Long-fic de Pokémon - Pokémon Rainbow: Kanto.

Tema en 'Hall de la fama' iniciado por Paralelo, 17 Agosto 2012.

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    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

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    Pokémon Rainbow: Kanto.
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    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    3339
    ...Continuando

    Capítulo 33: Ataque a Silph S.A.
    Estoy a punto de acabar con ellos, no quiero que me ayuden, solo quiero que vengan a limpiar cuando termine aquí"
    Rainbow


    Rainbow y Aurora recorrieron la ciudad de un lado al otro, los pokémon de Rainbow indudablemente sentían una presencia familiar.

    —La ciudad se ve algo intranquila —le dijo a Aurora en voz baja.

    —Tienes razón —le contestó—, cuando yo vine antes todo esto no estaba así.

    Siguieron caminando un poco más, hasta que se encontraron con un señor muy extraño.

    —¿Son ustedes entrenadores pokémon? —oyeron ambos en sus cabezas— ¡No me hablen! Piensen —se apresuró a decirles.

    —Así es —pensó Rainbow—, ¿usted puede leer los pensamientos?

    —Exacto —respondió el señor—, me conocen en esta ciudad como el señor Psíquico.

    —¿Qué le ha ocurrido a la ciudad? —pensó Aurora.

    —Un grupo de criminales se ha apoderado de la ciudad —respondió el señor Psíquico—, nadie se dio cuenta de cómo se infiltraron, tienen inmovilizada a la policía en la central de manera que nadie puede pedir ayuda, y nos tiene amenazados y vigilados a todos… mucha de la gente que ves tranquilamente en la calle son espías que vigilan a la gente, y ante cualquier intento de sublevación no dudarán en exterminar a los ciudadanos de esta ciudad, se han apoderado tan bien de la ciudad que ni siquiera los guardias de los cruces lo han notado.

    —¿Qué pasa con el líder de gimnasio de esta ciudad? —preguntó Rainbow.

    —La líder de esta ciudad no ha hecho nada al respecto, y no tenemos idea de por qué, con sus habilidades psíquicas debería estar ya enterada de todo esto.

    —No se preocupe —pensó arrogantemente Rainbow empuñando una pokeball—, usted déjelo todo en mis manos.

    —No te apresures chico —aconsejó el hombre—, si te pones a hacer algo así de repente solo alertarás a todos, si quieres derrotarlos de raíz debes infiltrarte en el edificio Silph S.S.

    —La más grande corporación de Kanto —pensó Aurora—, la misma que creó el Scope Silph.

    —Entonces ahí iremos —añadió Rainbow sonriendo maliciosamente.


    Un rato después llegaron al enorme edificio del Silph S.A.

    —Lo dejo todo en sus manos chicos —se despidió el señor Psíquico.

    —Espere un minuto —se apresuró Rainbow—, no es que me moleste pero… ¿por qué le deja una misión tan peligrosa a unos niños que apenas conoce.

    El señor Psíquico sonrió.

    —Porque yo no soy entrenador… pero tú eres el entrenador definitivo —y se fue. Rainbow se sorprendió pero decidió no perder tiempo.

    Ahí, junto a la puerta principal, se encontraba un guardia con vestimenta Rocket, pero en lugar de entrar por la fuerza como hubiera acostumbrado, decidió ser más sigiloso, agarró la pokéball de Haunter, y le dijo algo en voz baja.

    Entonces pasaron muy lentamente en frente del guardia como si solo estuvieran pasando, unos pasos después Rainbow se detuvo.

    —¿Funcionó? —preguntó Aurora.

    —Sí, funcionó —contesto Rainbow.

    Ahora el guardia se encontraba dormido, pues al pasar junto a él, Haunter usó Hipnosis sin que tuviera tiempo de darse cuenta.

    —Solo por esta vez —dijo Rainbow en voz baja—, voy a hacerlo de esta manera.

    Entonces entraron.

    Algo le decía a Rainbow que Giovanni se encontraba en el edificio, Aurora sabía lo importante que era esa corporación, así que no les sorprendió que el Team Rocket tratara de apoderarse de ella.

    —Espero que hayas fortalecido a tus pokémon —comentó Rainbow

    —No te preocupes —le dijo giñándole el ojo—, confía en mí.

    Al llegar al siguiente piso lograron darse cuenta de lo ajetreado que estaba todo, había soldados y Científicos por todas partes, y muchos rehenes atados, los cuales eran empleados del edificio. Sin perder tiempo, Se metieron en uno de esos cuartos y cerraron la puerta, los guardias que custodiaban a los rehenes solo alcanzaron a ver una potente descarga eléctrica que se dirigía hacia ellos, y quedaron inconscientes en el suelo.

    —¿Dónde se encuentra el jefe? —preguntó Rainbow mientras los liberaba.

    —En el último piso —contestó un empleado—, pero no podrás llegar ahí, en este edificio la mayoría de las puertas solo pueden ser activadas con una llave magnética de seguridad, solo hay unas pocas y el líder y algunos tenientes las tienen.

    —¿Si solo ellos las tienen cómo se mueven los soldados por el edificio? —preguntó intrigado.

    —Los soldados solo se pueden mover en zonas que no sean de seguridad, la oficina del jefe es una zona de seguridad, si quieres llegar ahí debes conseguir una llave magnética… uno de los tenientes se encuentra en el piso 4.

    Sin perder más tiempo, Rainbow y Aurora continuaron su camino, hasta ese momento nadie parecía haberse dado cuenta de nada, ya que iban muy sigilosamente. Pero continuando su camino tuvieron que derrotar a varios soldados, y la situación empezó a ser preocupante ya que si seguían así no iban a poder pasar desapercibidos por mucho tiempo.

    —En cualquier momento nos descubrirán —dijo Rainbow—, cuando descubran los cuerpos inconscientes de los soldados darán la alarma, no importa cómo los escondamos.

    —No te preocupes Rainbow —le contestó Aurora con una sonrisa—, ¿qué tiene que nos descubran? Al fin y al cabo, habrá algo de acción —dijo con chispas en los ojos.

    Mientras eso pasaba, uno de los soldados que se encontraba revisando las oficinas encontró el cuerpo de uno de sus compañeros, y de inmediato dio la alarma por radio.

    —Hay un intruso en el edificio —dijo apresurado.

    —¡Qué! No puede ser —contestó el teniente—, enviaré todos los soldados que pueda, y veré que hacer con el jefe.

    —¿Por qué tanto alboroto por un simple intruso? —preguntó el soldado— Solo tenemos que eliminarlo.

    —No es tan simple —contestó el teniente—, esperemos que el intruso no sea la persona que creo que es… de lo contrario estaremos en problemas.

    No tardó mucho tiempo antes de que el lugar se volviera un caos, al verse descubiertos, Rainbow y Aurora se prepararon para luchar.

    —El empleado nos dijo que el teniente se encontraba en este piso —le dijo a Aurora—, no hay que perder tiempo.

    Pero en ese momento fueron descubiertos por los soldados.

    —¡Quietos los dos! —ordenó uno de ellos. Rainbow sonrió macabramente.

    —Ya era hora de que se dieran cuenta —les dijo desafiantemente—, llevamos un rato aquí infiltrados y nadie se dio cuenta de que había dos niños infiltrados.

    Sin perder tiempo, los Rockets sacaron a sus pokémon y empezaron a atacarlo. Y en ese momento Rainbow, con unas sonrisa malévola, sacó a todos sus pokémon y empezó la lucha.

    —Tú entretenlos —dijo aurora—, yo voy a buscar esa Llave magnética.

    —¿Segura que puedes tú sola? —preguntó Rainbow preocupado.

    —No te preocupes por mí —le contestó coquetamente y se fue.

    Rainbow siguió dándoles una paliza a los soldados pero sin dejar de preocuparse por Aurora.

    Aurora siguió el camino, y examinó las habitaciones para buscar al teniente. En eso unos soldados la divisaron.

    —¡Quieta ahí niña! —ordenó uno de ellos amenazando con un Drowzee— Rindete y no te haremos daño.

    —Por favor chicos —contestó dulcemente empuñando la pokéball de su Nidorina— deberían ser un poco más corteses con los invitados ¿no?

    En ese momento envió a Nidorina, la cual usó Placaje acompañado de Cornada, combinándolos como solía hacer Rainbow, un rato después derrotó a los soldados con el Rayo de su Voltorb.

    —Yo también puedo hacer como tú Rainbow —se dijo orgullosa a sí misma en voz baja, y siguió su camino.

    Mientras tanto Rainbow seguía luchando contra los Rocket, que cada vez eran más y más, uno de los Rockets dio aviso al jefe de que una niña se había escapado y se dirigía hacia donde él estaba.


    Fue en ese preciso momento cuando llegó Aurora.

    —Supongo que tú eres uno de los tenientes —le dijo dulcemente.

    —Tú eres la niña que iba con ese tal Rainbow —exclamó el teniente.

    —Claro, ya me acordé… eres el que Rainbow lanzó por el puente Pepita —añadió inocentemente— fue muy divertido.

    —¡Cállate! —exclamó el teniente sacando su Golbat— Ese niño entrometido se burló de mí, pero no dejaré que tú también lo hagas —dijo mientras Golbat empezaba a atacarla.



    Mientras todo eso sucedía, Rainbow había terminado con todos los rocket, y se dispuso a ir a ayudar a Aurora.

    —¿A dónde vas tan rápido? —exclamó una voz familiar. Al darse la vuelta, se encontró con varios rostros conocidos.

    —Los conozco a todos —dijo fríamente—, son todos los líderes que he derrotado, el que invadió ciudad Plateada, la del centro comercial de Azulona, y el de la torre Pokémon de Lavanda.

    Todos ellos se veían muy enojados con él, aunque también algo temerosos.

    —¿Qué les pasa? —preguntó sarcásticamente Rainbow— ¿Ya les di miedo?

    —¡No podrás vencernos a los tres juntos! —exclamaron los tres sacando a todos sus pokémon.

    —Ya veremos —contestó desafiante Rainbow, sacando solamente a tres pokémon: Wartortle, Charmeleon y Ivysaur.



    Mientras eso pasaba Aurora se encontraba enfrentando al teniente, estaba teniendo algo de problemas.

    —¿Qué te sucede niñita? —exclamó arrogante el teniente— ¿Creías que eras buena por tener a Rainbow como tu amigo.

    Su Nidorina estaba perdiendo contra el Golbat, pero Aurora, tratando de mantener la calma como solía hacer Rainbow, ideó una estratégia.

    —¡Nidorina, haz el movimiento que practicamos! —en ese momento, Nidorina dio un salto hacia Golbat mientras usaba Doble patada, una de sus patas se enganchó en los dientes del Golbat y usó Mordisco, pero Golbat no podía sostener el peso de Nidorina, así que empezaron a caer, pero antes de eso, Nidorina rápidamente dio un giro y se puso encima del Golbat, de manera que cuando cayeron el Golbat fue aplastado por Nidorina.

    —¿Pero qué? —exclamó el teniente— ¿No me digas que tú también eres cómo ese niño?

    —No, no soy como él —respondió Aurora algo exhausta—, simplemente que tú eres un desastre como teniente —contestó arrogantemente, y de inmediato lo puso a dormir con un Rayo de su Voltorb.

    —Gracias —dijo graciosamente mientras agarraba su Llave magnética.

    —¿Ya te vas tan rápido? —dijo una voz tras ella.

    —Yo te conozco —contestó Aurora—, eres ese del monte Moon.

    —Y tú eres la niñita que iba junto a ese tal Rainbow —respondió el teniente molesto sacando su Arbok— Tal vez derrotaste a ese inútil, pero no me vas a derrotar a mí.

    Aurora sacó su Beedrill, y comenzó la lucha.


    Mientras tanto Rainbow se divertía con los líderes, Wartortle contra los pokémon del de pueblo Lavnada, Ivysaur para los del de ciudad Plateada y Charmeleon para los de la de Azulona. Les estaba ganando my fácilmente, pero aún así, quería demostrarles una vez más quién mandaba.

    —¡Ahora hagan el truco que les enseñé! —ordenó.

    En ese momento, los tres lanzaron al mismo tiempo Voto planta, Voto agua y Voto fuego respectivamente. Lo cual dio lugar a un poderoso ataque que de inmediato acabó con todos los pokémon y sus entrenadores, dejándolos indefensos en el suelo.

    —¿Cómo pudiste hacer ese ataque tan potente? —preguntó uno de ellos sin energías.

    —Porque yo soy el entrenador definitivo —contestó arrogante Rainbow—, por cierto, es posible que su organización criminal caiga hoy mismo, así que les recomiendo que se vayan de aquí lo antes posible.

    Luego se dirigió a toda velocidad a buscar a Aurora pensando que estaría en problemas y necesitaría ayuda, en cuyo caso, no dudaría en usar sus ataques más poderosos con tal de protegerla. Pero al llegar donde ella estaba se llevó la sorpresa de que habían dos tenientes inconscientes en el suelo, y Aurora descansando felizmente.

    —¿Qué pasó aquí? —preguntó sorprendido Rainbow.

    —Nada… solo logré derrotarlos a los dos.

    —¿Tú sola pudiste hacerlo?

    —Pero claro que sí —respondió algo ofendida—, me dio algo de trabajo pero al final, mi Beedrill lo consiguió utilizando Agilidad al máximo, y luego un enorme rato utilizando solo Pin misil hasta que se debilitó, hubieras visto lo molesto que se encontraba el teniente.

    —¡Oye! Esa es otra de mis técnicas… usar un ataque débil pero hacerlo muchas veces a gran velocidad… es bueno para irritar a los contrincantes.

    —Bueno, ya me conoces —contestó algo apenada—, me gusta mucho ese ataque.

    —Pero no perdamos tiempo, dame la llave magnética —le dijo apresuradamente y Aurora se la dio.

    —Entonces podemos continuar —dijo aurora.

    —Será mejor que continúe solo a partir de aquí —contestó Rainbow.

    —¿Eh? ¿Pero por qué? —preguntó Aurora sorprendida.

    —A partir de aquí las cosas serán más difíciles, quiero encargarme de todos yo mismo desde ahora —contestó con una sonrisa malévola, y Aurora al ver así a Rainbow decidió dejarlo hacer lo que quisiera.

    —¿Pero y qué voy a hacer yo? —preguntó algo fastidiada.

    —Tú irás con la policía y la liberarás, además de ayudar a lo que puedas de la ciudad, luego avísales de todo esto y que vengan inmediatamente.

    —Pero creí que no querías que la policía intervenga en esto porque tú solo querías acabar con ellos —dijo muy extrañada.

    Rainbow sonrió malévolamente.

    —Estoy a punto de acabar con ellos, no quiero que me ayuden, solo quiero que vengan a limpiar cuando termine aquí —respondió fríamente.

    Aurora comprendió y rápidamente salió del edificio para ayudar a la policía y a los demás ciudadanos, mientras Rainbow seguía subiendo por el edificio para llegar con el jefe y terminar de una vez con todo esto.

    Continuará...
     
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    Así que el final del Team Rocket se acerca... aunque me pregunto, ¿si el equipo se disuelve ahora, quiere decir que luego vuelve a organizarse, cuando Red y demás luchan con él? Sea como sea, seguro que haces que todo tenga un sentido. Cada vez se ve más clara la relación de Rainbow con el manga.
    Bueno, aquí seguiré, leyendo tu historia y viendo como Rainbow sigue dando palizas por donde pasa.
    Me ha llamado la atención darme cuenta de que realmente nuestro héroe aprecia a Aurora. Pero su personalidad no le deja ser bueno con ella. En fin, hasta la próxima. GL.
     
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    Paralelo

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    Capítulo 34: El fin del Team Rocket.
    siempre que parezca que me están ganando es señal de que estoy a punto de ganar"
    Rainbow


    —Ese niño otra vez — exclamó molesto Giovanni viendo los monitores, observando como Rainbow cada vez más rápido se acercaba a ellos con una gran facilidad—, ¡No dejen que llegue hasta aquí! Si nos arruina los planes esta vez estamos perdidos —ordenó a su último teniente.

    —No se preocupe jefe —contestó el teniente—, yo me encargaré de él.

    —¿Dónde están los líderes, y los otros dos tenientes? —preguntó Giovanni preocupado.

    —Fueron eliminados —contestó—, no debimos confiar en unos incompetentes como ellos.

    —No me decepciones Orm —le ordenó severamente.

    —Confíe en mí jefe —le contestó el enorme teniente completamente seguro y se alejó.



    Con ayuda de la Llave magnética Rainbow se abrió paso muy fácilmente por los pisos, derrotando a cada soldado que se acercara y liberando a cada rehén que había.

    —Seré estúpido —se dijo de repente—, la oficina principal está en el último piso, solo tengo que ir por el ascensor hasta ahí y ya —y se dirigió al ascensor.

    Un rato después el ascensor llegó al último piso y Rainbow se preparó creyendo que iba a encontrarse con Giovanni, pero su decepción fue grande cuando se dio cuenta de que solo había un pasillo y un Rocket al final.

    —¿Creías que ibas a llegar con el jefe usando el ascensor niño? —preguntó mofándose el soldado.

    Ante tal contrariedad, Rainbow se puso furioso, y macabramente miró al soldado.

    —¡Raichu, Rayo! —ordenó, y el soldado cayó pero no quedó inconsciente.

    —Se han burlado de mí por última vez —exclamó Rainbow irritado—, ahora dime, ¿cómo llego con Giovanni? —le preguntó enojado.

    El soldado estaba tan asustado que no dudó en decirle el camino que debía seguir, y sin perder más tiempo Rainbow se fue de ahí de inmediato.



    Mientras tanto Aurora había llegado a la estación de policía, ahí estaban todos los oficiales atados y custodiados por tres Rocket.

    —¿Cómo te atreves a entrar aquí niña? —exclamó uno de ellos.

    —Lo siento —les contestó con falsa inocencia—, podrían por favor liberar a estos amables policías.

    Los tres empezaron a reírse.

    —Al parecer —dijo Aurora suspicaz—, ustedes deben ser unos soldados de gran confianza para el jefe para dejarlos a cargo de algo tan importante como lo es mantener a la policía lejos ¿verdad?

    —Así es niña —contestó uno orgulloso—, bueno… todavía no nos dan el reconocimiento que merecemos, somos Al, Harry, y Ken, y algún día estaremos en un mejor puesto que esto.

    —Ya veo —contestó Aurora—, pero tendrá que ser en otra ocasión —empuñó sus pokeball—, mi amigo Rainbow está a punto de destruir su organización… ahora mismo está en el edificio Silph S.S, y en cualquier momento derrotará a su jefe —añadió arrogante.

    Los tres se miraron confundidos.

    —Hagámoslo por las buenas —continuó mirándolos maliciosamente—, dejen ir a los oficiales, y los dejaré ir en paz.

    —No nos importa lo que nos digas —respondió Ken—, le somos leales a nuestro jefe.

    —Tiene razón —interrumpió Al—, aunque lo que nos digas sea verdad, le seremos fieles hasta el final.

    Y sacaron a todos sus pokémon.

    —Son una bola de lame botas inútiles —murmuró Aurora, y sacó a su Nidorina, Beedril, Voltorb, Fearow y su Kabuto, lista para luchar.



    Mientras tanto Rainbow seguía su camino.

    —Ya no estamos muy lejos —les dijo a sus pokémon— en un momento todo esto habrá acabado…

    —Así que eso es lo que crees —dijo una voz. Al voltearse Rainbow se encontró con un hombre enorme, de mirada siniestra, que lo veía fijamente.

    —Wow —exclamó Rainbow—, ¿a sí te hicieron de cadáveres verdad?

    —Jejeje —contestó Orm—, así que pudiste derrotar a nuestros líderes y a los otros tenientes, y estás a un paso de echar a perder nuestro plan definitivo.

    —¿Qué plan definitivo es ese? —preguntó interesado Rainbow. Orm sonrió.

    —¿Te imaginas el poder del team Rocket si lográramos capturar un pokémon legendario? —preguntó.

    —¿Qué tiene que ver todo esto con este edificio? —preguntó Rainbow algo intrigado.

    —Esta es una empresa que se dedica a la fabricación de diversos artefactos pokémon, no solamente pokéball, Eter, Vitaminas etc… sino artefactos que nos pueden ser útiles, como el Scophe Silph… y su más reciente invento nos ha llamdo mucho la atención… la Master Ball.

    —¿Master Ball? —preguntó Rainbow extrañado.

    —La pokeball definitiva, nunca falla y siempre atrapa a la primera, si lográramos atrapar pokémon legendarios usándolas seríamos imparables —contestó Orm maliciosamente.

    Rainbow apenas escuchó “pokeball definitiva” sonrió.

    —La pokeball definitiva —murmuró—, yo soy el entrenador definitivo… por lo tanto, debería tener una pokeball definitiva ¿no?... bueno, eso no importa ahora —empuñó dos pokéball—, no me importa en verdad qué es lo que planeen, sino detenerlos ahora mismo.

    Envió a Haunter y a Kadabra, y sin perder tiempo, Orm envió a un Hoppip y un Jumpluff.

    —Dos pokémon de Johto —exclamó Rainbow—, hace mucho que no los veía… pero no importa, de todos modos te aplastaré gigantón.

    En ese momento, ambos, Hoppip y Jumpluff usaron Esporagodón, lo cual redujo dos niveles la velocidad de los pokémon de Rainbow.

    —Usen el movimiento que practicamos —les dijo Rainbow.

    En ese momento Haunter y Kadabra usaron un poderoso ataque Psíquico combinados, el Hoppip y el Jumpluff casi cayeron debilitados.

    —Usen Gigadrenado —les ordenó Orm.

    Los dos pokémon planta efectuaron el ataque con éxito, ya que la velocidad de Haunter y Kadabra habían disminuido, y los puntos de salud de los cuatro quedaron bastante igualados.

    —Ahora ambos usen Energibola —ordenó de nuevo.

    El ataque les dio de lleno a Haunter y Kadabra, por lo que Orm vio asegurada su victoria. Pero antes de que el ataque les afectara, usaron rápidamente Pantalla luz, lo cual les ayudó a no debilitarse, y antes de que Orm pudiera reaccionar, ambos hicieron un poderoso ataque combinado de Psico-corte por parte de Kadabra, y Garra umbría por parte de Haunter, quedando los pokémon de Orm debilitados.

    —¡No puede ser! —exclamó Orm.

    —Sí puede ser —replicó Rainbow arrogante—, siempre que parezca que me están ganando es señal de que estoy a punto de ganar… ahora lárgate de aquí —y le dio un Impactrueno con Raichu.

    —Le he fallado a mi jefe —dijo Orm en el suelo, muy decepcionado.

    —No te pongas a llorar ahora, seguro que en el futuro de perdona y te alista de nuevo… claro, si yo no lo destruyo ahora… —y siguió su camino orgullosamente.



    Mientras tanto Aurora seguía luchando en la estación de policía.

    —¡Slowpoke, confusión! —ordenó Al. Pero el ataque falló.

    —¡Voltorb, Onda voltio! —el ataque fue efectivo y Slowpoke cayó debilitado.

    —¿Cómo puede ser que una niñita nos esté ganando? —preguntó Harry.

    —No soy tan débil como la gente suele creer —contestó aurora arrogante—, ¡Ahora Fearow y Voltorb, usen el movimiento que ensayamos!

    En ese momento Fearow usó un poderoso tornado, mientras Voltorb en el interior del tornado usaba Chispa, el resultado fue un poderoso tornado cargado con electricidad, el cual se cargó a todos los pokémon de los Rocket junto con ellos mismos, pero también causó algunos estragos con los rehenes.

    —Lo siento —dijo algo apenada—, creo que me pasé un poco —y ayudó a liberarse a los policías.

    —Increíble niña —le agradeció el jefe de la policía—, ¿dónde aprendiste esos movimientos?

    Aurora se mostró algo avergonzada.

    —Este… digamos que un amigo me los enseñó… pero no perdamos tiempo, debemos ir a Silph S.A. el líder de esa organización se encuentra ahí, hay que detenerlo de inmediato.

    Todos se movilizaron rápidamente.

    —Disculpe señorita —le dijo un agente—, creo que se le cayó esto —y le entregó una extraña libreta, al verla, Aurora se asustó un poco y rápidamente se la arrebató, con cierto sentimiento de culpa en su rostro.

    —¿Te ocurre algo? —preguntó preocupado el agente.

    —No… no es nada —contestó nerviosa, y los agentes se movilizaron hacia Silph S.A.

    —Nadie debe ver esta libreta —dijo Aurora en voz baja a sus pokémon mientras los agentes partían—, si alguien se entera de que tengo esta libreta… si Rainbow se entera… dejaría de hablarme —añadió algo triste, la guardó celosamente en su mochila, y siguió a los policías hacia Silph S.A.



    Mientras tanto, Rainbow había llegado al último piso, y se encontraba listo para enfrentar a Giovanni una vez más, al verlo, Giovanni lo miró seriamente.

    —Así que Orm no pudo detenerte —dijo decepcionado.

    —Así es Giovanni —le respondió mirándolo maliciosamente—, ese gigante solo era una bestia.

    Hubo un momento de silencio, el presidente de Silph se encontraba ahí junto con su secretaria, no sabía a quién temerle más, si a Giovanni o a Rainbow.

    —Traté de ayudarte lo más que pude Giovanni —le dijo Rainbow de repente—, mentí a la policía, suavicé las circunstancias, me hice de la vista gorda con tu organización cuando alguien me preguntaba, todo con tal de que no te descubrieran… y un tiempo lo logré, no descubrieron al Team Rocket cuando asaltaron el museo de Plateada, no lo hicieron en el monte Moon, ni en el S.S. Anne, tampoco en el centro comercial de Azulona, y mucho menos en la torre Pokémon… ¿sabes por qué? —continuó cada vez más arrogante—, porque yo estuve ahí para cubrirlos, pero ahora…. Ahora que invades la Silph S.A, ya no voy a poder hacerlo, ¡felicidades! —dijo sarcásticamente— Oficialmente el Team Rocket se ha revelado al mundo… es una lástima que se revele cuando está a punto de ser destruido —y lo miró desafiante.

    —¿Qué te hace pensar que estás a punto de acabar con nosotros? —preguntó serenamente Giovanni, pero tratando de contener su ira.

    —Muy simple, todos tus subordinados han sido derrotados, si miras por la ventana, tus propios soldados están empezando a huir del edificio —Giovanni miró por la ventana, y con temor comprobó que efectivamente, sus oficiales, sus líderes y los que habían sido sus tenientes salían del edificio a toda prisa—… ¿ves Giovanni? —continuó Rainbow— estás acabado, solo quedas tú aquí mismo… y justo a tiempo… —a lo lejos se oían las sirenas de la policía, y Rainbow sonrió al darse cuenta de que Aurora había tenido éxito.

    Giovanni lo miró con rencor, y empuñó una de sus pokeball.

    —Así que aún quieres pelear —contestó rudamente Rainbow, quien inmediatamente sacó a Ivysaur, Charmeleon y Wartortle—, bien, he estado esperando este momento… la última vez que estuvimos cara a cara, estos mismos pokémon evolucionaron enfrente de ti… y es hora de repetir lo mismo —le dijo mirándolo maniáticamente.

    En ese momento la pokedex de Rainbow empezó a sonar, y sus pokémon empezaron a evolucionar, pero esta vez Rainbow no la detuvo, como lo había hecho tantas veces en el pasado, quiso esperar a este momento para evolucionarlos.

    Ahí enfrente de todos, aparecieron poderosos y majestuosos un Venusaur, un Charizard y un Blastoise. Era un espectáculo aterrador ver a pokémon tan poderosos en manos de Rainbow mientras este sonreía macabramente.

    Tratando de no perder la compostura, Giovanni envió a su Rhyhorn, Rainbow creyó que era para atacar.

    —¡Rhyhorn, Excavar! —ordenó. Y en ese momento el pokémon usó Excavar en el edificio, y empezó a descender rápidamente piso por piso, abriéndose paso haciendo huecos en el suelo, y antes de que todos se dieran cuenta, Giovanni había escapado.

    —¿No vas a ir tras él? —preguntó el presidente.

    —No —contestó Rainbow—, ya no es peligroso, su organización se terminó, y ahora solo le queda huir como un cobarde.



    Un rato después, Rainbow y el presidente bajaron del edificio, afuera se veía a muchos oficiales de policía que habían logrado arrestar a la mayoría de los que habían tratado de huir del edificio, entre ellos Rainbow vio a los tres líderes que tanto había humillado.

    —¡Rainbow! — gritó Aurora.

    —Aurora —respondió Rainbow.

    —Así que todo salió bien —continuó Aurora—, todo terminó al fin.

    —Se puede decir que sí —respondió Rainbow—, aunque Giovanni escapó la organización ha sido destruida, todos los científicos y líderes han sido detenidos.


    Un rato después la policía dio la noticia que se expandió por todo Kanto.

    —Hemos de informar a toda la región —dijo el jefe de la policía a las cámaras de televisión—, que durante los últimos meses una organización que se denominaba el Team Rocket había estado implicada en actos criminales con fines que no han sido del todo aclarados, se estima que estuvieron relacionados con actos criminales en ciudad Plateada, el monte Moon, ciudad Carmín, pueblo Lavanda, ciudad Azulona, y aquí en ciudad Azafrán, afortunadamente la organización ha sido desmantelada hoy mientras trataban de apoderarse de la Silph S.A, su líder sigue prófugo y su identidad es desconocida, pero la mayoría de sus integrantes han sido detenidos y serán juzgados…. —siguieron por un rato en la televisión.

    —¿Si lograste ver al líder por qué no lo reportaste? —preguntó Aurora.

    —Lo único que sé de él es que se llama Giovanni, no sé nada más de él… pero para gente como él es peor castigo seguir libre y ver que su plan fracasó… por un niño de once años.

    —Muchas gracias hijo —le dijo el presidente de Silph— en serio te lo agradezco.

    —Si claro —respondió Rainbow indiferente.

    —Como muestra de agradecimiento —continuó el presidente— quiero entregarte esto —y le entregó una Master Ball—, con esta pokeball podrás atrapar cualquier pokémon sin fallar.

    Rainbow miró extrañado su premio, pero en lugar de mostrarse mortificado como cuando recibe regalos de esa manera, se puso serio.

    —Quiero algo más —respondió, Aurora se sorprendió de que Rainbow osara pedir algo más aparte de un regalo de tal magnitud.

    —¿Qué cosa? —preguntó el presidente.

    —Quisiera que, usando sus contactos, me preparara un encuentro con una persona con la cual necesito hablar.

    —Pues ciertamente tengo mucha influencia —comentó con algo de orgullo el presidente—, pero… ¿con quién quieres hablar?

    —Con el presidente de la Asociación Pokémon de Kanto —contestó Rainbow seriamente.

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    Capítulo 35: La casa de intercambio pokémon.
    La gente sabría de mí, me reconocería, me seguiría, me pediría que les enseñe, y lo peor, me dirían que debo ser un ejemplo para todos… y yo no quiero eso… por eso pido anonimato"
    Rainbow


    Unos días después, Rainbow y Auora se reunieron con el presidente de la Asociación Pokémon de Kanto, un hombre chaparro y de peinado extravagante.

    —Así que tú fuiste el entrenador que salvó a la Silph S.A —le dijo al ver a Rainbow.

    —Exactamente —exclamó Rainbow orgulloso.

    —Mi estimado amigo, el presidente de dicho edificio, me habló personalmente para pedirme que viniera porque un entrenador tenía que hablar conmigo, espero que estés consciente de que soy una persona ocupada, es un privilegio para ti, así que por favor sé breve y explícame claramente sin perder tiempo —continuó el presidente con seriedad, pues que gente de tanta importancia accediera a la petición de un entrenador no se veía todos los días.

    —Pues verá —contestó Rainbow confiado—, trataré de ser breve, pero también es importante que justifique lo que le voy a pedir… —todos los ahí reunidos lo miraron intrigados— para empezar… quiero anonimato.

    —¿A qué te refieres con eso? —preguntó el presidente.

    —Le explicaré —continuó Rainbow—, eventualmente iré a la liga pokémon, no solo de esta región, sino de todas las que posean un sistema de liga pokémon, que son cinco, y eventualmente me convertiré en el campeón de todas y cada una de ellas… pero ser campeón acarrea algunas responsabilidades que no estoy dispuesto a adquirir aún.

    —¿Podrías ir al punto? —preguntó el presidente algo impaciente. Rainbow lo miró arrogantemente.

    —Quiero ser liberado del contrato como campeón una vez que lo haya ganado.

    Los que estaban reunidos se sorprendieron mucho al oír esto, pues el título de campeón era muy ambicionado para que alguien renunciara a él así como así.

    —Eso es algo que nunca ha sucedido en toda la historia —dijo el presidente—, ¿estás diciendo que en las ediciones de la liga pokémon en las que participes, si ganas, al terminar declaremos nulo tu contrato, y declaremos que no hay campeón?

    —Más aún —continuó Rainbow—, quiero inscribirme con un nombre falso, y llevar una máscara todo el evento, así nadie me reconocerá.

    —Ya la gente ha hecho eso antes —comentó el presidente—, a la gente que hace eso la expulsamos del torneo, excepto en algunas circunstancias especiales.

    —Pues yo también quiero eso —contestó Rainbow rudamente—, odio la fama, ¿se imagina lo que pasaría si todo el mundo me reconociera cada vez que gane una liga y me dirija hacia otra región? La gente sabría de mí, me reconocería, me seguiría, me pediría que les enseñe, y lo peor, me dirían que debo ser un ejemplo para todos… y yo no quiero eso… por eso pido anonimato.

    —Estás pidiendo mucho niño —le dijo el presidente severamente—, a ningún entrenador le permitiríamos hacer eso.

    —Aún hay otra cosa —interrumpió Rainbow.

    —¿Todavía quieres más? —preguntó incrédulo el presidente.

    Aurora veía a Rainbow con preocupación, le parecía que se le estaba yendo la mano.

    —Es la última cosa —continuó Rainbow—, sé que ustedes en la asociación pokémon tienen una reglita por ahí, que dice que los entrenadores no pueden llevar más de seis pokémon al mismo tiempo.

    —Exactamente —respondió el presidente—, eso es con el fin de que no sean una carga para el entrenador, y para que cada uno reciba el cariño y la atención que merecen.

    —Pues tenemos un problema —dijo Rainbow sacando de su mochila su cinturón de X con todos sus pokémon en él, y se lo puso.

    —¿Esos son todos tus pokémon? —preguntó el presidente.

    —Exacto —respondió Rainbow—, ahora mismo tengo catorce pokémon activos en mi equipo, y tres no activos que reservo para la siguiente región.

    —Son demasiados pokémon —contestó severo el presidente—, podríamos sancionarte por tener tantos pokémon activos de una vez.

    —A eso viene mi segunda petición —continuó arrogante Rainbow—, quiero la libertad de saltarme esa norma.

    El presidente estaba a punto de perder la paciencia con ese niño, pues las primeras impresiones no eran lo suyo, además se atrevía a pedir libertades que no permitía la asociación pokémon. Aurora estaba preocupada de lo que podrían contestarle.

    —Entiendo que ayudaste a liberar a la región de esa malvada organización —dijo de repente el presidente—, pero quisiera que me digas una buena razón por la cual crees que te mereces tales privilegios además de eso.

    Rainbow lo miró con su clásica mirada soberbia.

    —No le pido todo eso por haberlos liberado de ellos… Sino porque soy el entrenador definitivo… después de mí no habrá nadie mejor, soy capaz de derrotar a todo un ejército sin que mis pokémon suden una gota, puedo manejar muchos pokémon al mismo tiempo sin descuidar a ninguno, puedo enseñarles ataques y movimientos tan poderosos que nadie que me haya enfrentado ha podido nunca vencerme, ni siquiera ni uno solo de mis pokémon ha caído debilitado ni una sola vez.

    Hubo un silencio incómodo en toda la sala, el presidente meditaba con los ojos cerrados, y después de un momento, los abrió, y le sonrió maliciosamente.

    —Está bien —contestó. Tanto Aurora como la gente alrededor no pudieron evitar dar una exclamación, ya que todos suponían que iba a negarse.

    —¿En serio? —preguntó Rainbow algo asombrado ya que no esperaba que accediera tan fácilmente.

    —Sí, pero con una condición —continuó el presidente—, como eres un chico muy arrogante que cree que ser bueno es justificación para ser insoportable, en caso de que no ganes la liga se te sancionará como lección —y lo miró desafiante—, me explico mejor —y le apuntó con el dedo hostilmente—, si no ganas la próxima liga pokémon tal y como presumes que harás, se te vetará la inscripción por cinco años enteros, y se te obligará a que acates todas las normas como cualquier entrenador.

    Rainbow lo miró arrogante.

    —Trato hecho —contestó y se estrecharon la mano—, no me preocupa, ya antes he encontrado gente como usted que no creen que soy capaz de hacer lo que presumo, le demostraré que soy digno de esos privilegios.

    —Así lo espero —finalizó el presidente—, entonces, nos vemos hasta la liga pokémon, no me decepciones —y de inmediato, se fue junto con toda su gente.


    —¡Lo conseguiste Rainbow! —exclamó alegre Aurora.

    —¿Acaso te sorprende? —contestó frío, aunque sus pokémon se mostraba contentos.

    —¿Qué es lo que vas a hacer ahora? —preguntó Aurora.

    —Lo que sigue es ir a retar al líder de gimnasio de esta ciudad —respondió indiferentemente—… pero antes necesito hacer algo más.


    Un rato después Rainbow y Aurora se encontraron enfrente de un enorme edificio, en el cual se encontraban reunidos un gran número de entrenadores.

    —Bienvenidos a la casa de intercambio pokémon —dijo amablemente la dependienta—, ¿desean que les explique nuestro funcionamiento?

    —No gracias —contestó duramente Rainbow mientras seguía caminando—, ya sabemos cómo funciona esto.

    Pero Aurora en realidad no sabía lo que era ese lugar.

    —Este lugar —respondió Rainbow al darse cuenta de lo que Aurora pensaba— sirve para intercambiar pokémon de diferentes maneras… en esa parte de ahí está la sección de Intercambio normal, que es donde dos o más personas intercambian normalmente usando una máquina especial, por ahí está la sección de Subasta pokémon, en la cual, cada semana subastan un pokémon raro, de difícil obtención o simplemente muy fuerte por otro que posea las características requeridas por el donador, puede ser un pokémon en específico, o uno con determinado nivel, o de un determinado tipo o que sepa determinado ataque… pero el que me interesa a mí es ese lugar —y señaló un salón—, esa es la sección de Evolución, ahí podemos hacer intercambios temporales solo para evolucionar, nos dan cualquier pokémon, y luego nos regresan el nuestro ya evolucionado, es un sistema muy eficiente.

    —Increíble —exclamó Aurora—, nunca había oído de un lugar así… ¿y qué pokémon vas a evolucionar? —preguntó con una sonrisa.

    —Tengo dos aquí —dijo sacando las pokeball de Kadabra y Haunter—, hoy es su gran día —les dijo sonriendo—, por fin van a alcanzar su fase final, ya están listos —los dos pokémon lo miraron contentos, y se miraron ansiosamente.

    Luego Rainbow encendió dos máquinas, en una colocó a Kadabra y en la otra a Haunter, luego le dio a comenzar. Los dos pokémon fueron intercambiados con la máquina, la cual intercambió dos Pidgey a Rainbow. Cuando acabó el intercambio, volvió a intercambiar esos Pidgey, y en las pokeball intercambiadas aparecieron un Gengar y un Alakazám, Rainbow las tomó y los liberó.

    —Se ven geniales —les dijo orgullosamente, los dos pokémon se miraron y se sintieron orgullosos.


    Un rato después salieron de la Casa de intercambio.

    —Ahora sí —les dijo—, ya podemos ir a humillar al líder de esta ciudad, hace tiempo que no humillo a ninguno… —de repente se dio cuenta de que Aurora se retrasaba— ¿qué sucede Aurora? —preguntó preocupado.

    —Ya me tengo que ir Rainbow —dijo Aurora algo triste, Rainbow se sorprendió—, hoy antes de tu reunión con el presidente de la Asociación pokémon recibí una llamada del profesor Oak, quiere verme en pueblo Paleta.

    —Entiendo —contestó Rainbow intentando aparentar indiferencia—, si tienes que irte… adelante, yo también tengo cosas que hacer.

    —¡Espera! hay algo más —se apresuró Aurora, y en ese momento sacó un teléfono celular, y se lo dio a Rainbow—, toma, es para ti.

    Rainbow lo tomó lentamente.

    —Apunté mi número en la agenda de ese celular, tú también tienes el mío —dijo sacando su teléfono—, no es la gran cosa, estamos a pocos años para que inventen un mejor aparato… pero mientras nos servirá para hablarnos siempre que queramos —le dijo mirándolo a los ojos serenamente. Rainbow guardó suavemente el regalo en su mochila.

    Hubo un silencio incómodo, ninguno se atrevía a hablar.

    —De casualidad —dijo Rainbow—, ¿Cuándo conociste al profesor Oak no te preguntó si eras un chico o una chica? —preguntó más en broma que en serio.

    —Sí, exactamente eso hizo —contestó Aurora con una sonrisa.

    —Viejo senil —murmuró Rainbow.

    Hubo otro silencio incómodo, ninguno se atrevía a despedirse definitivamente.

    —Veo que resucitaste el fósil de Kabuto que conseguimos en el monte Moon —comentó Rainbow.

    —Sí, fue cuando fui a isla canela —respondió Aurora.

    —Dentro de poco también iré —continuó Rainbow—, yo también tengo alguien que resucitar —dijo agarrando su Ambar viejo que le habían dado en Plateada.

    Hubo de nuevo un silencio incómodo. Los pokémon de ambos empezaron a hartarse.

    —Adiós Rainbow —se decidió a decir Aurora.

    —Adiós Aurora —respondió Rainbow—… ya era tiempo de que alguien lo dijera —dijo con una leve sonrisa.

    Aurora se acercó lentamente, y lo abrazó cariñosamente, Rainbow también la envolvió en sus brazos.

    —Fue divertido —le dijo mientras lo abrazaba tratando de no llorar—, nos volveremos a ver para vivir otra aventura.

    —Muy cierto Aurora —contestó Rainbow tratando de reprimir sus lágrimas también—, nos volveremos a encontrar, te deseo mucha suerte.

    —Yo también Rainbow —contestó dulcemente.

    Entonces se separaron lentamente, y Aurora sacó su Fearow para irse volando.

    —¡Humilla bien al líder de gimnasio, de esta y todas las ciudades! —exclamó mientras alzaba vuelo con su típica sonrisa jovial.

    —¡Así lo haré! —contestó Rainbow con arrogancia. Aurora le sonrió, y se fue volando de ahí.

    —Hasta la próxima vez amiga mía —murmuró en voz baja. Pero no permaneció triste mucho tiempo, pues cuando la hubo perdido de vista, volvió su sonrisa malévola, sus pokémon recobraron el ánimo, y con paso rápido y porte arrogante, se dirigió al gimnasio de ciudad Azafrán.



    —Hasta luego Rainbow —murmuró Aurora mientras volaba sobre su Fearow—, afortunadamente, siempre tengo algo de ti conmigo —dijo mientras sacaba ese extraño cuaderno que el agente de policía le había devuelto y lo abrió, el interior era todo un álbum de fotos, las cuales retrataban lo que parecían ser hojas de papel con cosas escritas, como si le hubieran sacado fotos a las páginas de un cuaderno.

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    Capítulo 36: Vs. Sabrina.
    si en verdad crees que eres el mejor en algo, no tiene nada de malo gritarlo a los cuatro vientos y restregárselo en la cara a los demás… claro, primero tienes la obligación de demostrar que verdaderamente tienes ese privilegio"

    Rainbow


    —¡Ya estoy aquí! —gritó Rainbow violentamente mientras entraba por la fuerza al gimnasio de Azafrán— siento la demora, me confundí con el dojo que está aquí a lado y perdí el tiempo.

    —Ya sabía que vendrías —contestó una voz engreída, y entonces apareció una mujer que lo miró desafiante.

    —Tú debes ser Sabrina, la líder de Azafrán, me contaron de ti en el dojo —dijo Rainbow.

    —A esos perdedores los aplasté muy fácilmente —respondió arrogante Sabrina.

    —No seas tan presumida —le reprochó Rainbow—, después de todo, tus pokémon son del tipo que les lleva ventaja a los de ellos.

    Sabrina lo miró fríamente.

    —Mira quién lo dice, el entrenador más presumido y arrogante de todos, el que se ha burlado de todos los líderes, diciéndome que no debo ser presumida.

    —Pero hay una diferencia —replicó Rainbow—, mis pokémon son tan poderosos que me da pena enfrentar a alguien usando un tipo ventajoso, por eso a los líderes siempre los enfrento con pokémon de un tipo que esté en desventaja… y siempre me ha funcionado —añadió engreídamente.

    Sabrina rió en voz baja.

    —¿Y crees que vas a tratarme a mí igual? —preguntó sonriendo.

    —Yo no distingo raza, género, edad, preferencias o importancia, a todos los líderes los humillo por igual… sino que te cuente Erika —contestó arrogante.

    Sabrina lo miro sonriendo maliciosamente, en verdad ahora estaba frente al entrenador del que todos los líderes hablaban.

    —Tengo una pregunta más —añadió Rainbow—, exactamente ¿por qué cuando la ciudad estuvo en manos del Team Rocket no hiciste nada para ayudar?... no te hagas tonta, sé que sí lo sabías, y a propósito no hiciste nada.

    Sabrina se quedó algo perpleja, pero mantuvo la compostura.

    —Déjame responder por ti —continuó Rainbow y la miró sospechosamente—, verás, he visto antes a otros líderes como tú, más específicamente a L.T. Surge y Koga, ellos están cansados de la aburrida vida de un líder de gimnasio, ellos tienen más ambiciones, que podrían incluir cosas no muy amigables… incluso criminales —Sabrina lo escuchaba atentamente—, ahora veo lo mismo contigo, una invasión ocurre enfrente de ti, y no haces nada al respecto, así que u odias en verdad a esta ciudad… o te parece que lo que hacía el Team Rocket era emocionante y respetable.

    Sabrina se desconcertó

    — Yo no tengo poderes psíquicos tan grandes como los tuyos —continuó Rainbow—… como me dijeron en el dojo… pero puedo ver claramente que hay un sentimiento dentro de ti, es una soberbia muy grande, en verdad te crees mejor que los demás, ya he visto ese comportamiento con Erika, pero ella al menos lo escondía bajo una falsa humildad… hasta que le di una lección… pero tú, tú no la escondes, te muestras ante todo el mundo con tu cara de desprecio por ellos, seres inferiores que no se merecen mirarte a los ojos. Por eso no les ayudaste, en el fondo, te interesaba unirte a ellos.

    Sabrina empezaba a preocuparse por las palabras de Rainbow.

    —Sin embargo —añadió sonriente Rainbow—, eso es algo que me gusta.

    —¿Qué? —preguntó Sabrina algo sorprendida.

    —Qué no seas una hipócrita contigo misma —respondió Rainbow—, si en verdad crees que eres el mejor en algo, no tiene nada de malo gritarlo a los cuatro vientos y restregárselo en la cara a los demás… claro, primero tienes la obligación de demostrar que verdaderamente tienes ese privilegio.

    —Así que… —dijo Sabrina sintiéndose subestimada—, tengo que demostrarte mi poder.

    —Así es —contestó Rainbow empuñando una pokeball—, y por ser una de las líderes de esta región que más me cae bien te trataré con un relativo respeto… de hecho, voy a hacer lo mismo que he estado haciendo desde hace un tiempo… voy a darte la oportunidad de que me ganes si solo derrotas a uno de mis pokémon, aunque yo sí voy a tener que derrotar a todos los tuyos para ganarte, ¿qué te parece?

    —Haz lo que quieras —contestó confiada Sabrina—, debes sentirte muy seguro de ti mismo para querer hacer tal cosa.

    —Ciertamente lo estoy —respondió arrogante Rainbow.

    Sabrina sonrió y sacó un Venomoth, y Rainbow sacó a Dratini.

    —En esta libreta voy a apuntar el tiempo que me tarde en derrotarte —le dijo arrogante—, el tiempo más alto lo tiene Erika con 5:00, no me decepciones y dura más tiempo que ella.

    —Veremos si como roncas duermes niño —contestó Sabrina.

    —¡Otra vez esa expresión no! —exclamó Rainbow fastidiado— Invéntense algo diferente.

    —¡Déjate de tonterías! —exclamó Sabrina—, me retaste a demostrarte mi poder, y ahora te enseñaré.

    Rainbow inició el cronómetro.

    —¡Supersónico! —ordenó Sabrina.

    El ataque pareció hacer efecto en Dratini.

    —¡Ahora Hiperrayo! —el Venomoth efectuó el movimiento, pero antes de que pudiera tocarlo Dratini se liberó rápidamente de su confusión y lo esquivó, y ya que Venomoth tenía que recargarse a causa del Hiperrayo Dratini usó inmediatamente Acua cola, fue muy eficaz.

    —Usar estrategias no funcionará conmigo —se ufanó Rainbow—, mis pokémon son ahora inmunes a los cambios de estado.

    Sabrina decidió usar otra estrategia.

    —Venomoth, Anulación —el movimiento se efectuó y Acua cola quedó anulado—,
    ¡ahora Psicorayo!

    Pero antes de que el movimiento tocara a Dratini, éste usó Protección, y al terminar y sin esperar un solo segundo, volvió a atacar con Acua cola y Venomoth cayó derrotado.

    —Anulación tampoco funciona con mis pokémon —exclamó Rainbow sonriendo malvadamente. El cronómetro iba en 1:57.

    Sabrina se dio cuenta de que estaba en problemas al darse cuenta de que sus estrategias no funcionaban, entonces envió a Mr. Mime.

    —Bien hecho Dratini, te has lucido hoy, ahora vamos a sacar a Snorlax —dijo mientras regresaba a Dratini y sacaba a Snorlax.

    Viendo que se enfrentaba contra un oponente enorme Sabrina le ordenó a Mr. Mime que usara Barrera.

    —Snorlax, es hora de que te luzcas un poco —le dijo Rainbow, y Snorlax se mostró confiado y arrogante como su entrenador.

    Entonces Snorlax empezó a atacar con Golpe cuerpo sin piedad, pero Mr. Mime los fue esquivando uno a uno o los detenía lo más que podía con Barrera.

    —¡Reflejo! —ordenó Sabrina previendo que Mr. Mime podría no poder esquivarlo por siempre pero al menos debilitaría el efecto, y efectivamente, Snorlax logró efectuar el movimiento, pero a causa del Reflejo Mr. Mime no se debilitó.

    —¡Psíquico! —ordenó Sabrina. El ataque fue bueno, y Snorlax recibió bastante daño.

    —Descansa un poco Snorlax —ordenó Rainbow, y Snorlax usó Descansó, quedando profundamente dormido.

    Sabrina vio en eso su oportunidad.

    —¡Psico-corte! —ordenó.

    Pero antes de que Mr. Mime pudiera realizarlo, Snorlax usó un poderoso Ronquido, que no debilitó al contrincante, pero lo hizo retroceder, y luego antes de que pudieran reaccionar usó una combinación especial de ataques, consistentes en Sonámbulo, el cual seleccionó Tambor, por lo que los puntos de salud de Snorlax se redujeron a la mitad pero aumentó al máximo su ataque. Mr. Mime usó Psico-corte, pero de nuevo Snorlax usó Sonambulo, y esta vez eligió un simple Placaje, pero por la potencia ganada con Tambor resultó en un movimiento letal que debilitó a Mr. Mime de una vez. Rainbow sonreía malvadamente.

    —Tuviste mucha suerte de que Sonambulo eligiera esos movimientos tan específicamente —exclamó Sabrina bastante irritada.

    —No es verdad —replicó Rainbow regresando a Snorlax, Sabrina se sorprendió—, ninguno de los movimientos o decisiones que tomo durante una pelea son por azar, todo está fría, malvada, perfecta y macabramente calculado —dijo de una manera tal que Sabrina no pudo dejar de sentir algo de miedo—, yo escogí exactamente qué movimiento debía usar Snorlax en su estado de Sonámbulo.

    Sabrina trató de mantener la calma, y sacó a su último pokémon, un Kadabra.

    —En cierto modo —continuó Rainbow—, sabía que ibas a sacar un pokémon así —y miró sus pokeball que contenían a Alakazam y a Gengar —lo siento amigos, los evolucioné porque supuse que iba a usar a uno de ustedes, lamento que nuestra contrincante sea tan patética —lo dijo mirando a Sabrina de reojo con voz arrogante— que me da lástima usar a uno de ustedes… en lugar —dijo guardándolos y agarrando otra pokeball—, creo que voy a sacar al tipo más débil contra un tipo psíquico —y en ese momento envió a Primeape.

    —Así que piensas usar un pokémon de tipo lucha —se sorprendió Sabrina.

    —Creo que esto te dará una lección cuando te derrote —añadió Rainbow engreídamente—, sigue en pie lo que dije al principio, si puedes derrotar solo uno de mis pokémon habrás ganado toda la batalla.

    Sabrina ahora si estaba empezando a enojarse, pues se tomó eso como un verdadero insulto hacia ella, y no estaba dispuesta a permitirlo. El cronómetro marcaba 3:00.

    Sin perder tiempo, Primeape usó Golpe karate, el ataque fue eludido por Kadabra, quien utilizó Psicoonda, Primeape fue levantado del suelo y empezó a recibir daño, pero a pesar de la debilidad de tipo logró aguantarlo bastante bien, de manera que el resultado fue un ataque normal.

    —Ningún pokémon de tipo lucha había antes soportado una de mis Psicoondas —exclamó sorprendida Sabrina.

    —¿Cuantos pokémon de tipo lucha conoces que hayan sido entrenados por Rainbow, el entrenador definitivo? —contestó bañado en arrogancia.

    Sabrina se estaba desesperando, y ella nunca se desesperaba.

    —¡Psico-corte! —ordenó Sabrina.

    Kadabra efectuó el ataque, pero fue recibido por Puñodinámico de Primeape, y ambos resultaron heridos, pero Kadabra quedó confuso.

    Previendo Rainbow que Kadabra iba a usar Recuperación, Primeape usó Anulación, y ese ataque quedó desactivado.

    —¿Pero qué pasa? —preguntó atónita Sabrina al darse cuenta de que su pokémon no se recuperaba. Rainbow le sonrió maliciosamente.

    —Tengo la habilidad de poder anticipar los movimientos de los pokémon con solo mirar su postura, así que Primeape usó Anulación y desactivó ese ataque en específico.

    Sabrina se quedó petrificada al oír esas palabras.

    —¿P… Puede un Primeape aprender Anulación?... y en caso de poder ¿P…Puedes controlar qué ataque en específico anular? —preguntó con un nerviosismo que nunca nadie se imaginó que una líder tan seria y segura como ella pudiera llegar a tener.

    Al oír eso, Rainbow solo sonrió macabramente y rió en voz baja de manera muy perturbadora.

    —Terminemos con esto de una vez —dijo en voz alta a Primeape.

    Y antes de que Sabrina pudiera hacer nada, Primeape usó A bocajarro, Kadabra no pudo esquivarlo a causa de la confusión, y a pesar de que era un tipo débil el ataque fue tan poderoso que cayó inconsciente. El cronómetro se detuvo y Sabrina cayó al suelo de rodillas completamente atónita.

    —4:30 —exclamó Rainbow—, ¡qué decepción! Esperaba que superaras a Erika, aunque debo admitir que tú sí me obligaste a crear una mejor estrategia —le dijo presumiendo.

    Sabrina estaba verdaderamente consternada, había perdido humillantemente sin haber podido siquiera derrotar a uno solo de sus pokémon.

    —Casi ni siquiera tuviste que darles órdenes —dijo en voz baja—, es como si supieran leer tu mente sobre qué estrategia usar.

    —Así es —exclamó orgulloso Rainbow—, como he dicho antes y nunca me cansaré de repetirlo… tengo el método perfecto para entrenar pokémon… por cierto, creo que me debes algo.

    Sin siquiera mirarlo, Sabrina sacó la medalla Pantano, y con sus poderes psíquicos la envió flotando hacia Rainbow sin mirarlo a los ojos, al llegar, Rainbow la tomó y la guardó en su cajita.

    —¿Qué te pasa? —preguntó burlonamente— ¿la chica presumida, fría y engreída de hace un rato ahora está triste porque perdió?

    Sabrina le devolvió una mirada de desprecio.

    —¡Lárgate de una vez! —exclamó molesta.

    Rainbow la miró fijamente, y sintió algo de compasión.

    —Vamos, no te pongas así —le dijo fastidiado—, mira, te voy a enseñar algo.

    Y en ese momento, como si nada, empezó a caminar en el aire, subiendo cada vez más como en una escalera. Sabrina se asombró.

    —¿Ves lo que sucede? Mi Alakazám está creando una escalera de energía psíquica, es muy útil, aunque no me he visto obligado a utilizarla todavía en combate… te puede servir como estrategia para encerrar a tu adversario en una casa invisible que solo tú puedes ver.

    Pero Sabrina no contestó, pues se lo tomó como una burla hacia ella, y solo siguió viéndolo despreciativamente.

    —¡Ya lárgate de aquí! —exclamó una vez más poniéndose de pie.

    —Está bien, está bien… qué carácter —dijo Rainbow tranquilamente bajándose de la escalera imaginaria y se dirigió a la salida del gimnasio—… ¡Ah! Otra cosa —dijo súbitamente—, te digo que si te aburre la vida de una líder de gimnasio, si aún te crees la gran cosa, si aún buscas emociones fuertes… deja de pensar en esa organización que atacó Azafrán hace unos días… ya la he derrotado y se han disuelto —Sabrina se sorprendió algo—, así que lo siento, si tenías ganas de unirte a ellos o al menos los apoyabas… pero no te preocupes, la vida da sorpresas —y siguió caminando—, tal vez algún día se armen de nuevo y vengan a pedirte que te les unas… y también a Koga… y también a L.T. Surge —dijo riéndose cada vez—, eso sí que sería divertido…

    Y hablando así, salió del gimnasio, dejando a Sabrina enojada, pero también confundida, consternada desconcertada.


    —¿Por qué no te has comunicado en mucho tiempo? —preguntó Oak algo molesto por el otro lado de la línea.

    —Disculpe profesor —contestó indiferentemente Rainbow—, en ciudad Fucsia simplemente lo olvidé por completo, y para ser sincero, no me acordé de usted hasta que Aurora lo mencionó hace un rato… cuando llegue salúdela de mi parte.

    —Bueno —contestó Oak—, mientras no te hayas olvidado de la pokedex todo está bien.

    —Pues qué bien —contestó Rainbow sacandola—, no la he olvidado, de tanto en tanto me paso llenándola… pero es que es tan aburrido que es difícil tomárselo en serio .

    —Por cierto —añadió Oak—, el presidente de la Asociación Pokémon de Kanto me habló hace unas horas.

    —¿En serio? —preguntó Rainbow algo interesado—, ¿Y qué le dijo?

    —De alguna forma —continuó Oak—, te las arreglaste para conseguir saltarte normas a las que todos los entrenadores están sujetos, el presidente no estaba del todo contento, me dijo que si no cumples en verdad lo que presumes recibirás una sanción de parte del comité pokémon.

    —Vamos profesor —respondió Rainbow—, ¿no se acuerda que usted pensaba igual de mí cuando lo conocí?

    —Lo recuerdo —contestó Oak sonriendo amablemente—, y no te preocupes, yo te tengo confianza, sé que no nos decepcionarás.
    Rainbow se sintió algo conmovido por eso.

    —¿Ah sí?... ¿Y por qué está tan seguro de que no los decepcionaré? —preguntó algo apenado.

    —Porque eres el entrenador definitivo… o al menos eso presumes, y sé que nunca presumirías algo que no eres capaz de hacer —contestó alegremente.

    —Gracias profesor —le agradeció sinceramente.

    —Por cierto —continuó Oak— ¿A dónde irás ahora?

    —Volveré a Fucsia, pero esta vez volando para no perder tiempo, tomaré las rutas marítimas 19 y 20, pasando por las islas Espuma hasta llegar a isla Canela.

    —¡Ah! Ese un bonito lugar para vacacionar —comentó Oak.

    —Pero no voy de vacaciones —respondió Rainbow—, aparte del gimnasio de la isla hay un lugar que quiero visitar —dijo sacando su Ambar viejo—, aún me falta un pokémon para tener mi equipo completo.

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    Capítulo 37: La ruta marítima.
    ¡Demostrémosle a esta tormenta que no podrá contra nosotros!"
    Rainbow


    Después de un largo vuelo en Pidgeotto al fin llegaron a ciudad Fucsia, y como Rainbow no quería arriesgarse a encontrar a alguien que pudiera hacerle perder tiempo decidió ir directamente a la costa sur, que daba a la ruta marítima 19.

    —De aquí al sur y luego al oeste —dijo mirando su mapa—, o se ve tan complicado como recuerdo… bueno, al fin y al cabo la última vez que estuve aquí fue cuando tenía cinco años —y sacó a Blastoise.

    —¿Vas a usar Surf? —preguntó un Nadador.

    —Podría ir volando, pero me gusta más nadar —contestó indiferente.

    —No te lo recomiendo —advirtió el Nadador—, hay peligro de tormenta, dicen que podría ser muy potente.

    —No me asusta —respondió arrogante—, yo soy el entrenador definitivo, y mis pokémon son los pokémon definitivos de su especie —y sacó a Charizard, Primeape, Dratini, Cubone, Snorlax y Raichu, los cuales se mostraron orgullosos—, y van a nadar también…

    El Nadador miró atónito cómo todos esos pokémon se metieron en el agua y empezaron a nadar, incluso Charizar y Cubone a pesar de ser supuestamente débiles contra el agua nadaban sin dificultad, Rainbow iba subido en Blastoise.

    Continuaron viajando el resto del día por la ruta 19 hacia el sur, derrotando a algunos nadadores que sorprendentemente retaron a Rainbow a mitad del mar.

    —¿Qué le sucede a esta gente? —se preguntó— ¿A quién se le ocurre ponerse a combatir en medio del mar así como si nada.

    Cada tanto tiempo regresaba a sus pokémon a sus pokeball para que descansara, pero luego los dejaba salir de nuevo, era un entrenamiento de resistencia que le venía muy bien a todos, en especial a los que eran débiles contra el agua, Rainbow les había enseñado poco a poco a superar sus debilidades de tipo a todos.

    Observó a Cubone, que valientemente se mantenía a flote y nadaba con soltura, Rainbow pensó que su madre debería estar orgullosa de que su hijo al poder lograr cosas que ningún otro de su especie podría lograr; luego miró a Dratini, su pokémon más joven, pero con un gran poder, éste nadaba alegremente como toda cría que juega en el agua, nadie hubiera imaginado que ese Dratini tan dulce y tierno pudiera ser en realidad un poderoso pokémon en las manos de Rainbow.

    Charizard no se quedaba atrás, y con gran coraje y valentía resistía el agua que rodeaba su cuerpo, y tal y como lo había esperado nunca se sintió decepcionado de haber elegido ir con Rainbow.

    —Estoy orgulloso de todos ustedes —les dijo tiernamente. Sus pokémon lo miraron también y le sonrieron.

    Y al terminar la ruta 19 doblaron hacia el oeste por la ruta 20 hacia las islas Espuma.


    La noche caía poco a poco, y con ella amenazantes nubes de tormenta, pero Rainbow no se preocupaba. Sin embargo un rato después el viento se hizo más fuerte, la lluvia empezó a caer fuertemente y violentos rayos empezaron a caer mientras enormes olas se formaban alrededor de ellos, Rainbow se quitó la gorra negra y la guardó, dejando sus negros cabellos a merced del viento.

    —Raichu, necesitamos que seas nuestro pararrayos —dijo mientras lo sacaba por temor a que un rayo les cayera, y Raichu usó su cola para detener rayos que se avecinaran.

    Enormes olas empezaron a arremeter contra todos ellos e hicieron un gran esfuerzo para no separarse, Rainbow y Raichu a duras penas se mantenían estables sobre Blastoise.

    —Es muy peligroso que sigan fuera —les gritó Rainbow en la tempestad mientras uno a uno los regresaba a sus pokeball. Solo le faltaba Dratini, y estaba a punto de regresarlo cuando una enorme ola lo tomó por sorpresa y alejó a Dratini por varios metros más lejos, éste trataba de nadar hacia Rainbow, y él trataba de regresarlo, pero otra ola sorpresiva le hizo soltar la pokeball de Dratini.

    —¡Pidgeotto, recupera esa pokeball! —ordenó liberándolo. Pidgeotto salió volando, pero tenía muchos problemas para poder volar sin que las olas lo golpearan o el aire lo arrastrara.

    —¡Nada Dratini! —exclamó preocupado al ver que Dratini no podía acercarse a causa del fuerte oleaje.

    En ese momento Rainbow sacó a Snorlax y a Jynx sobre él. Jynx empezó a usar Rayo hielo sobre las olas que estaban a punto de golpear a Dratini, de manera que empezó a acercarse poco a poco.

    —Un poco más —le dio ánimos Rainbow extendiendo su mano.

    Pero en ese momento otra ola mucho más violenta que las anteriores les tomó por sorpresa, e hizo a Rainbow caer al mar. Cuando subió a la superficie no encontró a sus pokémon, pues habían sido dispersados.

    —¡Blastoise! ¡Snorlax! —gritó a toda voz— pero las olas lo golpeaban por todos lados, estaba a punto de ordenarle Teletransportación a Alakazám cuando se dio cuenta de que su cinturón X se había soltado, y ya no tenía ningún pokémon; en ese momento, una ola lo golpeó de lleno de frente, haciéndolo tragar agua y aturdiéndolo, y empezó a hundirse lentamente.

    Mientras caía al fondo lentamente lo único que pudo hacer fue utilizar el Viridian mind, para darle su ubicación a sus pokémon. En ese momento vio a lo lejos una figura acercándose a toda velocidad, pero no por mucho tiempo ya que cayó medio inconsciente, esa figura era Dratini que a causa de la crisis había evolucionado en Dragonair, y sacó rápidamente a su entrenador a la superficie, ahí lo esperaban Blastoise con Raichu en él, y Snorlax con Jynx sobre él, ésta última traía el cinturó X con todos sus demás compañeros.

    Poco a poco, Rainbow fue recuperando al consciencia mientras sus pokémon lo defendían de la furiosa tormenta; en ese momento apareció Pidgeotto con la pokeball de Dragonair en sus garras, y debido al gran esfuerzo que había hecho al volar en esa tormenta había evolucionado en Pidgeot.

    Rainbow miró complacido a sus compañeros, en especial a su nuevo Dragonair y a su nuevo Pidgeot, y al recobrarse completamente se incorporó sobre Dragonair y sonrió macabramente.

    —¡Demostrémosle a esta tormenta que no podrá contra nosotros! —exclamó entusiasmado, todos sus pokémon también lo hicieron.

    Y valerosamente continuaron su viaje a través de la tormenta; Rainbow montado en Dragonair surfeando y esquivando las olas, Raichu sobre Pidgeot para ser de pararrayos, y a su vez Pidgeot controlaba las corrientes de aire que venían utilizando Viento afín; a lado de ellos iban Snorlax nadando con Jynx sobre él para congelar el agua donde se necesitara. Blastoise tomaba un merecido descanso en el cinturón X.

    —¿Que por qué no simplemente usamos Buceo? —preguntó Rainbow al darse cuenta de lo que pensaba Dragonair— porque sería demasiado fácil —contestó arrogante, Dragonair también le respondió presumidamente.

    Así pasó toda la noche, dirigiéndose valientemente a través de la tormenta.


    Al amanecer, la tormenta secó, y después de mucho tiempo, Rainbow pudo ver lo que había estado deseando ver, un amanecer en el mar. Como era su costumbre, es ordenó detenerse y observar el alba, en ese momento todas sus preocupaciones se fueron, y sus espíritus se relajaron por completo, acompañados de una inmensa calma y tranquilidad.

    Un rato después llegaron a las islas Espuma, pisaron tierra y descansaron por unas horas para buscar alimento, ya que la comida que tenían se había estropeado por el agua. Rainbow revisó sus demás cosas, aparentemente todo lo demás estaba bien, incluso el teléfono que le había dado Aurora, pues previendo que algo podría suceder lo metió en una bolsita de plástico y la cerró bien, lo miró y lo encendió, había un mensaje de texto de Aurora, decía “Hola Rainbow”, eso era todo, y lo miró sonriendo amablemente, luego escribió un mensaje, “Hola Aurora”, y lo envió.

    Después de estar completamente recobrados se prepararon para adentrarse a entrenar en las islas Espuma.

    Continuará...
     
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    MrJake

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    Ese "teléfono", no sé por qué me da a mí que es la versión antigua del pokégear o bien del pokénav. En fin, divagaciones a parte, comienzo a ver con entusiasmo como se acerca el final de las andanzas de Rainbow por Kanto.
    Otra cosa, acabo de percatarme de que el nombre de Aurora y el de nuestro héroe tienen una relación. Rainbow ignifica arcoíris, y Aurora, pues una aurora. Relación evidente, pero, ¿casualidad? Bueno, divago otra vez. Tengo que decir que siempre leeré las aventuras del entrenador definitivo con entusiasmo, y es que nunca cansa ver el enorme poder y lo impredecible que es este chico. Ansío ver un "Pokémon Rainbow: Johto".
    Cómo bien me dijo una fiel lectora de un fic mío un día (sin intención de plagiar, ¿eh?), echa un vistazo atrás. Es muy curioso ver cómo ha avanzado la historia, ver todo lo que llevas escritoy lo que te queda por escribir.
    Sigue así, amigo :) Aquí estaré, leyéndote.
    Por cierto, quiero proponerte algo, pero eso lo dejamos para conversación privada.
    Cuídate, GL.
     
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    Paralelo

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    Capítulo 38: Las islas Espuma.
    Presumes mucho y no demuestras nada, ambicionas mucho pero no mereces nada"
    Rainbow

    Llevaba Rainbow un tiempo entrenando en el interior de las cuevas que unían las diferentes islas del archipiélago, todo iba normal, entrenamiento normal, ni él ni sus pokémon suponían que iba a ocurrir algo interesante.

    —Descanso chicos —les ordenó y se pusieron a descansar.

    Llevaban todo un día practicando sus nuevas estrategias sin descansar, pues uno de los trucos de Rainbow que le permitía entrenar durante mucho tiempo sin detenerse era usar su poder con el Viridian mind para restaurar las energías de sus pokémon cuando se agotaran, de esa manera podían practicar horas y horas sin que sus pokémon nunca se debilitaran; pero claro, hacer eso suponía un gran esfuerzo para Rainbow, lo que al final del día lo dejaba agotado.

    —No se preocupen por mí —les dijo a sus compañeros al verlo tan agotado—, ya llevo mucho tiempo haciendo esto y lo haré aún mucho tiempo más… ahora recuerdo a esa niñita que vi en el bosque verde, me preguntó si no sentía ganas de dormir después de usar el Viridian mind muchas veces… supongo que lo he hecho tanto tiempo y tan intensivamente que ya puedo controlarlo… pero aún así —dijo cerrando los ojos lentamente—, a veces es inevitable… —y se quedó dormido.

    Charizard se acercó a su entrenador y se acostó a su lado para protegerlo con su cálido cuerpo de la humedad que había en toda la cueva.

    Todos sus pokémon menos Eevee, Onix y Zubat se encontraban fuera de sus pokeball, y al ver a su entrenador durmiendo tan plácidamente decidieron dejarle en paz, algunos se fueron hacia otro lugar para entrenar por su cuenta, Rainbow los había entrenado para eso, y otros se quedaron a su lado descansando.

    Rainbow había sabido tratar correctamente a sus pokémon, cada uno según su personalidad, la mayoría de ellos había madurado lo suficiente, sin embargo algunos aún conservaban algunas características que uno no consideraría muy correctas.

    Ya todos sus pokémon estaban acostumbrados a las siestas esporádicas de su entrenador, y cuando eso pasaba se ocupaban en otras cosas, en esa ocasión, un grupo se adentró más en la cueva.

    Dentro de ese pequeño grupo se encontraba Alakazám, quien de alguna manera, era considerado el líder de los pokémon de Rainbow, lo cual tenía celosos a varios de ellos, y a pesar de que ya estaba acostumbrados a luchar entre ellos, y a pesar de que todas las batallas en las que se han enfrentado siempre han terminado en empate, siempre quedaba algún rastro de recelo en ellos.
    Recordaron la primera vez que lucharon entre ellos, hace bastante tiempo, antes de entrar en el túnel Roca, habían aprendido a respetarse mutuamente, pero de todas formas no podían dejar de pensar en quién era el mejor de ellos.

    Se podría decir que el equipo de Rainbow estaba tan lleno de amistad y compañerismo como de rivalidad y celos, un equipo desconcertante para un entrenador desconcertante.

    Mientras caminaban por la cueva explorándola Primeape no pudo evitar volver a abrir la antigua discusión, le molestaba que Alakazám desde que era un Kadabra se comportaba como el pokémon más importante de Rainbow, Alakazám solo lo interpretó como una falta de madurez por de parte de su compañero y solo lo ignoró. Jynx trató de bajarle los humos a Primeape, pero éste era muy terco, pues hay que recordar que los de su especie se enojan con facilidad, pero Rainbow le había enseñado a controlar ese temperamento suyo, así que por el momento se calmó.

    Un rato después encontraron un nido de Staryu, los cuales al sentirse invadidos empezaron a atacarlos, Primeape sintió ganas de luchar, pero Alakazám simplemente decidió usar Teletransportación para sacarlos de ahí, lo cual enfadó a Primeape y lo encaró.

    Rainbow sabía que sus pokémon eran muy poderosos, así que le preocupaba que sus pokémon pudieran lastimar a otros pokémon salvajes que sean muy débiles, Alakazám estaba consciente de eso, así que por eso decidió escapar de la pelea.

    Pero Primeape estaba enojado porque él sí tenía ganas de pelear, así que usó Mega puño contra Alakazám, el cual fue eludido, Primeape siguió atacando y Alakazám solo eludía; los otros pokémon, Jynx, Raichu y Butterfree solo se mantuvieron al margen de lo que ocurría, pues ya estaban acostumbrados a su rivalidad.

    Pero en uno de sus ataques, Primeape golpeó el suelo tan fuertemente que éste se rompió, resultando que se encontraban justo encima de otra cueva enorme con un río subterráneo, y todos cayeron, nada muy difícil, pues Alakazám solo tendría que volver a usar Teletransportación para regresarlos a donde estaban, si no fuera por el hecho de que había una corriente poderosa en el agua, Jynx, Butterfree y Alakazám al poder teletrasnportarse o poder volar se salvaron de caer en los rápidos, pero Primeape y Raichu quedaron atrapados en la corriente, estaban a punto de ser arrastrados más profundamente cuando desde arriba cayó una roca, la cual había sido lanzada por Nidorino, quién siguiéndolos y viendo la situación, lanzó una roca utilizando Fuerza, y la roca detuvo la corriente.

    Pero esa situación molestó a los pokémon que habitaban en la cueva, y de un momento a otro los pokémon de Rainbow se vieron rodeados por todos lados por diferentes tipos de pokémon, todos esperaban que Alakazám o Jynx usaran Teletransportación para sacarlos de ahí, pero en ese momento se oyó un gran ruido, y una de las paredes de la cueva se rompió, del otro lado apareció un hombrecito sentado en una especia de máquina, acompañado de varios Forretress y un Stelix. Los pokémon salvajes huyeron asustados.

    —Miren a quién encontramos aquí —dijo sonriendo malvadamente—, nunca imaginé encontrarme pokémon de esta clase en esta cueva… bueno, serán una buena adquisición —y envió a sus pokémon a atacar.

    Viendo que obviamente los había confundido con pokémon salvajes parecía que una vez más iban a ser teletransportados por Alakazám, pero en lugar de eso, Alakazám sonrió malvadamente, tal y cómo lo hacía su entrenador, todos los demás también
    Sonrieron arrogantemente, pues ahora se encontraban contra un entrenador que a todas luces era malvado, ya no tenían que reprimirse más. Nidorino desde lo alto de la cueva, bajó para ayudar.

    Los Forretress empezaron a atacar, pero los bien entrenados pokémon de Rainbow no tardaron en hacerles frente y derrotarlos uno a uno.

    —Así que serán difíciles de atrapar… no importa —exclamó malvadamente el hombre, y envió más Forretress y a Stelix.

    Butterfree y Jynx rápidamente se hicieron cargo de los Forretress, mientras que Primeape y Alakazám, en un movimiento de ataque en equipo, usaron Puño fuego al mismo tiempo sobre Stelix, un ataque tan poderoso que el Stelix ni siquiera se dio cuenta y cayó debilitado.

    —¿Pero cómo puede ser? —exclamó el hombrecito— ¿Cómo pueden ser esos pokémon tan poderosos?

    —Porque han sido entrenados por el entrenador definitivo —todos miraron hacia arriba, y ahí, justo en el agujero donde había estado Nidorino, se encontraba Rainbow sonriendo macabramente.

    —¿Y tú quién demonios eres? —preguntó el hombre.

    —Rainbow, el entrenador de esos pokémon —contestó con orgullo.

    —¿Estás diciendo que no son pokémon salvajes? —preguntó desconcertado el hombrecito.

    —Claro que no —respondió ofendido Rainbow—, yo mismo los he entrenado muy duro desde hace mucho tiempo, y estoy orgulloso de ellos, les prometí que los haría los más fuertes de su tipo, y creo que lo he cumplido bien… míralos, nunca encontrarás pokémon tan competentes y poderosos como ellos, a pesar de sus diferencias, a pesar de las peleas y discusiones, siguen siendo los pokémon definitivos, y nadie los ha vencido y nunca lo serán.

    Los pokémon se sintieron algo conmovidos, y se sintieron orgullosos de su entrenador.

    —Te voy a enseñar a no meterte conmigo —respondió enojado el hombre.

    —A todo esto, ¿quién se supone que eres? —preguntó Rainbow.

    —Yo soy Carr… y escúchame bien, algún día voy a dominar este mundo, usando a los pokémon —contestó furioso.

    —Escucha enano, te hace falta un metro más para hablar así —respondió insolentemente Rainbow—, además… ya he conocido a personas como tú —dijo agarrando algo de su mochila—, ¿sabes lo que le hago a gente tan ambiciosa y malvada como tú?.... las destruyo —dijo sonriendo maliciosamente, y en ese momento arrojó su Piedra lunar hacia Nidorino, que se encontraba abajo. Y en ese momento evolucionó a Nidoking, al fin después de tanto tiempo, desde que habían ido al museo de Plateada, pudo evolucionar, Nidoking se mostraba contento y arrogante.

    —Ya sabes qué hacer Nidoking —dijo macabramente.

    En ese momento, con su nuevo poder, Nidoking usó un poderoso Taladradora, y la máquina de Carr fue destruida.

    Indefenso, Carr no tuvo más remedio que arrastrarse de miedo contra la pared. Rainbow bajó usando a Pidgeot.

    —Presumes mucho y no demuestras nada, ambicionas mucho pero no mereces nada —exclamó Rainbow—, eres verdaderamente patético… una bestia.

    Y llamando a sus pokémon se alejó de ahí dirigiéndose a la salida ignorando por completo a Carr.

    Un rato después salieron por el otro lado de la cueva, justo en la isla de alado.

    —Fue un buen lugar para entrenar, ¿no les parece? —dijo al salir y contemplar el sol que no habían visto en algunos días.

    —Ahora ya nos vamos hacia Canela… para poder unir a nosotros a nuestro último compañero —dijo mostrándoles el Ambar viejo.

    Tranquilamente sacó a Dragonair y se fue nadando hacia el oeste, directo hacia isla Canela.

    Continuará...
     
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    Pokémon Rainbow: Kanto.
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    ...Continuando

    Capítulo 39: Isla Canela.
    esa ambición que tienes en el futuro podría llevarte a tomar decisiones de las que luego te arrepentirás"
    Rainbow

    Unos días después de tranquilidad en el mar llegaron a la isla Canela, a lo lejos se veía el enorme volcán que dominaba la isla, famosa por sus playas y su sol, lo que la convertía en una gran atracción turística.

    Sin perder tiempo, Rainbow solamente se dirigió a la costa, ante la vista de todos los bañistas se bajó de su majestuoso Dragonair, lo regresó a su pokeball y caminó como si nada hacia el interior de la ciudad.

    —Ya era hora de que llegáramos —se quejó—, el viaje tan tranquilo se hacía aburrido.

    Y se dirigió a toda prisa al Laboratorio de la isla Canela, lugar especializado en revivir fósiles.

    —Buenos días —saludo fríamente Rainbow al llegar.

    —¿Qué se le ofrece joven? —preguntó un asistente.

    —Tengo un fósil y necesito que lo revivan —dijo así como así.

    El joven lo miró algo hostil por la manera tan engreída como había llegado.

    —¿Exactamente qué clase de fósil tienes? —preguntó.

    —Un Ambar viejo —contestó sacándolo. El joven lo examinó.

    —¿De dónde lo sacaste? Un fósil como este es muy raro.

    —Lo gané —dijo orgulloso—, salvé al museo de ciudad Plateada de unos ladrones y me lo dieron como agradecimiento.

    —Ya veo —continuó el joven—, nosotros tenemos buenas relaciones con ese museo… déjalo y veremos
    qué podemos hacer, ¿podrías decirme tu nombre?

    —Rainbow —contestó algo fastidiado.

    —¿Rainbow dijiste? —preguntó intrigado mientras apuntaba su nombre y lo ponía sobre el fósil.

    —Sí, ¿hay algún problema? —exclamó molestándose.

    —Ah, ya me acordé —contestó el asistente—, una chica llamada Aurora vino aquí hace un tiempo, le resucitamos un fósil Domo, que contenía un Kabuto —Rainbow se acordó que lo había visto en Azafrán—, nos dijo que un chico como tú podría venir a resucitar un fósil.

    —¿En serio? —se interesó Rainbow algo avergonzado—, ¿Y cómo se los dijo?

    —Que podría venir un entrenador de gorra negra, un extraño cinturón en el pecho, con una personalidad arrogante y pesada que respondiera al nombre de Rainbow.

    —Ya me lo suponía —dijo Rainbow en voz baja—, entonces, ¿para cuándo estará el fósil?

    —Revivir fósiles no es un proceso fácil —respondió—, ven mañana por la mañana, tal vez para entonces estará listo.

    —Entonces vuelvo mañana —contestó y se empezó a ir. Pero de repente una pregunta surgió en su cabeza.

    —Además de venir a resucitar un Kabuto, ¿sabe para qué más vino a esta isla? —preguntó interesado, el joven lo miró algo desconfiado y sonrió.

    —Lo siento— le dijo—, nos dijo que no podíamos decirte, es una investigadora de misterios, ese tipo de gente rara vez deja que otras personas sepan lo que están haciendo.

    Sin querer seguir perdiendo el tiempo, Rainbow salió rápidamente del laboratorio.

    —Me pregunto qué es lo que está investigando Aurora —dijo en voz baja sacando el teléfono que le dio y seleccionó el número de Aurora, pero solo lo miró, no tuvo el valor de llamarla, guardó el teléfono y siguió su camino.


    Después de pasar al centro pokémon a recoger algunos objetos que había guardado vía PC, Rainbow y sus compañeros siguieron su camino buscando el gimnasio, su búsqueda los llevó hasta un lugar apartado de la ciudad, a los pies del volcán, donde parecía haber un laboratorio.

    —¿Estás buscando al líder Blaine? —preguntó un anciano.

    —Eso es correcto —contestó con una actitud muy indiferente.

    —No se encuentra ahora —respondió el viejo.

    —¿Cómo que no se encuentra? —exclamó Rainbow molesto— Odio cuando los líderes no se encuentran, espero que no se haya ido lejos por mucho tiempo o me las pagará por hacerme esperar…

    —Tranquilo chico —le tranquilizó el anciano—, en realidad solo se fue a la mansión pokémon.

    —¿La mansión pokémon? —preguntó Rainbow interesado.

    —Hace muchos años —contó el anciano— fue el hogar de Blaine, hijo de una familia rica, heredó su fortuna y esa mansión, durante toda su vida Blaine usó el dinero de su familia para financiar su más grande afición, la ciencia, se matriculó como un científico especialista en investigación pokémon, hizo un laboratorio inmenso justo debajo de su mansión… pero hace tiempo hubo un accidente, un terrible incendio que casi la destruye, no se sabe bien qué lo causó, pero ahora es una mansión en ruinas y los pokémon salvajes la han invadido, desde entonces Blaine se instaló en su nuevo laboratorio aquí a los pies del volcán, pero frecuentemente se pasea de nuevo por su viejo hogar en ruinas.

    El viejo no tuvo que decir nada más, pues Rainbow se dirigió inmediatamente hacia ese lugar con una sonrisa maliciosa.

    —Creo que las cosas se van a poner interesantes —les dijo a sus compañeros maliciosamente.

    Un rato después Rainbow llegó a la mansión pokémon, era un caserón enorme, se imaginó cómo había sido en el pasado antes de que se incendiara y lo magnífica que debió haber sido, pero no se entretuvo pensando tonterías, y entró en la mansión, con Gengar, Cubone y Raichu a su lado.

    —¡Hola! —gritó Rainbow a toda voz— Blaine… ¿estás aquí?... Vine a humillarte y a ganar tu medalla —continuó arrogantemente, pero al no obtener respuesta continuó su camino en la mansión.


    Muchos tipos de pokémon habían invadido la mansión, en especial algunos de tipo fuego, sus tres compañeros se hicieron cargo de ellos rápidamente, y de hecho, Rainbow aprovechó para darles un pequeñísimo entrenamiento especial de los que les solía dar. Pasó el tiempo, y no parecía haber señales de Blaine.

    —Al menos —comentó Rainbow—, no ha sido un día tan perdido, he encontrado muchos objetos para vender.

    Continuó explorando la mansión, en un momento entró a lo que parecía haber sido una oficina, indagando entre las cosas abandonadas encontró un cuaderno con recortes de periódicos, bastantes viejos, cuando
    mínimo unos 30 años.

    —5 de julio, isla Suprema —leyó en el primer recorte—, un grupo de investigadores aseguran haber sido testigos de una nueva especie de pokémon, no hay pruebas de que tales afirmaciones sean verdad.
    Rainbow siguió caminando por toda la mansión, sin encontrar muchas cosas interesantes además del cuaderno.

    —10 de julio —continuó leyendo mientras seguía avanzando—, las apariciones del supuesto nuevo pokémon se han incrementado, los científicos han decidido nombrarlo como Mew… —Rainbow esbozó una leve sonrisa maliciosa, sus pokémon también lo percibieron, había algo que Rainbow sabía.


    Un rato después, terminaron de recorrer la mansión de costa a costa, y estaban a punto de irse ya que se hacía tarde, pero en ese momento Rainbow divisó una estatua, se acercó y vio que había un botón levemente ocultado por el polvo que se había acumulado con los años.

    —¿Qué dicen, lo apretamos o no lo apretamos? —preguntó en voz baja a sus pokémon, los cuales asintieron— ¿Y quién no lo haría? —dijo graciosamente y lo apretó.

    En ese momento se activó un mecanismo, el cual le recordó al del casino de ciudad Azulona, que abrió una de las paredes y unas escaleras aparecieron. Solemnemente bajaron las escaleras.

    —¡Hola! ¿Estás aquí Blaine? —gritó mientras bajaba— Vengo a arrebatarte tu medalla y de paso humillarte terriblemente en tu propia cara sin que puedas hacer nada para evitarlo —añadió insoportablemente.

    Al bajar vio que se encontraba en un enorme laboratorio, había un montón de máquinas y papeles por todos lados, todo quemado y desordenado, un aire de desolación se extendía alrededor. Al seguir explorando un poco más, se encontró con una sala donde había una extraña máquina, y ahí junto a ella, un hombre alto,
    calvo y con lentes oscuros.

    —Así que ya estás aquí Rainbow —dijo el hombre.

    —Ya te vinieron con el chisme —exclamó con un tono de fastidio fingido—… déjame adivinar… ¿el “ojitos rasgados” Brock, la niñita Misty, la “Vulpix” Erika, el aburrido Surge, el imbécil Koga, o la engreída Sabrina?

    Blaine solo lo miró a través de sus lentes.

    —Se puede decir que un poco de todos —contestó poniéndose de pie—, me dijeron que te reconocería fácilmente, solo tenía que esperar a un entrenador arrogante y presumido hasta los huesos, irrespetuoso a impertinente, que no le importe decir lo que piensa aunque implique dañar a los demás.

    —Sí, esa es mi viva imagen —contestó orgulloso.

    —¿Estás orgulloso de ser cómo eres? —preguntó súbitamente Blaine.

    —¡Wow! —exclamó Rainbow con un tono algo sarcástico—, has dado justo en el blanco amigo, eres el primero que me hace esa pregunta en toda mi vida… pero… ¿crees que estás en condiciones de hacerme tú esa pregunta?

    Blaine pareció intrigado, Rainbow sacó la libretita que había encontrado.

    —5 de julio, isla Suprema… —leyó el primer recorte—, una nota muy interesante, llamaría la atención de cualquier científico ¿no crees? —Blaine solo se limitó a mirarlo fijamente.

    —10 de julio, las apariciones del nuevo pokémon —leyó el segundo recorte—, Mew, bonito nombre para un pokémon nuevo y enigmático… los demás recortes hablan de varios intentos por capturarlo entre otras cosas… pero lo verdaderamente interesante se encuentra unos recortes más adelante…—Blaine lo miró preocupado.

    —6 de febrero… ojo, esto ocurre solo hace diez años, lo anterior era hacer veinte —aclaró antes de seguir—, como decía, 6 de febrero, el comienzo de una nueva investigación en isla Canela sobre clonación pokémon liderada por el científico más importante de la isla y líder de gimnasio Blaine —lo miró
    maliciosamente, Blaine se sintió preocupado.

    —1 de septiembre, el proyecto de clonación pokémon no parece progresar, los pokémon clonados presentan un temperamento inestable y mueren a las pocas horas, el líder del proyecto Blaine organiza un equipo para encontrar a Mew y tomar algo de su ADN para clonarlo —lo miró más acusante.

    —Y finalmente, 20 de octubre, la mansión pokémon de isla Canela destruida en un terrible incendio, acabando con el laboratorio donde se llevaba a cabo la investigación de clonaciones pokémon, el proyecto es cancelado, las causas del accidente no han sido aclaradas, la versión oficial es que se trató de un error en las máquinas las que provocaron el incendio…

    Blaine se sintió atrapado, no esperaba que ese muchacho encontrara esos recortes.

    —Es muy curioso —continuó Rainbow—, que hayas llevado un registro de todo esto hasta cuando todo terminó, ¿qué hiciste? ¿Regresaste este cuaderno a este lugar para tratar de dejar tu pasado atrás?

    Blaine solo estaba callado.

    —Te voy a decir qué es lo que creo —le dijo amigablemente acercándosele—… para empezar, eres científico, te gusta la investigación y todas esas cosas, luego ves una oportunidad que nadie antes había intentado, se te ocurre clonar pokémon, o todo lo que pueda ser variante de eso… tal vez entremezclarlos por ejemplo… pero bueno, te atrae la atención ese tal Mew, y como científico soberbio y ambicioso que eres, no ibas a escatimar en conseguir lo que querías, así que empiezas a experimentar con pokémon, sin ningún tipo de ética ni moral —mientras hablaba, su tono pasaba de ser amigable a ser serio poco a poco—, los sometes a experimentos a ver qué pasa, pero ninguno resulta, decides tratar de hacer lo mismo con Mew, pero no puedes atraparlo, mientras tanto, uno de tus experimentos falla… imagino que algún pokémon de tipo fuego lanzó una Llamarada más fuerte que de costumbre y sin ningún control, provocando una reacción en cadena y acabando con esta magnífica mansión…

    Blaine ya no sabía hacia dónde mirar, se sentía avergonzado, pero Rainbow se dio cuenta de que no se sentía arrepentido.

    —Mucho cuidado Blaine —continuó Rainbow seriamente—, esa ambición que tienes en el futuro podría llevarte a tomar decisiones de las que luego te arrepentirás… ¿Qué pensabas hacer si clonabas a Mew? ¿Un pokémon súper fuerte? ¿Cómo lo llamarías? ¿Mew dos? Jajajaja —se rió burlonamente.

    —¡No tienes derecho a juzgarme! —exclamó Blaine.

    —¿Qué no tengo derecho? —preguntó Rainbow incrédulo—, Esperaba una actitud más madura de un hombre de tu edad, ¿no deberías decir “tienes razón, he actuado mal todo este tiempo, gracias por abrirme los ojos”? —dijo imitándolo ridículamente.

    Viendo Rainbow que no reaccionaba decidió cambiar su actitud.

    —¡Escúchame cabeza de rodilla! —le gritó seriamente—, no me importan en lo más mínimo tus problemas, solo vengo a darte una paliza y a llevarme tu medalla.

    Blaine se puso de pie y empuñó una de sus pokeball.

    Continuará...
     
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    Capítulo 40: Vs. Blaine.
    todo conmigo es definitivo, todo conmigo es absoluto, todo conmigo es perfecto "
    Rainbow

    —¿Quieres luchar aquí mismo? —preguntó Rainbow— ¿No quieres ira a tu gimnasio?

    —Aquí está bien —contestó Blaine seriamente—, yo me especializo en pokémon de tipo fuego, este ambiente quemado me gusta.

    —Como quieras —respondió Rainbow con su sonrisa malvada—, tal y como es mi costumbre, voy a tomar el tiempo que me tome en derrotarte en esta libreta —dijo mostrándosela—, y además voy a luchar con un tipo débil a los tuyos, y por si fuera poco, te doy la oportunidad de que me ganes si solo derrotas a uno de mis pokémon —añadió desafiantemente.

    —Dejemos de hablar niño —continuó Blaine—, veamos si como roncas…

    —¡No no no no no! —interrumpió Rainbow— ¡Esa frase no otra vez por favor! Mejor solo combatamos y ya —dijo sacando a Jynx.

    —Así que usarás un tipo Hielo —se sorprendió Blaine.

    —Así es —respondió orgulloso Rainbow—, mis demás pokémon me tendrán que perdonar, porque voy a derrotar a todos tus pokémon solo con ella, mi Jynx es muy especial, en general a los Jynx no les gusta luchar y son muy pacíficos, pero desde el primer momento que la vi supe inmediatamente que nació para aplastar pokémon de tipo fuego —Jynx estaba ilusionada, y se mostraba arrogante.

    Blaine sacó un Growlithe sin más contemplaciones. El cronómetro inició.

    —¡Llamarada! —ordenó Blaine.

    El ataque fue eludido por Jinx, quien rápidamente usó Doblebofetón, y a pesar de no ser un ataque muy poderoso, su nivel era tan elevado que casi lo debilita.

    —Así que es verdad —exclamó Blaine.

    —¿Qué es verdad? —preguntó Rainbow.

    —Que no necesitas ordenarles a tus pokémon hablándoles —contestó Blaine. Rainbow sonrió maliciosamente.

    —Así es —dijo orgulloso—, pero a veces me gusta ordenar en voz alta solo para presumir… ¡Estrujón! —ordenó.

    Jynx usó el ataque, Growlithe trató de zafarse del Estrujón, pero no pudo y cayó debilitado. El cronómetro marcaba 1:14.

    Serenamente, Blaine regresó a Growlithe y sacó un Arcanine.

    —¿Eso es lo mejor que tienes cabeza de rodilla? —se burló Rainbow.
    Blaine no se inmutó, estaba tratando muy maduramente a un chico como Rainbow, lo cual interesó a Rainbow.

    —¡Represalia! —ordenó Blaine.

    El ataque fue el doble de efectivo contra Jinx al haberse debilitado un pokémon del equipo de Blaine antes, pero no fue un ataque efectivo.

    —Veo que estás manteniendo la calma mucho mejor que todos los líderes que he derrotado —le dijo Rainbow.

    —¿Por qué debería sentirme perturbado por un chiquillo como tú? —respondió Blaine.

    —Me encanta tu actitud —exclamó alegre Rainbow—, fue relativamente fácil perturbar a los demás, pero tú eres difícil… y pensándolo mejor… eso me anima a humillarte peor —sonrió maniáticamente.

    —¡Velocidad extrema! —ordenó Blaine.

    Arcanine efectuó el movimiento, pero a pesar de ser un movimiento ineludible Jynx lo esquivo fácil sorprendentemente, y es más, justo al momento de pasar junto a ella, en una fracción de un segundo, Jynx usó Arrumaco, lo cual dañó a Arcanine y lo hizo retroceder, y antes de que Blaine pudiera reaccionar, Jynx usó Golpe cuerpo en combinación con Puño hielo, y aunque Arcanine era de tipo fuego, quedó congelado.

    —Libérate con giro fuego —ordenó Blaine. Pero era inútil, el hielo de Jynx era más poderoso que el fuego de Arcanine.

    —Ahora dale el último golpe Jinx —ordenó Rainbow tranquilamente, y Jinx usó Cabezazo sin que pudiera ser aludido, y Arcanine cayó debilitado.

    Blaine seguía manteniendo la calma, pero en el fondo estaba sorprendido y frustrado por el talento de Rainbow, en comparación con su áspero y desagradable envoltorio, como todos los líderes habían visto. El cronómetro iba en 3:09.

    Sin más opción, Blaine sacó un Rapidash.

    —Tu último pokémon mi pelón amigo —dijo rudamente Rainbow.

    Blaine no tenía coraje para decirle que no pensaba perder contra él, ya que no estaba nada seguro de poder ganarle, pero aún así, daría su mejor esfuerzo.

    —¡Usa Rueda fuego! —ordenó Blaine.

    Rapidash envolvió a Jynx en una enorme y caliente Rueda de fuego, empezando a hacerle daño, pero Rainbow solo sonreía con malicia; luego Jynx sacando fuerzas entre las llamas, usó Golpe contra su enemigo a pesar del calor, fueron cinco los golpes que Jynx dio y dañó bastante a Rapidash. Blaine esperaba que Kinx cayera confundida a causa del efecto que provoca Golpe a los usuarios, pero sorprendentemente, Jynx no se confundió.

    —Ya he dicho esto muchas veces —interrumpió Rainbow al darse cuenta de la sorpresa de Blaine—, mis pokémon ya son inmunes a todo tipo de cambios de estado, los ataque que los afectan a sí mismos ya no los afectan.

    Viendo Blaine que si quería ganar tenía que sacar su mejor arsenal, utilizó lo que consideró era lo mejor para un pokémon de hielo.

    —¡Infierno! —ordenó.

    Rapidash usó el ataque, pero Jynx lo evitó con Teletransportación una y otra vez mientras Rapidash atacaba.

    —A pesar de que Jinx tiene tipo psíquico como tipo secundario he estado evitando esos ataques por lástima —dijo Rainbow arrogantemente.

    Blaine estaba empezando a perder la compostura.

    —¡Sigue con Infierno Rapidash! —ordenó de nuevo.

    Jinx siguió eludiéndolo por un rato, hasta que en ese momento Rainbow sonrió.

    —Ya hemos jugado bastante —dijo mirando macabramente a Blaine.

    En ese momento Jynx se detuvo, Rapidash vio la oportunidad y usó un potente Infierno, el cual habría eliminado de un golpe a cualquier pokémon de tipo hielo, y Blaine vio su victoria asegurada, como muchos líderes antes que él.

    Pero sorprendentemente Jynx no se debilitó, ni siquiera parecía muy dañada; a pesar de que infierno tiene 100% de probabilidades de Quemar Jynx no lo estaba.

    —¿Cómo puede ser posible que no esté Quemada? —preguntó incrédulo Blaine— ¿Cómo has entrenado a tu Jynx para poder soportar un ataque que habría acabado con ella?

    Rainbow solo sonrió macabramente y rió en voz baja.

    —Porque soy el entrenador definitivo —contestó engreídamente—, todo conmigo es definitivo, todo conmigo es absoluto, todo conmigo es perfecto, mis pokémon son definitivos, mi sistema es definitivo, mis entrenamientos son definitivos mi combinación de ropa es definitiva… ¿alguna duda? —dijo graciosa y arrogantemente.

    A Blaine se le acababa al paciencia, y a pesar de estar impresionado con su estilo de batalla, algo en él le impedía respetarlo como persona.

    —Acabemos de una vez —dijo Rainbow en voz baja.

    Jynx y Rapidash se pusieron cara a cara.

    —¡Envite Ígneo! —ordenó Blaine dispuesto a usar su ataque más poderoso.

    Rapidash arremetió con todas sus fuerzas sobre Jynx y la envistió envuelto en fuego.

    —¡Ahora Jynx, Frío polar! —ordenó en el momento del impacto.

    A pesar de que era fuego contra hielo, el ataque Frío polar era de por sí un ataque fulminante, mejorado por el entrenamiento de Rainbow, lo convirtieron en el ataque definitivo de tipo Hielo, Rapidash no pudo hacer nada y cayó congelado y debilitado. El cronómetro se detuvo.

    —Lo hiciste bien cabeza de rodilla —se mofó Rainbow—, 4:45, nada mal, más que Sabrina pero todavía menos que Erika.

    Blaine estaba impactado, no había ni siquiera podido hacerle gran daño a ese Jynx a pesar de tanta experiencia como entrenador. Lentamente se acercó a Rainbow y con una mirada fría le entregó la medalla Volcán, Rainbow la tomó y la guardó en su cajita. Al tenerla, Rainbow se dio media vuelta y empezó a irse como si nada.

    —Con respecto a lo que hablamos antes —dijo deteniéndose de repente—, si dejas que tu ambición crezca desmesuradamente podrías acabar haciendo cosas que no te enorgullezcan, tu deseo de investigar con pokémon podrían llevarte a crear cosas que desearás no haber creado… y con respecto a Mew —y lo miró atentamente—, no trates de experimentar con él —le dijo seriamente—, sé que eventualmente ignorarás mis palabras, pero Mew es muy especial, no mereces que se aparezca ante ti.

    En ese momento Blaine vio a Rainbow a los ojos con una mirada interrogativa.

    —¿Acaso ya has visto a Mew? —preguntó intrigado.

    Rainbow por un momento se quedó serio, pero luego cambió a una sonrisa maliciosa.

    —Eso y mucho más —dijo en voz baja y se fue de ahí inmediatamente, dejando a Blaine solo y consternado dentro del ruinoso laboratorio de la ruinosa mansión.




    —Tu pokémon ha sido resucitado con éxito —le dijo el científico un rato después da haber llegado al laboratorio—, era el Ambar viejo de un Aerodactil, aquí lo tienes.

    Rainbow recibió cuidadosamente una pokeball, en cuyo interior se encontraba un sonriente Aerodactyl.

    —Hola amigo —dijo Rainbow amigablemente—, soy Rainbow, el entrenador definitivo, conmigo serás el más fuerte de tu especie… de todos los que queden vivos claro…

    Y después de una apresurada despedida al laboratorio, salieron y observaron el bello ocaso, Rainbow liberó a todos sus pokémon incluyendo al nuevo Aerodactyl, el cual voló felizmente por los cielos, luego todos se presentaron ante él y le contaron lo que habían vivido, al oír todas las cosas que habían hecho y lo poderosos que sus amigos eran a causa del entrenamiento de Rainbow, se animó completamente y se puso ansioso por experimentar el entrenamiento de su nuevo entrenador.

    —Mi equipo por fin está completo —exclamó Rainbow conmovido al ver a sus quince pokémon juntos, los tres que estaban reservados para Johto se pusieron algo celosos.

    —Tranquilos amigos míos —les dijo calmadamente—, su hora llegará, cada vez falta menos para que tengan su momento.


    A la mañana siguiente, después de pasar la noche en el centro pokémon, se levantaron temprano para su ritual de ver el alba, Aerodactyl participó por primera vez, y se sintió muy cómodo con eso.

    Pasaron parte del día entrenando a Aerodactyl en las zonas de pokémon cercanas, al medio día se dirigieron a la tienda pokémon para vender y comprar algunas cosas, y al salir, se encontraron con un rostro familiar.

    —¿Bill? —exclamó Rainbow.

    —Hola Rainbow —exclamó Bill alegremente—, me alegra encontrarte aquí, ¿vienes por el líder de Canela verdad?

    —Ya he ganado la medalla —se ufanó y se la mostró.

    —Me alegra… y ya que nos encontramos por aquí, mi máquina ya está terminada, dentro de poco el sistema de almacenamiento pokémon podrá operar en Kanto.

    —Es una noticia genial —comentó Rainbow—, ¿y a dónde te diriges ahora?

    —Voy a las islas Sete —respondió Bill—, antes de poner en marcha el sistema de almacenamiento pokémon tengo que ir a hacer algo allí de gran importancia, es un buen archipiélago ideal para entrenadores, ¿te gustaría venir conmigo?

    —Me encantaría —contestó Rainbow contento—, de hecho, yo también me dirigía ahí… hay una personita ahí que debo visitar, y que hace mucho tiempo que no veo.

    Continuará...



    Gracias por las 1000 vistas, se los agradece su amigo Paralelo.


     
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    Capítulo 41: El archipiélago Sete.
    mi respuesta por ahora no es del todo satisfactoria, porque por el momento, es egoísta"
    Rainbow


    Un rato después Rainbow y Bill se encontraban a bordo de “El galope del mar”, un Ferry que solía zarpar desde diferentes puertos de la región, sobre todo desde Carmín y Canela. Se encontraban en la cubierta disfrutando de la brisa marina, para disfrutar mejor el viento, Rainbow se quitó su gorra negra, y sus cabellos negros se ondulaban por el viento.

    —Háblame un poco más de esa máquina —comentó Rainbow—, ¿exactamente qué es lo que tienes que hacer en las islas Sete?

    —No es tan diferente a lo que te he dicho en el cabo Celeste —contestó Bill—, simplemente tengo que ir a ver a un amigo, Celio, él me está ayudando a crear una conexión para poder guardar pokémon en el archipiélago.

    —Eso estaría muy bien —respondió pensativo Rainbow.

    Continuaron viendo el horizonte, en espera de llegar a su destino.

    —Oye Rainbow —interrumpió Bill el silencio—, ¿cómo es la vida de un entrenador? —Rainbow lo miró con atención— quiero decir… la gran mayoría de los jóvenes aspiran ser entrenadores… yo por mi parte siempre quise ser científico, el entrenamiento pokémon no es lo mío, pero quisiera saber… ¿por qué quieres ser el entrenador definitivo?

    Rainbow se sorprendió un poco por la pregunta, pues él nunca le había presumido que se consideraba a sí mismo el entrenador definitivo.

    —¿Quién te dijo que soy el entrenador definitivo? —preguntó tratando de aparentar indiferencia.

    —Aurora me lo dijo —le contestó sonriente Bill—, me contó todo sobre ti, todo sobre cómo te cargaste a esos criminales, y cómo has ganado medallas de gimnasio…

    —Claro, debí suponerlo —murmuró Rainbow.

    —¿Y entonces? —preguntó Bill.

    —¿Y entonces qué? —respondió Rainbow.

    —¿Por qué quieres ser el entrenador definitivo? —preguntó Bill algo fastidiado por la evasiva.

    Rainbow solo miró el oleaje, y a lo lejos al sol ponerse, mirándolo serenamente junto a sus pokémon en su cinturón X.

    —Mi viaje todavía está empezando —dijo de repente sin dejar de ver la puesta de sol—, ¿crees que esa respuesta ya merezca saberse?

    Bill se desconcertó.

    —Si yo te dijera que quiero ser el entrenador definitivo porque simplemente me gustan mucho los pokémon y entrenarlos, o simplemente porque tengo el talento para serlo… ¿estarías satisfecho con esas respuestas?

    Bill pareció entender el punto.

    —No todas las respuestas satisfacen —continuó Rainbow—, y tal vez la mía no lo haga… tal vez, cuando mi viaje haya terminado por completo, tenga una respuesta satisfactoria… incluso para mí mismo.

    Bill se sorprendió al oír esto último.

    —Entonces, ¿tú tampoco lo sabes? —preguntó.

    —No es que no lo sepa —contestó sin dejar de mirar el sol—, sino que la respuesta no es lo suficientemente satisfactoria todavía.

    —¿A qué te refieres con que la respuesta al por qué quieres ser el entrenador definitivo no es lo suficientemente satisfactoria? —preguntó Bill cada vez más intrigado.

    Rainbow apartó por un momento la vista del sol, y miró a Bill amigablemente.

    —Cuando tienes mucha experiencia en lo que haces, eventualmente te preguntarás para qué haces todo eso, de que le sirve al mundo y a ti mismo que puedas hacer lo que sea en lo que seas bueno… mi respuesta por ahora no es del todo satisfactoria, porque por el momento, es egoísta.

    Bill se sorprendió por eso, pero no pudo decir nada más, Rainbow volvió a mirar el horizonte, y no apartó la vista hasta que el sol se puso.

    Ya entrada la noche, y con todos los pasajeros durmiendo en sus camarotes, Rainbow subió a cubierta, liberó a algunos de sus pokémon, y se sentó a observar las estrellas.

    —¿Por qué quiero ser el entrenador definitivo? —se preguntó a sí mismo con un aire algo melancólico— ¿Qué es lo que diría Aurora si estuviera aquí ahora? —dijo agarrando el Teléfono y viendo el nombre de Aurora en la agenda, su única conexión con ella— ¿Para ayudar a la gente y pokémon? ¿O solo por el deseo egoísta de ser mejor que todos en algo?

    Sus pokémon lo miraron extrañados, compartían su problema al ser los pokémon definitivos del entrenador definitivo.

    —Por el momento —confesó Rainbow con algo de vergüenza—, me inclino más por esta última opción… pero tal vez en el futuro, tenga una razón más satisfactoria, para mí, y para el mundo.

    Continuó observando las estrellas hasta que se quedó dormido.


    A la mañana siguiente se despertaron todos como si nada, Rainbow nunca permitía que sus dilemas emocionales afectaran sus decisiones, así que a Bill le sorprendió que estuviera como si no hubiera pasado nada la noche anterior, Rainbow estaba de nuevo con su gesto que despedía arrogancia por todos lados de su ser. Pero no tenían tiempo para preocuparse por nada, pues a lo lejos, se divisaban las islas Sete, un enorme archipiélago con siete islas principales, y multitud de islas menores, que según la leyenda, fueron creadas solo en siete días.

    El “Galope del mar” se dirigió hacia la isla Prima, una de las más importantes del archipiélago, y el objetivo de Bill.

    —Se siente bien volver a pisar tierra —exclamó contento Bill—, el viaje largo en barco empezaba a marearme.

    Rainbow se quedó mirando el lugar, a pesar de ser un lugar importante del archipiélago, había relativa poca gente.

    —Es una lástima que en los últimos tiempos, la gente haya estado abandonando el archipiélago para irse a vivir en las grandes ciudades de Kanto —comentó Bill.


    Un rato después llegaron a un gran edificio.

    —Este edificio —dijo Bill— es el Centro de Redes, en el trabaja mi amigo Celio.

    Al entrar vieron a varias personas trabajando en una gran máquina que había dentro, y un joven de lentes parecía el encargado.

    —¡Bill! —exclamó el joven.

    —Hola Celio —respondió Bill—, perdona el retraso, hubo algunos problemas.

    —No hay cuidado Bill —contestó Celio—, qué bueno que ya llegaste, mientras más rápido pongamos a funcionar la máquina mejor.

    —Quiero presentarte a alguien —interrumpió Bill—, él es Rainbow, un gran entrenador, está interesado en nuestro proyecto.

    —Es un placer Rainbow —contestó estrechando su mano.

    —Mucho gusto —respondió Rainbow algo indiferente.

    —Qué bueno que te interesas en nuestro proyecto —continuó Celio—, será una gran herramienta para los entrenadores del mundo… si tan solo tuviéramos suficientes fondos.

    —¿A qué se refieren? —preguntó Rainbow intrigado.

    —Lamentablemente nuestro sistema solo podrá tener alcance en Kanto, hasta que podamos convencer a la Asociación pokémon de que nuestro sistema es seguro y confiable no podrémos expandirlo más hacia otras regiones —contestó Celio algo molesto.

    —Y de hecho —interrumpió Bill—, ni siquiera estamos seguros de que la Asociación pokémon acepte su implementación para todos los entrenadores de la región. Hace un tiempo hablé con el presidente de la Asociación, y no estuvo convencido con el proyecto.

    Rainbow se quedó pensativo.

    —Bill, cuando estuve en tu casa —dijo Rainbow— dijiste algo acerca de que los usuarios tendrían un tipo de cuenta propia en los PC, al igual que existe la cuenta para almacenar objetos.

    —Así es —contestó Bill.

    —Eso quiere decir que quedaría un registro de los pokémon que capturen los entrenadores, y en dado caso, esto podría ser útil para llevar un mejor control de cuantos entrenadores hay, y no solo eso, también sobre los pokémon que tienen y hasta.

    —Pero la Asociación pokémon podría tomarlo como meterse en la vida privada del entrenador —interrumpió Celio.

    —Tal vez yo pueda hacer algo —continuó Rainbow seriamente, Bill y Celio se sorprendieron algo—, ya antes he logrado convencer a la Asociación pokémon de hacer cosas que por lo general no harían… ustedes sigan su proyecto y termínenlo, yo veré que la Asociación pokémon lo apruebe, de hecho, cuando terminen de instalarlo llámenme por teléfono —dijo dándole a Bill su teléfono para que lo copiara—, quiero ser el primero tener una cuenta en el PC de Bill.

    —¿PC de Bill? —preguntó Bill.

    —Sí, me parece un buen nombre para el programa —contestó Rainbow alegremente, y empezó a irse.

    —¿A dónde vas? —preguntó Bill.

    —Voy a recorrer el archipiélago para entrenar a mis pokémon, sobre todo al más nuevo —dijo mostrando la pokeball de su Aerodactyl—, me temo que no les podré ser de ayuda si me quedo aquí, pero no se preocupen, tengo una apuesta con el presidente de la Asociación pokémon.

    —¿Una apuesta? —exclamaron Bill y Celio.

    —Así es —se ufanó Rainbow—, cuando gane la liga y le restriegue mi victoria en toda la cara a ese enano accederá a todo lo que le pida —añadió arrogante y salió del edificio.

    —Ese entrenador sí que es extraño —dijo Celio algo perplejo.

    —Así es, pero es el entrenador definitivo —contestó Bill resignado.

    —¿Entrenador definitivo? —se sorprendió Celio.

    —Ah, no es nada —contestó Bill—, vamos a trabajar en la máquina…



    —Ya veré cómo hacer que la Asociación pokémon acepte ese sistema —murmuró Rainbow a sus pokémon al salir del edificio—… pero primero, debo ganar la liga pokémon, y antes de eso debo seguir entrenando, pero antes de eso —dijo sacando a Aerodactyl y montándose sobre él—, tengo que ir a la isla Secunda para visitar a una persona antes que todo.

    Continuará...
     
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    Capítulo 42: Los ataques definitivos.
    ser bueno en algo no quiere decir que lo merezcas, primero hay que demostrar que eres digno"
    Rainbow


    Después de un tranquilo viaje aéreo por el mar Rainbow y su equipo llegaron a isla Secunda.

    —Hace mucho tiempo que no vengo aquí —comentó Rainbow algo nostálgico—, todavía recuerdo cuando viví aquí por un tiempo, hace seis años…

    Después de mucho tiempo de viaje, un barco en el que iban dos pokemon Rangers desembarcó en el puerto de isla Secunda, con ellos iba su hijo, el pequeño Rainbow, a quien,por su gran madurez e independencia a tan corta edad, dejaron que explorara la isla por sí mismo mientras atendían los asuntos que les concernían.

    Por aquellos tiempo el pequeño Rainbow estaba sumido en su tarea de investigación para perfeccionar el método perfecto para entrenar pokémon, y mientras estaba en la isla escuchó hablar de una misteriosa anciana que vivía en el cabo Extremo que se decía tenía gran conocimiento sobre los pokémon, y movido por su curiosidad y hambre de información útil, fue a visitarla.

    —¿Quién eres tú niñito? —preguntó la anciana severamente al avistar al niño.

    —Me llamo Rainbow, vine aquí porque me dijeron que tienes muchos conocimientos sobre los pokémon.

    —¿Ah sí? —contestó algo interesada la anciana— ¿y qué te hace creer que voy a revelar mis conocimientos a cualquier niño?

    Rainbow la miró maliciosamente.

    —Porque yo no soy cualquier niño, algún día seré el entrenador definitivo.

    —¿Entrenador definitivo? —se sorprendió la anciana.

    —Así es —se ufanó Rainbow—, desde que tengo memoria he estado viajando por el mundo, y recolectando toda clase de información útil… he estado en varias regiones investigando todo lo que pudiera saber, estuve en la biblioteca de ciudad Canal en Sinnoh, en la de ciudad Porcelana en Teselia, y entre los muchos lugares que he visitado y que aún me falta por visitar voy a conseguir el método definitivo para ser entrenador —contestó cada vez más arrogante—, he apuntado mis descubrimientos en muchas libretas, las cuales sintetizaré en el futuro en un solo método súper perfecto que no falle nunca.

    La anciana solo lo miraba desconfiada, pues solo parecía un niñito hablador y presumido.

    —¿Cuántos años tienes niño? —le preguntó.

    —Cinco —contestó Rainbow algo avergonzado.

    —¿Cómo es que un niño tan pequeño sea capaz de haber hecho todo eso? —preguntó sospechando.

    Rainbow pareció un poco incómodo con la pregunta.

    —Yo tengo memoria desde que tengo un año de edad —contestó—, y además mis padres me han dicho que no soy como los demás niños… aprendí a leer muy rápido, y a los dos años ya era capaz de razonar como alguien mayor… a veces mejor incluso —dijo con cierta modestia.

    —Así que eres un niño prodigio —respondió la anciana sonriendo.

    —Eso es lo que todos los mayores me han dicho —contestó Rainbow incómodo.

    —¿Por qué no entras a mi casa y hablamos de lo que quieras saber?... de paso podrías enseñarme tus apuntes, ¿te parece? —ofreció muy cordialmente.

    Rainbow se sorprendió, pero aceptó y entro en la casa.

    —Por cierto, me llamo Kimberly —añadió la anciana.


    ...Mientras Rainbow recordaba todo eso se dirigió hacia la casa de Kimberly en el cabo Extremo, donde ella residía.

    Se acercó tranquilamente y golpeó la puerta, la mujer se acercó y abrió lentamente.

    —Hola Kimberly —dijo Rainbow sonriendo maliciosamente—, ¿te acuerdas de mí?

    —¡No puedo creerlo! ¡Rainbow! —exclamó con sorpresa y cierto nerviosismo— Cuanto tiempo ha pasado… ¿qué edad tienes ahora… nueve, diez…?

    —Ya tengo once —contestó algo molesto.

    —Pues qué grande te ves —contestó Kimberly cada vez más nerviosa—… lo siento pero ahora estoy ocupada… —dijo cerrando la puerta rápidamente, pero fue de inmediato detenida por Rainbow.

    —¡No trates de escapar vieja! —gritó Rainbow amenazándola con Raichu dentro de la pokeball— Vine a que me devuelvas lo que es mío.

    —No entiendo a qué te refieres —contestó cínica Kimberly.

    —Claro que lo sabes —respondió Rainbow—, ¡devuélveme mis ataques definitivos!

    Ante la provocación de Rainbow Kimberly sacó sus pokémon, Meganium, Typhlosion y Feraligatr, y encaró a Rainbow con ellos, el cual sacó inmediatamente a Venusaur, Charizard y Blastoise.

    —Esos ataques los hicimos juntos —dijo Kimberly mirándolo seriamente—, no te des todo el crédito.

    —La idea fue mía —replicó Rainbow—, no solo eso, el método para aprenderlos, el método para sacarlos y usarlos correctamente, todo eso lo hice yo, tu solo los pusiste en pulseritas para que fueran más fáciles de aprender.

    —¿Y eso te parece poco? —se contrarió Kimberly— Esos ataques son tan poderosos y difíciles que se necesitarían años para poder dominarlos, pero ahora gracias a mí, pueden ser aprendidos en mucho menos tiempo, dame algo de crédito.

    —Eso no es lo que me importa —interrumpió Rainbow—, yo los inventé, y no me importa si te quedas con el crédito, anda, ve y diles que tú sola los inventaste y sin ayuda después de muchos años de trabajo, no me importa… lo único que quiero es que me los devuelvas.

    —¿No puedes enseñárselos a tus pokémon por ti mismo? —preguntó Kimberly desafiante. Ante la pregunta Rainbow se inquietó algo, pero inmediatamente volvió a su actitud amenazadora.

    —Sí podría —contestó—, pero tal y como lo dijiste, desarrollarlos normalmente tomaría años, aún con el sistema que tengo, y yo no tengo tanto tiempo.

    Hubo un silencio inquietante, solo podían oírse las olas chocando contra la costa.

    —¿Por qué quieres que te los devuelva? —preguntó Kymberly.

    —¿Qué clase de pregunta es esa? —respondió Rainbow— ¿Acaso ya olvidaste todo lo que pasó mientras estuve tres meses en esta isla? ¿No fui yo acaso el que logró evolucionar a tus pokémon a su última fase para poder aprender tales movimientos? ¿No pase noches en vela con ellos para lograr sacar esos movimientos?

    —¿Y acaso no estaba yo ahí para ayudarte? —interrumpió molesta Kimberly— Yo fui la que logró concentrar el poder de esos ataques en las pulseras, de manera que solo podrán ser activados después de un severo entrenamiento.

    —Ese no es el punto —exclamó Rainbow ya muy enojado—, ya te dije que no te estoy quitando el crédito… pero lo que hiciste después de eso… al pasar esos tres meses, y después de que al fin logramos conseguir los ataques definitivos… me traicionaste, cuando llegó la hora de irme, no quisiste darme mis pulseras, te las quedaste y llamaste a mi padre diciendo que estaba tratando de robarte —dijo cada vez poniéndose más y más enojado, hasta llegar el límite de lo macabro—, mi padre se enfureció conmigo, y me fui de esta isla sin mis ataques definitivos… ¿Por qué lo hiciste?

    Kimberly lo miró desafiante, pero con algo de culpa en el interior.

    —No podía dejar que un niño tan inestable y arrogante como tú tuviera con ataques tan poderosos —contestó severamente.

    —¡¿Qué?! —exclamó Rainbow.

    —El tiempo que estuviste aquí —continuó Kimberly—, y estuvimos trabajando juntos, me dio oportunidad para conocerte bien… y no me pareció que fueras un niño apto para poseer tal poder, a pesar de que seas un niño genio y maduro, no podía dejarte tener esos ataques, por tu actitud, tu temperamento tan insolente, arrogante, atrevido e indisciplinado, me hicieron tomar la decisión de no darte los ataques.

    Rainbow al oír esas palabras empezó a calmarse poco a poco, fue relajándose, aunque aún muy intrigado por todo eso.

    —Así que siempre fue eso —dijo Rainbow de repente—, mi carácter fue lo que te orilló a no confiarme lo que yo mismo había creado, tal vez creías que podría lastimar a alguien, que podría dejarme guiar por mis instintos y cometer una locura con tanto poder… mi carácter, mi actitud, mi comportamiento, mi forma de ser…

    Se quedó un momento en silencio, mientras la anciana lo miraba algo desconcertada, pues a pesar de que sus palabras eran calmadas y reflexivas, Rainbow seguía con una expresión malévola y perturbante.

    —Creo que en el fondo —continuó Rainbow—, siempre supe que era por eso… mientras continuábamos nuestro viaje, meditaba acerca de eso, y llegué a considerar que se debía a eso… pero me negué a aceptarlo como verdad, pues a pesar de que era una razón entendible… era una razón estúpida además.

    Kimberly se desconcertó al oír eso.

    —¿Te parece estúpido desconfiar de alguien que se comporta como un cretino? —replicó la anciana.

    Rainbow la miró y esbozó una sonrisa un poco menos malévola.

    —No, lo que es estúpido es suponer que yo era un cretino si no me conocías bien… de hecho… nunca me conociste bien cuando viví aquí, solo viste una parte de mí, desgraciadamente —dijo algo reflexivo y poniéndose cada vez más sereno—, solo viste la parte que la gran mayoría de la gente ve en mí… y en ese aspecto no te culpo, no te culpo por juzgar las apariencias, pero a diferencia de los líderes de gimnasio o los criminales, a ti no te he dado una razón autentica para no juzgarme.

    —¿Qué quieres decir? —preguntó la anciana muy extrañada.

    —Casi todos los líderes de gimnasio con los que me he enfrentado me han juzgado por la primera impresión que les he dado, que suele ser muy negativa, y todos tuvieron la idea de que por tal razón, no era alguien que valiera la pena como persona, o como entrenador… pero sea como sea, a todos les di una paliza, y les demostré que a pesar de todo, yo cumplo lo que presumo… ahora que veo atrás me doy cuenta de que contigo actué igual que con uno de esos líderes, pero no te demostré mi talento como entrenador, ya que tu tenías la idea de que no podría controlar esos ataques, y en ese entonces no tenía pokémon propios para demostrarte que estabas equivocada.

    Kimberly lo escuchaba atentamente, y al parecer, comprendía lo que quería decir.

    —En resumen —continuó Rainbow—, fue mi culpa… vine aquí, actué como de costumbre, creo tres ataques definitivos súper fuertes, me comporto arrogante y presumidamente como suelo ser, y nunca te pude demostrar de una manera práctica que los merecía… después de todo, ser bueno en algo no quiere decir que lo merezcas, primero hay que demostrar que eres digno… Perdóname Kimberly —le dijo mirándola a los ojos y con una expresión de arrepentimiento—, dame la oportunidad de demostrarte que soy digno de mi propio talento, con esos tres ataques definitivos.

    Ante todo lo que había dicho, la anciana se quedó asombrada, estaba viendo una parte de Rainbow que nunca vio en el poco tiempo que vivió en la isla seis años antes, y se sintió avergonzada de haberlo juzgado tan precipitadamente. De uno de sus bolsillos sacó unos brazaletes, aquellos que había hecho hace seis años, y se los extendió amablemente a Rainbow, para darle la oportunidad de demostrar que en verdad podía dominar y controlar tales ataques.


    —Sabes lo que tienes que hacer ¿verdad? —preguntó Kimberly.

    —¿Bromeas? —exclamó Rainbow volviendo a una actitud algo arrogante— yo inventé el método para poder activar los ataques.

    Entonces colocó los tres brazaletes en su brazo izquierdo y los cerró. Kimberly se sorprendió de que fuera a intentar con los tres al mismo tiempo.

    Lentamente, Rainbow se acercó a la orilla del acantilado con sus tres pokémon, Venusaur, Charizard y Blastoise.

    —Se necesita un gran control y poder para poder lograr estos ataques —dijo en voz baja algo preocupado—, si no lo logro, tendré que pasar por un largo entrenamiento especial para conseguirlo… pero yo soy el entrenador definitivo, no fallaré —dijo mucho más seguro y arrogante mirando fijamente un islote que se veía a lo lejos. Los brazaletes empezaron a brillar con sus respectivos colores, verde, rojo y azul, que revelaban la naturaleza del ataque que contenían. Sus pokémon se concentraron junto con su entrenador, y se prepararon para recibir la orden.

    —¡Planta feroz, Anillo ígneo e Hidrocañón ahora! —ordenó con un fuerte grito apuntando islote, pero no al mero islote, sino hacia un punto en el mar que se encontraba justo detrás de él.

    Sin esperar un solo segundo, los pokémon sacaron el poder que escondían los brazaletes, y lanzaron al mismo tiempo esos tres poderosos ataques definitivos con una asombrosa precisión, de manera que los tres ataques pasaron justo por encima del islote y cayeron en el mismo punto en el mar detrás del islote, levantando una gigantesca masa de agua que subió muchos metros en el aire, como si se tratara de una bomba que explotó en el agua.

    —¡Impresionante! —exclamó Kimberly acercándose—, una precisión perfecta, ese islote no recibió un solo daño, solo unos pokémon muy bien entrenados podrían tener una precisión tan buena.

    —Lo sé —contestó Rainbow arrogante—, un entrenador promedio para empezar necesitaría mucho entrenamiento especial solamente para sacar los ataques con muy baja precisión, y luego más entrenamiento especial solo para mejorar la precisión… pero yo soy el entrenador definitivo, y como tal debo dominar los ataques definitivos a la perfección.

    Kimberly lo miró contenta.

    —Lo siento Rainbow, te juzgué mal… ahora que veo a tus pokémon y lo bien entrenados que están, además de la gran conexión que tienes con ellos, lamento haber pensado que no eras alguien que mereciera estos ataques —se disculpó.

    —No te preocupes Kimberly —contestó Rainbow volviendo completamente a su actitud arrogante—, al fin y al cabo solo te he demostrado lo que les he venido demostrando a todos desde que empecé el viaje… que soy el mejor en lo que hago.

    —Dudo que alguien pueda dominar esos ataques tan bien como tú lo has hecho —añadió Kimberly.

    —¿Qué me dices de ti misma? Tú también pudiste lograr esos ataques con tus pokémon cuando yo estuve aquí —contestó Rainbow.

    —Sí, pero no lo hice tan rápido como tú —respondió Kimberly—, va a pasar mucho tiempo para que alguien más pueda dominar estos ataques.

    —¿Hiciste más de estos brazaletes? —preguntó Rainbow sospechosamente.

    —Sí, espero que no te moleste —contestó la anciana.

    —No me molesta en absoluto —añadió Rainbow sacando a Aerodactyl para irse volando—, solo tengo un favor, no se los enseñes a cualquier persona, si vas a enseñárselos a alguien asegúrate primero de que sea digno de tales ataques, si es necesario tortúralos con el entrenamiento que inventamos —dijo maliciosamente.

    —¿Te refieres al “Camino del salto”, el “Camino de captura”, y el “Camino de batalla”? —preguntó.

    —Esos mismos —contestó Rainbow alzando el vuelo—, asegúrate de que los entrenadores que quieran aprender estos ataques superen esas pruebas… claro, a menos que los dominen tan rápido como lo hice yo —contestó arrogante.

    —Hasta luego Rainbow —se despidió Kimberly—, suerte en tu viaje.

    —Adiós Kimberly… espero que sigas viva para cuando termine todo mi viaje —dijo bromeando y siguió su camino sobre el mar.


    Continuará...
     
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    Pokémon Rainbow: Kanto.
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    Capítulo 43: El secuestro.
    no importa que seas un pokémon, vas a sentir mi furia"
    Rainbow


    Después de un rato de viaje se había empezado a hacer de noche, Rainbow solo había llegado al archipiélago esa mañana y ya estaba dirigiéndose a isla Tera, no había tenido mucha oportunidad de entrenar a su Aerodactyl, pero esperaba tener un entrenamiento especial al día siguiente, en isla Tera.

    —Tranquilo Aerodactyl —le dijo al darse cuenta de que estaba algo decepcionado por no ser tan avanzado como sus compañeros que acababan de aprender sus ataques definitivos—, pronto serás tan fuerte como ellos.


    Un rato de vuelo después llegaron a su destino en la isla Tera, pero había algo extraño, se oía mucho alboroto por todo el lugar, y desde el aire Rainbow pudo ver lo que pasaba, y esbozó una sonrisa macabra al ver que sus viejos amigos, los motoristas, habían invadido toda la isla y estaban provocando caos y destrucción, mientras que los indefensos pobladores trataban de defenderse como podían.

    Inmediatamente Rainbow hizo una violenta entrada justo en medio del poblado, y el impacto levantó polvo en el aire, y al dispersarse, apareció la figura de un gran Aerodactyl con Rainbow mirando a los motoristas malvadamente, el caos se detuvo por un momento ante la llegada de Rainbow.

    —Miren a quién tenemos aquí —dijo macabramente Rainbow—, mis amigos los motoristas, hace tiempo que no lo veía.

    —Así que te atreves a interferir niño —respondió arrogante el líder de los motoristas—, será mejor que no te metas con nosotros o saldrás lastimado.

    —Ya me han dicho eso antes —continuó Rainbow mirando la situación atentamente—, tus colegas que encontré en el camino de bicis dijeron lo mismo, ¿y sabes qué? —y lo miró sonriendo perturbadoramente— Les hice darse un baño… que supongo que hace mucho tiempo que no se daban…

    El jefe decidió no seguir escuchando a ese niño entrometido, así que ordenó que lo atacaran. Al ver esto, Rainbow liberó a todos sus pokémon con una sola orden: liberar la isla de los motoristas.

    En una feroz batalla, los pokémon de Rianbow no tuvieron problema en acabar con los motoristas uno por uno, los pokémon de los cuales apenas y podían hacerles daño a los de Rainbow, todo eso sin que aparentemente Rainbow les ordenara nada, pues solo veía el espectáculo con una aterradora mirada psicótica.

    —No, un niñito no va a destruir a la Federación de motoristas de Kanto —exclamó el líder viendo que tenían la batalla perdida.

    —Pero yo soy el entrenador definitivo —contestó Rainbow arrogante—, y no voy a permitir que escoria como ustedes ande libre haciendo lo que les dé la gana.

    En ese momento sus pokémon rodearon a los miembros que quedaban, los cuales quedaron completamente a merced de los pokémon de Rainbow.

    —¿Qué debería hacer con ustedes? —preguntó Rainbow con una sonrisa que aterró al jefe— ¿Debería ahogarlos a todos en el mar? —dijo mientras Alakazám los levantaba a todos en el aire y los dirigía hacia el mar, los motoristas le suplicaron que no los matara.

    —¿Entonces debería mejor quemarlos vivos? —dijo mientras Charizard se acercaba y comenzaba a soplar Llamaradas muy cerca de ellos, los pobres motoristas no podían hacer nada, estaban a merced de Rainbow.

    —¿O qué tal si hago que Venusaur use Hoja mágica en ustedes hasta que no quede un solo pedazo de carne adherida a sus huesos? —dijo mientras Venusaur se acercaba amenazantemente hacia ellos. Los pobladores ya no sabían a quién tenerle más miedo.

    —¡No nos hagas nada por favor! —lloró el líder. Ningún entrenador, por más rudo que fuera, podía resistir perder el control estando a merced de la ira de Rainbow.

    —Solo son unos cobardes —contestó Rainbow—, solo puedo hacer algo con unas ratas como ustedes —y sonrió maliciosamente a Alakazám, el cual le devolvió la sonrisa.

    En ese momento, con una potente Psocoonda, Alakazám los mandó a volar por el cielo directamente hacia el mar, y a lo lejos se vio como caían justo en mitad del océano.

    —Con eso tienen —dijo Rainbow volivendo drásticamente a una actitud calmada.


    Al ver que el peligro había pasado, los habitantes salieron de sus casas algo atemorizados aún por el comportamiento del muchacho, pero se dieron cuenta de que no iba a hacerles daño.

    —Muchas gracias muchacho por ayudarnos —exclamaron agradecidos.

    —No es nada —contestó indiferente Rainbow—, ya les había prometido antes que iba a destruir su organización, y ya lo hice…

    —¡Espera un momento! —exclamó una voz inquieta y agitada— Tienes que ayudarme por favor.

    En ese momento apareció un hombre presa de un gran pánico, y se acercó corriendo hacia Rianbow.

    —¡Por favor ayúdame! —le suplicó— Esos motoristas secuestraron a mi hija Pedrita, no tiene ni un año, un grupo se la llevó al bosque Baya, y amenazaron con hacerle daño si no nos rendíamos y les entregábamos la isla.

    —¿Hace cuanto que se fueron? —preguntó Rainbow seriamente.

    —Hace solo unas horas —contestó el hombre—, un grupo de seis hombres se la llevaron y no han vuelto desde entonces…

    El hombre no tuvo que decir más, tan rápido como llegó, Rainbow partió volando en Aerodactyl hacia la isla donde se encontraba el bosque Baya.


    No pasó casi ni un minuto para que Rainbow se encontrara en la entrada del bosque Baya, y guardando a Aerodactyl y sacando a Primeape y Nidoking, se adentró en el bosque.

    Estuvo caminando bastante rato en silencio, escuchando atentamente, el bosque estaba oscuro, pero Rainbow se las pudo arreglar bien solo con su oído y con ayuda de sus pokémon, hasta que un rato después empezó a escuchar gente hablando.

    —Esto está muy mal —se quejó uno de ellos.

    —El jefe nos matará —respondió otro. Rainbow se acercó y los escuchó atentamente.

    —¿Qué le vamos a decir si algo le pasa a la niña? —dijo un tercero.

    —No pasará nada —contestó un cuarto.

    —Tiene razón —dijo el último—, de todos modos planeábamos divertirnos con ella aunque esos pueblerinos se rindieran.

    Al escuchar esas palabras, Rainbow salió de su escondite y sin darles tiempo a contestar siquiera, Primeape y Nidoking se abalanzaron sobre ellos, dejándolos fuera de combate en menos de un segundo.

    —¡Díganme dónde está la niña! —gritó amenazante mientras Alakazám los sostenía de cabeza sobre uno de los lagos que había en el bosque, amenazando con hundir sus cabezas en el agua para ahogarlos.

    —¡No lo sabemos! —gritaron aterrados— De repente nos dimos cuenta de que había desaparecido.

    —Mienten —exclamó Rainbow, y Alakazám metió sus cabezas en el agua.

    —Seis hombres fueron los que secuestraron a la niña —dijo enojado mientras los pobres pataleaban desesperados por respirar—, pero aquí solo hay cinco.

    En ese momento Alakazám los sacó del agua, y empezaron a respirar agitadamente.

    —Ahora díganme —continuó Rainbow mientras Nidoking los amenazaba con su cuerno muy cerca de ellos—, ¿dónde está el sexto de ustedes?

    —Fue a buscar a la niña —exclamó uno aterrado.

    —Yo no les creo —dijo y Alakazám los volvió a sumergir en el agua mientras Nidoking los atacaba con unos débiles Pin misil.

    Pero en ese momento se oyó un ruido detrás.

    —No tuve suerte —dijo una voz—, no pude encontrar a esa maldita niña…

    Era el sexto miembro, y al ver la escena, tanto él como Rainbow, se quedaron con la boca abierta.



    —¿Exactamente cómo es que a alguien se le puede escapar tan fácilmente una niñita de menos de un año? —preguntó contrariado Rianbow ya con los seis ahora sí, suspendidos de cabeza sobre el pequeño lago.

    —Nosotros no tenemos idea —contestó asustado el recién llegado—, de repente nos dimos cuenta de que ya no estaba.

    Rainbow se quedó contrariado, pues no encontraba mentira en sus palabras. Pero en ese momento, desde la profundidad del bosque se oyó un grito, más bien, el llanto de un niño.

    Sin esperar ni un segundo, Rainbow ordenó a Alakazám que arrojara a los bandidos al mar del mismo modo que había hecho con los demás, y antes de que se dieran cuenta, ya se encontraban volando por el aire, cayendo justo en medio del océano, y Rainbow sin tardar, salió corriendo hacia donde escuchó el grito, temiendo lo peor, no pudo evitar preocuparse de verdad.


    Siguió corriendo a través del oscuro bosque, tratando de oír el más leve ruido que le indicara la presencia de un ser humano en el bosque, hasta que volvió a escuchar el llanto, cada vez más fuerte, temiendo lo peor, pero manteniendo la calma, sacó a otro de sus pokémon y siguió su camino.

    Solo un rato después, Rainbow encontró en medio de la oscuridad algo que le heló la sangre: ahí, en medio del bosque, estaba un siniestro Hipno, meciendo y arrullando con una canción casi inaudible a una dormida criatura de no más de un año, la cual gritaba como si tuviera una horrible pesadilla. Por la mente de Rainbow pasó el recuerdo de viejas historias sobre Hipnos que robaban niños para hacerlos dormir para siempre y alimentarse de sus sueños, ante tal idea Rainbow sintió una gran furia, como nunca lo hubiera sentido por ningún pokémon, pero a pesar de la macabra escena en la que se encontraba, mantenía la sangre fría y la mente calculadora.

    Solo un segundo después el Hipno se dio cuenta de Rianbow, y se puso en alerta, mirándolo con unos ojos malévolos, mientras la pobre niña seguía bajo los efectos de una Pesadilla.

    —Así que te robaste a Pedrita para alimentarte de sus sueños —interrumpió Rainbow el silencio enojadamente—… lo peor es que ni siquiera es necesario usar Pesadilla para hacerlo… eso es solamente por sadismo —añadió mirándolo severamente.

    El Hipno solo lo miró atentamente.

    —Nunca antes había sentido esto por un pokémon —continuó cada vez más enojado—, pero me has hecho enojar, y no importa que seas un pokémon, vas a sentir mi furia.

    El Hipno se sintió algo intimidado por Rainbow, pero se mantuvo firme.

    —¡Ahora Butterfree! —gritó.

    Justo detrás del Hipno apareció Butterfree, que era el pokémon que Rainbow había sacado hace un momento, y se había escondido estratégicamente detrás del Hipno, y sin perder tiempo, con su Disparo demora envolvió a la niña y alzó vuelo con ella colgando. El Hipno al darse cuenta de que le habían quitado a la niña atacó a Bitterfree con Psíquico, pero antes de que pudiera efectuar el movimiento Primeape atacó con Velocidad extrema desde atrás, el Hipno viendo que no tendría oportunidad trató de huir, pero fue detenido por el Confusión de Alakazám, y fue levantado en el aire, quedando indefenso.

    Mientras tanto, Butterfree entregaba suavemente a la niñita en los brazos de Rainbow, la cual se había calmado de su pesadilla y seguía dormida. Entonces Rainbow miró macabramente al Hipno.

    —Eres una vergüenza para los pokémon —le dijo severamente—, no eres peor que esos motoristas que acabo de masacrar… y por eso —dijo esbozando una sonrisa—, te unirás a ellos.

    Y antes de que Hipno pudiera reaccionar, fue lanzado violentamente en el aire hacia el mar, justo hacia donde los motoristas habían sido lanzados un rato antes.

    Una vez pasado todo, Rainbow salió del bosque Baya con la niñita durmiendo en sus brazos, decidió caminar tranquilamente hacia el pueblo para relajarse y contemplar la luna y las estrellas después de todo un día de bastante estrés.

    Se encontraban pasando por el puente Unión cuando la niñita despertó suavemente.

    —Hola niñita —le dijo Rainbow tratando de ser frío—, será mejor que te vuelvas a dormir, te estoy llevando de regreso con tu papá.

    Pero la niña al parecer no hablaba, lo cual extrañó a Rainbow ya que a esa edad era común que los niños ya pudieran hablar aunque sea un poquito, y solo se le quedó mirando sin estar asustada.

    —¿Qué pasa niñita, no sabes hablar todavía? —le preguntó tratando de ser un poco más amigable, pero la niñita no dijo nada.

    —¿Qué te pasa entonces… no te asusta de repente estar con un extraño? —preguntó al sorprenderse de que no estuviera llorando por la situación en la que estaban, como si la niñita supiera que fue a rescatarla.

    —Bueno… pues yo me llamo Rainbow, gusto en conocerte Pedrita —le dijo amablemente y la niña se volvió a dormir en sus brazos.



    Un rato después llegaron al pueblo, donde todos los esperaban ansiosos. Al ver al padre, Rainbow le entregó suavemente a su hija, la cual despertó y se puso feliz de ver de nuevo a su papá.

    —Muchas gracias hijo —exclamó llorando el hombre—, te estoy verdaderamente agradecido.

    —No es nada —dijo Rainbow fríamente retirándose por donde había venido.

    —¿Ya te vas? —preguntó el padre.

    —No, voy a permanecer unos días más en esta isla, tengo un pokémon que necesita algo de entrenamiento especial, y ese bosque Baya me parece un buen lugar.

    —Será un honor para nosotros, quédate el tiempo que gustes —contestó contento el hombre.


    Varios días después de intenso entrenamiento especial para Aerodactyl, Rainbow consideró que estaba listo para irse, y todo el pueblo, en agradecimiento, se reunió para despedirlo.

    —Lamento que tengas que irte —le dijo el padre de Pedrita.

    —Lo siento, pero la vida de un entrenador nunca es tranquila… en especial si es el entrenador definitivo —contestó engreídamente.

    En los brazos de su padre se encontraba Pedrita, quien al ver que Rainbow se iba pareció sentirse triste, y Rainbow se dio cuenta.

    —Adiós Pedrita —le dijo cariñosamente acariciándole suavemente la cabeza—, espero que pronto sepas hablar.

    —¡Rainbow! —exclamó Pedrita.

    Todos se sorprendieron, en especial el padre, Rainbow se sintió algo extraño.

    —Es su primera palabra —dijo alegre el padre.

    —¿Su primera palabra? —preguntó Rainbow incrédulo.

    —¡Rainbow! —repitió Pedrita.

    Rainbow se sintió algo avergonzado, pero también algo alagado y conmovido. Sin esperar más, sacó a su Aerodactyl y se subió en él.

    —Adiós Rainbow —se despidió todo el pueblo.

    —¡Rainbow! —exclamó una vez más pedrita.

    Rainbow solo se limitó a despedirse tímidamente con la mano y se alejó de ahí.



    —Qué aventura tan curiosa —dijo mientras iba volando—, pero al fin y al cabo… seguro que cuando esa niña crezca ni siquiera se acordará de mí —añadió recuperando su actitud indiferente—, y es mejor así, que solo recuerden ese lado de mí, cuando soy le héroe y no el villano… aunque… también me gusta que solo me recuerden como el villano…hmmm… tal vez en este caso no… tal vez solo por esa niñita…. ¡hay! Estoy algo confundido… No, ya sé, definitivamente no quiero agradarle a la gente… o tal vez sí en algunos casos…..

    Y así sumido en sus desconcertantes pensamientos continuó su viaje hacia isla Quarta.

    Continuará...
     
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    Capítulo 44: La cueva Glaciada.
    dile a los otros miembros del Alto mando que se preparen, porque voy a ir a humillarlos a todos y cada uno de ellos"
    Rainbow


    Poco tiempo después llegaron a la siguiente isla, isla Quarta, una pequeña isla sin muchas cosas interesantes que ver, un pueblo que vivía una vida relativamente aislada del mundo exterior, su único atractivo era la cueva Glaciada, a la cual muchos entrenadores iban para capturar pokémon de tipo hielo, ahí era dónde Rainbow se dirigía.

    —Esa isla —les dijo a sus compañeros al divisarla—, es otro de los tantos lugares en los que ya había estado cuando era niño… fue después, de hecho, de acabar la escuela Ranger… —empezó a recordar.


    Dos años atrás, cuando Rainbow contaba con nueve años, y había superado la escuela Ranger en Almia, se dirigió junto con sus padres y un grupo de colegas a isla Quarta en Kanto, entre los cuales se encontraba Aurora.

    —Que bueno que ya vamos a llegar —exclamó Aurora sintiéndose un poco mareada, pero jovialmente.

    Rainbow solo miraba la isla a lo lejos, con su mirada indiferente, pero Aurora sabía lo que pasaba.

    —Rainbow —le dijo calmadamente—, ya sé que tú no quieres ser un pokémon Ranger, y por eso estás de mal humor en todas las misiones en las que vamos… pero no te haría mal tratar de que te guste ¿o sí?

    Rainbow la miró y le sonrió amablemente, entonces sacó de su mochila uno de sus cuadernos que llevaba todo el tiempo con él.

    —Ya no falta mucho —dijo suavemente.

    —¿Ya no falta mucho para qué? —preguntó Aurora intrigada.

    —Para que todo esto termine… solo necesito un poco más de información… —dijo en voz baja y volvió a sumirse en el silencio…

    —Eso no fue hace mucho tiempo —dijo calmadamente mientras aterrizaban—, pero me parece que fue ayer apenas cuando pisé esta isla con Aurora.

    Entonces sacó el teléfono que le dio, aparte de ese mensaje que recibió cuando llegó a las islas Espuma, no se habían vuelto a hablar desde entonces, Rainbow se sintió tentado a presionar el botón de marcar, pero decidió mejor contenerse.

    —Mejor para otro día —dijo bruscamente guardándolo y dirigiéndose hacia la cueva Glaciada.


    A la entrada de la cueva, Rainbow sintió de nuevo aquel frío aire que emanaba desde el interior.

    —Hace dos años —comentó Rainbow—, cuando entré en esta cueva por primera vez…no estaba preparado para lo que pasó… pero ahora sí lo estoy, y espero que esa persona se encuentre adentro esta vez —dijo arrogantemente y se metió con paso decidido en la cueva mientras recordaba lo que pasó dos años atrás…


    Unos días después de desembarcar, el grupo de Rangers que llegó desde Almia se dispersó por el resto del archipiélago hacia las islas cercanas, donde eran requeridos, el grupo de Rainbow se quedó en isla Quarta, y uno de esos días en los que todo parecía tranquilo, Rainbow decidió escaparse por un rato.

    —¿A dónde vas Rainbow? —preguntó Aurora al darse cuenta.

    —Voy a explorar la cueva Glaciada —contestó sin voltear a verla.

    —Pero tu padre nos dijo que no podíamos entrar ahí, que era peligroso —respondió Aurora preocupada.

    —No me importa lo que diga mi padre —dijo desafiante empuñando su libreta y dirigiéndose hacia la cueva.

    Aurora se dio cuenta de que de nuevo, tenía que ver el asunto de ser el entrenador definitivo, y ese método que estaba desarrollando, así que supuso que buscaba algo de información de nuevo, y no le extrañó, pues desde que comenzaron a hacer sus misiones de Ranger alrededor del mundo Rainbow todo el tiempo se escapaba para ir a buscar todo tipo de información útil, siempre solía averiguar dónde había gente que supiera de pokémon o dónde había lugares en los que pudiera informarse, y así de tanto en tanto se escapaba, lo que molestaba sobremanera a su padre.

    —¡Espérame Rainbow! —se apresuró a decir Aurora —Voy contigo.

    Rainbow solo le sonrió amablemente y se dirigieron a la cueva.


    Un rato después de estar dentro de la cueva, Aurora vio como Rainbow al parecer, lo único que hacía era acercarse a los pokémon salvajes que ahí habitaban, a causa de su Viridian mind, rápidamente se ganaban su cariño, Aurora solo veía cómo Rainbow de alguna manera se comunicaba amistosamente con ellos mientras apuntaba cosas en su libreta, pero no entendía exactamente qué es lo que estaba averiguando, pero decidió no preguntar nada en ese momento.

    —Creo que ya podemos irnos —dijo un rato después, cuando el sol estaba a punto de ponerse.

    —Buena idea —respondió Aurora—, este lugar se hace cada vez más y más helado.

    Pero en ese momento oyeron un ruido, parecía el sonido de pokémon luchando, Rainbow movido por la curiosidad decidió ir a investigar, seguido por una preocupada Aurora.

    Un momento después vieron lo que sucedía, en una de las muchas salas de la enorme cueva se encontraba una extraña mujer con lentes entrenado con sus pokémon, Rainbow y Aurora se encontraban en una posición elevada y podían verlo todo bien.

    —Menos mal que es solo eso —dijo Aurora aliviada—, entonces ya podemos irnos…

    Pero solo notó que Rainbow se quedaba viendo el entrenamiento de esa mujer muy interesado, y solo siguió observando a ver que hacía. El tiempo pasaba, la cueva se enfriaba cada vez más, pero la mujer de lentes seguía ahí, con Rainbow y Aurora observándola.

    En un momento Aurora resbaló su pie con una roca que había ahí, haciendo ruido, y de inmediato la mujer se dio cuenta, e hizo que su Jynx lanzara un Rayo hielo hacia donde ellos se encontraban. Aurora no recibió el ataque, pero Rainbow sí, y su cuerpo empezó a congelarse poco a poco.

    —¡Vete de aquí! —le gritó a Aurora— ¡Lévate mi cuaderno contigo! —añadió entregándoselo.

    Aurora no quería dejar a su amigo ahí solo, pero ante el peligro de la situación decidió hacerle caso, y salió corriendo de la cueva llorando a causa de la preocupación de tener que dejar a su amigo ahí.

    Mientras tanto la mujer se acercó lentamente hacia él, y el hielo se detuvo congelando solamente la parte inferior de su cuerpo.

    —¿Un pokémon Rainger? —preguntó extrañada —¿Qué es lo que haces aquí?

    Rainbow la miró desafiante.

    —Me gustó cómo entrenabas a tus pokémon… pero creo que aún te falta algo —contestó arrogante.

    —¿A qué te refieres? —preguntó contrariada la mujer.

    —Tienes buena técnica, pero todavía es ineficiente… no dudo que seas poderosa en combate, pero aún así, yo sabría cómo ganarte —contestó engreídamente.

    —¿Un pokémon Ranger hablando como si fuera un entrenador pokémon? —preguntó la mujer con una risa.

    —Aunque estoy vestido como un pokémon Ranger —continuó Rainbow—, no lo soy… de hecho, voy a ser el entrenador defintivo, Rainbow.

    La mujer no pudo evitar lanzar una leve risa.

    —Veo que eres muy valiente al venir y hablarle así a una miembro del Alto mando sin siquiera tener un solo pokémon —contestó presumida.

    —Así que eres miembro del Alto mando de esta región —dijo Rainbow algo sorprendido.

    —Así es —contestó la mujer—, soy Loreleil, especialista en pokémon de tipo hielo.

    Y entonces su Jynx empezó a elevar a Rainbow en una columna de hielo que surgía desde la tierra, de manera que Rainbow quedó atrapado en el hielo en posición vertical.

    —Ya me tengo que ir —continuó Loreleil mientras se alejaba—, vuelve cuando seas ese entrenador definitivo que dices que serás.

    —¡Espera Loreleil! —se apresuró a decir Rainbow— No vas a dejarme aquí así, ¿o sí? —preguntó con algo de preocupación.

    —Así aprenderás a tratar con más respeto a una miembro del Alto mando —añadió indiferentemente mientras se retiraba.

    —¡Escúchame bien Loreleil! —le gritó Rianbow enojado—, ¡Me la vas a pagar! ¿Oíste? ¡Seré el entrenador definitivo, y la próxima vez que nos veamos seré yo el que te congele y te deje atrapada en esta cueva!

    Pero Loreleil no hacía caso, solo se fue de ahí, dejando a Rainbow atrapado impotente para salir.



    Mientras Rainbow recordaba todo eso, continuó entrenando a sus pokémon en esa cueva helada, las horas pasaron, pero Rainbow parecía no estar satisfecho, obviamente estaba esperando a alguien.

    —Ojalá que esté aquí —dijo en voz baja maliciosamente—, vamos, tengo unas cuentas pendientes contigo, Loreleil.

    Un rato después escuchó un sonido, y felizmente recordó el sonido de pokémon luchando, al dirigirse hacia donde provenía el sonido sonrió macabramente al ver a Loreleil ahí, en el mismo lugar donde la había encontrado hace dos años, entrenando de la misma manera. Sigilosamente sacó a su Jinx, y le dio unas instrucciones, inmediatamente después, Jinx se alejó.

    Rainbow siguió observándola todo su entrenamiento, sonriendo macabramente con deseo de venganza. Esperó mucho tiempo hasta que eventualmente Loreleil se dispuso a retirarse, en el preciso momento en el que guardó a su último pokémon Rainbow dio la señal en la forma de un agudo silbido.

    Loreleil no tuvo ni tiempo de reaccionar, pues en menos de un segundo quedó atrapada en una columna de hielo, que la Jynx de Rainbow había creado desde atrás, de manera que quedó indefensa al no poder agarrar sus pokeball, y quedó desconcertada por todo eso.

    Entonces Rainbow bajó de su escondite poco a poco, con paso presumido, mirada macabra, y sonrisa psicótica, caminó lentamente hasta llegar frente a Loreleil, quien lo veía incrédula.

    —N… No puede ser —exclamó incrédula.

    —Sí, sí puede ser —contestó Rainbow—… por lo visto aún te acuerdas de mí… hace dos años estábamos en posiciones opuestas.

    Loreleil no decía nada, solo lo miraba con desprecio.

    —¿Quién es el tonto ahora? —continuó Rainbow—, Mírate, eres una miembro del Alto mando de Kanto… congelada por un “Ranger” hablador y presumido.

    Loreleil estaba incrédula, pero las palabras no podían salir de su boca.

    —Te lo advertí Loreleil —continuó Rainbow—, conste que te lo advertí, ahora que soy el entrenador definitivo como lo prometí, y voy a hacerte lo mismo que tú me hiciste.

    —¡Eres un cobarde! —exclamó Loreleil— ¡Si en verdad eres tan bueno como dices liberame, y tengamos un combate!

    —Me temo que no —contestó Rainbow calmadamente—, hoy no estoy aquí para combatir contigo, del mismo modo que hace dos años yo no pude combatir contra ti a causa de no tener pokémon, hoy solo voy a dejarte aquí… pero no te preocupes, nos veremos después cuando haya ganado la Liga, entonces dile a los otros miembros del Alto mando que se preparen, porque voy a ir a humillarlos a todos y cada uno de ellos.

    Entonces empezó a irse de ahí.

    —¡No me dejes así! —gritó Loreleil algo desesperada.

    —Tú me dejaste así —replicó Rainbow calmadamente—, tuve que esperar cinco horas así antes de que Aurora viniera con ayuda… ¡Vaya ayuda! Mi padre, me dio una paliza cuando me sacó en frente de todos, y no me creyó cuando le dije que había encontrado a una miembro del Alto mando… No te preocupes —continuó mientras se iba de ahí—, a pesar de cómo se ven las cosas es muy difícil morir en este mundo… así que solo trata de no dormirte y en la mañana tal vez el hielo esté lo suficientemente débil como para que lo rompas… o tal vez no… bueno, tu eres la experta en hielo, podrás arreglártelas.

    E ignorando los gritos de Loreleil, Rainbow salió de la cueva Glaciada.



    —No tiene más objeto quedarnos aquí —dijo Rainbow a sus pokémon apenas salieron, cuando ya era de noche—, este lugar solo me trae esos malos recuerdos… Hasta Aurora tuvo que curarme por las heridas que me ocasionó mi padre —comentó algo melancólico… y empezó a recordar…

    —¿Por qué te escapaste así? —exclamó enojado el padre de Rainbow mientras que con sus dos manos, lo alzaba y lo aporreaba contra una de las paredes de la cueva.

    Aurora y los demás veían la escena compadeciendo a Rainbow, pero Aurora en verdad estaba preocupada y triste de ver así a Rainbow, y con fuerza sujetó su libreta que le había dado antes de salir, y que sabía que nunca debía mostrar a nadie, mucho menos a.

    —Porque yo no quiero ser un Rainger —contestó desafiante Rianbow—, voy a ser entrenador, y no solo eso, voy a ser el entrenador definitivo, y no habrá nadie que…

    No pudo continuar hablando, pues su padre lo interrumpió de una potente bofetada que lo hizo sangrar por la boca, y luego lo arrojó violentamente contra la pared, y Rainbow quedó tirado en el frío suelo noqueado. Pero no se quejó en absoluto, sino que miró a su padre con una sonrisa macabra.

    —Ya es hora de irnos —dijo severamente el padre de Rainbow al grupo, el cual empezó a retirarse de la cueva, dejando a Rianbow en el suelo.

    Aurora se acercó lentamente a Rainbow llorando.

    —Lo siento Rainbow —se disculpó—, vi a esa mujer salir de la cueva, y decidí esperarte, pero pasó el tiempo y no salías, así que no tuve más remedio que llamar a tu padre —le dijo mientras le limpiaba la sangre de la boca—, perdóname Rainbow —dijo mientras rompía en llanto sobre él.

    —No es tu culpa Aurora —contestó Rainbow sintiendo remordimiento—, hiciste bien… después de todo, mi padre me ha hecho eso muchas veces, ya estoy acostumbrado —añadió con tono amigable.

    Aurora lo miró tiernamente, y le entregó su libreta, la había cuidado celosamente, Rainbow la tomó, entonces se abrazaron cariñosamente.

    —Gracias Aurora —le dijo suavemente al oído.


    —Pero ahora que ya efectué mi venganza —dijo de repente saliendo de su recuerdo—, no hay porqué seguir en esta isla.

    Sacó de nuevo a Aerodactyl y se subió en él.

    —Vamos amigos, todavía queda mucho entrenamiento para Aerodactyl, y aún queda mucho archipiélago por recorrer… espero que no suceda nada más que nos haga perder el tiempo.

    Y a pesar de que estaban a media noche, retomaron el vuelo, y por muchos días más, se dispusieron a recorrer el resto del archipiélago Sete.

    Continuará...
     
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    vago

    vago Guest

    ¿Qué tal?, paralelo.
    Vi tu fic interesante la verdad, una temática mas madura de la historia. Mostrando un personaje Rainbow distinto, algo presumido, rencoroso, entre otros. De alguna manera es algo que como lector no veo tanto en un personaje que ha decir verdad, me atrapo. Buena ortografía, falta describir mas el espacio físico, hay veces en que da la sensación que el personaje se desenvuelve en el aire, no se donde se desplaza eso hace que se creen vacíos extraños.
    El desarrollo del personaje muy loable pocas personas pueden describir tan bien un personaje como lo haces, desde mi apreciación la capacidad con la que logras darle humanidad a Rainbow es fascinante.

    Algo que me pase por alto fue el mal uso de las comas de ves en cuando, pero aparte de eso nada especial.
    Gran trabajo.
     
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    Paralelo

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    Capítulo 45: El primer encuentro.
    no quiero estar contigo, para no tener que separarme de ti de nuevo"
    Aurora


    Mientras Rainbow se encontraba entrenando en el archipiélago Sete Aurora también estaba metida en sus asuntos propios, aunque también pensaba en Rainbow todo el tiempo, se encontraba ahora en pueblo Paleta en el laboratorio del proferos Oak, ocupada en los archivos que tenía en su computadora personal.

    —Llevas mucho tiempo trabajando en eso —le dijo Oak al verla tan metida en su trabajo.

    —Los investigadores de misterios tenemos muchas cosas que hacer —le contestó Aurora sin mirarlo siquiera.

    —¿Piensas algún día revelarnos en qué estás trabajando? —preguntó Oak algo curioso.

    —Tal vez cuando sea necesario —contestó Aurora—, los misterios son más divertidos mientras menos gente sepa de ellos.

    Oak observó a Aurora organizando sus cosas en su computadora, y observó de alguna forma, cierto parecido con Rainbow, tan serio en las cosas que le importaban, pero con cierta actitud desconcertante.

    —¿Cómo conociste a Rainbow? —preguntó de repente Oak.

    Aurora dejó de escribir súbitamente.

    —Solo digo —prosiguió Oak al ver su reacción—, que Rainbow no es el tipo de persona que le gusta hacer amigos, me gustaría saber cómo es que se conocieron y se hicieron amigos.

    Aurora estuvo un momento mirando el vacío, sus pokémon que estaba fuera junto a ella también tenían curiosidad.

    —Ni siquiera estoy del todo segura de cómo me gané su amistad —dijo sonriendo levemente—, pero no olvidaré la primera vez que lo vi, hace cuatro años… —y empezó a recordar.

    Era una fresca mañana en la región de Almia, cerca de la escuela de Rangers, los cursos estaban a unos días de empezar, y por todos lados había niños ansiosos por ingresar para convertirse en Rangers. Pero en uno de los lugares más apartados del lugar unos niños molestaban a una niña, la pequeña Aurora.

    —¡Ya déjenme en paz! —les gritó.

    —O sino qué, ¿vas a llamar a tus padres?... ¡Oh! cierto que no tienes jajaja —se burlaban de ella.

    —Eres una debilucha, así nunca vas a poder ser una buena Ranger —dijo otro.

    Seguían burlándose de ella a causa de ser huérfana y por su actitud de niñita tan delicada, Aurora estaba al borde de las lágrimas.

    —¡Déjenla en paz! —gritó alguien detrás.

    Los niños voltearon a ver, y ante ellos apareció otro niño de siete años, con una gorra negra, que los miraba intimidantemente.

    —Vete de aquí —le dijo uno de los niños—, no te metas en lo que no te importa.

    —Pero a mí me encanta hacer eso —contestó el niño cambiando a un tono arrogante.

    —Tú no tienes problemas con nosotros, ¡así que largo! —contestó el niño amenazándolo.

    —¿O si no qué?... Munchlax —le dijo groseramente.

    —¿Cómo me llamaste? —preguntó enojado el niño.

    —Es que es la verdad… si pusieran a un Munchlax junto a ti no podría reconocer cual es cual —contestó mirándolo desafiante.

    El niño, enojado, se aproximó a él intimidantemente.

    —¡Oh, cuidado! Munchlax va a usar Desenrollar —se burló el niño.

    Aurora lo miró y pensó que era muy valiente por enfrentarse a ese niño tan malo.

    Mientras tanto, el niño gordo lo sujetó y lo puso contra el árbol.

    —Te dijo que te fueras de aquí —le amenazó—, ahora te daré una lección.

    —¿Y qué vas a hacer? —contestó arrogante el niño contra el árbol— ¿Vas a usar Tragar?

    El niño gordo no espero más y le propinó un golpe violentamente, pero el niño arrogante ágilmente lo esquivó, trató de atraparlo pero fue recibido por una patada que lo dejó noqueado, Aurora al ver esa patada, por alguna razón le recordó a una Patada salto de los pokémon de tipo lucha.

    Los otros niños al ver eso, se fueron contra él, pero el arrogante los fue recibiendo uno a uno con ataques que Aurora relacionó con movimientos de tipo lucha, como Megapatada, Golpe cuerpo, o Sumisión.

    Al darse cuenta de que no podrían vencerlo, los demás niños huyeron. Luego el misterioso niño se acercó lentamente a Aurora.

    —¿Te encuentras bien? —le preguntó amablemente.

    Aurora se sorprendió ese extraño cambio de presumido arrogante de hace un minuto, a compasivo, y se sintió algo cautivada.

    —Sí… estoy bien —le contestó tímidamente.

    —Ah, bien por ti —le contestó fríamente y se empezó a ir.

    Ese cambio repentino desconcertó y fascinó a Aurora.

    —¡Espera! —se apresuró a decirle— Gracias por liberarme de esos niños malos… yo me llamo Aurora —añadió alegremente.

    —Sí, sí, sí, de nada —contestó indiferentemente.

    —¿No vas a decirme tu nombre? —preguntó Aurora coquetamente.

    El niño se detuvo, la observó con una mirada fría, Aurora solo le dio una tierna sonrisa, entonces el extraño muchacho le devolvió una sonrisa amistosa.

    —Yo me llamo Rainbow, gusto en conocerte.


    —Profesor Oak, tiene una llamada —interrumpió uno de los asistentes.

    —Ponla por favor —contestó.


    —Hola profesor Oak, hace mucho que no nos vemos —dijo Bill del otro lado de la línea.

    —Hola ¿cómo estás Bill? Mira, Aurora está aquí conmigo.

    —Hola Bill —contestó Aurora jovialmente.

    —Hola Aurora, qué bueno que te veo.

    —¿A qué debemos el honor de tu llamada? —preguntó Oak.

    —Pues verá, hace unos días vina a isla Prima para instalar el sistema que estoy tratando de implementar para toda la región.

    —¿Te refieres al sistema de almacenamiento pokémon? —preguntó Aurora.

    —Exacto, pero desafortunadamente a la Asociación pokémon no acaba de convencerles la idea, y ya ha sido rechazada… y bueno, ayer justamente volví a hablarles del proyecto, les dije que ya estaba prácticamente listo y solo faltaba hacer la prueba final… pero cuando les mencioné que Rainbow iba a ser el que lo va a probar por alguna razón me colgaron.

    —¡Espera un momento! —interrumpió Aurora— ¿Rainbow está contigo?

    —Bueno, en realidad no, él se fue a recorrer el archipiélago solo, me dijo que lo llamara cuando la máquina estuviera lista para hacer la prueba, y por eso necesito que ustedes activen la máquina de transferencia que les envié.

    —¿Te refieres a que Rainbow nos va a enviar a un pokémon a mi laboratorio para ver si el sistema funciona? —preguntó Oak.

    —Si no es mucha molestia profesor —añadió Bill—, pero además me gustaría que me ayudara con el problema que tengo con la Asociación pokémon, Rainbow me prometió que él mismo los convencería… pero… creo que sería mejor contar con alguien con algo más de diplomacia.

    Aurora recordó lo que ocurrió cuando Rainbow se encontró con el presidente de la Asociación pokémon en Azafrán, no estaba segura de si alguien como Rainbow fuera el correcto para convencer a la Asociación pokémon de algo tan importante como eso, dada la mala imagen que suele dar.

    —Yo te ayudaré Bill —contestó Aurora.

    —¿En serio tú Aurora? —preguntó incrédulo Bill.

    —Confía en mí, yo también tengo mis contactos, estoy segura de que puedo hacer que tu gran invento no sea en vano —respondió muy segura de sí misma.

    —En ese caso me alegro —continuó Bill—, les hablaré cuando hayamos terminado con la máquina y estemos listos para hacer la prueba de almacenamiento y transporte pokémon vía PC desde isla Prima hasta pueblo Paleta.

    —Bien, estaremos esperando —finalizó Oak, y la llamada acabó.


    —Parece que voy a estar algo ocupada por ahora —dijo Aurora preparándose para partir.

    —¿Te vas tan pronto? ¿No quieres esperar a ver la prueba? —preguntó Oak intrigado.

    —No gracias —contestó Aurora fríamente, el profesor se sorprendió un poco de su tono frío—, aún tengo cosas que hacer.

    Y sin decir más, salió del laboratorio, sacó a su Fearow, y se fue volando.


    —¿Por qué estoy huyendo? —se preguntó a sí misma sujetando su teléfono y observando el mensaje que Rainbow le había enviado hace tiempo: “Hola Aurora”.

    —Lo siento Rainbow —continuó—, quiero verte, pero no quiero pasar por tantas despedidas.

    En el fondo sentía una gran necesidad por verlo, desde el momento en que lo vio por primera vez en Almia, recordó con nostalgia ese primer momento en que se encontraron, y lloró un poco.

    —Somos tan parecidos y tan diferentes —continuó—, y ahora no quiero estar contigo, para no tener que separarme de ti de nuevo, ¡perdóname Rainbow!

    Y así, llorando, se alejó del pueblo paleta hacia una dirección desconocida.


    Continuará...
     
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    Capítulo 46: El fin de las vacaciones.
    a veces, hay tantas cosas interesantes que se vuelve aburrido…"
    Rainbow


    Mientras tanto Rainbow seguía con su aventura en el archipiélago Sete, la mayor parte del viaje fue sin contratiempos y casi nada interesante, exceptuando algunas pequeñas experiencias.

    Al llegar a isla Inta lo primero que hizo fue dirigirse a la cueva Perdida, dónde todo parecía tranquilo, y Rainbow creyó que por fin se habían acabado las interrupciones en su viaje por el archipiélago.

    —¿Oyeron eso? —preguntó a su equipo en el momento que le pareció oír un sonido desde algún lugar de la cueva— Vamos a ir a ver —dijo mientras se dirigían hacia donde vino el sonido, pues su curiosidad era grande todo el tiempo, aunque eso le hiciera meterse en cosas que no le incumbían.

    —¡Oye tú! —le gritó una mujer— ¿Eres entrenador pokémon verdad?... Sucede que me perdí en esta cueva, ¿me ayudarías a salir?

    Rainbow se lamentó a sí mismo por haberse dejado llevar por la curiosidad, pues ahora lo estaba metiendo en un asunto que no le importaba en absoluto.

    —Lo siento —contestó fríamente—, yo no tengo tiempo para preocuparme por nadie más —y empezó a irse.

    —¡Espera! —se apresuró la mujer— Si me sacas de esta cueva, te daré tres Pepitas.

    Al oír esa propuesta Rainbow no pudo resistirse, las Pepitas eran muy raras y muy valiosas, y él como un entrenador independiente no podía darse el lujo de rechazar dinero fácil, así que accedió.

    Después de un rato salieron de la cueva, la mujer le dio las Pepitas y se fue felizmente, y nada más importante pasó en ese lugar.

    Un rato después, la curiosidad llevó a Rainbow hacia un lugar llamado Pilar Recuerdo, donde se encontraba un enorme monumento, y a sus pies, un muchacho con flores. Rainbow trató de ser distante con esa persona, pero al final le ganó la curiosidad.

    —Disculpa, ¿sabes para qué hicieron este pilar? —preguntó Rainbow algo distante, el muchacho lo miró tratando de ocultar su tristeza.

    —En este lugar está enterrado mi Onix —dijo tranquilamente.

    Rainbow al oír eso se sintió algo mal por ser tan inoportuno, en su mente le pareció absurdo que alzaran un monumento completo solo por un pokémon, pero decidió no decir nada, se acercó a la tumba, y mostró sus respetos.

    —Veo que también tienes un Onix —dijo el muchacho mirando en su cinturón X al Onix que había atrapado en el túnel Roca.

    —Sí —respondió Rainbow—, pero todavía falta un poco para que lo entrene.

    El muchacho miró al Onix y sonrió, era obvio que le recordaba al suyo, así que sacó algo de su mochila.

    —Toma esto —le dijo mientras extendía un Revestimiento metálico, Rainbow lo miró incrédulamente y tímidamente lo tomó.

    —¿Por qué me lo das? —preguntó extrañado.

    —Porque vas a necesitarlo algún día, si vas a entrenar a un Onix —contestó sonriente el muchacho.

    —Sé a lo que te refieres —respondió amablemente Rainbow—, gracias… ¿tienes sed?... ¿quieres una limonada?...

    Un rato después Rainbow se despidió del muchacho amablemente, en general era frío con la gente pero era un chico agradecido y amable con la gente que le regalaba cosas, pero nadie sabía se era en verdad honesto o no.

    Y pensando en esa y otras cosas se fue de ese lugar para seguir entrenando.

    —Espero que ahora sí tengamos un viaje tranquilo, sin preocupaciones ni nada más interesante que ver… ¿qué dicen? —preguntó al darse cuenta de que a sus pokémon les extrañaba que su entrenador quisiera un viaje sin hacer nada interesante además de entrenar— Lo que pasa es que, a veces, hay tantas cosas interesantes que se vuelve aburrido…

    Dejando a sus pokémon más confundidos que satisfechos continuó su viaje poco a poco, pero siempre dándole prioridad al entrenamiento de Aerodactyl para que alcanzara el nivel de los demás.



    Poco tiempo después llegaron a isla Exta, un lugar tranquilo para entrenar, durante los tres días que pasaron en la isla no ocurrió nada interesante, y Rainbow pudo por fin descansar un poco de la presencia humana. Entrenaron en el Bosquejo, en la cueva Cambiante, y la cueva Punteada.

    La estadía fue muy productiva para el entrenamiento, pero durante las largas noches que pasó Rainbow en esa isla se sintió algo melancólico, extrañaba a Aurora, la única persona de todo el mundo con la que podría pasar todo el tiempo del mundo, pero sin cansarse nunca de ella. Tristemente recordó la razón por la cual trataba de evitarla, aunque aún tenía dudas en sus razones.

    —¿Qué habría dicho de mí si me hubiera visto cómo me vengué despiadadamente de Loreleil? —se preguntaba— Sé que ella me aguanta y me acepta como soy… ¿pero cuánto tiempo más será así?

    Esa cuestión lo mantenía despierto en las noches, preocupado y llorando a escondidas. Mientras a su alrededor sus pokémon se fortalecían, Rainbow se debilitaba debido a su dilema, pero Rainbow nunca permitió que sus sentimientos interfirieran con su entrenamiento.



    Días después llegaron a isla Sétima, la última isla del archipiélago, al igual que en la isla Exta, fue una estadía pacífica. El entrenamiento en el Cañón Sétano le cayó muy bien a sus pokémon, y en poco tiempo, Aerodactyl alcanzó a sus compañeros de equipo, y ahora se llevaban mejor.

    —Sé que todavía no ganamos la liga —les dijo Rainbow amigablemente al ver orgullosamente que todos al fin estaban parejos—, pero ya puedo decirles que ya son los mejores pokémon de su especie —sus pokémon se sintieron orgullosos de su entrenador.


    Poco tiempo después atravesaron el cañón Sétano, el único lugar que quedaba por explorar eran las Ruinas Sete, no eran en sí un lugar bueno para entrenar, pero Rainbow quiso ir de todos modos a explorar.

    Cuando llegaron, observaron el conjunto de islas que conformaban las ruinas, empezaron a recorrerlas una por una, tranquilamente, sin prisa, algo común en Rainbow cuando no había nada importante que hacer. Rainbow sentía que tenía que estar en esas ruinas por una razón.

    —Aurora investiga misterios pokémon —dijo en voz baja—… ¿será posible que ya haya venido a este lugar? —y diciendo eso, se acercó a una de las pinturas que ahí habían y posó su mano en una de ellas suavemente— ¿será que Aurora también haya posado su mano en esta misma pintura antigua?

    Y de esa manera, se imaginó como si Aurora ya hubiera pasado por ahí, y hubiera puesto su mano en ese mismo lugar, y de esa manera se sintió conectado con ella, lo cual alivió un poco su espíritu.


    Después de recorrer la última isla, salió serenamente de ahí. Había recorrido el archipiélago casi en su totalidad, y empezó a pensar que era hora de volver al continente ahora que sus pokémon estaban plenamente entrenados, cuando en ese momento inesperadamente sonó su teléfono.

    —¡Aurora! —se apresuró a contestar casi sin pensarlo.

    —¿Rainbow?... No, soy Bill —contestó del otro lado de la línea.

    Rainbow se sintió algo desilusionado, aunque también algo aliviado por alguna razón.

    —¡Ah! Hola Bill —contestó Rainbow aparentando indiferencia—, ¿qué noticias hay?

    —Solo te llamo para avisarte que la máquina está lista —contestó Bill.

    —¿En serio? —preguntó Rainbow.

    —Exactamente, por eso te llamo para que vengas lo más pronto que puedas, ya me puse en contacto con el profesor Oak en pueblo Paleta, estamos a punto de hacer historia en el mundo de la ciencia y tú prometiste venir para ser el primero en probarla —respondió Bill entusiasmado.

    —No tienes que decir más —contestó Rainbow también entusiasmado.

    —¿Dónde te encuentras ahora? —preguntó Bill.

    —En isla Sétima —contestó sacando a Aerodactyl y se subió en él—, pero en este momento voy volando hacia isla Prima, llegaré mañana en la mañana —y terminó la llamada.

    Luego de eso alzó vuelo, y Aerodactyl velozmente empezó a volar hacia isla Prima mientras pensaba, no solo en Bill y su máquina, o en Aurora, sino también en el último líder de gimnasio que le faltaba, y todos los entrenadores que aún había que derrotar, y sonrió maliciosamente.

    —Se acabaron las vacaciones —dijo Rainbow a sus compañeros—, es hora de volver a humillar a la gente —añadió arrogante y se dirigieron hacia el norte con el sol poniéndose por el oeste.

    Continuará...
     
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    Lelouch Rey del colmillo

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    Excelente historia, muy divertida y cautivadora, como muestra el lado desconcertante del videojuego y la relación con el manga pocket monster special, me gusto, no me gusta andar checando errores ortograficos por lo que solo vi los más evidentes como cuando cambias una letra por otra, no soy muy fan de los personajes con aire de superioridad pero aún asi me gusto mucho el personaje de rainbow aunque su personalidad no me agrada por completo, es obvio que no perderá ninguna batalla, lo cual le quita un poco la sorpresapero aún asi tengo una duda ¿Quién sera el campeón del alto mando? No es green o red y dudo que sea Lance pero todo puede pasar, espero con ansias la continuación.:D
     
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    Paralelo

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    Capítulo 47: Un hito en la historia pokémon.
    Con Rainbow no podemos usar las mismas reglas que usamos para entender a los demás seres humanos "
    Aurora


    El día llegó, un día que marcaría el comienzo de algo nuevo para el mundo, el día en que el sistema de almacenamiento pokémon iba a ser puesto en marcha por primera vez, y solo el tiempo iba a decir que tanto iba a afectar este nuevo invento a los entrenadores del mundo, al igual que a los profesores pókemon.

    Como lo había prometido, Rainbow llegó temprano en la mañana a isla Prima, y sin perder más tiempo, se dirigió hacia dónde se encontraban Bill y Celio.

    —Ya era hora de que llegaras Rainbow —le dijo Bill al verlo.

    —Se ve que estás muy ilusionado —contestó Rainbow calmadamente.

    —¿Y cómo esperas que no lo esté? Este día es el más importante de mi vida, al fin voy a utilizar mis conocimientos para el bien del mundo.

    —Aún no cantemos victoria —interrumpió Celio—, todavía falta que la Asociación pokémon lo apruebe.

    —Ya les dije que yo mismo los convenceré —contestó arrogante Rainbow.

    Obviamente Rainbow no sabía que Aurora también estaba metida en esto, pero Bill decidió mejor no decirle nada, y seguidamente entraron para empezar con la prueba.



    Mientras tanto Aurora se encontraba en ciudad Azulona, exactamente en el Hotel Azulona, donde ya antes se había alojado. Había conseguido tener una reunión con el presidente de la Asociación pokémon de nuevo, pero esta vez ella era la que tenía la petición.

    —Entonces también tú vas a interceder por ese tal Bill —dijo pensativo el presidente.

    —Así es, creo que ese sistema en verdad podrá ser de gran ayuda para todos los entrenadores y más que eso —contestó Aurora.

    Pero al presidente la idea no le acababa de convencer.

    —Si ese sistema de almacenamiento pokémon se implantara en la región, habría que hacerlo también en todas las regiones, ¿cómo piensa Bill para poder controlar a tantos pokémon de tantos entrenadores? —preguntó el presidente.

    —Estoy segura de que Bill ya le ha respondido a eso varias veces —contestó Aurora algo irritada—, desde su casa en el cabo Celeste él podrá ver las cuentas de los entrenadores, qué pokémon entra y qué pokémon sale, le ayudaría de hecho para tener mejor control sobre cuantos pokémon tiene consigo cada entrenador, además la máquina registrará el nivel del pokémon y su estado de salud, de esa manera se podrá ver si en verdad el entrenador lo está tratando bien.

    El presidente se quedó pensativo, pero al final mantuvo su decisión.

    —No podemos arriesgarnos, no importa qué tanta información útil nos pueda aportar este invento, no podemos arriesgarnos a que algo le suceda a los pokémon durante el proceso —respondió severamente.

    Aurora lo vio difícil, pero no perdió la compostura.

    —En estos momentos, el sistema de almacenamiento y transferencia pokémon está siendo probado —contestó.

    —¿Está siendo probado? —preguntó el presidente.

    —Sí, hoy mi amigo Rainbow desde isla Prima en el archipiélago Sete probará por primera vez este sistema. Primero enviará uno de sus pokémon vía PC hasta el laboratorio del profesor Oak en pueblo Paleta, y luego de eso probará el sistema de almacenamiento en una de las cajas virtuales —respondió con gran seguridad—, cuando hayan hecho la prueba y demuestren que es un sistema seguro para los pokémon… ¿aprobarán el sistema?

    El presidente solo se quedó callado meditando.



    Mientras tanto en isla Prima Bill contactó con el profesor Oak.

    —Hola profesor Oak —saludó fríamente Rainbow—, cuánto tiempo sin vernos.

    —Me alegra volver a verte Rainbow —contestó Oak—, veo que no has cambiado nada.

    —Lamento no haberme podido comunicar desde que estuve en ciudad Azafrán —añadió Rainbow—, pero estuve ocupado con muchas cosas.

    —Bueno eso no importa ahora, lo que importa es que estamos a punto de hacer historia —dijo sonriente Oak.

    —Los preparativos están listos —interrumpió Celio.

    —¿Cómo es que una máquina tan pequeña necesita tanta preparación para funcionar? —preguntó Rainbow sorprendido al ver que todo iba a ocurrir desde una simple PC, de esas que se encontraban en los centros pokémon y otros lugares.

    —Bueno, es tecnología muy avanzada —contestó Bill algo presumido—, pero no te preocupes, cuando se extienda por toda la región será más fácil.

    —Bien, ¿entonces qué tengo que hacer? —preguntó Rainbow.

    —Lo primero es crearte una cuenta —contestó Bill, quien encendió la computadora—. Este programa funciona como un espacio virtual en el que puedes abrir cajas, en ellas puedes guardar a los pokémon que no estés usando por el momento, de manera que cuando quieras solo tienes que sacarlos —dijo mientras le mostraba todo en la computadora.

    —Entiendo eso, ¿pero qué debo hacer? —añadió Rainbow algo irritado.

    —Escoge uno de tus pokémon —respondió Bill— y lo pones en la salida para pokéball del PC, luego solo pones “Guardar”.

    —¿Y eso es todo? —preguntó Rainbow.

    —Sí, eso es todo —contestó orgulloso Bill.

    —Todo listo Bill —interrumpió Celio—, estoy en contacto con tu PC personal en el cabo Celeste, voy a recibir la información que detecte el sistema… Adelante Rainbow —indicó impaciente.

    Rainbow miró a los pokémon en su cinturón, y notó que estaban algo asustados.

    —No teman —les dijo tiernamente—, podemos confiar en Bill, no nos haría hacer esto si no fuera seguro.

    Aparentemente sus pokémon se calmaron un poco, entonces Rainbow agarró la pokeball de Raichu.

    —Vas a ser el primer pokémon en usar este sistema —le dijo suavemente. Raichu se armó de valor y decidió confiar en su entrenador.

    Lentamente, Rainbow puso la pokeball en el lugar que le indicó Bill, en la pantalla del PC aparecía la Caja 1, y al seleccionarla, aparecieron las opciones “Guardar” y “Sacar”, y ya que no había nadie guardado, solo tenía una opción, y suavemente le dio a la opción “Guardar”, todos en la sala contuvieron el aliento…



    Mientras tanto Aurora seguía batallando con el presidente de la Asociación pokémon.

    —¿Qué tiene de malo si el sistema funciona bien? —preguntó Aurora perdiendo la paciencia poco a poco— ¿No se da cuenta de la magnitud de este invento? Podría implementarse en los centros pokémon, sería muy útil en casos de crisis, ¿exactamente qué es lo que no le convence? —gritó Aurora ya muy enojada.

    El presidente se sorprendió de verla así.

    —Relájate niña —le dijo tratando de calmarla—, no tienes que enojarte tanto.

    —¿Qué no me enoje? —preguntó irritada Aurora— ¿Cómo espera que no lo haga si no puedo razonar con usted?...

    —Disculpen, ¿se les ofrece más té? —interrumpió suavemente la dulce anciana que era la dueña del hotel.

    —¡No interrumpa anciana, estamos en algo importante! —le gritó groseramente.

    Tanto la anciana como el presidente, y todos los ahí reunidos enmudecieron al ver el comportamiento de Aurora, que nadie se esperaba.

    —Has pasado demasiado tiempo con ese tal Rainbow —le dijo el presidente severamente—, ¿es él quien te pidió que vinieras.

    Aurora recuperó poco a poco el aliento, ella también estaba algo asustada por su comportamiento.

    —No, no fue Rainbow, me lo pidió Bill —contestó nerviosamente.

    —¿Y por qué te tomas esto tan enserio? —preguntó el presidente sospechosamente— Tú estuviste ahí el día en que me reuní con Rainbow, eres testigo de nuestro trato, estoy seguro de que Rainbow quería esperar a ganar la liga pokémon para hacerme esta petición por él mismo… entonces, ¿por qué decidiste tomar su lugar?... no creo que fuera solo porque tenías buenos contactos.

    Aurora se sorprendió por la pregunta, y vio que era verdad, se preguntó si en verdad aceptó el tratar de convencer al presidente porque quería ayudar a Bill, o solo para sentirse más cerca de Rainbow de alguna manera. Lo meditó por un momento, pero luego recobró la serenidad.

    —Las razones que me motiven no importan —contestó tranquilamente—, los argumentos que le he dado son válidos, al margen de mi carácter, al margen de mi comportamiento, al margen del tono de mis palabras, al margen de mi motivación… si usted se niega a escuchar por un temor estúpido, entonces no voy a seguir perdiendo mi tiempo.

    Y diciendo eso se dirigió hacia la salida lentamente.

    —Pero una cosa sí —dijo mientras volteaba a mirar al presidente maliciosamente—, cuando Rainbow gane la liga pokémon, y le haga tragarse sus palabras, aprenderá que el valor de una persona no es tan fácil de juzgar… ¿porque sabe qué? Creo que sé porque no quiere implementar este sistema… y es por Rainbow —el presidente se sorprendió—, sigue juzgándolo por la primera impresión que le dio, y en su mente se va a poner en contra de todo lo que él acepte… pero algún día aprenderá, que con Rainbow no aplican las reglas que solemos usar para entender a todos los demás seres humanos.

    Diciendo eso salió del edificio, dejando a todos adentro pensativos.

    —Con Rainbow no podemos usar las mismas reglas que usamos para entender a los demás seres humanos —se dijo a sí misma al salir—, tal vez ni siquiera yo logre entenderlo nunca…



    Mientras tanto en isla Prima todos observaban ansiosos el monitor, al parecer el guardado del Raichu de Rainbow había sido todo un éxito, pero esperaban un poco para cantar victoria.

    —Los signos vitales del pokémon son normales —dijo finalmente Celio—, el pokémon se encuentra en estado de suspensión animada, perfectamente bien.

    Rainbow vio en el monitor la pokeball de Raichu, y accedió a revisar sus datos, todo estaba en orden, no había nada de qué preocuparse. Y luego de un momento volvió a seleccionar la pokeball, y escogió la opción “Sacar”. Entonces la pokeball volvió a aparecer junto al monitor, Rainbow liberó a Raichu, el cual estaba en perfectas condiciones. Con su poder de Viridian mind, Rainbow se dio cuenta de que era como si hubiera estado durmiendo sin soñar.

    —¡Lo logramos! —exclamó Bill extasiado— ¡Hemos conseguido guardar un pokémon vía PC!

    —Felicidades Bill —contestó Rainbow amablemente—, tu invento funciona.

    —Todavía falta probar algo más —interrumpió Celio.

    —Tienes razón, ¿está listo profesor Oak? —continuó Bill todavía entusiasmado.

    —Estoy listo —contestó Oak mientras encendía su propia PC.

    —Bien Rainbow, ahora selecciona a otro pokémon para transferirlo al laboratorio del profesor, solo tienes que acceder a la función especial “PC del profesor Oak”

    De inmediato Rainbow seleccionó a Cubone, puso lo pokeball en el mismo lugar que la anterior, entró al “PC del profesor Oak” y le dio a la opción “Enviar”. Del otro lado del mar en pueblo Paleta, el profesor Oak vio en la pantalla de su computadora la señal de que se estaban conectando.

    —Ahora profesor —exclamó Bill.

    Oak le dio a la opción “Recibir”. De nuevo todos retuvieron el aliento.

    Entonces por la computadora de Oak apareció la pokeball que contenía al Cubone de Rainbow, y lo liberó.

    —¿Te encuentras bien Cubone? —preguntó Rainbow del otro lado del monitor.

    Cubone solo le sonrió arrogantemente, era señal de que todo estaba bien.

    —Felicidades Cubone —le dijo Bill—, eres el primer pokémon en ser teletransportado vía PC.

    Todo el ambiente en el laboratorio era de alegría, habían hecho un hito en la historia pokémon, el sistema de Bill era sin duda seguro y efectivo.

    —Oye Rainbow —se apresuró a decir Oak al otro lado de la línea—, ¿podrías dejarme a tu Cubone un poco más? Me gustaría estudiar aunque solo sea un poco a uno de tus pokémon.

    Rainbow miró a Cubone del otro lado de la línea, y vio que no le importaba.

    —De acuerdo profesor, solo mientras regreso a pueblo paleta —dijo mientras de manera indiferente se dirigía a la salida.

    —¿Ya te vas tan pronto Rainbow? —preguntó extrañado Bill— ¿Por qué no te quedas un poco más a celebrar?

    —No me gustan las fiestas —contestó fríamente—, además… ya terminó todo, la prueba salió bien, he entrenado bien a mis pokémon… lo que tenía que hacer aquí terminó, debo volver al continente a terminar lo que tengo que hacer ahí.

    —¿Cómo qué? —preguntó Bill.

    Rainbow lo miró incrédulo.

    —Pues ganar mi última medalla por supuesto, y luego ir y vencer la liga pokémon… y cómo prometí, convencer a la asociación pokémon de que este gran invento tuyo pueda ser compartido por todos los entrenadores del mundo.

    Y diciendo eso salió del lugar, un rato después, se encontraba de nuevo a bordo de “El galope del mar” para regresar a Canela, pues pensaba regresar a pueblo paleta recorriendo la ruta marítima 21.

    Y de nuevo, mientras estaba en el barco, esta vez solo, por las noches se puso a mirar las estrellas y a meditar sobre muchas cosas. Meditó sobre todo lo que había pasado en el archipiélago, y más aún, en lo que venía después, y también pensaba en Aurora, y se preguntaba que habría estado haciendo todo este tiempo. Mientras pensaba en ella sonó su celular, era de nuevo otro mensaje de Aurora.

    —“Hola Rianbow” —leyó en la pantalla—… al parecer a Aurora no se le ocurre qué más decir aparte de eso —dijo sonriendo amigablemente—… en realidad, a mí tampoco se me ocurre nada —y entonces le envió otro mensaje diciendo exactamente lo mismo que le había enviado ella: “Hola Aurora".


    Al día siguiente llegó a Canela, y sin esperar nada, se dirigió a la ruta marítima 21 al norte, para nadar sobre Dragonair sin prisa hacia pueblo Paleta.

    Continuará...
     
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    Paralelo Viajero dimensional

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    Pokémon Rainbow: Kanto.
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    Aventura
    Total de capítulos:
    71
     
    Palabras:
    2237
    ...Continuando

    Capítulo 48: De regreso a pueblo Paleta.
    nunca, pero nunca, ataques sin un buen plan, cuando hayas dominado bien esta regla… podrás violarla todo lo que quieras"
    Rainbow


    —¿Sabes algo Dragonair? —le dijo Rainbow a su pokémon mientras pasaban por la ruta 21, ya era de noche, y las estrellas brillaban con esplendor— Tengo un pequeño dilema… dentro de no mucho tiempo estaremos en la liga pokémon, ustedes están demasiado fuertes, podrían derrotar a varios con un solo golpe… el problema es… ¿debería darles oportunidad a los otros y no ser muy duro con ellos?

    Dragonair se quedó pensando un rato.

    —Tienes mucha razón amigo —le respondió al darse cuenta de lo que decía—, lo mejor es pasar por un entrenador normal, sin mucha humillación ni nada de eso, de lo contrario la gente podría sospechar del entrenador, o sea de mí, y eso les haga interesarse más, y yo no tengo tiempo para eso… lo mejor será esperar a enfrentarnos con el alto mando para mostrar todo nuestro potencial.

    Esto lo calmó un poco, así que solo se recostó; su aire de arrogancia había pasado, ahora estaba sereno y tranquilo y miraba las estrellas.


    A la mañana siguiente llegaron al puerto de pueblo Paleta, hace casi un año que Rainbow había llegado por ahí mismo, solo que ahora iba acompañado de su equipo. Al pisar puerto, recordó al pescador que había visto cuando llegó y a su Doduo, y se preguntó si habría hecho caso a lo que le recomendó de dárselo a algún niño que juegue con él, pero no le dio mucha importancia y siguió hacia el laboratorio del profesor Oak.

    Cuando hubo llegado recordó algo nostálgico la primera vez que se encontraron hace casi un año, y recordó que desde entonces no lo había visto en persona más que solo por teléfono. Y lentamente entró en el laboratorio, el profesor Oak se encontraba ahí con su Cubone, el cual al ver a Rainbow fue corriendo a sus brazos y lo abrazó tiernamente.

    —Buenos días profesor Oak —le saludó fríamente al verlo.

    —Que gusto verte de nuevo Rainbow —le contestó sonriente.

    —¿Ha examinado a mi Cubone? —preguntó mostrando algo de interés.

    —En realidad sí, me ha impresionado mucho, lo has entrenado asombrosamente al grado que al parecer tiene habilidades poco comunes o hasta antinaturales para un pokémon de su tipo —contestó Oak algo serio.

    —Genial, entonces ya me voy —dijo secamente preparándose para irse.

    —¡Espera un minuto! —se apresuró Oak— ¿Cuál es la prisa?

    —Aún me queda ganar otra medalla de gimnasio —contestó Rainbow frío.

    —Pero aún hay cosas que quisiera saber —le dijo apresuradamente Oak. Rainbow lo miró interesado.

    —¿Qué es lo que quiere saber? —preguntó.

    —¿De qué se trata tu método para entrenar pokémon? —preguntó seriamente.

    —¿Pasa algo malo entonces? —respondió Rainbow.

    —No, nada malo, simplemente que nunca había visto a un pokémon como Cubone que pudiera hacer tantas cosas.

    —¿A qué cosas se refiere? —preguntó Ranbow aún más interesado. Oak se puso más serio aún.

    —Me di cuenta de que Cubone puede de algún modo “absorber” las habilidades de otros pokémon que tenga cerca —contestó.

    Rainbow solo esbozó una sonrisa maliciosa al oír eso.

    —Más aún —continuó Oak—, parece ser capaz de usar ataques que no debería poder hacer… como Psíquico, Garra dragón…

    —¿Y eso es malo? —preguntó Rainbow sonriéndole maliciosamente.

    —No, en absoluto, simplemente que es asombroso… quisiera saber cómo lo haces —respondió Oak.

    Rainbow se acercó a la puerta lentamente, sacó su libreta y miró a Oak desafiante.

    —¿Cree que voy a revelarle mis secretos a usted? —Oak lo miró sorprendido— Esta es la libreta donde tengo sintetizado el método que utilizo, en realidad, tengo muchas otras libretas con información indispensable, pero en ésta está el método sintetizado, las otras las tengo guardadas vía PC. Mientras tanto esta es la única libreta que revela la mayoría de mis secretos, y aún no estoy dispuesto a revelarlos.

    —¿Por qué no? —preguntó Oak algo molesto.

    —Porque si lo hiciera otros lo copiarían, y otros y otros, ¿y sabe lo que pasaría entonces? El mundo se llenaría de entrenadores definitivos, y yo no quiero eso, ya que si el mundo se llena de entrenadores definitivos ya no sería especial.

    Y se dispuso a salir del laboratorio.

    —Por cierto —se detuvo antes de salir—, sepa que su pokedex sigue muy bien, ya casi termino en esta región, y me pondré en contacto con usted cuando pase la liga.

    —¿Por qué no antes? —dijo Oak al tiempo en que sacaba un teléfono, marcó, y el teléfono de Rainbow empezó a sonar. Rainbow se quedó incrédulo.

    —Así que Aurora le dio mi teléfono —le dijo algo irritado.

    —No te enojes con ella —contestó Oak—, solo le pareció conveniente que estuvieras más comunicado.

    —Nunca me enojaría con ella —dijo secamente y salió del laboratorio.



    Rainbow empezó a caminar aparentemente sin rumbo, al parecer algo le preocupaba, se puso a pensar que el hecho de que otras personas tuvieran su número además de Aurora hacía menos especial esa pequeña unión que tenían, a pesar de que él mismo le había dado su teléfono a Bill.

    —Tienes razón Alakazám —le dijo al darse cuenta de lo que pensaba—, eso no importa, eso no tiene por qué perturbarme, me siento ridículo por sentirme así, pero… ¿por qué me siento así, por Aurora? —incrédulamente empezó a reflexionar sobre lo extraño que se sentía.

    —Oye, yo te conozco —dijo una voz detrás de él.

    Rainbow volteó a ver, y ahí en frente de él se encontraba el mismo niñito de la gorra roja que había encontrado hace casi un año.

    —Ah, sí, eres ese niñito —le contestó fríamente—, ¿cómo te llamabas?...

    —Soy Red —contestó el niño—, ¿ya te acuerdas de mí?

    —Sí, claro, ya me acordé… adiós —y empezó a irse.

    —Oye, espera, ¿Cuál es la prisa? —Se apresuró Red.

    —Lo siento Red, no tengo tiempo, ahora mismo me voy a ciudad Verde por mi última medalla de gimnasio —dijo mientras se iba, pero Red seguía caminando junto a él.

    Red pareció mirarlo con algo de admiración, pero a Rainbow le parecía muy molesto.

    —¿Se te ofrece algo más? —preguntó bruscamente Rainbow.

    —Bueno, yo también soy un entrenador, así que me preguntaba, ya que tienes mucha más experiencia que yo, si tienes algún consejo para mí —le dijo amigablemente.

    Rainbow se detuvo y lo miró.

    —De hecho sí hay algo que puedo decirte —le dijo seriamente—, nunca, pero nunca, ataques sin un buen plan, cuando hayas dominado bien esta regla… podrás violarla todo lo que quieras —y se alejó dejando al pequeño Red algo confundido.


    —Este sí que ha sido un día muy aburrido —se dijo a sí mismo sacando a Pidgeot—, espero que cuando lleguemos a ciudad Verde las cosas se pongan más divertidas.

    Y se dirigió volando hacia ciudad Verde.



    Mientras tanto Aurora se encontraba en ciudad Plateada, en el museo más exactamente, se encontraba junto con el dueño revisando algunos papeles antiguos, pero no podía alejar a Rainbow de su mente, se preguntaba que estaría haciendo en ese momento. Pero entonces su teléfono sonó.

    —¡Rainbow! —exclamó.

    —Eh, no, soy el profesor Oak —contestó del otro lado de la línea.

    —Ah, hola profesor —contestó con su tono jovial—, ¿cómo le va?

    —Solo quería saber si ya habías hecho algo con respecto a lo de Bill.

    Aurora recordó que le prometió tratar de convencer al presidente de aceptar la implementación del sistema de almacenamiento pokémon para toda la región, en lo que había fracasado.

    —Me temo que no pude hacer nada al respecto —respondió algo triste—, al parecer no va a acceder tan fácilmente.

    —Entonces creo que todo va a quedar en manos de Rainbow —contestó Oak.

    —Sí, ya lo creo —respondió Aurora.

    —¿Crees que lo logre? —preguntó el profesor.

    —Claro que sí, Rainbow le apostó al presidente que ganaba la liga sin problemas, y con Rainbow lo único que nunca dará sorpresa es que siempre ganará —contestó orgullosa Aurora.

    —Tal vez en eso nunca nos dará sorpresas —comentó Oak—, pero por otro lado, quisiera preguntarte algo… ¿sabes tú algo del método que él usa para entrenar pokémon?

    Aurora se sintió algo perturbada por la pregunta, e inconscientemente apretó su mochila contra ella, en la cual se encontraba aquella extraña libreta que no podía dejar que nadie viera.

    —Lo he visto entrenar una cuantas veces —respondió Aurora—, pero no he visto que haga en sí nada especial ni diferente de cualquier otro entrenador —dijo obviamente mintiendo.

    —Entiendo —contestó Oak—, bueno, eso es todo —y colgó.

    Aurora siguió trabajando en sus asuntos tranquilamente.


    —Lamento haber hecho esto —dijo Oak mientras guardaba lo que parecía ser una muestra pokémon—, pero no podía dejar pasar esta oportunidad, espero que lo entiendas Rainbow.

    Y en la nevera, guardada en un frasco, se encontraban pequeñas muestras de piel de un Cubone.

    Continuará...
     
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