Preguntas y recuerdos

NOTA DE LA AUTORA: Incluí algunos versos de la canción On Top Of The World, de Imagine Dragons, traducidos. O más bien los escribí y luego fui añadiendo la historia. Es medio rara y repetitiva, pero bueno.
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Un día, tras años de casados, mi esposa me preguntaba que cómo había logrado enamorarla cuando éramos jóvenes, si ella recordaba que había rechazado mis sentimientos, y que yo no había insistido en absoluto con ellos.

Recordaba que ella sola había hecho líos su cabeza pensando en mis palabras, y que había desaparecido inmediatamente de mi vida con un sentimiento de intranquilidad increíble. Que cuando me volvió a ver, no pudo soportar la sola idea de que yo estuviera con alguien más, y de algún modo había acabado ella intentando conquistarme, a pesar de que ya me tenía bien enganchado. Me reí y la miré con dulzura porque, conforme recordaba en voz alta todo eso, se había contestado ya su pregunta.

Si amas a alguien, será mejor que se lo digas mientras están a tu lado, porque ellos podrían simple y sencillamente alejarse de ti.

Además, también podrían simple y sencillamente volver a tu lado.

Otro día, mi esposa me preguntaba que cómo me había enamorado de ella, si ella recordaba que yo antes estaba “perdidamente enamorado” de una vieja amiga que, además, estaba “también perdidamente enamorada” de mi.

Recordaba que cuando me conoció, yo tenía, siempre que podía, los ojos fijos en esa vieja amiga. Que me ruborizaba cuando me molestaban sobre mis sentimientos por ella y que me ponía celoso de uno de mis mejores amigos a quien también le gustaba. Yo le respondí a mi amada que debió haber sido cosa del destino.

Habré tenido las montañas más altas, y tenido los ríos más profundos. Uno puede tenerlo todo, pero la vida sigue avanzando.

O tal vez uno puede descubrir montañas todavía más altas y ríos con más peces de los que te pueden esperar en el mar.

Otro día, mi esposa me preguntaba que cómo me había enamorado de ella y más aún; que cómo me había aferrado a amarla a pesar de que desapareció de mi vida, habiéndome rechazado y, ella recordaba, sin decirme propiamente adiós.

Recordaba que yo la había perseguido por la escuela, hasta que ella, con una increíble habilidad atlética, de la que yo siempre he carecido, escaló por el portón de la entrada para escapar y no la volví a ver hasta mucho después.

Me pude haber rendido en ese entonces, pero a la vez no hubiera podido, porqué llegué hasta ahí para algo, por una razón.

No le había dicho que la quería sólo por decírselo.


Un día, muchos años después de todo lo anterior, yo le preguntaba a mi esposa que cómo me había logrado cuidar tan atentamente, durante tantos años, mientras yo tenía que permanecer en una cama de hospital, a causa de mi cada año más frágil cuerpo… Cómo, si yo recordaba que ella me preguntaba tantas cosas relacionadas a lo imposible que parecía en el pasado que fuéramos a terminar juntos.

Yo recordaba que ella me preguntaba esas cosas con una expresión acomplejada. Que no lo hacía con mala intención y que yo siempre le contestaba, cuando no se contestaba por sí misma, con una dulce sonrisa, porque la amaba.

Pero un día me pregunté si simplemente sería que ella en realidad no me amaba. Y tras ver esa misma dulce sonrisa, que yo le había dedicado toda mi vida, iluminar su tan bello rostro… Me sentí como un completo y además muy feliz idiota.