de Inuyasha - Por esas cosas del destino...[Kagome & Sesshomaru]

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Karilyn, 25 Abril 2010.

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    Por esas cosas del destino...[Kagome & Sesshomaru]
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    Por esas cosas del destino...[Kagome & Sesshomaru]

    ¡Hola! Este escrito lo utilicé en un concurso de fanfics de esta misma pareja. Me gustó en su momento -ahora noto algunos fallos- por eso se los dejo a ustedes ya que me pareció que sería lo correcto. No lo publiqué antes porque mi computadora se estaba arreglando, así que simplemente no lo tenía. Espero que les guste =).

    Por esas cosas del destino...

    “¡Ten cuidado, InuYasha!”

    Esas fueron las últimas palabras que pronunció Kagome antes de que un Yokai atravesara ferozmente el cuerpo de InuYasha con un tentáculo. La imagen que observó la mujer consiguiente a ese momento fue lo más horroroso que pudiera llegar a imaginar; los miles de brazos del monstruo jugaban con el cuerpo del híbrido como si de un juguete se tratara, mientras la gran y asquerosa boca de ese mismo ser infectaba con un líquido oloroso e incoloro el gran tajo que le había provocado justo en el medio del estómago. Fueron unos minutos donde el terror invadió a la humana que miraba pálida y llena de estupor la escena, parecía perdida en esa situación que a pesar de no haber sido tan larga fue lo peor que le había ocurrido en su largo viaje con él. No sabía qué hacer; de repente empezó a temblar y luego siguieron unas lágrimas que se desplazaban por su rostro, pero era una acción casi inconsciente, su mente aún no asimilaba lo que estaba ocurriendo.

    InuYasha tomó uno de los brazos del monstruo y se lo arrancó con todas sus fuerzas, pero no le alcanzó el tiempo para tomar el siguiente ya que el grueso tentáculo verde volvió a atravesar su estómago para luego levantarlo y mantenerlo ahí, tendido en el aire. Una flecha acompañada de un as de luz cortó el palpo que sostenía al híbrido y este golpeó grotescamente contra el suelo provocando un ruido desagradable. El Yokai divisó a Kagome que llena de valentía apuntaba con su arco y flecha hacia él, dispuesta a hacer lo que sea para que dejara a su ser amado tranquilo, aunque sabía que era muy fuerte, aún así pretendía destrozarse a ella misma contar de que el híbrido de cabellera blanca se encuentre bien.

    Un grito desgarrado rompió el silencio que se había prolongado por unos pocos segundos. La mujer giró a ver y notó como otro Yokai menos fuerte que al que ella se enfrentaba en ese momento abría su boca e iba devorando de a poco el pelo y cuero cabelludo de su compañera Sango, casi llegando ya a la frente de esta. Miroku estiró el brazo con la intención de desatar su agujero negro pero finalmente se arrepintió ante el gran peligro de que ella podría quedar atrapada junto con los tres monstruos que estaban luchando en ese momento, sin contar al que tenía inquietados a Kagome e InuYasha. La muchacha disparó otra flecha a ese mismo ser justo en su pecho, este se derribó quedando acostado en el piso y sosteniendo el astil que lo traspasaba.

    InuYasha se levantó y con la poca energía que le quedaba partió al monstruo en dos, haciéndolo desaparecer por completo. La mujer nuevamente atacó con una de sus flechas al ser que pretendía devorar a su amiga matándolo, siendo que este ya había sido dañado por sus otros dos compañeros. Los Yokais siguientes que observaban la escena desde lejos salieron corriendo horrorizados; y cuando el híbrido quiso perseguirlos, Kagome lo detuvo al instante.

    —No te preocupes, dudo que regresen. — Le dijo mientras ambos seres se perdían en la obscuridad del bosque—. Tú estás muy dañado, lo mejor es que vayamos con la anciana Kaede para ver qué hacemos.

    Ante esto, él tartamudeó unas sílabas casi sin sentido intentándole decir que aún podía seguir luchando; pero era imposible engañarse a sí mismo, se acababa de dar cuenta que ni siquiera podía hablar.

    La anciana los recibió en su pequeña choza y les dio unas pequeñas instrucciones de dónde conseguir esas medicinas que ayudarían a su amigo a recuperarse, aunque ella misma sabía que era muy difícil; el estado de él era horroroso. Kagome sin dudarlo y olvidándose de los pequeños raspones que habitaban por sus piernas, corrió a buscar todo lo que ella les había pedido, tenía que salvarlo. Sango mientras tanto fue asistida para curar sus heridas y luego se dirigió hacia el río para lavar toda la baba pegajosa que le había dejado ese monstruo en su cabello.

    Al esconderse el sol, la mujer arribó de nuevo a la casa con todo el material posible que había conseguido y corriendo tras ella se encontraba Miroku que la había seguido para asegurarse de que nada terrible ocurriera.

    —Estará bien. —Anunció la anciana Kaede dibujando una pequeña y no tan notoria sonrisa en su rostro—. ¿Por qué no lo dejan descansar? Es lo mejor, ya mañana estará como nuevo o por lo menos eso espero.

    Todos adormecieron en ese momento luego de tan cansadora lucha y posterior búsqueda que habían tenido, excepto Kagome que se quedó preocupada cuidando a InuYasha toda la larga noche. Sus ojos reflejaban tristeza y aún no podía creer que había permitido que él llegara a ese estado tan fatal, había lanzado millones de flechas pero apenas las últimas pudieron destrozar al monstruo y aún así necesitó de su ayuda para lograrlo.

    Sabía que no era tan fuerte como la sacerdotisa de la que ella era reencarnación, pero esta vez se sintió más débil y frustrada que nunca. Kikyo de seguro lo hubiera acabado en unos pocos golpes, pero ella, en cambio, tuvo que llegar a instancias inesperadas. La joven cerró los ojos con una gran tristeza permitiendo que una lágrima se deslizara por su blanco rostro y sus labios empezaran a temblar advirtiendo que esa noche lloraría como nunca.

    —Te amo, InuYasha. —Susurró antes de quebrar completamente en lágrimas—. Pero yo… yo…

    Entonces las palabras se perdieron y se escaparon de su boca como pequeñas mariposas. Tomó sus objetos de combate y salió corriendo lo más silenciosa que pudo de ese lugar, para perderse en el frío y obscuro bosque, mientras el llanto la acompañaba a lo largo del camino.

    A la mañana siguiente, el híbrido logró abrir los ojos y observó a sus compañeros notando que Kagome no estaba entre ellos. Sin emitir ni un solo ruido, se sentó en la cama y sus ojos se dirigieron hacia sus amigos como reclamando por la muchacha, pero ninguno de ellos se animó a decir que había desaparecido por la noche, y por más que la buscaron toda la madrugada, no hubo rastros de ella. InuYasha cerró los ojos tranquilo.

    —¿Y Kagome? —Preguntó en un tono casi obvio.

    Todos se miraron algo indecisos ante no saber bien cómo responder o cómo darle la noticia.

    —¿Tú estás bien? —Repreguntó Sango con una voz preocupada.

    —¿Dónde está Kagome? —Volvió a decir InuYasha sin siquiera prestar atención al interrogante de ella.

    —Está perdida, no sabemos donde se habrá ido. Lo sentimos, InuYasha. —Explicó Miroku serio tratando de no alterar más la situación.

    El híbrido abrió los ojos sorprendido, y en ese momento no le importó nada más que buscar a Kagome, por más que el monje le había explicado después de esas palabras toda la situación. Sin embargo, no prestó mucha atención y corrió a buscar desesperado a la muchacha junto a todos sus compañeros, pero estos se dirigieron a lugares diferentes para intensificar la búsqueda.

    La mujer se encontraba con su cuerpo apoyado en un viejo árbol rodeada de pura obscuridad, parecía un lugar muy peligroso, además que ahí era de noche en todo momento. Kagome abrió los ojos de a poco y pudo notar que su cara aún seguía mojada por las lágrimas que había llorado, ya al final había quedado adormecida por unos minutos ante tanto dolor. No sabía porqué eso le había pegado tan fuerte, esas cosas pasaban tan seguido aunque no con esa fuerza y con ese daño, pero sucedían después de todo; sin embargo, esta vez parecía haber sido culmine para ella.

    Se levantó y caminó unos pasos hasta llegar donde la luz del sol sí se notaba. La miró por unos momentos y esta la encandiló, pero no sintió nada más que un pequeño y suave dolor en sus ojos que hizo que sus párpados cayeran.

    —¡Hasta que te encontré! —Escuchó exclamar a una voz muy conocida desde lejos. Kagome apretó los puños y se aguantó las ganas de girar a ver—. ¿Dónde te habías metido? —Preguntó el muchacho muy molesto. Ella ignoró por completo todas sus palabras, por lo que él la tomo del hombro y la giró bruscamente. —¿No piensas contestarme?

    InuYasha quedó perplejo cuando ella abrió los ojos y esos orbes obscuros que tanto amaba solamente estaban llenos de tristeza. Aunque él seguía demasiado enojado por la huída de la muchacha, sintió como si se le partiera el alma ante semejante imagen, entonces sólo accedió a abrazarla suavemente. Kagome sintió unos anhelos desesperantes de corresponder ante su gesto, pero la frustración le ganó nuevamente y lo único que hizo fue apoyar su cabeza contra el pecho de él. La mantuvo durante unos minutos así y finalmente ella se separó de repente haciendo que los brazos de él se separaran de su cuerpo.

    —Inuyasha…—Susurró—. Creo que lo mejor será que me dejes estar un rato sola, necesito pensar, necesito…

    —¿Ya te has vuelto loca? —Interrumpió—. Es peligroso, cualquier maldito monstruo puede venir y hacerte daño, no puedo permitir eso.

    —¡Es que eso es lo que sucede! —Exclamó la muchacha dejando caer nuevamente unas lágrimas de su rostro—. Tú siempre me salvas y eso me hace que últimamente me esté sintiendo como una completa inútil.

    —Prometí protegerte…

    —¡Prometiste mal! —Dijo Kagome sin casi pensarlo, y eso hizo que inevitablemente InuYasha se sintiera dolido por aquellas palabras; aunque sabía que ella estaba muy frustrada no tenía porqué andarle diciendo que la dejara en paz o que ya no quería necesitarlo, sintió que su orgullo había sido herido muy mal por una de las personas o quizá la persona que más amaba en ese mundo.

    —Entonces te dejaré tranquila. —Concluyó él dibujando una cínica sonrisa en su rostro para finalmente girarse y marcharse.

    En ese momento la mujer se dio cuenta de todo lo que había dicho, la frustración le había llegado a desvariar y no podía creer lo que había pasado, ella no era así.

    —¡InuYasha! —Pronunció tratando de detenerlo—. Perdón, perdón, yo no me di cuenta….

    —Está bien, Kagome. —La interrumpió en un tono frío.

    —Yo… Yo… Te amo…

    El híbrido cerró sus manos en un puño, comenzó a temblar despacio como signo de que quería llorar, sintió unas ganas enormes de volver hacia ella y abrazarla de nuevo; aunque en el fondo sabía que lo que había dicho no había sido su intención, pero no podía rendirse fácilmente ante esas palabras. No le prestó más atención a lo que la mujer le decía y salió corriendo velozmente, su orgullo pudo más que todo, no podía permitir que los errores se curaran de esa manera, aunque en el fondo sabía que tarde o temprano tendría que perdonarla.

    La mujer agachó la cabeza asumiendo la gran equivocación que había cometido, sin duda ese sentimiento tan malo no estaba hecho para ella y lo había comprobado hace poco segundos. Las lágrimas, esos pequeños cristales líquidos, se esparcieron por su cara mojándola; algunas caían rápidas y danzantes hasta llegar a sus labios para poder sentir el sabor salado que estas contenían, mientras que otras se quedaban a mitad de camino y desaparecían en la piel cerca de su pequeña nariz.

    Kagome cayó de rodillas contra la tierra húmeda vencida por el dolor. Sintió una presencia extraña, la que ignoró y se quedó allí por unos minutos que luego se convirtieron en el cuarto de una hora. La muchacha alzó la mirada al hacerse ese presentimiento más fuerte de lo normal, un gran poder se acercaba a ella sin dudarlo. Fue un momento de conmoción hasta que finalmente pudo observar con sus propios ojos como Sesshomaru, el hermano de su amado, se materializaba justo en frente de ella.

    —¿Qué… sucede? —Dijo mientras daba un salto de repente para quedarse de pie y retroceder unos cuantos pasos hacia atrás.

    Él no contestó a la pregunta que había hecho, simplemente se limitó a mirarla con esos orbes fríos que tanto lo caracterizaban. Lentamente fue asomando una de sus manos que mantenía oculta para mostrar sus afiladas y fuertes garras. La mujer advirtió en ese momento un pequeño temor, pero este se fue demasiado rápido, tanto como para tomar una actitud decidida y mirar a Sesshomaru valiente a pesar del momento que estaba pasando.

    —¿A qué viniste?

    Nuevamente, se negó a responder. Consiguiente a esto fueron unos segundos de agonía pura donde las garras de ese ser atacaron el pecho de la muchacha, haciendo que la blusa que llevaba se despedazara en mil pedazos y dejara una horrible herida en ese mismo lugar, que no tardo en convertirse en un lagrimal de sangre. La muchacha quedó horrorizada tirada en el piso en un estado casi vegetativo, nunca había recibido un ataque tan fuerte a lo largo de toda su aventura en esa época. ¿Por qué Sesshomaru haría eso? Sabía que detestaba a los humanos, pero nunca había actuado de esa forma.

    La cabeza de la muchacha dejó de estar apuntando al cielo azul y se tambaleó hacia el costado izquierdo, apoyándose ferozmente en el piso. Pudo atisbar llena de sufrimiento y con los ojos mojados unas hojas verdes bastante particulares, aquellas que había recogido para curar el mal de InuYasha, aún habían sobrado algunas. Él las recogió del piso agachándose con una mano ubicada justo en su estómago.

    —¿Eso… eso… eso querías?

    Tampoco contestó a esto. Poco a poco fue alejando las telas que cubrían su cuerpo dejando al descubierto su panza; un hueco horrible estaba situada en esta, era muy similar a la herida que tenía InuYasha. Ahora ella entendía todo, un Yokai del mismo tipo se había encontrado con él también y aunque seguro Sesshomaru salió victorioso, el golpe que le había dado era demasiado fuerte y necesitaba curarlo cuanto antes.

    Kagome usó las pocas fuerzas que le quedaban y logró quedar sentada en ese lugar, mirando hacia todos lados para ver si encontraba algo que la cubriera para no seguir derramando sangre. Él agarró una de las tantas hojas que había obtenido y en vez de colocársela en la lastimadura, sacó su espada y colocó la yerba en la gran grieta que la atravesaba. Rápidamente y como si fueran mágicas, hicieron que las imperfecciones de la Tenseiga desaparecieran.

    —No necesito estas. —Comentó mientras arrojaba el resto de las hojas contra el rostro de Kagome.

    La mujer las tomó desesperada y las colocó en su herida haciendo que estas velozmente sanaran, de repente sintió un alivio que invadía todo su cuerpo. Ella se puso de pie y observó silenciosa a Sesshomaru, que giraba ya para marcharse de allí.

    —Si no curas eso, te podría pasar algo terrible.

    —Soy demasiado fuerte, no lo necesito. —Contestó orgulloso—. Tampoco necesito la estúpida advertencia de una tonta humana como tú.

    Él accedió a dar un paso para finalmente irse, pero en el momento que iba a poner a prueba su destreza y agilidad, un dolor desgarrador proveniente de su estómago lo invadió haciendo que se desmayara. Kagome corrió y lo sostuvo evitando que se golpeara, poco a poco lo fue apoyando en el suelo. Lo giró despacio y luego corrió despacio una tela que incomodaba para poder ver mejor el hueco.

    —Sesshomaru se debe haber sacado estas vendas para que cicatrizase. —Dedujo la mujer.

    Lentamente acercó más su rostro y un mal olor impactante la inundó. Lo que pudo divisar allí fue horrible: su carne ya estaba podrida, los gusanos andaban por doquier y el veneno que había introducido el Yokai ya estaba tomando todo su cuerpo. Kagome colocó todas las hojas que le sobraban dentro de la herida, estas hicieron desaparecer a los bichos que habitaban dentro de ella pero aún así no fueron eficaces para detener el mal que estaba viviendo Sesshomaru en ese momento.

    La mujer tomó aire sabiendo que sólo le quedaba una opción. Puso sus manos juntas en el lugar del problema, cerró los ojos y concentró toda su fuerza espiritual. Pasaron unos segundos hasta que una gran luz los cubriera y dejara atrapados dentro de ella. Tiempo después el veneno dejó de correr por las venas de Sesshomaru y la herida cerró quedando una horrible cicatriz en su lugar.

    Cuando él abrió los ojos, la luz del sol lo tomó por sorpresa y nada más se dedicó a apartar la mirada hacia un costado. Movió una de sus manos que tenía apoyada en el piso hacia donde anteriormente se encontraba ese gran tajo y se percató que éste había sanado por completo, algo que lo dejó atónito.

    —¿Ya estás bien? —Preguntó Kagome; por los rasgos de su voz se filtraba una ligera preocupación.

    —¿Tú…? ¿Tú…? Imposible… —Comentó Sesshomaru cerrando suavemente los ojos en signo de que aún permanecía algo débil.

    —Será mejor que te vayas a apoyar a un árbol, no te hace bien estar aquí. —Dijo ella mientras se arrodillaba suavemente al lado de él y le iba colocando unas hojas medicinales en su cicatriz que había ido a buscar cuando él estaba inconsciente—. No creo que las necesites, pero es mejor prevenir.

    —No necesito la ayuda de una estúpida humana… —Contestó él orgulloso.

    Sesshomaru se paró lentamente y se dirigió con un caminar despacio a el árbol más cercano de ese bosque. Se giró y dejó caer su cuerpo contra el tronco para luego deslizarse despacio y quedar sentado.

    —¿De verdad me curaste? ¿Una tonta y débil humana como tú lo hizo? —Interrogó él fríamente.

    —Claro; cuando alguien necesita mi ayuda, no dudo en asistirlo.

    —Ahora entiendo porqué InuYasha te mantiene a su lado. —Dijo en tono diabólico y luego dibujó una pequeña sonrisa siniestra en su rostro.

    Kagome dejó caer las pocas hojas medicinales que le quedaban de su mano, haciendo que estas salgan volando con el suave viento. Sus orbes se humedecieron poco a poco. En realidad no sabía bien porqué estaba llorando; pero el pensar en el híbrido y toda la situación anterior vivida nuevamente, hizo renacer una angustia feroz.

    —Yo estoy con él para ayudarlo a recoger los fragmentos de la perla. —Explicó secando las pocas lágrimas que se le escapaban—. Además de que sé que ambos tenemos algo muy especial.

    Sesshomaru se echó a reír cínico por varios minutos; cuando se detuvo, la volvió a mirar frío.

    —¿Realmente crees que un híbrido como él se va a enamorar de un humano?

    Kagome bajó la mirada, silenciosamente fue hacia donde Sesshomaru y se sentó al lado de él.

    —Claro que sí se puede enamorar de mí, yo soy fuerte y tus palabras no me destrozaran. —Al terminar de decir esto, ella quebró a llorar.

    —Por supuesto, y aún así lloras.

    —No lloro por eso, ha pasado algo antes a que tú llegaras que me ha hecho sentir así, nada más. —Dijo Kagome mientras colocaba sus manos en sus ojos y lentamente iba encallando las lágrimas —. ¡Soy fuerte y confío en InuYasha!

    —¡Cállate humana estúpida! —Exclamó él agresivo.

    —A veces siento que todo lo que tienes es envidia. Envidia de que nunca has sentido esto, de que a diferencia de los humanos o los híbridos no tienes amigos, ni gente que te apoye o que te hagan sentir deseos de comenzar un nuevo día.

    —No necesito a nadie.

    —Yo tampoco necesito a nadie para sobrevivir, pero sí necesito personas para ser feliz. Tú siempre estás triste y lo sabes. Triste y solitario.

    Sesshomaru giró a verla con algo de dolor y luego apartó la mirada. Parpadeó rápido, entonces esa misma sonrisa cínica se dibujó en su rostro.

    —No digas tonterías. —Dijo él y luego echó una pequeña risa maligna—. ¿Por qué no estás con el inútil de mi hermano ahora? ¿O ya te dejó por la otra humana?

    Kagome reflejó sorpresa en su mirada. Por un pequeño lapso de tiempo no supo porqué esas palabras la lastimaban tanto, si ella sabía perfecto cómo eran las cosas; aunque debía admitir que algo de razón tenía.

    —Puede que sí, no lo sé. —Respondió ella con la voz temblorosa.

    —¿Vas a llorar de vuelta? Si te consuela, ya encontrarás a alguien que te quiera tanto como tú y sí sea humano.

    Lo que dijo él hicieron que ella quedara perpleja nuevamente. ¿Desde cuándo Sesshomaru hablaba así? Aunque era típico que él iba a decir que las personas solamente pueden estar con las personas y nada más.

    —No sé porqué lloro. —Le comentó Kagome.

    De repente ella se abalanzó hacia él rápidamente, quedando apoyada en su pecho para luego continuar con un prolongado llanto. Él en una acción casi inconsciente la rodeó con uno de sus brazos por la cintura, pegándola más a su cuerpo. La verdad no sabía porqué hacía eso. ¿Por qué ha de Sesshomaru consolar a una humana? Él sólo se conformaba con la simple respuesta que lastimaba su orgullo: Le debía una, después de todo, ella lo había salvado.

    Kagome se quedó atónita ante la acción de Sesshomaru y por más que en ese momento las lágrimas estaban por doquier, reconoció que nunca se había sentido tan segura ni tan cálida en toda su vida. Él no era tan cruel como ella pensaba a pesar de todas las cosas que había hecho y en esa situación, que no duró demasiado, lo pudo comprobar.

    —Gracias, Sesshomaru. —Fueron las últimas palabras que dijo antes de quedarse dormida por el dolor que poco a poco iba calmando en el pecho del Yokai.
     
  2.  
    jucebeit

    jucebeit Entusiasta

    Leo
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    Pluma de
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    Re: Por esas cosas del destino...[Kagome & Sesshomaru]

    Al principio estubo buenisimoo...... pero tan drasticamente cambio sesshomaru. de frio a tibio ¬¬ (jajajajano me agas caso esque soe bien criticona =) ay ocasiones en que mi, bueno mis otros yo salen a la luz O.o) bueno la historia me gusta y mas si es un sessh x kago jajaj sige asi espero con ansias la conticuacionn.................. ciao¡¡¡
     
  3.  
    sesshoyasha

    sesshoyasha I, Ore, Je... yo

    Leo
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    Pluma de
    Escritora
    Re: Por esas cosas del destino...[Kagome & Sesshomaru]

    es un one-short????
    espero que no....
    ya que me encantaria que lo continuaras!!!!
    ese sentimiento de nostalgia de kagome...
    conmueve demesiado....
    y sesshomaru y su herida...
    de asqueo como estaba....
    inuyasha siempre tan tonto....
    debio volver donde ella...
    pero mejor....
    se encontro con sesshomaru....
    esta fabuloso.....
    escribes muy bien...
    estaba muy bien preparada....
    SAYONARA!!!!
     
  4.  
    Blood Dupre

    Blood Dupre Usuario VIP

    Tauro
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    Escritora
    Re: Por esas cosas del destino...[Kagome & Sesshomaru]

    hola soy nueva pero quiero decirte que me encanto tu historia y que la continúes pero; en cuanto a la personalidad de Sesshomaru se podría decir que es raro que cambie de un momento para otro sin embargo es solo una opinión y por favor continualo. adios.
     
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