Porque Me Abandonaste (ryosaku)

Re: Porque Me Abandonaste (ryosaku)

HOLA CHICAS, PUES QUE LES PUEDO DECIR, SOLO QUE ME DISCULPEN POR LA DEMORA, ESTA VEZ NO TENGO EXCUSAS. TODA LA CULPA ES MIA POR NO HABER TENIDO MUCHA INSPIRACIÓN QUE DIGAMOS=/.
ESPERO QUE LES GUSTE EL CAPI =)

25 Capítulo

-Tu auto no sirve, déjame llevarte – dijo el ambarino.

-Tomare un taxi… – contestó la castaña.

-Por favor déjame llevarte… - dijo el ambarino, besando el cuello de Sakuno delicadamente.

-¿Qué crees que haces?, ¡déjame irme ya!...– imploró Sakuno, pero sus ruegos fueron en vano, Ryoma no iba dejarla ir.

-No sabes cuanta falta me has hecho… muero por besarte- dijo el ambarino, soltándola suavemente, volteándola hacia él y mirándola tiernamente.

Ella lo miraba con los ojos algo humedecidos por las débiles lágrimas que le comenzaban a brotar.
Estaba confundida, no podía dejar que Ryoma la bese, pero tampoco podía impedírselo, su cuerpo ansiaba ese beso tanto como Ryoma.
Ambos se miraron, examinando cada detalle de sus rostros.

-Sigues igual de hermosa… - dijo el ambarino quitando delicadamente un mechón del rostro de Sakuno.

- ¿Qué quieres Ryoma? ¿Porqué haces esto?... déjame irme de una vez – dijo algo nerviosa la castaña, mientras empujaba la mano del ambarino, aunque hubiera preferido no hacer eso, ya que al tocarlo recordó lo sucedido hace cinco años en su habitación.

-Te quiero a ti… necesito de ti para poder seguir viviendo, no sabes lo difícil que han sido todos estos años sin verte – dijo el ambarino sujetándola de los brazos, y atrayéndola hacia él.

-Crees que voy a creer algo de lo que dices, ya no soy la chiquilla ingenua de dieciséis años que dejaste.
Pero dime una cosa Ryoma ¿Por qué te acostaste conmigo si no me querías? Si ibas a marcharte, ¿Por qué lo hiciste?

—Claro que te quería, crees que me acostaría con cualquiera. Sakuno yo te quiero, sé que en ese momento no lo dije, pero es que estaba confundido, no entendía lo que me pasaba, de un momento a otro, comencé a sentir algo por ti, totalmente diferente a lo que sentía por Ayame, y me dio miedo, nunca había sentido algo tan fuerte por alguien, me di cuenta que no podía alejarme de ti, pero cuando ya me acostumbraba a ese sentimiento, llego Ayame y me confundió todas las cosas.
Ese mismo día me enteré lo del viaje, algo que había esperado toda mi vida.
Pero… no estaba tranquilo, por eso fui a la fiesta a recogerte, quería verte antes de irme, no tenía planeado lo que paso, pero se dio y no sabes lo feliz que me hizo… fue la mejor noche de mi vida.
No sabes cuanto me costó irme al día siguiente, fui un idiota, no imaginé lo difícil que sería todo sin ti, ese tiempo que pasamos juntos me acostumbre demasiado a ti, a tu presencia, a tu aroma.
Los primeros meses en Estados Unidos fueron muy duros para mi – dijo en forma exaltada el ambarino, ante la mirada dolida de Sakuno.

—Y crees que a mi no me dolió, piensas que para mi fue fácil Ryoma, tú sabías muy bien que yo te quería, yo te lo dije, yo no estaba para nada confundida.
Cuando apareciste en la fiesta, pensé que me habías escogido a mí y no a ella, porque de no haber sido así no hubieras ido a buscarme aquella noche.
Luego cuando estuvimos en la casa, me entregue a ti por que te amaba.
¡Dios, que ingenua que fui, si hubiera sabido que te ibas!, pero te digo algo Ryoma –dijo la castaña mientras alzaba la mirada- no me arrepiento en lo mas mínimo de aquella noche… - dijo en clara alusión al nacimiento de Kyo.

Ryoma la atrajo más hacia a él, chocando suavemente sus frentes.

—Perdóname pequeña… —dijo, para luego tomarle el mentón y depositar en sus rojizos labios un tierno beso, que fue seguido por otro mas intenso que hizo que el cuerpo de la castaña se electrizara de pasión. Ryoma no pensaba detenerse, había ansiado ese beso hace mucho.
Bajo sus manos hacia la pequeña cintura de Sakuno, apegándola hacia él, sin querer empujó a Sakuno contra un auto, en donde la castaña recostó la espalda, y los besos se hicieron mucho más intensos y apasionados, la pasión de ambos se desbordaba de manera inmensurable, sus labios no descansaban para nada, sus manos que también entraron al juego, recorrían delicadamente sus cuerpos.
Ryoma por su lado acariciaba la cintura de Sakuno con una mano, y con la otra tocaba la pierna de la castaña, que usaba una falda.
Por otro lado Sakuno introdujo sus manos dentro de la camisa del ambarino, donde acariciaba con frenesí la espalda de Ryoma, que enloquecía de pasión al sentir las delicadas manos de Sakuno.

—Vamos a mi departamento— pudo decir el ambarino mientras besaba el cuello de Sakuno, quien al escucharlo se dio cuenta lo que estaba haciendo, quitando sus manos de la espalda de Ryoma, y empujándolo lejos de ella, que estaba prácticamente recostada en aquel auto.

—Pero… ¿Qué estoy haciendo?— dijo la castaña mientras se acomodaba la blusa y la falda.

— ¡¿Qué pasa Sakuno?! Yo te quiero, y sé que tú también sientes lo mismo por mi… me lo acabas de demostrar. Sé que tú deseas esto tanto como yo pequeña — dijo acercándose lentamente hacia ella.

—No te me acerques Ryoma, tú solo quieres jugar conmigo como lo hiciste aquella vez— expresó Sakuno, mientras retrocedía unos pasos.

— ¡Claro que no Sakuno!... ya te lo dije, yo te quiero…—dijo el ambarino muy contrariado.

—Ryoma, por favor ya no me hagas mas daño, yo ya soy feliz con Eiji, solo déjame marcharme… — dijo algo nerviosa la castaña.

— ¡¿Daño?!... Sakuno, yo quiero hacerte la mujer más feliz del mundo.
Y no me digas que amas a Eiji, me acabas de demostrar que aun me quieres…—dijo el ambarino, mientras se acercaba lentamente hacia ella.

—Mira Ryoma, hagamos como si esto nunca hubiera pasado, yo seguiré con mi vida y tú sigue con la tuya… ¿esta bien?—dijo la castaña, tratando de poner fin a todo.

—Claro que no esta bien, Sakuno, yo ya no puedo seguir viviendo sin ti…—dijo Ryoma con mucha firmeza.

—Entiende Ryoma, yo no quiero sufrir más, así que deja que esto siga como a seguido estos últimos años, tú viviendo tu vida en Estados Unidos como un tenista famoso y yo aquí con Eiji – expresó la castaña, evitando mencionar a su hijo.

—Esta bien Sakuno, pero… solo te pido que me dejes llevarte a tú casa, no puedo dejar que te marches sola—suplicó el ambarino, mirando a Sakuno con el rostro totalmente desencajado, una de las facciones que Sakuno nunca había visto en el seguro Ryoma.

—No es necesario Ryoma – aseveró la castaña.

— ¿Por favor? No te volveré a molestar jamás —imploró el ambarino ante la mirada dudosa de Sakuno.

—No lo sé Ryoma, no creo que sea buena idea, será mejor que tome un taxi — dijo la castaña negándose a ser llevada.

— ¿Por favor? —suplicó el ambarino.

Sakuno no sabía que hacer, vio a todos lados, Ryoma tenía razón era muy tarde, y aunque tomara un taxi era peligroso.
Aunque eso no era lo único que la impulsaba a aceptar la petición, también sabía que después del día de mañana, día en que se acababa la sesión fotográfica, ya no volvería a tener un encuentro con él, de seguro Ryoma se marcharía a Estados Unidos nunca más se verían. El miedo invadió el cuerpo de Sakuno, recordando la vez en que Ryoma se marchó, los días terribles que paso, los momentos de angustia que vivió cuando se enteró que estaba embarazada, todos esos recuerdos hicieron que Sakuno acceda a la petición de Ryoma, tomando ese trayecto hacia su casa como la despedida de ambos.

— Esta bien Ryoma, llévame —dijo Sakuno mirándolo algo preocupada por la decisión que acababa de tomar.

Ryoma le mostró una leve sonrisa, aunque sabía que sería la última vez que este tan cerca de Sakuno, le alegraba que ella haya aceptado.
Ryoma guió a Sakuno, hacia el lugar donde se encontraba su auto, le abrió la puerta, la castaña lo miró con algo de desconfianza antes de subir.

Sakuno le indicó a Ryoma su dirección, luego el ambarino salió rápida y hábilmente del estacionamiento, conduciendo por las iluminadas calles de Tokio.

— Cómo me gustaría, que la situación fuera distinta — dijo Ryoma sin voltear a ver a Sakuno, mirando solo al frente.

— ¿Situación? — preguntó la castaña, quien no entendió lo que Ryoma quiso decir.


—Tú y yo, aquí en el auto, me gustaría que fuera otra la situación. Me gustaría que estés sentada a mi lado, no como la novia de Eiji, sino como mi novia — dijo esto último volteando a verla.
Sakuno lo miró con tristeza, a ella también le hubiera gustado esa situación, pero… él había hecho que las cosas se dieran así.

—No sabes como me maldigo, por haberme largado aquel día, pero… ya es muy tarde. Tú no me perdonarás nunca, y lo entiendo, fui un idiota — dijo el ambarino, ante la mirada apenada de Sakuno.

Algo interrumpió el momento, era el celular de Sakuno, quien rápidamente lo extrajo de su cartera.

—Hola…—dijo la castaña, quien ya sabía quien era.
—Hola linda ¿Cómo estas?— preguntó Eiji.

—Bien—dijo Sakuno algo nerviosa

—Estas manejando— preguntó Eiji, al escuchar el ruido.

—Sí, salí de trabajar hace poco— dijo la castaña con mucho remordimiento.

—Ya es muy tarde, ten mucho cuidado— dijo preocupado Eiji.

—Sí, gracias—dijo la castaña, quien se encontraba con muchos remordimientos, por las mentiras que le decía a Eiji, y por lo que había sucedido con Ryoma en el estacionamiento.
Por otro lado, Ryoma estaba con un humor de diablos, ya que sabía muy bien con quien hablaba Sakuno, por el nerviosismo de esta.

—Espero que me hayas perdonado por lo de la mañana, se que estuve mal, que me deje llevar por los celos, perdóname por no creerte, sé que ya no sientes nada por él—dijo Eiji, aunque el mismo no creyera en sus palabras, pero no perdería a Sakuno por nada en el mundo.

—Ya estoy por llegar a mi casa, mañana hablamos ok— mintió la castaña, quien ya no soportaba más aquel momento.

—Esta bien linda te amo… —dijo Eiji algo extrañado por el comportamiento de Sakuno.

—Yo también, adiós—finalizó la castaña al colgar.

—Era Eiji ¿verdad?—preguntó Ryoma.

—Sí— contestó la castaña, mientras se tomaba la cabeza con las manos.

— ¿Pelearon?—preguntó Ryoma, sin dejar de mirar al frente.

—No… es solo que me siento mal por lo que paso hace un momento, él no se lo merece—contestó Sakuno, mientras apoyaba la cabeza en la ventana del auto.

—No volverá a ocurrir, no te preocupes…—dijo el ambarino, tratando de sonar seguro.

—Tenlo por seguro…—contestó la castaña aun apoyada en la ventana, mientras cerraba los ojos por el cansancio.

Pasaron algunos minutos de silencio, en los cuales ninguno de los dos dijo palabra alguna.
Sakuno por su lado, aunque sabía que no debía sentirse así, disfrutaba de la compañía de Ryoma, hace años que no pasaban tanto tiempo juntos, de rato en rato giraba su mirada en dirección del ambarino, quien tenia la mirada fría que tanto recordaba.

—Tú hijo… es realmente sorprendente—dijo el ambarino, mientras se le dibujaba una sonrisa.

—Sí lo es—contestó la castaña algo nerviosa, no le gustó que Ryoma mencionara a Kyo.

—Eiji y tú deben estar muy orgullosos por él…—dijo Ryoma, poniendo la misma expresión fría.

— ¿Eiji y yo?... Ryoma piensa que el padre de Kyo es Eiji…—pensó la castaña sin responderle a Ryoma, no sabía que hacer, si confirmarle a Ryoma que Eiji era el padre, o decirle que no era, pero en ese caso que le respondería si el ambarino le preguntaba ¿quien es el padre?.

— ¿Sabías que puede hacer el saque twist? recuerdas que es mi saque ¿no?— preguntó el ambarino, para suerte de Sakuno.

—Sí, claro que lo recuerdo, vi muchos partidos tuyos—dijo Sakuno mientras giraba su mirada hacia él.

Ryoma le sonrió —Me gustaría que fueras a mis partidos ahora también… pero claro, ya sé que es imposible—se contestó él mismo.

Sakuno miraba sorprendida al ambarino, no podía creer el cambio que había tenido Ryoma, antes él era muy frió, pero ahora se comportaba de lo más lindo con ella, todo esto le recordaba a Kyo, quien también se comporta así de lindo solo con ella.

—No sabes como me sorprendí cuando vi a tu hijo haciendo el saque twist—dijo el ambarino mientras le regalaba a Sakuno esa maravillosa sonrisa que solo Kyo y Ryoma tenían.

Sakuno lo miraba admirada, el parecido entre Ryoma y Kyo era sorprendente.

—Tienen la misma sonrisa— dijo la castaña en susurros, pero Ryoma alcanzo a oír.

— ¿Qué? — preguntó el ambarino, volteando a verla.


Sakuno giró su cabeza inmediatamente, en dirección al frente, y para su suerte ya casi habían llegado a su casa.

—Ryoma, es en la casa verde del frente—mencionó Sakuno indicándole, y también tratando de evadir la pregunta de Ryoma.

Ryoma se estacionó frente a la casa, y la cara de preocupación regreso de nuevo a ambos.

—Gracias por traerme…—dijo Sakuno, mirando a Ryoma, quien tenía la mirada perdida.

—Adiós y cuídate—dijo el ambarino sin mirarla.

—Adiós—dijo la castaña, mientras habría la puerta del auto.

Sakuno salió y camino hacia su casa, y antes de que pudiera llegar a la puerta, Ryoma ya había acelerado y se había marchado del vecindario de la castaña.


HASTA LA PRÓXIMA ^^
SE ME CUIDAN MUCHO
Y GRACIAS POR ESPERARME, LAS KELO >_<