Pokemon FanFic - Henry en Teselia

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por Graecus, 8 Julio 2013.

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    Graecus

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    Título:
    Pokemon FanFic - Henry en Teselia
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    25
     
    Palabras:
    1853
    Capítulo XX


    «Contra Yakón»


    No le tengo miedo a las alturas. Mi miedo es a caer desde una larga altura y convertirme en puré.

    Una vez que Tachi rompió las poleas, la base empezó a caer a una velocidad considerable. Subí la vista y pude ver el ataque Escaldar ya ejecutado, haciendo caer varios chorros de agua hervida. Tachi ayudó a que el agua no cayera en mi, usando Rayo Hielo.

    Luego de lo que pareció una eternidad, pude ver el suelo. La caída sería colosal. No iba a lograrlo.

    Tachi agarro mi camisa y saltó, para posteriormente enganchar una de sus conchas en una de las paredes de piedra. Abajo, la base cayó al suelo y explotó en partes metálicas voladoras.

    Bien. A salvo por ahora. Miré hacia arriba. La base de los “piratas” se estaba acercando.

    Tachi fue bajando suavemente, enganchando su concha en la pared cada diez metros, hasta que tocamos el suelo.

    Para entonces, la base de los tipos estaba a cincuenta metros de nosotros. Cuarenta. Treinta.

    Y luego, oí una voz - ¡Krookodile! ¡Tierra Viva!

    La tierra se sacudió. Pero no debajo de mí. Arriba.

    De las paredes se formó un techo de tierra dorada, que encerró el lugar. La oscuridad lo inundó todo, y entonces un montón de lámparas se encendieron, dando el aspecto de estar en una mina.

    Pude ver que no estaba solo. Un hombre obeso (aunque si él preguntara, diría “corpulento”) con un traje de vaquero y un maletín negro. Su cabello era castaño oscuro y tenía cara de pocos amigos. Veía el techo con orgullo y enojo al mismo tiempo.

    - He dicho mil veces: solo un entrenador por batalla - dice el tipo calmadamente - no me importa si son gemelos, primos, pareja o lo que sea. Una persona por batalla, o me veo obligado a encerrar.

    No lo entiendo bien. Quizás cree que los de la otra base eran amigos esperando apoyarme.

    Aún así, no le presto mucha atención al tema por ahora - ¿Y si estuvieran en mi base?

    - ¡Ja! - se burló el vaquero - lo han intentado, ¡ya lo creo que si! - se ríe sin razón, o al menos sin una que yo entienda - hace unos días una parejita llegó en una misma base. Tuve que usar a Sandslash para agarrar a uno mientras el otro se quedaba arriba mientras esperaba su turno - vuelve a reírse.

    ¿Una parejita? ¿Cual es la probabilidad de que se refiera a Owen y Lucie? No estoy seguro.

    - Y ahora tu crees que puedes lanzar una de mis bases mientras ustedes bajan en la otra - agrega él, ahora algo enojado - admito que fue una buena idea, aunque esa base va a costarte. Si no hubiera visto a tu Dewott bajando, los habría dejado arriba a todos.

    Es entonces cuando le cuento todo. El equipo plasma, su plan de derrotarlo, la única forma en la que pude escapar. Al terminar, está pensativo Luego palmea su pierna y se ríe un poco, quizás muy arrogante - No he sido derrotado en años, colega. Es decir, cualquiera puede darles una batalla a el par de pokémon que uso en combate de Gimnasio, claro. ¿Pero a mi equipo completo? -abre su maletín, y puedo ver tres balls allí. Saca las ball, y las que tiene en su bolsillo, y en segundos puedo ver a su equipo.

    Krookodile. Excadrill. Sandslash. Hippowdon. Tyranitar. Y un Rhyperior Shiny. Un equipo bastante poderoso, realmente.

    - Tienes suerte de que generalmente solo use a Sandslash y Excadrill para mis combates. . .

    En ese momento, un temblor sacudió el techo. Puedo ver la ejecución de varios ataques tratando de romper el techo de arena.

    - ¡Son tercos! - exclama el tipo, divertido - de acuerdo, chico. Para tu información, mi nombre es Yakón, líder del Gimnasio de Ciudad Fayenza. Y tendremos nuestra batalla más temprano de lo esperado, para poder darle después un par de lecciones a esos que se hacen llamar “equipo plasma”. No me gusta hacer esperar.


    * * *


    Sandslash ha dado batalla.

    Tachi es el primero en luchar. Tanto por ya estar fuera de la ball como por su ventaja en tipo. Yakón usó a Sandslash.

    Cuando Sandslash no está usando excavar, usa cuchillada, y mientras Tachi se recupera, afilagarras. Sabe lo que hace.

    Ordeno a Tachi usar Concha Filo. Tachi saca sus conchas y corre hacia Sandslash, quien arremete con Cuchillada. Se dan un duro golpe, y ambos caen al suelo. En un parpadeo, Sandslash ha entrado en la tierra.

    - !Tachi, concentrate! - ordeno. Tachi asiente, y se queda inmóvil. Luego de un par de segundos, salta, y Sandslash sale un nanosegundo después con sus garras extendidas. Tachi lanza un chorro de agua hacia Sandslash y lo lastima. Luego, mientras Sandslash se recupera, usa Puño Hielo.

    Sandslash sale volando, pero debe estar acostumbrado. Da la vuelta en un giro, y empieza a dirigirse hacia Tachi con Taladradora. Para mi sorpresa, Tachi también empieza a girar, pero en los últimos segundos se contrae y su cola empieza a destilar agua. Para cuando Sandslash llega, Tachi lanza un potente Agua Cola.

    Sandslash logra golpear a Tachi con Taladradora, pero el golpe no es muy fuerte. Sandslash cae al suelo, debilitado.

    Yakón solo gruñe. Guarda a Sandslash en la ball y lanza a su siguiente pokémon.

    Al principio, me preparo mentalmente. ¿Que ataques serían buenos para vencer a un Excadrill?

    Quizás algo de fuego, o lucha. Quizás pueda usar a Leavanny.

    Pero luego, de la ball sale un pokémon gigantesco. Su piel es de color verde, y tiene una mirada feroz. Sus ojos parecen relampaguear y mostrarme las diferentes formas en las que me mataría.

    - ¡Eres fuerte, colega! - exclama Yakón - ¡Mereces algo que esté a tu nivel!

    Miró de nuevo su pokémon, sin poder creerlo aún.

    Voy a tener que derrotar a Tyranitar.


    * * *


    Puedo decir por lo menos que le he dado batalla.

    ¿Scrag? Debilitado. Al igual que Tachi, Leavanny y Excadrill. Rayos.

    Solo me quedan Daru y Deino.

    Le costó muy poco vencer a Scrag y Excadrill. A Scrag lo venció usando Fisura. A Excadrill con Terremoto. A Tachi le enseñó lo que se puede hacer con Triturar y Cuchillada simultáneamente. Y Leavanny. . .bueno. Yo mismo no me explico cómo pudo ganarle a Leavanny.

    Lanzo a Daru. Tenía tiempo sin verlo. Daru mira fijamente a Tyranitar y sus cejas aumentan su tamaño, como si considerara el problema y en realidad se creyera capaz de derrotarlo.

    Tyranitar ni siquiera espera una orden de su líder. Usa Hiperrayo, y Daru usa el mismo ataque para evitar daños.

    Daru se enrosca en una Rueda de Fuego y se lanza a por Tyranitar. Salta en el último segundo e impacta en el pecho del gigantesco pokémon.

    La caida debilita un poco a Tyranitar, pero al parecer él aún tiene fuerzas.

    Tyranitar usa Furia Dragón. Daru salta, pero el ataque impacta en él. Antes de que Daru pueda recuperarse, Tyranitar vuelve a usar Furia Dragón.

    Lo usa unas diez veces. Para cuando él cree que ya ha acabado (y yo también lo creo) se detiene. Cuando el polvo deja de moverse, y el campo vuelve a estar en calma, hay una bola roja en el centro. Daru. Pero hay algo raro. Es una gran bola.

    Al liberarse, noto lo raro. Daru ya no es un Darumaka. Ahora es un Darmanitan.

    Mirarlo me trae un deja vu. El Darmanitan de mi padre era igual. Bueno, quizás más grande, pero no importa. Es genial tener uno en mi equipo. Me recuerda a él, y me hace sentir que tenemos algo en común.

    Pero a Tyranitar no le importa. Quizás Darmanitan está recién evolucionado, pero también luce cansado. Un par de Hiperrayos más tarde cae debilitado.

    Lo encierro en la ball. Ya tendré tiempo para hablar con él.

    El último pokémon que me queda: Deino.

    Lo saco de la ball. Espero que haya meditado.

    Deino me mira y gruñe. Luego recuerdo que él es Deino. Él no medita.

    Deino carga un Cometa Draco hacia mí, pero luego su cabeza (es raro decir “sus ojos” ya que no los veo) inspeccionan el lugar, y al ver a Tyranitar le lanza el ataque, como si él lo valiera más. No debo ser malinterpretado. Mejor que sea Tyranitar y no yo.

    Tyranitar recibe el ataque, y se enoja. Lanza un Hiperrayo, pero Deino lo esquiva y lanza otra Cometa Draco. Luego vuelve a esquivar el ataque que Tyranitar le manda, y ejecuta el ataque una vez más.

    Deino esta brincando de alegría ante su batalla. Él es genial luchando.

    Luego me mira, y vuelve a fijar su atención a mí. Me lanza un Pulso Dragón, y me veo obligado a esquivarlo. Deino se acerca a mí gruñendo, y me enojo - ¡Oye! Vence a Tyranitar. ¿Acaso le tienes miedo? Prefieres matar a un humano sin poderes, ¿cierto? Patético.

    Funciona. Logro herir el orgullo de Deino, y le lanza un Pulso Dragón a Tyranitar.

    Deino usa Enfado. Combina todos sus ataques tipo dragón y los lanza a una velocidad sorprendente. En un par de segundos, el lugar se llena de ataques cómo Dragoaliento o Furia Dragón, hasta que Tyranitar cae de rodillas.

    Casi sonrío, pero en un momento Tyranitar usa recuperación, y está como nuevo.

    Deino ruge, y no se si dice “¡No es justo!” ó “¿Eso es todo lo que tienes?

    Tyranitar carga un Hiperrayo, y Yakón se ríe - ¡Alto muchacho, que no estamos en un torneo!

    Tyranitar obedece y detiene la batalla.

    Me quedo en Shock. Estaba empezando a preguntarme cuantos meses tendría que quedarme en Ciudad Fayenza antes de derrotar a ese Tyranitar.

    Yakón vuelve a reírse, divertido - ¡Debiste ver tu cara! ¿En serio creíste que te pondría a derrotar a uno de mis mejores pokémon? Para nada. Solo era una prueba, y la has pasado. Ahora sabes que no debes preocuparte por la idea de que esos tipos me derroten. ¡Les daré una buena!

    Satisfecho, abre su maletín, y me entrega la medalla Temblor.

    Sonrío, y guardo a Deino. Luego pienso en algo - ¿Como voy a subir, con mi base destruida y esos tipejos esperandome arriba? - generalmente no me preocuparía, pero ahora solo me queda Deino.

    Y Yakón no contesta. Solo saca una ball, y pronto un Sandslash crea una ruta usando taladradora.

    Veo el agujero. La salida está muy lejos.

    Le tengo fobia a estar enterrado vivo. Es una de mis pesadillas. De ninguna manera voy a entrar ahí. Pero al decirle eso a Yakón, el sonríe y me obliga a entrar, mientras uno de sus pokémon usa Tierra Viva para subirme.

    Al salir, lo hago aterrado, pero intacto. Y con la medalla Temblor, ganada por mi pokémon más rebelde. Al menos no todo salió mal.
     
    Última edición: 7 Enero 2015
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    Graecus

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    Pokemon FanFic - Henry en Teselia
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    Total de capítulos:
    25
     
    Palabras:
    1385
    Capítulo XXI


    «Torneo Mundial Pokémon»


    Lucie y Owen encontraron algo que hacer mientras yo luchaba contra Yakón. Inscribirse en el Torneo Mundial Pokémon.

    Es algo fácil. Una vez al mes los líderes de Teselia van al sur de Ciudad Fayenza a enfrentarse a los entrenadores con su equipo completo. El resto del tiempo es como una Liga Pokémon más pequeña y mucho menos respetada. Dieciséis personas se inscriben y se van creando batallas hasta que solo uno gana. Imagino que debe ser emocionante, además de los premios. Las dos primeras veces* que se gane un torneo te darán un kit con todas las vitaminas existentes para tus pokémon. La tercera vez, piedras elementales, y van aumentando el valor en las veces siguientes.

    Lucie está fijándose en las debilidades en cuanto a ataque, defensa y demás de sus pokémon, según ella para “ya saber a quién darle cuál vitamina cuando gane”.

    - Eso es precipitarse - le informo sonriendo con suficiencia - si yo me inscribo, tendrás que hacer una lista de “vitaminas que les pondrias a tus pokémon si por milagro Henry no gana”.

    Lucie me lanza una mirada retadora - ¿Ganarme? Tú aún no conoces mi poder, Henry.

    Así que, cómo es de imaginarse, me inscribí.

    El torneo comenzaba en dos horas. Vi a Owen frustrado tratando de entrenar al máximo su Pawniard. La razón de que Owen estuviera frustrado no era Pawniard, sino que Zoe se había transformado en un Cubchoo, y no paraba de llorar. Era obvio que lo hacía a propósito para molestarlo.

    Cubchoo/Zoe dejó de llorar cuando Pawniard evolucionó a Bisharp luego de derrotar un Gulpin salvaje.

    Se me ocurrió entrenar, pero no quería sobreexplotar a mi equipo. Estaban exhaustos luego de la batalla con Yakón, aun cuando los había llevado a un Centro Pokémon.

    Saqué a Darmanitan. De nuevo, que alcanzara su evolución máxima me dio el impulso de acabar con su mote, como pasó con Excadrill y con Leavanny luego de unos días.

    Coloqué mi mano en su frente, justo arriba de donde sus cejas se unían. Hacía eso con el Darmanitan de mi padre cuando era niño. Puedo sentir de nuevo el calor en la parte inferior de mi muñeca, y esta vez debo retirarla demasiado pronto, por las vendas en mi brazo.

    Entreno con él un poco, para que se adapte a su nuevo cuerpo. Debe ser raro ser de repente el más grande del equipo, cuando antes era uno de los más pequeños.

    Cuando guardo a Darmanitan en su ball, ya las dos horas han pasado.

    * * * * *

    Pasan tres batallas antes de que alguno de los tres sea elegido en la pantalla. Las batallas son al azar.

    El primer nombre en la pantalla es una chica. Ella se agarra de su Kadabra, y se teletransporta hasta su puesto de combate, haciendo que la gente aplauda.

    El siguiente nombre es Owen. El sonríe, y salta desde su barandilla. Lucie se asusta un poco, pues estábamos a cinco metros de la arena, pero de pronto Zoe se transforma en un Salamence y lleva a Owen en su lomo hasta su puesto, para volver a su cuerpo normal. Seguro eso ya estaba planeado. Puede que a Zoe le guste molestar a Owen, pero nunca lo haría caerse en medio de un torneo.

    Owen recibe más aplausos, y la chica se cruza de brazos, molesta. Ellos son los primeros en hacer una entrada planeada. Espero que eso signifique que esa batalla valdrá la pena. Tuvimos que soportar media hora con un par de Sentret golpearse el uno al otro solo con placajes.

    El árbitro da la señal, y ambos entrenadores lanzan sus pokémon a la arena.

    El pokémon de la chica es un Umbreon Brillante. Se ve increíblemente poderoso y elegante. Sus anillos azules parecen brillar con luz propia. De nuevo, la chica se convierte en la favorita del torneo.

    El pokémon de Owen es Tyuga. Pero Tyuga ya no es un Tirtouga. Ahora es un Carracosta.

    Tyuga causa sorpresa en los espectadores. Según tengo entendido, se creía extinto. Recuerdo haberlo capturado en lo más hondo del mar, en camino a Ciudad Porcelana.

    - Umbreon, ¡Usa Finta! - ordena la chica. Umbreon salta y golpea rápidamente a Tyuga, además de mantenerse cerca.

    - Carracosta, Poder Pasado.

    Carracosta* lanza varias rocas hacia Umbreon sin ni siquiera tocarlas. Umbreon esquiva algunas, pero al no poder con todas es golpeado.

    - ¡Electrocañón! - ordena la chica. Umbreon empieza a cargar una gigantesca esfera eléctrica, y tiene que afincar sus patas en el suelo para mejorar la puntería. Gracias a Finta, el ataque será más potente.

    Pero la chica no pensó en algo.

    - ¡Ahora! - ordena. Owen se queda callado, esperando. Umbreon lanza la gigantesca esfera, y todos los espectadores se quedan sin aliento cuando el ataque impacta.

    Absolutamente nada. La esfera atraviesa a Carracosta, y la piel de este se llena de estática, pero por su tipo roca secundario no sufre mucho daño. Carracosta ni siquiera parpadea.

    - Acua Jet - ordena Owen.

    Carracosta atacó rápido, pero Umbreon fue más rápido aún. Se movió a un lado, esquivando el ataque, y usó Cola Férrea. Carracosta cayó, pero se levantó rápidamente.

    Owen parecía meditar. No tenía idea de lo que estuviera pensando hacer luego.

    - Tormenta de arena - ordenó de repente.

    El ataque fue ejecutado, y de pronto muchos espectadores tuvieron que alejarse un poco para evitar que la arena les entrara en los ojos.

    Todos se quejaban de no poder ver demasiado. Yo, Lucie, y los que estaban cerca de nosotros podíamos ver a Umbreon mirando en todas direcciones. El sonido del viento impedía que el pequeño pokémon tipo siniestro pudiera oír las órdenes de su entrenadora. Movía su negra cabeza en todas direcciones, preparándose para cualquier ataque.

    Y luego, de un lado del campo, bastante cerca de Umbreon, se había ejecutado el ataque Escaldar.

    Umbreon saltó, asustado. Del otro lado, la tierra se movió y se rompió en fragmentos, moviéndose hasta Umbreon, quien trataba de escapar. La tierra dejó de moverse y Carracosta salió de allí.

    Umbreon lanzó un Hiperrayo como ataque desesperado. Pero Carracosta lo esquivó con facilidad y usó Cuchillada, lanzándolo a varios metros.

    La tormenta de arena amainó. La entrenadora de Umbreon vió horrorizada a su pokémon en el suelo. Umbreon se levantó rápidamente y trató de dar batalla. Usó Imagen, un ataque que funcionó bastante bien en sus circunstancias, pero ya Carracosta tenía suficiente ventaja para dejarse vencer de repente.

    Carracosta alternaba ataques tipo agua y roca, llenando el estadio de rocas voladoras y chorros inmensos de agua enfrentándose a Umbreon. Todos los ataques daban en el blanco, pero Umbreon se negaba a perder, cada vez con más golpes que la anterior.

    - ¡Alto! ¡Alto! ¡Me rindo! - gritó la chica, aterrorizada. Carracosta se detuvo, y Owen lo guardó en su pokeball. La chica corrió hacia su Umbreon y lo acunó en sus brazos. El árbitro le dió la victoria a Owen, y él empezó a caminar de vuelta hacia nosotros. No hubo gritos por la victoria ni algo por el estilo. No era culpa de Owen. Él y Carracosta habían dado una buena pelea. Pero el hecho de que la chica se hubiera ido llorando con un pokémon herido no era motivo de alegría.

    Owen se sentó, con una sonrisa resignada. Lucie se aferró a su brazo - lo hiciste bien.

    - Gracias - fue todo lo que dijo.

    El siguiente combate era entre un médium y un chico con un Golduck. Finjo estar concentrado en el combate frente a mí mientras mentalmente hago estrategias para cuando mi turno llegue.

    _______________________________________________________________________________
    *En los videojuegos, cada vez que se gana el torneo se gana 1 Punto de Batalla (PB) con la cual puede comprarse una vitamina. He decidido eliminar los puntos de batalla en el Fic y hacer que a los ganadores les den premios completos.

    *Al principio, Henry lo llama Tyuga porque cree que aún es ese su mote. Luego al ver que Owen llama a Carracosta por su nombre, Henry hace lo mismo.
     
    Última edición: 7 Enero 2015
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    Graecus

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    Palabras:
    2205
    CapítuloXXII

    "Sorpresa y Recuerdos"


    Varios dias han pasado desde el final del Torneo Mundial Pokémon. Ya se ha declarado el ganador, quien ha ganado un huevo pokémon. Y a pesar de lo genial que es eso, el torneo termina con horror y lagrimas.

    ¿Porque?

    Luego de la batalla de Owen, no pasó mucho antes de que Lucie fuera llamada a luchar. Ella sonrió y bajo hacia la arena. Su contrincante era un chico de cabello verde oscuro y con una cria de Joltik en su hombro. Luego de quince minutos, un muy lastimado Golem fue limpiamente derrotado por el Servine de Lucie. Los vitores que le lanzaron a Lucie fueron tantos que temí quedarme sordo. Incluso algunos chicos que estaban cerca de nosotros nos preguntaban por ella, quizas con intenciones de una cita, y Owen les lanzaba miradas asesinas.

    Y me dí cuenta de que vencer a Lucie (si llegabamos al caso) sería difícil.

    Por pura mala suerte, fui el ultimo en luchar. Me tocó contra una chica morena de ojos negros, que apenas me prestó atención. Quizas para ella yo era otro numero más.

    La chica tenía un Thyplosion, un pokemon bastante raro en Teselia, por lo que me dejó babeando por unos segundos. Thyplosion era mi tipo de pokemon de fuego, al igual que Darmanitán. Una enorme y poderosa explosión de fogosidad (tanto metaforica como literalmente hablando). Usé a Darmanitán.
    La batalla fue dura. Su Thylosion no podía estar mejor entrenado, y a simple vista era obvio que era mas fuerte que mi Darmanitán. Pero no perdí la compostura. Darmanitan poseía a su favor el poder usar sus enormes manos, mientras Thyplosion debía contentarse con explosiones de poder y ataques a distancia, pues atacar con sus garras lo dejaba bastante expuesto. Para ventaja de Thyplosion, el antes habia sido un Quilava, por lo que su Rueda de Fuego era injustamente perfecto.

    Luego de que los primeros veinte minutos pasaron, mi Darmanitán se encontraba bastante agotado, por lo que, de la nada, su cuerpo cambió a Modo Daruma. Era algo nuevo, y me pareció genial. Aunque luego me di cuenta de que no podia mover su cuerpo, y me sentí desesperado al no saber que hacer.

    Thyplosion atacó, y Darmanitán simplemente desvió el lanzallamas que Thyplosion le habia lanzado, no se con qué ataque. Quizas fue Psiquico. El hecho es que al ver eso, y al notar que levitaba unos milimetros encima del suelo, entendí del todo el cambio. Le ordené usar todos los ataques psiquicos que me sabía. De esos, solo pudo usar Psiquico y Psicorrayo. Le ordené usar Recuperación, y de la nada su cuerpo se despegó y el color rojo volvió a su cuerpo, en vez del azul verdoso que habia tenido en su modo Daruma.

    En un impulso, decidí combinar entre ataque directo y ataque psiquico y le ordené usar Cabezaso Zen.

    Por un momento creí que sus ataques psiquicos se limitaban a su modo Daruma, pero mi preocupación murió allí. Darmanitan efectuó el ataque, golpeando a Thyplosion con toda su fuerza. Thyplosion se debilitó, y la chica, en ves de sacar a su proximo pokémon, alzó la mano y se rindió, tan calmada como si solo estuviera pidiendo permiso para ir al baño. Creo que se sintió ofendida por ser derrotada por mi.

    Personas Orgullosas, que remedio.

    Y así terminó el primer dia. Nos dieron alojamiento en un hotel, por ser los participantes del TMP que quedaban en pié. Solo habian dos camas. Owen y yo ibamos a dejar a Lucie dormir sola en una de las camas, pero de la nada Deino salió de su ball y comenzó a causar problemas.

    Deino se montó en nuestra cama y la olisqueó. Luego de unos segundos, se sentó en el centro, y puso la mirada mas alegre que le había visto desde que lo conocí.

    Super tierno, ¿no?

    No. Deino estaba feliz porque creía que tenía una cama para el solo.

    Deino amenazó con morder a cualquiera que tocara su cama. No lo hizo con palabras, sino con hechos.

    Me tomó dos horas y todo lo que había aprendido de mamá sobre regaños para que Deino me dajara acostarme a su lado. Pero apenas Owen lo intentó, Deino le gruño con enojo. Al parecer solo me dejaba dormir con él porque me lo había ganado.

    Owen empezaba a protestar cuando Lucie se encogió de hombros - Puedes dormir conmigo, sabes.
    Asi que Owen se sonrojó y tuvo que contestar dandole la espalda, cosa que por alguna razón Lucie no notó.

    Owen tardó casi una hora duchandose, hasta que el olor a limón del jabón barato del hotel estaba impregnado en cada centimetro de su cuerpo. Sabía que Owen no querría oler mal si dormía con Lucie, pero aquello era ridículo.

    Y, adormilado, con Owen y Lucie durmiendo en la otra cama, y Deino extrañamente acurrucado a mi cuerpo, me quede dormido.

    ***

    Al dia siguiente, me desperté poco después que Lucie. Por un breve momento (y digo breve. No me gusta ella) entendí lo que veia Owen en Lucie. Ella tenía el cabello hecho un lío, sus ropas arrugadas, y una mirada fria, medio enojada por estar despierta y adormilada, y por unos segundos me pareció increiblemente ardiente. Luego deseché el pensamiento con la misma velocidad.

    Owen parecía pensar lo mismo, solo que él casi se babeó encima al verla. Siempre que ibamos a ver a Lucie en las mañanas ella ya estaba vestida y arreglada, nunca de esa forma. Lucie estaba tan dormida que no se dió cuenta, solo fue al baño a ducharse mientras Owen se regañaba a si mismo por ser un libro abierto en cuanto a pensamientos.

    Pasamos de esa forma dos dias mas, hasta que acabó el Torneo. En semifinales, Lucie perdió su batalla, quedando eliminada. Me gustaria decir que fui yo quien la derrotó, pero honestamente yo habia perdido el dia anterior contra un Heracross. Sin embargo, Owen llegó a la final.

    Esa noche hicimos una pequeña y privada fiesta, prometiendo hacer una mas grande si Owen ganaba. Incluso Owen compró algo de licor, cosa que Lucie aprobó. Me hizo sentir por un momento que era el mas inocente de los tres (super chistoso, lo sé).

    Solo tomamos cuatro...litros. Exactamente lo que pasa cuando no hay adultos supervisando. Owen no tenia peligro de amanecer con resaca, pues su batalla final era al atardecer. Aun asi...fue demasiado. Al menos para nosotros.

    Creo haber visto a Lucie acostada con Owen, ya a la hora de dormir, con su cabeza descansando en el pecho de él y jugando con su cabello y diciendose cosas entre ambos. No sé. En ese estado, no me habría parecido raro que Deino me hablara de la nada.

    ***

    Y, al día siguiente, luego de una fuerte y dolorosa resaca, Owen estaba listo.

    Su retador ya era conocido por sus encuentros. Yo mismo había visto su poder. Cada uno de sus pokémon estaban perfectamente entrenados, y sabían que hacer sin que él diera una orden. Uno de esos pokémon era un Magnezone, bastante poderoso, y fue el que dicho chico sacó contra Owen.

    Owen usó a su Carracosta. La batalla solo duró unos minutos. Magnezone usó potentes ataques electricos, y pronto Carracosta había caido debilitado.

    Owen parecía frustrado. Guardó a Carracosta, y sacó a Zoe. Creo que esperaba que al ser mas pequeña, pudiera escapar de ataques electricos mas facilmente.

    Sea así o no, funcionó. Zoe era rapida y astuta, por lo que pudo ganarle a Magnezone aprendiendo a prever sus ataques. Por ejemplo, la antena de Magnezone brillaba un segundo antes de lanzar un ataque. Así que Zoe usaba Agilidad cada vez que la antena se encendía, y esquivaba el ataque con aparente facilidad, para posteriormente usar Pulso Noche.

    Una vez que Magnezone perdió, el chico sacó un Archeops.

    - Ese tipo es poderoso - dije - no me sorprende que haya llegado a la final. ¿Que piensas?

    - Es guapo - dijo ella, aunque no parecia que le gustara. Solo era un comentario - y no parece importarle que su Magnezone se haya debilitado.

    Asentí, mientras Archeops atacaba a Zoe con Hiperrayo.

    Zoe dió batalla antes de caer. Podía ser rapida y atacar más rapido aún, pero no podía competir contra los años de entrenamiento que ese chico le habia dado a su Archeops.

    Owen sacó entonces a Bisharp, quien logró derrotar a Archeops en una dura batalla.

    El chico sonrió - ¿Estas seguro de que quieres continuar? El siguiente pokemon que sacaré no ha perdido nunca, y a decir verdad nunca lo habia usado, a menos que fuera realmente importante.

    Owen miró por unos segundos los ojos verdes del chico, confundido. Luego de unos segundos, asintió.

    El chico extendió sus sonrisa, y lanzó la ball.

    La masterball rodó hasta estar a menos de quince metros de Bisharp. Luego se abrió.

    Al principio, cuando comenzó a crecer, creí que era un Ditto.

    Luego pense que era un Blasiken.

    Luego dije "Esa cosa debe ser un Groudon".

    Luego...nada. Me quedé estatico, al igual que las otras doscientas personas que veian la batalla.

    Recordé una de las historias que me contaba mi padre, hasta pocos dias antes de morir. Kyurem habia llegado de la nada, caido del cielo en un cometa helado (recordaba preguntarle a mi padre si el cometa estaba hecho de helado de chocolate, y el decía que sí luego de reirse). El cometa cayó en un pequeño pueblo, y Kyurem empezó a causar estragos. No soportaba a los humanos. Papá me decia que Kyurem los congelaba, pero a los catorce descubrí que en realidad los mataba. El solo me mintió para evitar traumarme.

    Pasaron varios meses, y el pueblo hacia de todo por sobrevivir. Cuando parecía que Kyurem estaba en su maximo poder y que la humanidad estaba perdida, Arceus se compadeció y creó a dos pokémon para salvarnos.

    El primero, Reshiram, salió de lo mas profundo de la tierra. Su cuerpo era rocoso y por sus grietas podían verse corrientes de lava. Tratando de volar (decía papá), descubrió que su cuerpo era muy pesado y usó toda su energía en comprimirse a si mismo. Las rocas resultaron no ser mas que carbón, y como el carbón convirtiendose en Diamante ante la presión, Reshiram surgió de su anterior cuerpo en un majestuoso dragón blanco. Aún así, venía de la tierra, desde el Inframundo, según expertos. Asi que parte de él era Malicioso.

    El otro, Zekrom, bajó del cielo. Las nubes de tormenta irradiaban el lugar, y Zekrom fue hecho de los rayos. Un pokémon hecho de rayos, volvía ruina todo lo que lo rodeaba, asi que Zekrom, evitando lastimar a las personas, decidió formar su cuerpo de otra cosa que se encontraba en esa tormenta: oscuridad. Su cuerpo se tornó negro como la noche, y toda su electricidad se cargó en su cola y en una punta de su cabeza. Pronto se hubo convertido en un dragón negro igual de majestuoso. Por muy violento que se viera, Zekrom tenia un corazon compasivo.

    Ambos, Ying y Yang, derrotaron a Kyurem, quien para evitar morir se congeló a si mismo, en un sueño que duraría milenios.

    Papá decía que estos pokémon cada milenio conocían a algun ser humano que compartiera su filosofía, y era probable que los dos dragones tuvieran un entrenador con el cual se fortalecian y obtenían sabiduría, hasta que el entrenador moría de vejez y el par de dragones volvía a su descanso "eterno". Siempre me entusiasmé con la idea de tener uno de los dragones en mi equipo.

    Obviamente, era solo una historia. Las leyendas dicen que Reshiram y Zekrom eran uno solo hace milenios, hace tanto tiempo que su nombre había sido olvidado, pero el pokémon tenía pensamientos contradictorios. El uno de sus lados pensaba que los pokémon sufrian con los humanos y debían ser separados. El otro lado decía que los humanos y los pokémon eran felices, sin embargo, no todos deberían ser capturados.

    Fueron tanas las disputas de ambas partes en su propia mente que decidieron separarse. Uno de ellos buscaría que los humanos vivieran solos, sin pokémon; y el otro buscaría que los humanos y pokémon vivieran en armonía, sin necesidad de capturarlos y obligarlos a pelear entre sí.

    Obviamente, a pesar de ser legendarios, no podían hacer eso solos. Además, al liberarse, se creó una explosión que acabó con la vida en Teselia por siglos. Cuando la humanidad volvió a la región, Reshiram y Zekrom trataron de lograr su objetivo, pero ambas ideas no eran del agrado de los humanos.

    Al no poder hacer nada solos, se refugiaron en la torre Duodraco, descansando en forma de Orbes. Según la leyenda, algún día uno de los dragones conocería a alguien que compartiera su filosofía, y ambos, entrenador y dragón, lograrían su objetivo o aprenderían a aceptar que la vida era imposible de cambiar.

    Ahora, el chico que luchaba contra Owen tenía consigo al pokémon legendario de la imaginación. El pokémon que decidió que los pokemon y humanos debían vivir en armonía. El pokémon que, según papá, se había formado de electricidad y oscuridad.

    Zekrom.
     
    Última edición: 7 Enero 2015
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    Graecus

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    Hola :3 Vengo a mandar un nuevo capítulo. Bueno, este seguramente me salió muy triste y retorcido, y deja una incognita al final. No me odien (? estoy tratando de no hacer mi fic tan predecible y cambiarle ligeramente la trama. Quizás (Quizás) el siguiente capítulo sea en un POW diferente al de Henry, para explicar que hacían Owen y Lucie mientras Henry vivió lo que se muestra en este capítulo.

    Sin más que decir, buenas noches y no se traumen (?

    Capitulo XXIII


    "Miedo y nostalgia"
    Zekrom irradiaba poder, estática y oscuridad. Todo alrededor se envolvió en una espesa aura de bruma. El viento llegó de la nada, golpeando mi estupefacta cara mientras las nubes se reunían alrededor del enorme dragón legendario. Todo oscureció, y una llovizna comenzó a caer.

    Owen miraba a Zekrom, con una mezcla de miedo y sorpresa. Zekrom dió un grito, y pude ver a Owen estremecerse. Lucie se abrazó a si misma, titirando un poco por el frio.

    El chico de ojos verdes sonreía. No con malicia ni con arrogancia. Parecía feliz de tener a Zekrom fuera de su masterball.

    Owen se recompuso poco a poco, pero parte de él sabía que no podría ganar. Aun así lo intentó - Bisharp, usa Gigaimpacto.

    Bisharp no dudó. Corrió, su cuerpo brillando eventualmente ante los rayos que creaba la tormenta, y saltó al encontrarse lo mas cerca de Zekrom. Bisharp estaba listo para taclearlo, sin embargo, Zekrom pudo desacerse de el facilmente. Alzó con energía uno de sus brazos, para posteriormente golpear a Bisharp, con tal fuerza que lo hizo volar varios metros.

    Bisharp rodó, y al momento una centella, un chispazo, y pude ver a Bisharp esquivando ataques lectricos con velocidad, saltando y derrapando en el suelo.

    Bisharp esquivó un ataque y se lanzó a por Zekrom, y ante la sorpresa de todos, combinó ataques. Primero usó Eco metalico, ataque que hizo que gritaramos mientras protegiamos nuestros oidos, pero que también hizo gruñir a Zekrom. Luego, usó Defensa Ferrea, y su cuerpo se volvió completamente de acero. Y, en el aire, brillante y de color acero pulido, le dió a Zekrom un Ultrapuño.

    Me quede estupefacto al ver a Zekrom caer. No debilitado, pero...Lo. Había. Hecho. Caer.

    Eso era un logro. Y además, Bisharp acababa de crear el Puño Acero.

    Zekrom se levantó, y se alzó en los cielos. Su cola tenía una turbina que lanzaba pequeños chispazos, y entre la oscuridad y los rayos y la lluvia, se veia impresionante y poderoso.

    - Zekrom, dijo el chico, su largo cabello verde ondeando por el viento - Ataque Fulgor.

    Zekrom rugió, la turbina de su cola empezó a moverse con mayor rapidez y soltar un chillido estridente. Lo que antes era una brisa se convirtió en una verdadera ventisca. La lluvia subió en tamaño y las nubes comenzaron a lanzar rayos bastante cerca de las gradas. Todo se salia de control, y allí estaba Zekrom, todo perfección y omnipotencia, destilando energia y cargando su cuerpo para usar su mejor ataque.

    Y ahí, en medio de la derrota inminente de Owen, de la demostración del poder de Zekrom y de una de las tormentas mas grandes de mi vida, pude ver que el chico dejó de prestar atención, mirando su intercomunicador. La pantalla se encendió y el estuvo viendola por medio minuto, y luego, de la nada, corrió hacia la masterball y la agarró, para posteriormente cambiar la orden - ¡Usa Vuelo! ¡Ahora!

    Toda la energía de Zekrom se apagó. El chico se montó en su dragón legendario, y ambos se perdieron en el horizonte.

    La mayoría de las nubes se fueron, pero la llovizna continuó. Owen se encontró solo en la arena, mojado, confuso y (por pura suerte) campeón.

    Todos estaban en silencio. Ese habia sido uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Y luego escuché la voz del presentador del torneo.

    - A pesar de todo lo que ha pasado hoy, el candidato "N" se ha retirado del torneo, por lo que queda eliminado. ¡Démosle la bienvenida a Owen, el ganador del torneo, y a la batalla final más épica de todos los tiempos!

    Y comenzaron los vítores, y los aplausos y las emociones. Lucie bajó las gradas como una posesa, y medio abrazó medio tacleó a Owen, dandole un beso en la mejilla. Bisharp se arrodiló, quizas en plan de felicitar a Owen, y Owen se liberó de Lucie para abrazar a su pokémon. Y entonces todos bajaron de las gradas, dispuestos a felicitar a Owen.

    Por todas las cosas diferentes, el premio al campeón también lo fué. Owen recibió un Huevo azul celeste. Owen sonrió, y el huevo fue llevado al centro pokémon para que lo reclamara al día siguiente.

    Lucie estaba animando a varias personas a ir con nosotros al hotel y hacer una fiesta. Sería algo loco, y mucho peor que el día anterior, e incluso puede que haya sido increible.

    Me gusta recordar esa noche. Owen sonriendo, mientras todo el mundo le hacía todo tipo de preguntas. Lucie invitando a extraños a hacer una fiesta alocada en el ultimo dia del hotel. La lluvia y los pequeños truenos retumbando en todo el lugar.

    Fue el ultimo momento en calma por días.

    Aproximadamente quince minutos después de que Owen ganó, se creó el caos.

    ***

    Recuerdo cada segundo, de cuando las risas y los vítores se convirtieron en llanto, en sangre y cuerpos huyendo por todas partes. En donde la vida y la alegría de ser joven se convirtió en miedo y nostalgia.

    Fue cosa de un segundo. Una chica rubia estaba coqueteando con Owen. Instantes después, se oyó un silbido. Y la rubia, y otras cuatro personas, solo cayeron al suelo, con pedazos de hojas sobresaliendo de su cuerpo. Nada de gritos. Ni siquiera una expresion de dolor. La chica debió de haber muerto entre una risa y la insinuación para llevarse a Owen a la cama, la frase en sus labios.

    Owen retrocedió, asustado, y desde el cielo se pudo ver una figura enorme, que batía las alas con fuerza, antes de lanzar otro ataque de Hoja Afilada. Owen corrió, y pude verlo mirar a todos lados, frenético. Buscando a Lucie, seguro. Pude saberlo por sus ojos. La mirada frenética que daba a todos lados, como rogándole a Arceus que Lucie se encontrara bien. Luego de unos segundos, pareció encontrarla y se perdió de mi vista.

    Corrí con todas mis fuerzas, alejandome de todos. Eventualmente, Darmanitan salió de su pokeball y usó Nitrocarga. El fuego era suficiente para que las hojas murieran antes de acercarse a mí, por lo que varios chicos se refugiaron en Darmanitan y algunos otros sacaron sus pokémon de fuego.

    La gente corría hacia la salida. Todo era llanto, miedo y gritos. Yo mismo estaba gritando. Y los que no lo hacían, era porque su vida ya había abandonado su cuerpo, y se encontraban en el suelo.

    Corrí hacia la salida más cercana. Estaba llegando, cuando la entrada simplemente fue bloqueada. Con hielo.

    Un chico trató de romper el hielo. Golpeó la fina capa de hielo con su puño.

    Se rompió la muñeca. Minutos despues varios pokemon de fuego trataban de derretir el hielo. Nada. Nos habían bloqueado la salida.

    Las entradas bloqueadas, y ese pokémon misterioso lanzando Hojas afiladas, causando muerte y miedo a diestra y siniestra. Y cuando pensé que no podía ser peor, la tierra comenzó a sacudirse.

    ¿Puedes tener una idea del caos? Para algunos ya era mas que suficiente. Me gustaría decir que el terremoto no trajo más destrucción que la desmoronación de todo el estadio. Estaría mintiendo. Pude ver personas, algunos niños, dar sus ultimos gritos antes de que el estadio se agrietara en el peor momento, y dichas personas fueran enterradas en cemento.

    Y aún el derrumbe del estadio no significaba nuestra libertad. Pude ver un pokémon de mas o menos mi tamaño, usando Rayo hielo par cubrir lo que las paredes dejaban al descubierto al derrumbarse. Basicamente, su cuerpo era un gran trozo de hielo con patas. Lo que se suponia eran sus ojos solo eran pequeños puntos blancos, creo que nueve, en columnas de tres. y alguna luz se encendía en dichos puntos cada vez que el pokémon atacaba.

    No necesité buscar su nombre en la pokédex. El lo gritó, antes de lanzarme un Hiperrayo - ¡Regice!

    Salté, y esquivé el ataque por milimetros.

    Mire hacia arriba, antes de levantarme y correr. Seguía lloviendo, los rayos caían con mas fuerza ahora, y uno de ellos iluminó lo suficiente como para dejarme ver al pokémon que seguía lanzando Hojas Afiladas. Era un Tropius.

    Y, segundos después, estaba yo corriendo, alejandome de todo. Compartiendo el deseo de todos los que se encontraban allí: sobrevivir.

    ***

    Llanto. Gritos. Enojo. Frustración. Suplicas.

    Era una pesadilla convertida en realidad.

    Nadie podía acabar con Tropius o con Regice. Para eso se necesitaba concentración, y poder tener espacio para lanzar ataques. Tropius se encargaba de lo primero, haciendo que correr fuera el unico medio para sobrevivir. Y Regice se encargaba de lo segundo, atacando al azar en cada momento y cubriendo el estadio de hielo, dejando a mas de cien personas en un amplio estadio corriendo como locos y tropezando unos con otros.

    Darmanitan paró su nitrocarga, y por puro impulso me monté en su lomo. Solo lo habia hecho un par de veces, con el Darmanitan de mi padre, a los cuatro años. Pero no me importaba, y a Darmanitan tampoco. El solo corría, mientras yo me enganchaba, agarrandome a su pelaje.

    - ¡Allí! - grité. Habia una zona, en donde Regice no habia seguido usando su Rayo Hielo. Empezaba a desquebrajarse, como consecuencia del temblor. Darmanitan entendió y comenzó a escalar hacia el muro de hielo.

    Estabamos cerca. Podía verlo. Darmanitan solo debía dar un salto y seríamos libres.

    De la nada, Tropius lanzó un latigo cepa y mandó a Darmanitan al suelo.

    Pude haber muerto en la caida, si Darmanitan no me hubiera agarrado y usado su cuerpo para protegerme. Aún así, me soltó sin querer por la fuerza de la caida, y mi espalda golpeó el suelo. Tosí y traté de respirar, mientras mis pulmones recordaban como hacerlo. Revisé la mano con la que cubrí mi boca al toser. Tenía un par de gotas de sangre.

    Genial. Me levanté y miré a Tropius con enojo. Y entonces tuve una idea.

    Saqué a Leavanny. Mire a mi alrededor y ví a Regice ocupado creando una pared de hielo. Bien.

    Guardé a Darmanitan y le dí la pokeball a Leavanny. Debía apresurarme, o Tropius podría matarme de la nada.

    - ¡Lanzala con latigo sepa! - ordené a Leavanny luego de darle la ball de Darmanitan.

    Leavanny se retorció en un angulo de lanzamiento, y segundos despues mi pokeball estaba volando. Cerca de la altura de Tropius, Darmanitan salió de la ball.

    - ¡Envite Igneo! - le ordené a Darmanitan. El orangután de fuego comprendió, y luego de recubrirse de fuego azulado, se preparó para impactar a Tropius.

    A menos de medio metro de golpear a Tropius, su cuerpo se estrelló contra algo y cayó al estadio, revolviendo el lugar de tierra.

    No entendía nada. ¿Que pasó?

    De la nada, Leavanny me empujó. Segundos después, donde yo había estado antes, Leavanny yacía congelado.

    Miré hacia mi izquierda. Regice parecía enojado, con todo el enojo que puede mostrar un pokemon con nueve puntitos en vez de ojos.

    - ¡Regice! - gritó, lanzando otro Rayo de Hielo hacia Leavanny. Este hielo era diferente. Una sola y pequeña capa habia resultado ser irrompible. Ahora Leavanny era un GRAN trozo de hielo. Tendría que usar cien pociones Antihielo. O eso pensé. Me hubiera gustado haber podido intentarlo.

    - ¡REGICE! - gritó Regice. Y lanzó un profundo rayo. Era como un Hiperrayo, pero multiplicado por diez. Pude ver el ataque acercarse. Pude verlo cuando faltaban cinco metros para que impactara.

    Y desde ese momento, me arrepiento enormemente de no haber tenido la valentía de haber hecho lo mismo que Leavanny. Solo me quedé estatico, mientras el ataque llegaba y arruinaba mi vida de una manera inimaginable.
     
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    Ya sé, ya sé, tengo exactamente dos meses sin publicar. Pero he estado ocupado con cosas de estudio y bueno, no había podido escribir :c sin embargo, mando el siguiente capítulo por inspiración repentina y para que no termine en la casilla de abandonados xDD

    ¿Saben que me da cosa que el capitulo 24 lo publique el 24 de Agosto? .-. Bueno.


    Capítulo XXIV

    "Tormenta de emociones"

    Lucie

    Henry no estuvo conmigo por un tiempo desde que el caos se desató. Sin embargo, creo importante relatarles sobre lo que me pasó mientras el trataba de hallar una salida.

    La peor de mis pesadillas se quedaba corta, en comparación a como se encontraba el torneo.

    Generalmente yo solía preocuparme mucho por las personas, mas de lo que me preocupaba por mi misma. Eso, en ese momento, me hacía vulnerable.

    Porque a menos que lograra romper el hielo que cubría las salidas, no podía ayudar a nadie.

    Había sacado a Lampent apenas todo comenzó. Él me guiaba y me ayudaba a no ser victima de las Hojas Afiladas que atacaban a todos los que se encontraban conmigo.

    En un momento, la tierra se sacudió. Tuve suerte de estar lejos de los bordes, pero bastantes personas murieron. Generalmente me decían que yo era una chica fuerte. Normalmente no lo creía, pero si me encontraba en una situación así y no estaba demasiado asustada, entonces debía serlo. La mayoría de las personas estaban llorando.

    En un momento, pude ver a Henry montado en su Darmanitan. Noté que su cabello era casi del mismo color que el de su pokémon. Nunca me había dado cuenta.

    No pude estar pendiente de lo que hacía, porque de pronto un Rayo Hielo fue lanzado bastante cerca, y algo me jaló el brazo.

    Algo no, alguien.

    Su cabello rubio estaba sucio. Tenia su ropa hecha jirones. Enormes ojos azul electrico me miraban con enojo - ¡¿Donde rayos estabas?!

    Owen. Su Bisharp estaba a su lado. El pokémon de acero hizo una pequeña reverencia al verme, como si yo fuera de alguna manera superior a él. Raro.

    - ¿Importa? - pregunté. No dejaría que todo se centrara en mi - ¡Mira a tu alrededor! Cualquier lugar está en peligro.

    Pude ver miedo en sus ojos, y luego arrepentimiento - Cierto. Lo siento. ¿Donde está Henry?

    Noté su preocupación - lo ví hace un rato. No debe estar...

    - ¡REGICE! - gritó una voz, y de la nada Lampent estaba contrarrestando un potente Rayo Hielo con Lanzallamas.

    El Regice estaba ganando terreno. No quería tener a Lampent congelado, así que solo me moví a un lado y guardé a Lampent en su ball. Agarré la mano de Owen para no perderlo en la multitud, y corrimos.

    Regice nos siguió. Yo debía saber eso, por nuestra suerte.

    - ¡Bisharp, Revestimiento Metálico y Ultrapuño! - ordenó Owen. Bisharp se convirtió en acero puro y golpeó a Regice. El pokémon de hielo salió volando, lo que nos dió la oportunidad de escapar. Fuimos a la zona de los baños publicos, esperando que se hubiera creado una salida.

    Nada. todo estaba en grietas, pero todo en su lugar. Sin embargo, allí estabamos a salvo de las Hojas que se encargaban de atravesar a los entrenadores.

    - Vamonos - le ordené a Owen.

    Él sacudió su cabeza - Hay que pensar. No podemos solo correr sin razón...

    - ¡Estoy pensando! - le espeté - ¡¿Que ocurre si nos quedamos aquí y llega otro terremoto?!

    - ¡No es tan probable como que ese pokémon volador nos mate allá arriba!

    - ¡De acuerdo! - le dije, molesta - Si te quieres quedar aquí, bien por ti. Yo iré y buscaré a Henry e idearemos un plan para salir.

    Él me miró por unos segundos. No pude leer su expresión, pero parecía algo dolido.

    Y entonces me besó. Que Arceus lo ayude.

    Fue tan repentino que apenas pude reaccionar. En un momento me estaba besando. En el siguiente tomó mi mano, dijo "De acuerdo" y salimos.

    Estaba segura de que estaba sonrojada. Aunque el hecho de que él estuviera rojo como una baya Zreza me calmaba un poco.

    Afuera no se había calmado nada. Todo seguía en caos.

    Sabía que si creabamos una salida propia, no lograriamos mas que hacer colapsar todo el estadio. Si no moríamos, seríamos culpables de la muerte de otros cientos de personas.

    Pasamos diez minutos corriendo. Los diez minutos mas largos de mi vida.

    La gente lloraba. Cuerpos sin vida en el suelo. Un niño tratando de levantar a su madre, sin saber que ella no se despertaría nunca más. Pude imaginar a ese niño insistiendo en ir a ver la final del torneo. Imaginé a su madre negandose, diciendo que no tenian tiempo para eso. Pude imaginar al niño convenciendola al final, sin saber que esa misma noche lo perdería todo.

    Solo era parte de mi imaginación. Pero sentí tristeza.

    Una Hoja cayó de la nada y creó un corte en mi brazo. Sangre empezó a salir. Grité de dolor.

    Owen casi saltó al verme. Sus ojos se movieron con miedo, y luego ví enojo.

    Miró hacia arriba, lo cual debió ser incomodo con la lluvia. Entonces el hizo un gruñido y murmuró algo - vamos.

    Lo seguí, por supuesto.

    No era un corte profundo, por suerte. Corrimos hasta casi llegar a una de las paredes del estadio. Oré en silencio para que no se desatara otro terremoto.

    Seguía escuchando los gritos, los gemidos, los llantos. Las ordenes que les daban a sus pokemon. La lluvia atacando con toda su fuerza.

    Owen sacó a Zorua. Esta trató de secar su cuerpo sacudiendose, antes de darse cuenta de que la lluvia solo seguía y seguía. Luego desistió.

    - Necesito que mantengas la forma que te diga por el mayor tiempo que puedas, ¿De acuerdo? - Preguntó Owen.

    Generalmente Zoe ignoraba a Owen. Lo quería, eso era obvio. Sabía que Owen se preocupaba por ella, y Zoe lo quería por eso, aunque apenas le hiciera caso y se burlara de él a diario.

    Así que cuando notó su tono de voz y los gritos alrededor, dejó de lado su habitual actitud terca y asintió.

    Owen suspiró - Bien - me miró, como preguntandose si yo debía ayudarlo o si estaba más a salvo donde me encontraba. Entonces me besó de nuevo.

    Esta vez fue menos tímido y mas seguro. Tuve la inexplicable necesidad de lanzarme a su cuello. Luego volví en razón.

    - Basta - le espeté, liberandome - estas distrayendote por...

    Me di cuenta de que no soné para nada enojada por su beso. Solo enojada porque se estaba distrayendo. Mi cara se puso roja.

    El sonrió timidamente, y entonces agarró mi mano y le dió un par de ordenes a Zorua - Salamence. Ahora.

    Zoe pareció algo atonita al verlo besarme. Era increíble el hecho de que Zoe tuviera una personalidad casi humana: le gastaba bromas a Owen, lo ignoraba, sentía orgullo y razonaba. Era como mucho el pokémon más inteligente que conocía. Y según Henry, a veces se convertía en una niña para poder hablar español.

    Entonces asintió, y su cuerpo comenzó a crecer.

    Pronto un Salamence adulto rugía, sacudiendo el lugar. Temo que algunas personas huyeron despavoridas creyendo que Salamence era otro pokémon enemigo.

    Owen me hizo montarme antes que él. El cuerpo de Zoe/Salamence era cálido. Podía sentir el fuego en su interior, lo cual contrarrestó el frio de la lluvia y me hizo sentir bien. Su corazón parecía haber crecido también, y latía vigorozamente.

    - ¡Arriba! - ordenó Owen. Zoe/Salamence rugió y batió las alas. Pude notar sus gruñidos. No le era muy facil que digamos el volar con su peso.

    Sabía que tener un Zoura no era igual a tener todos los pokémon del mundo. Generalmente cuando ella se transformaba era solo una ilusión. Podía volar, pero seguía teniendo la misma fuerza de un pokémon diminuto, por lo que para volar debía enfocar la fuerza en sus alas, mientras el peso del pokémon la jalaba hacia abajo. Si ella quisiera volar sin dolor, se transformaría en un pokemon volador o la forma Cielo de Shaymin. Pero necesitaba llevarnos y defenderse. Así que el dragón era lo mejor. Siempre poseía un par de poderes del pokémon en el que se transformaba, pero era mas aconsejable que usara de su repertorio, así no se cansaba.

    Zoe/Salamence voló hasta la altura de el pokémon que estaba lanzando las Hojas Afiladas. Pude ver que era un Tropius.

    Sabía que eramos libres. Si queríamos, podiamos irnos volando. Ninguno de los entrenadores allá abajo tenía un pokémon tipo volador, y si lo tenían, estaban demasiado asustados como para usarlos. Y claro, estaba Regice. Un simple Rayo Hielo en el momento equivocado, y tanto pokémon volador como entrenador se harían papilla contra el suelo.

    Eramos libres. Pero solo un cobarde dejaría morir a los demás. Así que Owen hizo a Zoe encarar a Tropius.

    Solo para ver a un Reuniclus formando una barrera alrededor de Tropius.

    Extrañamente, Owen rió. No necesité verlo para saber que estaba sonriendo con malicia.

    - ¡BOLA SOMBRA! - ordenó Owen. Y Zoe/Salamence, quizá por querer acabar rapido, lanzó la esfera más potente que he visto en mi vida. Impactó en la barrera y la ví desquebrajarse por un momento, antes de volver a su versión normal.

    - ¡DE NUEVO!

    Zoe lanzó una Bola Sombra aún más grande. Esta vez la barrera cayó. Poof.

    Reuniclus comenzó a crear otra. Lentamente, parecía agotado. Así como Zoe.

    Entonces Owen decidió que era suficiente - Furia Dragón - susurró.
     
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    Capítulo XXV


    "Caminos Separados"



    Lucie

    Libres. Eramos libres.

    El ataque de Furia Dragón no solo acabó con el pequeño pokémon tipo psiquico, sino que también quemó las alas de Tropius, haciendolos caer a ambos al vacio. Temo que jamás sabré si sobrevivieron a la caida o murieron, y que no me importa.

    Luego, Zorua comenzó a caer, agotada. Mantuvo su forma de Salamence hasta dejarnos en el suelo, luego se desmayó, volviendo a su forma original. La agarré y se acurrucó entre mis brazos, profundamente dormida.

    Entonces, como si de una orden se tratase, ví a Regice desaparecer entre la multitud.

    En segundos, todo había acabado. Pude ver a la gente exasperada, esperando con el corazón en la garganta. Aun sin confiar en que ese era el final.

    Henry no estaba en ninguna parte. Lo buscamos por horas.

    Pero sí vimos algo. En medio de la arena, se hallaba el cuerpo de un pokémon.

    Un Leavanny. Estaba de color azul y la mirada fija en ninguna parte. Cerca de él se podían ver pedazos de hielo. Y una cicatriz en su cara.

    Entonces entendimos porque no encontrabamos a Henry. El se había ido, quizás destrozado por dentro por tener que ver morir a su pokémon.

    Poco a poco, el hielo que cubría las salidas del estadio se derritieron. Ahora podíamos salir, y no nos paramos a pensarlo dos veces.

    Esa noche, nadie podría dormir. Había demasiados recuerdos, demasiadas cosas en las que pensar, y las sirenas de los coches de los policias rodeando el lugar solo lo hacían peor.

    No podía dejar de temblar. Henry no había regresado al hotel, y cada vez que cerraba los ojos, imaginaba la posibilidad de que el edificio en el que estabamos durmiendo se viniera abajo. Al final, me levanté y abracé a Owen, quien parecía tan asustado como yo. No se lo reproché.

    - Pudimos salir - dijo él. Trataba de levantarse los animos, pero no parecía funcionar.

    - Hicimos más que eso - le recordé. Él se sonrojó y yo me reí - me refiero a que ayudamos a que todas esas personas se salvaran al acabar con Tropius. Hoy salvamos personas, Owen.

    Él asintió, aun sonrojado - lo que hice...besart...

    Lo callé - No estoy lista para hablar de eso. Necesito asimilarlo.

    Owen pareció entender. Aunque seguía avergonzado.

    - Y...solo por curiosidad...¿lo hiciste porque querías o porque pensaste que ibamos a morir?

    Owen se sonrojó aún más. Parecía querer decirme con la mirada todas las cosas cursis habidas y por haber. Luego solo sacudió la cabeza - no estoy listo para responderte eso.

    No insistí. Me abracé a él, y quedé dormida minutos después.

    ***

    Henry

    Me encontraba tratando de dormir encima de un árbol, con un chico llamado Cody unos cuantos metros al lado. Su Ambipon lo sostenía de caer.

    Leavanny estaba muerto. Muerto, y yo no podía hacer más nada por él. Pero no quería seguir pensando en eso.

    Cuando Leavanny murió, me negué a seguir mirandolo. Solo corrí lo más rapido que pude.

    Unos minutos después, me estrellé contra ese chico...

    - ¡Eh! - se quejó, luego miró con horror detrás de mí - ¡A tu derecha! ¡Heracross, Doble Rayo!

    El Heracross del chico lanzó un poderoso Doble Rayo e impactó sobre el Tropius que había estado alargando su latigo cepa hacia mi. El Tropius se estrelló contra el suelo, y no volvió a moverse. Me pareció un justo fin para el sufrimiento que había causado.

    Miré al chico con detenimiento. Cabello azul oscuro y de piel morena, un poco bastante atletico. Sus pokeball se notaban a modo de cinturón en su cintura, y su Heracross parecía bastante experimentado.

    - Ya podrás darme las gracias - dijo - debemos salir de aquí.

    Fue después que supe que su nombre era Cody, y que había llegado a la Ciudad para poder ver el final del torneo. Mala elección, sin duda.

    Ahora, un par de horas después, estabamos tratando de dormir. O yo trataba. Él había quedado rendido rapidamente.

    Sabía que Owen y Lucie debían estar preocupados por mi. Pero me negaba a ver sus rostros preocupados, y tener que rememorar la muerte de Leavanny. No señor. Decidí que pasaría un tiempo lejos de ellos. Eventualmente los encontraría de nuevo.

    Por si acaso, había decidido dormir en un árbol cerca del torneo. Unos cuantos policias nos habían interrogado en el camino, y se fueron luego de dejar claro que nosotros no habíamos iniciado el ataque.

    En la Pokegear del chico sonaba la débil voz de la chica en la radio pokémon que trataba de dar lo más rapido que podía los nombres de las personas fallecidas. Sentí alivio cuando el programa acabó sin que yo tuviera que oir los nombres de Lucie y de Owen. Ellos estaban vivos.

    Sin embargo, hubo algo de lo que si me enteré, y no me gustó nada. Lo dijeron rapido, justo antes de acabar el programa.

    "Hasta donde tengo información, hemos descubierto la razón por la que nuestro líder de Gimnasio, el gran Yakon, Experto en pokémon del tipo tierra, no llegó a socorrernos. El mismo se encuentra hospitalizado en el Centro Pokémon en la Ciudad desde la misma hora en que comenzó el ataque en el torneo. Todos sus pokémon han fallecido. Si usted tiene una idea de quien ha podido causar esto, no tenga miedo alguno de comunicarle su información a los agentes de seguridad de donde se encuentre."

    Clic. La radio del pokegear terminó de transmitir, acabando con la unica fuente de información que tendría por esa noche.

    Traté de advertirle. Le dije que tuviera cuidado. Pero ese viejo terco no hizo caso.

    Cody roncó y se estremeció hasta casi caerse del arbol. Aún dormido, su Ambipon lo acomodó y lo hizo dormir a su lado. Decidí descansar un poco.

    Imaginé que, si ni siquiera los líderes estaban a salvo, algo muy grave estaba pasando. Y, hasta hoy, todos lo habíamos pasado por alto.
     
    Última edición: 7 Enero 2015
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