Inazuma Eleven Poderosa [Actividad: Letras por ellas]

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Nao Sharp, 10 Marzo 2023.

  1.  
    Nao Sharp

    Nao Sharp Usuario popular Lectora empedernida del 2023

    Aries
    Miembro desde:
    14 Febrero 2021
    Mensajes:
    703
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Poderosa [Actividad: Letras por ellas]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1447
    Weno, otro escrito de Inazuma, aunque este solo está ambientado en el mundo y poco hay de los personajes principales. Está más bien basado en un rol privado que tengo con una amiga uwu, y se situaría antes de Chrono Stones. Espero que os guste y que a Ichii le parezca correcto para la actividad (?)

    Ya es la hora.

    En silencio, la mujer apagó el ordenador de su oficina y recogió la mesa. Cuando salió, la secretaria ya se había ido y solo quedaba su fornido guardaespaldas, esperándola con un cigarrillo en la mano.
    —Cada día trabajas más, Mei —comentó el hombre entre calada y calada—.
    Ella simplemente se encogió de hombros y se ajustó su gabardina negra.
    —Démonos prisa, o no llegaremos a recoger a la niña.
    Bajaron por el ascensor hasta el parking de las oficinas y se subieron en el Lexus de Mei, aunque era Peter el que conducía.


    No debo llegar tarde.

    No tardaron en llegar a la puerta de la escuela, donde una niña de enormes ojos rojizos los esperaba impaciente. Mei salió del coche y, tras un efusivo saludo, cogió a su hija en brazos y la acomodó en su silla en el asiento de atrás. Cuando las dos mujeres tuvieron los cinturones abrochados, el hombre arrancó. En la radio, comenzó a escucharse cómo hablaban de las clasificatorias para el Mundial, que iniciarían en dos semanas. Mei la apagó, cansada de escuchar siempre la misma noticia.


    Sin embargo, nosotras empezamos hoy.
    Acompañaron a la niña a sus clases de piano y, mientras esperaban, Mei hizo algunas llamadas y contestó a otras. Abogados, clientes, socios... Todo giraba en torno a ella. Pero no solo en el trabajo, también en casa. Había tenido que salvar a su propio marido de las falsas acusaciones por las que casi lo encarcelan mientras jugaba al fútbol en Italia. Ahora Yuuto mantenía un perfil bajo, entrenando a los chicos de su antiguo instituto y cuidando la casa.


    Y todo por culpa de esa "Princesa Cisne".
    Al terminar la clase, metió de nuevo a la niña en el coche y se fueron hacia el bloque de pisos de lujo en el que vivían. Cargó de nuevo a Naomi en sus brazos para subir en el ascensor. No era que la niña no pudiera caminar, pero tenían prisa y a Mei no le molestaba llevarla. Una vez en casa, le tendió a Naomi una pequeña equipación de la Selección Japonesa, que la niña se puso mientras su madre preparaba una bolsa de deportes. De vez en cuando la miraba de reojo, para ver si todo iba bien. Esa niña era la luz de sus ojos, desde que se enteró de que estaba embarazada a los 19 años supo que su destino era estar junto a ella. Un cuarto de hora después, ambas estaban el el coche de nuevo, de camino al Estadio Nacional de Japón.


    Es el momento.
    Al llegar, los tres entraron hasta el túnel de vestuarios. Yuto, que había acordado recoger allí a la niña, no había llegado.
    —Bueno, me quedaré con ella hasta que llegue —le dijo Mei a Peter, algo decepcionada—. Tú solo vigila que no pase nada extraño.
    El hombre asintió y la mujer entró al vestuario con Naomi cargada en sus brazos. Bajo la sorprendida mirada de sus compañeras, Mei dejó a su hija en el banco. Mientras la mujer se cambiaba, dos de sus viejas amigas se acercaron a saludarlas.
    —¡Estás enorme, Naomi! —comentó Biko, mientras se hacía un desordenado moño castaño.
    —¿Cómo es que la has traído? —preguntó Akari.
    —Su padre no ha llegado —le respondió a la rubia, mientras veía cómo Biko jugaba con su hija.
    Mei se terminó de abrochar las botas, se hizo una enorme coleta y se puso el brazalete de capitana. Todas la miraron, tenía una imagen imponente. Seria, fuerte, dura. Por muchos "marimacho" que le hubiera costado en la adolescencia, esa era ella.


    —¡Hoy ganaremos este partido!
    Todas asintieron ante las palabras de su capitana y salieron del vestuario para ir al campo. Por fin Mei pudo dejar a Naomi con su padre, al que le dedicó una mirada de reproche. El hombre se fue cabizbajo, le había vuelto a fallar a la mujer que amaba, a la que había dado su vida y su tiempo por él. El equipo femenino de la Selección Japonesa de Fútbol entro al campo. El estadio era enorme, pero no se habían llenado ni la mitad de los asientos. A nadie le importaba. Del otro lado, la Selección Tailandesa las miraba con gesto desafiante. Pero Mei sabía que iban a ganar.


    Es momento de que el mundo me devuelva todo lo que le he dado.
    Las tailandesas sacaron de centro tras el pitido inicial. Miles de pensamientos se pasaron por la mente de Mei, mientras esperaba llena de confianza a que sus compañeras recuperaran el balón. Había dejado el fútbol porque consideraba que era lo mejor para su familia, así su primo y su marido podrían dedicarse al fútbol que tanto amaban. Pero, ¿y ella qué? El balón llegó a Biko, en el centro del campo, tras una fantástica acción de la defensa. La centrocampista regateó a sus rivales con facilidad, era excepcionalmente buena. A Mei la asaltaron más recuerdos, recuerdos de cuando destruyó en un juzgado a sus padres maltratadores; de cuando su mejor amiga la había traicionado por no perder a su novio; de el momento en el que había aceptado hacerse cargo de todas la empresas de la familia a pesar de tener un bebé en casa. Un precioso pase de Biko fue a parar al extremo de Akari, quién inició la carrea por la banda. Mei logró desmarcarse dentro del área, era una ocasión clara. No iba a dejarla pasar, por algo la habían elegido capitana de la selección a pesar de no estar en ningún equipo profesional.


    Este es mi momento.
    El centro fue perfecto, digno del as en el que Akari se había convertido. Cuando el balón llegó a los pies de Mei, solo pudo pensar el los cientos de goles que había marcado antes de ese. Los que la habían convertido en campeona de Japón en el instituto, los que le habían hecho ganar el Fútbol Frontier Internacional, y el gol que había marcado en aquel maldito partido. El que le había costado una larga lesión, con cicatriz incluida para recordárselo. No perdonaría a Kageyama por aquello. Él podría haber destruido su carrera futbolística en aquel momento. Pero demostraría a ese hombre, que debía estar ardiendo en el infierno, que no lo había logrado. Mei esquivó a una defensora y entonces el tiempo se detuvo. El aura oscura que rodeó a la mujer hizo estremecerse a todo el estadio. Mei se elevó en el aire, mientras una forma humanoide se materializaba sobre ella.
    —¡Águila Alas Negras, Ethon!
    Un ser con alas destellaba sobre la mujer, quién alzó las manos.
    —¡Armadura!
    El ser se fusionó con Mei, cuya equipación se cambió por un centellante conjunto ocuro decorado con unas alas negras. Era la primera vez que el mundo veía una armadura de espíritu guerrero. Y era en ella, una mujer. Una de tantas a las que habían dicho que no valían lo mismo que los hombres en ese deporte, que su fútbol era aburrido. El gol fue inminente. La portera tailandesa trató de parar un balón que se escurrió entre sus manos, destruyendo la red de la portería. El árbitro indicó el gol, pero tras eso en el estadio se formó un silencio sepulcral. Nadie entendía lo que acababa de ver. Mei, satisfecha, volvió hacia el centro de campo.


    Ahora solo queda vencer a la "Princesa Cisne".
    El estadio terminó por estallar en vítores unos segundos después. Mei emanaba un poder infinito por cada poro de su piel, bajo la asustada mirada de las tailandesas. A penas habían pasado cinco minutos de partido y ya habían recibido el primer gol. En una posición totalmente opuesta estaba la mujer que había marcado el gol: fuerte, rápida, poderosa, infinita. Había demostrado que ella era la mejor, mejor que todos esos futbolistas a los que habían llamado genios o leyendas miles de veces. A los que les daban todo hecho. Y sin embargo, ella los había superado, siendo amiga, empresaria, esposa y madre. Y se lo demostraría a su hija.


    Ganaré este mundial.
     
    Última edición: 11 Marzo 2023
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