 17 estudiantes tendriamos que lidiar con estas situaciones extremas.
Pero ¿Quien aqui podria vivir fuera con el peso de saber que mato a todos sus compañeros? La idea me horrorizaba. Yo amaba a mi familia, pero esto no es lo que ellos querrian para mi.
Me limite a observarlo callado, si le seguia el juego, el sujeto seguiria tratando de asustar a los demas.

 

Me limité a sentarme en en suelo en un suspiro, no quería alterarme, quería permanecer tranquila pero nada me aseguraba que la "discusión" terminara así como así...

 

—Lo acabas de decir chico, hay una solución para todo, y aquí solo hay una...No la tengo que repetir, pero gracias por el apoyo, tío, solo por eso te resevarle antes un sitio en el infierno, espero que no llegues pronto...—dije con una sonrisa y observando el rostro de los demás.

 

—Eren un Dummkopf—. Insulte a Darius en Alemán casi en un susurro para que nadie me escuchara.

 

—Alemán para pendejo —respondí—

 

Simplemente ignoré lo que pasaba, me acerqué a una de las esquinas y empecé a practicar coreografías.
--Cuando pararán... -- dije en voz baja.

 

Sonreí un poco ya las mentes débiles comenzaban a liberar su frustración por las palabras soeces:

—¿Algún otro que desee que le guarde un buen lugar en el inframundo?— pregunté observando a los presentes.

 

Callé y decidí no seguirle el juego, es demasiado obvio, solo un masoquista iría tan lejos para cavar su propia tumba

 

--Ah... el ritmo acelerado de los novatos. --dije de repente, mientras tocaba una guitarra de aire imaginaria--. Ya hemos reunido todos los acordes de esta cancion, ya solo nos queda la ultima nota, es decir, la votacion.

 

Todo el juicio lo pasé casi en silencio, para qué hablar cuando ya lo había dicho todo anteriormente; dejé que el Super Estudiante Elocuente mostrase sus habilidades, y lo hizo bastante bien. Darius practicamente reconoció su culpabilidad.

—Dime, Darius, ¿dónde escondiste el arma del crimen? A fin de cuentas, es la única incógnita que dejé por resolver.

 

Me mantuve callada todo el rato, escuchando las acusaciones de cada uno y pesando con la mirada fija en el pulsador de los votos. Tras pensarlo bien, voté al que creía que era el culpable y cerré los ojos tras pulsarlo. No había marcha atrás. Levanté la mirada, exasperada y miré al "asesino".

—¿Por qué no respondes ya que has sido tu, Darius? Deja de perder el tiempo diciendo estupideces para irte por las ramas. —dije seriamente mientras lo miraba.

 

—¡El juicio ha finalizado! Y sí que han acertado, upupupu. —Saca un martillo de juguete, azul y con él, con diversión, presiona un botón rojo.

Aparece una pantalla de videojuegos que dice "Game Over" y las siluetas pixeleadas de Monokuma y Darius. Éste último siendo jalado por el oso.

Darius luego aparece en un escenario, siendo obligado a hacer distintos trucos de magia y ser de diversión para su público: miles de osos iguales a Monokuma. Y es entonces cuando va a realizar su último truco, con varias cartas... En dos lados del escenario se posan cañones, apuntados hacia el individuo que hace los trucos.
Cuando son disparados, éste cae al suelo, sin vida.

Herido porque su cuello fue cortado cuatro veces con cartas, naipes. También fue cuatro veces cortado en todas sus extremidades. Y queda un naipe entre los cabellos de éste, con el rostro y la sonrisa del oso.

Monokuma rió divertido, y miró a sus alumnos, mientras se despedía.

—Upupupuu, una cosa más... ¡Era mi espía! —Con ello, se desvanece.

Acaba la primera clase del juicio.

 

—Ay carambas, para no decir la propia palabra —dije susurrando y tapándome los ojos—
El upupupu de Monokuma resonaba por todos los lados de mi mente