Kabuto volvió a aburrirse, y desistió. Rowlet también desistió y volvió a mi hombro. O al menos, se cansó de volar y decidió ir a descansar conmigo, no lo sé muy bien. El caso es que volvía a estar solo, y aquellas criaturas volvían a escasear. ¿Estaría cerca de alguno ya? ¿O estaría buscando en el lado equivocado? Volví a la orilla a esperar, a ver si salía uno otra vez.
—¡Effy! Al final llegaste, qué bien~ Correspondí al abrazo de Emily y no pude evitar devolverle la sonrisa; seguía siendo tan tierna como sólo Emily podía serlo. Rowlet descendió de los cielos tras ver que nos encontrábamos con alguien (quizás la recordaba del laboratorio en Ciudad Lienzo), y se posó sobre mi hombro como solía hacerlo. —Tuve que hacer un desvío antes de llegar aquí y buscar a Mimi —le comenté, acariciando suavemente a Rowlet—. La ayudé a conseguir la MO Vuelo y la puse al tanto de lo que sucedía… supongo que en estos momentos se encuentra viajando hacía aquí en el helicóptero. >> ¿Y Hubert? Creí que vendría contigo.
Emily Hodges —Oh, entiendo —dije asintiendo a sus palabras y admirando el pokémon que había escogido como inicial: Rowlet, el pokémon de tipo planta. Interesante... Observé a mi alrededor durante unos segundos y luego volví a sonreírle a la chica. >>Sí, bueno, yo también tuve que hacer un desvío así que nos separamos porque no quería hacerlo esperar. Supongo que ha llegado ya, pero la verdad es que no lo he visto, lo siento~
Mientras Emily hablaba, sentí como algo me rozaba la pierna. Al bajar la mirada noté que se trataba de Rockruff, quien intentaba llamar mi atención en aquel momento. Al observarlo, el pokémon señaló hacia el frente, donde un Pyukumuku se encontraba abandonado sobre la tierra, temblando y cubierto de arena. —Ah… ¡bien hecho, Rockruff, has hallado uno! —exclamé, acariciando al pokémon cachorro sobre su cabeza, cosa que pareció hacerlo feliz pues soltó un alegre ladrido—. Dame un segundo Emily, ayudaré a este pequeño… Di dos grandes pasos y me encontré frente al Pyukumuku. Lo tomé en manos y lo llevé apresuradamente al mar, donde recuperó la movilidad y se perdió entre el agua salada rápidamente. —Ah, mucho mejor… supongo que también has tomado el trabajo de ayudar a los Pyukumuku aquí en la playa, ¿eh? —sonreí, volteándome a ver a Emily—. Y no hay que preocuparnos por Hubert… conociéndolo, no debe andar muy lejos. Seguro aparecerá por aquí cuando menos lo esperemos. >> En cualquier caso, el profesor Abeto me ha hablado de lo que descubriste y… ¿es cierto que te atacó uno de los enmascarados? Contenido oculto Pyukumukus: 1
Haciendo rondas por la orilla, encontré otro. ¡Vaya! Quizás por eso no los veia mas atras, porque la gente los pillaba en la orilla y los lanzaba al mar de nuevo. El Pyukumuku al verme apresuró el paso, pero al carecer de patas fue inútil. Lo agarré con cuidado y lo lancé de nuevo al mar. Aquel trabajo era entretenido.
Emily Hodges —Bueno, sí~ De hecho he devuelto ya tres si no me equivoco, estaba buscando uno último antes de volver a la ciudad —admití ante la chica, sonriendo—. Aunque no quieren aparecer... >>¡Claro que no estoy preocupada por Hubert! Sólo que me hubiera gustado ayudar en vuestro reencuentro... >>Y sí, es cierto. Fue justo a la salida del Paso, antes de entrar a Ciudad Mkuu. No entendí lo que me quiso decir pero acabamos combatiendo y afortunadamente gané. No me pareció especialmente peligroso, pero supongo que habrá miembros más fuertes con los que habrá que tener cuidado...
Mientras esperaba a que Emily respondiera, me di cuenta que a lo lejos aún podíamos ver a Drake, quien andaba de aquí para allá; era evidente que también se encontraba haciendo este trabajo encargado por el Mercado de la ciudad. Parecía bastante concentrado, de modo que no lo llamé. Además, ya había gritado su nombre otra vez; si quería ir por su lado no era nadie como para oponerme. —¿Tres? Vaya me llevas mucha ventaja; este es recién el primero que logré hallar por aquí —comenté luego de oír a la chica—. Sí, habrá que tener cuidado con aquellos enmascarados, en especial dado que no podemos usar a nuestros otro pokémon más entrenados… >> Me pregunto qué variantes de pokémon encontraremos por aquí… he visto Snorunts, Dwebbles y Kabutos muy diferentes a los normales. Y ahora veo a tu Jynx, que no sólo es diferente de la Jynx que se encuentra por Galeia, sino que además parece bastante fuerte…
Seguí patrullando por la orilla entonces, entendiendo que era la mejor táctica. Al alejarme del grueso de la playa y quedarme en la orilla, el numero de pokemon que encontraba era mas limitado: salvo por los Dwebble, Scraggy surfistas y algun que otro Hippopotas, casi me encontraba en solitario. Suponía que en algún momento debería de asomarse otro Pyukumuku...
—¡Ku ku! La exclamación de Rowlet me hizo alzar la cabeza. El pokémon búho se encontraba describiendo círculos en el cielo alrededor de un área; ¿habría encontrado algo? Sin embargo, no me había dado cuenta a tiempo; ya Drake se había encargado de devolver el pequeño Pyukumuku de vuelta al mar. Bueno, no era problema alguno. Lo importante era que esos pequeños pokémon estuviesen a salvo, ¿verdad?
Emily Hodges Reí levemente, quitándole importancia al asunto. Sólo era cuestión de suerte, al fin y al cabo~ —Sí, es genial, hay muchísimos pokémon diferentes —posteriormente miré a Jynx que empezó a bailar de forma alegre al escuchar los halagos de Effy, siendo posteriormente acompañada por los ladridos alegres de Rocruff—. Gracias~ La he encontrado en esta playa, gracias a la información que recibí del mercado en Mkuu. La llaman la bailarina de la playa de sur y... ¡se ha unido a mi equipo! Espero que seamos buenas compañeras~
La Jynx que acompañaba a Emily se puso a danzar alegremente luego de oír mis palabras, haciendo gala de su apodo de bailarina de la playa del sur. Emily mientras aprovechó para contar cómo había terminado encontrando a esa Jynx; fue gracias a la información que compró en el mercado de la ciudad. Ni me había fijado en esa sección cuando estuve allí, quizás debería prestarle más atención la próxima vez que visitara la ciudad… —Seguro que lo serán; se nota desde ya que habéis hecho buenas migas —comenté con una pequeña risa—. Deberíamos movernos un poco más por la playa en vez de quedarnos aquí paradas, ¿no crees? Así tendremos más chances de encontrar mas Pyukumukus…
Contenido oculto Llevo 4 >:3 ¡Muy bien! Otro Pyukumuku estaba saliendo del mar. ¿O acaso debería decir "muy mal"? El pokemon en cuestión era realmente pequeñito. Tanto, que cabía en la palma de mi mano. Probablemente era la primera vez que salía a tierra firme. --Tú aún no estas listo para esto--le dije con dulzura. El Pyukumuku se puso a temblar cuando lo agarré, y chilló de miedo al ser lanzado de vuelta al mar. Era raro pensar que algún día se acostumbraría a aquello.
Seguí patrullando por la orilla, buscando más Pyukumukus traviesos escapandose del mar. Ya todo aquel trabajo, aunque fácil, comenzaba a cansarme. Quizás el próximo Pyukumuku debiera de ser el último que ayudara. Aquella especie parecía muy interesante, pero no estaba seguro de querer capturar alguno. Aunque eran muy resistentes, la facilidad con la que se podían atrapar me decía que no tendrían muy buen desempeño en combate. Ademas, era necesario mantenerlos siempre hidratados, y se alimentaban de los nutrientes de las rocas marinas. Sería tan necio como ellos mismos si los alejaba de su hogar.
Mimi Honda Lo primero que me recibió nada más posar los pies en Udan fue un intensísimo sol isleño que me obligó a usar mi mano izquierda como visera. ¡Santo Arceus! ¿es que acaso pretendía dejarme ciega? En el brazo derecho, apretado contra mi pecho, cargaba con el malhumorado Mukka, el Litten que había obtenido en el laboratorio del profesor Abeto. Una extensísima playa paradisíaca bordeada de palmeras y flora tropical que juraría jamás haber visto fue lo que me recibió al bajar del helicóptero. Las arenas blancas, tibias, y las apacibles aguas de color turquesa que rompían en la orilla con un murmullo burbujeante... ¡Era un lugar perfecto para unas vacaciones! El aire olía a sal. Y la paz era tan suma que me sentí relajada al instante. —¡Esto es increíble!— exclamé— ¡Ni siquiera Islas Artistas puede compararse a esto! Aunque quizás debí traer mis gafas de sol— fue lo que murmuré, sin embargo—. Y algo de protector solar también. Si me quedo demasiado tiempo bajo este sol, acabaré como un Octillery cocido... En ese momento, cansado de estar allí, Mukka empezó a revolverse en mi brazo y saltó al suelo antes de que pudiese atraparlo. De algún modo, parecía algo más feliz al ver la isla de cerca. No sonreía, pero sus ojos observaban el entorno con cierto interés. Supuse que, procediendo de una región como lo era Alola, se sentía un poco más cómodo en un entorno costero. Le dejé hacer, eso sí, con la advertencia de que no se alejase demasiado. ¿Quién sabía que pokémon habitarían este lugar? Y tan cerca de la playa... debía estar repleto de tipos agua. Yo, mientras tanto, me detuve a consultar el pokégear. En el helicóptero había recibido el mensaje del profesor Abeto con cierto retraso y ahora tenía una lista de objetivos que cumplir. Empezando por obtener algo de ropa nativa. —Bien—dije en voz alta—. Esta es la playa del sur de Udan, si queremos llegar a la civilización y completar las misiones que nos encomendó el profesor, deberíamos seguir hacia el norte. Allí está Mkuu, la ciudad más concurrida de la isla. No suena como algo demasiado complicado. Quizás los demás hallan llegado ya allí. ¡No podemos quedarnos atrás de ninguna manera! Vamos, Mukka. >>... ¿Mukka? Cuando alcé la cabeza del pokégear, cerrándolo con un simple movimiento de la mano— ya tenía práctica gracias a mi móvil de tapa— descubrí con horror que el pequeño Litten se encontraba a varios metros de distancia. ¿En qué momento...? —¡¿Ah?! ¡hey!— le llamé—. ¡Espera! ¡Mukka~! ¡Oh, por el amor de...! ¿Por qué me pasan a mí estas cosas? Si me fijaba bien, allí en la distancia... ¿no era aquella una persona? Contenido oculto ¡Me uno por fin a la fiesta! ;u; <3 (?
Contenido oculto Bue, voy a hacer un ultimo post por hoy y si no sale el último pues sigo mañana, para que el post de Noir no se pierda en la busqueda de adorables Pyukumuku :D (? Me senté un rato en la arena. Kabuto se llevó un susto y dió un salto, pero inmediatamente se relajó y comenzó a dar vueltas por ahí. Rowlet, en cambio, seguía durmiendo profundamente en mi hombro. Bueno, al final este trabajo no era malo. Habían oficios peores que tener que pasar un día en la playa tratando con pokémon pacíficos. Aparte de, por supuesto, saber que los estabas ayudando aunque ellos no quisieran. --Supongo que algún día estos Pyukumuku se adaptarán a su entorno--me dije--. Evolucionarán y podrán sobrevivir al mundo de afuera sin morir de hambre, como parece ser su sueño. Mientras tanto, no cuesta nada aportar a salvarlos de si mismos. Y seguí buscando.
Contenido oculto Okay, OKAY. El post de arriba ha sido super epico xD Justamente, un Pyukumuku muy gordo estaba pasando justo a mi lado. Se movía lentamente y sin descanso, como si creyera que si se deslizaba lo mas sigiloso posible no me iba a dar cuenta. Llamarlo descarado era quedarse corto. Me reí, y luego de lanzarlo bien lejos, me alejé de la orilla. Era hora de irme. --Cinco Pyukumuku, no ha estado mal--le comenté a Rowlet, quien acababa de despertar. Kabuto se montó en mi espalda como ya estaba acostumbrado, y comenzamos nuestro camino de vuelta a la ciudad.
Emily y yo comenzamos a andar por la playa en busca de los diminutos pokémon que debíamos ayudar. A los pocos pasos hallé uno y lo devolví al mar; estaba tirado indefeso en la arena, y me apresuré en socorrerlo. "Uno menos…" dije para mis adentros, y tras asegurarme de que había retornado al mar reanudé a la marcha junto a mi amiga y nuestros pokémon.
Mientras Emily y yo caminábamos por la playa, me pareció ver una silueta que iba corriendo por la playa a la distancia, como si estuviese persiguiendo algo. Sin embargo, estábamos bastante alejadas de aquella persona, por lo que nos era imposible identificarla. —Hm, probablemente se trate de Drake —musité por lo bajo, encogiéndome de hombros, y sin mirar atrás continuamos caminando en busca de los pequeños pokémon que debíamos ayudar.
Mi Rockruff y el de Emily iban dando vueltas en círculos alrededor nuestro, andando y aullando alegremente. Se veía que ambos eran bastante juguetones y amistosos, al parecer eran de personalidades muy similares. Sonreí; había sido buena idea invitar al pokémon cachorro a que se nos uniera después de todo. El sol estaba fuerte y bastante pesado. Hacía mucho calor, y me tentó por un momento la idea de ir a zambullirme en el mar para refrescarme. Sin embargo, no me entusiasmaba la idea de estar toda mojada luego, ya que no contaba con una toalla para secarme, y me contuve.
—Quizás ya no queden más Pyukumuku por estas playas… —le dije a Emily mientras caminábamos—. Después de todo, nosotras dos, al igual que Drake, hemos estado ayudándolos por un tiempo ya… quizás ya no queden más, ¿no crees? Sin embargo, ni yo me lo creía. Si habían pedido ayuda era por algo, debía haber muchos Pyukumuku que necesitaban ayuda… de modo que no quedó otra que seguir recorriendo la playa en su búsqueda.