Pradera Arte

Dante Miles

Una parte de él se sintió aliviado cuando notó que reía, mientras todavía pudiera reirse de algo así, todavía podía hacer cosas para devolverlo a su humor usual poco a poco, aun podía quedar camino para animarlo. Sin más se sentó a su lado y se mantivo en silencio, dispuesto a escuchar todo lo que tenía que decirle.

Primero inició con algo que le había pasado hace tiempo y la verdad, lo que dijo no lo había esperado en lo absoluto. Saber que Bruno había estado vivo todo ese tiempo lo había descolocado demasiado, Dante y él no tenían una muy buena relación por ciertas...cosas, pero sabía todo lo que significó para Liza perderle, si hubiera sabido que estaba en coma, probablemente no se hubiera perdonado en lo absoluto y uaunque seguía prestandole atención a Alpha, no podía evitar pensar que esa información era mejor... no revelarla. Luego vino el tema de Mimi, el hecho de que se le confesara sí lo había tomado por sorpresa, él tenía la ventaja que Steve en su momento le había informado por el tema y a decir verdad, no podía culpar a Alpha por rechazarla, no era el mejor momento para alguien a quien que no hubiera recibido muchas señales de... cariño directo.

Allí fue donde lo vio ponerse aun más triste y terminó hundiendo su cabeza entre sus piernas, le partió el corazón casi al instante pero cuando a penas iba a estirar su mano hacia él, su Milotic ya se había adelantado a rodearlo para confortarle al igual que un... ¿Manaphy? La historia en cambio, continuó, volviendose ahora más oscura.

Que mencionara la CSG lo puso alerta, que no mucho después dijera que todo se convirtiera en una masacre no le hizo las cosas mucho mejor, porque su primer pensamiento se dirigió a Emily, sabía lo mucho que le gustaban aquellos casos e imaginarla allí también no le traía mucha paz y por más que se muriera de ganas de preguntar si estaba bien, sabía que debía centrarse en Alpha.

Acarició un poco a su Milotic para pedirle que se desenrollara un poco y de inmediato abrazó a Alpha, decidiendo recargar su mejilla sobre su cabeza para intentar tenerlo un poco más cerca, se sentía horrible, prácticamente había sido acontecimientos que fueron escalando de mal en peor y aun así, trataba de mantenerse relativamente "bien".

—Lo siento mucho, Alpha...—por unos segundos apretó un poco más su agarre —, siempre has sido alguien que se lanza sin miedo a todo lo que se le presente, eso es algo bastante impresionante, ¿sabes? —se animó a darle un beso sobre su cabello como solía hacerlo con Ukita, normalmente por incomodidad no lo hacia con muchas otras personas pero... la situacion lo requería —, con Darkrai no puedo imaginar lo que estás pasando en este momento, pero se lo crueles que pueden ser las pesadillas, más si las vives solo —suspiró —. Y no puedo hablar por Mimi, ella es... complicada, pero se que necesitará tiempo de aceptar todo o que sucede a su alrededor, y quizás tu también...

Hasta para él esa clase de temas eran algo complicados, probablemente otra persona sería más eficiente.

—Pero ahora lo importante... es que esta bien tener miedo, la situacion que visiste y vivieron todos los presentes no se puede disfrazar, es horrible —probablemente si él hubiese estado allí hubiera estado temblando demasiado —, quizás es momento de dejar de ser valiente y aceptar, como ya hiciste, que tienes miedo.

Tomó un poco de aire para separarse de él y sonreirle con tranquilidad, quizás le contagiara un poco —Además, no tienes que pasar por todo solo, ¿no? Te puedo patrocinar mis ropas de playero vagabundo mientras, vaya, vagamos por allí, puedes avanzar poco a poco con alguien si te lo permites... ¿no crees?

Contenido oculto

Hace un chorro que no doy consejos con Dante y.... ni idea si esto ayudara a Alphita bebe B)

 

Alpha Xenodis.

Cuando acabé de hablar poco a poco Dante se acercó a mi cuerpo y me abrazó. Fue como si de mi hermano se tratase... Esas veces que llegaba a casa con miles de heridas por estar persiguiendo algún pokémon salvaje en el bosque y él estaba siempre ahí para, después de darme una buena reprimenda, vendarme y decirme que todo estaría bien, que no debía llorar y que dejase de ser tan poco precavido... Dante me recordó mucho eso.

—Luego en la playa Mimi me intentó animar, ¿sabes? Pero luego todo se fue a pique cuando ella me recordó que le fallé... Yo le prometí no abandonarle y le fallé.

Volví a hundirme dentro de mis piernas y simplemente suspiré, un poco más calmado que antes.

—No la entiendo en lo absoluto... Primero actúa como si me odiase, luego se comienza a calmar, me da una paliza, cuando nos reencontramos se ve muy feliz, me dice que me ama y cuando yo la rechazo dice que mejor no me acerque a ella... Las mujeres son muy complicadas.

 

Dante Miles

Quizás no había demasiadas ocasiones donde no se sintiera exactamente seguro de lo que tenía que decir, pero sabía identificar que esa era perfectamente una de esas situaciones. Su relación con Mimi no era especialmente su persona favorita en toda esa región y aun así estaba pensando en cómo podía brindarle un confort a Alpha porque sabía que ella significaba mucho para él.

La vida daba muchisimas vueltas, parecía comprobarlo siempre.

—No serás la primera o última persona en romper una promesa, Alpha —volvió a revolver su cabello con cuidado —, yo mismo he roto incontables promesas, lo cual no significa que sea bueno, pero creo que... hay que saber como compensarlo —Emily, Liza, Ukita... a ellos les había roto muchas promesas, sí, y muchas veces ni siquiera podía cumplirlas, pero allí iba de nuevo a prometer más cosas o intentando recompensarlos por eso —. De igual forma, estoy seguro que habrías tenido algo que te llevó a incumplirla porque... no te veo como si fueras alguien egosita y lo hubieses hecho apropósito.

Era más bien del prototipo de chico de buen corazón que a veces, no le salían muy bien las cosas.

—Mimi es... complicada, sí, quizás todo lo que haga es bastante confuso para ti y me animo a pensar que para ella también pero... el esfuerzo es de ambas partes, llegarás hasta donde ella te permita arreglarlo y ella llegará hasta donde tú le permitas.

>> ¿Me expliqué bien? Realmente es un tema muy confuso y complicado...

Contenido oculto

 

Alpha Xenodis.

No evité reír cuando Dante me empezó a hablar de lo complicada que era Mimi. Debía admitir que me alegraba y confortaba un poco el hecho de que no fuese la única persona con esos sentimientos con respecto a ella.

—Creo que entendí bastante bien el punto—Le contesté tras acabar mi risa. Al mismo tiempo, Manaphy se subía por mi cuerpo hasta llegar a mi hombro y darle una suave caricia a mi mejilla.—. Sí pequeña, creo que estoy mejor.

Me acomodé nuevamente sobre el cuerpo de Milotic, recostando mi cabeza sobre el árbol y dando un pequeño suspiro de alivio. Creo que entre el desahogo que tuve con Orgen y el de ahora con Dante mi tranquilidad había regresado.

—Si rompí mi promesa debo compensarlo, ¿verdad? Creo que Mimi no querrá verme, y yo tampoco tengo muchas intenciones de acercarme a ella, así que no sabría cómo poder arreglar las cosas.
>>Supongo... Supongo que solo queda confiar en lo que me dijo Emi... Ella dijo que ayudaría con esto... Sí, puedo confiar en ello.

Y cerré mis ojos por unos cortos segundos.

>>Gracias, Dante. Te debo dos ya.

 

Dante Miles

Y sin saber si había sido un buen consejo o no, prefirió quedarse con el hecho de que había logrado hacer reír a Alpha otra vez y eso, bueno, quería creer que eso valía un poco la pena al levantarle un poco más el ánimo de algún modo.

—Un alivio, creo que son terrenos bastante complicados de tratar —soltó un suspiro bastante relajado, saber que tan siquiera había sido algo coherente lo relajaba —. Lo arreglarás con el tiempo, a veces nos olvidamos un poco de este pero... te aseguro que ambos necesitan un tiempo para aclararse, para que las emociones no nublen tu juicio y demás.

Si se acercaba tan rápido, podía imaginar una escena perfecta de ambos discutiendo, de igual forma, confiaba mucho en lo positivo que Emily pudiera causar en Mimi.

—No me debes nada, tan solo... ¿Emily está bien? ¿Estaba a salvo cuando pasó todo eso? ... ¿Antes la viste feliz?

 

Alpha Xenodis.

—Claro que te debo dos: Ahora me ayudas mucho, ¿sabes? Y antes te enfrentaste a Mimi cuando estaba enojada... De verdad pensé que no saldrías vivo de ahí.

Poco a poco Milotic se fue desenrollando de mi cuerpo, la noche empezó a caer y en nada ya la luz nos había abandonado. Ahora solo nos iluminaba los fuegos de nuestros dos iniciales.

—Emi estaba bien antes de que estuviéramos allí, hablé con ella en Témpera y le entregué al compañero de esos dos—Apunté hacia Cobalion y Terrakion, quienes simplemente descansaban con tranquilidad en el pasto de la pradera.—. Hace poco no diré que estaba bien, sería mentirte, pero sé que está con Mimi y Effy... Puedes confiarle a ellas dos el bienestar de Emily.

Miré hacia el cielo estrellado y simplemente luego decidí tomar mi holomisor... Qué ganas de pedirle perdón ya mismo. Qué malditas ganas de poder estar como compañeros una vez más... Pero ahora solo debería esperar. Lo apagué y simplemente lo guardé en mi bolso; No lo dejaría cerca para poder usarlo.

—Espero a otros chicos, son muy agradables, ¿te quedas con nosotros? Creo que viajaré con ellos unos días... Si entrenase en estas condiciones no daría el máximo, así que necesito despejar mi mente.

 

Dante Miles

Asintió algo incómodo cuando volvió a reafirmar que sí le iba a deber algo, no era como si de igual forma planeara decirle algo para "que se lo pagara" pero, de igual forma, no estaba acostumbrado a esa clase de cosas —No me era admisible simplemente no ayudarte —confesó, por más extraña que fuera su relacion en el pasado, sabía que no se hubiera perdonado haber hecho la vista gorda e ignorar lo que sucedió —, sobreviví a mi siguiente enfrentamiento con ella, aunque no estoy muy orgulloso.

Frunció su nariz con levedad al recordarlo.

—Me alegra mucho saber eso, gracias —sonrió sin poder evitarlo cuando Alpha mencionó que le había entregado uno de sus pokémon, estaba claro que con ella estaría bastante bien —, sí... la quieren mucho, confío en que estará bien con ellas —luego vino una propuesta que realmente lo sorprendió, probablemente nunca habría pensado viajar con Alpha pero ahora... se presentaba la oportunidad —. Claro, ya ha sido bastante de viajar solo, los acompañaré hasta que tengan que separarse.

 

Nikolah Cruz

El viaje había pasado bastante silencioso. Al parecer, ni Elisa ni Talía compartían la emoción que en ese momento estaba viviendo. Cada tanto, lanzaba miradas detrás mío, para ver como se encontraban. Talía incluso parecía estar llorando, escondido su rostro en la espalda de Elisa. La sonrisa se borró de mi rostro. No podía disfrutar de todo el viaje si ambas estaban tan mal. En especial mi compañera. No sabía que diablos hacer, sinceramente. Era la primera vez que estaba en una situación parecida. ¡Giratina, como hace uno para calmar a alguien que haya visto lo que vimos nosotros, joder! El recuerdo todavía estaba latente en mi cabeza, pero había decidido enterrarlo profundo, porque necesitaba estar bien para las personas que lo necesitaran. Ya después habría tiempo para desahogar, cuando estuviera solo. Algo que siempre pasaba.

Necesitaba hacer algo con Talía, y con Elisa. No podía dejarlas a ambas así.

— Oye, Tali, yo...

Nunca pude terminar la frase. En cuestión de minutos nos habíamos encontrado sobrevolando la Pradera, en dónde supuestamente deberíamos encontrarnos con Alpha. Rayquaza, de improviso, comenzó a descender en picado a una velocidad vertiginosa. Cuando estábamos a punto de impactar contra el suelo, hizo un quiebre y se puso en paralelo al mismo, sin frenar su velocidad. Repentinamente, frenó. Cabe destacar que hasta ese momento, había estado arreando y taloneando la cabeza del legendario como si fuera un Ponyta, debido a la emoción que sentía. Lógicamente, eso no le debió haber gustado ni medio. Y aprovechando que me había distraído, ejecutó su plan. Y puso un buen cuidado en que yo fuera el único pasajero afectado, anteponiendo su cuerpo para evitar que a las chicas le pase lo mismo.

Salí catapultado de la cabeza de la sierpe, como una flecha. El piso comenzó a acercarse cada vez más, y me recibió en un duro abrazo. Que no duró mucho, porque comencé a rebotar debido a la inercia, soltando varias onomatopeyas que expresaban dolor, de nuevo. Era la segunda vez que me pasaba lo mismo en esta llanura. Al menos no estaba prendido fuego. Sin embargo, la diferencia de velocidad entre Pupper y Rayquaza era bastante sustancial. Con cada rebote cubría fácilmente unos seis metros de distancia.

— ¡AUCH, OW, UGH, AY, AW, AUCH! ¡AYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAY!— en ese momento, había comenzado a girar como una rueda por el suelo, hasta que una pequeña loma cortó mi trayectoria e hizo que volviera a rebotar.

Hice sapito unas tres veces más, hasta que caí de cara y comencé a derrapar de esa manera, dejando un surco detrás de mí, con las piernas al aire y la espalda curvada. El surco se alargó hasta un metro, en el momento el cual llegué al parecer a donde Alpha se encontraba, junto con otra persona que desconocía. La propia fricción del suelo me frenó, y me quedé unos segundos inerte, sin poder hacer nada.

De improvios, levanté el silbato de Rayquaza en una mano, ofreciéndoselo a Alpha, y con la otra, su cigarrillo de chocolate. Saqué la cabeza con un ¡plop! del montículo de tierra que se había armado, y escupí restos de la Pradera que se habían metido en mi boca. Con una sonrisa en la boca, y tierra y pasto entre los dientes, me dirigí hacia Alpha.

— Toma el silbato y el cigarrillo rápido, Alpha, que sin las manos no me puedo levantar.

 

Alpha Xenodis.

—Déjala en sus manos, de verdad que será lo mejor.

Y luego de eso, el silencio reinó entre ambos. Pero no me malinterpreten, no era un silencio de incomodidad, sino que uno bastante tranquilo y agradable. En ese tiempo además aproveché de poder juntar un par de de ramas y troncos que habían caído por la cercanía para armar una pequeña hoguera entre ambos, la cual fue encendida por mi querido inicial. Tras eso, solo dejamos que el calor de las llamas, la calma de la noche y la compañía de nuestros pokémon nos abrumase y pudimos descansar en lo que esperábamos a la gente.

Y en poco tiempo de nuestro descanso fue cuando aparecieron: Tres personas montando a Rayquaza, quien nos sacó de la tranquilidad con la enorme cantidad de viento creada por su llegada. En poco fue que identifiqué a los tres como el hermano Nikolah, Talía y Elisa. En poco el primero llegó hasta nosotros en unas condiciones bastante chistosas.

—Muchas gracias—Acepté tanto el dulce como mi pertenencia, comiéndolo y colgándolo a mi cuello, respectivamente. Tras eso no pude evitar acercarme al dragón y acariciar de manera afectuosa su cabeza.—. Y muchas gracias a ti también, sé lo mucho que detestas llevar a extraños.—Y tras eso me abracé al legendario por unos cortos segundos. De verdad que ahora nos llevábamos muy bien.
>>Puedes irte, por cierto.

Cuando Talía y Elisa bajaron, después de saludarles, Shen partió hacia el cielo y nuevamente desapareció en la infinidad de éste. Sonreí. Siempre era agradable ver como su enorme cuerpo se iba a cortando hasta simplemente verse un pequeño punto en el cielo.

>>Bueno, Dante, ellos son Nikolah, Elisa y Talía; Chicos, él es Dante, un holder como nosotros y un hombre muy valiente.—Reí, guiñándole un ojo a modo de broma por lo comentado antes de Mimi.

 

Dante Miles

Asintió sin mucho ánimo de agregar más y disfrutar el silencio de la pradera, los pokémon que habían abandonado sus pokebolas ya habían regresado y tan solo unos cuantos se habían mantenido fuera de estas para mantenerse acostados o sentados a su lado disfrutando de lo que Alpha había armado, cosa que le recordaba que hace mucho tiempo él no hacia una hoguera.

Normalmente Typhlosion mantenía sus flamas encendidas y con el calor de sus pokemon entre sí los hacía dormir bastante bien cuando estaban en una ruta sin un centro pokemon, así que estar así era... volver a los viejos tiempos.

Lamentablemente la paz no duró demasiado, porque con el legendario pokémon, hubo una entrada ¿legendaria? Por parte de uno de los entrenadores, y Dante no pudo evitar asustarse por todo lo que había visto, incluso su Typhlosion saltó delante de él y se acercó a olfatear al chico que, para ese entonces, ambos creían que no iba a moverse más y que, cuando hizo totalmente lo opuesto a lo esperado, ambos saltaron un tanto asustados.

¿Cómo podía entregar eso como si nada si se había estrellado en el suelo de esa forma?

—Yo... las conozco —se aclaró su garganta y respiró profundo para tranquilizar el latir de su corazón luego de darle un leve empujón a Alpha con su hombro cuando lo presentó de esa forma, estaba seguro que su rostro se había colorado un poco pero podía culpar al susto—, Talía...Elisa, ha pasado mucho tiempo de no verlas, me alegro mucho de que estén aquí —les sonrió un poco más tranquilo —, Nikolah... es un placer conocerte, uhm, ¿seguro que estás bien?

 

Nikolah Cruz

Luego de que Alpha hubiera tomado lo suyo, me incorporé de un salto. Me volví a acomodar el hombro con un movimiento repentino, e incliné mi cabeza, para luego golpear con la palma el lado izquierdo, para que la tierra que tenía dentro de mi oreja derecha se saliera. Sacudí el cuerpo un poco, para liberarme del pasto y del barro que se había pegado a mi cuerpo. Alpha nos presentó con la persona con la que se encontraba en esos momentos, un tal Dante.

— ¿Qué si estoy bien? Sí, nunca estuve mejor. Volé sobre Rayquaza.— dije, con una sonrisa de oreja a oreja, mientras le estrechaba la mano, y con la otra, terminaba de limpiarme la oreja.— Un placer Dante.

De pronto, me acordé de alguien, y me dirigí directamente a dónde se encontraba Talía. Me agaché hasta estar a su altura, y la miré curioso.

— ¿Te encuentras bien?— pregunté, con una sonrisa cálida.

 

Elisa Daroch.

El viaje sobre la serpiente de los cielos fue curioso, estaba acostumbrada a ir sobre Altaria, recostarme sobre sus mullidas plumas, acurrucada con Drifloon y sintiendo la brisa en el rostro. Ahora debía admitir que estaba algo nerviosa, no solo por lo imponente el legendario, si no por la altura que podía alcanzar sobre el mismo, no era como si me molestasen las alturas, simplemente no estaba acostumbrada.

Además, podía sentir a Talía aferrarse a mi espalda, la sentía temblar, aparte mi cabello para no molestarle y llevé una de mis manos a donde las suyas se juntaban, en un intento reconfortante, no había mucho para hacer en mi lugar. Entre mis piernas Mimikyu y Drifloon se sujetaban a mi, pero su agarre se sentía distinto al de otros vuelos, como si ahora comprendiesen la situación y tratasen de hacerme sentir mejor, les acaricie en un gesto de agradecimiento.

Frente a nosotras y con su semblante confiado, Nikolah montaba al pokémon como si fuese el rey del mundo, desee poder sentir esa emoción, casi infantil, esa alegría que al parecer habíamos perdido la mayoría después de la masacre. Bueno, era normal, ya no eramos niños. Cerré los ojos un momento, respirando y sintiendo la punta de mi nariz congelarse por la brisa.

Todo era tranquilidad, hasta que ocurrió algo que me tomó por completa sorpresa, el dragón comenzó a descender en picada, no pude evitar soltar un grito, Altaria nunca me haría eso, solté la mano de Talía y sostuve con fuerza a mis compañeros, con miedo a que alguno cayera.

Abrí los ojos cuando deje de sentir el viento en el rostro, me sorprendió no ver a Nikolah sobre el pokémon, le busqué con la mirada, esperando verlo ya abajo, pero la preocupación se dejo entrever en mis ojos al notarle tirado en el suelo a metros de distancia. Salté del lomo del pokémon y fui casi corriendo a donde estaban todos, mirando preocupada como el chico se levantaba y recomponía por su cuenta, aunque lo que me dejo boquiabierta fueron las miles de luces que volaban al rededor del chico, las sentía preocupadas, parpadeé y frote mis ojos, esperando eliminar aquello, también sacudí la cabeza levemente, al volver a mirar solo me encontré con la sucia figura de Nikolah, animado contando su experiencia sobre el legendario. Sonreí un poco, al parecer era algo que se podía ignorar.

Giré entonces a mirar a Dante y a Alpha, con la confianza de vuelta en mis venas y la ligera sonrisa de siempre, levanté la mano a modo de saludo, esperando parecer más relajada y casual. Después de lo que había pasado las apariencias tranquilas era lo único que nos mantenía cuerdos por el momento.

—Si, ha pasado mucho, ¿qué tal todo? —pregunté balanceándome en mi lugar —, ¿has vuelto a las batalla o sigues de espectador? —pregunté sonriendo ligeramente, hasta que lo noté, parpadeé confundida, ¿siempre estuvo allí o era idea mía?, ¿por qué parecían ignorar su presencia? Alpha solo nos había presentado a Dante, pasando de esa niña por completo. No pude evitar quedar a su altura, notando como se escondía detrás del castaño, aferrándose a su pantalón.

>>¿Y quién es esta pequeña?

Contenido oculto: IMPORTANTE

Elisa tendrá problemas al principio para distinguir la realidad y el plano fantasmal, por eso pudo distinguir a los espíritus que acompañan a Nikolah, porque no se materializan como personas, además me imagino son un chingo y que flojera. Por otra parte, Dante tiene un solo espíritu 24/7 acompañanole y ya lo hable con Neki, así que es la única que vera con claridad por el momento.
Y eso, si a alguien le interesa que Elisa haga de las suyas ya les daré un formulario para tener todo en orden xD

 

Dante Miles

La mirada que compartió con Typhlosion seguía siendo de impresión pura, incluso sintió que se puso blanco al ver cómo acomodaba su hombro de esa forma como si no fuese nada, y que Alpha lo viese como algo completamente normal lo hacía pensar que realmente se estaba soprendiendo demasiado, aquel chico realmente le sacaría demasiadas sorpresas, estaba seguro.

—...Y caiste de el también, pero, bueno... me tranquiliza —acarició el lomo de su inicial tipo fuego para intentar calmarla un poco más, ella tampoco había esperado esa muestra de técnica tan peculiar sobre acomodo de hombros, pero luego, terminó prestandole toda su atención a Elisa, inclusive se levantó para revolverle su cabello con delicadeza para dejar su mano sobre su hombro un tanto preocupado—, sigo siendo un espectador pero... voy poco a poco, y tú... ¿te encuentras bien por lo sucedido?

Tan solo quería imaginar que si Alpha los estaba esperando era porque habían estado en el mismo lugar.

 

Talía Wells~ [1/15]

Aún aferrada con fuerza a Elisa, me separé un poco de ella con cuidado para limpiarme la cara con una mano, sacando de mi bolsillo el pañuelo que mamá me había regalado hacía unos años. Sí, ya era algo viejo, pero seguía siendo especial y muy bonito. Me sorbí la nariz, lo guardé lo mejor posible para que no se cayese y volví a rodearla como antes.

Sentí cómo Elisa posaba su mano en las mías y, tratando de devolverle el gesto, apreté un poco mi agarre, abrazándola con fuerza y pegándome más a ella. Respiré hondo y traté de relajarme, observando las vistas. Había practicamente oscurecido en aquel momento, así que solo se apreciaba lo poco que la luna alumbraba, creando un ambiente un poco tétrico.

Pero de pronto la velocidad con la que Rayquaza volaba aumentó tanto que me comencé a sentir mareada. Sentí que por más fuerte que me aferrase a Elisa iba a caerme en algún momento, sin entender a qué se debía aquel brusco cambio de la nada. Sentí a la muchacha moverse y de repente saltó hacia el suelo, sorprendiéndome de que hubiésemos acabando aterrizando con más suavidad de lo esperado.

O eso creí hasta ver hacia donde se dirigía corriendo, con lo que parecía ser Nikolah a varios metros de distancia tirado en el suelo frente… ¡Oh!

Traté de bajarme yo también con cuidado de Rayquaza, ya que las otras veces me habían ayudado, y no es que pudiese ver bien el suelo. ¡Pero yo sola podía! Con el ceño fruncido y un poco de valor, me atreví a saltar yo también, cayendo hacia delante nada más pisar el suelo. Me levanté sacudiéndome un poco la ropa, no me había hecho daño y por suerte nadie había visto mi caída. Me acerqué al pokémon y lo acaricié mostrando mi agradecimiento, y corrí hacia donde estaban los demás. Me coloqué al lado de Elisa y miré a Nikolah, comprobando que estaba… curiosamente bien después de seguramente una caída muy dolorosa. Pero bueno, ¡lo importante era que estaba bien! Y luego miré a Alpha, algo preocupada por lo ocurrido anteriormente. Se veía un poco mejor, ¡y eso era bueno también!

Alpha nos presentó, y yo sonreí un poquito al escuchar a Dante, ¡aún se acordaba de mí! Dante fue… una personita muy linda conmigo la primera vez que nos vimos y la compañía que me había hecho aquel día aún la agradecía. ¡Sip, Dante y yo eramos amigos!

“¿Te encuentras bien?”

Nikolah se había acercado a mí, agachándose para estar a mi altura, sonriéndome con calidez. Pero no sabía realmente qué responderle. Miré al suelo dudosa, hice un pequeño puchero y arrugué de nuevo el ceño, tratando de evitar recordar. Estaba claro que si lo hacía por supuesto que no iba a estar bien, aunque realmente no hacía falta pensar para sentir todavía la sensación de haber estado allí presente, en aquella espantosa situación. Todavía estaba aterrada.

Mi corazón se agitó inquieto y suspiré.

—Sí, estoy bien, no te preocupes por mí, Nikolah— le dije finalmente, sonriéndole con total sinceridad tras dejar atrás esos pensamientos, e imitando el gesto que Dante le había hecho a Elisa a mi lado también le acaricié el pelo—. ¿Y tú? Por la caída y… y todo, vaya.

 

Alpha Xenodis.

Y ya estaba. Todos se encontraban en el lugar; Talía y Elisa se veían mejor que en la Isla, el hermano Nikolah estaba alegre y Dante lograba darle al ambiente una calidez que ni el mismo fuego que Charizard había creado... Esto era relajante.

—Ya que es de noche, sugiero dormir. Viajaremos con ustedes—Hablaba de tanto mi equipo como Dante en ese "nosotros".—, así que esperemos tener unos excelentes resultados en vuestro entrenamiento. ¡Y si podemos visitaremos ciudades y comeremos sanguches!—Sí, no había olvidado en lo absoluto la voluntad de mi hermano.

Tras eso, dejé en el suelo mi bolsa y de ahí retiré un par de cosas antes de poder sacar una bolsa no muy grande y redonda. Con ella en mano, me acerqué a Talía y simplemente le sonreí antes de ofrecerle el objeto.

—Ten, es mi saco de dormir. No creo que sea bueno que una niñita pequeña duerma a la intemperie, ¿no crees?—Acaricié sobre su cabeza antes de dedicarle una pequeña sonrisa.—. Y tranquila, yo dormiré con ése saco de flojera que tienes ahí.

Procedí a apuntar con mi dedo índice hacia mi inicial, quien estaba de espaldas totalmente dormido, con la boca abierta e incluso con una pequeña burbujita saliendo de su nariz. Sí, cualquiera dudaría de que él era un fiero guerrero que amedrentaba a muchos con su poderoso golpe aéreo.

—Además, como imagino debes tener muy poco tiempo como entrenadora seguramente debes necesitar consejo, ¿qué te parece si te enseñamos un poco de lo que tenemos, eh, Talía? Puedes preguntarme todo lo que necesites para tu camino al gran campeonato, después de todo... Y no es por presumir, estoy clasificado.—¿Yo? ¿Alardear? S-Solo de vez en cuando.

Tras esas pocas palabras me dirigí hacia Flame y me dejé caer sobre su panza, haciéndolo despertar por unos segundos e incluso enfadar, pero el sueño era tanto que simplemente era superado por ello... Me salvé. De todas formas, el agotamiento físico y mental empezaron a llenarme en poco tiempo; Me dormí.

 

Elisa Daroch.

Levanté la mirada confundida, extrañada de que se dedicasen a ignorar a la pequeña, pequeña que me mostró una ligera sonrisa en el momento que Dante acarició mi cabello y luego colocó su mano sobre mi hombro en un gesto tranquilizador, sonreí levemente mientras le escuchaba hablar, no había cambiado mucho en este tiempo, no era algo malo, siempre me agradaría el Dante pacifico y que desprendía esa tranquilidad casi sanadora.

O así me sentía hasta que escuche su pregunta final, noté como mis propios hombros se tensaban, nerviosos por lo ocurrido, deseé dar un paso atrás y huir del recuerdo, pero me trague ese pensamiento junto a un poco de saliva. Volteé la vista, nerviosa y vi nuevamente a la niña, sonreía y disfrutaba, ahora me ignoraba, no como en el momento de llegar junto a Dante. como si hubiese evaluado la posibilidad de yo ser una amenaza. Cuando caí en cuenta de lo que pasaba se me heló la sangre y la cordura que hace segundos creí tener termino hecha pedazos en el suelo. Traté de ignorar la voz infantil, intenté dejar de lado el sonido de sus zapatos contra el pasto. Pero era casi imposible, más que al ver las luces cerca de Nikolah.

—¿C-cómo me encuentro? —repetí volteando de pronto a ver a Dante, su rostro mostraba preocupación, pero se mezclaba con el aura pacifica que siempre había notado —, se podría decir que si, estoy bien —mentiras, mi cabeza daba vueltas —. O sea, no me paso nada directamente malo —ves fantasmas, no seas mentirosa, es terrible —, si, es preocupante, pero creo que el tiempo cura todo, solo es mucho en que pensar, ¿sabes? —el tiempo curaría a esas almas, ¿verdad?, como a la niña, que parecía alegre, pero atrapada en un plano que no era el suyo, quise añadir algo más, pero las ideas de atoraban en mi garganta.

Así hasta escuchar a Alpha a lo lejos, acampar por esta noche... ¿En qué momento había oscurecido el cielo?, levanté la mirada curiosa, un par de estrellas se asomaban, tímidas al inicio de la noche. Junto a ellas más de las luces que iban de un lado a otro, volví a tragas saliva, ¿tendría que acampar aquí, en la intemperie?, normalmente no me molestaría, es más, disfrutaba la naturaleza, pero hoy era... especial. Inconscientemente me abracé a mi misma.

—Quizá suene infantil, pero ¿podemos hacer una fogata o algo? —pregunté apartando la mirada al suelo, avergonzada por lo que pedía —, no me siento con fuerzas de dormir en la oscuridad ahora, curioso ¿no? —sentí a Drifloon sobre mi cabeza y me permití reír por lo que pedía, Elisa Daroch, la mejor entrenadora fantasma asustada por pasar la noche a oscuras rodeada de los mismos, eso era curiosamente inusual en mi.

>>No es necesario si les molesta la idea.

Contenido oculto

¿Es normal que me guste, pero al mismo tiempo pseudo odie como esta siendo Elisa en este momento xD?

 

Dante Miles

Muchas pequeñas cosas sucedieron un corto tiempo, había notado con facilidad el nerviosismo y su repentina necesidad de mirar hacia diferentes lugares después de su pregunta, unos buenos indicadores para inclinar la balanza hacia un lado completamente nuevo, un lado un poco más delicado para tratar la situación.

—¿Se podría? —Alzó una de sus cejas con levedad, mas por el momento, no preguntaría, no era el momento —, ¿directamente malo? —Ahora se había preocupado un poco más, sentía que había algo "indirecto" que le había hecho más de lo que iba a decirle en ese momento —, en eso tendré que darte la razón, el tiempo ayudará a muchas cosas y claro, el tiempo dirá si quieres hablarlo.

Le sonrió una vez más, tranquilo, no queria presionarla ni nada por el estilo, solo que supiera que iba a escuchar sin importar el tempo.

"Quizá suene infantil, pero ¿podemos hacer una fogata o algo?"

Sin pensarlo demasiado se giró hacia la hogera que había hecho Alpha, ya solo quedaban unas cuantas brasas probablemente por el aterrizaje del pokémon del chico que lo hubiese apagado por el repentino viento. —Claro, no hay problema, como te sientas más tranquila...—se alejó unos pasos de ella para pedirle a Typhlosion que reanimara las llamas y a pedirle a Arcanine que trajera un poco más de madera (que terminó siendo un cúmulo de ramas que junto a lo largo de la pradera) para que aquella fogata se mantuviera encendida.

—Traten de dormir, si algo pasa estamos a solo unos pasos de distancia —abrió su mochila y sacó un saco de dormir que no solía utilizar, pero siempre lo llevaba por si acaso. Al ver que Alpha le entregaba uno a Talía, él le entregó el suyo a Elisa —, esto es para ti, así quizás es más facil descansar en esta ruta. Espero que tengan buenas noches y puedan dormir lo suficiente.

Al igual que había hecho con Alpha, acarició el cabello de Elisa y Talía para despedirse mientras a Nikolah le dedicó una sonrisa con un movimiento de mano para finalmente retirarse a intentar dormir, se colocó cerca de Alpha (para prevenir cualquier cosa que pudiera pasarle dado a lo que le contó), se sentó en el suelo y su cabeza terminó apoyada en su Arcanine mientras Typhlosion se posicionaba a su lado para poder dormir.

 

Nikolah Cruz

Le dediqué una amplia sonrisa a Talía, mientras me arremolinaba el pelo.

— Sip, todo bien. No es la primera vez que me ocurre, de hecho. ¡Y la otra vez estaba prendido fuego! Aunque Rayquaza era mucho más rápido que Pupper, así que creo que ahí se compensa.— dije, soltando una pequeña risita.

La noche se fue cerrando todavía más, y todos parecían estar cansados de los eventos del día. Alpha se acercó a Talía y le ofreció su bolsa de dormir, con Dante haciendo lo propio con Elisa. Todos se fueron a dormir, extenuados como estaban. Consideré hacer lo mismo, pero en esos momentos no me sentía con ganas de dormir. Estaba cansado, sí, pero no estaba con ánimos de cerrar los ojos y descansar. Las palabras de Alpha resonaban en mi cabeza: "Viajaremos con ustedes." Mencionó algo más sobre entrenamientos, ciudades y sánguches, que obviamente eran importantes, en especial los últimos, pero fueron esas primeras palabras las que me quedaron grabadas. Alguien iba a viajar con nosotros. Alguien iba a viajar conmigo. Por voluntad propia. Talía había dicho que me acompañaría, y ahora Alpha. Devan parecía haber sido un encuentro de circunstancias, pues se había alejado y me había dejado. Aunque no estaba enojado con él ni nada. Disfruté mucho de su compañía en los días que compartimos. Pero se había ido.

Decidí alejarme y caminar un poco, disfrutando de la brisa nocturna y de la tranquilidad que acaecía en la Pradera. Luego de unos minutos, me senté sobre un montículo de tierra, que comenzó a quejarse de inmediato. Miré raro al montículo, por lo que sabía ellos no se quejaban. La tierra se removió y pudo dejar ver lo que parecía un Lairon, que me observó con mirada cansada y perezosa. Ambos nos quedamos mirando durante unos segundos, después de los cuales el Lairon bostezó y se fue a dormir de nuevo. Yo me lo quedé observando durante otros segundos, curioso. Era un pokémon interesante. Sin saber por qué, extraje una pokéball de mi mochila y toqué suavemente al Lairon con ella. El esférico apenas se debatió. Volví a sacar afuera a Lairon, que seguía durmiendo. Era increíble y fascinante. Me encogí de hombros, y decidí apoyarme mi espalda en él, para relajarme.

Contemplé el cielo estrellado, pacífico, que se expandía sobre mi cabeza. Tomé entre mis manos el collar que tenía sobre mi pecho. Era una baratija de plástico, que representaba una caricatura del pokémon Zekrom. No debía valer absolutamente nada. Pero para mí valía todo. Era el recuerdo que tenía sobre lo que había ocurrido. Era la única ancla que tenía de mi pasado.

— Hace...hace mucho que no hablamos, ¿eh? Tanto tiempo.— dije, nervioso, mientras jugueteaba con el collar. No tenía a nadie a mi lado, eso lo sabía.— Han pasado muchas cosas desde que nos vimos por última vez, y he visto tanto. Y hace mucho tiempo que me dejaron, y también estuve solo. Luego vino Dan, pero también se fue. Aunque él debe estar todavía por ahí, ¿no? Viajando y encontrando miles de cosas nuevas. Pero yo seguía solo. Hasta que llegué aquí. Y aquí conocí a mucha gente en poco tiempo, y todos son como una gran familia, de esas que podía ver a través de las ventanas, o detrás de los arbustos en el parque. Y tienen peleas, algunas muy gruesas, pero se siguen queriendo entre sí, y se protegen y se ayudan. Y eso... es bueno. Muy bueno.

>> Y ahora encontré gente que quiere estar conmigo porque ellos quieren, no porque sea por inercia o por conveniencia. Ellos decidieron estar conmigo. Dijeron que me acompañarían, y que viajarían conmigo, y que entrenaríamos, y visitaríamos ciudades, ¡y comeríamos sánguches juntos! Y eso es lo importante, porque podría hacer todo lo otro yo solo. Pero ahora puedo hacerlo junto a alguien. Y eso... y eso quizá...quizá quiera decir...que podría ser parte de su familia, ¿no es así? Que podría ser su amigo, ser alguien querido. De nuevo. De verdad quiero ser parte de esa familia. Es completamente disfuncional, disruptiva, extraña, explosiva, rara, rota y peligrosa. Pero buena. Muy buena.

Seguí jugueteando un poco más con el collar, mientras mis ojos se iban cerrando. Me fui rindiendo al sueño, acostado sobre Lairon. Fennekin salió de su pokéball, al igual que Pupper. La pequeña se acomodó en mi regazo, y el enorme Arcanine nos rodeó a ambos con su pelaje, dejando al pobre Lairon debajo. Aunque a este no parecía importarle. El calor de mis pokémon me fue dándo modorra, y finalmente, caí dormido, aunque no sin antes soltar un: "Espero verlos pronto alguna vez. Los extraño".

Me intentaba comunicar con personas que hace mucho se habían ido. Hace cinco años se habían ido ya. Pero yo no las olvidaba. ¿Cómo un niño puede olvidar a su padre y a su madre?

 

Talía Wells~


Tras preguntarle a Nikolah cómo se encontraba mi cara cambió a una de pura preocupación a pesar de haber dicho que estaba bien. ¿La otra vez estaba prendido fuego? ¿A qué se refería? Sentía que en cuanto alguien apartara la mirada de él acabaría metido en un pozo o algo.

Alpha comentó de irnos a dormir, y admitía que, hasta ese momento, no había notado ese gran cansancio acumulado del día. Un día muy largo y muy duro. Un día horrible. Todo pasó en solo un día y aún no me lo podía creer. En unas horas todo se había vuelto muy turbio y espeluznante.

Sonreí algo emocionada tras acabar de escuchar sus palabras, dejando de nuevo atrás los recuerdos, no era bueno pensar en eso antes de acostarme. ¡Viajaríamos todos juntos: Alpha, Dante, Elisa, Nikolah y yo! Sentí que al fin había dado un pequeño paso hacia adelante al haber logrado tener tan maravillosa compañía.

Algo bueno tenía que traer el día, ¿no?

Alpha se acercó a mí con una bolsa redonda en sus manos y, tras sonreírme, me la ofreció. Me había ofrecido su saco de dormir. La rodeé como pude con mis brazos y lo miré con curiosidad, sintiendo cómo su mano acariciaba mi cabeza. Le sonreí un poco avergonzada y miré al suelo. Me sabía un poco mal que me diese su saco de dormir pero, bueno, no había planeado en ningún momento dormir en el exterior así que no venía preparada para nada. Agradecía que al menos tuviese a un pokémon que le pudiera dar calor por la noche, aunque, ¿sería cómodo?

Antes de poder decirle nada volvió a hablar. Abrí mis ojos con sorpresa y emoción y mi sonrisa se ensanchó. ¡Alpha iba a ayudarme, y además estaba clasificado! ¿Quién mejor que él para responder mis miles de preguntas? ¡Yo era una novata de pies a cabeza! Le acribillaría a un montón de preguntas y, vaya, no era plan de agobiarlo. ¡Pero no iba a dejar pasar esta oportunidad!

—¡Muchas gracias por el saco y por la ayuda, Alpha!— Le agradecí con la mejor de mis sonrisas, y entonces él se dio la vuelta para dirigirse a su pokémon, y yo con su saco de dormir en brazos me dirigí hacia un lugar cercano a la casi apagada hogera y traté de colocarlo lo mejor posible—. Vale, ¡mañana hay que aprender mucho!

Tras hacer mi trabajito decentemente bien, saqué uno por uno a todos mis pokémon. ¡Dormiríamos juntos y acurrucados, por supuesto! Teníamos que hacernos compañía esta noche, sobre todo ahora que no quería dormir en un lugar desconocido tras lo acontecido.

—Vosotros estáis bien, ¿a que sí? No habéis visto nada de nada, ni lo habéis escuchado, ¿no?— Esperaba realmente que mis pequeños no hubiesen sabido de lo acontecido, me rompería aún más el corazón si se encontrasen aterrados—. ¡Venga, venga, hoy nos pondremos unos encima de otros, eh! ¡A darnos calorcito!

Me agaché para abrir el saco de dormir y escuché de fondo a Elisa hablarle a Dante, y la miré, preocupada, pues parecía bastante asustada e inquieta. Y no me extrañaba, pues en lo más hondo me sentía igual. El lugar, casi oscuro, se veía todavía más tenebroso si aquellos pensamientos horribles circulaban por mi mente.

Dante había avivado las llamas de la hoguera y realmente lo agradecí, ¡luz y calor era lo que necesitábamos! A ella también le dio un saco de dormir, y al despedirse nos acarició la cabeza a ambas. Vaya, en eso Alpha y él se parecían. Era una sensación bonita.

—¡Eli-chan, Eli-chan!— La llamé con una pequeña sonrisa, abriendo el saco y metiéndome dentro mientras mis pokémon me rodeaban, buscando calor medio adormecidos—. ¡Pon tu saco a mi lado! ¡Pégate a mí! N-no es que yo tenga miedo, por supuesto, pero… ¡así seguro estás más tranquila!

Y entonces me tumbé lo más cómoda posible y miré hacia arriba, las estrellas. Eran preciosas. La pequeña luz y el calor que provenían de la hoguera, además de la sensación de tener a mis pokémon rodeándome, me hacía sentir más segura. Y además, el hecho de tener a los demás cerca.

Saqué una de mis manos del saco y la posé en la suave hierba. Mis ojos ya se estaban cerrando, pero en verdad quería que Elisa se sintiese lo más cómoda posible, parecía realmente asustada.

Cerré mis ojos y lo último que le dije lo hice aún sonriendole.

>>Y si quieres… coge mi mano. No la soltaré.

Contenido oculto

coge su mano o se congelará damn >.> (????
*huye*

 

Alpha Xenodis.

Eran aproximadamente las cinco de la mañana. Por fin había tenido varias horas de sueño seguidas, pero ésta vez mi despertar no había sido con un grito, el corazón a mil o algún susto, sino que había sido tranquilo. Lo único inusual es que había despertado entre lágrimas. La pesadilla que tuve esta noche fue totalmente distinta al resto, donde despertaba asustado, sino que ahora simplemente estaba inundado en pena.

Lo primero que hice fue observar a todos los lados: El hermano Nikolah dormía apartado; Talía junto a Elisa; Dante muy cerca mío. Pensé en despertar al último para hablar, pero me arrepentí. Al final no lo hice y simplemente cogí de mi bolsa el holomisor, me alejé del grupo y comencé a reproducir los mensajes que había recibido hace mucho tiempo de Mimi.

Su voz realmente se distanciaba mucho de quien habló conmigo en las Islas Artistas. No parecía que estuviese totalmente enojada, sino que se veía un poco avergonzada, pese a lo violenta que estaba siendo al hablar... Sí, era bonito cuando todo era de esa forma. No lo entendía, obvio que no, pero ella tenía sentimientos por mí en esos momentos y por eso se comportaba de esa forma. Me hacía desear no ser tan denso para haberla comprendido desde antes.

En poco los mensajes se acabaron. El silencio se mantuvo por más o menos un par de minutos, donde me quedé observando fijamente el aparato. Fue entonces cuando le pulsé al botón de grabar:

—Hey, es bien tarde ya... Solo me preguntaba si estabas mejor. Soñé contigo y fue bien feo... Menos mal solo fue un sueño. En fin... Que si algún día quieres hablar conmigo simplemente te esperaré para ese momento.

Y cuando terminé de grabar el mensaje simplemente lo eliminé. Hice como si realmente nada hubiese pasado y me levanté. Proseguí a acercarme a dos de mis pokémon: Shadow y Klefki, a quienes desperté y decidí llevarme lejos en la pradera para poder entrenar un poco al novato del equipo.

>>Supongo que así será mejor, ¿no creen?

Ambos solo emitieron sus rugidos característicos. Obvio no entendían de qué hablaba, pero bueno... A fin de cuentas yo tampoco.

Así, entrenando y demás nos dieron las ocho de la mañana. Fue un entrenamiento bastante intensivo, pero que rindió sus frutos; Klekfi había mejorado mucho en el último tiempo y ya era hora de agregarle potencaciones, por lo cual le felicité con aquellas nutritivas comidas que la tarjeta VIP me permitía optar. Se le vio bastante feliz después de eso; Daba vueltas al rededor mío y emitía su grito... Panza llena, corazón contento, ¿no?

—Chicos, hora de levantarse. Es hora de empezar un buen día de entrenamiento pokémon.

Hablé en voz alta para mis cuatro compañeros. Esperaba que pudiéramos desayunar rápido y luego dedicarnos de inmediato a entrenar como se debía... Aunque quizás estos chicos hayan tenido una mala noche igualmente.