Noté que a Ukita le incomodaba hablar de ello y decidí no seguir con eso. --Me puedes dar a Samurott ¿por favor? --reí divertida.
--¡Ah, claro!--Exclamé bastante aliviado, dando gracias a los cielos.--De hecho está ahí descansando... fue un largo camino para el grandulón...
Reí con aquella respuesta. De repente, recordé que Raikou había quedado recostado desde mi llegada. Volteé a ver y seguía en su lugar, completamente tranquilo.
--¿Ahora? No lo creo... prefiero que descanse; porque de seguro se va a venir algo agitado cuando se aparezca el equipo Gamma por acá...
Me giré y lo vi durmiendo, y me levanté para acercarme a mi querido inicial. Le acaricié y este abrió los ojos para levantarse y mirarme feliz de que hubiera vuelto. --Yo también te extrañé amigo. --sonreí abrazándolo.
Sonreí por la linda escena de la entrenadora y su pokémon. Luego volteé para asegurarme de que Natu estuviese aun debajo del huevo.--Todo okey...--Era algo aburrido, las horas pasaban y nosotros 4 seguíamos aquí ¿Cuánto más debía pasar para que el tal Ho-Oh aparezca?
--El mío no está en la pokébola... --repuse--. Y de todos modos prefiero no arriesgarme a tener una batalla antes; estoy seguro que esa gente es muuy impredecible y puede salir con cualquier cosa.
--Huh? A si, cierto. --reí volteándome y escuchar a Alpha. --Sal Suicune. El pokémon salió y me miró a arrogantemente. --Ya empezamos...--suspiré.
Al darme cuenta de que yo era el único que no tenía suelto al perro legendario me apené, no quería parecer un novato--Pues pues, falto yo...--Solté a Entei quien despertó algo desubicado y analizó su entorno, viendo a los chicos algo extrañado.
Togepi bostezó. Pegó un salto, yéndose del hombro de Ukita. Aterrizó en el suelo, tomó la cápsula del huevo y la puso en mi mochila. Seguido de eso, llegó y se posó sobre mi cabeza, todo en tan sólo unos segundos.
Al verse; Entei, Suicune y Raikou las nubes empezaron a formarse, y nuevamente otra tormenta atacó nuestro ambiente. --Al parecer esos tres no hacen buena combinación juntos...