Long-fic de Pokémon - Pokémon Rainbow: Kanto.

Tema en 'Hall de la fama' iniciado por Paralelo, 17 Agosto 2012.

  1.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    2984
    ...Continuando

    Capítulo 59: Vs. Agatha.
    “buena estrategia… pero ineficaz"
    Rainbow


    —Ahora sí sigo yo —exclamó Agatha sonriendo macabramente y acercándose a Rainbow.

    —Yo también estaba ansioso por luchar contra ti vieja —contestó Rainbow rudamente.

    —Pero antes que todo, quiero que me digas cómo hiciste para enseñarle a tu Snorlax a usar Maldición —dijo amenazantemente.

    Rainbow la miró macabramente y rió entre dientes.

    —¿En serio crees que te voy a revelar mis secretos? —contestó tranquilamente— Pero como soy muy bueno y me gusta dar ventaja, si me derrotas, no solamente me uniré a ustedes como se los prometí, sino que también te revelaré todos mis secretos, y podrás usarlos como mejor te parezca —continuó desafiante.

    A Agatha le agradó la idea.

    —Eres un chico demasiado confiado —dijo maliciosamente—, es momento de que alguien te dé una lección —añadió empuñando sus pokeball.

    —No sabes cuantas veces he oído eso —contestó mirándola fijamente.

    En ese momento Agatha envió a su Gengar, Arbok y Golbat.

    —¡Vaya! —exclamó Rainbow— Tú quieres irte a lo grande desde el principio, espero que no pretendas atacarme a mí —y diciendo eso sacó a Alakazám y a Aerodactyl

    Agatha solo sonrió. El cronómetro comenzó.


    Rainbow se dio cuenta de que Agatha había aprendido algo de los demás, ya que no empezó a atacar, se fijó un poco más en los pokémon de ella.

    —Hiperrayo, Aerodactyl —ordenó.

    Aerodactyl lanzó el ataque directo hacia los pokémon de Agatha.

    —Esquívenlo —ordenó ésta.

    Rainbow definitivamente notaba algo extraño en ella, era la primera vez que en una batalla lo hacían dar el primer ataque.

    —¿Por qué no atacas? —preguntó Rainbow intrigado.

    —¿Por qué debo ser yo la que ataque? —contra argumentó Agatha.

    Rainbow se dio cuenta de que al parecer quería jugar con él, evidentemente había aprendido de las dos batallas anteriores, pero tarde o temprano alguien debía ir en serio, a Rainbow no le quedó más remedio que tomar la iniciativa.

    Sin que dijera nada, Alakazám y Aerodactyl salieron disparados a atacar con Placaje.

    —¡Supersónico! —ordenó Agatha a Golbat.

    El ataque no afectó en absoluto a los pokémon de Rainbow, pero los Placajes lograron herir bastante a Golbat y a Arbok. Rainbow notó que Agatha no estaba sorprendida de que el Supersónico no hubiera hecho efecto a sus pokémon, supuso que era porque de algún modo se lo esperaba, pero no entendía por qué estaba sonriendo tanto si su Golbat y su Arbok casi se debilitan por un simple Placaje.

    —¿Eso es lo mejor que puedes dar? —Preguntó Agatha sarcásticamente.

    —Tu Golbat y tu Arbock están a punto de debilitarse por un Placaje, ¿eso te parece poco? —respondió Rainbow contrariado.

    —¿No te olvidas de algo? —preguntó Agatha con aire malévolo.

    Rainbow observó detenidamente, y efectivamente algo no estaba bien.

    —El Gengar… no está —murmuró mientras recordaba que en efecto, después del Placaje de sus pokémon había desaparecido, y no había vuelto.

    —¿Retiraste acaso a tu Gengar? —preguntó algo inquieto.

    —No, yo nunca retiro a ninguno de mis pokémon —contestó

    Rainbow empezó a sentirse algo cansado físicamente, pero no tenía tiempo para bajar la guardia.

    —Bueno, no importa —continuó arrogantemente—, con o sin Gengar vamos a terminar esta batalla.

    Aerodactyl y Alakazám volvieron a atacar con simples Placajes, el ataque dio de lleno a Golbat y fue suficiente para debilitarlo de una vez, pero Arbok con una velocidad sorprendente esquivó el ataque.

    Rainbow se sorprendió por eso, ya que se dio cuenta de otra observación importante.

    —La marca de tu Arbok —exclamó—, ¡Cambió de forma! Estoy seguro de que al empezar esta batalla tenía el dibujo que lo hacía inmune a los venenos, ahora tiene la que aumenta increíblemente su velocidad.

    —Así es niño —se ufanó Agatha—, puedo hacer que mi Arbok cambie los dibujos de su capucha según sea necesario… de hecho, ¡es momento de atacar ahora!

    Al igual que como lo había hecho Rainbow, Arbok empezó a atacar a sus pokémon con placajes, no eran tan fuertes como para provocarles gran daño, pero era tan veloz que ni Alakazam ni Aerodactyl podían esquivarlo o contraatacar.

    Rainbow empezó a sentirse preocupado, empezó a sudar frío, e inexplicablemente fatigado.

    En ese momento Aerodactyl usó Vuelo, pero no bajó sino que se quedó flotando en el aire.

    —¿Qué estará planeando ahora? —preguntó Bruno.

    —Este chico es muy desconcertante, será mejor que Agatha se cuide —contestó Lance.

    En efecto, Agatha se dio cuenta de que Rainbow planeaba algo, pues ya estaba acostumbrada a que haga movimientos que aparentemente no hacen nada.

    —¡Repetición, Arbok! —ordenó.

    Rápido como un rayo, el Arbok se enroscó sobre Alakazám, y en ese momento el dibujo de su cabeza volvió a cambiar, al abrazo que Arbok ejercía sobre Alakazám era tan fuerte que no podía safarse.

    —Ahora he cambiado el dibujo de Arbok por el de ataque —dijo Agatha engreídamente—, su fuerza ha aumentado tanto que no podrá soltar a Alakazám.

    Rainbow se mostró preocupado, y empezó a toser mientras inexplicablemente se sentía más y más débil.

    —¡Ahora Mordisco! —ordenó Agatha.

    Arbok empezó a Morder a Alakazám sin soltarlo, al ser este un ataque de tipo Siniestro y estar muy fortalecido a causa del dibujo de Arbok, Alakazám empezó a sufrir mucho daño y no se podía mover.

    En ese punto Rainbow se sentía tan débil que no pudo evitar caer de rodillas y respirar con dificultad.

    —Agatha ya lo tiene —exclamó Lorelei orgullosa.

    —¡Espera! —interrumpió Bruno— Hay algo extraño añadió mirando fijamente a Alakazám y luego a Aerodactyl que estaba en lo alto en el cielo.

    —Tienes razón, ¿por qué no ha usado ningún ataque más potente además de solo Placajes? —preguntó Lance.

    —Fue demasiado confiado —continuó Lorelei—, tuvo su oportunidad, pero por confiado ahora Agatha le va a ganar.

    Mientras tanto en la arena el extraño evento continuaba, Arbok enroscado y mordiendo a Alakazám, el cual poco a poco se iba debilitando, mientras Rainbow a duras penas respiraba, y Aerodactyl aún seguía por los aires, sin hacer nada.

    —Esperaba mucho más de alguien que se llama a sí mismo entrenador definitivo —dijo Agatha malvadamente, Rainbow la miró a los ojos y sonrió lo más que sus fuerzas le permitían—, si no haces algo a tu Alakazám no le quedará mucho tiempo más, tal y como tu prometiste, habrás perdido.

    Rainbow jadeante, trataba de dar su mirada más maliciosa que podía, esto desconcertó levemente a los otros tres espectadores de la batalla, pero Agatha solo parecía estar disfrutando su victoria asegurada.

    —Aunque… si pierdes así de miserablemente ante mí, tal vez ya no necesite saber tus secretos jajaja —continuó Agatha sádicamente.

    —¿Quieres saber cómo le enseñé a mi Snorlax Maldición? —preguntó Rainbow con dificultad, Agatha se sorprendió de que se pusiera a pensar en eso en ese momento.

    —Estás a punto de perder —le contestó—, lo quieras o no, tendrás que revelármelo después…

    —Eso no pasará —replicó Rainbow cada vez más débil—, tu estrategia es buena, ya que Alakazám es de tipo Psíquico, necesita mucha concentración para efectuar sus ataques, y tuviste la buena idea de bloquear su concentración con dolor… Atadura y Mordisco, ambos súper potenciados por el dibujo en la cabeza de un Arbok, buena estrategia… pero ineficaz.

    Todos se sorprendieron al oír eso, pues evidentemente estaba perdiendo como para atreverse a decir que la estrategia de Agatha era ineficaz.

    Rainbow ya casi no tenía fuerzas, y cayó acostado de lado, mirando aún a Agatha con sus ojos arrogantes y su sonrisa macabra, casi al mismo tiempo Alakazám se quedaba sin poder, en un poco más, estaría debilitado. Agatha solo sonreía sádicamente, esperando el momento en que Alakazám se debilitara. Rainbow cerró los ojos.



    Justo en ese momento y sin que nadie lo esperara, Aerodactyl empezó a caer en picada con Giga impacto a increíble velocidad en dirección a su entrenador. Nadie tuvo tiempo de decir nada por el asombro. Rainbow solo estaba con los ojos cerrados tirado en el piso mientras segundo a segundo Aerodactyl se dirigía con el poderoso ataque justo sobre él. Pero algo pasó, justo un momento antes de que Aerodactyl pudiera impactar Alakazám y el Arbok enroscado alrededor de él desaparecieron, y nadie tuvo tiempo para decir nada ya que en menos de un instante Aerodactyl impactó violentamente contra el suelo, haciendo retumbar la cueva sobre la que estaban, y rompiendo gran parte de la misma y levantando una gran cantidad de polvo.

    Todos se quedaron boquiabiertos ante la escena.

    —¡¿Pero qué fue lo que acaba de hacer?! —exclamó Bruno.

    —Seguro al ver que no podía ganar, y para no pasar vergüenza se suicidó —contestó Lorelei fríamente.

    —Así que prefirió morir antes que unirse a nosotros y revelarnos sus secretos —añadió Lance.

    —Después de todo no era el entrenador definitivo —dijo Agatha sonriendo.

    —¡No tan rápido! —exclamó una voz desde la polvareda.

    Todos se estremecieron al oír esa voz, y miraron fijamente hacia el lugar del impacto. Y todos se sorprendieron de ver ahí, de pie y sonriendo maléficamente a Rainbow, junto a su Aerodactyl y a su Alakazám, el cual estaba en perfecta forma para sorpresa de todos, al lado de ellos se encontraban el Gengar y el Arbok de Agatha, totalmente inconscientes. Rainbow detuvo el cronómetro.

    —¡Yo gané! —exclmaó Rainbow arrogante.

    —¡¿Pero qué es lo que pasó?! —exclmaó Agatha.

    —Nadie podría haber sobrevivido a ese Giga impacto —exclamó Lance igualmente sorprendido.

    —Es muy simple —contestó Rainbow—, simplemente todo este tiempo, ustedes vieron solo lo que yo quise que vieran. Desde el momento en que me di cuenta de que Gengar había desaparecido de la nada y me di cuenta de que de repente empecé a sentir que me faltaban las fuerzas supe lo que pasaba, Gengar estaba oculto en mi sombra absorbiendo mis fuerzas.

    Agatha se sintió algo atrapada.

    —Ya antes había sentido eso —continuó Rainbow—, no era la primera vez que un pokémon de tipo Fantasma se alimentaba de mi energía haciéndose pasar por una sombra, cuando era mucho más joven tuve esa experiencia, así que de inmediato supe que el Gengar de Agatha era el que me dejaba sin energía oculto en mi propia sombra, podía simplemente contraatacarle, pero como no me gusta hacer las cosas tan fáciles decidí crear un plan mejor y más complejo, de ese modo envié a Aerodactyl a volar y que se quedara ahí sin hacer nada, Agatha tal vez creyó que era para hacer algún contraataque, así que aprovechó para atacar a Alakazám de la manera que hizo, de esa manera se aseguraba que Aerodactyl no usaría Vuelo sobre Arbok para no lastimar a su compañero… lo siguiente fue un poco más fácil, debía crear un ambiente en el cual Agatha se sintiera segura de su victoria, de ese modo no vería la necesidad de ordenarle nada más a su Gengar, entonces decidí matar dos pájaros de un tiro… tal vez creyeron que Alakazám se debilitaba por el ataque de Arbok, pero nada más lejos de la verdad, la defensa de mis pokémon está muy por encima de sus ataques, solo estaba esperando el momento.

    —¿Qué momento? —preguntó Agatha muy intrigada.

    —El momento en el que me quedara sin fuerzas —respondió Rainbow mirándola desafiante—, esa era la señal, Aerodactyl tenía la orden de usar Giga impacto hacia mí en ese momento, y Alazakám la de usar Teletransportación hacia dónde yo estaba, de esa manera el Giga impacto de Aerodactyl acabaría con Gengar y Arbok de un solo golpe.

    —¿Pero cómo es que ni a ti ni a Alakazám les pasó nada? —preguntó Agatha cada vez más sorprendida.

    —Esa fue la parte más difícil —contestó—, tenía que esperar el segundo exacto, mi vida dependía de eso, solo tuve que hacer que mi Jinx en mi cinturón usara Teletransportación para sacarme de ahí antes del impacto, fue algo peligroso, debía asegurarme de que la sombra de Aerodactyl estuviera lo suficientemente cerca y fuera lo suficientemente grande para asegurarme de que Gengar seguiría ahí una vez me hubiera teletransportado, si me apresuraba Gengar podía escapar y no recibir el impacto, así que esperé el tiempo exacto... no fue muy agradable, prácticamente logré sentir la cabeza de Aerodactyl tocar levemente la mía antes de Teletransportarme… con respecto a Alakazám… bueno, nada que un Aguante previo al ataque no arregle…

    Luego de la larga explicación todos se quedaron sin palabras, incluso Agatha, quien se limitaba a mirarlo con mucho rencor.

    —¿Qué sucede vieja? —exclamó Rainbow— ¿Te molesta haber perdido contra alguien tan joven?...

    Pero ella no respondió nada, se limitó a recoger a sus pokémon, apartarse de ahí y seguir mirándolo rencorosamente.

    —Bueno —dijo Rainbow tranquilamente—, solo queda uno… ¿me pregunto quién será? —preguntó sarcásticamente mirando a Lance desafiantemente.

    Continuará...
     
    • Me gusta Me gusta x 4
  2.  
    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

    Aries
    Miembro desde:
    24 Junio 2012
    Mensajes:
    7,375
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    WOW, esta fue una gran batalla, la mejor sin duda, la estrategia de rainbow fue sorprendente, no dudo en que venza a Lance, me pregunto si después de vencerlo se irá a Jotho o tendrá una ultima cosa que hacer antes de irse, como sea continua la serie por que esta muy buena.
     
  3.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    5321
    ...Continuando

    Capítulo 60: Vs. Lance.
    “lo que quieras hacer tendrás que hacerlo sin mí"
    Rainbow


    —Así que todavía tienes energía para seguir luchando —dijo Lance sonriéndole malvadamente, aunque en el fondo estaba muy sorprendido.

    —No sería el entrenador definitivo si no pudiera resistir cuatro combates sin parar —contestó arrogante regresando a sus pokémon a sus pokeball.

    —Sea como sea —continuó Lance empuñando sus pokeball—, yo no me voy a dejar engañar por ti —y sin esperar ni un segundo envió a un Dragonair a atacar a Rainbow con Hiperrayo.

    A duras penas Rainbow pudo esquivar tan rápido ataque.

    —¿Por qué la prisa amigo? —preguntó desafiante— Ni siquiera esperas a que saque a mis pokémon —diciendo eso, sacó a Gengar, Dragonite, Venusaur, Charizard y Blastoise.

    —Así que ahora vas a ir con todo —dijo Lance al ver que sacaba a muchos pokémon—, entonces yo también.

    Y así sacó a otro Dragonair, un Dragonite, un Aerodactyl y un Gyarados.

    —¿También tú vas a hacer el jueguito de atacarme a mí? —preguntó Rainbow suponiendo que la respuesta sería sí.

    —Recuerda que tenemos un trato —contestó Lance—, si vencemos a uno solo de tus pokémon te unirás a nosotros… pero si te reúsas a cumplir, no podemos dejarte vivo —añadió amenazante.

    Rainbow se dio cuenta de que para Lance, era muy importante no dejar cabos sueltos, sobre todo con alguien como él, se preguntaba qué era lo que se proponían a hacer, debía ser algo lo suficientemente importante como para matar por ello.

    —No me reusaré a cumplir mi promesa… porque nunca pierdo —dijo engreídamente.

    —¡Hiperrayo! —ordenó con voz potente a todos sus pokémon.

    Los potentes dragones efectuaron el ataque, los pokémon de Rainbow y él mismo lo esquivaron rápidamente. Rainbow comenzó en cronómetro.

    —¡Golpe cuerpo! —volvió a ordenar Lance, el cual no quería darle tregua alguna a Rainbow ni tiempo para pensar en nada.

    Todos sus dragones, excepto Aerodactyl, atacaron al mismo tiempo a los pokémon de Rainbow, los cuales contraatacaron con el mismo ataque, quedando forcejeando entre ellos, mostrando ambos bandos una increíble fuerza.

    —Tranquilos muchachos —comentó calmadamente Rainbow—, esperen el momento justo para…

    No pudo terminar su frase, ya que en ese momento uno de los Dragonair de Lance, utilizando Velocidad extrema, sujetó a Rainbow con la boca y salió disparado volando hacia el cielo, con Rainbow colgando boca abajo. Al ver eso, Charizard salió volando a toda prisa para tratar de rescatar a su entrenador. Cuando ya no podían ver el suelo a causa de las nubes, el Dragonair se detuvo con Rainbow colgando peligrosamente en su boca. En ese momento, de las nubes surgió Lance, subido en su Dragonite, sonriéndole malévolamente.

    —¿Y ahora qué es lo que tramas? —preguntó Rainbow algo fastidiado balanceándose suavemente de cabeza.

    —Solo quiero asegurarme de que no ganes —contestó Lance.

    —Es muy fácil ganar si me alejas de mis pokémon —replicó Rainbow.

    —Quiero ver que es lo que haces —contestó Lance amenazándolo con Dragonite.

    —Así que ya te impresioné —exclamó Rainbow medio sarcástico—, ¿será que te he impresionado tanto con los combates anteriores que quieres ver de qué estupenda manera saldré de esta?

    Lance solo sonrió, y Dragonite empezó a amenazar con una Llamarada.

    —Solo te diré —continuó Lance— que si no haces algo pronto mi Dragonite te calcinará —y Dragonite empezó a acercarse peligrosamente a Rainbow.

    Rainbow solo sonreía maléficamente.

    —Dime una cosa —interrumpió—, ¿por qué crees que mi Charizard no ha llegado hasta aquí todavía si salió volando en el momento que tu Dragonair me secuestró?

    Eso confundió un poco a Lance, ya que efectivamente, Charizard ya había tardado demasiado.

    —Si quieres ver algo sorprendente, entonces te lo daré —exclamó mientras propinaba una violenta patada en el mentón de Dragonair con la pierna que tenía libre, con una fuerza digna de un pokémon de tipo lucha.

    El Dragonair no pudo evitar soltarlo, y Rainbow comenzó a caer hasta que se perdió debajo de las nubes.

    —¿Qué planea ahora? —se preguntó lance.

    En ese momento empezó a escuchar sonidos de aleteos por debajo de las nubes, no solo de eso, sino que misteriosamente, le pareció escuchar el sonido de un potente chorro de agua, esto lo desconcertó.

    En ese momento, desde las nubes, emergió Rainbow subido en Charizard, pero no estaban solos, a lado de ellos, y para sorpresa de Lance, se encontraban Blastoise, volando gracias a su potente chorro de agua que lo impulsaba desde el suelo, y Venusaur, el cual usaba sus látigos cepa como si de enormes y largas piernas se trataran, de manera que literalmente caminaba con ellas, haciendo gala de una fuerza increíble.

    —¿Qué te parece esto? —preguntó Rainbow arrogantemente— Te apuesto a que no te lo esperabas, dos maneras completamente nuevas de desplazamiento pokémon: volar usando un potente chorro de agua, y caminar con los látigos cepa, verdaderamente soy el entrenador definitivo… eso de hacer que Charizard esperara era para hacer esta entrada triunfal —añadió presumidamente.

    Lance estaba muy asombrado ante ello, y más que nunca quiso que Rainbow se les uniera a ellos, pues alguien tan innovador como él sería de gran ayuda para sus misteriosos planes futuros, y más que nunca sintió deseos de ganarle.

    Y sin contestarle nada más, sacó a su otro Dragonair y a su Aerodactyl, y continuaron la batalla en el aire.



    Mientras tanto, en tierra, los demás miembros del Alto mando habían visto sorprendidos cómo Blastoise alzaba el vuelo con sus cañones, y también cómo Venusaur majestuosamente se había alzado sobre sus látigos cepa, elevándose hasta el cielo. A cierta distancia de ellos estaba el chorro de agua del cual Blastoise se sostenía, así como los látigos cepa de Venusaur. A duras penas podían ver algo desde donde estaban, ya que las nubes lo cubrían casi todo.

    —¿Pueden ver algo? —preguntó Bruno.

    —Casi nada —respondió Lorelei—… ¿pero vieron cómo esos pokémon se alzaron de esa manera? Es algo que nunca había visto.

    En ese momento, el chorro de agua de Blastoise y los látigos de Venusaur empezaron a moverse de un lado a otro muy vivazmente, señal de que los respectivos pokémon se estaban moviendo también. Los tres miembros del Alto mando tuvieron que hacerse a un lado a duras penas para evitar ser lastimados por tales ataques. Pero Agatha permanecía silenciosa.

    —¿Qué te pasa, Agatha? —preguntó Lorelei. Ella seguía muy seria.

    —Me pregunto que estarán esperando esos dos —dijo señalando al Gengar y al Dragonite de Rainbow, los cuales seguían en tierra, esperando algo tal vez.



    Mientras tanto la batalla en el cielo continuaba, Lance utilizaba la estrategia de usar Hiperrayos todo el tiempo, alternando sus pokémon ya que después de cada uno el pokémon tenía que descansar. Los pokémon de Rainbow se limitaban a esquivar y a atacar levemente con placajes, Rainbow subido en Charizard sonreía arrogantemente.

    Lance notó que de nuevo no parecía atacar, pero no se atrevía a hacer lo mismo que hicieron los otros, es decir, retarlo a que haga algún movimiento, quería irse a lo seguro, así que empezó a atacar a Charizard con todos los ataques que podían hacer sus pokémon.

    —¡Hidrobomba a Charizard! —ordenó a su Dragonite mientras lo perseguía. Mientras tanto sus Dragonair y su Aerodactyl trataban de lastimar a Blastoise y a Venusaur.

    Al ver que Dragonite empezaba a perseguirlo empezaron a huir, detrás de ellos los atacaban con poderosas Hidrobombas. Rainbow se dio cuenta de que él era el único que no lo retaba a que lo atacara, al parecer había aprendido algo de las batallas anteriores, pero no por eso se iba a quedar esquivando y huyendo por siempre, así que de nuevo sonrió maliciosamente.

    —¡Hidrobomba otra vez! —ordenó Lance.

    Esta vez Rainbow no siguió huyendo, sino que valientemente saltó de Charizard, eludiendo así el ataque, para caer sobre el caparazón de Blastoise, y se sujetó fuertemente de él.

    —¡Ahora Blastoise! —exclamó.

    Antes de que Lance se diera cuenta, el enorme caparazón de Blastoise ya estaba embistiendo a su Dragonite, y en el mismo momento del impacto Rainbow le asestó un golpe en la cara a Lance. El ataque de Blastoise fue fuerte, pero no hizo caer a Dragonite, Lance se llevó la mano a la cara adolorido.

    —Eso fue por cobarde —exclamó Rainbow de pie sobre Blastoise—, no tienes valor para pedirme que ataque, me tienes miedo.

    Lance se sintió muy irritado al oír eso, en cierta forma tenía razón, pero no soportaba que lo tildaran de cobarde.

    —Si eso es lo que crees —dijo enojado mientras sostenía otra pokeball—, ¡entonces contraataca! —gritó mientras liberaba a su Gyarados, el cual arrojó directamente hacia Rainbow.

    El Gyarados logró golpear a Rainbow, haciéndolo caer, pero antes de eso Venusaur logró sujetarlo con una de sus lianas. En la tierra, los demás vieron cómo una de las lianas que mantenían a Venusaur de pie se elevaba hacia el cielo, la misma que usó para salvar a Rainbow de caer, de manera que Venusaur se quedó haciendo equilibrio solo con una liana, sujetando a Rainbow con la otra. Lance regresó a Gyarados antes de que éste cayera.

    —Impresionante Rainbow —exclamó Lance sonriendo. Rainbow le devolvió la sonrisa— ¡Pero aún no has contraatacado!... ¡Hiperrayo! —ordenó a todos sus pokémon.

    Rainbow estaba completamente expuesto en esa posición, y Venusaur no podía moverse, pero Rainbow sonreía de nuevo, como era su costumbre. Los ataques fueron tan fuertes que iluminaron todo a su paso.



    En tierra, los demás pudieron ver el potente ataque que salía de las nubes, y se cubrieron los ojos para que la luz no los cegara, Lorelei sonreía, pues sabía que era un ataque de Lance, y tal vez estaba a punto de ganar.

    —¡Miren! —exclamó Bruno— El chorro de agua, y las lianas… ¡ya no están!

    En efecto, después de haber pasado la segadora luz de los Hiperrayos, se dieron cuenta de que los elementos que mantenían a esos pokémon en el aire ya no estaban, pero en ningún momento los vieron caer. El Dragonite y el Gengar de Rainbow tampoco se encontraban más ahí.



    Mientras tanto en el cielo, al pasar el ataque de sus dragones, Lance se sorprendió de que no estuvieran ahí, ni Rainbow ni sus pokémon.

    —¿A dónde se fueron? —preguntó algo preocupado.

    —¿No querías que contraatacara? —preguntó una voz reconocible detrás de él.

    Al darse vuelta, Lance se sorprendió por lo que vio.

    Ahí en el cielo, se encontraba Rainbow sobre su Dragonite, estaba junto a su Gengar. Charizard, Venusaur y Blastoise se encontraban en frente de ellos, pero lo que le sorprendió era el hecho de que ni Blastoise ni Venusaur estaban usando su chorro de agua y sus lianas respectivamente para mantenerse en el aire, en lugar de eso ambos pokémon estaban flotando en el cielo.

    —¿Pero cómo…? —preguntó asombrado— ¿Qué demonios es lo que haces?

    —¿No querías que contraatacara? —respondió Rainbow macabramente— Pues ahora te aguantas…

    —¡Ataquen! —ordenó Lance a sus pokémon, pero se dio cuenta de que no se movían. Todos estaba conscientes, pero por alguna razón no se podía mover estaban paralizados, pero no caían.

    —¿Pero qué está pasando? —exclamó preocupado.

    —La próxima vez deberías ser más consciente de tu oponente —contestó Rainbow arrogante—, por si no lo recordabas, yo había sacado también a mi Dragonite y a mi Gengar, los cuales olvidaste por completo cuando me trajiste aquí arriba, supusiste que no podría atacar si me alejabas de ellos, pero te mostré que estabas equivocado, yo nunca estoy por completo separado de ellos… yo tengo la habilidad del Viridian mind, por muchos años la he perfeccionado hasta el punto en que puedo darle órdenes a mis pokémon a mucha distancia, solo tuve que pedirle a Gengar y a Dragonite que vinieran hasta aquí con Teletransportación… claro, antes de que te dieras cuenta Gengar usó Lengüetazo en tus pokémon, paralizándolos, y la única razón por la que no se caen ahora es porque Dragonite los está manteniendo en el aire con Confusión, así como mi Blastoise y mi Venusaur están usándolo en sí mismos para volar…


    —¿Qué? —exclamó Lance— ¡Pero ni los Dragonite ni los Blastoise ni los Venusaur no pueden aprender ese ataque!

    Rainbow le sonrió.

    —Al parecer no aprendiste mucho de las batallas anteriores —contestó Rainbow.

    En efecto, Lance recordó que los pokémon de Rainbow ya habían usado ataques que no deberían poder hacer, y se sintió estúpido por haberlo olvidado.

    —¿Cómo demonios es que olvidaste algo tan importante? —preguntó Rainbow asombrado— Me has decepcionado amigo, te dejaste llevar y olvidaste algo tan importante… no habría tenido importancia si hubieras sabido llevar bien la batalla… pero ahora es mi turno de contraatacar.

    Lance no sabía qué hacer, sus pokémon no se movían, y no sabía qué clase de ataque podría usar Rainbow.

    Rainbow sonrió macabramente apretando el puño, y por primera vez en mucho tiempo usarían uno de sus más grandes movimientos, el ambiente era de extrema tensión.

    —Usen sus ataques definitivos —ordenó Rainbow muy clamadamente.

    En ese momento, Venusaur, Blastoise y Charizard usaron respectivamente, Planta feroz, Hidrocañón, y Anillo Ígneo. Lance no pudo hacer más que ver cómo los ataques se dirigían hacia él y sus pokémon.

    Los ataques les dieron de lleno, y todos cayeron debilitados, incluyendo a Lance. Dragonite los bajó lentamente a tierra, donde los demás los estaban esperando completamente asombrados de ver a Lance derrotado. Rainbow detuvo el cronómetro.


    Una vez que todos estuvieron en la tierra Lance despertó, ahí junto a él, se encontraba Rainbow sonriéndole arrogantemente.

    —15:00… impresionante —dijo Rainbow—, felicidades, fuiste el que más tiempo me ha durado en esta región…

    Lance empezó a reír levemente.

    —¿ Y ahora qué es lo que te pasa? —preguntó Rainbow intrigado.

    —Esto aún no ha terminado —dijo poniéndose de pie y dirigiéndose hacia sus pokémon.

    Rainbow vio cómo se acercaba a ellos, los tocaba con las manos, y para su sorpresa, empezaron a curarse poco a poco, hasta que estuvieron completamente renovados.

    —¡Viridian mind! —exclamó Rainbow.

    —Así es —contestó Lance—, tal y cómo te dije, no podemos dejar ningún cabo suelto —y en ese momento, su Dragonite lanzó un tremendo aullido, tan fuerte que Rainbow estuvo seguro que se escuchó por kilómetros. Luego todo fue silencio.

    —¡Ha hecho la llamada! —exclamó Agatha sonriente.

    —Eso quiere decir… que van a venir —continuó Bruno.

    —¿A qué se refieren? —preguntó Rainbow. Lance sonrió.

    —Cómo bien sabes, provengo de una familia de domadores de dragones, y como tal, tengo poder para controlarlos cuando lo necesite —contestó arrogante.

    En ese momento se escuchó un sonido detrás, eran sonidos familiares para Rainbow. Al darse vuela se dio cuenta de que decenas y decenas de pokémon de tipo dragón, Dragonair, Dragonite y Aerodactyl en menor medida, se dirigían hacia ellos. Lance seguía sonriendo.

    —Esta es tu última oportunidad —dijo Lance—, o te unes a nosotros y aceptas estar bajo mi mando, o yo y todos mis dragones acabaremos contigo.

    Los dragones se acercaban cada vez más rápido, Rainbow estuvo meditando un momento serenamente, le sorprendió un poco lo del Viridian mind de Lance, pero aún más el hecho de que se atreviera a usarlo para ganar una batalla. Le sonrió macabramente un momento después.

    —Yo nunca he usado mi Viridian mind para curar durante una pelea, en parte porque nunca me he visto en la necesidad, pero aún así… eso es trampa. —dijo algo molesto con Lance— Pero aún así voy a continuar hasta el final… nunca creí que tuviera que usar este botón…

    Y apretó un pequeño botón que había justo en el centro de su cinturón X, y en un momento todos sus pokémon fueron liberados, excepto su Onix, Eevee y Zubat, que hasta ese momento, seguían como testigos de todo lo que pasaba. Rainbow se acercó tranquilamente a sus compañeros, los cuales se pusieron en guardia.

    —Que vengan —exclamó Rainbow tranquilamente mirando a Lance. Éste no pudo sentirse desafiado.

    —¡Ataquen todos! —ordenó cuando los dragones se hubieron acercado lo suficiente.

    Entonces la lucha comenzó.

    Montado en Pidgeot, Rainbow sobrevolaba todo mientras sus pokémon combatían. Lance se lanzó tras él en su Dragonite.

    —A ver qué plan se te ocurre ahora, señor entrenador definitivo —exclamó Lance muy seguro de sí mismo.

    La batalla continuaba, los pokémon de Rainbow poco a poco iban derrotando a los dragones de Lance.

    —¿Sabes una cosa Lance? —interrumpió Rainbow— Ya que esta será mi última batalla en la región, creo que puedo darme el lujo de decirte unas cosillas sobre mi entrenamiento.

    Lance se sorprendió por eso.

    —No esperes gran cosa —continuó Rainbow—, únicamente voy a enunciarte algunos de los objetivos que he logrado como entrenador definitivo, los cuales ya mucha gente ha visto…

    Los pokémon de Rainbow se reunieron un poco más cerca de él, Lance sintió que sus pokémon se iban a sincronizar a lo que Rainbow iba a decir.

    —Objetivo número 1 —continuó Rainbow—, “Los ataques tienen un poder limitado, en muchas ocasiones llegando a ser muy débiles… aumentemos su poder”

    En ese momento, sus pokémon atacaron a los dragones con Placajes, Ataques rápidos y otros ataques débiles, pero a pesar de eso los dragones se debilitaron.

    Lance se sorprendió de que sus poderosos pokémon se debilitaran con tan débiles ataques.

    —Objetivo número 2 —prosiguió Rainbow—, “Los pokémon tienen debilidades ante los ataques de otros tipos… superemos esa debilidad”.

    En ese momento, uno de los Dragonair de Lance usó Hidrobomba contra Charizard, y otro usó Llamarada contra Venusaur, y ambos resistieron esos ataques sin que les afectara casi nada.

    Lance se sorprendió, pero también se enojó ya que le pareció que se estaban burlando de él, así que continuó persiguiendo a Rainbow y tratando de atacarle con Lanzallamas.

    —Objetivo número 3 —continuó Rainbow sin dejar de defenderse de Lance—, “Solo se puede usar un ataque al mismo tiempo… hagamos más”.

    En ese momento Jinx utilizó una especie de combinación entre Surf y Rayo hielo, lo que dio lugar a una ola de hielo gigante que arrasó con muchos dragones.

    Mientras tanto, Alakazám y Primeape luchaban codo a codo, mucho tiempo habían sido rivales, pero en ese momento se complementaban, mientras uno usaba Rayo el otro usaba Pistola agua, de esa manera efectuaron un ataque combinado de agua electrificada.

    —Y el último objetivo por hoy… Objetivo número 4 —siguió Rainbow mientras saltaba sobre Butterfree y encarando a Lance—, “Los pokémon solo pueden aprender ciertos ataques… enseñémosles ataques que no puedan hacer por naturaleza”

    Y entonces Butterfree usó Megacuerno directamente sobre el Dragonite de Lance, debilitándose. Lance cayó al suelo y miró incrédulo a Rainbow.

    —Pero eso es ridículo —dijo Lance en voz baja.

    —¿Qué es ridículo? —preguntó Rainbow muy curioso.

    —Megacuerno es un ataque que requiere tener un cuerno a fuerza —contestó Lance molesto—, los Butterfree no poseen cuerno, ¿cómo es posible que lo haya conseguido?

    Rainbow sonrió y miró a Butterfree.

    —Amigo, enséñale cómo es que lo haces —le dijo amigablemente.

    Butterfree en ese momento creó un cuerno hecho de energía psíquica en su pecho y lo transformó en un cuerno parecido al de un Nidoking. Lance y los demás se quedaron atónitos.

    —Si aún no te convence esto —continuó Rainbow—, ¡Raichu! Enséñales cómo utilizas Hoja afilada —le ordenó.

    Raichu creó hojas de energía psíquica, al igual que lo había hecho Butterfree, y las convirtió rápidamente en las hojas del respectivo ataque, con el cual debilitó a varios Aerodactyl.

    —¿Qué les parece si les enseñamos un poco más? —le dijo Rainbow a todos sus pokémon presumidamente.

    Entonces todo se volvió un manicomio para los miembros del Alto mando, por todos lados los pokémon de Rainbow usaban ataques que nadie se imaginó que pudieran hacer, vieron a Jinx y a Blastoise usar Llamarada, a Charizard usar Frío polar, a Primeape usar Psicocorte, a Pidgeot usar Guillotina con sus alas, etc.


    Al ver que no podían con los pokémon de Rainbow, los dragones empezaron a huir de ahí lo más rápido posible, dejando a un incrédulo Lance solo y abandonado.


    Rainbow se acercó a él tranquilamente.

    —¿Ahora sí te rindes? —preguntó.

    Lance estaba conmocionado, no lo miraba a los ojos.

    —Nosotros luchamos por el bien de los pokémon —dijo de repente—, nosotros tratamos de hacer de este mundo un lugar mejor para ellos… pocas personas son dignas de vivir entre ellos, por eso te pido que te nos unas y nos ayudes a crear un mundo mejor…

    Rainbow lo miró severamente mientras guardaba a sus pokémon uno a uno.

    —¿Estás admitiendo que soy el entrenador definitivo? —preguntó cambiando a un todo presumido.

    Lance se cayó, su orgullo le impedía hablar.

    —Lo siento Lance —continuó Rainbow—, mi misión en esta región ha terminado, iré a Jotho, a repetir la misma historia una vez más… lo que quieras hacer tendrás que hacerlo sin mí, no me importan tus traumas.

    Y en ese momento volteó a ver al resto del Alto mando, Agatha y Lorelei lo miraban aún con rencor, solo Bruno le sonreía amigablemente. Volteando a ver de nuevo a lance, se acercó a su oído.

    —Escúchame bien, no sé bien que es lo que se proponen a hacer, pero estoy seguro de que no es algo bueno… no es la primera vez que me encuentro con alguien más que posea el Viridian mind, ya antes encontré a una niñita así, y también el líder de ciudad Verde, Giovanni… me pareció por un momento que también lo tenía, pero no le hice caso en ese momento… bueno, en fin, no trates de usar tu habilidad para intentar algo desastroso.

    Lance se sorprendió al oír eso.

    —Yo estoy de salida —continuó Rainbow—, pero te voy a decir lo mismo que le dije al ex líder del Team Rocket cuando lo derroté: aunque yo me vaya de aquí, siempre habrá alguien más para arruinar tus planes, tal vez la persona que menos te imaginas… pero una cosa sí, nadie lo hará tan bien como yo lo he hecho, así que espero que hayas disfrutado haber combatido contra el entrenador definitivo.

    Y diciendo eso, montó sobre Pidgeot y emprendió vuelo.

    —Adiós Alto mando —se despidió—, ya lo saben… Bruno, que no te controlen… Lorelei, busca la manera de que tus lentes no hagan tanto reflejo, en serio, lastima los ojos mirarte… Agatha, has algo con esas arrugas… y Lance, deja de hacer eso de enviar pokémon salvajes a luchar por ti y de curar a tus pokémon con tu Viridian mind cuando estés perdiendo, eso es trampa.

    Y diciendo eso se fue de ahí volando, mientras Lorelei y Agatha lo maldecían entre dientes.


    —Al fin lo he logrado —dijo Rainbow muy feliz mientras volaban—, ya he derrotado al Alto mando de Kanto, y mi tiempo aquí se ha… se ha acabado —añadió algo melancólico mientras seguía su camino hacia pueblo Paleta.

    Continuará...
     
    • Me gusta Me gusta x 5
  4.  
    Little Princess

    Little Princess Entusiasta

    Tauro
    Miembro desde:
    3 Octubre 2012
    Mensajes:
    72
    Pluma de
    Escritora
    ¡Nooo! Ya ha acabado en Kanto... se acaba la historia... pero espero que hagas Johto, y Hoenn, y Sinnoh, y Teselia, peroque si el fic me ha encantado, el personaje me ha enamorado: narrativa creativa, con apenas faltas, y que encima engancha. Y Rainbow, ya ni te cuento: su personalidad es tan curiosa... ¡¡Dime que esto no acaba así!! Ferviente admiradora hasta el final.
     
  5.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    4451
    ...Continuando

    Capítulo 61: Hacia una nueva región.
    “Mi viaje no ha hecho más que empezar"
    Rainbow


    Después de haber derrotado por fin al Alto mando de la región Kanto Rainbow y su grupo se dirigieron calmadamente hacia el sur, de vuelta a pueblo paleta, Rainbow tenía planeado comprar un boleto ahí que lo llevara hacia la siguiente región en su plan: Johto, sin embargo conforme más se acercaban más melancólico se sentía Rainbow y sus pokémon, en un momento de su camino de regreso se detuvieron a descansar cerca de ciudad Azulona, dónde ya habían estado hace mucho tiempo. Se instalaron cerca del río, y solemnemente y aparentemente sin razón alguna, Rainbow se puso a contemplarlo calladamente.

    Los 15 pokémon de Rainbow, fuera de sus respectivas pokeball, le hacían compañía calmadamente, no hacían falta palabras, la situación hablaba por sí sola, dentro de poco, su entrenador se iría, y no volverían a verlo en mucho, mucho tiempo.

    —¿Recuerdan cuando estuvimos en este lugar? —se atrevió finalmente a preguntar Rainbow— Fue ya hace mucho tiempo, todavía no tenía mi equipo completo, antes de retar a Erika… aquí Cubone, Kadabra, Primeape, entre otros, lograron hacerse inmunes a todos los cambios de estado… ¿recuerdan?... aquí fue también dónde Jinx logró dominar el Frío polar… dónde les enseñé por primera vez movimientos que no podrían usar por naturaleza…

    Los pokémon de Rainbow lo escucharon un poco melancólicos, recordando esos tiempos.

    —Pero cumpliste tu promesa —dijo Alakazám—, nos convertiste en los mejores pokémon de nuestra especie.

    —Tal vez, pero aún así… tendré que volver a hacer todo de nuevo… —contestó Rainbow melancólico.

    —No te preocupes por eso —interrumpió Primeape animadamente como de costumbre—, será bueno tener compañeros de otras regiones.

    —Más aún —dijo Raichu—, cuando estemos todos juntos, podremos perfeccionarnos aún más…

    —¿Todavía quieren ser mejores? —preguntó Rainbow.

    —Siempre se puede ser más definitivo —contestó Gengar alegremente.

    Rainbow se quedó pensando, mirando la corriente del río, calladamente.

    —Recuerdo cuando era solo un Cubone —interrumpió el silencio Marowak—, y cuando mi madre se me apareció, justo después de enfrentarse a ti, me sentí tan feliz, de saber que estaba bien, y ella me dijo que me uniera a tu grupo.

    —Ella estaría orgullosa de ti Marowak —contestó Rainbow—, ahora eres el mejor Marowak de todos.

    —A mí me sacaste de ese casino —dijo Dragonite—, día tras día ahí encerrado, viendo como todos fracasaban en su intento por ganarme, y yo mientras tanto sentía que me moría lentamente.

    —Sí, tu siempre fuiste un pokémon muy enérgico —respondió Rainbow—, no eras para estar encerrado sin hacer nada.

    —Y a mí también me ayudaste —dijo Jinx—, estar cuidando ancianos no era lo mío.

    —Pero de nuevo cumplí —dijo Rainbow—, y te saqué de ahí.

    Rainbow se dio cuenta de que sus tres Starters no decía nada, permanecían callados evitando la plática.

    —¿Qué les pasa a ustedes? —preguntó Rainbow con su típico tono de fastidio— ¿Tantas cosas que pasamos y no tienen nada que decir?

    Los tres, Venusaur, Blastoise y Charizard lo miraron.

    El más antiguo de los tres se atrevió a hablar.

    —¿Recuerdas nuestro entrenamiento comenzó? —preguntó nostálgico—, recuerdo que me asusté al principio cuando me di cuenta de que podía escucharte sin necesidad de hablar, en mi cabeza…

    —Creo que a todos nos sorprendió eso —interrumpió el enorme pokémon acuático.

    —Claro Blastoise, contigo tuve que tener mucha paciencia —contestó Rainbow un poco más animado.

    —Sí, no dejabas de tratar de apagar mi cola —añadió graciosamente Charizard—, no importa cuántas veces te dijera que es un mito eso de que apagando nuestras flamas morimos, siempre seguías haciéndolo.

    —Jeje, precisamente lo hacía porque era un mito, ¿crees que lo hubiera hecho si fuera verdad? —respondió Blastoise.

    Hubo un momento de silencio, el ambiente era de una extraña mezcla de nostalia, incomodidad, pero también de diversión. Rainbow empezó a reírse de repente.

    —Butterfree, ¿recuerdas cuando Pidgeotto una vez te atacó con Ataque rápido, y al esquivarlo chocaste contra una rama, y luego una Baya cayó sobre ti?... —recordó Rainbow.

    Todos los que vieron ese evento comenzaron a reírse al recordarlo, incluido Butterfree.

    —Y Nidoking, ¿recuerdas cuando eras un Nidorino, y te entrené para que soportaras un Psíquico? Las caras que ponías tratando de resistirlo eran muy graciosas.

    De nuevo todos se rieron al recordarlo.

    —¿Y cuando Aerodactyl se enfrentó contra Dragonite, cuando era un Dragonair, en isla Exta y cayó al mar? Aprovechamos la ocasión para enseñarle a nadar, pero se ahogaba a cada rato y Dragonair lo tenía que sacar.

    De nuevo todos se rieron recordando, excepto Aerodactyl.

    —Pero ahora sí sé nadar muy bien —se defendió.

    —Una lástima que nadie más haya tenido la oportunidad de verlo —contestó Rainbow—, sería para alucinar, un Aerodactyl que vuela bajo el agua…

    Hubo de nuevo otro largo silencio, después de todo eran sus últimos momentos juntos, y tenían que pasarlo bien.

    —Que tal… —dijo al fin Rainbow— un último entrenamiento de despedida.

    Todos se pusieron de acuerdo, y se levantaron para empezar su juego.

    —Bien, ¿Qué les parece si empezamos con… quién resiste más Hiperrayos?

    De esa manera, pasaron el resto de la tarde recordando todo lo que habían vivido y jugando sus juegos de entrenamiento. Llegada la noche, siguieron platicando hasta que se durmieron. A la mañana siguiente, efectuaron por última vez su ritual matutino de observar la salida del sol, todos muy nostálgicos como era obvio, al terminar, se prepararon para seguir su viaje, y antes de regresarlos a sus pokeball, Rainbow los abrazó cariñosamente uno a uno, en ese momento no le importaba ser tan emotivo con ellos.




    —¿Todavía no sabe nada de Rainbow? —preguntó Bill al otro lado del monitor.

    —Me temo que no —contestó Oak—, hace más de una semana que la liga terminó, y no sé nada de él.

    —Es extraño, sobre todo por esa manera de no asistir a su propia ceremonia tan groseramente —se quejó Bill.

    —Sí, ya lo sé, dejó a todo el mundo esperando, y nunca llegó… lo más seguro es que haya ido a retar al Alto mando —contestó Oak.

    —Es posible —siguió Bill—, me pregunto cómo le habrá ido con eso.

    —¿Pues por qué no me lo preguntas directamente? —dijo una voz familiar.

    —Hola Rainbow —saludó el profesor Oak sin estar muy sorprendido.

    —Hola profesor Oak, ¿cómo le va? —contestó.

    —Hola Rainbow —saludó Bill—, ¿es verdad que fuiste a enfrentar al Alto mando?

    —Sí, es verdad —contestó presumidamente—, fueron pan comido, el más fuerte me duró apenas 15:00.

    —Bien Rainbow, felicidades, supongo que entonces ya no tienes nada más que hacer en esta región —dijo Oak seriamente.

    —¿Entonces te irás? —preguntó Bill.

    —Así es —contestó Rainbow—, ahora que he acabado aquí me dirijo a Johto.

    —Qué bien —exclamó Bill—, yo ahora también me preparo para ir a Johto.

    —¿En serio? —preguntó Rainbow— ¿y por qué?

    —Pues para qué más —respondió Bill entusiasmado—, para implementar mi sistema de almacenamiento pokémon en esa región también.

    —Pues suerte con eso —dijo Rainbow—, tal vez nos encontremos por ahí en algún momento.

    —Pues eso es todo Rainbow, ya me tengo que ir, hasta la próxima —se despidió Bill apagando el monitor.


    —¿Entonces cómo planeas irte? —preguntó Oak.

    —Antes de venir pasé a comprar un boleto para un barco que se dirige a pueblo Primavera, en Johto, saldrá en la tarde y llegaremos en la mañana —contestó algo indiferente.

    —¿Y qué pasó con la pokedex? —preguntó Oak seriamente.

    Rainbow sacó la pokedex de su bolsillo y la miró, se puso a pensar mirándola.

    —¿Qué consecuencias habrá de mis acciones y mis decisiones en esta región? —preguntó de repente.

    —¿A qué te refieres? —preguntó Oak algo confundido.

    —Todas las acciones y decisiones que tomamos tienen consecuencias, en ésta región realicé muchas cosas que podrían tener algún tipo de repercusión en el futuro… si yo le diera mi pokedex, ¿qué pasaría? —dijo pensativamente.

    —Pues que habría completado parte de mi investigación —contestó Oak—, y de esa manera tendría más conocimientos sobre los pokémon.

    —Sí, pero ¿qué va a decir cuando le pregunten de dónde sacó esta información? —preguntó Rainbow seriamente— ¿Va a decirles a todos que un entrenador hizo su trabajo y luego no se supo más de él?

    A Oak le pareció entender el punto.

    —Sé que lo que tú más quieres por ahora es anonimato… ¿entonces qué quieres que haga? —preguntó seriamente.

    —Consiga a alguien más —sugirió Rainbow—, alguien más que haga lo mismo que yo hice.

    —¿Y qué voy a hacer con todo la información que tú has conseguido? —preguntó Oak algo insatisfecho— ¿Voy a tener una pokedex llena sin poder usar su información.

    —No, porque no se la voy a entregar —dijo Rainbow tajantemente.

    El profesor Oak se quedó confundido.

    —Déjeme llevármela a las demás regiones, ahí la seguiré completando —sugirió seriamente.

    —Pero olvidas que la que tienes solo es un prototipo —contestó Oak—, no puede registrar tantos tipos de pokémon.

    —Debe de haber una manera de poder hacerlo —insistió Rainbow.

    —Bueno… hay una manera… en las demás regiones viven colegas míos, también se dedican a estudiar a los pokémon, podría enviarles una versión del prototipo de la pokedex, una que esté vacía para que puedas comenzar de nuevo.

    —En ese caso… coy a tener que estar cargando con un prototipo diferente en cada región —comentó Rainbow.

    —Hasta que no logre mejorar el sistema así tendrá que ser —dijo Oak resignado—, mientras tanto, será una lástima que no pueda saber todo lo que ya has recolectado en tu pokédex.

    —Bueno… puedo decirle una cosa profesor —continuó Rainbow.

    —¿Qué cosa? —preguntó Oak interesado.

    —En esta región habitan aproximadamente 150 especies de pokémon —contestó seriamente.

    —¿150? —preguntó Oak.

    —Esa información no la supo de mí —añadió Rainbow—, lamento no poder revelarle cuáles son todas esas especies.

    —¿Por qué no? —exclamó Oak algo enojado— Si me dieras la información que tienes ahora habríamos dado un gran paso en la historia de la investigación pokémon, nunca antes nadie había tenido la idea de hacer un recuento de cuantos pokémon hay.

    —Es muy simple profesor —contestó Rainbow sonriendo—, si yo le entregara toda la información de mi pokedex, entonces ya no sería tan emocionante.

    Oak quedó aún más confundido.

    —Así como lo dije con el P.C. de Bill… la pokedex puede ser una buena idea para los entrenadores en general… así que haga eso, no se apresure ni nada, tómese su tiempo, pero mejore sus pokedex, y déselas a otros entrenadores de confianza… ya verá que divertido —añadió graciosamente.

    Oak solo lo miró sonriente, estaba satisfecho a medias, pero entendió que no había otra forma de tratar con ese entrenador.

    —Está bien —contestó calmadamente.



    Mientras llegaba la hora de abordar el barco que lo llevaría a Johto, Rainbow aprovechó el tiempo para pasearse por su pueblo natal, con sus compañeros en su cinturón.

    —Qué curioso —les dijo—, a pesar de que nací en este lugar, no lo conozco nada… bueno, excepto este lugar…

    Y se detuvo en frente de una casa. Se quedó mirándola con nostalgia por un rato, y comenzó a recordar:

    —Rainbow, ya nos vamos —dijo la voz de una mujer.

    —¿A dónde vamos mamá? —preguntó el pequeño Rainbow con curiosidad.

    —Lejos —contestó el padre.

    Rainbow lo miró con algo de miedo.

    —Viajaremos por el mundo, nuestras obligaciones como Rangers así nos lo exigen —contestó severamente.

    —Papá… ¿y si yo no quiero ser un Ranger? —preguntó Rainbow tímidamente.

    —¿¡Qué?! —exclamó el padre— Todos en nuestra familia, desde mis bisabuelos, han sido Rangers, es más que una tradición, es un deber que llevamos en las venas.

    —Pero y si lo que yo quiero es… entrenar pokémon —continuó Rainbow.

    —¡Nadie en esta familia va a entrenar pokémon! —dijo severamente— Viajarás con nosotros, y cuando tengas edad, irás a la escuela Ranger de Almia, y serás el mejor Ranger de todos.

    Rainbow sentía ganas de llorar, pues el carácter de su padre era muy intimidante.

    —Papá, ¿Por qué quieres que yo sea el mejor Ranger de todos? —preguntó lloroso.

    —Hijo —continuó un poco más calmado—, eres un niño muy especial, aprendiste a caminar, leer y escribir casi al mismo tiempo, tienes un gran potencial, eres muy inteligente, es necesario aprovechar ese talento natural que tienes para el bien de los Rangersr.

    Rainbow sentía mucho odio por su padre en ese momento, pero el miedo le impedía mirarlo a los ojos.

    —Bien, ya es suficiente, es hora de irnos —ordenó el padre.

    —Espérenme un minuto —dijo Rainbow, quién se dirigió a su cuarto.

    Una vez en su cuarto, movió la cama, y debajo de ella había una tabla suelta, la movió, y debajo había un cuaderno. Rainbow lo abrió y lo ojeo, tenía unos pocos escritos sobre información sobre el entrenamiento los pokémon, pero era muy poco. Miró su información lloroso, y recordó su odio por su padre, valientemente agarró un lápiz, y violentamente escribió en una página “Método para entrenar pokémon”… se detuvo y vio lo que había escrito, entonces, recordando de nuevo a su padre, volvió a empuñar el lápiz, sonrió maliciosamente, y debajo escribió: “Definitivo”, miró lo que había escrito, y sonrió de nuevo.

    —¡Rainbow, ya es hora de irnos! —gritó su padre desde abajo.

    Rainbow guardó su libreta en su mochila, muy oculta entre sus demás cosas, y de esa manera salió de su casa, poco antes de cumplir los tres años, para recorrer el mundo con sus padres, pero él tenía algo más en mente.

    Saliendo de su recuerdo, Rainbow contempló la casa una vez más.

    Mi antigua casa —dijo tranquilamente—, ya no vale la pena recordar estas cosas.

    E indiferentemente regresó al laboratorio del profesor Oak, a guardar sus pokémon vía P.C. Pues se acercaba la hora de embarcarse.



    —Adiós amigos —se despidió tristemente de ellos, éstos lo miraron tristes también—… Pero no se pongan tristes, esto no es una despedida, solo un “hasta luego” —añadió tratando de consolarlos un poco.

    Lentamente prendió el P.C. Accedió al P.C. de Bill, tal y como lo había hecho en isla Prima, le dio a la opción de “Almacenar”, y uno a uno, fue guardándolos lentamente, despidiéndose de todos ellos amigablemente, y tranquilamente, vio como uno a uno se sumía en el sueño, y quedaban guardados en la computadora. Al guardar al último, no pudo evitar sacar una pequeña lágrima, la cual se secó rápidamente.

    —Eso es todo —dijo Oak tranquilamente—, ¿cómo te sientes?

    —Pues… digamos que voy a tener que volver a hacer esto otras tres veces, debo acostumbrarme —contestó más calmado—, pero no me voy solo… aún tengo conmigo estos tres pokémon —dijo señalando a su Eevee, Onix y Zubat, de su cinturón X —ahora será el turno de ellos de lucirse en Johto.

    —Te deseo suerte Rainbow —dijo Oak amablemente.

    —Gracias por todo profesor, seguiremos en contacto —y dicho eso empezó a irse hacia el puerto.

    —Espera un momento —interrumpió Oak.

    —¿Qué sucede? —preguntó Volteándose.

    —Mientras recorrías el pueblo, hice unas llamadas… cuando llegues a pueblo Primavera busca al profesor Elm —dijo seriamente.

    —¿Profesor Elm? —contestó Rainbow.

    —Es un colega de Johto, también investiga pokémon. Le hablé de ti, y ahora te está esperando.

    —¿Para qué? —Preguntó Rainbow interesado.

    —Para entregarte el prototipo de la pokedex de esa región, y además para entregarte tu primer pokémon de Johto —contestó sonriente.

    —¿Mi primer pokémon de Johto? —preguntó Rainbow algo sorprendido.

    —Pues claro —contestó Oak—, me parece que te mereces ese privilegio.

    Rainbow se sorprendió por eso.

    —¿Qué lo merezco? —preguntó.

    —Al menos para mí —contestó Oak—, pero puede que te lo tengas que ganar para el profesor Elm.

    Rainbow lo miró amablemente.

    —Gracias profesor Oak —se despidió sonriendo—, hasta la vista.

    —Hasta la vista, Rainbow —se despidió Oak.

    Y así, Rainbow se dirigió al puerto.



    Un rato después, todo estaba listo, y el barco zarpó. Rainbow, junto con sus tres pokémon en su cinturón X, observaban el atardecer y el mar extasiados.

    —Al menos los tengo a ustedes, chicos —les dijo a sus tres compañeros—, espero que hayan aprendido bien, ustedes me van a ayudar a que el entrenamiento de sus nuevos compañeros sea más fácil —los tres asintieron contentos.

    Un momento después algo brillante se vio en el agua enfrente de ellos, Rainbow y sus pokémon lo vieron con interés, entonces empezó a salir volando lentamente de las aguas un pokémon, era pequeño, de color rosa y una larga cola, y miró a Rainbow con una sonrisa.

    —Hola, Mew —le saludó Rainbow cariñosamente.

    El pokémon le sonrió de nuevo, y se fue volando de ahí jugueteando en el aire, se detuvo y se despidió de Rainbow, para continuar su trayecto hasta que no se le vio más. Los tres pokémon de Rainbow estaban algo confundidos por eso.

    —Ah, perdón… tal vez algún día les cuente… —dijo Rainbow tratando de disculparse— lo importante es que ahora nos dirigimos hacia una nueva región —dijo sonriendo maliciosamente.

    —Mi viaje no ha hecho más que empezar —finalizó con la arrogancia y presunción que tanto lo caracterizaban.


    Fin de Kanto.

    Continuará…. En Johto.


    Gracias por leer mi fic y soportar a Rainbow tanto tiempo, para los que aún no se cansan esperen la siguiente parte.
     
    • Me gusta Me gusta x 6
  6.  
    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

    Aries
    Miembro desde:
    24 Junio 2012
    Mensajes:
    7,375
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Sorprendente, muy emotivo el capitulo, senti un pequeño vuelco en el estomago cuando rainbow se despidió de sus pokémon, aún asi ya quiero ver que hace en Johto, aún asi tomate tu tiempo para crear el nuevo fic, deja que los lectores esten ansiosos por leerlo, eso podría ayudarte.
    Ahora creo saber por que rainbow es tan arrogante, el odio a su padre por no dejarlo ser entrenador lo ha vuelto así para demostrar que es el mejor, ya sabes lo que dicen: "No juzgues a alguien sin conocer su historia", saludos.
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  7.  
    Little Princess

    Little Princess Entusiasta

    Tauro
    Miembro desde:
    3 Octubre 2012
    Mensajes:
    72
    Pluma de
    Escritora
    Desde la historia con los ancianos, no había visto a Rainbow tan emotivo (tal vez también cuando lloró por Aurora), aunque despedirse de sus primeros pokemon debe de ser duro... Anécdotas que se quedarán en su historia para SIEMPRE, y que nunca olvidará. En cuanto a tener que soportar a Rainbow... eso es demasiado fácil ^^ y ansío la segunda parte para YA! ADM lo deseo... no te quiero meter prisa pero cuelga inmediatamente, que si no me muero ;) jaja.
     
  8.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    1833
    Capítulo especial 1: De cómo Aurora llegó a Kanto.
    “ya que él vino a cumplir sus sueños, yo también estoy aquí para cumplir los míos"
    Aurora


    Era de mañana en el pueblo Paleta, en la región de Kanto, un barco proveniente de algún lugar de Almia desembarcó en el puerto. De él salió una joven de unos once años, con la mirada reflexiva, que incluso podría considerarse como una mirada triste. Pero recordando la razón para estar en ese lugar, olvidó por un momento sus preocupaciones, y adoptando una actitud jovial, se dirigió al laboratorio del profesor Oak.

    —Hola, profesor Oak —saludó amablemente la chica cuando hubo tocado la puerta.

    En ese momento, el profesor Oak abrió la puerta y observó a la extraña chica que había llamado.

    —Este… hola, ¿quién eres tú? —preguntó algo confundido, ya que no recordaba que alguien debía visitarlo.

    —Me llamo Aurora —contestó la chica.

    —Ya veo —continuó Oak—, entonces, ¿en qué te puedo servir?

    —Pues verá profesor —explicó Aurora—, yo vengo de la región de Almia, ahí fui estudiante de pokémon Ranger, pero desafortunadamente, ser una Ranger no es lo mío, lo mío es ser una investigadora de misterios pokémon…

    —Entiendo —contestó Oak mirándola sospechosamente—, pero no entiendo exactamente qué es lo que necesitas de mí.

    —Pues que, ya que voy a estar en esta región, ¿quién mejor para orientarme en las cosas extrañas que suceden en esta región que el profesor más eminente y respetado de esta región? —contestó sonriente.

    —¿Ah sí? —contestó Oak algo avergonzado— ¿crees que soy el profesor pokémon más eminente de toda la región?

    —Bueno —contestó Aurora algo apenada—, eso es lo que me han dicho de usted. El señor Óseo, uno de mis maestros cuando estudiaba en Almia, me insistió mucho para que viniera a esta región… me pareció muy raro que de repente apoyara tanto a alguno de sus alumnos…. Pero divago, el caso es que necesito que me diga dónde puedo empezar a trabajar.

    El profesor Oak meditó un momento, le pareció una chica un tanto extraña, y lo que contaba le resultaba extrañamente familiar.

    —Así que te llamas Aurora, vienes de Almia, estudiaste para ser Ranger, pero descubriste que lo que querías hacer era otra cosa, y vienes a mí para que te ayude al comienzo —dijo meditativo—… entra a mi laboratorio, por favor.

    Ambos entraron al laboratorio. El interior se veía hasta cierto punto desordenado, como si hubieran estado trabajando en algo muy importante.

    —¿Entonces va a ayudarme? —preguntó Aurora impaciente.

    —Una cosa a la vez —contestó Oak—, para empezar, ¿ves esas pokeballs en la mesa?

    Aurora vio que en una de las mesas, se encontraban dos pokeballs con pokémon en ellas, un Charmander y un Squirtle.

    —Sí, las veo, pero ¿qué tiene que ver? —preguntó algo desconcertada.

    —Hace aproximadamente una semana —contó Oak—, un muchacho llegó a mi laboratorio, al parecer tenía tu edad, también venía de Almia, estudió para ser Ranger, pero no le gustaba serlo. La diferencia es que él deseaba ser entrenador pokémon, y vino a mí para que le entregara su primer pokémon.

    Aurora se quedó algo sorprendida, pero en el fondo, recordando el pasado, se lo esperaba de cierta forma.

    —Su nombre era Rainbow —continuó Oak.

    — Sí, muy interesante ¿Y qué pasó? —preguntó Aurora simulando desinterés.

    —Él llegó presumiendo que había creado el método definitivo para entrenar pokémon —siguió contando Oak—, obviamente, no le creí una palabra, hasta que lo enfrenté… y para mi sorpresa, me venció utilizando un pokémon al que acababa de conocer… es un chico verdaderamente…

    —Desconcertante —interrumpió Aurora sonriendo.

    —¿Entonces lo conoces? —preguntó Oak.

    Aurora vio que, dadas las circunstancias, no podía negarlo.

    —Sí, lo conozco desde que teníamos unos siete años —contestó nostálgica—, fuimos grandes compañeros, grandes amigos de hecho…

    —Vaya —exclamó Oak—, no hubiera imaginado que alguien como Rainbow pudiera tener algo parecido a un amigo… ya sabes, por su forma de ser.

    —Sí, por su forma de ser —contestó Aurora recordando con una sonrisa—, pero conmigo es diferente.

    —¿Diferente? —preguntó Oak interesado.

    —Bueno… no todo el tiempo, solo cuando se puede… a veces cuando le hablaba de algo, él intentaba mantener una actitud fría e indiferente, pero en el fondo sabía que sí me escuchaba… a pesar de que se muestra arrogante todo el tiempo, conmigo muestra mucho más su lado tierno —respondió algo apenada.

    —Interesante —inquirió Oak—, no me hubiera imaginado que ese chico pudiera hacer eso.

    —Pero eso no importa —prosiguió Aurora un poco más triste—, porque a pesar de todo, a pesar de todo lo que vivimos, a pesar de lo buenos amigos que éramos, él siempre pone su método definitivo en primer lugar, nada le importaba más que completar su método… debo admitir que era divertido cuando se ponía a alardear de la perfección de su método… pero eso no justifica que se fuera sin despedirse de mí.

    —¿Qué? —exclamó Oak asombrado— ¿No se despidió de ti?

    Aurora bajó la cabeza triste, con algo de coraje en su interior.

    —Así es —contestó tristemente.

    —Tal vez había una razón —trató de consolarla Oak.

    —¿Qué razón podía ser? —contestó Aurora— Todo iba muy bien hasta un día antes de que se fuera… yo fui a su casa a visitarlo, y su madre me dijo que se había ido a Kanto a comenzar su entrenamiento… lo único que podía pensar yo era que no se había despedido de mí, porque no le importo más que su método, nada le importa más que cumplir sus sueños, y yo solo sería una distracción —contó algo melancólica—… en fin, así es mi amigo Rainbow —añadió con una leve sonrisa.

    Oak se sentía algo inquieto por todo eso, pues a pesar de todo lo que contaba, Aurora no se veía del todo triste, era como si estuviera perfectamente acostumbrada al comportamiento de Rainbow.

    —Pero ahora que todo ha pasado —continuó Aurora más jovial—, ya que él vino a cumplir sus sueños, yo también estoy aquí para cumplir los míos.

    Oak se dio cuenta de que Aurora no parecía estar perturbada en algún sentido por el hecho de ser abandonada por su amigo, y su comportamiento en general le recordaba mucho al de Rainbow, en algún aspecto.

    —Si quieres saber de los misterios de Kanto —le dijo finalmente—, hay varios lugares a los que puedes ir.

    —¿Sí? —preguntó Aurora sacando una libreta de notas.

    —Entre los muchos lugares interesantes que hay en Kanto, están el museo de la ciencia de ciudad Plateada, es un buen lugar para comenzar, podrás enterarte de muchas cosas ahí. Luego está el monte Moon… también pueblo Lavanda, sede de muchas leyendas, la isla Canela también… además de que algunos líderes de gimnasio podrían ayudarte también… te recomiendo ciudad Azulona, tiene una de las universidades más importantes del mundo, y ciudad Azafrán también.

    —¿Eso es todo? —preguntó Aurora.

    —Ah, sí. También deberías ir a visitar a Bill, un científico que siempre tiene cosas interesantes que ver… vive en el cabo Celeste.

    —Muchas gracias, profesor —se despidió contenta Aurora.

    —Antes de que te vayas —interrumpió Oak—, quiero que escojas a un pokémon.

    —¿Yo? ¿escoger un pokémon? —preguntó Aurora extrañada— pero ¿por qué me quiere dar uno si no soy entrenadora?

    —Nadie debe andar viajando tanto sin al menos un pokémon —contestó Oak—, adelante, escoge entre los dos que quedan.

    Aurora se aproximó a la mesa, los dos pokémon estaban esperando a ver cuál escogería. Pero ella se mostró nerviosa, pues nunca pensó que tuviera que entrenar un pokémon alguna vez.

    Entonces se fijó en el Charmander, el cual se veía algo triste, pues en el momento en el que Rainbow pasó a escoger un pokémon, él no quiso ir con él porque sintió algo de miedo, pero luego cuando escogió a Bulbasaur se arrepintió de no haber sido más optimista.

    —Escojo a este Charmander —dijo Aurora tomando la pokeball, el pokémon se sintió feliz.

    —En ese caso, los misterios pokémon te esperan —dijo Oak sonriente.

    —Gracias por todo profesor —agradeció de nuevo.

    —Una cosa más Aurora —interrumpió—, Rainbow se fue hacia el norte, seguramente irá directo hacia ciudad Plateada… así que tal vez te lo encuentres de camino.

    Al oír eso, Aurora se sintió algo emocionada con la idea de encontrárselo, pues en el fondo, tenía unas inmensas ganas de verlo de nuevo, aunque sea para despedirse de él formalmente, aunque esta idea también la entristeció.

    —Entonces creo que seguiré sus pasos —contestó—, aunque sea por un tiempo… una cosa sí profesor —le dijo severamente—, si Rainbow se pone en contacto con usted, por favor no le diga nada de mí, quiero sorprenderlo yo misma.

    Oak se dio cuenta de que la idea de volver a encontrarlo la llenó de una clase de energía especial.

    —Lo prometo —contestó—, y también te aseguro una cosa, Rainbow de seguro está arrepentido de no haberse despedido de ti.



    Aurora le sonrió, y salió del laboratorio para comenzar su viaje por Kanto.


    Continuará...
     
    • Me gusta Me gusta x 4
  9.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    21,315
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Guao, realmente no me esperaba este capítulo. Cuando en las alertas me apareció un nuevo mensaje en "Pokemon Rainbow: Kanto" pensé que era un error, que debía ser Johto, pero ya veo que en Kanto no está todo dicho Y cierto es que queda por explicar ciertos detalles de la aventura de Aurora, sin duda. Esos "misterios" que investigaba, siento curiosidad por saber algo de ellos, y el "1" junto al capítulo me hace ensar que seguramente algo nos contarás en un posible capítulo especial 2, o 3 o 7... sin duda, una agradable sorpresa que aún el fic no haya acabado, y me parece una idea genial que retomes la historia con Aurora, mostrando el lado paralelo (je, PARALELO. Ja, ja, ja pa-ra-le-lo. Doble sentido. Ehm, perdón (?)) de la historia por Kanto. Genial idea, qué duda cabe.
    Oh, oh, no me acordaba del señor Óseo. Mm, buenas intenciones no tiene, eso seguro. Mmm, sí, algo raro hay, sí (?)
    El único fallo que vi es este:
    ¿pero por qué me quiere dar uno si no soy entrenadora.
    Pues eso, que no cerraste la interrogación. Además, a mi me cuadra más escribirlo así: "Pero, ¿por qué me quiere dar...?"
    En fin, cuestión de gustos a la hora de expresarse.
     
    • Me gusta Me gusta x 4
  10.  
    Cubo

    Cubo bloody knight

    Escorpión
    Miembro desde:
    30 Octubre 2012
    Mensajes:
    57
    Pluma de
    Escritor
    okay 36 horas me tomo leerlo completo pero termine, una excellente historia nunca imagine qie existiera un entrenador asi como Rainbow que es capaz de hacer cosas imposibles, ahora mi maldecion de lectura va empezar:otra vez solo que con Jhoto... Sigue asi eres un excelente escritor
     
  11.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    2394
    ...Continuando

    Capítulo especial 2: De lo que pasó en ciudad Verde.
    Nunca hubiera imaginado que un hombre tan extraño, de algún modo fuera tan amable"
    Aurora



    Con paso lento, pero decidido, Aurora emprendió su viaje en la región de Kanto, llena de emoción y buenos pensamientos, solo que aún había un pequeño problema.

    —¿Cómo se llega a ciudad Plateada? —se preguntó repentinamente, dándose cuenta de que a pesar de ya saber dónde ir, no sabía cómo llegar.

    —¡No me mires así! —dijo al ver que su Charmander la miraba decepcionado—, después de todo, soy nueva en esta región… bueno —continuó más calmada—, solo necesito conseguir un mapa…

    En ese momento, al doblar la esquina, chocó contra una mujer que cargaba varias pokeballs, lo que las hizo caer.

    —Lo siento mucho —se disculpó Aurora—, no fue mi intención.

    —No es nada —contestó la mujer apenada, esbozando una leve sonrisa—, también fue mi culpa, estaba algo distraída.

    Aurora le ayudó a recoger sus pokeballs.

    —Vaya —exclamó al ver sus pokémon—, sí que tienes muchos pokémon, ¿son todos tuyos?

    —En realidad no —contestó la mujer sonrientemente—, la verdad es que son pokémon de mi abuelo, el profesor Oak.

    —¿El profesor Oak es tu abuelo? —preguntó Aurora sorprendida.

    —Así, es —contestó alegre—, mi nombre es Daisy*, gusto en conocerte.

    Aurora le extendió nerviosamente la mano.

    —Yo me llamo Aurora —contestó jovialmente—, y hablando de tu abuelo, él me dio a mi Charmander —continuó mostrándoselo.

    —Me alegro —contestó Daisy—, me alegra que por fin tengas entrenadora —le dijo amigablemente, Charmander le sonrió—, sobre todo, después de que ese otro entrenador vino y se llevó al Bulbasaur.

    —¿El otro entrenador? —preguntó Aurora suspicaz.

    —Sí —contestó Daisy—, hace como una semana, un joven entrenador vino, y mi abuelo le dio a su compañero Bulbasaur.

    —¿Lo llegaste a ver? —preguntó Aurora con algo de interés.

    —La verdad —respondió recordando—, ese día llegué algo tarde, solo lo vi por un momento corriendo hacia la ruta 1 —dijo señalando el camino de dicha ruta.

    En ese momento, Aurora recordó el problema del mapa.

    —Oye, por cierto —continuó Aurora—, yo vine hace poco a esta región, y voy a estar viajando mucho… ¿sabes dónde puedo comprar un mapa? —preguntó con algo de pena.

    —Si quieres toma el mío —le dijo amigablemente extendiéndole un mapa.

    Aurora lo tomó suavemente.

    —¿Estás segura de que me lo das? —preguntó extrañada.

    —Sí, ya no lo necesito —contestó Daisy con una sonrisa—, hace poco tiempo yo también estaba viajando, era coordinadora, y fui a Hoenn a participar en concursos.

    —Ya veo —comentó feliz Aurora—, algún día yo también viajaré por más regiones… —dijo mirando el mapa atentamente.

    —Pues bien —continuó Daisy—, ya tengo que irme, mi abuelo me debe estar esperando, adiós Aurora.

    —Ah, sí, fue un placer conocerte Daisy —se despidió Aurora sonriente.

    Y ambas siguieron sus caminos. Aurora, guiándose por el mapa, se dirigió hacia la ruta 1.


    Un rato después, ya se encontraban encaminados en la ruta 1.

    —¿No te parece genial, Charmander? —preguntó dulcemente— Con este mapa ya no me puedo perder…

    Charmander caminaba junto a su entrenadora alegremente, pero parecía no estar del todo satisfecho, Aurora se dio cuenta de eso.

    —Anímate, Charmander —le dijo cariñosamente—, estoy segura de que vamos a ver muchos misterios en esta región.

    Charmander le sonrió, pero no se veía muy convencido. En su interior, Aurora deseó poder comprender a los pokémon tan fácilmente como Rainbow.

    Al día siguiente, llegaron a ciudad Verde. Aurora se sentía feliz de estar al fin recorriendo la región de Kanto, y más aún en compañía de un pokémon.

    —Por cierto —recordó de repente—, tengo que pasar al centro pokémon, para hablar con alguien.

    Y en seguida se dirigieron al centro pokémon. Esta vez, Aurora se veía un poco más seria.


    —Así que ya estás en Kanto —dijo un hombre de cabello amarillo con un peinado un tanto extraño del otro lado de la línea—, me alegro por ti, Aurora.

    —Gracias, señor Óseo —dijo Aurora sonriendo.

    —Eh, no es que no me alegre tu llamada —dijo el señor Óseo un tanto apresurado—, pero ¿se puede saber para qué me necesitas? ¿Tienes suficiente dinero? Puedo enviarte más si lo necesitas.

    —Eh, no gracias —contestó Aurora con pena—, tengo suficiente, no se preocupe por eso… es que, bueno, ya que usted es mi patrocinador, me preguntaba por qué no está usted aquí, conmigo.

    —Eh, eso no es necesario —contestó algo agitado—, los investigadores de misterios como tú lo único que necesitan hacer son contactos con gente importante, si lo haces bien, antes de que te des cuenta ya estarás desenvolviéndote independientemente, y ya no me necesitarás… además tengo muchas cosas que hacer aquí, en Almia —contestó con cierto tono cínico.

    Aurora se puso algo reflexiva.

    —Pero aún así —contestó—, me siento mal por solo recibir su dinero así sin más, ¿cómo podría agradecerle todo lo que ha hecho por mí? —preguntó seriamente.

    El señor Óseo parecía más preocupado por terminar la conversación, pues se veía algo incómodo.

    —No tienes que hacer nada —contestó pesadamente—, solamente asegúrate de hacer buenos contactos, encaminarte bien en el campo de la investigación, y cumplir lo que quieres… de ese modo, no tendrán que volver a Almia —murmuró con un tono un tanto malicioso.

    —Que no tendremos que ¿qué? —preguntó Aurora extrañada.

    —¡Ah! Nada, nada —contestó apresuradamente—, estaba recordando otra cosa… Pero recuerda —continuó un poco más sereno—, solo tienes que mantenerte ocupada para poder progresar, y cuando necesites ayuda económica no dudes en pedírmelo.

    —Está bien, se lo prometo —contestó Aurora todavía un poco preocupada, pues le parecía muy extraño que la ayudara tanto, tan desinteresadamente.



    Un rato después, Aurora y Charmander siguieron su camino hacia el norte, a ciudad Plateada.

    —Nunca hubiera imaginado que un hombre tan extraño, de algún modo fuera tan amable —dijo mientras caminaban—, es un poco misterioso, pero no podría hacer este viaje sin su ayuda.

    Miró a su Charmander, pero no pudo entender bien lo que quería decir.

    En ese momento apareció un anciano trotando animosamente, y accidentalmente tiró a Aurora al suelo.

    —Lo siento, niña —se disculpó—, acabo de tomarme mi café, y estoy como una máquina.

    Aurora y Charmander lo miraron desconcertados.

    —N…no se preocupe, señor —contestó Aurora apenada.

    —Ya sé —exclamó el viejo animosamente—, para compensarte, te voy a enseñar a capturar pokémon.

    —Eh, no gracias señor —se disculpó Aurora—, no soy una entrenadora.

    —No digas eso, niña —le reprochó infantilmente el viejo—, todo aquel que tenga un pokémon es un entrenador —dijo señalando a su Charmander—, y es un deber entrenarlos y capturarlos para que sean tus colegas.

    Aurora se quedó pensando un minuto, un poco desconcertada, pues en parte era verdad que, si iba a empezar un viaje, lo mejor era ir acompañada de pokémon, a los cuales entrenar. Se dio cuenta de que Charmander, ante esa idea, se mostró más entusiasmado.

    Rainbow nunca le había enseñado a capturar pokémon, en parte porque en Almia no había pokeballs, aunque sí lo había visto practicar con piedras y pelotas.

    —Está bien —contestó animada—, enséñeme a capturar.

    Al anciano se emocionó.

    —Qué bien —contestó—, hace años que no se lo enseño a nadie… bien, vamos a la ruta 22.

    Aurora siguió al anciano hasta aquella ruta, entonces el viejo empezó a buscar por todos lados a un buen pokémon.

    —¡Mira! Ahí hay un Ratatta —exclamó el viejo.

    El pokémon los miró recelosamente.

    —Bien niña —continuó el viejo—, esto es lo que tienes que hacer.

    Y acto seguido, le arrojó una pokeball. Desafortunadamente, el pokémon todavía tenía mucha energía, y logró abrir la pokeball, escapando.

    Aurora y el anciano se quedaron callados, con un poco de vergüenza.

    —Bueno —dijo al fin el anciano—, creo que debí debilitarlo primero.

    Aurora y Charmander se cayeron de vergüenza.

    —Bueno, gracias de todos modos —contestó amablemente Aurora.

    En ese momento, apareció un Nidoran hembra.

    —Bien niña —dijo el anciano animado—, ahora es tu turno.

    —¿Mi turno? —exclamó Aurora algo asustada.

    —Así es —contestó el viejo dándole una pokeball—, solo recuerda debilitarlo primero.

    Entonces Charmander saltó con energía hacia adelante, encarando a la Nidoran, quién también se preparó para luchar.

    Viendo Aurora que no tenía opción, y recordando que, a pesar de todo, tener más pokémon era mejor, se animó y se preparó para la batalla, confiada de lo que había podido aprender de Rainbow.

    —¡Arañazo! —ordenó.

    Charmander atacó sin que el Nidoran lo pudiera evitar, pero éste contra atacó con Doble patada.

    —¡Ahora Ascuas! —ordenó de nuevo.

    El ataque fue bueno, pero eso hizo enfurecer a Nidoran aún más, y empezó a atacar con Golpes furia, y Charmander se quedaba sin energía.

    Aurora estaba empezando a preocuparse de que Charmander se debilitara, vio que resistía con coraje, y estaba decidido a llegar al final.

    —¡Salta ahora! —le ordenó.

    En ese momento, Charmander dio un gran salto en el aire, y Nidoran empezó a atacar con Pin misil.

    —Ahora Ascuas de nuevo —ordenó una vez más.

    El ataque de Charmander quemó los Pin misil de su rival, y logró darle a ella también, quedando debilitada.

    —¡Ahora! Lanza la pokeball —exclamó el anciano.

    Aurora miró la pokeball un momento, a su cansado pero satisfecho Charmander y al pokémon debilitado también, y en su interior, sintió una emoción que no había sentido antes.

    —Está bien… ¡ahí va! —exclamó lanzándola fuertemente.

    La pokeball tocó a la Nidoran y la atrapó, se movió un momento en el suelo, Aurora temió que se escapara, pero finalmente se cerró definitivamente.

    —¡Muy bien hecho! —felicitó el anciano— Ahora tienes un nuevo pokémon.

    Aurora no podía creer que lo había hecho, su Charmander también se veía contento.

    —Gracias a usted, señor —le agradeció dulcemente.

    —No es nada —contestó modestamente—, fue un placer ayudarte… no como ese otro chico que pasó por aquí hace varios días —recordó un tanto serio.

    —¿Chico? ¿Qué chico? —preguntó Aurora sospechando.

    —Ah, un muchacho que venía a retar al líder de gimnasio de esta ciudad —contó calmadamente—, un chico muy inquieto y algo maleducado se enojó mucho porque le dije que hace mucho que el líder no estaba… y no quiso que le enseñara a capturar pokémon porque ya tenía algunos, muy groseramente de hecho… creo que tenía un Bulbasaur.

    Aurora sonrió, pues no podía ser otro que Rainbow, y se alegró de saber que, de alguna manera, estaba siguiendo sus pasos.

    —Pues muchas gracias de nuevo —contestó Aurora tomando la pokeball con su nuevo pokémon—, ya me tengo que ir…. ¿Eh? —exclamó al darse cuenta de que su Nidoran estaba muy adolorida.

    —Ah, sí, eso es normal —contestó el anciano—, después de las batallas hay que llevarlos al centro pokémon para que los curen.

    —En ese caso, ya me voy —dijo Aurora corriendo rápidamente de regreso a ciudad Verde.

    —Adiós y cuídate —se despidió el anciano tranquilamente.

    De ese modo, Aurora regresó a la ciudad, temiendo que algo malo le sucediera a su Nidoran.


    Continuará...

    *En los videojuegos, Daisy se llama Dalia.
     
    • Me gusta Me gusta x 4
  12.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    3652
    ...Continuando

    Capítulo especial 3: De lo que pasó en el bosque Verde.
    “Nunca antes, estar en el lugar equivocado en el momento equivocado fue algo tan bueno para mí"
    Aurora



    —Bienvenida al centro pokémon —saludó sonrientemente la enfermera—, aquí curamos a tus pokémon…

    Se vio interrumpida, pues Aurora apresuradamente le entregó la pokeball de su Nidoran.

    —¡Cúrela, por favor! —suplicó impaciente.

    La enfermera tomó nerviosamente la pokeball, a causa de la actitud al parecer exagerada de Aurora.

    —Claro, en un rato estará como nueva —la tranquilizó, y procedió a poner la pokeball en la máquina.

    Aurora se quedó esperando nerviosamente, pues ya que era ciertamente la primera vez que experimentaba algo así, no estaba segura de cómo reaccionar. Miró a su Charmander, y él la miró a ella.

    —Tal vez estoy exagerando —se tranquilizó un poco—, tal vez no fue nada grave, y en poco tiempo todo esté bien… pero, ¿y si en realidad se lastimó gravemente? —dijo volviendo a un estado de exaltación— ¿Y si queda tan lastimada que ya no querrá venir conmigo?

    Poco a poco se preocupó pensando solo en lo peor, una parte de ella pensó que si Rainbow estuviera con ella, él la curaría rápidamente.

    —Ya está lista su Nidoran —anunció amablemente la enfermera.

    Rápida como un rayo, Aurora llegó al mostrador donde le entregaron su pokeball. Sacó a su pokémon, y al examinar que estaba bien la abrazó con lágrimas en los ojos.

    —Qué bueno que estás bien —exclamó con voz un tanto llorosa—, perdóname, no era mi intención lastimarte tanto.

    La Nidoran se sintió algo conmovida, así como la enfermera, quién al verla así trató de consolarla.

    —No te preocupes —le dijo sonrientemente—, no era nada grave, solo unas quemaduras, es algo que vemos muy habitualmente por aquí.

    Aurora se tranquilizó poco a poco, se dio cuenta de que tal vez había actuado exageradamente, a causa de su inexperiencia como entrenadora. Todavía con algunas lágrimas en los ojos, se incorporó y le sonrió a su nueva pokémon.

    —Muchas gracias, enfermera —se despidió muy amablemente—, no sé qué habría hecho sin usted.

    —No es nada —contestó algo apenada—, es nuestro trabajo, vuelve siempre que quieras.


    Aurora salió del centro ya mucho más calmada, con sus dos pokémon caminando a lado.

    —Ya que todo está bien —dijo mirando de nuevo su mapa—, podemos seguir hacia el norte, hasta nuestro primer destino en ciudad Plateada —añadió entusiasmada.


    Siguieron su camino a través de la ruta 2 sin contratiempos. A diferencia de Rainbow, Aurora disfrutaba plenamente el paisaje que los rodeaba, encontrando hermoso casi cada campo, montaña o lago que vislumbraba. También aprovechó para empezar a entrenar a sus pokémon, aunque esto último con algo de inseguridad.

    —No tan fuerte, Charmander —dijo preocupada al ver que a Charmander le gustaba lanzar Ascuas con mucha fuerza, aunque Nidoran estaba aprendiendo a esquivarlos—, no quiero tener que llevarlos a un centro pokémon nunca más.

    Luego de eso, Nidoran lo empezó a atacar con Doble patada. Al ver a su Charmander recibiendo esos ataques, tuvo miedo de nuevo.

    —¡Ya es suficiente! —exclamó algo enojada— Suficiente entrenamiento por hoy.

    Entonces los regresó a sus pokeball. A pesar de que se veía enojada, en realidad tenía miedo de que se lastimaran.

    Al caer la noche, se acostó a dormir en su saco, y pensó profundamente si eso de entrenar pokémon sería una buena idea para ella, después de todo, en Almia nunca había tenido esa experiencia por obvias razones, y lo único que sabía de entrenar pokémon era por lo que recordaba de Rainbow, lo cual ciertamente no era de mucha ayuda en ese momento.


    Al día siguiente, llegaron al bosque Verde. Rainbow ya le había hablado de ese lugar en Almia, lo había descrito como un magnífico lugar, sobre todo para los que tuvieran el privilegio de poseer el Viridian mind, sin embargo para Aurora la experiencia sería la de una persona común y corriente.

    —Así que este es el bosque donde se origina el Viridian mind —comentó mientras caminaba en su interior con tranquilidad—, es verdaderamente hermoso —añadió infantilmente.

    Al seguir caminando, se encontró con otros pacíficos pokémon, tales como Caterpie, Metapod y Pidgey.

    —¡Qué adorables! —exclamó jovialmente— En Almia nunca vi pokémon tan bonitos.

    Sin embargo, los pokémon se mostraban algo cariñosos con ella, lo que le agradó mucho. Sin embargo, tanto Charmander como Nidoran se mostraban deseosos de seguir combatiendo, así que se les mostraron desafiantes a los pokémon salvajes, lo cual les hizo huir.

    —¿Por qué se comportan así? —les reprochó Aurora— Nosotros no vamos a andar buscando pelea, ¿entendieron? —dijo con un comportamiento imponente, lo cual sorprendió mucho a sus pokémon.

    Aurora se dio cuenta de que esa actitud no les gustó a sus compañeros, y recordó que la razón por la que había escogido a Charmander en primer lugar, era para darle la oportunidad que no quiso aceptar con Rainbow, pero su inseguridad y su miedo a que salieran lastimados le impedía cambiar de opinión.


    Un rato después se encontraban a la orilla de un pequeño lago, a descansar cómodamente antes de seguir el viaje. A pesar de lo apacible del paisaje, los pokémon de Aurora se veían algo decaídos.

    —Tal vez deba hablar con ellos —pensó—, pero ¿qué debería decirles? Yo no puedo entenderlos tan bien como quisiera.

    Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por un barullo que escuchó a lo lejos. Al darse vuelta, vio que un enjambre de enojados Beedrill perseguían a una niñita de cabello largo y amarillo que sujetaba una pokeball en sus manos, la cual gritaba asustada.

    Aurora se asustó mucho al ver que el enjambre se dirigía hacia ellos, y regresó a sus pokemon a sus pokeball como por instinto, antes de que se diera cuenta, también se encontraba huyendo de ellos corriendo a lado de la niña por el bosque, pues cuando los Beedrill se enojaban atacaban a todo lo que tuvieran en frente.

    —¿Pero qué es lo que les hiciste? —gritó Aurora asustada a la niña.

    —¡No fue mi intención molestarlos! —contestó la niña gritando, sin dejar de correr— Pero por favor no se quede así, ¡haga algo!

    —¿Y qué se supone que haga? ¡No soy una entrenadora! —objetó Aurora— ¿Y tú por qué no haces nada? —preguntó enojada.

    —Yo no tengo pokémon —contestó la niña llorando—, ¡me aterran!

    Aurora se sorprendió por esa afirmación, pero no era momento de pensar en esas cosas, pues sus dos pokémon, desde sus pokeball, le daban a entender a su entrenadora que deseaban salir.

    Aurora miró a los Beedrill y sus aguijones puntiagudos, y tuvo miedo de que sus pokémon resultaran heridos.

    —¡No! —respondió tajantemente— No dejaré que los lastimen.

    —¡Déjalos combatir! —interrumpió la niña— Tus pokémon lo desean con todas sus fuerzas.

    Aurora se sorprendió por eso.

    —¿Cómo puedes saber eso? —preguntó incrédula, pues ella no los conocía ni a ella ni a sus pokémon en absoluto.

    —¡Solo confía en mí! —gritó la niña ya bastante desesperada.

    Sin estar todavía muy convencida, Aurora miró a sus pokémon dentro de sus pokeball con preocupación, pero viendo que al parecer no había otra salida, decidió arriesgarse, y repentinamente cambió a una actitud mucho más decidida.

    Entonces se detuvo en seco.

    —¡Salgan entonces los dos! —ordenó con voz firme.

    Ambos pokémon se prepararon valientemente.

    —¡Charmander, Ascuas! ¡Nidoran, Golpes furia! —ordenó.

    Mientras Charmander descargaba su ataque contra una parte del enjambre, Nidoran hacía lo mismo con la otra parte. A pesar de que los ataques fueron bien efectuados, los Beedrill solo parecieron enfurecerse más, y empezaron a atacar con Doble ataque, lastimando bastante a los pokémon de Aurora.

    En ese momento, al ver a sus pokémon recibir daño, quiso regresarlos de nuevo a sus pokeball, pero entonces sintió a la niña escondiéndose temerosamente detrás de ella, con un semblante ante el cual se dio cuenta de que no podía rendirse así como así. Aunque sus pokémon estaban algo adoloridos, aún tenían coraje.

    —¡No se rindan! —exclamó Aurora recobrando las fuerzas, recordando la emoción de la batalla, como había sentido cuando capturó a Nidoran— ¡Vuelvan a atacar con todas sus fuerzas!

    Esta vez, tal vez motivados por el coraje de su entrenadora, los pokémon atacaron con más fuerza que antes, y a pesar de que no lograron debilitarlos, lograron hacer que los Beedrill quisieran huir.

    —¡Lo logró! —exclamó alegre la niña.

    Aurora se quedó sorprendida consigo misma, pues en verdad no esperaba que tuviera el valor para continuar con la batalla como lo hizo. Con algo de pena volteó a ver a la niña.

    —No fue nada —dijo modestamente.

    Ya se había relajado un poco más, cuando uno de los Beedrill, que todavía no se rendía, trató de atacar a Aurora por la espalda.

    —¡Cuidado atrás! —gritó la niña al darse cuenta de eso.

    Aurora se volteó, pero antes de que el Beedrill lograra tocarla, Charmander valientemente saltó hacia él, recibiendo su ataque y al mismo tiempo, contraatacándolo con Arañazo, por lo cual el Beedrill se debilitó.

    A causa de la impresión de ese ataque tan repentino, la niña soltó la pokeball que sujetaba, ésta rodó lentamente hasta el Beedrill debilitado y lo tocó, capturándolo fácilmente.

    Por un momento ambas chicas se quedaron sorprendidas por lo que había pasado, pero en ese momento, Aurora se dio cuenta de que Charmander no estaba del todo bien.

    —¡Charmander! —exclamó abrazándolo.

    El ataque del Beedrill lo había dejado envenenado cuando estuvo a punto de atacar a Aurora.

    — ¡Necesito llevarlo a un centro pokémon! —exclamó Aurora.

    —Ah… No es necesario —dijo tímidamente la niña.

    —¿Qué quieres decir? —preguntó Aurora algo inquieta.

    La niña no se atrevía a hablar, en vez de eso, solo se acercó a Charmander, puso sus manos sobre él y empezó a concentrarse.

    Para sorpresa de Aurora, su pokémon empezó a sanar de sus heridas lentamente. Mientras lo curaba, observó en la niña un gesto que ella ya conocía bastante bien, un semblante que ya había visto en su amigo Rainbow, lo cual la sorprendió mucho.

    Un momento después, Charmander ya estaba curado y alegre, aunque la niña parecía algo cansada.

    —¿Cómo lo hiciste? —preguntó Aurora asombrada.

    La niña miró el suelo tímidamente.

    —Es algo, que puedo hacer desde que tengo memoria —contestó en voz baja—, se llama Viridian mind.

    Apenas Aurora escuchó esas palabras se sorprendió en serio.

    —Otra persona como Rainbow —pensó tranquilamente.

    —Ese don —continuó la niña— me permite curar pokémon, y hasta cierto punto entenderlos…

    —Así es como supiste que mis pokémon en verdad querían luchar con solo sentirlos —dijo Aurora ya más tranquila.

    —Sí, así es —contestó tímidamente.

    Entonces Aurora se dio cuenta de la pokeball que había capturado al Beedrill. Lentamente la tomó, y se la ofreció a la niña.

    —Toma —le dijo jovialmente—, es tuyo, tu pokeball lo capturó.

    Pero lejos de ponerse feliz, la niña se asustó al ver esa pokeball.

    —¡No lo quiero! —exclamó— Quédatelo tú —le ofreció.

    Eso sorprendió a Aurora, y quedó con ganas de saber más sobre esa niña.

    —¿Para qué viniste al bosque en primer lugar? —preguntó con interés— Sobre todo con una pokeball… ¿tiene algo que ver con que los Beedrill se enojaran contigo.

    La niña se sintió incómoda, pero comprendió que le debía una explicación.

    —Hace solo unos días —contó la niña ya más calmada— me encontraba paseando por el bosque, como suelo hacer a menudo, y sin esperarlo, me encontré con un entrenador algo extraño, tenía un semblante arrogante y presumido, pero al mismo tiempo gran carisma con los pokémon… también tenía el Viridian mind.

    Aurora se sorprendió al oír eso, ya que, de nuevo, no podría tratarse de más que de Rainbow.

    —Lo vi capturar dos pokémon —continuó la niña—, un Caterpie y un Pikachu, ambas fueron batallas espectaculares… él se dio cuenta de que yo le temía a los pokémon, y hasta cierto punto también a mi propio Viridian mind… pero él me aconsejó que era yo la que debía controlar mis habilidades, no ellas a mí.

    Aurora sonreía levemente mientras la escuchaba.

    —Así que decidí intentarlo —continuó la niña—, compré una pokeball, y encaré a esos Beedrill, esperando que con mi Viridian mind pudiera hacerles sentir que solo quería ser su amiga, para perderles el miedo… pero desafortunadamente, todo salió mál, tal vez no estoy preparada —añadió con tristeza.

    Aurora escuchó atentamente, y al terminar, se preparó para marcharse.

    —No te preocupes niña —dijo Aurora tranquilamente—, solo que exageraste un poco al tratar de llevarte con los Beedrill, pero no te rindas, eventualmente aprenderás a perderle el miedo a los pokémon.

    Le sonrió dulcemente a la niña, y al verla, también le devolvió la sonrisa.

    —Por cierto, me llamo Aurora —se presentó amablemente.

    —Y yo me llamo Yellow —contestó la niña.

    —¿Segura que no quieres al Beedrill? —preguntó Aurora ofreciéndole la pokeball.

    —Segura —contestó Yellow apartándose levemente—, creo que no estoy lista para tener un pokémon.

    Aurora la miró amablemente, decidió que sería mejor no forzarla.

    —Pues como quieras —contestó tranquilamente mientras se empezaba a ir—, lo siento, pero ya tengo que irme, fue un placer haberte conocido, Yellow.

    —Y yo también, Aurora— contestó Yellow más alegre.

    —Por cierto —dijo Aurora de repente—, yo también te daré un consejo: No te avergüences de tus habilidades —le aconsejó, pues se dio cuenta de que se mostraba tímida a la hora de hablar de su Viridian mind.

    Yellow la miró con algo de timidez.

    —Lo intentaré —respondió.

    —¡Ah! Una cosa más —dijo Aurora de repente, volviendo sobre sus pasos— Ya que me voy a quedar con este Beedrill… ¿serías tan amable de curarlo? —preguntó algo apenada.

    Yellow solo asintió amablemente, y procedió a curarlo en silencio.



    Algún rato después, Aurora se encontraba de nuevo sola caminando a través del bosque. Esta vez, se encontraba más feliz, por haber conocido a esa niña con el mismo don que Rainbow, y por tener a otro pokémon.

    —Nunca antes, estar en el lugar equivocado en el momento equivocado fue algo tan bueno para mí —dijo sonrientemente, mientras sus pokémon iban todos a su lado.

    —Espero que seas feliz conmigo, Beedrill —comentó tranquilamente.

    El Beedrill se mostró dispuesto, aunque aún parecía algo desconfiado con Charmander.

    —Después de lo de hoy —continuó Aurora—, creo que podremos darnos el lujo de buscar una que otra pelea… después de todo, si voy a ser una investigadora de misterios voy a necesitar un equipo pokémon muy fuerte —añadió animadamente.

    Pasaron el resto del día y la noche en el bosque muy tranquilamente. Poco a poco, Aurora se acercaba a la realización de sus propios sueños, y también, sentía que poco a poco se acercaba a Rainbow.

    Continuará...



     
    • Me gusta Me gusta x 4
  13.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    3317
    ...Continuando

    Capítulo especial 4: De lo que pasó en ciudad Plateada.
    “por el momento prefiero que mi investigación quede en el misterio"
    Aurora




    Al día siguiente, Aurora había ya salido del bosque Verde, con su nuevo Beedrill en su pokeball. Ya no faltaba mucho para llegar a ciudad Plateada, y por consiguiente a su museo.

    —¿Qué les sucede, chicos? —preguntó al darse cuenta de que sus pokémon parecían estar algo incómodos, sobre todo por su nuevo compañero.

    Sin embargo, Aurora en su inexperiencia con los pokémon, al menos como entrenadora, le era mucho más difícil entender lo que querían decir.

    —Era mucho más fácil con el Capturador —comentó recordando cuando vivía en Almia—, pero bueno, tal vez lo que quieren es algo de emoción —y de inmediato los sacó a los tres.

    Éstos se miraron mutuamente, algo extrañados.

    —¿Qué les pasa? —preguntó Aurora intrigada— Pensé que les gustaría luchar entre sí.

    Era precisamente esa iniciativa lo que les extrañaba a sus pokémon, pues por alguna razón, de repente Aurora empezaba a tener más interés por entrenar.

    A pesar de que Aurora no podía comprender muy bien lo que pensaban, en el fondo ella también se dio cuenta de eso.

    —Probablemente encontremos pronto a mi amigo Rainbow —contestó tranquilamente—, de seguro él ya tiene varios pokémon, y conociéndolo, de seguro ya deben ser bastante fuertes… nosotros también deberíamos intentarlo ¿no creen?

    A pesar de que a sus pokémon aún les extrañaba esa iniciativa de mejorar, no se opusieron en absoluto.

    Pasaron parte del día entrenando en esa ruta, luchando contra varios pokémon salvajes, de una manera muy normal y sin nada muy interesante.




    —Ya te dije que dejes de usar Canto cuando haya gente cerca —reclamó la enfermera del centro pokémon a un Jigglipuff que se encontraba junto a unos entrenadores que habían caído dormidos a causa de su canto.

    El Jigglipuff se sintió algo apenado.

    —Ya sé que estás aburrido, pero solo tienes que esperar a que tu entrenador venga por ti —trató de consolarlo la enfermera.

    De repente, una chica entró corriendo en el edificio, se veía preocupada y llevaba un Beedrill herido en sus brazos.

    —Bienvenida al centro pokémon —saludó sonriente la enfermera—, aquí curamos a tus pokémon…

    —¡Por favor, cure a mi Beedrill! —la interrumpió Aurora.

    La enfermera tomó al pokémon tímidamente, no parecía ser muy grave, pero Aurora de nuevo parecía estar exagerando.

    —No te preocupes —contestó sonriente—, no le pasa nada grave, con un poco de descanso estará bien.

    Aurora se tranquilizó un poco, y una vez más, se quedó esperando a que todo terminara.

    —¡Bah! Estoy exagerando de nuevo —exclamó alegremente—, total, solo perdió contra un Spearow, no es tan grave… además, las enfermeras de seguro saben de lo que hablan… ¡oh! Hola Jigglipuff —saludó amablemente al pokémon rosado que se le acercó.

    Éste empezó a cantar de repente, lo que le pareció adorable a Aurora. Aunque poco a poco empezó a sentirse adormilada, y finalmente cayó en un profundo sueño.

    Un momento después, volvió la enfermera.

    —Ya está listo tu Beedrill —dijo felizmente—, ¿ves como no tenía nada grave?... ¡Jigglipuff! ¡Otra vez lo hiciste! —lo reprendió al verla dormida sobre los asientos.


    Un rato después, Aurora se despertó, y para su alegría ahí se encontraba su Beedrill, completamente curado.

    —¡Ya estás bien! —exclamó abrazándolo.

    —Ejem… perdona por lo de Jigglipuff —se disculpó la enfermera, junto al pokémon—, cuando se aburre empieza a cantar y duerme a la gente.

    —Ah, no es problema —contestó Aurora tímidamente—, pero bueno, gracias por curar a mi pokémon, ya tengo que irme —se despidió saliendo del edificio.


    Ya había caído la tarde, y Aurora con sus tres pokémon caminaban por ciudad Plateada, dirigiéndose hacia el museo.

    —Estoy ansiosa por saber lo que me espera —dijo infantilmente—, esta región debe tener muchos misterios, y yo estoy aquí para recopilarlos todos, y si se puede, tratar de resolver alguno.

    Sus pokémon se alegraron de que estuviera más entusiasmada, y se dirigieron enseguida al museo.


    Un rato después lo encontraron, el enorme museo de la ciencia de ciudad Plateada parecía resplandecer para todo aquel que buscara conocimientos, y sin esperar más Aurora entró en él.

    —Buenas noches, señorita —saludó amablemente la mujer que cobraba—, son cincuenta , por favor.

    Aurora pagó sin rechistar.

    —¿Podría decirme dónde puedo encontrar al director del museo? —preguntó un poco más animada— Necesito hablar con el que esté a cargo de este museo.

    —¿Alguien dijo que quería hablar conmigo? —preguntó de repente un hombre mayor muy risueño.

    —¿Es usted el director del museo? —preguntó Aurora.

    —Sí, así es niña —respondió el director amablemente.

    —En ese caso, tengo algunas cosas que hablar con usted —dijo Aurora sacando de su mochila una pequeña computadora portátil. Eso sorprendió un poco al director.

    —Exactamente ¿qué es lo que quieres? —preguntó de nuevo el director.

    Aurora sonrió maliciosamente.

    —Permítame presentarme —contestó animadamente—, mi nombre es Aurora, y vengo desde la región de Almia porque quiero convertirme en investigadora de misterios pokémon, he venido a este museo para recopilar toda la información que pueda.

    —Así que una investigadora de misterios pokémon —dijo el director muy calmadamente—, sígueme por favor, demos una vuelta por el museo.

    Sin desconcertarse en absoluto, Aurora lo siguió. Visitaron todas las habitaciones del museo, en las cuales se encontraba mucha gente admirando las piezas que ahí se exhibían. Con mucho cuidado, Aurora tomaba nota en su computadora de todo lo que le pareciera interesante.

    —Permíteme que te explique algunas cosas —comentó tranquilamente el director mientras contemplaban unas piezas de Piedra lunar que estaba en una vitrina—, verás, hay muchos misterios pokémon en esta región, sin embargo las piedras lunares son un caso especial para nosotros.

    —¿Por qué? —preguntó Aurora interesada.

    —Cuentan que hace miles de años un meteorito cayó en un monte cerca de aquí —contó el director—, el monte en cuestión se llama monte Moon, y desde entonces, se sabe que esas piedras tienen el poder de evolucionar a ciertos tipos de pokémon.

    —Sí, estoy enterada de eso —contestó Aurora—, lo he leído antes, son Nidorino, Nidorina, Clefairy y Jigglipuff.

    —Exacto —contestó el director—, sin embargo, ya que las piedras son demasiado raras, no se sabe a ciencia cierta si puede funcionar con otras especies de pokémon, al menos en esta región.

    —Entonces, el misterio es saber con cuantos pokémon funciona la roca —concluyó Aurora suspicaz.

    —Más aún —continuó el director—, existen muchos tipos de piedras evolutivas, Fuego, Agua, Trueno etc… pero aún no sabemos a ciencia cierta a qué pokémon afecta y a cuales no, porque a diferencia de lo que parecería a primera vista, las piedras no funcionan con todos los pokémon solo por ser del mismo tipo.

    —Entiendo —continuó Aurora seriamente—, entonces es investigar a cuáles pokémon afecta cad roca —escribió en su computadora—, supongo que no es algo tan difícil, pero está bien para empezar.

    Al director le agradó su disposición, pues la verdad no muchos investigadores de misterios se conformaban con algo que, a simple vista, no parecía muy importante.

    —Me gusta tu actitud, Aurora —comentó el director—, si quieres, cuando surja algo nuevo podría mantenerte en contacto —le ofreció amablemente.

    —Muchas gracias —contestó Aurora jovialmente—, es bueno saber que ya empiezo a tener contactos en esta región.

    —Los investigadores de misterios deben tener muchos contactos —contestó el director sonriente—, si quieres, puedes quedarte para seguirte informando un poco más.

    Aurora pasó ahí el resto de la tarde obteniendo información acerca de todo lo que hubiera en el muséo, llenando varias páginas en su computadora.



    Al día siguiente, decidió hablar con el profesor Oak para informarle de todo.

    —Me alegra de que ya tengas algo qué hacer —la felicitó Oak—, pero… ¿exactamente qué es lo que tienes que investigar?

    Aurora lo miró jovialmente.

    —Lo siento profesor —contestó—, por el momento prefiero que mi investigación quede en el misterio.

    —Sí, entiendo —contestó Oak resignado.

    —Pero le llamo para informarle que me dirijo hacia el este —continuó Aurora—, más específicamente hacia el monte Moon, y después hacia ciudad Celeste para ver a ese tal Bill del que me habló, espero llegar en aproximadamente una semana, más o menos.

    —No te preocupes —contestó Oak—, yo le avisaré para que te esté esperando.

    —Muchas gracias profesor —se despidió Aurora sonriente.



    Un rato después, se encontraba ya en la ruta 3 en camino al monte Moon, mientras caminaba, observaba en una libreta que traía aparte algunas de las cosas más importantes que debía recordar.

    —Mi prioridad es investigar exactamente a cuantos tipos de pokémon puede evolucionar cada roca —dijo sin dejar de caminar—, así que necesito conseguir varias de esas rocas…

    Entonces se dio cuenta de que, además de conseguir rocas para la investigación, tendría que reservar una para su Nidorán, cuando llegara a ser Nidorina claro. Así que silenciosamente, también lo apuntó en su libreta.


    Un rato después de caminata escuchó el sonido de lo que parecía ser una pelea pokémon por el camino. Recordando que también se había propuesto a aprender un poco sobre batallas decidió observar a ver qué pasaba, sin embargo, cuando llegó a donde se encontraban los entrenadores vio algo que la inquietó, y rápidamente se refugió detrás de un árbol.

    —No lo puedo creer —dijo en voz baja mientras miraba la pelea discretamente—, ese entrenador de ahí, el que tiene un Bulbasaur… ¡es Rainbow!


    Desde su pequeño escondite pudo ver como Rainbow rápidamente acababa con los pokémon del Cazabichos contra el que se enfrentaba, y al verlo luchar de esa manera le trajo agradables recuerdos, de cuando vivían en Almia.

    Cuando Rainbow y Aurora aún vivían en Almia, con gustaban de visitar los bosques y los ríos juntos, a veces se pasaban horas y horas ahí platicando de los planes de Rainbow para ser el entrenador definitivo, aunque más bien, el que no dejaba de hablar era Rainbow.

    —Y entonces pasa esto —explicó Rainbow impacientemente de un lado a otro mientras Aurora lo miraba tranquilamente sentada en una roca—, supongamos que tengo un pokémon con muy buena velocidad pero con ataques poco poderosos… ¿qué es lo que debo hacer? —preguntó.

    —Pues… no tengo idea —contestó Aurora infantilmente.

    —Pero si es muy simple —contestó Rainbow sin dejar de actuar tan apresurado—, lo que hay que hacer es atacar una y otra vez, pero sin dejar que el enemigo nos logre atacar… aprovechamos nuestra velocidad para darle muchos muchos muchos ataques débiles hasta derrotarlo.

    —Tranquilízate, Rainbow —trató de calmarlo Aurora—, estás demasiado exaltado ¿por qué no solo te relajas?

    —No puedo dejar de perder el tiempo —contestó sacando su cuaderno especial y escribiendo algo en él—, si quiero ser el entrenador definitivo debo estar consciente de absolutamente todas las posibilidades que tenga.

    Aurora lo vio escribir frenéticamente, y no pudo evitar sentir curiosidad.

    —Está bien, en caso de que tengas que enfrentarte contra alguien a quién no quieras vencer… ¿cómo lo haces? —preguntó jovialmente.

    Rainbow se desconcertó por esa pregunta.

    —¿Por qué querría enfrentarme a alguien a quién no quiero vencer? —preguntó extrañado.

    —Creí que habías dicho que tenías que estar consciente de todas tus posibilidades —contestó sonriéndole infantilmente—, y enfrentarte a alguien sin derrotarlo es sin duda algo posible ¿o no?

    Rainbow miró su jovial rostro, y no se sintió con muchas ganas de rebatir.

    —No es algo que tenga mucho sentido, pues la batalla no puede durar para siempre —contestó tratando de parecer indiferente—… pero si tuviera que elegir algún ataque para no debilitar, sería el Pin misil… por sí solo es tan débil que no daña casi nada, solo es peligroso si se usa demasiadas veces seguidas y sin que te debiliten antes.

    —Entonces ¿tú usarías eso? —preguntó Aurora de nuevo.

    —Pues… si se diera el caso, tal vez sí —contestó Rainbow aún intirgado—, pero no le veo el caso de usar una táctica así… claro, al menos que trates de jugarle una broma a alguien o sorprenderlo… en ese caso no sería tan peligroso… sería incluso peor dormirlo o paralizarlo… pero como sea —continuó más serio—, no creo que nadie alguna vez quiera usar ese ataque para eso.

    —A mí sí —contestó Aurora infantilmente—, me parece que sería una buena broma.

    Rainbow la miró algo perplejo, pero le gustaba que Aurora actuara así.

    —Sí, claro, una buena broma si es que no le das —comentó en voz baja.

    Ambos niños siguieron a la orilla del río un rato más. Siguieron hablando de cosas similares como de costumbre.


    Antes de que Aurora se diera cuenta, Rainbow ya había terminado con el Cazabichos, y continuó caminando normalmente.

    Al recordar lo que habían vivido, Aurora no pudo evitar sentir nostalgia, y muchas ganas de volver a hablarle. Sin embargo, todavía estaba triste porque se había ido de Almia sin despedirse, y vio que esa era la oportunidad para arreglar las cosas entre ellos. Sacó tranquilamente a Beedrill.

    —Ese de ahí es mi amigo Rainbow —dijo Aurora a sus pokémon—… vamos a darle una sorpresita —añadió maliciosamente.

    Se acercaron un poco más a él y se escondieron tras otro árbol.

    —Bien, Beedrill, a mi señal, utiliza Pin misil contra él —ordenó con mirada maliciosa.

    Continuará...



     
    • Me gusta Me gusta x 4
  14.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    2226
    ...Continuando



    Capítulo especial 5: De lo que pasó en el cabo Celeste.
    “La vida es un eterno Tal vez"
    Aurora






    Con algunas lágrimas brotando de sus ojos, Aurora se despidió de Rainbow a lo lejos, pero tratando de mantener su alegre sonrisa que la caracterizaba, y continuó su camino de ciudad Celeste hacia la casa de Bill, en el cabo Celeste.

    —Nos encontraremos de nuevo algún día, querido amigo —murmuró con algo de tristesa mientras se alejaba tranquilamente.


    Al aterdecer, Aurora ya se encontraba de nuevo en el laboratorio de Bill, revisando algunos de los datos de su computadora mientras éste trabajaba en su máquina. Bill la vio revisando tristemente su computadora, pues obviamente separarse de su amigo Rainbow la había afectado un poco, y sintió que debía alegrarla un poco.

    —¿Todo está bien, Aurora? —preguntó amigablemente sin dejar de trabajar en su máquina.

    —¿Eh? Sí, gracias Bill —contestó Aurora sonriéndole—, estos datos sobre las evoluciones de Eevee son muy útiles.

    —Me alegra que te sirva —dijo Bill tratando de atornillar una parte de la máquina con dificultad—… a propósito —continuó deteniéndose un momento—, ¿Qué te parece si te hablo del misterio que decía antes?

    Aurora quitó las manos de la computadora, y le sonrió tímidamente.

    —Es verdad —se rió levemente—, con todo lo que ha sucedido casi me olvido de a qué vine.

    —Pues bien, no es algo muy complejo, aunque sí muy misterioso —dijo mientras continuaba trabajando en su máquina—, hay en mi computadora un archivo, se encuentra junto al archivo de las evoluciones de Eevee.

    —Sí, lo estoy viendo —contestó Aurora fijándose en la pantalla—, pero no tiene nombre.

    —Ábrelo —dijo Bill sin dejar de trabajar.

    Aurora lo intentó abrir, pero el archivo estaba protegido.

    —Me pide una contraseña —respondió Aurora al ver eso.

    —La contraseña es: Pokégod —contestó Bill calmadamente.

    —Pokégod —escribió Aurora lentamente.

    En ese momento, el archivo se abrió, y ante Aurora aparecieron unas imágenes de recortes de periódicos de hace tiempo, así como algunas fotografías. Una de ellas, mostraba a un extraño ser de pequeña estatura y apariencia redondeada, de ojos rojos y extermidades cortas, con una cola larga que terminaba en una esfera, además de que era de un extraño color violeta, pero blanco en el abdomen.

    —¿Qué se supone que es esto? —preguntó Aurora intrigada.

    —Lee la nota del periódico —contestó Bill sin siquiera mirarla.

    Con algo de nervios, Aurora se dispuso a leer.

    —Niños fotografían a un pokémon desconocido —leyó el titular—, el pasado dieciocho de abril, unos niños que jugaban en un río tomaron la fotografía de este extraño pokémon, el cual no ha podido ser identificado todavía. Dicho pokémon, presenta algunas similitudes con un pikachu, aunque con características muy extrañas…

    —Misterioso, ¿verdad? —comentó Bill dejando de trabajar un momento y acercándose a ella.

    —Verdaderamente interesante —contestó Aurora sonriente.

    El resto del archivo contenía más notas e imágenes que reportaban haber visto pokémon no identificados, tales como un extraño pokémon rosado de apariencia canina, otros eran más bien retratos hablados de lo que algunas personas juraban haber visto, entre ellas la de un monstruoso pokémon de aspecto cadavérico.

    —¿Alguna autoridad en pokemon ha intentado darles una explicación? —preguntó Aurora intrigada.

    —Cuando los casos salieron, el profesor Oak fue el primero en mostrar interés —contestó seriamente—, pero rápidamente se fue por el lado de que solo se trataban de malas interpretaciones de pokémon reales, como puedes ver por el mal enfoque de las fotos.

    —¿Y dejó de investigar así como así? —preguntó Aurora incrédula.

    —No es algo a lo que le haya prestado demasiada atención, se te refieres a eso —contestó Bill cruzando los brazos—, simplemente que parece estar más interesado en otras áreas de investigación.

    Aurora todavía no se veía convencida con eso, y decidió hablar con el profesro Oak.


    —Hola, Auora, ¡Cuánto tiempo sin vernos! —saludó Oak alegremente desde el otro lado de la línea— ¿Cómo va todo? ¿Ya te puso Bill al tanto de todo?

    —Si se refiere a esos pokémon críptidos, sí, ya estoy enterada —contestó con algo de dureza.

    —¿Qué ocurre, Aurora? Te veo algo inquieta —observó Oak.

    —¿Por qué no me dijo que usted trató de investigar a esos pokémon tan misteriosos? —preguntó molesta— O lo que es peor, ¿por qué dejó de investigar algo tan importante como eso?

    Oak se sintió algo intimidado de ver el carácter rudo de Aurora.

    —Tranquila, Aurora —trató de calmarla—, no tienes por qué enojarte… es verdad que en su momento decidí no prestarles mayor atención, pero eso tiene una explicación.

    —¿Y cuál es? —preguntó Aurora algo irritada.

    Oak se tranquilizó, y observó con curiosidad ese espíritu vivaz en Aurora, el cual en su momento también había visto en Rainbow a su manera.

    —Tengo buenos motivos para creer que solo se tratan de pokémon comunes pero mal interpretados —contestó calmadamente—, ten en cuenta que la gente que los ha visto en general ha sido gente no muy instruida en pokémon.

    —Esa es una opción —contestó Aurora aún no muy convencida—, ¿pero y que tal si alguno es real? Como ese que parece un Pikachu de agua.

    —Sí, lo recuerdo —contestó Oak—, los que tomaron esa foto lo bautizaron como Pikablu.

    —Pero no entiendo cómo un profesor tan renombrado como usted pudiera simplemente no interesarse por resolver este misterio más allá de toda duda —replicó Aurora algo alterada—, es posible que solo se trate de una mala imagen de un Pikachu, pero… ¿se imagina si fuera en verdad algo así como una evolución alterna de él? —preguntó con un brillo en los ojos. Al profesor le interesó esa idea— Después de todo, todos sabemos que Pikachu evoluciona a Raichu al contacto con una piedra Trueno… ¿será posible que todo este tiempo también pudiera ser afectado por una piedra Agua y nadie se ha dado cuenta?

    —¡Pero claro! —exclamó Bill— Después de todo, a nadie se le hubiera ocurrido pensar que Pikachu pudiera verse afectado por la piedra Agua, dado que es de tipo eléctrico… suena plausible.

    El profesor Oak pensó seriamente en eso.

    —Sin duda podría ser una buena explicación —contestó el profesor con seriedad—, no suena algo totalmente lógico que un pokémon eléctrico se viera afectado por una piedra de otro tipo… pero supongo que en el mundo pokémon aún faltan muchas cosas por descubrir.

    —¡Entonces ya lo decidí! —exclamó Aurora levantándose— Voy a investigar a esos pokémon, y a descubrir de una vez por todas si son algo nuevo o no.

    Al profesor Oak le llamó la atención la forma en la que Aurora había pasado de estar enojada con él a sumergirse completamente en el asunto con pasión, y se alegró de que fuera una chica tan dedicada y que amara su trabajo.

    —Supongo entonces que ya tienes más trabajo que hacer —contestó Oak con una sonrisa.

    —Entonces, ya que sé lo que debo hacer, será mejor que me vaya —dijo apresuradamente mientras arreglaba sus cosas.

    —Espera un momento, hay una cosa más —interrumpió Oak. Aurora miró a la pantalla de nuevo— En realidad no he abandonado esa investigación por completo.

    Esa afirmación sorprendió un poco a Aurora y a Bill.

    —¿Entonces por qué no ha hecho nada desde entonces? —preguntó Bill.

    —Pero sí he hecho algo —contestó Oak sonriente—, verán, el sueño de mi vida es crear una enciclopedia pokémon, con toda la información que pudiéramos tener de ellos, es por eso que me he estado dedicando durante tanto tiempo a crearla; cuando ocurrió lo de los pokégods, supuse que mi invento ayudaría a desvelar el misterio.

    —¿Y ha logrado algo hasta ahora? —preguntó Bill con interés.

    El profesor se dio cuenta de que, tal vez, estaba hablando de más con respecto a su Pokedex, y recordando que el único prototipo funcional que tenía se encontraba en esos momentos en manos de Rainbow, decidió no dar muchas explicaciones. Posiblemente porque aún tenía algo de miedo de que Rainbow no se tomara ese trabajo con seriedad.

    —Por el momento, todavía no mucho —contestó algo resignado—, pero espero que eventualmente todo vaya mejor.

    —Pues entonces, mientras eso pasa, yo estaré investigando —contestó Aurora jovialmente dirigiéndose a la puerta.

    —Genial, Aurora —contestó Bill—, y cuando tengas alguna información nos avisarás, ¿verdad?

    Aurora se detuvo junto a la puerta, y les sonrió coquetamente.

    —Tal vez —contestó giñándoles un ojo.

    Tanto el profesor Oak como Bill se quedaron insatisfechos por esa respuesta.

    —¡Ah! Una cosa más —recordó Aurora—, si vuelven a ver a Rainbow algún día, por favor no le digan en qué estoy trabajando, invéntense una excusa o algo, ¿vale?

    Y diciendo eso salió de la casa, dejando a los dos asintiendo inconcientemente a su petición.

    —Así que al final obtuvo lo que quería —dijo Bill cuando se hubo ido—, un misterio para resolver.

    —Pero lo mejor es que ama lo que hace, los misterios pokémon, y no le importa lo que sean —contestó Oak feliz—… al igual que Rainbow con el entrenamiento pokémon —finalizó antes de cortar la video llamada.



    De esa manera, Aurora salió de la casa de Bill, y se dirigió en camino hacia Celeste.

    —Ya tenemos trabajo del que ocuparnos —les dijo felizmente a sus pokémon en sus pokeballs—, así es como lo haremos, viajaremos por toda la región, investigando a esos pokégods, mientras investigo el asunto de las piedras…

    —¡Aurora, espera! —se escuchó la voz de Bill detrás, el cual corría hacia ella.

    —¿Ocurre algo, Bill? —preguntó Aurora cuando llegó a ella.

    —Si vas a recorrer la región investigando misterios, vas a necesitar transporte —dijo mientras amablemente le ofrecía una pokeball con un Fearow dentro.

    Aurora lo miró sin saber qué decir.

    —¿En serio me lo das? —preguntó incrédula.

    —Claro que sí —respondió Bill sonriéndole—, lo he tenido mucho tiempo, pero como no soy de salir mucho será mejor para él estar con alguien que sí lo necesite.

    Aurora tomó la pokeball, y miró al pokémon que le sonreía desde adentro.

    —Muchas gracias, Bill —agradeció dándole un abrazo.

    —De nada, Aurora —contestó Bill apenado—, suerte con los misterios.

    —Así lo haré —contestó Aurora liberando al enorme pokémon volador. Entonces se subió a él, y se preparó para partir—, y tú, suerte con tu máquina —añadió cortésmente.

    —Si necesitas algo, puedes contar conmigo —ofreció Bill—, ya estoy ansioso por saber sobre tus descubrimientos, porque… nos harás saber lo que descubras, ¿o no? —preguntó tratando de buscar una respuesta más satisfactoria.

    Aurora le sonrió, y le hizo la señal a Fearow de que alzara vuelo.

    —La vida es un eterno Tal vez —contestó jovialmente.

    Entonces salió volando hacia Celeste, dejando a Bill todavía insatisfecho, pero también contento por haberla conocido.

    De ese modo, Aurora continuó con su estancia en Kanto, cada vez más motivada.


    Continuará...
     
    • Me gusta Me gusta x 3
  15.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    4419
    ...Continuando


    Capítulo especial 6: De lo que pasó en pueblo Lavanda.
    “tal vez no sea una gran entrenadora, pero investigaré lo que sea necesario para saber cómo poder entrar a la torre"
    Aurora




    Aurora no dejó de perder el tiempo, después de dejar la casa de Bill, se propuso a la tarea de reunir toda la información que pudiera sobre los avistamientos de pokémon desconocidos de la región. Para ello, no dudó en buscar relacionarse con varias instituciones de Kanto, tales como las escuelas de entrenadores y demás centros de investigación, tarea facilitada por su nuevo Fearow, sirviéndole como un medio de transporte rápido. Sin embargo, solo unos días después de haber comenzado su investigación los periódicos y los noticieros comenzaron a reportar una noticia que conmovió a toda la región, la de un terrible ataque ocurrido a manos de unos criminales no identificados en pueblo Lavanda, dejando a muchos muertos y heridos, así como pokémon robados. Pero lo más extraño de todo era que la torre Pokémon, parecía presentar eventos sobrenaturales. Sin embargo, las noticias no daban mucha más información, aunque fue lo suficiente como para entusiasmar a una investigadora de misterios.

    No mucho tiempo después de que se hubo dado la noticia, Aurora se apresuró a ir hacia el pueblo Lavanda, sobre su invaluable Fearow. Sin embargo, durante el camino parecía extrañamente seria, y hasta se podría decir que muy preocupada, lo cual extrañó a sus pokémon, ya que esperaban verla más animada por tal misterio.

    —“Un grupo criminal misterioso ataca pueblo Lavanda” —leyó seriamente del periódico que sostenía en sus manos, mientras continuaban volando—, esto me da muy mala espina…

    En su interior, estaba el recuerdo de aquellos bandidos con los que se encontró con Rainbow en el monte Moon, y se sentía preocupada de que pudieran tener alguna conexión con lo que había ocurrido.

    Poco rato después, la figura de la enorme torre Pokémon se alzó a lo lejos, y la sombría ciudad apareció ante los ojos de Aurora.

    —No es momento para intimidarse —se dio valor a sí misma—, después de todo, esto es a lo que hacemos los investigadores de misterios.

    A pesar de sus palabras de ánimo, en el fondo se sentía algo inquieta de tener que enfrentar un misterio de ese tipo.



    Al llegar a la ciudad, en seguida pudo sentir el ambiente sombrío y pesado alrededor, la inquietud se respiraba por todas partes. Era en verdad un lugar desalentador, y según las noticias, eso había ocurrido justo después de lo ocurrido con los criminales que mataron y secuestraron a muchos pokémon.

    Con algo de inquietud, Aurora caminó por las calles un rato, y en el camino, vio a unas niñas jugando a saltar la cuerda, y al hacerlo, cantaban algunas antiguas leyendas sobre la torre pokémon.

    “Mucho cuidado cuando estés solo en la torre Pokémon,
    Cuidado con la gran mano blanca, no dejes que te atrape,
    Pues si lo hace, nunca volverás.
    Cuidado con el pobre entrenador que enterrado vivo fue,
    Si pierdes contra él, te devorará.
    Cuidado cuando escuches una rara melodía,
    Sombría, macabra, tapa tus oídos,
    Y si no lo haces, enloquecerás.
    Pero sobre todo, reza por no encontrarte un Ghost,
    Si te lo encuentras, todo lo anterior te ocurrirá”.

    La inquietante canción de las niñas perturbó a Aurora, y en su interior el miedo comenzó a crecer. Trató de calmarse pensando que solo era una canción infantil que relataba algunas leyendas del pueblo, pero nada más.

    —Sólo son leyendas, sólo leyendas —se repetía nerviosamente mientras se acercaba a la torre.



    Al llegar a los pies de la torre Pokémon, su espíritu vaciló un poco.

    —Tal vez… debería conseguir primero un poco más de información —dijo con miedo en su voz—, tal vez otro día me sienta más… preparada…

    Trató de buscar excusas, pero el ver a sus pokémon tratando de darle ánimos, la motivó levemente. Sacó a Beerdil, Charmander y Nidoran para sentirse un poco más segura. Estos también tenían algo de miedo, pero el hecho de estar juntos los reconfortó un poco. De ese modo.

    —Gracias por estar conmigo —agradeció Aurora amablemente.

    Sus pokémon también se mostraron decididos a enfrentar lo que fuera. Y juntando valor, entraron en la torre pokémon.



    El interior se veía abandonado y bastante descuidado, aunque todavía no daba un aspecto demasiado ruinoso, el ambiante era muy lúgubre y misterioso. Ya desde la primera planta se encontraban muchas tumbas de pokémon, acomodadas de manera paralela a las paredes. Aurora caminó con inquietud hasta el centro de la habitación.

    —Qué lugar tan sombrío —murmuró Aurora con nerviosismo, echando un vistazo a su alrededor—… pero no parece tener nada más…

    Un leve ruido la alarmó, haciéndola sobresaltarse. Pero luego todo quedó en silencio de nuevo.

    —Tal vez solo fue el viento —dijo Aurora tratando de tranquilizarse. Sus pokémon comenzaban a ponerse también muy nerviosos.

    Continuaron recorriendo la primera planta con calma, aunque manteniendo los ojos muy abiertos, y extrañamente, nada extraño sucedía.

    —Creo que los medios exageraron un poco las cosas —comentó tranquilamente al ver que nada pasaba—… pero, ¿entonces he venido para nada?...

    Otro sonido, un poco más fuerte que el anterior, volvió a resonar por el lugar. Al volverse sobresaltada, Aurora y sus pokémon de nuevo no vieron nada, salvo las escaleras que conducían al siguiente piso. Con algo de miedo, se dirigieron hacia ella, y comenzaron a subir.

    A partir del segundo piso, las tumbas no solo se encontraban de manera paralela a las paredes, sino que también se juntaban en el centro, formando un pequeño laberinto en la habitación. Con cautela, comenzaron a recorrerlo.

    Comenzaron entonces a sentir la sensación de estar siendo observados, y el ambiente se hizo incómodamente denso. La cola de Charmander les proporcionaba suficiente luz, pero la densidad del aire extrañamente se volvió baja, haciendo que la flama de su cola bajara a causa de la falta de oxígeno, y por consecuencia también se hacía más difícil respirar.

    —Creo que es mejor regresar —dijo Aurora ya bastante alterada y cansada—, me cuesta respirar…

    En ese momento, otro sonido más fuerte que los anteriores, se escuchó tras ella.

    —¿Quién está ahí? —preguntó Aurora aterrada, segura de que no estaba sola.

    La cola de Charmander no lograba alumbrar mucho más allá de donde estaban, así que solo vieron oscuridad, y nada más. Todos se quedaron quietos, escuchando atentamente, luchando por mantener la calma en aquella situación. De repente, de la oscuridad, surgieron dos pequeños brillos, los cuales se fueron acercando poco a poco, ante la inquietud de Aurora y los demás. Se dieron cuenta de que aquellos brillos eran en realidad los ojos de una extraña criatura, que se acercaba con una sonrisa macabra hacia ellos.

    En ese momento, una extraña melodía comenzó a sonar en el aire, de notas agudas, que comenzó a repetirse una y otra vez sin parar.

    —Mi… cabeza —exclamó Aurora al darse cuenta de que esa melodía producía un extraño efecto en ella.

    Mientras tanto, el macabro ser se seguía acercando, más y más, hasta que se pudo ver su cuerpo negro y gaseoso, con sus ojos blancos y su sonrisa macabra. Aurora recordó la canción que había oído cantar a las niñas antes, y también los reportes de misterios por parte de esa extraña criatura, a la que conocían como Ghost, y sabía que debía hacer algo rápido.

    —¡Charmander, Lanzallamas! —ordenó con dificultad.

    Sin embargo, se dio cuenta de que todos sus pokémon estaban demasiado asustados para atacar, como si hubieran usado un ataque paralizante en ellos.

    La melodía se volvía cada vez más fuerte, y Aurora comenzaba a preocuparse. Así que de inmediato regresó a sus pokémon, y juntando fuerzas comenzó a correr hacia la salida.

    La oscuridad le impedía ver bien por dónde iba, pero estaba segura de poder encontrar fácilmente las escaleras. Sin embargo, en el momento en el que estaba a punto de bajar, repentinamente apareció una monstruosa mano gigante, cuyos tendones podían verse todavía por la parte de debajo de la muñeca, dando la impresión de que había sido cortada.

    Aurora por un momento quedó en shock, no tenía suficiente aire para gritar, y tampoco tenía nada que hacer contra ella, pero además la extraña melodía no dejaba de sonar, provocándole fuertes dolores de cabeza.

    En ese momento, la enorme mano mutilada la sujetó fuertemente, y antes de que se diera cuenta, ésta la había arrojado lejos de las escaleras.

    Aurora cayó cerca de una tumba abierta, y permaneció un momento sin moverse, temiendo que aquella mano siguiera ahí. Pero después de esperar un rato, se atrevió a mirar, y se tranquilizó de que esa mano ya no estuviera ahí, la melodía también había dejado de sonar.

    Estaba comenzando a tranquilizarse, cuando se dio cuenta de que su pesadilla aún no terminaba.

    —¿Estás aquí? —preguntó de repente una macabra voz desde el fondo de la tumba junto a la cual se encontraba Aurora.

    Al oír eso, Aurora quedó completamente aterrada, y lentamente, miró hacia la tumba, observando un cuerpo moviéndose en el interior.

    —Estoy atrapado —continuó aquel ser con un tono lastimoso—, y estoy solo… muy, muy solo…

    Aurora vio como aquel ser comenzaba a incorporarse lentamente sobre su tumba. Vio con horror, que se trataba de un horrendo cadáver, el cual volteó hacia ella, mirándola fijamente, y sujetando una decrépita pokeball en su mano. Aurora se quedó de piedra al ver aquello.

    —¿Te unes a mí? —preguntó perturbadoramente aquel extraño ser, desafiándola con su pokeball.

    El corazón de Aurora dio un vuelco al ver que en el interior de aquella pokeball, se encontraba ni más ni menos que aquella horrorosa mano blanca.

    Sin esperar más, el hombre muerto sacó a la mano blanca, y de inmediato la inquietante música continuó sonando a un volumen ensordecedor. Y de repente, a su alrededor comenzaron a aparecer las figuras de cientos y cientos de Ghosts, que la miraban con su malvada mirada sonriente.

    Aquella situación era demasiado aterradora para cualquiera. Rodeada de esos seres monstruosos, Aurora no tuvo más fuerzas para seguir luchando.




    Al día siguiente, Aurora se despertó repentinamente, sin embargo, ya no se encontraba en la torre pokémon, en lugar de eso, se dio cuenta de que estaba en una casa normal; vio a su alrededor, y vio a varios pokémon bebés.

    —¡Ah! ¡Ya despertaste! —exclamó contento un anciano.

    Aurora se sobresaltó, y al voltearse, vio a un simpático anciano, el cual la miraba amablemente.

    —¿Quién es usted? —preguntó con temor —¿Y dónde me encuentro?... ¿¡Dónde están mis pokémon!? —exclamó al darse cuenta de que no encontraba sus pokeballs.

    —Tranquila, niña, no tienes nada que temer —la tranquilizó el anciano—, yo soy el señor Fuji, y esta es mi casa… bueno, es la casa de voluntarios de pueblo Lavanda.

    Aurora tardó un poco más en tranquilizarse, miró un rato más alrededor hasta que se sintió completamente segura. Entonces, sus pokémon llegaron corriendo hacia ella, contentos de que estuviera bien.

    —¡Se encuentran todos bien! —exclamó mientras los abrazaba con lágrimas en los ojos— Que bueno que ya todo acabó.

    —Parece que tuviste una mala experiencia, ¿verdad? —preguntó el anciano mostrándose más confiado con ella.

    —Fue algo horrible —contestó Aurora inquieta—, primero me encontré con uno de esos Ghost, escuché la melodía maldita también, luego me encontré de verdad con la mano blanca de la leyenda, e incluso encontré al hombre enterrado vivo… ¡un momento!

    En ese momento, su hasta entonces aterrado rostro, extrañamente se volvió sonriente y alegre.

    —Es verdad… ¡Los encontré!... ¡Existen! ¡Las leyendas de pueblo Lavanda son reales! —exclamó eufóricamente poniéndose de pie.

    Al señor Fuji le dejó un poco perlejo ese cambio tan grande de actitud, pero se alegró de que la chica se sintiera bien.

    —Esto será un gran hito en la historia de los misterios pokémon —continuó diciendo cada vez más decidida—, debo encontrar la manera de volver, pero esta vez sin perder el control… tal vez pueda reunir un equipo especial, entrenadores experimentados para que nos ayuden… ¡sé del entrenador perfecto para eso! —exclamó aún más entusiasmada.

    —Este… lamento decirte esto —interrumpió su festejo el señor Fuji con algo de pena—… pero me temo que todo lo que viste fue solo una pesadilla.

    —¡Qué! —exclamó sin creer lo que dijo el viejo— Está bromeando, ¿verdad?

    —Me temo que no —contestó el señor Fuji algo apenado—, te encontré inconsciente en la entrada de la torre Pokémon, lo más seguro es que los Ghosts te durmieron y atacaron con Pesadilla.

    —Entonces… eso quiere decir que… ¿nunca entré en la torre? —preguntó Aurora sorprendida.

    —Me temo que así es —contestó el señor Fuji riendo levemente—, no es de extrañarse, desde que lo del ataque ocurrió nadie ha podido adentrarse muy lejos en la torre, todos son rápidamente dormidos y atormentados en sus sueños….

    —¿Pero cómo pasó todo eso? —preguntó Aurora aún sin poder creerselo— No recuerdo haber visto a ningún Ghost antes de siquiera entrar a la torre.

    —Eso es ciertamente extraño —contestó el señor Fuji un poco más serio—, la gente que se aventuró a entrar antes que tú lograron incluso subir algunos pisos, por alguna razón esta vez decidieron atacarte antes de que lograras darte cuenta… me parece que, sea cual sea la razón detrás de todo esto… está empeorando —analizó por un momento—, por eso ahora no dejan a nadie entrar siquiera a la torre.

    Aurora se sintió un tanto confundida, y a pesar del miedo que había pasado, también se sentía descepcionada, pero recordó que, pesadilla o no, aquel misterio aún estaba sin resolverse.

    —Pues en ese caso —contestó finalmente, poniéndose de pie—… lo que hay que hacer es averiguar qué ocasiona el problema, qué hace que los Ghosts no dejen entrar a nadie, y por qué ocurrió justo después del ataque…

    Entonces se dio cuenta de varios pokémon bebés que habían por la casa, y se fijó especialmente en un bebé Cubone, el cual lloraba solitariamente en un rincón. Al verlo así, Aurora se sintió triste también.

    —La madre de ese Cubone murió durante el ataque —comentó el señor Fuji al ver que Aurora lo miraba.

    —Qué tristeza —respondió Aurora bajando la mirada, sintiendo pena por él.

    —Pero tratamos de hacer lo mejor que podamos —contestó el señor Fuji más optimista—, las tormentas no duran para siempre, tarde o temprano, el sol saldrá.

    Aurora se quedó un momento pensando en eso, y le pareció que, a pesar de todo, todavía se podía hacer algo.

    —Por cierto, señor Fuji —dijo más tranquila—, no me he presentado, yo me llamo Aurora, y vine a este pueblo para investigar el misterio de la torre Pokémon… y a pesar de que no he conseguido nada hasta ahora… le prometo que haré lo que pueda para ayudar —continuó con seguridad y decisión en sus ojos—, tal vez no sea una gran entrenadora, pero investigaré lo que sea necesario para saber cómo poder entrar a la torre… no importa lo que hagan los Ghost, debe haber un modo de entrar, y lo voy a descubrir.

    Al señor Fuji le pareció admirable su determinación, después de todo, era muy valiente por haber decidido entrar a la torre.

    —Pues en ese caso, gracias —le respondió calmadamente—, me hace feliz que alguien más se interese en este problema que nos afecta.

    Aurora comenzó a prepararse para partir, pero antes de hacerlo, tenía algo más que decir.

    —Por cierto, señor Fuji —le dijo cuando estuvo lista para irse—, es bastante probable que, en algún momento, llegue un entrenador a este pueblo.

    —¿Un entrenador? —preguntó el anciano— Este pueblo no es de mucho interés para los entrenadores, ni siquiera tenemos gimnasio.

    —Lo sé —contestó Aurora—, pero lo más probable es que este entrenador quiera atrapar a un pokémon de tipo fantasma, y la torre es el mejor lugar de Kanto para eso.

    —Entiendo —continuó el señor Fuji—, y dime… ¿tiene algo de especial este entrenador para que lo menciones?

    Aurora apartó la vista con algo de timidez.

    —Pues… es bastante posible que, si le cuenta lo sucedido, nos quiera ayudar —contestó sin mirarlo.

    —Eso es bueno —contestó el anciano—, entre más gente nos ayude, mejor. ¿Cómo lo identifico?

    Aurora levantó un poco la mirada, con un aire un tanto soñador.

    —Tiene una gorra negra, tiene un raro cinturón que le cruza el torso —contestó tranquilamente—, es de carácter muy firme, frío, arrogante, no tiene pelos en la lengua aunque eso implique faltarle al respeto a la gente… pero cuando algo malo sucede, en especial si se trata de pokémon… se vuelve en tu mejor aliado, tu mejor amigo, alguien que hará lo más que pueda para ayudarte, aunque eso ponga su vida en riesgo…

    El señor Fuji la vio hablar de él tan felizmente.

    —Ya veo —contestó mirándola—, ese entrenador es muy especial para ti.

    —Así es —contestó ella más seriamente—, así que si viene por aquí, usted también puede confiar en él.

    —No lo dudaré —contestó el señor Fuji sonriéndole—, después de todo, la mejor manera de conocer a alguien, es saber lo que sus amigos dicen de él.

    Aurora le devolvió una jovial sonrisa, y salió de la casa para irse.

    —Espera un momento —le interrumpió el anciano—, no me has dicho cómo se llama tu amigo.

    Aurora se detuvo bruscamente.

    —Es verdad… que tonta… —se disculpó riéndose— Bueno, él se llama Rainbow.

    —Rainbow… bien, no lo olvidaré —contestó el señor Fuji.

    —Es un chico con un don especial —continuó Aurora sacando a su Fearow—, tiene un don que le permite hablar con los pokémon, como si se trataran de personas.

    —¿Ah, sí? —preguntó el señor Fuji sorprendido, aunque sin creérselo mucho— Es un curioso dato.

    —Bueno, en ese caso, ya me voy —se despidió Aurora, y de inmediato Fearow alzó el vuelo—, y, señor Fuji, no se preocupe, estoy en el caso —añadió alegremente.

    De esa manera, Aurora se alejó de pueblo Lavanda, volando hacia el oeste. En ese momento una niñita, ayudante en la casa del señor Fuji, llegó, y miró a Aurora irse volando.

    —¿Quién es ella? —preguntó con su curiosidad infantil.

    El señor Fuji la miró sonriéndole.

    —Esa chica logró ver a la mano blanca de la leyenda —bromeó tranquilamente.




    Mientras volaban, Aurora estaba escribiendo algunas cosas en su computadora portátil muy seriamente. Se sentía emocionada por todo lo que había pasado, y saber que ya tenía más trabajo que hacer, y una parte de ella también estaba contenta de que era casi seguro que Rainbow se involucrara, lo que aumentaba las probabilidades de que todo se resolviera.

    —Tiene que haber alguna solución al misterio de los Ghost —se decía mientras el viento movía sus cabellos agitadamente—, sea como sea, debe haber una manera de poder pasar a los Ghost, de revelar sus verdaderas formas para poder derrotarlos…

    En ese momento, encontró uno de los archivos que había conseguido de la casa de Bill. Dicho archivo era sobre una empresa que se especializaba en fabricar productos pokémon, llamada Silph S.A.


    Continuará...

     
    • Me gusta Me gusta x 3
  16.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    2450
    ...Continuando

    Capítulo especial 7: De lo que pasó en Ciudad Azulona y Azafrán.
    “a veces no se puede dar toda la ayuda que uno quisiera dar"
    Aurora





    Sabiendo que no debía descuidar su primera misión, Aurora decidió que tenía que conseguir antes que nada las piedras evolutivas necesarias para averiguar lo que le encargó el director del museo de Plateada. Para ello, se dirigió a ciudad Azulona, pasando de ciudad Azafrán, pero sin ovlidar que tenía que volver ahí para averiguar lo de la empresa Silph S.A. Pero una cosa a la vez.

    Azulona era la primera gran ciudad que Aurora veía en Kanto, y se quedó maravillada por toda la actividad que se realizaba en ella. Turistas alojándose en los hoteles, gente yendo alegre al casino, y saliendo de él sin esa alegría con la que entraban, estudiantes dirigiéndose a la prestigiosa universidad de Azulona. Aurora sabía que sería buena idea tener contactos con aquella universidad, pero no era el momento de pensar en eso.

    El lugar al que ella se dirigió fue al centro comercial, quedándose encantada con lo grande que era y toda la gente que, alegremente, realizaba sus compras bulliciosamente. Pero a diferencia de la mayoría de los jóvenes de ahí, Aurora no perdió el tiempo mirando cosas que no eran de su incumbencia, sino que fue directamente a dónde vendían lo que buscaba.

    Al llegar al área dónde vendían las piedras evolutivas, varios niños se encontraban reunidos alrededor del mostrador.

    —¡Wow! Miren esas piedras —dijo uno asombrado.
    —¡Cómo me gustaría tener una! —dijo una niña ilusionada— Se vería muy bien como adorno en mi Persian.

    El vendedor se rio amistosamente de eso.

    —Lo siento, niños —les respondió—, pero estas piedras no son adornos, son piedras evolutivas, y evolucionan a un pokémon según su tipo y el de la piedra… aunque no funciona con todos los pokémon, por eso es importante tener de antemano a un pokémon que pueda usarla.

    —¿Qué pokémon evoluciona con esa piedra? —preguntó un niño con curiosidad, señalando la piedra hoja.

    El vendedor reflexionó un momento.

    —Hasta donde yo sé, evoluciona de Gloom a Vileplume —contestó—, pero no estoy seguro de para cuántos más pokémon de tipo hierba sirva…

    Aurora estaba escuchando todo lo que decían, y decidió esperar a que todos los niños se fueran para comprar las piedras. El hecho de que ni el vendedor supiera bien cuáles eran todos los pokémon con los que funcionaban las piedras le hizo sentir más segura de su misión.

    —¿En qué puedo ayudarte? —preguntó amablemente el vendedor cuando Aurora se le acercó.

    —Quisiera comprar una piedra de cada tipo —contestó Aurora con orgullo.



    Habiendo caído entonces la tarde, Aurora se dirigió hacia la mansión Azulona, no sin antes haberse comprado varios refrescos de la azotea del centro comercial. Al llegar ahí, se encontró con una amable anciana rodeada de muchos Meowth, la dueña del hotel, y habiendo elegido una habitación para pasar la noche, se puso a seguir investigando entre todos los archivos que había obtenido de la casa de Bill. Con mucho interés, siguió observando aquel extraño aparato, el Scope Silph, y su supuesta habilidad de revelar a los Ghost a una forma vulnerable, decidiéndose a conseguir la información necesaria para poder conseguirlo.

    Al día siguiente, Aurora partió junto a sus pokémon hacia ciudad Azafrán, no sin antes recibir un poco del Té de la amable anciana, una bebida refrescante que venía muy bien con el calor que hacía, y mientras bebía un poco, seguía su camino sin dejar de lado su seriedad.

    Era raro de Aurora verla de ese modo tan serio, en situaciones normales se habría animado a disfrutar más de su estancia en la ciudad, a convivir más con la gente, a buscar nuevas amistades en aquella ciudad, pero por el momento sólo se trataba de una fugaz visita, no había tiempo que perder más que a lo que se viene.


    Habiendo llegado a la entrada a la ciudad, se encontró con un guardia que impedía la entrada.

    —Lo siento, niña, no se puede pasar ahora —dijo el guardia cuando vio a Aurora.

    —¡Eh! ¿Pero por qué? —preguntó Aurora decepcionada.

    —Lo siento, pero hace unos días hubo un robo en las oficinas de Silp S.A. —contestó el guardia seriamente—, por si las dudas nos han prohibido dejar pasar a cualquier persona hasta que el asunto se resuelva.

    —No me diga… ¿y yo le parezco acaso una persona peligrosa? —preguntó Aurora bastante molesta.

    —No, no digo que lo seas —respondió el guardia algo nervioso por su actitud de enojo—… pero, si me das un poco de ese Té que llevas… tal vez podría dejarte… —continuó sintiendo tentación por aquella bebida refrescante, a causa del calor que hacía.

    Aurora se dio cuenta de que debía aprovechar eso, entonces sacó todas las bebidas que había comprado en Azulona y se las entregó.

    —Está bien, te daré todo esto a cambio de que me dejen pasar cada vez que quiera —contestó Aurora con cierta malicia.

    —No hay problema —respondió el guardia dando sorbos a la botella, aliviando su sed—, le daré un poco a mis compañeros…

    Sin esperar nada más, Aurora pasó frente a él para entrar a la ciudad.

    —El peor guardia de la historia —murmuró con una leve sonrisa.


    Sin darse un respido siquiera para analizar un poco la nueva ciudad, se dirigió hacia las oficinas de Silph S.A. que se encontraba en el centro de la ciudad. Al entrar, se dirigió rápidamente hacia la recepción.

    —Buenos días, ¿se te ofrece algo? —preguntó amablemente la secretaria.

    —Sí, verá, necesito información acerca del Scope Silph —respondió apresuradamente sacando su portátil, preparándose para escribir.

    —Ejem… lo siento, pero no disponemos de mucha información al respecto —contestó la secretaria algo apenada.

    —¿Cómo que no? Hasta donde tengo entendido, una de sus piezas fue robada, ¿verdad? —contestó Aurora con seriedad.

    —Sí, es verdad —contestó la secretaria—, pero me temo que eso es todo, los detalles del aparato no están disponibles para el público desde que el robo ocurrió.

    —Bueno, eso no importa, ¿sabe dónde puedo hablar con el jefe? —preguntó Aurora con más seriedad.

    —Lo siento, pero el jefe no recibe visitas de cualquier persona —contestó la secretaria algo nerviosa por su actitud seria—, debes hacer una cita y especificar la razón.

    —¿Se enteró de la matanza que hubo hace algún tiempo en pueblo Lavanda? —se apresuró a preguntar Aurora, mirándola con más seriedad.

    —S…sí, toda la región lo sabe —contestó sonriendo nerviosamente.

    —Pues el asunto es que, desde entonces, ha habido un problema en la Torre pokémon —contestó Aurora—, y el caso es que es necesario que la empresa nos aporte algunos de sus aparatos para resolverlo.

    —Ejem… si se trata de eso, me temo que hay un problema —dijo la secretaria con pena—, me temo que, desde que el robo ocurrió, no se han fabricado más aparatos.

    —¿Qué? ¿Pero por qué no? —preguntó Aurora contrariada.

    —El jefe tiene miedo de que el robo se vuelva a repetir —contestó—, de hecho, toda la producción de cualquier otro aparato se ha detenido hasta nuevo aviso… probablemente hasta que el respondable sea detenido.

    Aurora se sintió desilucionada de eso, pues entonces no había nada que hacer, y se sintió auntenticamente incompetente.

    —Gracias por todo —se despidió resignada, mientras salía del edificio con cierta indiferencia.


    Un rato después, se encontraba en el centro pokémon, escribiendo lo que había averiguado en su portátil.

    —¿Quiénes habrán robado el aparato? —se preguntó mirando su pantalla— ¿Quizás los mismos que organizaron la masacre… el team Rocket?

    Recordando la pequeña aventura que había tenido con Rainbow en el monte Moon, Aurora recordó que aquellos criminales tenían suficiente equipo como para incluso hacer más de esos aparatos a partir de uno, y teniendo certeza de que, eventualmente Rainbow iba a estar involucrado en eso, decidió hacerle llegar de alguna manera la información que había obtenido.


    —¡Hola, Aurora! —saludó el profesor Oak del otro lado del comunicador— Cuánto tiempo sin saber de ti, ¿cómo va todo?

    Pero Aurora no se veía con su típica jovialidad infantil, sino con una preocupación seria, lo cual extrañó al profesor.

    —Profesor, ¿Rainbow se ha puesto en contacto con usted? —preguntó.

    —No desde que me habló desde ciudad Carmin —contestó recordando— ¿Por qué? ¿Ocurre algo malo?

    Aurora entonces conectó su portátil a la máquina, y comenzó a enviarle unos archivos y su informe al profesor.

    —¿Qué es todo esto? —preguntó el profesor al ver que recibía todo eso.

    Aurora apartó levemente la mirada del monitor.

    —Puede que en algún momento le ayude en algo a Rainbow —contestó con voz distante—, sé que es muy poco, y probablemente no solucione nada… pero si en algún momento lo necesita… hágaselo saber, por favor.

    —¿Es sobre la masacre que hubo hace unas semanas en Lavanda? —preguntó Oak leyendo levemente lo que Aurora le había enviado.

    —Exacto —contestó con seriedad—, conozco a Rainbow, y sé que eventualmente irá a Lavanda, y conociéndolo sé que no se quedará indiferente ante esa situación, pero yo no puedo hacer nada más… a veces no se puede dar toda la ayuda que uno quisiera dar.

    El profesor leyó un momento los papeles.

    —Está bien, si se da el caso, yo le diré de esto —contestó Oak amablemente.



    Habiendo terminado la conversación, Aurora se dirigió hacia el sur, pensando en lo que había pasado, y en su impotencia por no poder hacer nada más. Quizás, pensaba, si fuera una entrenadora más fuerte podría ella misma encontrar a esos criminales, quitarles el Scope Silph, y solucionar el asunto de la torre ella misma, pero sabía que eso era imposible para entonces.

    —Bueno, no nos desanimemos —dijo mientras se sentaba un rato en un banco, mirando a sus pokémon en sus pokéball—, supongo que aún tenemos mucho que hacer… con lo de las piedras evolutivas y lo de los pokégods —se recordó con orgullo—, aún nos queda mucha región por explorar… pero aún así…

    A pesar de que en su interior estaba segura de que si Rainbow intervenía, el asunto se iba a solucionar, no se sintió cómoda dejándole a él todo el trabajo sucio. Sintiendo que debía fortalecer a sus propios pokémon, en un instante sacó de su mochila aquella pesada libreta, que no permitía que nadie viera, y con algo de nerviosismo, comenzó a leer sus páginas lentamente.

    Continuará...
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  17.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    3820
    ...Continuando

    Capítulo especial 8: De lo que pasó en isla Canela.
    “aún hay misterios a los que no les ha llegado la hora de ser revelados"
    Aurora




    Había pasado ya algún tiempo desde que Aurora averiguó lo de Silph S.A. Y no había estado perdiendo el tiempo. Durante semanas anduvo de un lado a otro de Kanto, específicamente a los lugares donde se habían reportado avistamientos de esos Pokégod que había visto en la casa de Bill, y todo eso sin descuidar su misión de probar las piedras evolutivas en todos los pokémon que encontraba en su camino, no dudando en incluso acercar la piedra fuego a un pokémon tipo planta u agua, sin importar el momentáneo ridículo que haría si la vieran, nunca se sabía.

    Algo cansada y triste por no haber conseguido nada interesante durante ese tiempo, regresó de nuevo al museo de ciudad Plateada.

    —¡Ah! Hola Aurora, cuánto tiempo sin verte —saludó el director al verla.

    Mas Aurora solamente se dirigió desanimada hacia una silla, y se sentó con pesadez.

    —Hola, señor director —saludó sin muchas ganas.

    Al director le sorprendió verla en ese estado, tomando en cuenta lo alegre y decidida que se veía cuando la vio por primera vez.

    —¿Te sucede algo? —preguntó con interés— ¿Dónde está la chica animada que vino estuvo aquí hace tiempo?

    —Digamos que no me ha ido demasiado bien —contestó suspirando—, recorrí la región de un lado al otro, usé las piedras evolutivas en decenas y decenas de pokémon —continuó sacando de su mochila las cuatro piedras—, pero no conseguí hacer que otro pokémon evolucionara… incluso intenté hacer evolucionar a un Pikachu con la piedra agua en ciudad Carmin…

    —¿Un Pikachu con la piedra agua? —preguntó el director sorprendido.

    —Eh…no, no es por nada —titubeó.

    Quería mantener al director al margen acerca de el Pikablu, que había creido era una evolución alterna de Pikachu de tipo agua, mas al haber hecho el intento y no haber visto nada se había descepcionado mucho.

    —Bueno, no te preocupes —trató de animarla el director—, aunque no hayas descubierto a otro pokémon evolucionar con alguna piedra, eres la primera persona en molestarse en comprobarlo.

    —¿En serio? —preguntó Aurora.

    —Claro que sí —contestó el director sonriente, y se acercó a un enorme globo terráqueo que había sobre una mesa—, además aún quedan muchas regiones en el mundo —dijo haciendo girar el globo lentamente—, y muchos tipos de pokémon también, si aquí no te has sentido satisfecha con respecto a esta investigación, pues siempre puedes irte a otra región y comenzar de nuevo.

    —¿Ir a otra región? —preguntó Aurora mirando el globo.

    Y en su mente, al observar aquella tierra dando vueltas, comenzó a imaginarse que aún tendría la oportunidad de descubrir algo nuevo, que nadie antes haya sabido, sobre la evolución de los pokémon.

    —Por cierto, Aurora —dijo el director—, una investigadora de misterios no es nada sin más misterios que resolver, ¿has encontrado algo más a parte de esto?

    Aurora lo pensó un momento, a pesar de la confianza que sentía con el director, dudó mucho en decirle sobre el misterio de los pokégod en el que estaba metida, y sobre todo que tampoco había tenido mucha suerte en ello.

    —Probablemente —contestó con timidez—, creo que antes que nada necesito viajar un poco más, ¿qué lugar me recomienda donde pueda ser útil?

    —Pues, ahora que lo dices —pensó el director—, dicen que isla Canela es un lugar interesante.

    Diciendo eso, se acercó hacia su escritorio y sacó de un cajón un periódico, el cual entregó a Aurora.

    —¿Extrañas apariciones de pokémon en la costa de Canela? —leyó con extrañeza.

    —Los reportes anuncian la aparición de pokémon muy extraños —continuó el director—, los testigos dicen que se aparecen pokémon inusualmente fuertes, e incluso algunos monstruosos que parecen distorcionarlo todo cuando están cerca… pero pueden ser todo exageraciones que tengan explicación simple.

    En ese momento el sonido de un teléfono salió de la bolsa de Aurora, y torpemente se puso a buscarlo entre todas las cosas que traía adentro.

    —Disculpe, director —dijo con algo de pena—, compré este teléfono nuevo en un momento que pasé de nuevo por Azulona, ya sabe, para estar más en contacto…hola —respondió.

    —Hola Aurora, ¿cómo estás? —dijo el señor Fuji del otro lado de la línea.

    —¿Señor Fuji? —preguntó Aurora con sorpresa— Esté… no es que no me alegre de verlo, pero ¿cómo consiguió mi número?

    —El profesor Oak me lo dio —contestó con algo de pena—, ya hace tiempo que estamos en contacto… pero bueno, ya yendo al tema, te llamo para informarte que el problema se ha resuelto.

    —¿El problema? —preguntó Aurora— ¿Se refiere a lo de la torre pokémon?

    —Exacto —contestó el señor Fuji alegre—, la información que nos diste le sirvió muchísimo a Rainbow, pudo calmar al espíritu de la madre de Cubone, la que estaba causando todo, y ahora todo es normal de nuevo.

    —¿En serio? —preguntó Aurora contenta— ¡Qué bien! Sabía que Rainbow no iba a fallarnos.

    —Bueno, entonces supongo que este caso ha quedado resuelto, ¿eh? —dijo el anciano.

    Aurora por un momento no dijo nada, se sentía, de hecho, un poco inútil de no haber participado más activamente, pese a haber ayudado en algo.

    —Pues… supongo que sí —contestó algo más tranquila.

    —¿Y a donde irás ahora? —preguntó Fuji.

    Aurora miró un momento el globo terráqueo, y se centró en la pequeña isla Canela que en él aparecía.

    —Creo que iré a isla Canela —contestó—, tal vez por ahí haya algún misterio para mí.


    Un rato después, luego de haberse despedido del director, emprendió el largo viaje en vuelo sobre su Fearow hacia isla Canela, anhelando que aquellas apariciones se trataran de algún pokégod, y poder resolver un misterio de verdad esa vez. Además, como lo había investigado en los archivos del museo, ahí se encontraba un laboratorio que se especializaba en revivir fósiles, y ella tenía uno que revivir, aquel que le había dado Rainbow al salir del monte Moon.



    No mucho tiempo después Aurora llegó a isla Canela, divisando primeramente el enorme volcán que se alzaba imponente sobre el mar, y al acercarse, comenzaron a verse los pescadores y marineros, para luego ver el puerto y las alegres personas que se divertían en la playa.

    Aurora se dirigió entonces al centro de investigación de isla Canela, donde los fósiles eran revividos, y después de una formal presentación y promoción de sus servicios, entregó el fósil Domo a uno de los científicos.

    —Tu pokémon estará listo en unas horas —dijo el científico amigablemente.

    —Muchas gracias, señor —contestó Aurora contenta.

    —Dijiste que venías por lo de las apariciones en la costa, ¿no es así? —preguntó con interés.

    —Así es —contestó Aurora con orgullo—, y no me iré de esta isla hasta saber qué es lo que ocurre.

    —Me alegra —contestó el científico—, pero me temo que tendrás que quedarte entonces por un tiempo, ya que esas apariciones son muy raras y esporádicas.

    —No tengo prisa —contestó Aurora—, me quedaré el tiempo que haga falta.



    Algunas horas después, el fósil había sido completamente revivido, y Aurora contempló a su nuevo pokémon, un Kabuto.

    —Ya está listo —dijo el científico entregándoselo en las manos—, es muy fuerte y sano, se notaba que había sido muy bien preservado.

    —No fue ciertamente difícil de revivir —dijo su ayudante.

    —¡Qué bonito! —exclamó abrazándolo cariñosamente— Muchas gracias.

    —No fue nada —contestó con algo de pena por su actitud algo infantil.

    Aurora entonces recordó el fósil de Rainbow, el cual había regalado a la líder Misty hacía tiempo, pero de todas formas decidió decir algo.

    —¿Sabe una cosa? Es probable que un día llegue otro entrenador aquí —le dijo amablemente—, de actitud arrogante y pesada, de gorra negra y con un cinturón con forma de X en su pecho, se llama Rainbow.

    —Eh, gracias por el dato —contestó el científico con algo de pena—, trataré de recordarlo.

    —No se preocupe, jefe —dijo el ayudante—, siempre es bueno saber que llegará más gente, yo lo recordaré.



    Un rato después, Aurora se había instalado en la playa en una casa de campaña que había alquilado, para pasar ahí el tiempo que fuera necesario para encontrar las apariciones que contaban.

    —Esta es la costa donde se han reportado las apariciones —dijo revisando su mapa—, si nos quedamos aquí el tiempo suficiente con certeza alcanzaremos a ver algo…

    Mas aún algo le preocupaba, y era que aún no se sentía lo bastante fuerte en el entrenamiento pokémon. Recordó el libro que llevaba consigo, y cómo la había leído hacía un tiempo. Además de continuar con sus investigaciones, se había dedicado a entrenar en sus ratos libres, y sentía que tenía que seguir haciéndolo. Liberó entonces a sus pokémon y abrió de nuevo el libro, leyéndolo atentamente.

    —No será posible que yo pueda hacer todo esto —dijo preocupada—, se ve muy difícil… tal vez sólo pueda intentar hacer lo que sea más simple…

    Sus pokémon se acercaron a ella para animarla, incluso su nuevo Kabuto. El sentirlos cerca la hizo sentirse más segura, y les sonrió tiernamente.

    —Bueno, si así lo quieren, vamos a entrenar un poco entonces —dijo con voz decidida.

    De ese modo pasaron varios días en isla Canela, y ya que no tenía nada más que hacer, pasó todos esos días entrenando mientras esperaban que el fenómeno por el que estaban ahí se manifestara. Y en parte fue bueno que no apareciera, ya que así Aurora pudo sentir de nuevo la emoción de entrenar pokémon, y los suyos se fortalecieron un poco más.


    Ya llevaba más de una semana instalada en la playa, entrenando sin cesar y con determinación, y al caer la tarde se sentaron a descansar y observar la puesta del sol.

    —Bien hecho, chicos —dijo con orgullo.

    Los pokémon se veían exaustos, pero satisfechos por lo que habían logrado, y se pusieron a lado de su entrnadora a contemplar el mar.

    Esa visión del sol poco a poco ocultándose en el horizonte fue muy reconfortante para Aurora, y se sintió feliz de estar ahí aunque aún no ocurriera nada misterioso. Sólo un rato después, el sol estuvo casi completamente oculto, quedando sólo un cuarto aún visible.

    De repente, los pokémon de Aurora comenzaron a sentir algo extraño, y comenzaron a mirar el mar con hostilidad.

    —¿Qué sucede? —preguntó Aurora preocupada.

    Los pokémon se pusieron aún más alerta, y sintiendo un peligro se pusieron en guardia frente al mar. Aurora intentó ver lo que ocurría, pero sólo veía el mismo mar hermoso de siempre. Repentínamente, sintió que algo extraño ocurrió en el mar, era como si, de algún modo, una parte del mar cerca de la orilla se deformara, primero levemente, pero luego comenzó a crecer, hasta un punto en el que el mar comenzó a perder su color y se tornó gris.

    —¿Pero qué es eso? —preguntó sorprendida.

    En ese punto, una pequeña extensión del agua se había convertido en una mancha gris, y de ella algo comenzó a emerger lentamente, algo que parecía ser un esqueleto de un Kabutops hizo su aparición para sorpresa de todos, y esta figura parecía parpadear intermitentemente, como la estática de un televisor.

    De repente esa aparición se avalanzó sobre los pokémon de Aurora, y para su sorpresa debilitó de un solo golpe a su Fearow.

    —¡Lanzallamas, Charmander! —ordenó.

    Mas la aterradora figura lo esquivó con gran agilidad, y sin esperar nada dejó fuera de combate a los demás pokémon, dejando solamente a Aurora abrazando con temor a su Kabuto.

    El esqueleto comenzó a acercarse hacia ella, lento y amenazante, como examinándola. Aurora no podía decir nada, estaba paralizada de miedo, y se limitó a ver como ese esqueleto comenzaba a vivrar frente a ella a punto de asestarle un golpe con su afilada cuchilla.

    Al ver a su entrenadora en peligro, Charmander y Nidoran se sintieron muy incompetentes, y se sentían muy débiles para luchar, y aunque lo hicieran, esa figura era mucho más fuerte que ellos.

    —Chicos —dijo Aurora tratando de controlarse un poco—, lo siento.

    Al oírla hablar, el esqueleto se detuvo por un momento, y movió la cabeza hacia un lado, como si entendiera lo que decía.

    —Debíamos resolver un misterio… pero no se va a poder —dijo tratando de retener las lágrimas.

    Eso entristeció mucho a sus pokémon, y les hizo hervir la sangre de rabia. Poco a poco lucharon por ponerse de pie, sacando fuerzas de flaqueza, mientras sentían una energía fluir con ellos.

    El esqueleto, por su parte, pareció entender a Aurora, y ésta se dio cuenta de eso, pues se había detenido y no la había atacado. Aurora vio algo extraño en los vacíos ojos de la criatura, una especie de figura rectangular y gris parecía reflejarse en ellos. Mas de repente la criatura recobró su actitud violenta, y se dispuso a asestar un golpe fulminante a la chica.

    Al ver eso, Charmander y Nidoran no pudieron contenerse, y corrieron a arremeter contra ella, evolucionando en el camino en Charmeleon y Nidorina. Y al embestirlo con fuerza, el esqueleto desapareció rápidamente, fragmentándose en el aire en miles de pedazos que desaparecieron antes de tocar la arena. Y entonces la calma volvió a la playa.


    Un rato después, habiendo pasado el shock producido por tal encuentro, Aurora y sus pokémon contemplaban la negra noche del mar, reflexionando lo que había pasado.

    Sabía que en definitiva era algo extraordinario lo que había sucedido, y no encontraba solución alguna para lo que era esa criatura, también le sorprendió mucho que aquella cosa pareciera comprenderla, y que por un minuto casi pareció arrepentirse.

    —Qué extraño —dijo en voz baja—, no tengo idea de cómo afontar este misterio… al menos con lo de los pokégod sí tenía más ideas… pero con esto… dudo en serio que se trate de uno, parece ser algo más allá de eso.

    Observando el negro mar, reflexionó acerca de su sueño de ser una investigadora de misterios, y se preguntó si había elegido la manera correcta de hacerlo, o si tal vez, necesiataba más ayuda. Pero ahora tenía algo más en claro, no iba a decir a nadie sobre lo que había visto hasta tener más respuestas, aunque pasara mucho tiempo, esa vivencia le hizo sentir que quería ser investigadora más que nunca.

    —Tal vez deba escribir un libro —dijo tranquilamente—, que trate de las cosas que vaya averiguando o descubriendo en el camino, cuando resuelva lo de los pokégod sin duda tendré más material para hacerlo… pero por ahora, mejor que estas apariciones sigan en el misterio… aún hay misterios a los que no les ha llegado la hora de ser revelados…

    Ya más tranquila, comenzó a escribir en una libreta algunas cosas con bastante entusiasmo, en la misma en la que anotaba algunas de sus experiencias, y ahí ecribió “el extraño caso del pokémon glitch”, ya que los extraños parpadeos intermitentes del pokémon, por alguna razón, le fueron semejantes a los de una computadora que fallaba a causa de errores del sistema.



    Al día siguiente regresaron a la ciudad, y aprovecharon el tiempo para relajarse y disfrutar de la playa con la gente, en otras palabras, unas pequeñas vacaciones que no tenía desde que había llegado, y ahora estaba contenta con sus nuevos pokémon, Charmeleon y Nidorina.

    Ya por la tarde fueron a un restaurante a comer, y en ese lugar había una televisión alrededor de la cual muchas personas estaban reunidas.

    —Miren, ya va a comenzar el concurso de ciudad Fucsia —dijo uno entusiasmado.

    —Escuché que será la única ocasión en la que transmitan cómo es el interior de la zona safari por televisión —dijo otro igual de emocionado—, hasta tuvieron que instalar cámaras por todo el lugar.

    —Tal vez es sólo para conseguir más clientes después de esto —dijo otro con rudeza.

    Siguieron hablando de cosas similares hasta que el concurso comenzó, y Aurora, con curiosidad, se acercó a mirar, y observó con felicidad y asombro a Rainbow participando en aquella competencia.

    —¡Hey! Ese de ahí es amigo mío —exclamó señalando la pantalla.

    —¿De verdad? —preguntó un chico— Algún día me gustaría poder ir ahí también.

    Y mientras el programa avanzaba, Aurora sonreía para sus adentros mientras observaba a Rainbow, por primera vez en bastante tiempo.



    Continuará...
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  18.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    3644
    ...Continuando

    Capítulo especial 9: De lo que pasó en ciudad Fucsia.

    “A veces, lo más asombroso de los misterios es saber que en el fondo no son tan misteriosos"


    Aurora




    Ya habían pasado unas semanas desde lo ocurrido en isla Canela, y aunque para Aurora aquel suceso había representado, quizás, uno de los momentos más peligrosos y emocionantes en su vida, sabía que no debía descuidar su trabajo principal, y no lo hizo.


    En el tiempo que siguió, continuó viajando por todo Kanto, todavía sin rendirse con el asunto de las piedras evolutivas, las cuales ya habían pasado a una prioridad inferior con respecto al asunto de los pokégod, pero por desgracia, aquello tampoco había dado todos los frutos que esperaba.


    En una de sus visitas a ciudad Azulona, solicitó permiso para exponer el tema en una clase especial, después de que la universidad revisara su informe acerca del fenómeno de los pokégod, o pokémon no identificados, confirmando que se trataba de una investigadora seria que se interesaba en descubrir algo nuevo del mundo pokémon. Después de una exposición de media hora ante los alumnos, las opiniones no tardaron en aparecer, en especial se dividían los que creían que los pokégod no eran más que pokémon comunes que la gente no logró identificar, quizás a causa de su rareza en determinada zona, mas otros más optimistas optaban porque se trataban de nuevas especies pokémon aún no estudiadas, y también estaban los que opinaban cosas más perturbadoras, tales como mutaciones anormales, experimentos clandestinos, o incluso seres sobrenaturales. Sea como sea, el debate se abrió en aquella universidad, al menos por un tiempo.


    Al terminar la presentación, una de las maestras más respetadas de la universidad, la líder Erika, sintiendo gran curiosidad por el tema, abordó a Aurora antes de que ésta dejara el edificio, siempre acompañada por algunos de sus fieles sirvientes, y comenzaron así una típica plática entre dos investigadoras sobre un tema en común, sin mucho interés más allá de simplemente felicitarla, desearle suerte con su trabajo, y demostrar apoyo cuando lo necesitare. Sin embargo, a parte del asunto de los pokégod, había un tema más del qué hablar, sobre todo al saber Aurora que Erika era una líder de gimnasio, no pudo evitar hacer una simple pregunta.


    —De casualidad, ¿se ha enfrentado a ti un entrenador llamado Rainbow? —preguntó con inocencia.


    Al oír ese nombre, el rostro de Erika primero se asombró, pensando por qué aquella chica tan agradable de repente mencionaba a esa persona, luego se ensombreció, y pretendió que era algo que no importaba.


    —Vienen muchos entrenadores a retarme, no me puedo acordar de todos —contestó apartando la mirada.


    —Pero éste es muy fácil de reconocer —continuó Aurora alégremente—, es un chico muy arrogante y de gran energía, irreverente con todos y que no tiene pelos en la lengua, además viste de gorra negra, camisa gris y jeans azul oscuro. Estoy segura que si te ha venido a retar de seguro ha hecho algo que recordarás de él.


    Erika la miró con tranquilidad. En su semblante aparentaba parecer humilde, y en general esa era su naturaleza, amable y calmada, sin pizca alguna de rencor. Pero cuando recordaba a Rainbow, y la terrible humillación que pasó, era como si esa parte de su ser fuera remplazada por un odio reprimido, la única persona ante la cual sentía algo como eso, tan diferente al trato que daba a todos los demás. Pero al mirar a Aurora, y oírla hablar de él de ese modo, no sólo como si lo conociera, sino como si no le molestara su comportamiento en absoluto, se desconcertó mucho, sobre todo por el gran contraste con esa chica tan dulce y alegre, de actitud infantil y sonrisa jovial, pero de gran pasión por su trabajo y educada e instruida.


    —¿Conoces mucho a ese chico? —preguntó con tranquilidad.


    —Sí, lo conozco —contestó Aurora sonriendo—, ha sido mi mejor amigo desde que lo conozco, y si me preguntas eso es porque sí pasó por aquí… ¿en cuánto tiempo de derrotó? —preguntó con la inocencia de una niña.


    Esa pregunta la sobresaltó bastante, en especial por el tono infantil y hasta emocionado con el que preguntó. No podía creer que tal chica fuera amiga de ese chico tan desagradable, y en el fondo sintió algo de lástima por ella. Pensó que, tal vez, si le contaba lo que había sucedido, tendría una visión diferente de él, y la haría ver cómo era en verdad aquel chico. Así que le contó todo sobre esa batalla, con mucha vergüenza y enojo.


    Mientras hablaba, de repente Aurora comenzó a reírse fuertemente.


    —¡Mi Gyarados va a usar Hidrobomba en tu túnel Roca! —exclamó en voz alta sin dejar de reírse.


    Aquello ya era algo completamente hilarante par Erika, que alguien se riera así de una broma de tan mal gusto.


    —¿Cómo puede parecerte gracioso eso? —preguntó sin poder controlar su enojo.


    —No es nada, sólo que a Rainbow le gusta tratar así a la gente, y a veces se le ocurren cosas graciosas —contestó Aurora tranquilizándose poco a poco.


    Viendo que Aurora no parecía estar inquieta aún después de haber oído todo eso, Erika se sintió más desconcertada aún y enojada de que se burlaran de ella así.


    —¿Cómo puedes ser amiga de alguien así? —preguntó ya bastante enojada— Ese chico es un irrespetuoso que no sabe comportarse… tal vez me ganó, debo reconocerlo, es buen entrenador… pero es una horrible persona.


    Aurora agachó la mirada, sin dejar de sonreír, meditó en silencio por unos segundos. Por un momento Erika creyó que la había convencido, pero un momento después, Aurora la miró con un rostro extrañamente radiante.


    —Tú sólo has visto la portada —contestó en voz baja—, cada persona es como un libro, con diferentes portadas y contenidos, pero hay algunos libros que no pueden ser leídos por cualquiera, sino sólo por una persona especial que pueda llegar a comprenderlos por completo, y el resto sólo verá la portada por siempre… creo que yo soy la única persona que ha logrado leer ese libro más profundamente, he visto el contenido, y por eso la portada no me parece tan mala —añadió alegremente.


    Erika miró sorprendia a Aurora después de haber dicho eso, no sólo por la seguridad con la que hablaba, sino también por la mirada extrañamente radiante que tenía. Pero no entendía como alguien podía ponerse así por una persona como esa. Aquello era un misterio más grande que todos los que había estudiado en toda su vida, y le pareció curiosa la comparación de eso con el hecho de que Aurora fuera una investigadora de misterios.





    Antes de que Aurora se fuera de la ciudad, Erika recordó haber escuchado noticias acerca de un extraño pokémon inidentificado que había sido visto en la zona safari de ciudad Fucsia, lo cual habría dicho antes si no fuera porque salió el tema de Rainbow. A causa de eso, Aurora decidió entonces cuál sería su siguiente parada, y con su acostumbrada animosidad y jovial alegría, montó su Fearow, y se dirigió a esa ciudad.


    Al arribar a Fucsia, Aurora se habría detenido primero a contemplar el mar que asomaba por la costa sur, las calles rústicas que reflejaban una comunidad tranquila que prefería permanecer en sus tradiciones, apreciar la pequeña exhibición de pokémon que se presentaba en frente de la zona safari; pero en esa ocasión venía tan animada que se dirigió de inmediato a la central de la zona safari, pidiendo al administrador que le permitiera hacer una investigación en el interior del parque a fin de encontrar a ese pokémon misterioso, de manera que llamaron a la persona que había sido testigo de él, el guardia de la zona safari.


    Apenas se presentó a Aurora, sonrió amablemente, mostrando unos brillantes dientes postizos de oro.


    —¿Podría describirme al pokémon que vio? —preguntó Aurora con entusiasmo.


    —Pues veamos… fue un encuentro muy rápido —contestó el guardia—, diría que era más bien pequeño, del tamaño quizás de un Pikachu, pero era de un color azul… ¿o morado quizás?... tenía además una cola que terminaba en una especie de bola…


    Mientras hablaba, Aurora buscaba en su computadora si esa descripción de correspondía a la de uno de los pokégod, resultando que entre los archivos, sí había uno que se ajustaba.


    —Sin dudas pareciera que vio un Pikablue —contestó con emoción mostrándole la imagen al guardia.


    —¿Qué es un Pikablue? —preguntó éste desconcertado.


    —Eso es precisamente lo que vamos a averiguar —contestó Aurora buscando otros archivos—, al principio creí que podía ser una evolución alterna de Pikachu, de tipo agua, pero hace ya tiempo, en uno de mis viajes, pedí permiso a una niñita para que me dejara evolucionar a su Pikachu con la piedra agua, y al no ocurrir nada, esa opción se descarta…


    —¿Entonces qué crees que sea? —preguntó el guardia con un mayor interés.


    —Pues ya que no es una evolución alterna, espero en verdad que se trate de una nueva especie de pokémon desconocida en Kanto —respondió poniéndose de pie—, ¿sería tan amable de guiarme por la zona safari hasta donde lo vio por última vez? —preguntó con amabilidad.


    Al guardia le alegró la energía de la joven, y su disposición para resolver el misterio, así que asintió con la cabeza calmadamente.



    En la zona safari no estaba permitido llevar pokémon para no perturbar a los de la zona, sin embargo, al ser esa una misión de investigación y no de entrenamiento, a Aurora le permitieron ir acompañada de sus pokémon, y mientras navegaban por la balsa motorizada, guiada por el anciano guardián, Charmeleon acompañaba a su entrenadora atento a los peligros que se cruzaran en su camino.


    El trayecto hasta aquel punto era bastante largo, pero mientras permanecieran en la balsa metálica surcando el río estarían a salvo de los pokémon salvajes que, alrededor de ellos, vivían toda clase de disputas, liberándose batallas entre ellos casi sin prestar atención a los visitantes que los observaban. Aurora observó el comportamiento de aquellos pokémon salvajes, y sintió algo de miedo al verlos actuar de una manera tan violenta.


    —¿Sabes que hace un tiempo hubo un evento especial en la zona safari? —preguntó el guardia.


    —Ah, sí, lo recuerdo —contestó Aurora—, fue televisado y todo eso… me pareció muy peligroso que los entrenadores tuvieran que estar entre todos esos pokémon, arriesgando sus vidas.


    —Sí, es verdad, aquel evento tuvo cierta polémica —contestó el guardia—, los jefes de la zona safari se negaban debido a que ponían en peligro la vida de los entrenadores, pero el ayuntamiento de la ciudad quería aumentar el turismo en la zona, razón por la cual decidieron llevar a cabo el evento.


    Aurora recordó las imágenes que había visto del evento en aquella ocasión.


    —Pero si se les permitió a los entrenadores llevar a sus pokémon, entonces no estarían en tanto peligro, ¿o sí? —observó Aurora.


    —Esa es la otra parte de la polémica —contestó el guardia—, a causa de estar en contacto con pokémon entrenados, la paz de los pokémon de la zona se vio afectada. Últimamente los pokémon se han vuelto más violentos de lo que eran antes, y los miembros de la zona safari creemos que se debió al evento, en el cual muchos de ellos sintieron por primera vez lo que era una batalla contra pokémon entrenados.


    Aurora escuchó con atención, pero no dijo nada, sino que se puso a pensar si eso haría incluso más peligroso encontrar a ese pokémon misterioso.



    Bastante rato después, el guardia detuvo el bote en una zona del rio bastante aislada, las orillas del río ya se encontraban casi completamente deshabitadas excepto por las plantas acuáticas que ahí crecían, y el agua turbia estaba inquietantemente tranquila, no se podía ver el fondo del lecho del río, y los árboles que adornaban el camino se volvieron más siniestros, a causa del sol que se iba ocultando lentamente tras ellos.


    —Allí es donde lo vi por última vez —anunció el guardia señalando una sección de la orilla del río—, estaba haciendo mi revisión normal para ver que todo estuviera en orden, y de repente escuché el sonido de un pokémon. Conozco a todos los pokémon que hay en la zona, así que de inmediato supe que ese no era un pokémon usual aquí, apenas me alcanzó para verlo por un momento, de inmediato se dio cuenta de mí, y salió corriendo con rapidez hacia los árboles, donde ya no lo pude ver.


    —¿Hace cuánto lo vio por última vez? —preguntó Aurora con seriedad.


    —Hace una semana —contestó el anciano—, pero desde entonces he estado viendo indicios de que sigue rondando por aquí, aunque se niegue a aparecer.


    —¿Qué le hace suponer que sigue por aquí? —preguntó Aurora con interés.


    El anciano señaló una sección del río en la que las plantas acuáticas se veían diferentes al resto, con muchas hojas arrancadas, mordidas, y algunas de ellas completamente separadas de sus raíces, de manera que éstas flotaban en el agua.


    —Desde que vi a ese pokémon, eso le ha estado pasando a las plantas de esta zona —contestó el guardia—, cada día más y más plantas aparecían así, pero en la zona safari nunca hemos sabido que hayan pokémon que se alimenten de ese tipo de plantas.


    —Pero eso puede sólo significar que algún pokémon comenzó a comerlas —observó Aurora—, no tiene por que ser obra de este pokémon.


    —Cierto, pero hay una cosa más —contestó el viejo—, desde que observé a ese pokémon por primera vez, también me di cuenta de que los pokémon acuáticos de la zona, principalmente Magikarp y Goldeen, han dejado de acercarse a esta zona. Y en general los pokémon acuáticos no se meten con los terrestres, así que yo supondría que aquel pokémon se trataría de una nueva especie que está alejando a los demás pokémon acuáticos, o sea, otro pokémon acuático que lucha por el espacio.


    —Entonces está seguro de que se trata de una especie invasora, no autóctona de aquí —observó Aurora—, ¿cree que si nos quedamos por aquí durante un tiempo aparezca?


    —Si lo que creo es verdad, vendrá a alimentarse a este río —contestó el anciano—, y al tratarse de una criatura acuática de seguro que luego permanecerá en él hasta la mañana, ya que durante la noche los pokémon nocturnos podrían ser una amenaza para él.


    Se propusieron, pues, a esperar, apagaron las luces del bote, y se quedaron ahí durante bastante rato. El sol se iba poniendo poco a poco, tornando a aquel lugar un aspecto cada vez más fascinante y sombrío, los sonidos de los pokémon nocturnos que comenzaban a luchar entre ellos llegó hasta sus oídos, el agua del río seguía fluyendo con lentitud bajo el metal del bote, y el cielo comenzaba a abrir paso a las estrellas, hasta que todo quedó sumido en la oscuridad, ya que además aquella resultó ser una noche sin luna, pero los sonidos que salían de la selva indicaba que la vida aún seguía luchando alrededor de ellos.


    Un rato después, cerca de la media noche, unos sonidos comenzaron a sonar cerca de la orilla del río, el inconfundible sonido de algo moviéndose entre las plantas del agua alertó a la semi dormida Aurora, pero el guardia le hizo una seña para que hablara en voz baja.


    —¿Es ese el pokémon? —preguntó seriamente.


    —Está muy oscuro, no podría asegurarlo —contestó el anciano.


    Con la poca luz que percibían, únicamente podían divisar algo moviéndose a lo lejos, mas la forma y el color de aquel ser eran como una sombra que se mueve sigilosamente en una habitación oscura, no puedes verla, pero sabes que hay algo que se mueve.


    —Podría ser en realidad cualquier pokémon —dijo Aurora intentando visualizar algo—, será mejor que encienda las luces del bote para poder verlo.


    —Si hago eso saldría corriendo antes de que notemos algo —contestó el guía—, mientras no note nuestra prescencia no se irá.


    Aurora estaba irritada por no tener una manera de poder verlo, la intriga por saber si era o no ese pokémon la mataba, sin embargo, aún había algo que podía hacer. Con lentitud, sacó una pokéball de su cinturón, en cuyo interior había un Voltorb.


    —¿Qué piensas hacer con ese pokémon? —preguntó el guardia.


    —Cuando comencé a investigar a los pokégod, supuse que iba a necesitar una manera de que no se escaparan cuando los encontrara —contestó con seriedad—, así que, hace unos días, capturé a este Voltorb precisamente para eso… bastará con una Onda trueno para que no se escape.


    —Espera un momento —interrumpió el guardia—, en la zona safari no se permite luchar contra los pokémon, sobre todo desde lo del concurso, me temo que no podré dejarte.


    —Piénselo bien, señor guardia —continuó Aurora sin perder la seguridad—, si se trata de una especie nueva podremos estudiarla, y así determinar su comportamiento y, posteriormente, buscar cuál podría ser el mejor hábitat en el cual no moleste a otras especies, ¿no es eso lo que busca la zona safari? ¿Darles a los pokémon salvajes un lugar para vivir en paz? Pues entonces debemos primero poder estudiar a este pokémon, para ayudarlo a vivir en un mejor lugar.


    Ante eso, el anciano no tuvo nada que decir en contra.


    —Pues, creo que tienes razón —contestó—, pero procura no lastimarlo mucho.


    Dicho eso, Aurora sonrió con seguridad, y empuñó la pokéball. En seguida se incorporó, y sintiendo cuidadosamente el aire, determinó bien hacia dónde debía atacar, si fallaba, el pokémon se escaparía y sería menos probable que apareciera de nuevo. Un momento después, liberó a Voltorb, hacia el aire, el cual se vio como un punto oscuro desde abajo con el cielo de fondo.


    —¡Onda trueno! —ordenó Aurora potentemente.


    El pokémon acuático a penas pudo escuchar el grito de Aurora, y se giró para ver, pero sólo pudo distinguir un potente destello, el cual iluminó todo el río durante unos pocos segundos antes de regresar todo a la oscuridad.


    —¡Encienda las luces! Creo que ya está —exclamó Aurora entusiasmada.


    El guardia hizo caso, y entonces las luces del bote iluminaron directamente la rivera llena de plantas, sobre la cual, un pequeño pokémon azul con el estómago blanco, y cola que terminaba en una bola, apareció flotando sobre el agua, completamente paralizado.


    —¡Ahora es el momento, señor guardia! —exclamó Aurora seriamente—, captúrelo ahora.


    Sin esperar nada más, el anciano lanzó una safariball, la cual capturó al pokémon casi sin problemas debido a la parálisis.


    Un momento después, el guardia ya tenía la ball a bordo, y Aurora examinó con una alegría desbordante al que sería el primer pokégod que encontraba.


    —¡Bien hecho, Aurora! —la felicitó el anciano— Parece que hemos capturado a un pokémon nuevo y desconocido.


    Sin embargo, el guardia notó que Aurora ya no parecía tan contenta al examinar a ese pokémon, la que en un momento fue un rostro lleno de ilusión de repente se volvió un rostro descepcionado.


    —¿Cuál es el problema? —preguntó el guardia.


    Aurora le enseñó al pokémon en su interior.


    —No es un pokémon desconocido —contestó—, se trata de sólo un Marril.


    —¿Un Marril? —preguntó el guardia agarrando la pokéball— Nuna habíamos visto uno por acá, en Kanto.


    Aurora sacó la fotografía de aquel pokégod, el llamado Pikablu, sin embargo, recordó que sólo era un retrato hablado, comparó el dibujo con el pokémon encerrado y vio todas las similitudes, con excepción del color.


    —Tal vez cuando este pokémon fue avistado por primera vez confundieron el color de su piel —continuó Aurora—, pero por lo demás… sólo es un Marril.


    Diciendo eso, se sentó sobre la cubierta, ya sin sentirse contenta por nada.


    —En serio creí que iba a descubrir un pokémon nuevo —dijo con voz triste.


    —Vamos, no te pongas triste —contestó el guardia—, no importa que no sea un pokémon desconocido, al menos ahora podremos rehubicarlo en alguna sección de la zona en la que pueda vivir mejor… hiciste un buen trabajo.


    Aurora lo miró algo desconcertada, pero luego su expresión se volvió más tranquila. Después de todo, aunque no fuera un pokégod, ahora al menos había resuelto el misterio de Pikablu.


    —A veces, lo más asombroso de los misterios es saber que en el fondo no son tan misteriosos —respondió con una leve sonrisa.



    Después de eso, Aurora asentó todo en su reporte, el Marril se quedó con el guardia de la zona safari, y todos le agradecieron por haber encontrado a un nuevo pokémon, al menos nuevo para la zona, y sin ya nada más que hacer, Aurora se despidió de todos y se fue de ciudad Fucsia.


    Era claro que aquello era un avance en su investigación, por lo que no estaba todo perdido. Sin embargo, así como había resuelto el misterio de Pikablu, se preguntó si algún día iba a resolver el misterio del que había denominado “pokémon glitch”, sin embargo, ese día aún le pareció lejano.


    Unos días después de lo ocurrido, Aurora decidió que debía darles a sus pokémon otro tiempo para entrenar, sobre todo al nuevo Voltorb, dirigiéndose para eso a la ruta 11. De manera inusual para ella, se quedó bastante tiempo en esa ruta entrenando, al mismo tiempo que organizaba algunos de sus reportes y recibía constantemente información de Bill.


    Una mañana, cuando estaban a punto de comenzar a entrenar, de repente Aurora escuchó un ruido. Al voltearse vio que había una baya que había caído de un árbol, y un momento después, un Primeape salió de los arbustos para recogerla. Al observarlo atentamente, Aurora sonrió emocionada. Reconoció que aquel Primeape, era el que había sido el Monkey de Rainbow.


    —¡Hola! ¿Te acuerdas de mí? —le preguntó jovialmente.


    El pokémon de tipo lucha también la reconoció, y se le acercó a ella amistosamente.


    —¿Está tu entrenador por aquí? —preguntó ilusionada.


    Continuará...
     
    Última edición: 10 Agosto 2013
  19.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    21,315
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    ¡Ah, quitaron los Me Gusta, gran noticia! Eso, supuestamente, hará que comenten más, ¿no? En cualquier caso, mi comentario lo tendrás casi siempre, con o sin “Me Gusta” de por medio.
    Aurora, Aurora es un personaje muy interesante, también. La personalidad de Rainbow a veces “eclipsa” a la pobre Aurora. Y realmente no merece eso, pues es muy interesante, también. Una chica amable, simpática, y, en fin, opuesta a Ruinboy, digo, Roinbei, digo, ¡Rainbow!, pero que a su vez adora a éste y es capaz de comprenderle y entenderle, algo realmente difícil. Supongo que los polos opuestos se atraen, o eso dicen.
    Volviendo la historia de “Pokémon Aurora: Kanto” (?); a mí me sigue inquietando el asunto de que el Señor Óseo esté de por medio en las investigaciones de Aurora, algo raro hay… de todas formas, ¡que Aurora oculta algo, leñe! No sé el qué, no sé por qué, no hay nada en particular que me haga pensarlo, pero mi intuición me dice que algo sucede con todo esto. Posiblemente me equivoque (?).
    Pobre, se ha llevado el mismo chasco que los fans en su momento con el asunto de Pikablu. Pero bueno, algo me dice que ella va a descubrir algo sobre los pokémon variocolor (los shinys de toda la vida), supongo que mis sospechas vienen del avistamiento de un “Pikablu” de color morado… mmm, tiempo al tiempo. De todos modos, ¿no surgieron los pokémon variocolor en la segunda generación? Probablemente dejaremos este asunto para “Pokémon Aurora: Johto”.
    La música de Pueblo Lavanda y los Ghosts, los pokégods, Missingno… ¡vaya, creo que no te has dejado ni un misterio de los videojuegos! Oh, bueno, cierto. Falta por aparecer un pequeño y escurridizo pokémon rosado y con aspecto de minino que por alguna razón conoce a Rainbow y que fue un “boom” en la primera generación… ¿conocerá a Mew nuestra investigadora? ¿O ya lo conocía de antes, como Rainbow?
    Respecto a los fallos, vi que pusiste “creían” refiriéndote a las plantas, imagino que quisiste decir “crecían”.
    Por cierto, me ha encantado esto:
    “cada persona es como un libro, con diferentes portadas y contenidos, pero hay algunos libros que no pueden ser leídos por cualquiera, sino sólo por una persona especial que pueda llegar a comprenderlos por completo, y el resto sólo verá la portada por siempre… creo que yo soy la única persona que ha logrado leer ese libro más profundamente, he visto el contenido, y por eso la portada no me parece tan mala”.
    Eeeeeeeeeeen fin, este fue el comentario de la semana, si te gustó, porfa haz clic en el botón “me gusta” de acá abajo… ah, no, que ya no está (?)
    Bueno, ahora en serio, como siempre genial. Esperaré con ansias el desenlace de Johto, y con él espero ver también el final del periplo de Aurora por Kanto. Y ver eso, ¿qué significará? ¡Pues que pronto veríamos a Rainbow por Hoenn y a Aurora por Johto! Creo. Espero.
    Sin más que decir, aquí seguiré, esperando, leyendo, y comentando.
    Saludos, GL.
     
  20.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
    Miembro desde:
    16 Agosto 2012
    Mensajes:
    259
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Pokémon Rainbow: Kanto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    2116
    ...Continuando

    Capítulo especial 10: El misterio más grande de todos.
    “¿Para qué quiero ser experta en misterios pokémon?"

    Aurora





    Siendo Aurora una chica muy previsoria, en el momento en el que compró su teléfono en ciudad Azulona compró uno extra que daría a Rainbow en caso de que se encontraran de nuevo. Se encontraba entonces volando en dirección a pueblo Paleta después de despedirse de su amigo en ciudad Azafrán, y mientras volaban, ojeó con nostalgia el cuaderno que había estado cuidando durante todo ese tiempo, el cual contenía fotografías de las hojas de otro libro escrito a mano. Miró largo tiempo esas fotografías como sintiéndose culpable de algo, aunque más bien se sentía triste por tener que separarse de nuevo de él.


    Llegando a pueblo Paleta, aterrizó justo en frente del laboratorio y entró con calma.


    —Hola, Aurora —saludó el profesor Oak, el cual se encontraba trabajando en mejorar su diseño de la pokedex—, cuánto tiempo sin verte, ¿qué te trae por aquí?


    Silenciosamente, la chica se sentó sobre el sofá acomodándose en él, observando el ventilador del techo girar perdida en sus pensamientos.


    —¿Ocurre algo malo? —preguntó Oak aproximándosele.


    —No es nada, profesor —contestó tranquila.


    En su mente, comenzó a repasar algunas cosas que habían ocurrido hasta entonces, sintiéndose extraña por alguna razón. Es verdad que no había resuelto muchos misterios, o al menos no de un modo del todo satisfactorio, pero sin duda su mayor problema se encontraba en el teléfono que le había dado a Rainbow. Pensaba que de ese modo tendrían más comunicación, y eso en parte la alegraba, pero otra parte de ella se sintió preocupada por otra razón.


    —¿Se puede saber a qué has venido en este momento? —preguntó Oak viendo que no respondía.


    Aurora lo miró con algo de pena.


    —Este… venía a informarle sobre lo que ocurrió en la zona safari —titubeó mientras sacaba su informe y entregándoselo—, al parecer me ilusioné mucho por nada, sólo se trataba de un Marril.


    El profesor observó la fotografía que había tomado del guardia con el pokémon azul, e hizo la comparación con el supuesto pokégod.


    —Pues un misterio menos en la lista —dijo el sonriente profesor—, deberías investigar más cosas… déjame ver si tengo algo que te interese —dijo mientras se dirigía hacia un escritorio para buscar algún documento que pudiera servirle.


    Aurora reflexionó un poco sobre lo que había hecho, pues aunque le había dicho a Rainbow que el profesor le había llamado y que por eso se iba, en realidad eso no era verdad. Algo había visto en él, cuando estuvo hablando con el presidente, que le emocionó al mismo tiempo que le inquietó, y era ver lo mucho que él luchaba por conseguir sus objetivos incluso ante esa figura de autoridad, pero a pesar de que ella también había luchado por lo que quería sentía que había tenido mucho menos éxito que Rainbow. Quizás por eso le mintió para poder irse, quizás porque en el fondo sintió celos de sus progresos, y esta idea la inquietó bastante.


    Los siguientes días pasó yendo a varias ciudades, al museo de ciudad Plateada, entre otros lugares para seguir recolectando información. Una cosa que empezó a preocuparle era que su amigo no la llamaba a pesar de tener ya su número, pero ella tampoco tuvo valor para llamarle a él. Esos días estuvo muy al pendiente de su teléfono mientras entrenaba a sus pokémon en alguna ruta poco habitada, y en un momento decidió hablarle, pero en el último momento de ganó la vergüenza, pues en realidad no tenía nada útil que decirle que justificara la llamada, así que simplemente se limitó a escribir en un mensaje de texto: “Hola, Rainbow”. Esperó varios minutos después, con el corazón acelerándole sin saber bien por qué, mas inesperadamente recibió una respuesta contestando su mensaje: “Hola, Aurora”, a lo cual, ella sonrió con satisfacción.



    Había pasado mucho tiempo de eso, Aurora continuó llendo de un lado al otro de Kanto, haciéndole visitas a la gente para ver si alguien había visto algo raro últimamente, al mismo tiempo en que trabajaba en su libro sobre los misterios de Kanto. Pero a pesar de todo, seguía sintiéndose sola en su corazón, sumado al hecho de que Rainbow, su mejor amigo, y con el que había pasado los mejores momentos de su vida, no la llamara ni una sola vez. Esa actitud la contrarió mucho, pensaba que ella significaba algo más importante para él, y que estarían en contacto mucho más seguido, pero no ocurría, Rainbow no le llamó ni siquiera para decirle hola.


    No sabía por qué no lo hacía, pensaba que si tenían el medio para comunicarse lo harían a menudo, pero no, aquel pedazo tecnológico de metal, plástico y lleno de cables, que se suponía debía unirlos, no lo hacía.


    —Pensé que lo conocía bien —dijo una noche mientras observaba las estrellas junto a Charmeleon—, hasta le presumí a Erika de lo bien que lo hacía, pero por alguna razón, sólo nos hemos distanciado más a pesar de tener esta cosa —dijo mirándo el teléfono.


    En vano esperó a que en ese momento la esperada llamada surgiera, pero no pasó, y de aunque hubiera podido hacer la llamada ella misma, algo dentro de ella se lo impidió, algo que no entendía bien en ese instante, y se contentó pensando que iban a volver a encontrarse y estarían felices por un tiempo, aunque se entristeció al pensar que se separarían de nuevo debido a sus diferentes caminos, y aquel aparato no solucionaba nada.


    Al día siguiente regresó al laboratorio del profesor Oak a fin de comparar unos documentos de la universidad Azulona, ella siguió con su actitud segura y concentrada, hasta que en un momento súbito, el profesor Oak tuvo la ocurrencia de preguntarle cómo había conocido a Rainbow, dejando ésta de escribir de repente.




    Poco tiempo después, frustrada por haber fallado en su entrevista con el presidente de la asociación pokémon, Aurora se encontraba instalada en el hotel Azulona, tomándose unos días de descanso después de tanto trabajo hecho. En gran medida se sentía desilucionada porque no había podido hacer nada por ayudar a Rainbow en el proyecto de transporte y almacenamiento pokémon de Bill, y eso la molestó mucho consigo misma. Tenía la mala constumbre de subestimarse, y todas las cosas que había logrado con su espíritu perseverante de aún le parecía muy poco, pero tampoco se la pasó llorando por lo que ella entendía por sus fracasos.


    De nuevo intentó llamar a Rainbow esa misma tarde, pero esa nueva sensación dentro de ella se lo impidió. Y sin nada más que hacer, escribió de nuevo un mensaje: “Hola, Rainbow”. Se rió un poco al pensar que Rainbow creería que no tiene nada importante que decir más que una tontería como esa, pero al recibir la respuesta, de nuevo sonrió satisfecha por el momento: “Hola, Aurora”.


    Continuó durante unos días más con sus viajes, intentando no preocuparse por nada, hasta que en un momento, mientras se encontraba en el museo de Plateada, repentinamente su teléfono sonó.


    —¡Rainbow! —contestó emocionada.


    No era él, sino el profesor Oak, el cual le habló del asunto con el presidente, lo cual no había logrado, no habiendo más remedio que Rainbow lograra convencerlo, sin embargo, se inquietó mucho cuando el profesor preguntó algo sobre el método de Rainbow, y ella, tratando de no ponerse nerviosa, dijo que en realidad casi no lo conocía más que haberlo visto un par de veces, tras lo cual continuó con su trabajo como si nada.



    Habiéndose liberado de la presión de investigar lo de las piedras evolutivas, ya que hasta entonces no había descubierto a otro pokémon que fuera afectado por ellas además de los ya conocidos, se sintió con la libertad de evolucionar a su Nidorina de una vez. Y entonces, en un lugar un tanto apartado de ciudad Plateada, se dedicó un tiempo a entrenar intensivamente, logrando en el transcurso evolucionar a todos sus demás pokémon con relativa rapidez, pues un espíritu combativo parecía haberse apoderado de ella.


    Su recién evolucionado Charizard se acercó a ella alegremente.


    —¡Te ves muy bien! —le felicitó alegremente su entrenadora— Igual que todos ustedes, chicos, ya parecemos un equipo más sólido.


    Sus pokémon aún tenían ganas de explorar sus nuevas habilidades, emocionados por sus nuevas formas, insistieron en seguir entrenando.


    —¿Quieren seguir entrenando? —preguntó Aurora extrañada por la energía de sus compañeros— Está bien, en un momento…


    Se dirigió entonces hacia su mochila, de la cual por instinto sustrajo aquella libreta con fotografías. Iba a regresar corriendo hacia sus pokémon, pero de repente, al tenerla de nuevo en sus manos, la portada se abrió dejando ver justamente la primera página, y al verla, algo dentro de Aurora sintió algo mal dentro de ella.


    Hasta ese momento de su estadía en Kanto muchas cosas habían pasado por su mente, a causa de todas las cosas que le habían pasado, y las cosas que planeaba. Una rápida visión de las aventuras que vivió pasó por sus ojos, desde que llegó por primera vez al laboratorio del profesor Oak, pasando por las capturas de sus pokémon, la gente que conoció, los misterios que investigó, los momento aterradores y los alegres, los de emoción y los de descepción, pero sobre todo, los momentos que había estado junto a su amigo, el entrenador definitivo, y todos los sentimientos que eso le hizo desarrollar. El dilema del teléfono, supuesto aparato que iba a resolver el problema de las distancias entre ellos, su sentimiento de inferioridad ante los logros de él, su auto subestimación al creer que no le era útil en casi nada, su propio deseo de seguir con su objetivo, su sentimiento de gran dependencia emocional hacia él, así como su naciente deseo de superar esa dependencia sin saber bien cómo. Todo eso pasaba frente a ella al ver aquella fotografía pegada en el cuaderno, la cual en cierto modo era la responsable de que todo eso iniciara en primer lugar. “Método para entrenar pokémon, definitivo”, era lo que decía aquella primera fotografía, y el resto de las fotos que conformaban el álbum, eran de las páginas escritas de mano del arrogante entrenador.


    Quizás era la culpa que le ocasionaba poseer semejante cosa sin el conocimiento de Rainbow lo que le hacía sentir culpa, era lo que le impedía llamarlo por teléfono, pero sin perder la calma también analizó sobre los motivos que le hicieron hacerlo, pues su subconsciente de algún modo parecía decirle que debía ser más independiente de él, y ser más fuerte. Esta idea le hizo reaccionar, y su mente pareció de repente volverse más clara.


    —¿Para qué quiero ser experta en misterios pokémon? —se preguntó como si de una revelación se tratara.


    Su inconciente deseo de ser más independiente, y más fuerte, habían sido de algún modo generados de su deseo de ser una investigadora de misterios, ¿por por qué? ¿Por qué Rainbow tenía una convicción y ella buscaba una también para seguirlo? Aunque pareciera algo inquietante, tal pensamiento la calmó, e incluso se pudiera decir que la animó, ya que por un momento le pareció que si ya había sido capaz de cuestionarse a sí misma, la búsqueda de una respuesta satisfactoria le daría fuerzas para seguir luchando. Desafortunadamente no tuvo mucho tiempo para seguir pensando en eso, ya que su teléfono comenzó a sonar. Esta vez no dio por hecho que fuera Rainbow, sino que miró la agenda, y vio que el que llamaba era el señor Fuji.


    —Hola, señor Fuji —contestó amigablemente—, ¿cómo va todo?


    —Eh, bastante bien, por suerte —respondió el anciano—, por cierto, te llamo para avisarte que cerca de una antigua central eléctrica cerca de aquí, se han estado viendo extraños destellos, pero nadie parece querer ir a investigar.


    —No se preocupe, señor Fuji —contestó Aurora con seguridad—, yo misma iré a ver, hasta pronto— se despidió antes de colgar.



    Poco vale la pena decir después de eso. Después de su aventura en los tres lugares de Kanto donde se encontró a los pokémon pájaro legendarios, Aurora se dirigió alegre y jovial hacia Johto, en espera de encontrar algún día las respuestas a los más grandes y ocultos secretos de lo más profundo de su ser.


    Fin.

    Gracias a todos los que se han tomado la molestia de leer este fic hasta el final. Fue empezado el 17 de agosto del 2012, el día en que llegué a Fanficslandia, y terminado el 17 de agosto del 2013. Gracias por este magnífico año juntos. Cerramos por fin esta parte. Muevo con tristeza a la sección de fanfics completados.
     
    Última edición: 17 Agosto 2013
Cargando...
Similar Threads - Pokémon Rainbow
  1. Paralelo
    Respuestas:
    90
    Vistas:
    6,431
  2. Nami Roronoa
    Respuestas:
    6
    Vistas:
    4,760

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso