República de Shinryu Portón del Norte

—Ugh... —fue lo último que dijo Lance cuando cayó de bruces contra el suelo, exhausto.

Y Wedge silbó, admirado.

—¡Wow! E-Esa magia ha estado genial, señorita Elroy —felicitó Wedge—. N-Noto una energía tremenda fluyendo por mi cuerpo, y el cañón magitek parece esta reforzado.

Y Aidan rio brevemente.

—Chaval, por algo es la única Titán capaz de usar magia. Y una magia muy adecuda para la Coraza: apoyar y defender a otros con sus poderes, esa es su función.

—I-Increíble, nunca vi magia así.

Y el otro oficial, molesto, se aclaró la garganta bruscamente.

—¡¡Hey!! ¡Que estoy aquí! ¡Dejad la charla para otro día!

—Oh, perdona, ¿quién decías que eras...?

Y, furioso por la provocación de Aidan, el oficial cargó contra él con otro Golpe de hacha.


OFICIAL ELEANO B
Lvl. 9
Salud: 52/100
PM: 50/50
Fuerza: 50
Defensa: 40
Poder Mágico: 0
Terapeucidad: 35
Espíritu: 45
Defensa Mágica: 35
Velocidad: 40
Ataques:
- Espadazo (+5 Daño físico)
- Golpe de hacha (+15 Daño físico)
+80 experiencia

Turnos:
-Aidan
-Wedge
-Aidan
-Oficial B
-Erin
-Wedge
-Aidan
-Oficial B

 

¡Erin sube de nivel!
+5 PH
¡Aidan sube de nivel!

Después de que Aidan golpease al otro oficial, Wedge le apuntó con su cañón Magitek.

—... lo siento, compañero —musitó—. Pero tengo que encontrar a mi hermano.

Y disparó su magia, acabando con él. Había logrado tumbarle, y, con eso, los tres se habían encargado de tumbar a la vigilancia del lugar, prácticamente. Aidan, sin embargo, se agachó y le quitó el casco a Lance, poniéndoselo luego y tapando su rostro.

—Ey, Erin, cógete un casco o algo. Tendrás que taparte la cara si salimos fuera, me parece a mí. Nos van a reconocer, y no tiene pinta de que eso sea bueno.

Wedge asintió.

—... sí. Por cómo ha enunciado Lance eso de "ya estáis muertos"... yo creo que han extendido el rumor de que los dos titanes han caído.

Así que ahora toda Elérea piensa que Erin y Aidan han muerto, ¿eh? Eso sería un problema, sin duda. Y no había ni rastro del maldito Darek ni de Loke por ahí. ¿Habrían vuelto a Elérea? ¿Por qué atraerles hasta Shinryu para encerrarles? Bien podrían haberlo hecho en la propia Elérea, sería hasta más seguro: los tendrían cerca para vigilarlos ellos mismos, y podían fácilmente engañar al Emperador para hacerle creer que eran traidores o algo así.

Sea como sea, ahora eran libres. Y Aidan habló, ocultando su rostro bajo el casco.

—¡Bueno! Yo digo que vayamos a Elérea, a la capital, de incógnito. Y cojamos al puto Darek por las patillas. ¿Qué decís vosotros?

Wedge agachó la mirada.

—¿P-Podríamos pasar por Doli, primero? Coge casi de camino, y mi hermano... es probable que haya ido con él.

—Oh, cierto, el otro chaval —comentó Aidan—. Estará con ese comandante, Rigel, ¿no? Entonces quizá sea buena idea buscarlos, ciertamente. Serán buenos aliados, y pueden tener información que nosotros no. Vale, pasemos por Doli si quieres. Erin, te seguimos. Eres la Coraza, ¿no? Pues lidera el paso, que si viene algún bicho, así nos proteges.

Contenido oculto

Ya tienes libre acceso al mapamundi uwu

 

Nada más acercarse al Portón, Biggs y Rigel entraron con cuidado. No había demasiada vigilancia, probablemente porque todos los soldados que se encargaban de custodiar la entrada eleana estarían atendiendo al pelotón y guiándome hasta la entrada a Shinryu. Y eso solo podía significar algo...

—E-Es cierto, jefe... era lo que temíamos: van a atacar Shinryu, joder. Tiene toda la pinta.

De pronto, Biggs exclamó algo, sorprendido. Resultó que un soldado Magitek doblaba justo la esquina, y había hecho contacto visual con él. Rápidamente, Biggs corrió contra él y le golpeó directamente con el cañón, noqueándolo. Suspirando con alivio, se agachó junto al cuerpo inconsciente del tipo y rebuscó en su cañón magitek.

—... por los pelos. L-Lo siento, compañero —extrajo luego un objeto circular, mirándolo con interés—. Vaya. Un nódulo Magitek de apoyo... me vendrá bien.

Rigel pudo ver cómo Biggs lo incorporaba a su propio cañón, añadiéndolo a su munición.

¡Biggs aprende nuevas técnicas!

—... ¿vamos, jefe? Como usted diga. Seguramente tengamos que... pelear con más soldados.

Estaba claro que no le hacía especial gracia la idea de pelear con sus compañeros. Ni a Rigel, seguramente, tampoco. Pero, ¿qué otro remedio tenían? Sabían que iban a atacar a Shinryu, y ni siquiera sabían por qué. Y después de lo que pasó en el Bosque, de cómo los trataron... ¿acaso podían fiarse de su propia gente?

La lealtad no era seguir órdenes sin más. La lealtad era siempre velar por lo mejor para el Imperio, ¿no?

>> Avanzar

 

Rigel Betelgeuse

Efectivamente, la patrulla avanzaba hacia Shinryu. Entraron por el Portón del Norte. No había duda, iban a atacar el sitio. Biggs murmuraba, enfurecido. Tanto él como su hermano tenían un buen sentido de la justicia, quizás fue esa una de las razones que me impulsaron a hacerlos mis soldados. Sin embargo, en un descuido fue detectado por otro soldado eleano. Ahora mismo no debíamos llamar la atención y que nos hubiese visto era algo terrible para nuestros planes. El pelirrojo corrió hacia él y le disparó con el cañón, noqueándolo. Poco después, se agachó a su lado para coger un nódulo Magitek e implementarlo en su cañón.

—No uses eso hasta que no sepas como controlarlo, puede ser peligroso —bufé, desconfiado por su repentina improvisación para conseguir nuevas técnicas.

>>... Avanzaremos, aunque tengamos que pelear. Aún no sé qué pretende el ejército, y pese a que todo apunte a lo contrario, no deberíamos juzgar sus órdenes. Al menos no de momento —dije, aunque bien sabía que ya lo habíamos hecho cuando ocurrió el incidente del bosque.

Agh, ser comandante se había complicado más de lo esperado en las últimos días.

 

Biggs hizo una mueca de desilusión cuando Rigel le desaconsejó el uso de sus nuevos "trucos", pero no se rindió. Con tono casi suplicante, como un niño con un jueguete nuevo, trató de excusarse:

—¡P-Pero jefe, es un nódulo de apoyo, no hará daño a nadie! Al revés, ¡será útil!

En fin, de uno u otro modo, lograron avanzar por la zona, escabulléndose entre los soldados. No les fue difícil hacerse con un casco en una pequeña garita que había, desprovista de vigilancia después de tanto revuelo en el portón, y dado que llevaban uniformes del Imperio aún, no destacaron demasiado. Por eso, aunque siempre vigilantes y sigilosos, pudieron caminar sin problemas.

—Ah, mire, jefe —llamó la atención Biggs, tras cruzarse con un lote de provisiones apartado en una esquina. Aquel portón era todo un caos, ¿eh? Parecía más bien un punto de apostaje provisional del ejército, más que una frontera reglada y controlada. Y estaba ahora mucho más ajetreada que de costumbre, por si fuese poco—. Son provisiones. Tenga, coger un par de pociones y éteres no hará daño a nadie, ¿verdad que no?

Salud y PM del grupo subida al máximo.

Así fue como acabaron divisando de nuevo el extraño "cargamento". El carro había seguido avanzando, cruzando las puertas de Shinryu, y toda la comitiva iba detrás y delante, dirigiendo su marcha.

—Tsk —se quejó Biggs—. Se confirma la teoría. Están entrando en Shinryu. Van para allá, joder. ¡Van para allá! ¿Qué hacemos, jefe? ¿Qué...?

—¡Eh! —exclamó entonces alguien. A Biggs se le heló la sangre por completo—. Vosotros dos...

Era un soldado, un oficial de Darek, como Biggs, que los había avistado y estaba caminando hacia ellos. Sin embargo, al acercarse terminó paralizado en el sitio, reconociendo el traje de Comandante de Rigel. Claro, con la cara tapada, solo había una opción viable para él al ver aquel aspecto. Una confusión que les permitiría acceder de lleno a aquel carruaje.

—¡A-Ah, perdone, señor Wezen, comandante! No esperábamos que llegase tan pronto. El cañón está ya en camino para bombardear el Monte —al oír eso, Biggs se tensó, y le dio un pequeño toque a Rigel en el costado, como haciéndole notar que la situación era más grave de la que esperaban y debían improvisar—. Puede quedarse aquí si quiere...

Pero Biggs, actuando y poniendo voz completamente ronca y forzada, intercedió.

—El Comandante Wezen no tiene tiempo para vosotros y vuestras faltas de previsión. Y no nos quedaremos aquí, iremos tras el cañón, vigilando la retaguardia. Vosotros aseguraos de que nadie más pasa. Son órdenes del Comandante, ¿¡estamos!?

Rigel, ahora aparentemente transformado en Sirius, no pudo sino seguir el juego.

—D-De acuerdo, como quiera. Adelante.

Y así fue como lograron cruzar, entrando en Shinryu. Biggs, soltando un suspiro de alivio tremendo, miró a Rigel.

—¡Eh, lo hice bien, ¿eh, jefe?! Pero, tsk, ahora estamos jodidos de verdad. Hemos podido cruzar el portón y tal, ¿pero ahora qué? Estamos aquí atrapados, y salvo que la carta de Wezen nos sirva dos veces... el único camino posible es hacia delante.

>> Yo digo que vayamos a parar ese cañón. Haya pasado lo que haya pasado, si bombardean el Monte... le estarán quitando a Shinryu lo que más quieren. Y eso será sinónimo de guerra inminente. Si podemos evitarlo, yo lo firmo. Pero, claro... usted manda.

... por supuesto, habían llegado hasta ahí. Ya que habían llegado tan lejos, ¿qué podían hacer sino llegar hasta el final?

Puedes avanzar por el mapamundi de Shinryu, tu objetivo es el bloqueo eleano (solo debes recorrer dos casillas).

 

Montados en dos chocobos, Wedge y Kein llegaron rápidamente al Portón del Norte. Boko intentó seguir el ritmo corriendo detrás de los mayores, pero no lo consiguió por mucho tiempo. Tuvieron que frenar el ritmo un par de veces, porque el pequeñín insistía en que "ya era mayor" para correr como los demás. Bueno, al menos no les retrasó demasiado...

—Muchas gracias, campeona. Buena chica —Wedge le dio un par de palmaditas a la chocobo que le había llegado, y le acarició bajo el cuello, ante lo que ella se estremeció ligeramente, alegre.

Vaya, a Wedge se le daban muy bien los chocobos; igual que a su hermano, hacía buenas migas con todos, no solo con Boko. Eso lo tenían en común, pese a ser tan distintos en otras cosas.

—Vuestro amigo es muy simpático —le comentó a Kein el chocobo en el que iba montado, un macho que miraba a su pareja, la montura de Wedge—. En fin. Cuidado por ahí, muchachos. Y cuidad al pequeñín.

Y los dos chocobos se marcharon, alejándose. A partir de ahí, tendrían que ir a pie.
Parecía que era... cierto eso de que los chocobos salvajes de aquel bosque ayudaban a los humanos sin ningún problema, los apreciaban y gustaban de estar con ellos, cargándolos sin problema alguno cuando lo necesitaban. Y viendo cómo se comportaba Wedge con ellos, era fácil entender por qué.

—... bueno —suspiró Wedge, sacudiéndose las ropas—. Vamos allá, ¿no? Crucemos el portón...

Se encaminaron al interior, así. Había guardias en la puerta, guardias que eran soldados como los que destrozaron el bosque de Kein. Aunque al chico salvaje seguramente le habría encantado saltarle al cuello a alguno, se contuvo, porque correría peligro de hacer cualquier locura, y, lo peor: pondría en peligro a Boko y a Wedge.

Pudieron entrar sin problemas, para sorpresa de Boko y de Wedge. Seguramente, mensajeros del Emperador salieron prestos al Bosque y al Portón para avisar de las noticias, porque nada más verlos aparecer, los guardias comenzaron a cuchichear y a mirarlos, identificándolos y abriéndoles el paso.

Un chico con coleta, un chocobo bebé y un oficial eleano. Es decir, ¿podían ser más identificables?

—No bromeaban cuando decían que nos dejarían pasar, por lo que veo... —susurró Wedge, mientras caminaban para cruzar el portón—. Tal vez el Imperio fuese en serio con todo lo que Darek dijo —suspiró—. No sé qué intenciones tendrán, pero... confío en que Erin y Aidan puedan intervernir si realmente buscan algo malo, y frenen las acciones tan terribles que están haciendo.

De pronto, unos soldados se cruzaron en su camino. Wedge se sorprendió al verlos: eran soldados magitek, con varios cañones como los del chico. Y a juzgar por su expresión, los conocía.

—¡C-Chicos! C-Cuanto tiempo...

—Wedge, h-hola —saludó uno. ¿Se conocían? Parecían algo tensos—. Han pasado cosas un poco... raras. Pero me alegro de que estés bien.

—¡Nos alegramos! —aclaró otra chica.

—Darek nos ha dicho que podemos ir con vosotros si queréis, ¡que os ayudemos!

Wedge los miró a todos, tragando saliva, e hizo un gesto pesado con la cabeza, negando con ella. Todo con una ligera sonrisa algo entristecida.

—... os lo agradezco, chicos, pero no. No creo que mis acompañantes quieran... más compañía, no de eleanos —Boko estaba en ese momento escondido detrás de él, de hecho, desconfiado y temeroso de los eleanos—. ¡Espero que estéis practicando en mi ausencia con el cañón! ... no sé si volveré a ser vuestro encargado, pero pase lo que pase, recordad lo que os enseñaba, ¿sí? La tecnología magitek...

—... "está en primer lugar para hacernos la vida más fácil, y en segundo lugar para defendernos en caso de necesitarlo, y solo en último lugar como arma". L-Lo sabemos, sí.

No era difícil adivinar qué conexión tenían: esos chicos eran soldados rasos, y Wedge, como oficial, era el encargado de instruirles y enseñarles a usar sus armas. Sin embargo, como cabría esperar, las enseñanzas de Wedge no eran ortodoxas. Parecía enseñar a sus chicos a usar la tecnología magitek para todo menos para pelear, lo cual era irónico en un escenario militar, pero, a la vez... era tan propio de él.

—Exacto. Muy bien —sonrió Wedge. Curioso, era su jefe, en teoría, pero el chico era claramente de la misma edad que ellos. Quizá incluso menor que algunos—. Y ahora, nos marchamos, ¿vale? Tenemos que encontrar a Biggs.

—¡Oh, e-es verdad, Biggs! —exclamó una de las soldados—. Uno de nuestros compañeros vino desde Kogyo para informar, y nos dijo que le había visto allí junto con el Comandante Wezen. Parecía estar con él... y me extrañó, porque, bueno, s-se comentaba por el ejército que tanto tú como Biggs erais... fugitivos.

Wedge abrió los ojos mucho al oír eso, y miró de reojo a Kein, como buscando complicidad en su mirada. Wezen... Sirius Wezen... estaba en Kogyo. Y no solo eso, sino que Biggs estaba allí también. Pero... eso de que estaba con Wezen... sonaba tan, pero tan raro.

—¿Mi hermano y Sirius, juntos...? ¿Y Rigel? ¿Y el comandante Betelgeuse? —preguntó, algo alterado, Wedge. Pero sus comandantes negaron con la cabeza, comunicando que no sabían nada de él. Wedge suspiró—. ... vaya. Está bien. Gracias, chicos.

Y comenzaron a alejarse, esta vez sí, para salir de allí, rumbo al norte. Ahora tenían un destino claro: la ciudad de Kogyo. Pudieron salir del portón por el norte, entrando en territorio shinryanés de una vez por todas. Pero, conforme entraban allí, Wedge soltó un susurro ahogado.

—... Biggs... tengo una terrible sensación. Un horrible presentimiento.

Contenido oculto

Puedes postear aquí para reaccionar, si quieres. Luego postea directmente en el Mapamundi de Shinryu, estarás en el Portón del Norte. De ahí tendrás que subir hasta el Bloqueo eleano, primero, y luego seguir hasta Kogyo. Pero tienes que parar forzosamente en el Bloqueo primero :0

 

Kein
Ya era la segunda vez que viajaba en chocobo y no podía negar que cada vez me gustaba más la sensación que se sentía. Esa velocidad, el viento que chocaba con mi rostro era una sensación indescriptible. Aún así no podía negar que una desagradable sensación empezaba a crecer en mi estómago a medida que nos íbamos acercando al portón norte, al menos los intentos de Boko de seguir nuestros pasos me sacaban alguna que otra sonrisa. Bendita inocencia más debo admitir que estaba mostrando un valor que ni yo mismo me esperaba que tuviera, era bastante admirable a decir verdad.

Finalmente llegamos y, en mi afán de observar a los humanos y sus comportamientos noté como Wedge acarició a la chocoba en la que estaba montado mientras el chocobo en que me monté yo me refirió sobre la bondad de Wedge, la cual a estas alturas no ponía en tela de juicio, ni mucho menos, de hecho cada vez me caía mejor.

— No me cabe duda, creo que también he estado equivocado respecto a los humanos durante mucho tiempo, porque no los conocía del todo y sobre el pequeñín, es mi hermano, daría mi vida por él—. Contesté con una sonrisa hacia el Chocobo que se alejaba.

Finalmente Wedge y yo nos dirigimos hacia el interior del portón, donde reconocí la vestimenta del guardia de la entrada y de nuevo una oleada de ira vino a mí, quería abalanzarme sobre él, tirarme al cuello y si fuera posible, hacerle pagar pero, si lo hacía estaría vendido, por lo que decidí apartar la mirada antes que la misma de curiosidad se tornara en una fulminante y ahí si que dirigí mi mirada al frente ¿Y si Wezen hubiera estado ahí? uff... Wedge por favor ayúdame para no abalanzarme sobre esta gente. En especial cuando noté que cuchicheaban, GRRRRRRRRRRRR, Calma Kein. Solo agarré a Boko para acarciarle y así relajarme yo mientras Wedge trataba de entender lo que dos soldados comentaban, su cara desolada pero firme era lo que en parte acababa por deprimirme aunque no... Espera ¡¿QUE?! ¿¡BIGGS CON SIRIUS?! N-No era posible ¿Donde estaba Rigel?.

Wedge igualmente se lastimaba por esa revelación.

— Deberá tener una explicación, empiezo a conocer a Biggs, no es un mal humano. Yo... Sé que no me parezco a él pero puedes ver en mi a alguien con quien desahogarte si... Quieres—. Dije en tono comprensivo para abrazarle. Pero si era verdad que Sirius le hizo algo QUE SE PREPARE. Iba a hacerle entender que con la vida no se juega.

 

madarauchiha

Wedge no hacía más que refunfuñar ligeramente cada vez que Wedge le decía que no debía tenerle rencor a su hermano y que Boko no habría querido eso. No hacía referencia al tema y desviaba la atención siempre que podía, pero cuando salieron del Bloqueo y caminaron con ligera tranquilidad por lo que quedaba de Shinryu, se dignó a hablar.

—¿Sabes, Kein? No creo que tenga "rencor" a mi hermano. Yo sé... soy el primero que sabe que él no habría hecho nada así de estar en su sano juicio. Pero lo siento, no puedo evitar pensar que ha sido él el que mató a Boko. Si le mirase a los ojos ahora mismo, vería a... a Boko sonriendo, ¿sabes? Y duele. Se me pasará, sé que me pasará, pero... me molesta que haya tenido que ser él. Me molesta que no insista en venir con nosotros a enterrarlo, por mucho que yo me haya negado. Me molesta que no sepa hacer otra cosa que apartar la mirada y compadecerse de sí mismo.

Llegaron, al final, al portón. Wedge se identificó, y pronto pudieron pasar. Y ya dentro del lugar, siguieron andando y dijo:

—... necesito tiempo, Kein. Eso es todo. Por eso también quería alejarme de Biggs. Necesito estar lejos para poder procesarlo todo. Y, sobre todo, necesito que Boko descanse en su tierra al fin.

>> Bueno... ¿seguimos? Entremos a Elérea. Estamos... ya aquí, prácticamente, ¿no?


Puedes entrar, ahora sí, al Mapamundi de Elérea, de camino al Bosque.

 

Los chocobos sirvieron de montura para Erin y Darek, y ambos alcanzaron en mucho menos tiempo del habitual la capital de Elérea, descansaron, y de ahí pudieron partir al portón de una vez por todas. Al llegar, bajaron de las monturas y caminaron junto a ellas a paso lento, observando sus alrededores. Nada más ver a Darek, todos los guardias se centraron en él, y tuvo que atajar un par de conversaciones formales, seguramente para aclarar la situación en la que se encontraban. Poco después se aproximó de nuevo a Erin, y dijo:

—Dejemos a estos pequeños que vuelvan a casa —dio una palmadita cariñosa al lomo del animal, que se estremeció y pió con alegria. Pareció casi entender a la perfección el gesto y las palabras de Darek, e inició su marcha rápidamente, junto a su compañero, hacia el sur, de nuevo al bosque. Darek puso una mano en el hombro de Erin en ese momento—. Ven conmigo, Erin. Antes de entrar en Shinryu, vamos a hablar con mis hombres por la zona. Me han adelantado ya que la situación en Shinryu es complicada.

Dicho y hecho, caminaron hasta entrar en una sala de uno de los edificios principales del portón, una sala de reuniones amplia y con una mesa redonda en el centro. Darek, Erin y otro hombre, vestido de oficial, fueron todos quienes ocuparon el gran lugar, que parecía tremendamente amplio al estar tan vacío.

—... bien —inició Darek—. Por favor, primero necesito saber información sobre nuestros hombres. He sido enviado por el Emperador al Norte a revisar que todo marchase bien... ¿qué sabemos al respecto? Empezando por la Consejera Loke, ¿se sabe algo de ella?

El oficial, que saltaba a la vista que era uno de los encargado del portón (u-un momento, ¿ese era... el tal Lance? Ah, qué tiempos. Ahora se entendía por qué miraba con tanto pavor a Erin ahora que volvía a tener una posición de superioridad jerárquica sobre él) negó lentamente con la cabeza, cabizbajo.

—N-Nada, señor —dijo, agachando la vista—. Lady Loke pasó por aquí hace bastante, como ya sabe, con el objetivo de acudir a la reunión con el Presidente Albus. Nos consta que llegó a celebrarse tal reunión, pero tras la misma, Lady Loke y el Presidente partieron a alguna parte. Los hombres que nos trajeron la información no saben dónde, ni saben de su paradero actual. Coincidió con la lluvia esa partida, así que t-tememos que...

Darek cortó aquello de forma brusca, sin embargo.

—Nunca. Loke no moriría por la lluvia, tenlo por seguro. Es mucho más fuerte que eso —cruzándose de brazos, arrugó el ceño—. Pero es cierto que, conociéndola, se hace raro que aún no haya vuelto con noticias a Elérea. Debemos encontrarla; puede haber sucedido algún imprevisto. Porque también sé que es de las que no para hasta cumplir su misión.

Vaya, parecía conocer sorprendentemente bien a la Consejera. Tenía sentido, después de todo: él y Loke eran los dos más cercanos a Zael, con diferencia. La primera por haber sido la confidente más cercana a su difunta esposa, Alyssa, y Darek por haber sido el Titán más antiguo y mayor mano derecha de Zael. Era lógico, además, que si eran sus dos principales apoyos en aquella locura de detener a la lluvia y desde el principio habían trabajado codo con codo entre sí y con el emperador, los dos acabasen desarrollando una buena relación.

—... y, ¿qué hay del comandante Wezen? No escuché cosas buenas al respecto de sus acciones en el Bosque de Yggdrassil, me temo. Me consta que se excedió en sus órdenes a sus hombres. Y que intentó acabar con la vida de algunos compañeros. Espero que no haya comprometido más aún a la integridad del Imperio y de los Shinryaneses...

Lance tragó saliva.

—V-Verá, señor. El comandante Sirius Wezen... fue a Kogyo, tal y como se le ordenó, pero... bueno, nuestros informantes nos comentan que tomó la ciudad por la fuerza. También sé que no le sentó muy bien saber que el Emperador había enviado a Lady Loke directamente, y que ya no sería él el representante de Elérea en la reunión diplomática. A partir de ahí, bueno... lo que ha pasado es un poco difícil de decir, señor...

—... soy todo oídos —insistió Darek, impaciente.

—N-No han vuelto muchos hombres de Kogyo aún, señor, pero ha llegado a mis oídos rumores de que el Comandante Betelgeuse ha llegado a la ciudad y ha derrocado al Comandante Wezen. Se enfrentaron directamente, y ahora es el Comandante Betelgeuse el que tiene el control sobre la ciudad... aunque no sabemos bien en qué calidad. Lo que parece claro es que han pasado cosas allí en Kogyo. Y no tengo noticias claras sobre el estado de la ciudad. No han llegado más informantes, me temo...

Rigel Betelgeuse... el otro comandante de Darek, el que huyó del Bosque con Kein, el chico salvaje. El jefe de Wedge al que tanto buscaba, junto con su hermano. Así que estaba en Kogyo y había vuelto a confrontar a Sirius, ¿eh? Cabía la posibilidad de que estuviese actuando en contra del Imperio. De hecho, no sería raro pensar tal cosa, después de todo lo que tuvo que vivir. A sus ojos, probablemente, el Imperio era un traidor. Porque le hicieron lo mismo que a ella y a Aidan, o lo mismo que le hicieron a Arthur. Solo que, en su caso, fue aún peor si cabe... porque Wezen, aparentemente, sí trató de matarlo de verdad. La traición fue real.

¿Qué actitud presentaría Rigel hacia ellos ahora? Erin sabía poco de él, pero por lo poco que conocía, era un tipo extremadamente diligente, formal, recto y serio. Era difícil imaginarle volviéndose un rebelde, pero... también era difícil imaginar a una Elroy contribuyendo de una u otra manera a abrir las puertas del cielo, ¿no es así?

—... Rigel —susurró Darek—. Entiendo. ¿Pasó por aquí, entonces, el oficial Wedge?

Lance asintió.

—Dos veces, de hecho. Con un chico rubio... entraron hace varios días, y volvieron a pasar para entrar a Elére hará un buen puñado de horas. Parece que han regresado...

—¿Sin el Comandante Betelgeuse? Qué extraño... —meditó Darek.

Tras aquella reunión, y después de despachar a Lance, Darek se levantó y empezó a caminar ligeramente alrededor de la mesa, pensativo y algo nervioso. Mano en el mentón, tras un rato de silencio, acabó verbalizando lo que le tenía preocupado:

—... las cosas no parecen estar estables allí arriba, no. Loke perdida, Sirius y Rigel enfrentados, y escasísima información sobre la situación entre Elérea y Shinryu. Además, si Loke se marchó con el Presidente y no ha vuelto, eso seguramente quiera decir que Elcid Albus tampoco ha vuelto. Y temo por cómo pueda reaccionar la República si otra persona que no debe le toma el relevo y dirige al pueblo shinrianés en su ausencia.

>> Tenemos que interceder, cuanto antes. ... ¿sabes? Me preocupa y me extraña a partes iguales el asunto de Sirius Wezen, mi comandante. Rigel y él nunca se llevaron del todo bien, porque eran como noche y día; Sirius le tenía clara envidia a él y a su magia y don natural para el manejo de la espada. Y hacía lo posible por ridiculizarlo y hacerle sentir inferior. Pero no solía lograrlo. Rigel es una persona demasiado centrada en sus objetivos y en sus responsabilidades como para preocuparse por él. Cierto que a veces perdía la paciencia fácilmente, y eso era algo que explotaba Sirius todo el tiempo, pero... me resulta genuinamente preocupante oír que ambos se han enfrentado, hasta el punto de haberse disputado por la fuerza el control sobre Kogyo. Si eso es cierto, no reconozco sus acciones, realmente no... algo raro sucede ahí. Por muy despiadado que pudiese ser a veces Sirius con su compañero, no creo que nunca hubiese... llegado a hacer algo así.

Bueno, tampoco es que Erin conociese mucho a Wezen, pero Darek había repetido eso en un par de ocasiones. Que Wezen se estaba comportando de formas aparentemente extrañas, excediéndose demasiado en sus funciones y tomándose libertades y corriendo riesgos innecesarios. Darek debía confiar en él bastante para confiarle todas las responsabilidades que le dio, pero desde luego era obvio que notó que algo iba mal cuando Loke fue enviada personalmente para adelantarse a Sirius y hacer lo que en un principio él haría: reunirse con los representantes de Shinryu en Hitoki en aquella reunión diplomática. Claramente, empezaban a temer que Sirius pudiese hacer algo poco conveniente para el Imperio ahí. Ya no confiaban en él. Pese a que Darek en un inicio confío mucho.

¿A qué podía deberse ese repentino cambio, esa actitud? ¿Qué explicación... podía tener?

>> Sirius Wezen tenía un motivo personal oculto.
>> Sirius Wezen está trabajando paralelamente para otro bando.
>> Sirius Wezen está siendo manipulado por alguien.

 

Darek se llevó una mano al mentón, y frunció el ceño.

—¿Traición, dices? Hm. ¿Sirius me traicionaría, a mí y al Imperio? ... francamente, es algo que me cuesta pensar, pero si tuviese que decir que uno de mis hombres me ha traicionado, aunque no me guste decir esto... Wezen sería la persona a la que señalaría, sí. Aun así, ¿con quién se ha aliado? ¿Con Shinryu, y estaría atacando sus propias ciudades? No, parece claro que sus acciones buscan perjudicar aún más al país. ¿Con Fayar? Los Rebeldes sin duda ganarían de un enfrentamiento entre Elérea y Shinryu, pues si quieren reconquistar Fayar y atacarnos, debilitar nuestro ejército con otros enemigos es siempre buena idea, pero... vigilé a Wezen muy bien en los momentos previos a iniciar nuestros planes, para asegurarme de que podía contar con él, y no creo que haya tenido ocasión de entrar en contacto con nadie ni remotamente cercano a Fayar, así que, ¿a quién debería su lealtad y desde cuándo? Tampoco tiene sentido. ¿Los áureos? Shinryu es su aliada, estarían provocanndo una traición también contra el país, y conociendo nuestros movimientos de presión a Shinryu y cómo Áurea respondía, se me hace descabellado.

Tomó aire, por un instante.

—... y dudo que Wezen tenga siquiera conocimiento de ellos —aquello último lo dijo en un susurro, de forma baja, casi imperceptible. Pero Erin lo oyó. ¿Ellos? ¿Quiénes son "ellos"? ¿Qué otra nación o grupo de personas existe además de Fayar, Shinryu, Elérea y Áurea?—. Si fuese el caso de la traición el correcto, no tengo idea de a quién beneficiaría lo que Wezen hace, ni a quién le debería lealtad. Pero entonces tengo algo claro, Erin: vayamos a Kogyo en primer lugar, a revisar la situación brevemente y confrontar a Wezen y a Rigel, si están allí. Y, luego, a Hitoki directos. Allí, en la capital, podremos informarnos del estado de la República, de Loke, de Albus... y podremos planificar tanto mis próximas acciones como tu ruta para ir a Áurea, Erin.

>> Vamos, pues. ¿Lista?


Puedes entrar ahora en Shinryu. Comienzas en el Portón del norte, la parte más abajo del mapa. Debes cruzar las dos casillas hacia el norte para llegar hasta el Bloqueo Eleano, y ahí harás una parada antes de seguir.