—Era evidente que pasaría algo así… Mi voz llegó a los oídos de Effy como traída por el viento. Cuando la muchacha de los cabellos rubios se volteó para corroborar quién era el sujeto que le dirigía la palabra, me vio a mí bajándome del lomo de Pidgeotto. La había seguido algunos minutos después a la Pradera Arte, luego de tomar un rápido tentempié que tan amablemente me había ofrecido la enfermera Joy en el Centro Pokémon. La enfermera me dirigió miradas enigmáticas que no supe leer. Para cuando mi pokémon volador llegó a la Pradera Arte, logramos ver desde el aire la escena de la captura voluntaria. Me sonreí, pensando que a mis palabras no les faltaba razón.
Llegué rapidamente a la pradera arte. Podía sentir la paz del lugar, y era genial. Atrás, la caverna se había alejado hasta verse como una mota entre la hierba. Habían muchos pokémon. Quizá demasiados. Pero eso solo me animó. Tenía ganas de capturar pokémon. Busqué freneticamente.
Varios me mordieron, otros se quejaron y casi me atacaron...pero allí, lejano a todos, vi un Golbat, y me llamó la atención en seguida. Lancé la pokeball y lo capturé.
El Golbat me miró largamente. Me pareció raro que no pudiera cerrar su enorme boca (literalmente hablando). Aleteó feliz de tener dueño y lo encerré en su ball. Uno más para mi equipo.
Quise seguir capturando, pero me faltaban varios tipos y a ese paso me quedaría sin espacio. Así que me contuve. En vez de eso solo observé el sol.
—Parece que no quería ser liberado después de todo… —le dije a Hubert en cuanto llegó con una sonrisa, observando la pokebola de mi más reciente captura—. No se como se adecuará a mi equipo o a mi estrategia, pero ya se verá más adelante… por lo menos no estará solo, ¿verdad? Skarmory fue regresado a su pokebola, mientras que Marowak fue liberado de la suya y estiró sus brazos, desperezándose y mirando alrededor. Se puso a jugar en la extensa pradera una vez descubrió donde se encontraba; recordaba haber visitado el lugar cuando era un Cubone bebé, seguramente le pareció inmenso en aquella época y ahora… bueno, seguía siendo una pradera inmensa, pero era un poco más grande ahora, de modo que el tipo tierra se puso a explorar con curiosidad.
Me recosté en la hierba con una sonrisa. Pronto, quizás lograría llegar a otra ciudad...y sería genial ver lo que allí habría. Mi viaje solo estaba comenzando. Snorlax salió de su ball, quizás para caminar un rato. Luego de unos minutos se sentó. El sol le daba en la cara, por lo que adiviné que no dudaría mucho despierto.
Como creí, Snorlax se tumbó a dormir bajo la luz del sol. Suspiré y usé mis manos de almohada mientras observaba el cielo, a los pokemon volador alzandose en el aire tranquilamente, y el sonido de la paz y la naturaleza.
—¡Maro Maro! Volteé al oír aquel sonido y vi a mi tipo tierra acercarse corriendo hacia mí y Hubert, a lo que lo observo curiosa. Éste señaló un punto más adelante con su hueso, ansioso, de modo que suspiré y lo seguí hasta que descubrí el origen de todo ello; una gran masa de grasa en forma de pokémon que estaba extendida sobre la pradera, roncando sonoramente. Marowak lo miraba, preocupado, como si fuera un objeto no identificado y sólo pude reír ante su inocencia; en algunos aspectos, seguía siendo ese bebé Cubone que encontré en la arboleda. —Tranquilo Marowak, es sólo un Snorlax —le informé, mostrándole la entrada en el pokedex para tranquilizarlo, lo cual parecía funcionar—. Es la forma evolucionada de un Munchlax, como el de Mitsuki… oh, claro, tú no conociste al Snorlax de Ukita, no estabas en el equipo aún… Contenido oculto @Graecus
Estuve bastante cerca de quedarme dormido. El sol, el viento en la cara, mi cansancio...Pero entonces escuché cuchicheos en la distancia. Me volteé, buscando el origen del sonido. Al lado de Snorlax se encontraba un pokémon extraño con la cabeza sin piel, todo hueso. Tenía también un enorme hueso en su mano, y tuve el sentimiento de que si lo ofendía me golpearía con él. Me acerqué.
El sonido de pisadas llamó la atención de Marowak, aunque no la mía, que seguía mirando a dormido Snorlax, preguntándome que rayos hacía por aquí, ya que no abundaban Snorlax salvajes por esta pradera. El tipo tierra dio una vuelta alrededor del masivo pokémon tipo normal hasta descubrir a un joven entrenador que desconocía allí parado. —¡Maro Marowak! —exclamó el pokémon en cuanto lo vio, echando a correr de inmediato de regreso a su entrenadora.
Miré como el pequeño pokémon se acercó al sentir mi presencia. Gritó algo...¿Marowak? Y se alejó a toda pastilla, corriendo hacia una chica. La miré por unos segundos, porque la reconocía. Era la chica con la que me había enfrentado un par de días antes. El pokémon debía de ser de ella, porque se detuvo al acercarse.
—¿Marowak, qué sucede ahora? —suspiré mientras caminaba al pokémon, que corrió hacia mí y ahora traba de mi chaqueta para que lo siguiera—. Ahí va, tranquilo, ¿qué es? Marowak me guió alrededor de Snorlax hacia de donde venía corriendo y descubrí que había encontrado a un entrenador pokémon allí parado, observándolo como si nunca hubiese visto un Marowak en su vida. Miré al Snorlax, luego al chico, de vuelta al Snorlax, y de vuelta al chico. Y entonces todas las piezas cayeron en su lugar. —Ah… ¿Drake, cierto? En Ciudad Témpera… claro, tú tenías un Snorlax, éste debe ser el tuyo… —comenté, más para mí misma que para alguien en particular, admirando al dormido tipo normal.
El pequeño Marowak se acerca a la chica y al parecer ella me reconoce. Luego cuando habla estoy completamente seguro de que me ha reconocido. Snorlax se despierta, quizás enojado por el sonido alrededor. Parece enojado pero se calma al verme. Saluda a Marowak con ternura, agitando su enorme manaza. También saluda a la chica. Me acerco a ella. — Hola — saludo — Sí, este es mi pequeño Snorlax — bromeo. 'Pequeño' y Snorlax son incompatibles — ¿que haces por aquí?
—De paseo —comenté para sintetizar mi respuesta. Toda la historia de Golbat y el tratamiento de urgencia en el centro pokémon y su liberación/captura/adopción/lo que sea era muy larga, de modo que preferí simplemente decir eso. Que, sinceramente, ahora mismo era verdad, pues me encontraba allí aburrida paseando por la pradera con Hubert, que se había quedado atrás ahora. —¿Qué te trae a ti por aquí? —cuestioné con igual curiosidad que él.
— Me dirijo a la siguiente ciudad — digo — o pueblo, no importa. Me movilizo. También acabo de atrapar a un Golbat — agrego, sacandolo de la pokeball y mostrandoselo. El murcielago con futuros problemas de mandíbula mira a la chica y luego vuela por el lugar, para posteriormente detenerse en la panza de Snorlax, quien está durmiendo de nuevo — me enteré de que hay pokémon tipo planta cerca, y me falta de ese tipo — no agregué que tenía tres pokémon tipo fantasma. Es raro pero me gustan. — ¿Ese es tuyo? — pregunté, apuntando a Marowak. Nunca lo había visto en mi vida — Eso en su cara...es normal, ¿cierto? — añadí, algo preocupado por el pokémon.
Alcé una ceja ante su extraña pregunta; realmente, ¿nunca había visto uno en su vida? Tenía entendido que no eran pokémon raros en región… —¿Acaso eres tonto? Claro que es normal… revisa tu pokedex —le dije como si se tratara de la cosa más obvia del mundo, pues, bueno, lo era. Antes de que hiciera algo, saqué mi pokedex y puse la entrada de Marowak, que mostraba una imágen y pronunció lo siguiente en voz alta y robótica: "Marowak, el pokémon apilahuesos. Es la forma evolucionada de Cubone. El hueso que lleva desde su nacimiento es su gran arma, lo usa como boomerang para golpear a oponentes. También utiliza su duro craneo para cabecear y romper rocas, enviando así un mensaje a otros de su especie." —Pero no preguntes algo así de nuevo, lo pondrás incómodo —le advertí al muchacho, viendo a Marowak cruzarse de brazos y apartar la mirada de Drake—. Un tipo hierba… bueno, Tangela o Exeggcute siempre son buena opción, y también está Tropius… yo ahora pensaba dirigirme a un nuevo complejo vacacional que han instalado por aquí, no lo he visto antes, ¿tú lo has visitado ya?
La miré extrañado, pero ella dijo que no hiciera mas preguntas de ese tipo así que cerré el pico. En vez de eso me centré en lo que dijo sobre los tipo planta — Creo que me gustaría un Tropius — informé — y si, escuché a Rojo decir algo sobre el plan vacacional, aunque no sé donde es. No se si voy a ir, puede que sea por una zona en donde no haya ido nunca. ¿Tu vas a ir?
—Ehm, es ahí —dije, señalando con mi pulgar derecho el lugar detrás mío. Drake siguió la línea de trayectoria hacia donde iba mi pulgar hasta que se veía, no mucho más lejos, la entrada a lo que parecía ser un gran parque, anunciando en un gran cartel hecho de madera "Gran Parque Gioconda". Lo había visto cuando venía hacia aquí, siguiendo a Marowak que quería mostrarme el Snorlax, y había recordado que Mitsuki en Témpera se había marchado con Mizuki en dirección a ese lugar, según había llegado a oír. Entonces reaccioné al hecho de que él me había hecho una pregunta. —Oh, pensé en visitarlo a ver que hay, es gratis para entrenadores pokémon después de todo… y creo que hay dos amigas mías por allí también —respondí sin más.
Me sentí algo tonto al ver que el lugar en cuestión se encontraba tan cerca, pero no lo hice notar. — Me gustaría ir, pero primero debo ir al pueblo de más adelante. Apenas explore dicho pueblo iré a ese lugar inmediatamente — dije, mirando la entrada al pueblo que se veía bastante lejos. No quería añadir que no podía ir a la siguiente ruta por algunas rocas que segun me habían dicho necesitaba Fuerza para mover, pero se lo dije.