One-shot de Pokémon - Pokémon: Path to Christmas...más o menos

Tema en 'Fanfics Terminados Pokémon' iniciado por AJ Slifer, 31 Diciembre 2018.

  1.  
    AJ Slifer

    AJ Slifer Golden Sun & Silver Moon

    Capricornio
    Miembro desde:
    19 Junio 2018
    Mensajes:
    194
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Título:
    Pokémon: Path to Christmas...más o menos
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2293
    Si dijéramos que esto es clásico especial de navidad no nos equivocaríamos, un capitulo especial navideño de mi fic para ser más exacto ¿Que podía incluirlo en el tema del fic? Cierto¿Que podría haberlo escrito en la sección del blog mejor? Sí, Cierto también¿Que no lo he hecho? Pues sí, también...En fin, sobra decir que si has leido mi fic puede tener algunos Spoiler, pero ese no es un gran problema tampoco. Espero que para un tercero sea tan disfrutable leerlo como para mí escribirlo. Con algo de retardo pero felices fiestas.


    Era una noche oscura, tan negra como la panza de un Umbreon. Y también fría, quizás por eso las estrellas parecían titilar para sacudirse del frío. No había escape del mismo, no lo había en la montañosa Ciudad Plateada ni en la siempre más templada Isla Canela así que era de esperar que Ciudad Verde tampoco escapara de la ola de frío polar, antes denominada invierno, que era tan típica en esas fechas.


    — ¿Seguro que vamos bien por aquí?
    —Confía en mi Jean ¿Cuándo te he fallado yo? -respondió Tim con su alegría habitual.



    Jean se frenó unos instantes bajo la leve nevada, recordando todas las veces que su más menudo acompañante le había fallado, le había avergonzado, le había casi humillado ¡Y lo peor de todo es que sin ni siquiera pretenderlo! Y también recordó como cada vez que sentía eso tenía que resistir el impulso de querer partirle una silla en el lomo.



    —Como digas Tim, sigamos entonces-añadió Jean mientras se sacudía la nieve de su pelo castaño
    —¡Eso es!¡Continuemos! -respondió el de Isla Canela sin reparar en el tono de su compañero - ¿Has traído tu regalo? -añadió.
    —Por supuesto ¿Y tú el tuyo?
    —…
    —¡Tim!
    —No pasa nada por acercarnos a una tienda—añadió para alejarse canturreando
    — ¡TIM!



    Gritos bajo la leve y helada precipitación, vahos que surgían de sus bocas como almas intentando escapar de su carnosa prisión para perderse en la oscura inmensidad, disparos de chorros de agua por parte de un Croconaw. Lo normal.



    En un hogar de Ciudad Verde, un hogar rodeado de árboles ahora canosos unos y calvos otros, un hogar donde la abundante cena comenzaba a prepararse con esmero y cariño. Donde amigos comenzaban a hablar de lo habitual en esas fechas.


    —¡Soy el fantasma de las navidades futuras!¡Has sido malo Scrooge!


    Izumi agarró a Angie de la cintura y la bajó de la silla, mientras la rubia sonreía y seguía haciendo referencias a la famosa historia que no vamos a mencionar para no pagar derechos de autor.

    —¡Angie, que eres la anfitriona!—exclamó Izumi- ¡Además no tienes diez años! —añadió la de ojos azules.
    —¡Yo quiero ser el fantasma de las navidades futuras!—protestó AJ.



    ¡He dicho que no vamos a hablar de esa obra maldita sea e id a la cocina de una vez! ¿¡Tiene que venir el narrador a deciros que huele a quemado!?¡Me cago en…! O, si…vale. La casa estaba decorada de los típicos productos de estas fiestas, no podía faltar el árbol coronado por una radiante figura de Starmie, no podía faltar la pequeña procesión tres de Camerupt siguiendo a un Jirachi. No podía faltar el tradicional turrón de almendras que no le gusta absolutamente a nadie. Lo normal.



    —Menos mal que el narrador omnisciente nos avisó-dijo Angie mientras movía enérgicamente la sartén, tratando de despegar lo quemado—Podría haber sido un estropicio.
    —Me parece que tus padres no van a volver a dejar que te quedes sola en casa—comentó a AJ mientras comenzaba a colocar dulces en las bandejas- ¿Dónde estaban por cierto?
    —Con mis tíos—respondió Angie mientras no quitaba la vista del utensilio de cocina.
    —Menos cháchara y más cocina—sentenció Izumi mientras con su gran cuchillo de cocina “sentenciaba” los distintos alimentos que pasaban por sus manos. Observando a los cocineros un Meowth y un Ekans esperaban silenciosos en el suelo de la habitación, listos para engullir todo lo que cayera al suelo.


    Pese a la conversación, pese al sonido del hervir, pese al crepitar del freír, pudieron oírse unos ligeros aleteos que rápidamente incrementaron en sonido y frecuencia. Al acto se oyó un repiqueteo en la puerta. No había ninguna duda de quien se trataba.


    —¿Papa Noel? —alzó la cabeza Angie entusiasmada.


    Sí. Sí que cabía alguna duda, mientras AJ e Izumi continuaban cocinando Angie corrió a la puerta de la entrada, sin ninguna duda la abrió sin importar que una brisa fría barriera el interior de la casa.


    Al abrirla vio a un chico algo mayor que ella, y de la misma edad que los que estaban en la cocina, y junto a él un Pidgeot que con sus aleteos al aterrizar había apartado buena parte de la nieve de la entrada.


    —¡Eric!¡Me alegra que hayas venido! —comentó la rubia.
    —No me lo perdería por nada del mundo—comentó el joven del Pidgeot-Traigo un regalo.
    —Déjalo dentro—dijo Angie para luego cogerle de la mano y guiarle hacia el interior.


    No tardó Eric y la anfitriona en llegar al salón, presumiblemente el lugar donde se serviría la comida que se estaba preparando, en el amplio sillón que presidia la habitación descansaban, por no decir que dormían a pata suelta, tanto un Ivysaur como un Wartortle que miraron de reojo al entrenador que acababa de llegar. Ya le conocían y esperaban algo de él.


    —Es muy bonito-comentó Eric mientras dejaba su regalo—Espera-añadió cuando sus ojos se percataron en un detalle importante—La chimenea esta apagada.


    Así era, varios troncos de perfecto tamaño y perfectamente apilados, formando una imagen incluso coqueta, exclamando a gritos que alguien, humano o Pokemon, le prendiera fuego.


    —¡Sabíamos que te hacía ilusión encenderla! -comentó Angie— ¡Toda tuya! —añadió contenta.


    No fue necesario decirlo dos veces, una llama metafórica prendió los ojos de Eric mientras que el fulgor blanco de la pokeball “prendió” el salón.


    —¡Charmeleon usa Ascuas!—exclamó Eric al pokemon recién liberado.


    El lagarto rojo expulso una reducida esfera de fuego, pero lo suficiente para que la leña comenzara a arder y un titubeante primero pero continuo flujo de humo saliera, vía chimenea, de la casa de Angie al espacio infinito.


    Eric y Angie se unieron a AJ e Izumi en la cocina, Charmeleon quedó en el salón conversando con el Wartortle y el Ivysaur, cosa lógica: Ambos crecieron juntos en el Laboratorio del Profesor Oak y convivieron hasta que fueron dados a sus actuales entrenadores, pero esa es otra historia….


    Otra historia se daba en otro punto de la ciudad, en una típica tienda, con un típico dependiente, probablemente deseando acabar cuanto antes su jornada de trabajo, probablemente deseando volver a casa con su familia, o su pareja, o su mascota en esas fechas tan señaladas. Lo normal.


    —Tim—casi suplicó Jean al de Isla Canela-decídete de una vez.


    El joven isleño caminó indeciso delante del mostrador, deslizó su dedo por algunos de los productos entre los que tenía la duda.


    -Y dígame-preguntó Tim al dependiente- ¿Es de buena calidad?
    —¡Es una jarra de pepinillos!—exclamó Jean—¡Qué más da!
    —Por favor-rogó el dependiente—Tengo una muñeca hinchable esperándome en casa ¡Un poco de compasión!
    — ¿Cuánto cuesta la muñeca hinchable?—preguntó Tim
    —¡No le des ideas!—bramó Jean.
    —Croco—expresó el caimán azulado dando pequeños cabezazos contra el mostrador.


    La nieve seguía cayendo de forma continua pero suave y tranquila, como si no quisiera molestar a la gente que aun circulaba por las calles: saliendo de trabajar, apurando el tiempo para comprar un regalo de última hora o simplemente por el sencillo gusto de pasear.


    —Llegamos tarde—dijo una voz masculina frente a la casa de Angie.
    —Esa es la idea-comentó la fémina que le acompañaba—Llegaremos a mesa puesta y no tendremos que hacer nada-añadió divertida.
    —Silvia, tienes una cara muy dura.
    —No es verdad, mi cara es suave y preciosa—respondió la pelirroja para acto seguido tocar la puerta.


    No tardó en venir la rubia anfitriona de nuevo para recibir a Shiro a Silvia y guiarlos a la mesa donde el resto, humanos y pokemon, ya comían.


    —Es increíble-pensó Shiro mientras miraba de reojo a la pelirroja—Lo tenía perfectamente calculado.


    El par recién llegado se incorporó a la conversación y esta aumentó exponencialmente, por su parte la comida iba disminuyendo, los entrantes, la carne, los dulces y las bebidas iban lenta pero inexorablemente siendo consumidas, solo restos de salsa, manchas de chocolate o cubitos de hielo medio derretidos quedaban en platos y vasos como pruebas de que habían estado llenos hasta los topes.


    La conversación oscilaba entre varios temas, metas como entrenador, planes para el nuevo año que pronto empezaría, lo último que habían visto en la tele antes de empezar la cena o la preocupante tardanza de los dos que aún estaban por llegar. Solo interrumpida por algún chirrido alegre del Gligar de Shiro que se había incorporado al resto de pokemon o por el bufido de la Sneasel de Silvia cada vez que alguien se acercaba demasiado a su comida.


    El olor de la comida, la madera ardiendo lentamente, el suave aroma afrutado que se desprendía del bulbo de Saur, la comida ya reposando en los estómagos: Todo contribuía a crear un clima de relajación, que solo hizo que cuando la puerta volvió a sonar, por última vez aquella noche, todos dieran un pequeño resalto.


    Angie abrió la puerta y allí estaban: El Croconaw de Jean que cargaba con el tarro de pepinillos en vinagre, con un vistoso lazo rojo a modo de decoración, y el propio entrenador con gesto cansado que cargaba con su propio regalo.


    —¡Jean! —expresó Angie feliz—Ya pensaba que no venías.
    —Hemos tenido problemas—comentó el de Ciudad Cerezo.
    —¿Tim no venía contigo?—preguntó la rubia.
    —A eso me refería.


    El joven se hizo un lado para que Angie pudiera observar como aparte del reptil azulado Jean era acompañado por su Ariados y como este tenía expulsada desde su retaguardia un fino, pero resistente hilo blanco que llevaba hasta un Tim atado cual extraño hibrido entre momia y chorizo.


    -Al menos habéis llegado para el regalo invisible-acertó a decir la joven mientras les hacía pasar.


    Tanto Croconaw como Ariados, así como el Poliwag de Tim, se unieron a los demás pokemon en su pequeña comida particular. Sus entrenadores por su parte pudieron disfrutar por su parte de un par de platos que, previendo lo que podía pasar, les habían apartado. No tardó mucho en hacerse la entrega de regalos.


    —El mío era para Angie—dijo AJ mientras le entregaba el obsequio a la anfitriona.


    La rubia desgarró con la destructiva fuerza que otorgaban unas de manos de niña el papel de regalo estampado con la característica flor de los Venusaur para descubrir un pequeño libro negro y con letras plateadas en la portada en la que se podía leer: Leyendas, maldiciones y otros cuentos de viejas.


    —No creo que eso…-comenzó a decir Izumi.
    —¡Me encanta!—interrumpió Angie abrazando a AJ—¡Muchas gracias! —añadió sincera
    —Sabía que eras de las mías-bromeó el de cabello moreno chocando la mano con la rubia.
    —Ahora es mi turno—dijo Izumi-Para ti AJ.


    Fue ahora las manos del pelinegro las que, más cuidadosamente, trataron de desnudar el obsequio, en su caso un jersey de un morado oscuro en el que se percibían claramente dibujados los triangulares ojos de un Haunter.


    —Lo he hecho con mucho cariño—dijo la de ojos azules.
    —En la etiqueta pone: “Made in Taiwan”—apuntó AJ mientras una gruesa gota de sudor bajaba por su sien.


    Mientras AJ e Izumi discutían fue la susodicha quien recibió un regalo, de Jean en este caso, siendo unos pequeños pendientes con forma de caparazón de Squirtle el coqueto regalo.


    —Muchas gracias Jean—dijo la entrenadora del Wartortle verdaderamente contenta.


    Fueron ahora Shiro y Eric quienes cruzaron regalos, el primero le regaló una heladera al segundo, mientras que el entrenador del Charmeleon y el Pidgeot le regaló un pequeño libreto de cocina titulado: “Baya Tamate, esa colorada desconocida”


    —Claro-reparó Angie—vosotros dos no os conocéis aun en el fic principal, eso explica lo poco acertado de vuestro regalo—continuó—Silvia mi regalo es para ti y…
    —Angie, échame el aliento-expresó Izumi-Llevas toda la noche diciendo cosas muy raras, que si fic principal, que si narrador, que si esto debía de ser un capítulo especial y no un one-shot independiente….


    Mientras Izumi metía la nariz, en el sentido más literal de la palabra, hasta la garganta de Angie en la búsqueda de alcohol, o algo peor, la pelirroja abrió su obsequio en cuestión: Un atrevido bikini con estampado de Zebstrika, muy popular el verano pasado.


    —Has acertado con mi talla-dijo Silvia felizmente sorprendida—Mi regalo para Tim es…es esto-añadió no demasiado convencida.


    El problemático isleño quitó el brillante papel de oropel para descubrir que su regalo era una figurita de Gardevoir articulada y con variedad para añadir, pero sobre todo quitarle, distintos vestidos. Tuvieron que pasar varios minutos de risa tonta y miradas picaras a su obsequio para que Tim hiciera su propio regalo.


    —Toma Jean—dijo con su mejor voluntad mientras entregaba el tarro de los pepinillos.


    El aludido se quedó con el regalo entre las manos unos segundos, mientras un montón de pensamientos se agolpaban en su mente a la vez.


    —Lo mato—dijo Jean decididamente- ¡LO MATO!


    El vinagre se derramó por el suelo y el fuerte olor a encurtido inundó el lugar, el sonido al resquebrajar de algún cristal, la firmeza de unos brazos frenando los impulsos homicidas de Jean, el carcajear batiente de alguna mandíbula, la risa del cansancio acumulado, la risa por lo absurdo de la situación. Lo normal...
     
    Última edición: 3 Enero 2019
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso