Porque Me Abandonaste (ryosaku)

Re: Porque Me Abandonaste (ryosaku)

HOLA CHICAS.
SON LAS 2 DE LA MAÑANA, Y ACABO DE TERMINAR ESTE CAPÍTULO, SÉ QUE ME DEMORÉ MUCHO, PERO ES QUE HE ESTADO ALGO OCUPADA, USTEDES YA SABEN, EXÁMENES FINALES, TRABAJOS Y ESAS COSAS, ESPERO QUE ME SEPAN CONPRENDER.
POR OTRA PARTE, ACERCA DEL COMENTARIO DE SAMANTA, WENO A MI TAMBIÉN ME SONÓ UN TANTO DEMANDANTE COMO DIJO POLIN, PERO ENTIENDO QUE LO HIZO POR EL BIEN DE QUE SE MEJORE LA CALIDAD DE MI FIC, ASI QUE HE TRATADO DE SEGUIR ESAS PAUTAS, POR EL FIC, POR USTEDES LAS LECTORAS, Y POR MI LA ESCRITORA. SÉ QUE HUBO ALGUNOS ENTREDICHOS, OCASIONADOS POR ESE COMENTARIO, COMO EL DE FUJIXDANI… ARIGATOO, POR TRATAR DE “DEFENDERME”, ESPERO QUE ENTIENDAS, LA ACLARACIÓN DE SAMANTA, ESPERO, QUE YA NO VUELVAN ESTOS ENTREDICHOS EN ESTE FIC, Y ¡AH! ME OLVIDABA, SOBRE LOS COMENTARIOS QUE YO LES PEDIA, Y QUE CRITICÓ SAMANTA, NO ME ARREPIENTO… YA QUE NO SABEN LA SATISFACCION QUE SIENTE UNA AL LEERLOS, Y SON POR ELLOS, QUE ME ENTRAN LAS GANAS DE ESCRIBIR.
ESO ERA TODO…


22 Capítulo

Eran alrededor de las ocho y media de la mañana, los rayos del sol que entraban tímidamente por las cortinas, hicieron que el cuarto se iluminara por completo, ocasionando que la castaña se despierte.

-Uhmm… ¿Qué hora es?- se preguntó, al ver tan iluminada su habitación, suponía que se había levantado tarde, ya que siempre lo hacia.
Pateó las frazadas, aun echada en la cama, tratando de despertarse. Todavía tenia sueño, dio unas cuantas vueltas en la cama, pero sabia que era domingo, el único día que podía pasar con Kyo, así que decidió darse un duchazo y prepararle el desayuno a su hijo, aun tenia tiempo, ya que el pelirrojo, estaba acostumbrado a levantarse tarde… hábito que por cierto lo heredó de sus padres.

-¿Qué le cocinare hoy a Kyo? – se cuestionaba la castaña, mientras se paraba holgazanamente.

Luego de unos quince minutos en la ducha, Sakuno salio completamente refrescada para poder empezar su día. Se puso un buzo azul, ceñido al cuerpo y una sudadera blanca, su cabello completamente suelto y a la altura de los hombros, ya que se lo había cortado hace un tiempo, era el toque final, para lo hermosa que se veía la castaña, ahora completamente convertida en una mujer, había dejado atrás las peculiares trenzas a la cual tenia acostumbrados a todos.
Al salir de su habitación, Sakuno decidió ir a la habitación de Kyo, así que abrió suavemente la puerta para no despertarlo.

-Aun estas durmiendo, que flojito que eres… - susurro Sakuno al pelirrojo, al tiempo en que acariciaba su cabello, cosa que le gustaba mucho a Kyo.

-Todavía tengo sueño – refunfuño Kyo, que se había levantado.

-Nada de eso, ¡vamos levántate! que hoy iremos al centro comercial – dijo Sakuno, quien aun seguía acariciando a su hijo.

-No voy a ir… -alzó una ceja- Todas la vendedoras, siempre me están agarrando.

A Kyo, realmente le molestaba que las jóvenes vendedoras, siempre admiraran lo bonito que se veía al probarse la ropa, y casi siempre terminaban abrazándolo, y diciéndole lo bien que se veía.

-Lo sé amor… Pero no puedo comprarte nada si no te lo has probado antes – le dijo la castaña, ala par que iba arreglando las revistas que tenia Kyo, tiradas por toda la habitación.

-Cómprame lo que sea, pero no voy a ir, ya te lo dije – advirtió Kyo – mientras se ponía de pie, y se dirigía al baño.

-Te compraré una nueva raqueta – dijo la castaña, con tono de negociación.

Esto hizo que Kyo parara en seco, el tenis, era lo único, con lo cual lo podían convencer a hacer algo.

-Esta bien, iremos en la tarde, pero no dejes que nadie me toque – dijo el pelirrojo para continuar caminando.

-¿Por qué habrás sacado ese carácter de Ryoma? – se preguntaba la castaña, mientras terminaba de arreglar las revistas.

Kyo era muy inteligente, al parecer había heredado las dotes intelectuales de su abuelo, padre de Sakuno, que fue una persona muy sabía.
Para la corta edad que Kyo tenia, había aprendido a leer pocos meses atrás, con tan solo cuatro años y medio, y desde entonces, siempre le pide a su mamá que le compre revistas de tenis.

Luego de que tomaran el desayuno, eran alrededor de las diez y media de la mañana, Kyo, quien estaba vestido, con un short azul y un polo con cuello camisa blanco, se encontraba practicando en la cancha de tenis, vigilado por la castaña, que estaba tomando una limonada en la terraza, que era adyacente a la cancha.
Sakuno miraba detenidamente a Kyo, algo le llamaba la atención en el entrenamiento de ese día, algo le parecía conocido.
-¿Y ese saque amor? nunca te lo había visto… es muy bueno, ¿te lo enseñaron en la academia? – dijo la castaña, para luego beber un sorbo de limonada.

-Es el saque Twist, y lo aprendí de la revista que me trajiste ayer, es el saque de un tal Ryoma Echizen – Dijo el pelirrojo – mientras seguía practicando el saque, que no podía dominar a la perfección.

La castaña, se quedó helada al escuchar las palabras de su hijo, ella no permitiría por nada que Kyo, tenga algún tipo de relación con Ryoma, pero… ¿Cómo?… Al parecer había sido inevitable que Kyo se enterara de la existencia de Ryoma, ella sabía que el ambarino era famoso, pero no pensó que Kyo, fuera a aprender, justo una técnica que realizaba él.
Sabía que llegaría el momento en que Kyo le preguntase por su padre, pero la castaña aun no tenia la respuesta para esa pregunta, pero una cosa si sabia, jamás le diría que Ryoma era su padre, de eso ella estaba muy segura.
Le inventaría cualquier historia, con tal de que Kyo, no sienta el rechazo de su padre, nunca permitiría que su hijo sufra.

-¿Estas bien?... –pregunto el pelirrojo, quien había dejado de jugar, y miraba seriamente a su mamá desde la cancha.

-Esto… sí amor, estoy bien, tú sigue practicando – le contesto la castaña, tratando de disimular, lo que realmente sentía, nunca espero oír, justamente de los labios de su hijo el nombre de Ryoma.

Mientras tanto en el aeropuerto de Tokio, un joven peliverde, de ojos ámbar, acababa de bajarse del avión.

-¿Después de cuantos años regresas a Japón? Ryoma… - preguntó Ryoga, al ver la expresión en el rostro de su hermano.

-Salgamos de acá rápido, estoy cansado y quiero dormir – omitiendo la pregunta de su hermano y comenzando a caminar con las manos en los bolsillos, llevaba puesto, unos jeans, y una casaca azul, que hacían juego con el gorro del mismo color que tenia, y con el cual tenia que cubrirse el rostro, para que la gente no lo reconociera.

-Esta bien, esta bien Ryoma, esperemos el auto, para ir al hotel – respondió Ryoga.

El ambarino, quien agacho aun más su gorra, se recostó contra la pared, apoyándose en su espalda, intentando descansar del viaje.

-Ah por cierto Ryoma… Ayame, volvió a llamarte, quiere hablar contigo – dijo Ryoga, poniendo las manos en los bolsillos, y apoyando su espalda en la pared.

-Dile que ¡no!, que estoy ocupado, no sé… invéntale cualquier cosa, no quiero hablar con ella…

Ryoma había terminado con Ayame, un año después de que esta llegara a Estados Unidos, al parecer el ambarino, se dio cuenta de que en realidad no sentía nada por ella, al extrañar tanto a Sakuno, pero no podía ir a buscarla, él ya le había hecho mucho daño, sabia que Sakuno, nunca se lo perdonaría, así que continuo su relación con Ayame, pero después de un año, no soporto más y terminó la relación, pero Ayame, aun lo sigue buscando, y no desiste en reconquistarlo.

Por otro lado, en el Centro Comercial, Sakuno ya había llegado juntó con Kyo, quien ahora lucia unos jeans, y una camisa a cuadros roja, que hacían la perfecta combinación con sus rebeldes cabellos rojizos.
Sakuno, que llevaba un blusa blanca ceñida al cuerpo, al igual que el pantalón pitillo que estaba puesta, eran en conjunto madre e hijo, un desfile de hermosura, que la mayoría miraba.

-Esta es otra de las cosas, por las cuales no me gusta venir… - refunfuñaba el pelirrojo.

-Pero que puedo hacer Kyo… si tú eres tan lindo, la gente siempre te esta mirando – le dijo la castaña, mientras le alborotaba los cabellos y le mostraba una sonrisa.
Kyo sonrió tímidamente, como le encantaba que su mamá hiciera eso, y por un momento, se olvidó de que toda la gente los miraba.

-Mira amor, allá compraremos tu raqueta – dijo la castaña, mientras le mostraba a Kyo, la tienda.

-Ah… ¡verdad Kyo!, mañana es el campeonato en la academia ¿no? – preguntó Sakuno, al compás que giraba su cabeza, para mirarlo.

-Sí – afirmó el pelirrojo, mientras entraba a la tienda a escoger su raqueta, aun con las manos en los bolsillos.

-Y… ¿utilizaras ese nuevo saque que estabas practicando en la mañana? – preguntó Sakuno, esperando, atentamente la respuesta que le daría su hijo.

-No sé, todavía no puedo dominarlo… aunque tal vez lo utilice para practicar – contestó Kyo, a la vez que caminaba y miraba las raquetas de la tienda.

-Oh… ya veo – contestó la castaña, intrigada por el hecho que era raro que a Kyo no le salgan las cosas, desde muy niño, lograba todo lo que se proponía.

-Compraré esta… ¿Qué te parece? -dijo el pelirrojo, mostrándole una raqueta Bridgestone (Dynabeam Grandea), que por cierto, la castaña recordaba muy bien, ya que era la raqueta que siempre usaba Ryoma en los partidos, y que siempre estaban tirados en la casa que alguna ves compartieron, ya que el ambarino, no era muy ordenado.

-Y… ¿no hay otra raqueta que te guste? – preguntó Sakuno, no quería que su hijo tenga la misma raqueta que tanto le recuerda a Ryoma.

-No… creo que el nuevo saque no me sale, en gran parte, por que la raqueta que tengo no me ayuda, esta es la que él siempre usa, así que llevaré esta – sentenció Kyo, mientras se la entregaba a un vendedor.

La castaña, estaba realmente muy preocupada, nunca pensó, que en un solo día, Kyo se hubiera acercado tanto a Ryoma, le estaba comenzando a preocupar, esa relación, todavía minúscula que Kyo empezaba a tener con el ambarino.

-Esta bien amor, cómprate esa – accedió Sakuno aunque no quisiera, no quería que su hijo sospechara nada.

-Estas algo rara… -dijo el pequeño Kyo, alzando una ceja, conocía muy bien a su mamá, y se había dado cuenta del rostro un tanto preocupado que mostraba Sakuno.

-Nada, es tu imaginación… ahora espérame que voy a pagar – expresó la castaña, al dirigirse a la caja.

El pelirrojo, solo se la quedo mirando, algo le pasaba a su mamá, pero no sabia que.

Luego de unas 3 horas de sufribles compras para Kyo; por fin se encontraban en el auto, Kyo quien iba en el asiento del copiloto, iba pensando en que era lo que estaba haciendo mal, para que no le salga el saque twist, apoyando la cabeza en sus manos, miraba a través de la ventana, pensando en una posible solución.

Un auto se frenó, al lado derecho del auto de Sakuno, el conductor de ese vehiculo, volteó su cabeza, esperando el cambio del semáforo, pero se encontró con un pequeño de expresión muy seria, que le llamo mucho la atención. Kyo, al sentir que era observado, alzó la vista, lanzándole una mirada asesina al sujeto que lo miraba, que no pudo durar mucho, ya que el semáforo se puso en verde, y Sakuno avanzó, impidiéndole seguir viendo.

-Ryoga… ¿que tanto vez? avanza que ya esta en verde – refunfuñó el ambarino, que estaba en el asiento del copiloto.

-No… nada, solo que un niño… - no terminó la frase, ya que Ryoma, le había vuelto a insistir en que avance, Ryoga estaba un tanto sorprendido, por lo que acababa de ver- ese niño tenia la misma mirada de R… no debió ser mi imaginación – pensó Ryoga, mientras miraba de reojo a su hermano.

-¿Qué me ves? – le dijo el ambarino, a la vez que le lanzaba, la misma mirada asesina, que hace unos momentos un niño le había lanzado.

-Tu mirada… es igual a la de ese niño – dijo casi en un susurro.

-¿De que niño estas hablando? – preguntó el ambarino, alzando una ceja.

-No nada, no me hagas caso… mas bien ya estamos llegando al restaurante, acordaremos los detalles para el campeonato al que iras mañana – le mencionó Ryoga.

-¿Qué campeonato? No me dijiste nada sobre eso – volvió a preguntar Ryoma.

-Es que salió en el ultimo momento, la academia se enteró que venias a Tokio, y decidió invitarte, además, después de que acaben los partidos, podrás quedarte a entrenar ahí, es la mejor academia de Tokio, solo es un campeonato de menores y solo será mañana, pero dijeron que puedes entrenar todos los días en sus canchas.

-Otro día aburrido, en el que tendré que ver jugar a niños, que ni siquiera saben sujetar la raqueta – expresó el ambarino, mientras miraba las calles de Tokio.

Así se pasó todo el día, Kyo, quien ya estaba durmiendo en su habitación, era observado por la atenta mirada de su madre.

-Como me gustaría que las cosas no fueran así, como me hubiera gustado, que Ryoma se quedara conmigo, y que te hubiera visto crecer, pero lamentablemente, él nunca me quiso, él solo se burlo de mí, y me dejo sola, después de que yo le haya dado todo mi amor. Por eso, nunca sabrá que tú eres su hijo- dijo en sus pensamientos la castaña.

A la mañana siguiente, Sakuno se levantó muy temprano, tenia que ir a trabajar, entro al cuarto de su hijo, le dio un beso en la frente, le deseó suerte en los partidos que tendría ese día, y salio hacia su trabajo.

El día se había pasado muy rápido, y Kyo se encontraba llegando a la academia, junto con su nana, que se llamaba Enma, era una señora, de unos 40 años de edad, que había cuidado de Kyo, desde que su abuela se fue.

-Hoy hay mucha gente Kyo – le dijo la señora, mientras miraba las tribunas llenas.

-Sí, me lo esperaba… me aburre cuando hay tanta gente – dijo el pelirrojo, mientras caminaba, buscando un lugar.

-Mira cuanta gente en ese lugar, debe ser alguien importante, mira que hay hasta cámaras de televisión – dijo algo sorprendida Enma.

-No hagas caso, debe ser algún tenista invitado, que para variar, hace un gran alboroto – contestó el pelirrojo, quien ya estaba sentado y con los brazos cruzados, mirando fastidiado, el lugar de donde salía tanta bulla.

Y en el lugar del alboroto…

-Al venir a este tipo de campeonato de menores, ¿te recuerda, el hecho de que tú también comenzaste a corta edad en este deporte? – preguntaba un periodista, entre empujotes, de sus demás colegas, que también querían realizar preguntas.

-Sí, solo espero ver algo interesante – contestó Ryoma, de manera muy fría.

-Bueno, eso es todo, ya va a comenzar el campeonato, así que las preguntas terminaron por el día de hoy – expresó Ryoga, para la desilusión de los periodistas, que querían seguir entrevistando a Ryoma.

-Como me aburre, este tipo de cosas – dijo el ambarino, una vez que todos los periodistas y la gente se habían marchado, dejándolos en los sitios preferenciales que tenían, para poder apreciar mejor los partidos.

Así se inicio el campeonato de menores, que iban desde niños de cuatro a siete años de edad.

Primero fueron los partidos de los niños de cuatro años, que aproximadamente duraron 2 horas, y así sucesivamente continuaron los partidos de los niños de cinco y seis años, hasta llegar al momento, en que le tocaba jugar a los niños de siete años.

-Hasta que por fin, solo falta esta categoría, para que este campeonato acabe – expresó el ambarino, mientras que apoyaba su cabeza en sus manos, pero algo le llamo la atención, e hizo que se sentara mejor, para que pudiera ver bien, era un niño, que entraba a la cancha, que en comparación al otro niño era mas pequeño.

-¿Ese niño tiene siete años? – pensó Ryoma, mientras que a su lado, dos señores conversaban.

-Mira, ahí esta el pequeño Kyo, tiene casi 5 años, pero compite en esta categoría, por decisión del entrenador, al parecer, es mejor que los demás niños de las otras categorías, así que lo pusieron en esta – mencionó el primer señor.

-Valla, si que sorprende este niño, habrá que ver como juega – dijo el segundo señor.

Ryoma, que había escuchado, la conversación de los dos señores, estaba intrigado por ese niño tan pequeño, que miraba, pero otra cosa le llamo la atención, y era que este pequeño tenia la misma raqueta que el usaba, no era que el fuera al único que podían vender la raqueta, solo que no esperaba que un niño de su edad, sepa manejar, una raqueta así.

-¿Qué pasa Ryoma, te veo muy atento, a este partido? en los otros, prácticamente estabas durmiendo, y ahora en cambio, estas con una expectativa- preguntó Ryoga mientras miraba a los niños del siguiente partido.

-Nada, este debe ser otro aburrido partido más – dijo el ambarino, tratando de disimular su interés, pero no perdía de vista, los movimientos de ese pequeño pelirrojo.

-Ese niño, es el mismo que vi ayer –pensó Ryoga.

Y así estaba a punto de comenzar el partido, el primero en sacar, fue el niño de siete años, pero todos sus saques, fueron convertidos en puntos a favor de Kyo, quien no tuvo ningún problema en contestarlos.

Luego fue el turno para sacar del pelirrojo.
-Este partido, resultó ser muy fácil, creo que no será necesario utilizar el saque twist, aunque puedo usar este partido como entrenamiento- pensó Kyo, mientras esbozaba una sonrisa de seguridad, y que intimidaba mucho a su oponente, aun siendo este mayor.

Ryoma, estaba muy sorprendido, por lo bien que jugaba este niño, era muy bueno, y manejaba muy bien y con mucha facilidad la raqueta, tenia movimientos rápidos, y lanzaba tiros realmente potentes y estaba haciendo papilla al niño de siete años.

-Realmente bueno este pequeño no crees Ryoma, ahora habrá que ver que tal le va en su saque – dijo Ryoga, sorprendido por la gran habilidad que mostraba Kyo.

Ambos Ryoga y Ryoma, se quedaron con la boca abierta, al ver que el pequeño empezó a dar unos botes contra la cancha, para luego realizar el saque twist.

Ryoma no podía creer lo que estaba viendo, ese niño de tan solo 5 años estaba realizando el saque twist, el saque que tanto trabajo le costó a él realizar, como era posible, él era muy pequeño, nunca pensó que encontraría a un niño con esas habilidades.
-¡Woou! Ryoma, dicen que ese niño solo tiene 5 años, tú pudiste realizar esa saque, recién a los 7 años, ese niño es en verdad un genio – dijo muy sorprendido Ryoga.

Así se pasó toda la tarde, y ya eran cerca de las 8 de la noche, Kyo por supuesto ganó la categoría de siete años, ahora se encontraba sentado, arreglando sus cosas, poco a poco la gente comenzaba a retirarse del lugar, hasta que no quedo nadie, a excepción de Kyo y Enma, y por otro lado de la cancha, Ryoga y Ryoma, que iban a entrenar.

ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO EL CAPI,
HASTA LA PRÓXIMA, SE ME CUIDAN MUXO,
ESPERO SUS COMENS OKAS, GRACIAS POR ESCRIBIRLOS
XAUSITO XD

 

Re: Porque Me Abandonaste (ryosaku)

HOLA CHICAS, PORFIN TRAIGO LA CONTI, GOMEN LA DEMORA Y PUES NAA MAS LEAN.
JEJE XD


22 Capítulo

Así se pasó toda la tarde, y ya eran cerca de las 8 de la noche, Kyo por supuesto ganó la categoría de siete años; ahora se encontraba sentado, arreglando sus cosas.
Poco a poco la gente comenzaba a retirarse del lugar, hasta que no quedó nadie, a excepción de Kyo y Enma, y por otro lado de la cancha, Ryoga y Ryoma, quienes iban a entrenar.

-Iré a llamar a tú mamá –suspiró- no sé porque esta demorando – anunció Enma, algo cansada, había sido una tarde muy agitada.

-Ok – contestó Kyo, mientras se echaba en la grada de la tribuna colocando sus brazos como almohada, tratando de descansar un poco.

Por otro lado, a una distancia de más o menos 15 metros, se encontraba Ryoma con Ryoga, preparándose para entrenar.

-Mira Ryoma… ese pequeño aun esta aquí, creo que iré a conversar un poco con él – mencionó Ryoga, a la vez que comenzó a caminar hacia el pelirrojo.

Ryoma, solo observó como se alejaba su hermano, también tenía cierto interés en ese niño, pero no iba a ser él quien lo fuera a buscar, esperaba que cuando ese niño se diera cuenta que él estaba ahí, lo buscara.

-Hola pequeño, yo soy Ryoga- saludó a Kyo, poniendo una sonrisa amistosa, que no fue apreciada por el pelirrojo, ya que ni siquiera volteó a verlo.

-¿Qué quieres? – contestó sin interés Kyo, mientras miraba las pocas estrellas, que se habían dignado salir esa noche.

-Bah… hasta en el carácter te le pareces –masculló Ryoga entre dientes, sin que Kyo pudiera escuchar.

-Fue asombroso el saque twist que hiciste. Aunque… me di cuenta que todavía no lo has perfeccionado – expresó Ryoga, esperando ver la reacción del niño.

-Te diste cuenta… ni el entrenador lo notó – dijo minúsculamente sorprendido Kyo, aun sin mirar a Ryoga.

-He visto ese saque, infinidad de veces- afirmó Ryoga mientras se sentaba dos gradas debajo de donde se encontraba el pequeño.

Kyo no contestó, a lo que Ryoga volvió a hablar –Creo yo podría ayudarte con tu saque- expresó, mientras giraba a verlo.

-Tú… no lo creo – aseveró Kyo, arqueando solo la mitad de sus labios, en una media sonrisa, aun sin mirar a Ryoga.

-Bueno, exactamente yo no… pero Ryoma sí – afirmó Ryoga con una sonrisa, esperando ansioso la respuesta del pequeño.

-¿Ryoma?– dijo Kyo, girando la cabeza, para ver a Ryoga, quien se sorprendió mucho al ver los ojos del pelirrojo, que expresaban interés, pero eso no era específicamente lo que le llamaba la atención, sino el hecho de que eran los mismos ojos de su hermano.

-¿Conoces a Ryoma? – preguntó Kyo, arqueando una ceja, después de ver la mirada inspecciosa que le lanzaba Ryoga, que no le gustaba para nada
-¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?- preguntó Kyo, algo molesto, esto hizo que Ryoga, salga de sus pensamientos.

-Es… muy… extraño – masculló Ryoga, mientras se pasaba la mano por la cabeza, en verdad lo había tomado por sorpresa el gran parecido de este niño con su hermano.

-¿Qué es extraño? – preguntó Kyo, quien había logrado escuchar lo que dijo Ryoga.

-No nada, cosas mías… Pero cierto, Ryoma te podría ayudar, él esta por allá – expresó Ryoga, mientras volteaba su cabeza en dirección del lugar donde estaba Ryoma, sentado con los brazos cruzados.

El pequeño Kyo, se levantó para poder ver mejor, era cierto, Ryoma estaba ahí.
Ryoma volteó su mirada, para ver lo que estaba haciendo Ryoga; pero se encontró con la mirada curiosa que le lanzaba Kyo desde lejos.
Y esa fue la primera vez que ambos, padre e hijo se miraron por primera vez.
Kyo quien miraba a Ryoma con curiosidad, cambió su mirada por una de satisfacción, en la que rió, casi imperceptiblemente, él sabia muy bien que Ryoma era actualmente el número 1 del mundo, y por lo tanto, era a él al que quería superar.

-Valla… en verdad ahí esta él – articuló Kyo, aun mirando a Ryoma, y aun con esa minúscula sonrisa en los labios.

-Claro, porque te mentiría – contestó Ryoga, mientras se ponía de pie.

Acercándose en grandes zancadas llegó Enma, preocupada del extraño que acompañaba al pequeño Kyo.

-¿Quién es él?- preguntó Enma, en clara pregunta al pelirrojo.

-Mmm… ya regresaste, pues él es… ¿Cuál era tu nombre? – preguntó el pequeño mirando a Ryoga. Kyo no había prestado atención a casi nada de la conversación que tuvo con Ryoga, solo hasta el punto en que mencionó el nombre de Ryoma, donde recién estaba interesado.

Ryoga solo rió, ya no le sorprendía el hecho de que haya olvidado su nombre, comenzaba a conocer un poco el comportamiento de ese pequeño.

-Buenas noches señora, mi nombre es Ryoga, soy tenista, solo conversaba con este pequeño porque me he sorprendido de las grandes habilidades que tiene.

-Oh claro, sí, él es muy buen jugador – contestó un poco mas calmada Enma.

-¿Y mi mamá? – preguntó el pelirrojo, volteando a ver a su nana.

-Va a demorar, tiene mucho trabajo, dijo que la esperáramos acá, que podías entrenar, hasta que ella llegue- le contestó Enma, mientras se sentaba en las gradas.

-Cuando podrá ser puntual- musitó Kyo, más para él, que para que lo escuchara Enma.
-¡Magnífico!... –dijo Ryoga ante el comentario de Enma- En ese caso, entrena con nosotros –expresó Ryoga mirando a Kyo.

-Claro entrena con el joven, él te podrá enseñar muchas cosas – expresó Enma, tratando de que Kyo acceda a la petición de Ryoga, conociendo al pelirrojo, probablemente lo rechazaría.

-Esta bien – contestó Kyo con esa disimulada sonrisa, para sorpresa de Enma, que nunca pensó que accediera tan rápido.

-Valla, no te he preguntado… ¿cual es tu nombre? – dijo Ryoga mirando al pelirrojo.

-Empecemos con el entrenamiento- contestó el pequeño, haciendo caso omiso a la pregunta que le hiciera Ryoga.

Kyo, quien ya había sacado su raqueta, caminaba hacia la cancha de tenis, dejando varios pasos atrás a Ryoga.

-No le hagas caso, este pequeño tiene un carácter realmente especial, pero es un buen niño… ah y por cierto su nombre es Kyo – aseveró Enma, mientras sonreía recordando la actitud de Kyo.

-Sí, ya me di cuenta del carácter que tiene, pero no se preocupe, ya estoy acostumbrado a interactuar con personas con esa carácter – contestó Ryoga, en clara alusión a Ryoma.

-Que bueno, aunque no creo que exista alguien con el mismo carácter de Kyo – afirmó Enma sonriendo.

-Créame, que sí lo hay, hasta peor que el de él – contestó Ryoga con otra sonrisa.

-Apúrate – refunfuñó Kyo desde la cancha de tenis, ya que Ryoga estaba demorándose, platicando con Enma.

Ryoga empezó a caminar en dirección a su hermano, quien también estaba molestó por la demora de Ryoga.

-¡Diablos, te la ibas a pasar toda la noche con ese niño! – dijo en un tono amargo el ambarino, a la vez que se paraba y comenzaba a sacar su raqueta de tenis, claro, igual a la que se había comprado Kyo.

-Ya, ya, no te amargues… no sabes quien entrenará con nosotros – expresó con una gran sonrisa Ryoga, mientras tocaba el hombro de su hermano, y lanzaba su mirada a Kyo, quien ya estaba en medio de la cancha de tenis, dando golpes a la pelota contra el suelo.

Ryoma, empezó a mirarlo detenidamente, analizaba cada uno de sus movimientos, había algo extraño en Kyo, que le llamaba la atención al ambarino.

-Interesante el pequeño ¿no? – dijo Ryoga, al ver la mirada de su hermano.

- Ja… - Fue lo único que contestó Ryoma, para luego empezar a caminar hacia Kyo, sin despegar su mirada de él.

Kyo, quien vio que Ryoma se acercaba, dejo de golpear la pelota, y se le quedó mirando, pero no era la mirada que Ryoma estaba acostumbrado le hicieran todos los niños siempre, esta mirada no era para nada la típica mirada tímida, sino más bien una mirada muy decidida, donde no había ningún rastro de timidez.
Ryoma se paro frente a Kyo, miraba cada detalle de su rostro, cada expresión que realizaba, no sabia que, pero algo le era familiar en ese niño.

-Hola – articuló Kyo, estrechándole la mano a Ryoma, y rompiendo el silencio.

-Hola – devolvió Ryoma el saludo lanzándole una sonrisa, que inmediatamente fue respondida por Kyo con otra sonrisa.

-Valla… que te puedo decir niño, eres muy bueno en el tenis – dijo Ryoma soltándole la mano a Kyo.

-No me digas niño, mi nombre es Kyo- contestó el pelirrojo mientras metía una mano al bolsillo.

-Hmph esta bien… Kyo. Empecemos a entrenar ¿te parece?, podrías realizar el saque twist - dijo el ambarino, mientras retrocedía un poco, dándole espacio, para que Kyo sacase.

-Esta bien- contestó kyo, preparándose para sacar.

Kyo como siempre empezó a golpear la pelota contra el piso, para luego realizar el saque twist, que fue fácilmente contestado por Ryoma.

-¡Maldición!- dijo el pelirrojo, al ver la facilidad con la cual Ryoma contesto su saque.

-Sabes que tu saque no esta perfeccionado ¿No es cierto? – dijo el ambarino, a la vez que caminaba hacia él.

-Sí, si lo sé – contestó el pelirrojo, mientras hacia girar la raqueta con sus dedos.

-¿Por eso compraste esa raqueta? – preguntó Ryoma, alzando una ceja.

-Sí, la raqueta me ayudo a perfeccionar este saque en un 90%, pero hay un 10% que me falta perfeccionar.
-*Valla es solo un niño, pero pudo sacar todas esas conclusiones, y supo que la raqueta, era fundamental para este saque* - pensó Ryoma, mientras comenzaba reír.

-Son tus pies… - afirmó Ryoma, acercándose al pelirrojo, y con la ayuda de su raqueta, empezó a separar las piernas de Kyo, que estaban muy juntas.

-¡¿Mis pies?! – volvió a repetir Kyo, que no entendía bien, que era lo que estaba mal con sus pies.

-Tus piernas están muy juntas, y al momento que te impulsas para sacar, tus pies caen rápido al piso, no dejando que la fuerza de tu brazo funcione al 100% - dijo Ryoma, observando la expresión de sorpresa que puso Kyo al escuchar, en donde radicaba el problema de su saque.

-*¡claro!, mis piernas siempre chocan rápido con el suelo. Como no pude darme cuenta de esto, ese siempre fue el problema. – pensó el pelirrojo, mientras acomodaba sus piernas, para intentar realizar el saque de nuevo.

-Hagámoslo otra vez – dijo Kyo muy decidido y acomodándose para sacar.

Ryoma empezó a alejarse de Kyo, para recibir su saque nuevamente, el ambarino, estaba realmente sorprendido por la vitalidad que tenia el pelirrojo.

Separó las piernas, tal como se lo había dicho Ryoma, dio unos cuantos botes en el suelo y luego se impulsó lo más que pudo y remato la pelota

El saque fue perfecto, y con mucha fuerza.
Esta vez le causo verdadera dificultad, poder contestar al ambarino; que se quedó pasmado, con la perfección con la que había sacado Kyo.
Kyo, respondió la pelota que Ryoma le tiro al contestar su saque twist, y continuaron con el partido.

-Veamos que tan bueno eres – masculló Ryoma, mientras contestaba las pelotas que le lanzaba el pelirrojo.

-Veamos que tan bueno eres tú – contestó Kyo, quien no se dejaría intimidar por el ambarino.


Tanto Ryoma como Kyo, solo reían de sus comentarios… claro que a su manera, con esas débiles e imperceptibles sonrisas que los caracterizaba.
Por otro lado, un observador estaba mas que intrigado, con la similitud de juego que realizaban ambos personajes en la cancha; tanto Ryoma como Kyo tenían los mismos movimientos.
Ryoga no entendía porque ese niño, jugaba prácticamente igual que su hermano, claro que no tenia la misma fuerza de Ryoma, pero en la agilidad de los movimientos, en la visibilidad para contestar los saques era realmente sorprendente el parecido.

-Todo esto es muy extraño – se dijo para si mismo Ryoga tapándose la cara con las manos.

-¿Qué es extraño?- preguntó Ryoma, quien se había acercado a Ryoga junto con Kyo, quien estaba parado a su lado.

-Mmm – dijo Ryoga alzando su cabeza para poder ver, debido a que estaba sentado en una de las gradas de la tribuna.

-¿Qué es extraño?- volvió a repetir Ryoma, mientras se secaba con una toalla, de la misma forma que lo hacia Kyo.

Ryoga quien al ver a Kyo y a Ryoma secarse, volvió a ver el parecido que tenían.
Giró su cabeza a un lado para ya no verlos y solo sonrió, pensando que tal vez solo era su imaginación.

-¿Pasa algo Ryoga?- preguntó ahora con mas atención Ryoma, dejando la toalla a un lado, y mirando atento a su hermano.

-No, no pasa nada, y… ustedes no estaban entrenando, ¿Qué hacen acá? – contestó tratando de cambiar de tema, y disimulando con una sonrisa, Ryoga.

-Vamos a descansar un momento – dijo el ambarino, mientras se sentaba en la grada.

Kyo miraba con sus dorados ojos bien abiertos y con la ceja alzada, la conversación que tenían los hermanos.

Ryoga, tratando de cambiar definitivamente el tema, hizo un comentario, para fastidiar a Ryoma y a Kyo.

-¿Qué? Tan rápido se han cansado, muy mal eh… - comentó sin medir las consecuencias el hijo mayor de los Echizen, quien rápidamente fue fulminado por la mirada de dos ambarinos, a los que no les había gustado para nada su comentario.

-Vamos, vamos, solo es una broma… haber les iré a traer un refresco, ¿Qué quieren que les traiga? – preguntó Ryoga, para evitar la mirada asesina, a la que acababa de ser sometido.

-¡Ponta de uva! – contestaron al unísono Kyo y Ryoma, quienes al darse cuenta que habían pedido el mismo refresco, solo giraron sus vistas hacia otro lado, disimulando un poco el hecho de que habían pedido lo mismo, y al mismo tiempo.

-Ja ja, esta bien, ya les traigo su “Ponta de uva” – anunció Ryoga, quien no pudo contener la risa que le había causado la reacción de los ambarinos, al pedir lo mismo.

Kyo volteó su mirada para ver a Enma, que se encontraba dos gradas más arriba, que se había quedado dormida.
Ryoma al ver una sonrisa en el rostro de Kyo, decidió voltear para ver que era lo que le causaba gracia.

-¿Y ella quien es? - preguntó el ambarino, volteando su cabeza para ver a Kyo.

Kyo volteó su cabeza y contestó- Es mi nana, se llama Enma – dijo, recostando su espalda en la grada de atrás, de la misma forma en que lo hubiera hecho Ryoma segundos atrás.

-Oh… ya veo – dijo el ambarino, sorprendido de que ese pequeño tenga nana, pocas familias tenían la posibilidad económica de pagar una.

Tanto Ryoma como Kyo no eran muy habladores que digamos, debido a esto se quedaron en silencio por un rato, hasta que Kyo le preguntó algo a Ryoma.

-¿Y cuanto tiempo te quedarás en Japón? – dijo algo nervioso el pequeño, mirando la inmensidad de la cancha.

-Creo que serán dos semanas más o algo así – contestó mirando también hacia las canchas, Ryoma.

-Ah…- fue lo único que dijo Kyo.

Realmente le había gustado entrenar con Ryoma, y le gustaría hacerlo de nuevo, pero él sabía muy bien que eso era imposible.

Ryoma al ver el rostro un poco desencajado del pequeño, al oír su respuesta, se sintió un poco mal.

-Tendré un partido dentro de unos días… ¿Quieres… ir? – dijo el ambarino, mirando de reojo la reacción de Kyo.
Era la primera vez que Ryoma invitaba a alguien a unos de sus partidos, no estaba acostumbrado a este tipo de acción.

Kyo volteó a mirarlo y le respondió- claro, le diré a mi mamá – dijo, con una semi sonrisa en los labios.

-Esta bien, le diré a Ryoga que te de unas entradas – expresó también con una semi sonrisa el ambarino.

-¿Y de cual de tus padres heredaste la habilidad por el tenis? –preguntó Ryoma con curiosidad, suponía que sus padres deberían ser tan buenos en el tenis como lo era Kyo.

-De mi mamá no creo, una vez jugo un partido conmigo, y pues… como te resumo todo… ella es muy torpe… - dijo con una sonrisa el pelirrojo.

-Entonces supongo que heredaste tu habilidad de tu papá – dedujo el ambarino sin saber que Kyo, no tenia respuesta a esa pregunta.

-Supongo – contestó el pequeño, con una mirada muy seria que lanzaba al vació.

-¿Supones…? ¿Acaso nunca has jugado un partido con tu papá? – preguntó el ambarino, quien no sabia la batalla que se estaba realizando en la cabeza de Kyo para poder responderle, sin mostrar ningún tipo de sentimiento.

Kyo estaba a punto de contestar pero en eso Ryoga regresó con las pontas en la mano y se las entrego.

-Se habían agotado en la maquina de acá, y tuve que ir hasta la otra cuadra para conseguirlas – dijo respirando aceleradamente por el cansancio, Ryoga.

-Gracias – dijo Kyo, al quien Sakuno había educado muy bien.

-De nada niño – respondió Ryoga, sin darse cuenta de que a Kyo, no le gustaba que le digan niño.

-Su nombre es Kyo- dijo Ryoma, mientras fulminaba con la mirada a Ryoga.

En eso una dulce voz delicada y armoniosa, y que fue reconocida a la perfección, tanto por Kyo como por Ryoma, sonó en toda la cancha, llamando la atención de todos los ahí presentes.

-Kyo, amor ¡felicitaciones! – gritó desde el otro extremo de la cancha Sakuno, al ver a su hijo.

-Llego mi mamá- dijo el pelirrojo sin mirar a Ryoma, para luego salir corriendo al encuentro de su hermosa madre, que vestía unos jeans ceñidos al cuerpo, con una botas marrones sobrepuestas al jean, que le llegaban casi hasta la rodilla, además llevaba puesta una blusa beige, a la cual cubría, con un gran saco marrón ceñido al cuerpo que le llegaba hasta las rodillas, todo esto complementado, con las ondas de su cabello rojizo, chocando en sus delicados hombros.

-Esta… más hermosa… - dijo sin dejar de mirarla por un segundo Ryoma, quien no podía creer lo que estaba viendo.

-¿Su mamá?, pues es muy linda y joven no crees Ryoma – dijo Ryoga volteando a ver a su hermano, quien estaba más que embobado viendo a la castaña.


ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO EL CAPI…
XAUSITO SE ME CUIDAN CHICAS XD
BYE

 

Re: Porque Me Abandonaste (ryosaku)

Hasta la proxima jejeje