Príncipe Rockero. [Bands War]

Príncipe Rockero. [Bands War]

¡Hola! Respondo al desafío de Itami-chan con ésto. Espero te agrade.

Mientras tanto...
By: Lady Analie. ​

Profirió un grito de frustración, para luego romper el lápiz con sus manos. Tenía ganas de halarse el cabello y sacarse los ojos, no podía escribir una estúpida canción de amor. Arrugó la partitura, que sólo tenía unas cuantas notas escritas, y la arrojó sobre una pila de hojas arrugadas.
Abrazó sus rodillas y hundió su rostro en ellas. Necesitaba ayuda. ​

Cómo por acto de magia, el sonido de la puerta acudió a sus plegarias. Clavó sus ojos en un muchacho que caminaba hacia ella sin camisa, con unos pantalones de cuero negro y el cabello revuelto. Él se sentó junto a ella, con una sonrisa en sus labios; Julieta sabía que Ray se burlaba de su poca inspiración para escribir una canción de amor. ​

—¿Cuál es el problema, July? —preguntó, sabiendo que era obvio. Sin embargo, quería escucharlo de los labios de ella.
—No puedo escribir la maldita canción de amor —admitió entre dientes—. ¡El amor es lo más estúpido que existe!​

Eso era: algo estúpido y sin sentido; el amor existía para aquellos idiotas que aún creían en cuentos de hadas. Estaba especialmente dedicado para las niñas bobas que esperaban en un balcón la llegada de su príncipe azul. Julieta daba gracias por no pertenecer a ese grupo de mocosas ignorantes.
No, ella no creía en el amor. Nunca lo había sentido. ​

Julieta Sheenan jamás había visto elefantes rosados volar en el cielo; o pajarillos cantar graciosamente cuando besaba a alguien. Tampoco había visto a algún muchacho, cuya silueta destellaba un brillo cegador mientras sonaba una música de fondo.
No, ella nunca ha sentido el amor, ni ninguna de sus estúpidas reacciones. ​

Ryan revolvió los cabellos rubios y cortos de la chica, ésta le reprochó con una mirada fulminante. Tomó un lápiz y una hoja, las colocó sobre el piso; luego agarró una guitarra acústica. Con sus dedos largos comenzó a acariciar las cuerdas del instrumento, mientras brotaba un sutil melodía.
Él cerró los ojos, dejándose llevar, igual que Julieta. ​

Cómo olvidar, mis noches junto a tí
Sin condición, mi corazón, latía para tí
Solo eres tú, desde que te conocí
En tu calor, hallé el amor
Que nunca más sentí
No sé aceptar que terminó
Por qué no pretendemos
Que nada sucedió
Dime si tú
Sientes que me extrañas aún
Si al pensar en mi te llenas te inquietud
Si tú sabes que en mi vida eres tú
Si recuerdas que tu maor era mi luz
Te amo aún
Dime si tú
Te dije adiós, por no sabes decir
Que fue mi error, que sin tu amor
No se por qué vivir
Cómo lograr echar el tiempo atrás
Volverte a ver, sentir tu piel
Volver a comenzar
Dime si tú
Sientes que me extrañas aún
Si al pensar en mi te llenas te inquietud
Si tú sabes que en mi vida eres tú
Si recuerdas que tu maor era mi luz
Te amo aún
Dime si tú
No sé vivir, si no te vuelvo a ver
Pensando en tí, me voy a enloquecer
Dime si tú
Sientes que me extrañas aún
Si al pensar en mi te llenas te inquietud
Si tú sabes que en mi vida eres tú
Si recuerdas que tu maor era mi luz
Te amo aún
Dime si tú



Su voz se desvaneció junto con una letra improvisada. Julieta abrió sus ojos, sorprendida por la facilidad con la que Ryan podía escribir una canción tan hermosa. El chico de grises cabellos seguía aún con sus ojos cerrados, los abrió con pausa y calma.
Miró a Julieta y ella a su vez también le miró.

—¿Cómo lo haces? —inquirió estupefacta.
—Terpsícore es mi inspiración... mi Musa —comentó, pensando en la chica de doradas hebras—. El amor no es como lo pintan en las novelas, es algo más complicado. Nadie sabe que está enamorado hasta que le rompen el corazón.

Julieta sintió una presión en su pecho, que impedía que el aire llegase a sus pulmones. En su mente resonó algo que se quebraba, cómo se hacía añicos una esperanza que ella no conocía y no sabía que existía. Agachó su cabeza, luego sus manos cayeron en su pecho intentando sentir si su corazón seguía latiendo.
Pero nada... Latía pausadamente, como un enfermo que se despide antes de irse al cielo. Así, como un murmullo dolorido.

—La amo, como a nadie...Sé que ella me recordará —continuó el joven, mientras que Julieta se mordía el labio inferior—. Pero, mientras tanto, déjame quererte a ti también, Julieta.

La chica abrió sus ojos como platos, llevando su mirada ligeramente vidriosa hacia los ojos oscuros y brillantes del Wolfe. Éste tomó entre sus manos el rostro delicado de la chica, acercándolo hasta sus labios; ambos cerraron sus ojos, esperando el tan ansiado beso.
Nunca llegó, el crujido de la puerta al abrirse los detuvo. Ryan llevó su mirada al intruso, descubriendo a un Hernán bastante avergonzado.

—Lamento interrumpir... —se disculpó riendo nerviosamente—, Ray, el padre de Terpsícore te busca.

El aludido plantó un beso en la mejilla de la chica y salió junto con el gay. Julieta se tumbó en su cama, con una sonrisa boba en sus labios.
Sí, tenía ganas de pertenecer a ése grupo de chicas bobas que aún creen en su príncipe azul. Pero la diferencia sería que ella no espera a un príncipe azul, sino a un príncipe rockero. No le importaba compartirlo con Terpsícore, ya que cuando la Musa recobrase la memoria, ella ya habría curado las heridas en el corazón de su príncipe rockero.

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Quedó algo raro, aún así espero que te haya gustado.
Palabras: 1,102. ​