Mientras caminaba por el lugar me puse a buscar algun pokemon. En poco una Kirlia se acerco a mi, no se veia muy poderosa por lo cual le di una caricia rapida y me aleje de ella.
Por mas que quisiese dormir, no podía; daba vueltas por el suelo, que era esponjoso gracias al abundandante pasto que allí crecía. —¡Ah, no puedo estar así!—Grité hastiada.
Me levanté decidida y le hice una seña a mis pokémon para que se acercaran. —Iremos a caminar, ¿sí? Ellos asintieron y comenzamos a andar por la pradera.
Libere a mi gran Gyarados el cual fue montado por mi, este se quejo con un enorme grito. — Tranquilo, tranquilo. En un rato me bajare, pero ahora estoy cansado.
Puse mis manos como en una visera y observé la lejanía. —Alaaaaaaa, que este lugar es gigantesco—exclamé sorprendida al ver la extensión de la pradera. Miré a mis compañeros y me encogí de hombros—. Vamos a tener que caminar mucho.
Comenzamos a correr por toda la pradera, observando grandes y gigantescos Tauros que parecían querer matarnos si nos acercábamos a ellos. Qué suerte que no me arriesgué a hacerlo.
Llegamos rápidamente a la Pradera Arte… era tan extensa y amplia como la recordaba. —Regresa, Skarmory —dije, volviendo al pokémon a su pokebola. Acto seguido, comencé a caminar sin rumbo alguno, explorando el lugar al que había descendido.
Mientras íbamos corriendo, sentí que me tropezaba con algo. Caí de cara al suelo, llenándome de... ¡caca de Tauros! ¡Qué asco! —¡Oh, no, esto no me puede pasar a mí! ¡Primero el pelo y ahora mi ropa!—Me lamenté mientras me levantaba del suelo. Todos mis pokémon me miraban divertidos, excepto Misdreavus, que mantenía su semblante impasible.
Lentamente seguia recorriendo la pradera montado en mi poco fiel Gyarados, en cualquier momento encontraria un pokemon y se pondria a pelear contra el.
Mientras caminaba, vi a lo lejos lo que parecía ser una estampida de Tauros… me acerqué en su dirección, quizás podíamos entrenar contra aquellos Tauros salvajes, sería un gran entrenamiento para Blastoise y Dragonite que hace tiempo no combatían...
—¡Cállense, tontos!—Espeté enojada. Miré a Azumarill y le hice una seña. Él obedeció y usó Aqua Cola. El agua me limpió, y aunque terminé 3 metros más lejos que mis pokémon, sentí que nada más me podía pasar.
Estaba completamente empapada, pero por suerte el sol pegaba fuerte, así que me secaría pronto. Escuché unos cañones en la lejanía. Me di vuelta, asustada, ¿serían los maleantes otra vez? Miré a mis pokémon preocupada y parece que todos pensamos lo mismo. Corrimos en dirección contraria al ruido, aterrados.
Una gran orda de Tauros se veia a lo lejos. Gyarados no dudo en usar su Danza Dragon y luego arremeter contra los Tauros usando su velocidad mas la fuerza que habia ganado concentrados en una Acua Cola.
Caminé por un buen rato hasta que vi a Pauline, rodeada por Azumarill, Grovyle, Smoochum, y otros pokémon que supuse debían ser suyos también… huyendo despavoridos de algo que yo desconocía. —¡No creí que te vería aquí, tan lejos de la cascada! —exclamé, acercándome a la chica.
(@Ashareen) A lo lejos se veía una silueta que me resultaba familiar, una chica que no había visto en mucho tiempo —¡Eh, por aquí! —grité para llamar la atención de la chica—