Porque Me Abandonaste (ryosaku)

Re: Porque Me Abandonaste (ryosaku)

HOLA CHICAS, QUERIA DECIRLES QUE ESTOY MUY FELIZ POR SUS COMENTARIOS, Y DECIRLES A LAS CHICAS QUE RECIEN LEYERON MI FIC, QUE ESTOY MUY FELIZ DE QUE LES HAYA GUSTADO, Y SOLO ESPERO QUE ME SIGAN DANDO SU APOYO COMO SIEMPRE, SIN MAS QUE DECIR, LEAN EL CAPI… ^_^


23 Capítulo

-Esta… más hermosa… - dijo sin dejar de mirarla por un segundo Ryoma, quien no podía creer lo que estaba viendo.

-¿Su mamá?, pues es muy linda y joven no crees Ryoma – dijo Ryoga volteando a ver a su hermano, quien estaba más que embobado viendo a la castaña.

Ryoma no contestó, no podía dejar de mirarla, simplemente sus ojos solo tenían un deseo, y era seguir viendo lo bella que estaba.
Sakuno ya no era la chica de trenzas que él recordaba, ahora era toda una mujer, aunque la sonrisa dulce que tanto le gustaba permanecía intacta en ese rostro frágil y delicado que él tiempo atrás, había acariciado aquella noche, que se convirtió en su despedida.

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-¡Mamá!… quiero presentarte a alguien – expuso el pequeño, mientras se liberaba del abrazo de su madre.

-¿A quien, amor? – contestó algo extrañada Sakuno. No estaba acostumbrada a que su hijo le presente a alguien.

Tomando de su mano.

-Vamos, él esta por allá – dijo el pequeño, quien no pudo continuar avanzando ya que Sakuno se había detenido.

-¿Qué pasa?... – dijo Kyo a su madre, al notar la mirada confusa que tenía.

Sakuno no podía creer lo que estaba viendo, ¿que hacia él ahí? ¿Qué haría ahora? ¿Por qué había regresado? Simplemente su cabeza estaba infestada de preguntas que no podía responder.

-¡Lo odio!... ¡Lo odio!, ¿porque regresó?... -se repetía una y mil veces Sakuno-
No lo soporto más, quiero largarme de este lugar, no puedo seguir mirándolo, pero… no puedo moverme, mi cuerpo no reacciona, ¡quiero irme!... él no se puede enterar que Kyo es su hijo, tengo que alejarme de él – el rostro de la castaña, reflejaba un montón de sentimientos encontrados, sentía, cólera, odio, preocupación, pero aunque ella no quisiera aceptarlo, no podía dejar de mirarlo, no podía moverse de ese lugar, era tanto el tiempo que había estado alejada de esos ojos ámbar, que aunque Kyo haya heredado los mismos ojos de su padre, nunca mirarían a Sakuno, de la misma forma de la que lo hacia Ryoma.
Y esta era la razón por la cual Sakuno no podía moverse, en su subconsciente anhelaba mucho esa mirada, lo anhelaba a él que al parecer, aun producía mucho efecto en ella.

-Quiero abrazarte, besarte… no soporto más, ¡quiero estar a tu lado!
Ha pasado tanto tiempo para ver rostro; pensé que me había olvidado de ti, pero… al tenerte cerca, solo confirmo que ya no puedo seguir viviendo sin ti.
Fui un estúpido, no debí irme nunca… - Pensó Ryoma, al tiempo que fruncía el seño al ver los ojos de Sakuno.
Tus ojos, solo me rechazan, nunca me habías visto de esa manera – pensaba el ambarino para luego salir caminando hacia la castaña, que seguía mirándolo fijamente a los ojos, confundida, aturdida, sin saber que hacer, simplemente su cuerpo no la obedecía, se había encaprichado en seguir mirándolo.

De repente alguien entro precipitadamente a las canchas de tenis al ver a Ryoma.

-Ya nos podemos ir linda- dijo Eiji agarrándola de la cintura, y mirando amenazadoramente a Ryoma.

Sakuno al sentir el contacto de la mano cálida de Eiji, pudo reaccionar de ese trance al que había entrado.

Volteó su mirada por fin en dirección a Eiji que la sujetaba fuertemente y le dijo.

-Sácame de aquí… por favor – expresó entre sollozos Sakuno, quien en ningún momento había soltado la mano de Kyo, que no había dicho ni una sola palabra luego de ver la manera en que se estaban mirando Ryoma y Sakuno.

Ryoma al ver a Eiji, tomarla de la cintura, frunció el ceño, y se detuvo poco antes de llegar a ella, al ver la manera en que Eiji la agarro, se dio cuenta de que ya era muy tarde.

-¿Podemos hablar?... – dijo Ryoma con su habitual tono frío.
El ver a Eiji cerca de Sakuno lo había molestado, sin embargo, aun quería hablar con la castaña.

-No quiero hablar con él… vámonos… – casi rogando le dijo la castaña, sin voltear a ver a Ryoma, y mirando solo a Eiji con los ojos a punto de estallarle en lágrimas.

-No te preocupes linda, yo hablaré con él, ve al auto con Kyo… yo voy en un momento – dijo muy decidido y con una mirada tierna Eiji, mientras le acariciaba el rostro, tratando de calmar a Sakuno, que estaba muy nerviosa.
Eiji se dio cuenta, que el motivo de su estado, no solo era el miedo que le causaba pensar en un acercamiento entre Kyo y Ryoma, él sabía muy bien que Sakuno estaba así por que no había olvidado del todo a Ryoma, como ella se lo hubiese asegurado un montón de veces, tratando de convencerlo de que Ryoma era ya cosa del pasado, pero este encuentro le dijo todo lo contrario.

-Ve con tu mamá al auto, Kyo – dijo Eiji soltando suavemente a Sakuno, y mirando a Ryoma.
El pequeño Kyo, estaba con la ceja fruncida, no sabía que es lo que estaba ocurriendo, pero se limitó a obedecer lo que le dijo Eiji, solo por el estado en que estaba la castaña.

-Adiós, Ryoma - dijo el pequeño. Palabras que resonaron en el oído de Sakuno, haciendo que se estremezca y voltee a ver a Eiji, tratando de encontrar algún consuelo en su mirada.

-No, esperen, quiero hablar contigo… no te vallas… Sakuno – dijo el ambarino, avanzando un paso, pero no pudo continuar, porque Eiji, lo detuvo poniéndole las manos en su pecho, impidiéndole acercársele a Sakuno.

-¡Suéltame!... – gritó Ryoma, sacando las manos del pelirrojo de su pecho, y mirándolo con cólera.

Sakuno, al oír el grito de Ryoma, volteó y le dijo.

-Basta Ryoma… no entiendes… no quiero hablar contigo- dijo entrecortadamente, mientras lo miraba a los ojos.

Ryoma se le quedó mirando por unos minutos, con una mirada tranquila, que poco a poco se fue endureciendo, hasta tal punto que Ryoma tuvo que apartar la mirada de l castaña hacia el piso.

-Esta bien… como quieras… adiós Kyo- dijo el ambarino, volteándose en dirección a Ryoga, que se mantenía con la mirada fija en Sakuno.

Sakuno, al ver la actitud fría de Ryoma, continuó su camino.

-Vamos Eiji – dijo casi en un susurro, volteando a verlo.

-Ya te alcanzo – contestó Eiji, mientras caminaba hacia Ryoma.

-Hace ya muchos años que te fuiste, no te reprochare nada, es tu vida y tú decides lo que haces, pero te pido de que tú de la misma manera… respetes la decisión de Sakuno.
Ella ahora esta conmigo, ella continuo su vida así como tú lo hiciste… que esperabas Ryoma, que ella estaría ahí esperándote para el momento que tú decidas regresar…
Eso era todo lo quería decir, y recuerda esto ella dejo de pensar en ti el mismo día en que te fuiste…
Hasta nunca Ryoma… vámonos Enma – dijo Eiji a la nana de Kyo, que se había quedado observando todo, y no había arreglado las cosas de Kyo.
Rápidamente comenzó a guardar todo.
Dicho todo lo que tenía que decir, Eiji empezó a caminar fuera de las canchas, Ryoma no dijo ni una sola palabra solo oyó en silencio y apretó el puño, ante cada palabra que decía Eiji.

-Cuídala… - dijo aun de espaldas, con el puño apretado y mirando el suelo, Ryoma.

-Eso es lo que hago – contestó Eiji y continuó con su camino.

-Dame dos entradas para el partido de mañana Ryoga – dijo el ambarino, aun inmóvil en su lugar.

-¡¿Qué?! ¿Para que quieres dos entradas? – dijo incrédulo Ryoga, mirando a su hermano.

-¡Dame dos malditas entradas Ryoga! – gritó Ryoma acercándose a su hermano.

-Esta bien, esta bien –contestó Ryoga, empezando a buscar en su maletín las entradas.

-Toma – dijo Ryoga extendiéndole las entradas al ambarino.

Ryoma las cojeó y se dirigió hacia Enma- Se las puede dar a Kyo – dijo el ambarino mas calmado, ante la mirada de sorpresa de Enma al verlo, no se había percatado del gran parecido que tenía con Kyo.

-Se las prometí a él, por favor entrégueselas personalmente – volvió a decir Ryoma ante el silencio de Enma.

-Esta bien… se las daré – contestó por fin la nana, tomando las entradas.

-Gracias… - dijo Ryoma, mientras se sentaba en la grada y Enma se retiraba apresuradamente del lugar.

Había sido una noche realmente larga para Ryoma, nunca pensó encontrarse con Sakuno ese día, y menos ver la realidad de la vida que llevaba ella ahora, en donde hasta tenía un hijo, cosa que Ryoma empezó a asimilar mientras se tomaba la cabeza con las manos.

-¿Qué piensas hacer? La dejaras ir así como así – preguntó Ryoga, mientras se sentaba al lado de su hermano.

-Que puedo hacer Ryoga, no ves que tiene hasta un hijo con él – dijo el ambarino a un con la cabeza agachada.

Ryoga no estaba totalmente seguro que eso fuera verdad; era increíble el parecido que tenía Kyo con Ryoma, y ahora que sabía que la mamá de Kyo era Sakuno, comenzaba a sospechar.
Sabía muy bien que Ryoma había tenido relaciones con Sakuno antes de irse, y cabía la posibilidad de que ese pequeño fuera hijo de Ryoma, pero Ryoga no quería confundir más la cabeza de su hermano, y decidió no contarle nada.

-¿Crees que ella ya no te quiera? – preguntó Ryoga con la mirada perdida en la cancha.

-No lo sé, no lo sé – contestó el ambarino, alzando la vista hacia el lugar donde había estado Sakuno, hace unos momentos.

-Bueno Ryoma, piensa bien lo que vas a hacer, acuérdate de que solo estaremos dos semanas en Tokio – afirmó Ryoga.

Ryoma no contestó nada a lo dicho por su hermano; se levantó y agarró sus cosas, y empezó a caminar en dirección a la salida.
Estaba muy cansado, habían pasado muchas cosas esa noche, y necesitaba descansar.

-Así que esa joven era la famosa Sakuno, pues es muy linda, fuiste un tonto en dejarla Ryoma – pensó Ryoga, mientras él también se ponía de pié y caminaba detrás de su hermano.




Por otro lado, Sakuno ya se encontraba en su casa, para ser exactos en la cocina, donde tomaba un vaso de agua, ante la mirada atenta de Eiji.
Kyo había subido ya a su habitación con Enma. Para suerte de Sakuno, no le había hecho ninguna pregunta en el transcurso del camino, sobre Ryoma, el pequeño estuvo callado todo el rato.

-¿Te encuentras bien? – preguntó Eiji acercándose y abrazando a Sakuno.

-Sí… estoy bien – contestó la castaña, colocando el vaso en la mesa, no respondiendo al abrazo, de la misma forma de la que Eiji hubiese deseado.

-Vamos al cuarto… para que descanses- dijo Eiji, deshaciendo el abrazo, y agarrándola de la mano, para guiarla hacia el segundo piso.

Sakuno soltó la mano de Eiji, acto que hizo que este voltee a verla.

-Será mejor que vallas a tu departamento Eiji, quiero estar sola hoy – aseveró la castaña, ante la mirada de sorpresa que puso Eiji.

Eiji no contestó nada, simplemente estaba enojado por los sentimientos que aun podría tener Sakuno por Ryoma.

-Lo siento… - dijo la castaña, acercándose a Eiji, y poniéndole una mano en el pecho.

-Es por él ¿no? Todavía lo quieres… - expresó Eiji con enojo, mientras se alejaba un poco de la castaña.

-¡No! Claro que no, solo que… tengo miedo por Kyo – dijo la castaña mientras se reclinaba en la mesa.

-Sí claro kyo… esta bien linda, nos vemos mañana, ok –dijo mientras se acercaba a Sakuno, le levantaba el rostro y la besaba- adiós, te quiero… – dijo Eiji, para luego salir de la cocina y de la casa.



BUENO, SÉ QUE NO FUE MUY LARGO, PERO ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO.
HASTA LA PRÓXIMA… XD
SE ME CUIDAN MUCHO CHICAS =)

 

Re: Porque Me Abandonaste (ryosaku)

HOLA CHICAS, ACABO DE TERMINAR EL CAPI, SI PORFIN, SE QUE ME DEMORO MUCHO, PERO COMO YA DIJE ANTES LOS ESTUDIOS ME INPIDEN TRAERLOS MUY RÁPIDO, PERO EN COMPENSACIÓN ESTE CAPI LO HICE MÁS EXTENSO.
BUENO, OTRA COSA QUE LES QUERÍA COMENTAR ERA SOBRE SUS COMENTARIOS, A MUCHAS DE USTEDES (NO TODAS) SE LOS BORRAN, POR SER SPAM, A MI NO ME GUSTA QUE ESO SUCEDA, POR ESO ESPERO QUE ARGUMENTEN MÁS EN SUS COMENTARIOS PARA QUE NO SEAN LUEGO ELIMINADOS =), A NADIE LE GUSTA QUE NOS BORREN NUESTROS COMENTARIOS, ASÍ QUE ESPERO QUE YA NO PASE ESO POR EL BIEN DE TODAS NOSOTRAS >_<
¡AH! TAMBÍEN QUERIA MOSTRARLES UNA FOTO DE CÓMO SERÍA KYO, YO LA HICE EN PAINT, SE QUE NO ESTA MUY BUENA LA IMAGEN, PERO NOS DA UNA IDEA DE CÓMO SERÍA.
ACÁ LES DEJO EL LINK PARA QUE VEAN LA IMAGEN. http://foro.cemzoo.com/albumes/74696-sakurita_07/5509-sugoi/f125810.html


24 Capítulo

-Sí claro kyo… esta bien linda, nos vemos mañana, ok –dijo mientras se acercaba a Sakuno, le levantaba el rostro y la besaba- adiós, te quiero… – dijo Eiji, para luego salir de la cocina y de la casa.

-Lo siento Eiji, necesito pensar en muchas cosas- se dijo la castaña, mientras veía como se alejaba su novio.

-Maldita la hora en que regresaste Ryoma…- pensó Eiji, mientras subía a su camioneta.

Luego de escuchar el sonido del motor de la camioneta de Eiji al arrancar, Sakuno empezó a subir las escaleras. Antes de irse a dormir, si es que lo conseguía, quería conversar con su hijo.

Y en la habitación de Kyo…
-Kyo… el joven ese, el tenista famoso, me pidió que te entregue esto- dijo Enma mientras estiraba las manos, entregándole las dos entradas.

Kyo, quien ya estaba recostado en la cama, se levanto para alcanzarlas.

-Es extraño, no crees, no entiendo lo que paso esta noche, nunca había visto a mi mamá así… ¿Por qué se puso así al ver a Ryoma? – dijo el pequeño mientras miraba las entradas que tenía en la mano.

-Bueno, bueno, ya no pienses en eso, mira que ya es muy tarde, y mañana tienes que ir a la escuela- le aseveró Enma mientras lo empujaba con las manos para que se recueste.

-Mmm… por cierto, no le digas a mi mamá de estas entradas- dijo el pelirrojo, mientras acomodaba sus almohadas.

-Esta bien… hasta mañana- salió de la habitación, y apoyó su espalda en la puerta
-No me cabe la menor duda, ese joven era tu padre – se dijo Enma, con los ojos cerrados.

-¿Pasa algo Enma? – preguntó extrañada Sakuno y con la ceja fruncida.

-No, no, nada señora- contestó alarmada Enma, se había asustado un poco.

-Ok… ¿Kyo esta despierto todavía? – preguntó Sakuno mientras miraba la puerta.

-Sí, acabo de acostarlo recién- contestó mientras se retiraba de la puerta.

-Que bueno, quería hablar un poco con él- dijo la castaña, mientras empujaba su cabello hacia atrás con la mano.

-Ya me voy a dormir, hasta mañana señora- y se retiró hacia su habitación, que estaba en el primer nivel.

-Sí, hasta mañana – contestó la castaña, mientras dudaba en la puerta del cuarto de Kyo.
Sabía que su hijo era muy astuto, y que no olvidaría lo sucedido esa tarde, y que tenia que decirle algo, antes de que él se lo preguntase.
La castaña pensó en lo que le diría a su hijo, y entro en la habitación.
Se acercó lentamente y con cuidado hacia la cama del pequeño y se sentó en el borde.

-¿Estas despierto?... – preguntó, mientras acariciaba los pelirrojos cabellos de su hijo, que le daba la espalda.

-Creo que sí… - contestó el pequeño mientras se volteaba y le mostraba una de esas sonrisas, que solo se las regalaba a su madre.

-Que bueno – dijo la castaña, con una su sonrisa débil y apagada –Quiero hablar contigo, sobre lo que paso hoy – mostraba mucha preocupación en el rostro, por lo que Kyo la miro extrañado, se levanto y la abrazó.

-Si te es tan difícil decírmelo, no es necesario que me digas nada, mamá – dijo el pequeño con preocupación. Sakuno era lo que más quería en el mundo, y su única debilidad era verla triste, por eso haría cualquier cosa para no preocuparla.

-Gracias amor – contestó Sakuno, mientras abrazaba a su hijo.
Aunque haya tratado, no pudo evitar derramar unas lágrimas –Te quiero mucho pequeño… eres lo mejor que me pudo pasar en la vida.

-Yo también te quiero, pero ya deja de llorar, por favor, no me gusta verte así, ya te dije, que no me interesa saber nada, yo estoy bien, no necesito que me cuentes nada, solo quiero que no estés preocupada – dijo el pelirrojo, mientras se separaba de su mamá y le limpiaba las lágrimas.

-Esta bien… ven recuéstate, mañana tienes que levantarte temprano - dijo la castaña, mientras acurrucaba a su hijo en los brazos y le acariciaba el cabello.

Esa noche, Sakuno durmió en el cuarto de Kyo. En realidad, solo Kyo durmió, ella se quedó pensando toda la noche, pensaba que tal ves, ya no volvería a ver a Ryoma. Él no radicaba en Japón, y pronto tendría que marcharse, así que no tenía porque preocuparse tanto.
Kyo no se volvería a encontrar con Ryoma, y pues ya no tenía porque preocuparse tanto, sabia que Kyo, ya no le preguntaría nada respecto a Ryoma, pero…

-¿Por que me siento así?… quiero que se valla, pero… también quiero verlo otra vez más- pensó la castaña mientras veía el rostro de su hijo, quien ya estaba dormido.

Era asombroso el parecido que tenían esos dos.

Por otro lado, a cientos de kilómetros, Ryoma estaba recostado en el sofá de su departamento, estaba muy cansado, pero no podía dejar de pensar en Sakuno, en Eiji tocándole la cintura, en ese pequeño que jugaba tan bien, y que era el hijo de ellos.

-¿Por qué no me di cuenta antes? No debí marcharme nunca, me di cuenta de lo que sentía por ti hasta que ya no estuviste mas a mi lado.
Ahora me voy en dos semanas, pero… como te voy a encontrar, necesito verte de nuevo- pensó el joven de ojos color miel.

A la mañana siguiente, Sakuno salio temprano hacia su trabajo, tenía muchas cosas que atender ese día.
Tomoka, que viajo a Tokio, luego de que se enterara que Sakuno estaba embarazada, estudio junto con ella publicidad, y ahora trabajaban juntas en la misma empresa.

-Cierto, hoy en la noche, Tomo me dijo que había una cesión fotográfica para un deportista, por lo visto hoy me quedaré hasta muy tarde.
Llamaré a Eiji, ojala que ya no este molesto por lo de ayer- pensó la castaña mientras subía al auto.

-Hola ¿Cómo estas?- contestó Eiji, con la voz algo desanimada. Por lo visto, aun estaba molesto por lo sucedido ayer.

-Bien lindo, pero tú… ¿Sigues molesto? – preguntó la castaña.

-¿Molesto? De que estaría molesto, de que me echaras de tu casa por ese idiota – dijo Eiji alterándose un poco.

-Lo siento Eiji, ya te lo dije ayer, tenía que pensar en muchas cosas.
Tengo mucho miedo por mi hijo, no quiero… - la castaña no pudo continuar hablando, Eiji la interrumpió.

-¡Kyo!, ¡Kyo!, Sakuno te conozco muy bien, sé que no te pusiste así solo por Kyo, crees que no vi como lo mirabas, si faltaba poco para que salgas corriendo a sus brazos.
No lo… has olvidado aun. Todavía… lo quieres – dijo Eiji, esto ultimo con la voz más pausada y triste.

-¡No! Eiji, ¡no!, no lo quiero… ¡lo odio!– dijo la castaña con la voz quebrada, las lágrimas habían comenzado a salir de sus ojos.

-Ojala lo odiaras de verdad – dijo Eiji, con un tono de voz, que reflejaba tristeza.

-Pues bien Eiji, ¡magnífico! No me creas – Dijo esto último, para luego colgarle el teléfono.

La castaña, no solo se había puesto a llorar, también sentía rabia de que Eiji, dijera todas esas cosas, ¿Por qué no le creía?, pensaba Sakuno, mientras manejaba.

Luego de casi cuarenta minutos, por fin llegó a su trabajo.
Ubicado en la ciudad en un imponente edificio de veinte pisos, la oficina de la castaña se encontraba en el piso once.

Dejo su auto en el estacionamiento, como era costumbre, y empezó el trayecto en el ascensor hasta su oficina.
Cuando estaba por el piso cinco, subió Tomoka con unos papeles.

-Hola Saku, ¿Y por qué esa cara? ¿Ha pasado algo? – preguntó extrañada Tomoka, ante el semblante pálido de su amiga.

-Ayer vi a… Ryoma – dijo la castaña, mirando a su amiga atenta a su reacción.
-¡¿Qué?!... Pero… ¿A qué hora? ¿Y dónde? Ayer salimos tardísimo, y tú tenias que ir donde Kyo.

-Puedes creer, que lo encontré con Kyo – dijo la castaña, mientras quitaba unos mechones de su rostro, y los extendía hacia atrás.

-Amiga, pero… ¿Cómo se entero que él es el padre? – Dijo casi gritando Tomoka, para que luego Sakuno, le tapara la boca con la mano.

-Silencio Tomoka, no quiero que todo el mundo se entere – dijo la castaña.

El ascensor estaba algo lleno, la conversación se había mantenido algo baja, para las demás personas, pero los gritos de Tomoka, algunas veces asustaban a los que también subían.

Por fin, las amigas llegaron al piso once, donde se encontraban sus oficinas.

-Lo siento Saku, no pude soportarlo, esa noticia me dejo en shock – dijo Tomoka con algo de incredulidad en el rostro, todavía no asimilaba muy bien lo dicho por su amiga.

-Esta bien, bueno Tomo, nos vemos, hoy tengo mucho trabajo y me quedaré hasta muy tarde por lo de la sesión.
Ah por cierto ¿Quién es el deportista? – preguntó la castaña, mientras habría la puerta de su oficina.

-No tengo la mas mínima idea, solo lo sabe la presidenta, no nos quiere revelar quien es, por cosas de seguridad, dice que si se filtra esa información, los periodistas estarían asediando la empresa todo el día – contestó Tomoka con algo de malestar, por no saber quien era, ese tal deportista.

-Oh… valla… debe ser muy famoso entonces – dijo Sakuno, mientras miraba a su amiga.

-Bueno Saku, dime… ¿Todo esta bien con respecto a Ryoma? – pregunto Tomoka, no sabía en que situación se encontraba su amiga, temía que la este pasando muy mal.

-Sí, todo esta bien… creo que ya no lo volveré a ver… - Dijo la castaña quedando perdida en sus pensamientos, y con un tono de voz muy triste.

-No lo volveré a ver…- Se repitió Sakuno en sus pensamientos.

-Esta bien… hablaremos de esto en almuerzo ok Saku – finalizó Tomoka, para luego dirigirse hacia su oficina.

La castaña entro en su oficina, que tenia toda la pared de inmensos ventanales con gran vista a la ciudad.
Se sentó y empezó a revisar unos documentos que tenia en su escritorio. Pero no pudo lograra mantenerse totalmente concentrada.
Ayer había visto a Ryoma, y aunque ella jurase no querer volverlo a ver jamás, no podía sacarse de la mente, todos los recuerdos que tenia con el ambarino, que desde ayer por la noche habían comenzado a inundar su mente. Todos estos recuerdos que ella pensó había eliminado por completo de su vida.

-¡Maldición!... tengo que concentrarme- pensó mientras se tocaba las sienes, tratando de eliminar esos pensamientos.

Por otro lado en una exclusiva zona de Tokio, se encontraba Ryoma en su lujoso departamento.
Mantenía una Ponta de uva en la mano, y miraba a través de la gran ventana de su habitación.
Pensaba en Sakuno, y en los momentos en los cuales él le había hecho daño, recordó la noche, que ella se le declaró y lo estúpido que se comportó aquella vez y la vez que ella lo vio besándose con Ayame, y por último, y la que mas daño le causo a Sakuno, haberla abandonado sin decirle nada.

-Creo que no te merezco, te he hecho tanto daño pequeña… pero… aun así mis deseos por ti no disminuyen, cada segundo que pasa, solo deseo verte otra vez- pensaba el ambarino, mientras miraba la gran ciudad.

El timbre de su departamento, hizo que despejara sus pensamientos por un momento.
Era su hermano, que venia a informarle todas las actividades que harían ese día.

-¿Y cómo amaneciste?... claro, si es que pudiste dormir – dijo Ryoga, tratando de molestar a su hermano como siempre.

Ryoma solo le lanzó una mirada asesina, no tenía ganas de discutir con su hermano.

-Bueno hermanito, hoy solo tienes el partido, y luego a las siete de la noche la sesión fotográfica.

-¿Y no podemos cancelar la sesión?, no estoy de humor, como para estar de muñequito en la noche – expresó con cansancio Ryoma.

-¿Cancelarlo? Imposible, ya sé que no te gusta estar posando, pero ya firmamos contrato, así que imposible- sentenció Ryoga, mientras se sentaba en el sofá del ambarino.

-¡Maldición!... – dijo el ambarino, dando a espalda a su hermano, y entrando a su habitación, necesitaba dormir un poco, se había desvelado toda la noche, y en unas horas tendría un partido, así que tenia que descansar.

Luego de unas cuantas horas, eran alrededor de las dos de la tarde.
Un pequeño pelirrojo salía de las escuela como siempre con la mochila tirada a un hombro y las manos en los bolsillos, caminaba despreocupado sin interesarle nada de lo que pudiera estar ocurriendo a su alrededor, solo tenia la vista puesta en su nana, que se encontraba a unos cuantos metros de él, apoyada en la puerta del auto.

-Hola – saludó Enma, una vez Kyo halla estado a su lado.

-Hola- contestó el pequeño, con la típica seriedad de siempre.
Luego abrió la puerta del copiloto y entro.
Enma subió al auto, mientras Kyo tiraba su mochila para la parte de atrás.

-Y bien… ¿Qué piensas hacer con relación a esas entradas? – preguntó Enma, volteando a verlo –Sabes que tu mamá me prohibió que te lleve a entrenar por un tiempo… y creo que todo esta relacionado con el joven de ayer… Tu mamá me mataría si supiera que te entregue esas entradas- dijo sin dejar de verlo.

Kyo se quedó pensando por un momento, y luego contestó.

-Llévame al partido… - dijo sin voltear a verla.

-Kyo pero… tu mamá se molestará- contestó tratando de persuadirlo.

-Ella te prohibió que me llevaras a entrenar, pero no prohibió que fuéramos a otro lado – dijo el pequeño, mientras sacaba las entradas del bolsillo.

Enma lo pensó por un momento, dudo un poco, pero al final accedió a lo dicho por el pequeño.
-Iremos, pero no le diremos, nada de esto a tu mamá… ¿esta bien? – dijo mientras encendía el auto.

-SÍ, sí, lo que digas – dijo el pequeño, que aunque lo ocultara, estaba feliz de ir a ver un partido en vivo de Ryoma.

El partido de Ryoma se llevo a cabo, y como siempre ganó el ambarino, quien desde un principio, se percato de la presencia de Kyo en las tribunas, quien lo miraba con mucha atención, y no perdía de vista todas las jugadas que hacia Ryoma, le gustaba mucho el juego del ambarino.

A la salida del partido, Kyo fue intersectado por Ryoga, quien había sido mandado por su hermano.

-Hola Kyo, buenas tardes señora- saludó mientras le estiraba la mano al pequeño.

-Hola – contestó secamente Kyo, no estaba en sus planes, hablar con Ryoga o con Ryoma, simplemente quería ver el partido, y luego irse a su casa.

-Ryoma quiere saludarte, pero él no puede venir aquí, tú me entiendes… me dijo si podías ir a los vestidores- informó Ryoga, mientras observaba como el pequeño fruncía el ceño.

-No creo que sea buena idea Kyo, ya es muy tarde- dijo Enma mientras miraba al pequeño, que dudaba en que hacer.

-Solo será un momento Enma- contestó al fin el pelirrojo.

-Bueno, es por acá- dijo Ryoga, mientras los guiaba hacia los vestidores, donde Ryoma ya se había alistado, y los esperaba sentado.

-Hola…- saludó Ryoma, una vez Kyo y los demás hubieran entrado al vestidor.

-Hola…- contestó el pequeño, quien ahora lo miraba con recelo, sabía que él le había hecho algo a su mamá.

-Me acompañas a comprar un refresco – dijo el ambarino, mirando a Kyo, y saliendo sin esperar la respuesta del pequeño.

-Ya vengo – dijo el pelirrojo a su nana, y salió tras Ryoma.

Ryoma estaba apoyado en la pared al lado de la puerta, esperando al pequeño, Kyo se sorprendió al verlo, pensó que ya se habría adelantado un montón.

-Buen partido… -dijo el pequeño, una vez estuviesen caminando uno al lado del otro, y ambos con las manos en los bolsillos.

-Gracias… - contestó el ambarino volteando a verlo.

-Y dime… ¿Cómo esta… tu mamá?... – dijo el ambarino, algo avergonzado.

-¿Mi mamá? ¿De dónde la conoces? – preguntó el pequeño, mientras se detenía, debido a que ya habían llegado a la máquina de refrescos.

-¿No te ha dicho nada sobre mi?... – dijo el ambarino, mientras introducía unas monedas a la máquina.

-No, pero contéstame ¿De dónde la conoces? – dijo el pelirrojo, mirándolo.

-Estudiamos juntos… esta, te gusta ¿no?- dijo el ambarino mientras le entregaba una Ponta de uva.

-Sí… gracias – contestó el pequeño, mientras recibía la Ponta.

Ryoma se sentó en una banca que estaba cerca, el pequeño lo imitó, tenía muchas preguntas que hacerle.

-Ahora tú respóndeme ¿Cómo esta tu mamá? – dijo el ambarino, recordando lo ocurrido ayer.

-Ella esta bien… - contestó el pequeño.

-Que bueno…- dijo el ambarino, apoyando sus brazos en las rodillas.

-Ella me dijo que estuvo en el club de tenis de la escuela, yo no le creo, ella es muy torpe, como para practicar tenis ¿Es cierto eso? – preguntó el pequeño, con una minúscula sonrisa, le causaba gracia el hecho de pensar que su mamá practicaba tenis.

-Sí, es cierto, le dije que no se inscribiera en ese club, pero ya sabes como es tu mamá de terca – contestó el ambarino, él también con una minúscula sonrisa.

-No me lo puedo creer, siempre pensé que era invento de ella, pero… ya me imagino todas las torpezas, que debió cometer – expresó el pelirrojo, con una leve sonrisa.

-Y dime, ¿Le sigue teniendo miedo a los aviones? – preguntó el ambarino con una sonrisa, recordando el momento que viajaron juntos.

Kyo se rió al escuchar la pregunta, al parecer tenía muchas anécdotas con su mamá en los aviones.

-Es imposible que no tenga miedo, hace cosas muy graciosas en el avión cada vez que viajamos a visitar a la abuela. Lo único que la tranquiliza, es que la abrace, lo raro es que solo cuando yo la abrazó se tranquiliza, Eiji se molesta mucho, porque él no puede hacer nada, cuando él la abraza, mi mamá simplemente tiembla más – contó el pequeño entre risas.

Ryoma se sorprendió de escuchar la historia, y recordó que él también abrazó a Sakuno, aquella vez que viajaron, pero lo que más le sorprendió fue que Kyo llamara a su papá por su nombre, como si fuera cualquier persona.

-Y tú ¿Cómo hiciste para tranquilizarla cuando viajaron juntos? – preguntó el pequeño, sacando de sus pensamientos al ambarino.

-Lo mismo que tú haces cada vez que viajan – dijo el ambarino ante la mirada de sorpresa del pequeño.

-¿La abrazaste? ¿Y ella no te rechazó?... pensé que era él único que la tranquilizaba- expresó muy sorprendido el pequeño, y con la ceja fruncida.

-La primera vez que tu mamá viajó en un avión, estuvo conmigo, no sabía que le tenía tanto miedo a los aviones, ella estaba muy nerviosa, y yo no sabía que hacer, así que solo la abrace, y menos mal que eso la calmó- contó el ambarino, ante la mirada atenta del pequeño Kyo, que escuchaba sorprendido.

-Así que tú fuiste el primero que la abrazó… -dijo el pequeño, mientras se ponía de pie.

-Sí… - contestó el ambarino con una sonrisa de satisfacción en el rostro, por el hecho de que Sakuno, no se dejara abrazar por Eiji.

-Ya me tengo que ir – dijo el pequeño, mirando en dirección a los vestidores, donde se encontraban Enma y Ryoga.

-Sí, yo también tengo algo que hacer - contestó el ambarino, mientras comenzaba a caminar junto a Kyo.

-Cuida a tu mamá… -dijo el ambarino, cuando estaban a punto de llegar a la puerta.

-¿Por qué no solucionas tus problemas con ella? – preguntó el pequeño, deteniéndose y volteando a verlo.

-Ya la oíste, no quiere hablar conmigo –dijo el ambarino, ingresando al vestíbulo, donde Ryoga escribía en la laptop y Enma esperaba sentada.

Así Ryoma se despidió de Kyo, probablemente, según Ryoma, esa sería la última vez que viera a Kyo.

Eran alrededor de la siete de la noche, Sakuno, se encontraba junto con Tomoka y sus demás compañeros, esperando al deportista.

-No debiste decirle a Eiji que se marchara de tu casa Sakuno – dijo Tomoka, quien ya estaba enterada de todo lo sucedido con respecto a Ryoma, Sakuno se había encargado de contárselo todo en el almuerzo.

-Tomo no podía, tenía muchas cosas en que pensar – contestó la castaña muy afligida.

-Sakuno ¿Todavía quieres a Ryoma? – preguntó Tomoka mirando atenta a su amiga.

-¡No!... – contestó la castaña mientras se tomaba la cabeza.

-¿Estas segura Sakuno? – dijo Tomoka, quien dudaba de esa respuesta.

-Esta bien, no lo sé, desde que lo vi, no he dejado de pensar en él, pensé que lo había olvidado, pero no entiendo, porque desde ayer no lo sacó de mi mente…
No podía estar con Eiji, pensando en Ryoma, creí que era solo por haberlo visto de nuevo, pero tampoco hoy pude sacarlo de mi cabeza, cada segundo que pasa, solo deseo verlo de nuevo, sé que lo odio, pero mi necesidad de verlo es más fuerte que ese odio… -contó Sakuno entre sollozos, las lágrimas, comenzaban a recorrer sus mejillas, acto que hizo que saliera hacia casi corriendo hacia el baño.

Se lavo la cara, y una vez estuvo más tranquila, se dirigió de nuevo hacia el estudio, donde se realizaría la sesión fotográfica.
De camino al estudio, Sakuno no pudo evitar escuchar todos los comentarios que hacían sus compañeras, acerca del deportista que había llegado, las cuales decían, que era un chico bien guapo, y que al parecer tenía tan solo veintiún años, y que tenía unos ojos bien lindos, pero que tenía una mirada muy fija, que hasta daba miedo.

-Ojala acabe pronto, tengo ganas de irme ya a mi casa – pensó la castaña, mientras entraba al estudio, en donde busco con la mirada a su amiga, quien estaba con una expresión de espanto.

-¿Qué pasa Tomo? – dijo la castaña con intriga.

-Sakuno, Ryoma es el deportista – dijo mirando a su amiga, y aun con la expresión de sorpresa.

Sakuno volteó su vista, en dirección al lugar, donde se llevaría a cabo las fotos, y vio a un lado a Ryoma, el cual ya tenía puesto la ropa que usaría, y miraba, con la expresión fría que ella ya conocía muy bien, a la señora que quería acomodarle los despeinados cabellos verdosos, que ella alguna vez acarició.

-Sakuno, ven voy a presentarte a Ryoma- gritó la presidenta, haciendo que el ambarino, al escuchar su nombre, empezara a buscarla con la vista, hasta encontrarla, y mirarla sorprendido, con esos lindos ojos color ámbar.
La castaña, empezó a avanzar lento, hasta que estuvo al lado de la presidenta, y a unos cuantos pasos del ambarino.

-Bueno Ryoma, ella es Sakuno Ryusaki, y es la publicista encargada de esta sesión – dijo mientras la castaña, no podía dejar de mirarlo.

-Ryoma se levanto de la silla donde estaba, y camino en dirección a Sakuno, quien seguía inmóvil.

-Hola… – se acercó para besarle la mejilla, era un gesto exagerado, para un simple saludo, pero Ryoma no perdería la oportunidad de acercarse a ella – te necesito… - le dijo en susurró muy bajo al oído de la castaña, para luego besarle suavemente la mejilla acto que hizo que Sakuno se ruborizara por completo.

La presidenta que no pudo escuchar lo dicho por el ambarino, se sorprendió de tan amistoso saludo, con ella y a las justas le extendió la mano.

-Hola… -dijo la castaña, una vez hubiese salido del trance.

Ryoma sonrió, al parecer Sakuno aun sentía cosas por él.

Todos los presentes se quedaron sorprendidos ante la sonrisa de Ryoma, él había estado muy frío desde su llegada, y ahora sorprendía con esa sonrisa, las chicas, simplemente estaban encantadas con tan linda expresión, pero Tomoka, sabía lo que en realidad pasaba.

-Bueno joven, tome su lugar, para comenzar con las fotos – dijo la presidenta, haciendo que Ryoma voltee a verla, ocasión que Sakuno aprovecho para alejarse.

Luego de unas horas, eran alrededor de las once y media de la noche, y por fin finalizaba la sesión, Sakuno había procurado mantenerse lejos del ambarino, y él no perdía oportunidad para mirarla.
Sakuno se despidió de Tomoka y salió hacía su oficina, no quería encontrarse con Ryoma. Luego de unos minutos, acabo de arreglar unos documentos, y salió hacía el estacionamiento.

Por otro lado, Ryoma ni bien acabo la sesión, empezó a buscar a la castaña, pero ella ya no estaba en el estudio, la busco afuera en los pasillos, pero el edificio era muy grande y no sabía donde estaba la oficina, así que decidió irse, al menos ya sabía donde trabajaba.
Ryoma bajo al estacionamiento, se encontraba apunto de subir a su auto, cuando ve a Sakuno salir del ascensor.
Ella estaba algo nerviosa, y buscaba con desesperación en su bolso, cuando por fin saca un manojo de llaves.

-“te necesito” por qué dijo eso – pensaba la castaña, mientras entraba a su auto, Ryoma la miraba atento, y había comenzado a caminar en su dirección, este era el momento indicado para hablar con ella.

-¡Maldición!, no puede ser, no te puedes malograr ahora – gritó Sakuno, mientras intentaba e intentaba encender su auto.
Ryoma se detuvo al escuchar los gritos de Sakuno, y una sonrisa se dibujó en su rostro.

Luego de varios intentos, Sakuno tomó su bolso, cerró de un puertazo su auto, y empezó a caminar hacia la salida, pero alguien la abrazó por la espalda.

Sakuno no gritó, ni pensó que era un delincuente, ella conocía perfectamente ese aroma.

-Ry… Ryoma – dijo volteando levemente su rostro para verlo.

-No sabes cuanto necesitaba hacer esto… - dijo el ambarino acurrucando su rostro en el cuello de la castaña, tenia sus manos alrededor del cuello de Sakuno.

-Para Ryoma – dijo Sakuno, quien no podía moverse.

-Fui un idiota… un idiota, nunca debí alejarme de ti – expresó el ambarino mientras inhalaba el olor de los rojizos cabellos de Sakuno.

-Basta Ryoma, tengo que irme, ya es muy tarde – suplicaba Sakuno, tratando de liberarse de Ryoma.

-Déjame llevarte… - dijo el ambarino abrazándola mas fuerte.

-No Ryoma, ya suéltame – dijo la castaña volteando su rostro.

-Tu auto no sirve, déjame llevarte – preguntó el ambarino.

-Tomare un taxi… – contestó la castaña.

-Por favor déjame llevarte… - dijo el ambarino, besando el cuello de Sakuno delicadamente.


MMM…
¿QUÉ DEBERÍA HACER SAKUNO?
¿QUÉ CREEN CHICAS?
¿DEBERA ACEPTAR LA OFERTA DE RYOMA O NO?

BUENO ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO,
HASTA LA PRÓXIMA,
SE ME CUIDAN MUCHO ^_^