— Y marcarme...— murmuré mas para mi que para ella en todo no broma, sacando una de mis bufandas de mi mochila y colocandomela para esconder la marca que me había dejado en mi cuello al morderme, así evitaríamos preguntas de aquello — Tengo paciencia, pero no es necesaria contigo... jamás lograrías molestarme o algo parecido
—¡Para que se sepa que eres mío!—dije con el dedo índice en ato y expresión solemne para después sonreír y abrazarlo del cuello—Gomene~ No volveré a hacerlo~—me disculpé mientras me dejaba caer en el suelo. Tras un rato me acordé de algo. —¿Tú no sabrás donde puede haber Gothorita o evolución?—pregunté curiosa mordiéndome la uña del dedo pulgar.
Me sonrojé un poco al escucharle decir eso: "¡Para que se sepa que eres mío!" pero claro, ¿que mejor forma de hacer decir eso que dejando una marca en el cuello de alguien?. Me abrazó del cuello haciendo que me encorvara un poco antes de dejarse caer en el suelo — No me ha molestado en lo absoluto...— dije tocando inconscientemente el área — Será como tu decidas...— murmuré antes de escuchar su pregunta, Gothorita o su evolución... — Gothorita... hmm en la mansión abandonada si no me equivoco, allí podremos encontrarla
—¿Mansión abandonada?—repetí ladeando la cabeza y con el ceño levemente fruncido—Bueno~ No puede ser tan malo si voy contigo—reflexioné tras un rato.
— No dejaría que te pasara algo malo — dije mientras le ayudaba a levantarse del suelo al tomar una de sus manos — Si Ukita ha sobrevivido a pesar de tenerle miedo a los pokemon fantasmas... tú también podrás hacerlo, ¿vale?
—¡Yo soy una chica fuerte!—exclamé dándome un golpe en el pecho tras aceptar su ayuda—¿Por dónde queda?—le pregunté volviendo a mi habitual sonrisa.
— Claro que lo eres — revisé mi pokedex para decirle la ubicación exacta — Esta justo a fuera del gran pantano, por suerte para ti, no tendrás que atravesarlo como lo hice yo en su momento, te puedo llevar justo a la mansión
—Eso es injusto...—opiné pensando en lo mal que tendrá que haberlo pasado para decir aquello—Pero cómo seguramente tú tampoco quieres volver a repetir esa travesía volaremos—terminé la frase con un dedo en mis labios.
— ¿Quieres cruzar el pantano? — pregunté con una suave risa — Si es así no me molestaría volverlo a cruzar, después de todo quitarse todo el barro de los jans, zapatos, pies... etc es divertido
Lo sopesé durante un rato pero... —¡Obvio que no! ¡Le tengo mucho aprecio a mi ropa!—exclamé agarrando mi chaqueta por las mangas y abrazándome a mi misma.
— Entonces sube, te llevo directo a la mansión abandonada — dije señalandole a Staraptor que reía un poco al ver la reacción de Emily
Seguí el dedo de Dante y me senté sobre el pokémon volador, dándole un beso en la cabeza. —Por haberte reído de mí~—susurré. Le molestaban y esa era una buena venganza. Reí levemente al erguirme y miré hacia el frente sonriente.
Staraptor sacudió su cabeza al sentir como nuevamente le besaban la cabeza -- Así que ese es su castigo ¿verdad? -- murmure antes de iniciar con nuestro vuelo
Una vez llegado a la pradera, decidí sentar,me a descansar, mientras les permitía a mis pokémon jugar libremente por las zonas adyacentes. —aun falta un gran camino por recorrer— susurre mientras me recostaba en la hierba.
Aterricé en lo que hace mucho tiempo fue una gran llanura lluviosa donde muchos relámpagos se cruzaban y lograban dar en el suelo. —¿Dónde...?—Miré hacia la Caverna, luz emanaba de ella.—. Vale, entonces esperaré.. De inmediato liberé a todos mis pokémon: El poderoso Garchomp, el flojo Slowking, el lento Skarmory, el hambriento Basculin, el silencioso Aegislash, el simple Froakie, el rabioso Gyarados, el ágil Rotom, el juguetón Chimchar, la hermosa Milotic, la pequeña Whimsicott, el inútil y rarisimo Magikarp dorado, el pinchudo y sereno Ferrothorn, el escandaloso Swellow, la fría Glaceon, el despiadado Haxorus, el venenoso Skorupi y finalmente la presencia más poderosa de todas: Rayquaza.
Despues de unos minutos nos encontramos sobrevolando la pradera. Se lograban ver a los pequeños pokémon que vivian allí jugar. Pero me llamo enormemente la atención divisar a un Rayquaza, solo conocía a una persona con uno. —Bajemos aquí —dije mientras mi amiga descendía. Una ves a una altura segura bajamos de Altaria y corrimos a donde se encontraba el legendario, notamos que estaba junto a una gran variedad de pokémon. Algunos que yo ya conocía. Divisé al entrenador, el cual me daba la espalda y mi spnrisa aumento. —¡Que gusto verte Alpha! —le dí un fuerte abrazo por la espalada causando que se sorprendiera y yo soltara una carcajada.
Un abrazo me rodeó por detrás junto a las palabras de que gustaban de verme. —Hola, Elisa—Le dije sonriendo mientras me volteaba a verla.—. ¿Qué haces aquí?
Solte a Alpha y coloque una mano en mi mentón en gesto pensativo. —Bueno, si mal no recuerdo en nuestro último encuentro mensionaste que siempre estaba en tempera, así que decidí movilizarme —expliqué mientras veía los movimientos de mi Drifloon cerca de Alpha, al parecer a mi pokémon le agradaba el entrenador.
—Bueno, normalmente lograba encontrarte allí, esa es la cuestión—Cerca mio volaba un pokémon tipo Fantasma, le miré y le di una suave caricia. Por otro lado mis pokémon se dispersaban por toda la pradera, exceptuando por Rayquaza y Glaceon que se quedaban volando y haciéndome compañía, respectivamente. —¿A dónde te diriges?
—A ningún lugar en especial, quería continuar mi camino desde aquí y ver que me encontraba —sostuve a mi amiga fantasma en brazos mientras reía otro poco, estaba casi segura que me diría algo por la poca organización que tenia al planear un viaje.