Exterior Piscina

Tema en 'Planta baja' iniciado por Yugen, 9 Abril 2020.

  1.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    8,531
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    [​IMG]

    Asentí, absorbiendo la información sin ningún motivo concreto más que el de barajar posibilidades. Según Arata, Hikari, su amigo, había quedado a cargo de Taito, y luego... Abrí un poco más grandes los ojos al oír que Yuzuki administraba Minato y solté una risa nasal, entre incrédula y divertida. ¿Qué pasaba con estos cachorros regulando barrios enteros? ¿Cómo se lograba una cosa así, para empezar? No llegaba ni a imaginarlo.

    No arribé a ninguna conclusión prometedora ni nada valioso que aportar, así que suspiré y me limité a reforzar lo obvio.

    —En fin, suerte con Sei. Ve contándome si pasa cualquier cosa, ¿sí? Quizá pueda darte una mano, aunque sólo sea escuchando e intentando unir puntos. Ojalá des pronto con tu amigo.

    Correspondió a mi beso, pero más pronto que tarde se separó y yo abrí los ojos, procesando la situación mientras él repartía otro par aquí y allá. Vi que regresaba a su bolsa y solté el aire por la nariz con disimulo, lanzándome el cabello tras la espalda. Apenas recibí sus ojos de nuevo, le dediqué una sonrisa y me ahorré las opiniones respecto a su primer comentario. Si tan a gusto estaba, ¿tenía que interrumpirlo así?

    Whatever.

    Sabía que era un capricho y creía entender lo mínimo de boundaries, por lo que barrí la frustración bajo la alfombra y me enfoqué en el obsequio que pretendía darme. Su aclaración de no haberle prendido fuego a nada me arrancó una risa breve y acepté la caja con ambas manos, redirigiéndome al borde de la piscina para sentarme allí de nuevo. Apoyé el objeto en mi regazo y enganché los talones dentro del agua, meciendo las piernas lentamente.

    Wait, you did this? —procesé sus palabras con delay, sorprendida y apoyando la uña del índice en la tapa.

    Pensé en abrirla, pero supuse que lo suyo era imitarlo. Atraje mi bolsa a mi posición y esculqué a tientas, extrayendo la caja de bombones con facilidad. Llevaba una cinta amarillenta y en la religiosa tarjeta había escrito "para mi cómplice favorito (aunque en realidad eres el único que tengo)". Le eché un vistazo, comprobando que todo siguiera en su lugar, y entonces se la extendí.

    —Yo tampoco le prendí fuego a nada, aunque asumo que eso ya lo imaginabas —bromeé.

     
    • Fangirl Fangirl x 1
  2.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,236
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Arata (1).png

    Asentí a sus palabras y es que sabía que aunque fuese con retraso si me enteraba de algo nuevo o lo que fuese se lo contaría. Ella era mi cómplice, le había pedido ayuda y se la había ofrecido de regreso, y aunque parecía sencillo para mí era muy valioso. Sasha era una de las primeras personas a las que visualizaba como igual a mí, estábamos en el mismo nivel, y eso alivianaba mucho de mi peso. Me liberaba de una forma en que jamás lo lograría en otras de mis amistades o relaciones familiares.

    Puede que no fuese una genialidad haber desviado el asunto, no con la manera en que me había besado, pero creía que Sasha comprendía de límites o la cosa que fuera y que no se lo tomaría personal en sí mismo, incluso si le había echado a perder un capricho. Algunos meses o semanas atrás habría cedido como si nada, pero ahora creía encontrar más en su compañía que lo que el cuerpo me ofrecía o me pedía. Con ella no requería siempre del exceso, a pesar de que eso no quitaba que lo disfrutara, y ahora... Bueno, quizás fuese infantil y casi ridículo, pero quería mostrarle lo que había hecho para ella, porque sabía que habría preparado algo para mí y quería estar a la altura.

    Porque merecía esto y más.

    —Los hice yo con estas manos —murmuré apoyando el rostro en su hombro—, para la pelirroja despampanante de las ideas más locas y la mejor amiga del mundo, también. Gracias.

    Aplasté la mejilla en su hombro, porque sí, y volví a hablar en voz baja.

    —Te quiero incluso si no lo digo y pienso en ti hasta cuando todo se me anda cayendo a pedazos. Me recordaste que puede sentir esas cosas todavía, cosas buenas, y espero poder reflejarlas hacia ti y que te alcancen.

    Acepté su regalo, no fue una sorpresa en sí, pero de todas sonreí al tener la caja en las manos y me reí al leer la tarjeta, porque la aclaración era chistosa en sí misma. Pobre mujer, ni le di tiempo a terminar la frase cuando ya estaba abriendo la caja y husmeando los bombones.

    —Lo sorprendente sería que le prendieras fuego a algo —reboté a su broma y por unos segundos solo me quedé mirando los chocolates, como si quisiera guardarme la imagen en la memoria—. Hasta ahora me doy cuenta que esperaba con mucha ilusión el regalo que me darías. ¿Asumí que me harías algo? Sí, porque así de egocéntrico soy.

    lo doy todo por mis niños, hasta mi última neurona *c muere*
     
    Última edición: 14 Septiembre 2025
    • Fangirl Fangirl x 1
  3.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    8,531
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    [​IMG]

    Arata se sentó a mi lado y sentí su peso sobre mi hombro, lo que me impidió voltear a mirarlo. Mantuve la vista en la caja entre mis manos y sentí una mezcla silenciosa de sorpresa e ilusión al descubrir que él mismo había preparado los... bueno, asumía que eran bombones. El armado de la dedicatoria me arrancó una risa nasal y repasé la textura de la tapa con la yema de los dedos, concentrada más bien en su voz. Me sentí bastante tonta y caprichosa por haberme molestado recién, entendiendo que Arata había querido priorizar esto y yo no supe verlo. El idiota de repente estaba aquí diciendo un montón de cosas importantes y no supe cómo reaccionar. No supe qué hacer con la calidez que sentía en el pecho o el nudo presionándome la garganta.

    Sonreí, siquiera lo filtré, y me removí para pasar el brazo sobre sus hombros. Lo estreché contra mí con firmeza y cerré los ojos al dejarle un largo beso en la coronilla de su cabeza, acariciándolo con el pulgar. Sus palabras aún rebotaban desde y hacia todas las direcciones, y no supe cuál era la forma correcta de modular el inmenso cariño, la infinita ternura, que sentía ahora mismo. Sólo quería que se supiera querido, y que esa certeza le permitiera descansar de vez en cuando.

    —Gracias, mi cielo —susurré contra su cabello.

    Utilicé el brazo libre para atraer mi bolsa a tientas y le di mi propio obsequio. Al enfrentarme a la caja para Arata me había dado cuenta que no tenía la menor idea de sus preferencias en dulces y, también, que posiblemente le gustara cualquier cosa; impulsada por esa idea, le había armado el mix más azaroso posible de rellenos y chocolates. Sólo había mantenido el corazón en la esquina, como siempre. Era tan caótico que daba hasta gracia, me había esforzado por no respetar ni un solo impulso del sentido común.

    Me habría gustado abrir los obsequios al mismo tiempo como había hecho con Maze, pero Arata siquiera me permitió acabar la frase. La queja se me atoró en la garganta y suspiré, resignada. Al menos se veía tierno. Mientras él observaba sus bombones, yo abrí mi propia caja con calma y encastré la tapa debajo, volviendo a apoyarla en mi regazo.

    —Tendrían que haberme arrancado un brazo para no traerte algo, y así y todo quizá los hubiera hecho con una sola mano —bromeé, carcajeándome brevemente, y mi sonrisa se suavizó al pasear la mirada por los bombones que él había preparado—. Yo también asumí que me traerías algo, pero había descartado que los comprarías.

    Lo imaginé en la cocina de su casa, como fuera el espacio, con un delantal encima y estúpidamente compenetrado frente a una olla llena de chocolate derretido, y me reí en voz baja. Recordé lo que había dicho antes.

    —¿Y a quién debo agradecer la supervisión de estos maravillosos chocolates?

     
    • Adorable Adorable x 1
  4.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,236
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Arata.png

    Percibí su intención y cuando ajustó la postura para abrazarme sentados como estábamos, colé los brazos para regresarle el gesto y la estreché con fuerza, cerrando los ojos al sentir el beso en la coronilla. Me sentía querido, cuidado y a salvo, algo que no conocía desde que tenía casi once años y por eso quería, de alguna manera, ser una mejor versión de mí mismo para esta chica. No quedaba mucho que rescatar, mi energía y muchos de mis sentimientos estaban desgastados y manchados, pero tal vez pudiera rescatar algunos todavía. El amor que sentía por mi familia y el que sentía por Sasha eran diferentes, al menos eso lo podía ver.

    Ante su agradecimiento hice un sonido afirmativo, aceptando sus palabras sin más, y la solté cuando fue su turno de darme su regalo. Al abrir la caja me tragué una risa al ver un solo corazón en una esquina; que me disculpara pero yo no tenía la paciencia ni la delicadeza de Mason, por eso ni había pensado en abrirlos a la vez. Igual eso no quitaba que, como le había dicho, estuviera muy ilusionado con el asunto. Un poco me daba pena comerlos, ¿no estaban muy bonitos?

    —Entonces habrá que agradecer que tienes ambos brazos todavía —atajé separando la vista de los chocolates y después me reí, me quiso alcanzar un dejo de vergüenza como me había pasado con Riamu, pero pude administrarlo mejor. Me incliné un poco en su dirección y me puse a señalarle los chocolates. Las formas estaban revueltas, la verdad, había redondos de toda la vida, unos de flores, otros de corazón. Eran nueve en tres filas, dos de chocolate con leche—. ¡Quería estar a la altura! Mira, estos de la primera fila tienen relleno de fresa, estos... Ah, ¿cómo era? Ya, la segunda fila tiene licor y son los chocolate oscuro, obvio, y la tercera caramelo.

    Al enderezar la espalda atendí a su otra pregunta y, de nuevo, se me escapó una risa esta vez un poco sin gracia. No fue por mí o por ella, era por el embrollo emocional del supervisor que ahora ni siquiera tenía idea de si habría repartido sus regalos. El niño parecía ilusionado con el asunto, seguro habría preparado un montón de cosas en su casa ya que por cuidar mis regalos no había completado los suyos y yo... Dios, ¿le había arruinado eso también? Ahora ni siquiera sabía cómo preguntárselo.


    —Al mismo de siempre. Cay fue el que se puso a estudiar para lograr la misión y le pedí ayuda, así que llegó a casa con un saco de cosas, parecía que era Navidad —conté sin mucho problema y saqué el corazón de la esquina—. Tú tienes que decirme por qué solo hay uno, ¡me ofende mucho!

    Era mentira, claro, pero por la tontería.
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  5.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    8,531
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    [​IMG]

    Me dio algo de ternura que se enredara a mi torso al envolver sus hombros con un brazo y lo dejé ser, pensando que de repente, allí, parecía más un niño pequeño que el hermano mayor de media comarca; y que si llegaba a sentirse así, también, quería permitírselo. Más tarde seguí el detalle del menú con la sonrisa bien pegada a la cara y fui asintiendo conforme me indicaba las filas de bombones. A decir verdad, me importaba bastante poco el tipo de chocolate o el relleno, estaba segura que me gustarían todos sin importar su sabor. Él los había preparado y con eso me bastaba.

    —¡Estás tan a la altura que me pasaste! ¡Mira! —Señalé sobre mi cabeza y deslicé la mano hasta tocarlo a él; obviamente me pasaba, si era más alto que yo—. A ver, a ver...

    Me llevé a la boca uno de caramelo, de los últimos que había mencionado, y lo saboreé de forma bastante exagerada. Lo estaba tratando como trataba a los niños cuando cocinaban algo, así fuera un pollo de plástico, y a duras penas fui consciente de ello. Este bombón era dulce, suave, y me llenó el corazón de felicidad. Sonreí muy amplio y le jalé de la mejilla con ganas.

    —¡Está muy rico! Felicidades, cariño, ahora ya eres un maestro chocolatero certificado.

    Me reí en voz baja al descubrir que su supervisor estrella había sido Cayden y asentí, divertida. La escena en mi mente se había vuelto más caótica de repente. Me llevé otro de sus bombones a la boca, de los de fresa, y cubrí la caja para dejarla a la sombra de mi propio cuerpo. Su queja me arrancó una carcajada despreocupada mientras sacaba el cuaderno de mi bolsa y le arrancaba una hoja de borradores viejos por la línea punteada, con cuidado.

    I'm sorry, baby, me habría sentido mal si hacía diferencias entre mis muchachos. Son todos muy preciados para mí, ¿sabes? Viste cómo dicen que debemos tratar a todos los hijos por igual.

    No tenía sentido y al mismo tiempo sí. Mientras hablaba, cerré el cuaderno y fui manipulando la hoja sobre la tapa. La giré, doblé en dos y repetí ambos pasos, marcándola. Pillé las esquinas superiores y las doblé hacia el centro, deslizando el pulgar con fuerza. Era un proceso que ya conocía de memoria y que acabé en apenas un minuto. Al final, jalé de las puntas y lo ahuequé debajo, revelando el resultado final: un barquito de papel. Me reí en voz baja, satisfecha con el resultado, y me incliné para depositarlo sobre el agua.

    There, your ship~


    porque por qué no, el tuto del barquito
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  6.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,236
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Arata.png

    Le presenté el menú aunque a ella seguramente le diera igual si partíamos de que yo había preparado los bombones para empezar, pero pues el honor lo exigía. Por demás, retomó la tontería de que yo quería estar a la altura, toda la mímica acabó por hacerme reír y sentí algo de ternura aunque no lo dije en voz alta ni nada. Guardé silencio viéndola probar uno de los de caramelo y me quedé esperando como si no supiera yo mismo que estaban ricos.

    El asunto fue que Sasha lo saboreó con exageración, no pude evitar reírme de nuevo y llegué a preguntarme si alabaría incluso los fideos instantáneos que me comía seis de ocho días a la semana, porque tenía pinta de que sí. Su sonrisa fue amplia, me suavizó el corazón, aunque de todas formas me quejé cuando me estiró la mejilla como si fuese un niño.

    —No tengo cinco años —refunfuñé a pesar de no haberme apartado y luego me inflé el pecho de orgullo—, ¡pero claro que soy un maestro chocolatero certificado!

    No lo era, pero oye, ¿quién iba a juzgar eso además de ella? Por otro lado, saber que Cay era el dichoso supervisor pareció venirle en gracia. El pobre imbécil había tenido que armarse de paciencia porque yo era un burro, así que en verdad visto desde fuera la cosa debía parecer una comedia muy mala. En cualquier caso, Sasha se comió otro chocolate, luego se carcajeó de mi reclamo que era muy, ¡pero muy serio! Y cuando quise acordar estaba haciendo un barco de papel.

    Tenía la capacidad atencional de una piedra, así que me quedé mirando como hacía el barquito como si fuese una maravilla del mundo y, mientras tanto, me llevé el bombón con forma de corazón a la boca. ¿Y qué era eso de que había que tratarnos a todos por igual? ¡Yo no era un cualquiera! ¿Qué pasaba con la complicidad? Me acordé de eso de repente y con tal de no hablarle con la boca llena, tomé la tarjeta y casi se la estampé en la cara.

    ¿Estaba celoso o enojado de verdad? Ni de cerca, pero aquí yo vivía por las quejas y las quejas nada más. Apenas me bajé el chocolate abrí la boca para seguir con mi drama, por supuesto.

    —¿Me estás haciendo un barquito para que me vaya en él? —solté viendo el papel en el agua, fue la primera estupidez que me cruzó la cabeza—. No, no, Sasha. El daño a mi pobre corazón está hecho, yo creía que como tu cómplice era diferente.

    Fingí una ofensa terrible, aunque al final cedí, me comí otro chocolate y volví a aplastarme en su hombro. Me quedé viendo el barco, mecido por las ondas del agua de la piscina, y después de unos segundos me erguí de nuevo, procuré cubrir los chocolates con mi sombra también y una vez me aseguré de eso, busqué su rostro con las manos. La insté a girar hacia mí y busqué sus labios, porque sí, porque me vino en gana, y la besé despacio. No fue la clase de beso con la que pretendía olvidarme del mundo, si no más bien uno con el que quería recordar que había algo más allá del caos que conocía.

    cuál mensaje borrado, no sé de qué me hablas

    BUENO este seguro es mi último post y me habría gustado postear más seguido ;; pero me tuvieron esclavizada estos días (más). Igual los amo mucho y idk mi hijo está muy contento por haber podido hacerle algo a Sashie uwu we love her very much
     
    • Adorable Adorable x 1
  7.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    8,531
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    [​IMG]

    Arata se quejó, pues yo creía que se quejaba antes de respirar, y me reí sin dejarle la mejilla en paz. Luego acababa de dejar el barquito en el agua, muy contenta, cuando al erguirme di un respingo, pues prácticamente me había pegado la tarjeta a la cara. Ya sabía lo que ponía, la había escrito yo misma, por lo que me asomé desde un costado y enarqué una ceja, mirándolo. La conclusión de su reclamo me arrancó una carcajada directa del pecho. Mira que para mucho no se esforzaba, pero sí que era ingenioso lloriqueando.

    —Sólo si puedo irme contigo —respondí, alegando inocencia y estirando las piernas antes de regresarlas al agua.

    No supe qué más contraargumentar, así que mantuve la sonrisa de niña buena y di otro respingo.

    —¡Cielos, la comida! —exclamé, buscando mi bento de adentro de la bolsa, aunque sólo llegué a apoyarlo en mi regazo.

    Arata regresó a mi hombro y me vacié los pulmones, despacio, cediendo al capricho de apoyar mi cabeza en la suya. Relajé el cuerpo, presté atención a la calidez del sol contra mi piel y cerré los ojos. Pasados unos cuantos segundos atendí a sus intenciones, erguí el cuello y recibí su beso con calma, tanteando una de sus muñecas para cubrir su mano con la propia. Al separarnos, la presioné levemente y la bajé al espacio entre nosotros. Le piqué la nariz con la otra, sonriendo.

    —¿Cielos, la comida? —repetí, casi en un susurro, y me reí en voz baja—. Si seguimos dando vueltas nos tocará la campana.


    llegué, uf JAJAJA

    bueno, gracias por la interacción uwu estuvo to bonica
     
    • Adorable Adorable x 1
  8.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,236
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    CayBW.png

    Con la tontería al final tendría que darle las gracias a las muchachas que de repente me tenían alimentado a base de chocolates, porque entre Ilana, Bea y Emi de la nada tenía una selección personal, eso sin meter al saco los de Hubert. Pobre, que quedara incluido junto a las niñas, ni modo, y en el mismo saco quedaban los chocolates misteriosos de ayer... No tenían remitente ni nada, pero tampoco es que fuese yo tan popular, ¿serían de Craig? Estaba estirando un poco la cuerda, pero por la tarjeta fue lo único que pensé. No le había preparado nada a él y ya estábamos viernes.


    En fin, ayer había aparecido donde Hikari para matar tiempo, beberme unas cervezas y fumar lo que me diera la gana, Nozomu me regresó a casa cuando se me comenzó a pasar la sensación de estar pegado al suelo y como mamá estaba dormida, me eché un rato mirando un anime sin verlo en verdad y atragantándome en chocolatitos. ¿Había cenado? No. ¿Había almorzado? Sí, cortesía de la paella de Lucía.

    Todavía tenía una persona pendiente de mi repartija, así que en la mañana guardé la caja en la mochila y me fui de casa temprano, lo suficientemente temprano para no enfrentar a mamá. Maté tiempo en un parque, me bebí un par de latas de café y comí un panecillo que, siendo honesto, estaba un poco tieso y así llegué a la escuela a una hora decente, no madrugando con las gallinas.

    El tema fue que al llegar a los casilleros y abrir el mío choqué de lleno con la pluma ribeteada, blanco y negro, sobre la caja de tono marrón. Supe de inmediato que la pluma era de Schnee y, por rebote, que el obsequio era de Meli, supuse que era una suerte de respuesta a los chocolates que yo le había dejado. Estaba bien aunque en verdad no esperaba nada de regreso, como siempre, pero el tema no era la pluma. La dejé a un costado, tomé la caja y me puse a examinarla discretamente, eso... ¿Era una jodida chocolatería Suiza? ¿La niña me estaba dejando chocolates importados de Suiza por unos que había hecho yo en la cocina de mi casa a la medianoche? Y una mierda, ¡Melinda estaba forrada en pasta! Que el búho, las cartas y los chocolates importados.

    Un poco frustrado por la desproporción del regalo y asombrado por lo que decía sobre ella y su... estrato social, sujeté la caja, la pluma y decidí tomarme unos minutos fuera del edificio. Hice el camino hacia la piscina guardando las cosas con delicadeza y recordé que tenía que buscar a Ilana al ver la caja de sus bombones. Suspiré al darme cuenta de que lo había olvidado por el regalo de Meli.

    Igual tuve suerte, digamos, porque al cruzar el portón noté la mata de cabello rubia y vi a la susodicha sentada en el borde de la piscina, con las piernas dentro del agua. A su costado estaban sus zapatos, pero también reposaba el estuche, la guitarra prestada del club, y un arpón me atravesó el pecho estaqueándome en mi lugar, a unos metros de ella. Por supuesto que reaccionó a mi presencia, pues pudo verme de inmediato ya que estaba en uno de los costados, y me dedicó una sonrisa.

    —Buenos días, Cay.

    —Hola.

    Mira, venía como que muy convencido, pero ya había perdido todo el impulso. El día que me esperaba hoy no era mejor que antier ni por asomo, si había dormido era por agotamiento, pero estaba esta chica y estaba Verónica y estaba toda la mierda que había hecho sin pensar en consecuencias. Pactos de silencio, salidas, invitaciones a casa, ¿y todo por qué? Era mejor no responderlo.

    Al final tomé aire, caminé hacia ella y me acuclillé a su lado, una vez allí saqué el regalo de la mochila y lo extendí en su dirección. La caja era de un tono pasteloso de rosa, estaba rodeada por una cinta de un tono suave de amarillo y la tarjeta de encima tenía un simple agradecimiento. Ella pareció sorprenderse casi tanto como yo al ver los chocolates suizos y dudó antes de estirar la mano y recibirlos, por un rato no hizo más que mirar la caja y creí notar que el color le había subido al rostro, aunque los reflejos de la piscina lo disimulaban.

    —No creí que fueras a darme nada —murmuró.

    —Intercambio equivalente —dije en el mismo tono—. Principio de la alquimia. Corresponde a la amabilidad y comprensión que me das.

    —¿Cómo te fue el otro día? Te fuiste de clase...

    —Me habría ido mejor si alguien me daba una trompada en toda la cara y mira que sé de eso —escupí sin más, soltando el aire por la nariz—. Ilana, dijiste que no sabes qué esperas.

    —¿Hablaremos eso a las ocho de la mañana? —cortó, angustiada.

    —Si me dejas elegir a mí los tiempos bien podría decidir no hablarlo nunca y puestos a ello, mejor que se desbarate todo al mismo tiempo. —La vi arrugar las cejas—. Tú seguirás avanzando, porque sabes cómo hacerlo y eso me preocupa.

    Habría continuado, pero ella me interrumpió.

    —Tengo ojos en la cara y mis oídos funcionan perfectamente, el otro día estaba una chica chismorreando con Kakeru sobre Vero y tú... Y ella también, anyways fue un poco extraño —soltó sin decorarlo y buscó proteger de los chocolates con la sombra de su cuerpo, aunque todavía estaba fresco. Pasó de avergonzada a compuesta y me hizo gracia el paralelismo, aunque lo del chisme me hizo sospechar quién era la chismosa a.k.a otra rubia—. Me da igual lo que hagas con Verónica o el embrollo que tengas con Kohaku, también, porque se te nota en toda la cara. No te estoy pidiendo matrimonio ni nada, Cay, me gustas físicamente, punto, y me caes bien ahora que empiezo a conocerte, pero ya. Estoy bien con eso.

    ¿Estás bien con esto?

    —¿Con que yo tenga la mente en un lado y el cuerpo en otro? —reboté, serio.

    —¿Mente? El corazón tal vez, pero ese tampoco es mi asunto. No me quita el sueño realmente y tampoco me angustia demasiado, puede que sea un poco incómodo por momentos, pero eso es todo —aclaró moviendo las piernas en el agua y me pregunté si no tendría frío, aunque claro la chica del bosque seguro estaba acostumbrada a eso—. Nada de lo que siento es demasiado trascendental o intenso desde hace tiempo, así que atiende a tus cosas sin pensar en mí. Ya viste que si me estás molestando te lo haré saber, porque puedes ser bastante cretino, y si necesitas mi ayuda, pues me dices para qué y podemos llegar a acuerdos.

    ¿Cómo habíamos pasado de quejarse de tener la conversación a esta tremenda cátedra de "ya cierra la boca y deja de ver dramas donde no los hay"? Ni siquiera supe bien cómo refutar sus argumentos, al final me enjuagué los ojos y entonces la oí sacar las piernas del agua. Para cuando me quité la mano del rostro ya ella se había medio girado, estiró las manos y me abrazó. El gesto me forzó a anclar las rodillas al cemento y las manos no me reaccionaron de inmediato, por el mismo motivo que ayer había dudado sobre si abrazar a Bea, pero al final la rodeé con los brazos y respiré con pesadez. Su cabello me hizo cosquillas y la escuché agradecerme por los chocolates en voz baja.

    Cuando me soltó la miré, algo confundido todavía, y creí darme cuenta de que en mi mirada la pregunta se repetía en silencio. Ella me pellizcó la nariz, obligándome a agachar la cabeza, y me dejó un beso en la frente, luego me acomodó (o lo intentó) algunos de los rizos apachurrados del flequillo. Me liberó una vez más y traté de buscar algo que decir, algo con qué liberarme de la culpa que sentía en todas direcciones, pero no lo logré. Al final no hice más que darle las gracias y pedirle que me dijera si en algún momento la sacaba de quicio, la incomodaba o molestaba de alguna forma, también si Arata se ponía estúpido con ella otra vez.

    Para cuando me levante y me giré para irme no tardé mucho en escuchar el rumor de la guitarra proveniente desde la piscina, donde ella se había quedado. No podía estar seguro de si mentía de la misma forma en que lo hacía yo, pero podía ver la honestidad en otros tramos de sus palabras y, sobre todo, en la ausencia de intensidad de la que alegaba.


    Bruno TDF we, perdón el fic xddd no tengo excusa, todo empezó como reacción de Meli y acabó desviado

    ahí te queda Ilana
     
    Última edición: 18 Septiembre 2025
    • Fangirl Fangirl x 1
    • Impaktado Impaktado x 1
  9.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    6,024
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Hoy… me faltaron fuerzas para encaminar mis pasos hacia la puerta de los casilleros. El motivo yacía más allá de mi ansiedad social contra la que libraba mi batalla diaria, un paso a la vez, ¿tal vez? L-lo que más t-temía en el presente día, el último de la White Week, era e-encontrarme f-frente a… Hubert… por obra de la casualidad, ¿t-tal vez…?

    Y-yo… M-me esforcé como nunca, anoche, haciendo acopio de toda la experiencia adquirida a lo largo de la semana, con el siempre invaluable apoyo de mi madre. Daniel había interrumpido su sesión de estudios para acompañarnos durante la preparación de los chocolates, p-pero… C-cuando preguntó quiénes serían los “afortunados del viernes” (en sus palabras), se puso algo insistente apenas notó cómo me ruborizaba, con una sonrisa tan curiosa como traviesa en su semblante. Fue la primera vez que pronuncié el nombre de Hubert en casa. N-n-no me quedó más remedio que hablarles un poco sobre él, añadiendo el detalle de que se trataba de un amigo que tenía en común con Cayden. Tuve extremo cuidado en que no se notara… aquello que Hubert me despertaba… O quise creer que no fui evidente. P-para ayudarme a disimular, también les conté sobre Ilana, donde me vi algo más entusiasmada, ¿tal vez?

    Agobiada como me encontraba, sólo avancé por el patio frontal sin fijarme en el camino. El asunto de Hubert calaba profundo en mi pecho, sin desmerecer la importancia que daba a mi deseo de hacerme amiga de Ilana, pero… Por otro lado, mi preocupación por Cayden perduraba. Continuaba pensando en el malestar que me había confesado, en sus posibles orígenes y en si no había mucho más que pudiese hacer por él. Al menos, me consolaba que… m-mi intento de canto lo ayudara en cierta forma, a juzgar por las palabras que me dedicó mientras sostenía mis manos bajo el cerezo. Me habían aliviado muchísimo su abrazo y la calidez de sus dedos sobre los míos; que me hubiese permitido alcanzarlo. Del mismo modo, me trajo tranquilidad el hecho de que hubiera comido parte de la paella, pues… yo conocía bien lo que era perder el apetito en los peores momentos de uno mismo…

    ¿Estaría bien ahora? ¿Habría cenado anoche? ¿Cuánto habría necesitado cantar?

    ¿Hubert… sabría algo de lo que ocurría? ¿Él… podría ayudarlo de una mejor forma?

    Di un respingo cuando, de súbito, frente a mí se manifestó la puerta de una verja metálica. Me detuve a escasos milímetros, cual animalito asustado, evitando un choque accidental por escasos milímetros. Del susto, abracé mi maletín escolar y la pequeña bolsa de papel contra mi abrigo rojo, a la altura del pecho. Y al mismo tiempo, ahora arrancada de mi mente…

    Escuché con claridad una música de guitarra… muy cercana.

    Mi corazón brincó nuevamente, al tomar consciencia de que alguien más se encontraba en este sitio. ¿Q-qué haría si se trataba de un desconocido…? ¿Y…? ¿Y p-porqué estaba tocando la guitarra… en la piscina? Dada la combinación de lugar y música, pensé inmediatamente en la extravagancia de Gaspar, a quien había encontrado con una guitarra (eléctrica en su caso) en la sala de arte, pero… Tras mirar mejor… Advertí que no se trataba de él…

    Rayos de sol se derramaban sobre Ilana, encendiendo sus colores. La chica, con su cabello resplandeciendo, ensayaba melodías en el instrumento, con… ¿C-con los pies metidos en el agua…? ¿En esta temperatura fresca? M-me habría dado frío de sólo verla… De no ser porque me concentré más en su perfil delicado, en sus manos recorriendo la guitarra. Ella… tenía una presencia que me resultaba relajante, ¿tal vez? Si a eso debíamos sumar el recuerdo de su voz y la música presente, diría que ofrecía un cuadro que me daba pena interrumpir… ¿tal vez…?

    Sin embargo… Pensé que esta era una buena oportunidad para cumplir uno de mis objetivos del día.

    Abrí la puerta con cuidado de que no me emitiera ningún quejido inoportuno, pues me apenaría desconcentrarla abruptamente. Sosteniendo mi maletín y la pequeña bolsa más relajadamente, recorté distancias con paso cauteloso, a la espera de que ella me notara. Con mi abrigo rojo, no sería muy difícil, ¿tal vez?
     
    • Adorable Adorable x 1
  10.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,236
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Ilana3.png

    No era la manera en que habría imaginado que esa conversación ocurriría, empezando porque dudaba que sucediera de por sí, pero en vista de que no hubo escapatoria no me quedó más que elegir el camino del absoluto sincericidio. Quizás no debiera sentir simpatía por él tampoco, pero su agotamiento daba pena a secas y si yo había acabado en este embrollo para empezar era porque no había podido sacarme al idiota de la cabeza luego de enviarlo a su casa, me preocupaba por él fuese por un golpe en la cara o un caos emocional. El pacto de silencio existía, se erguía entre nosotros como un obelisco, pero a la vez lo hacía su amabilidad genuina. Era su trato hacia Beatriz, la manera en que había actuado con Melinda a pesar de la terrible cara de póker de la niña, el brillo de sus sonrisas y estos chocolates.

    Era el cénit y el nadir, como siempre, y debía dejarlo ser.

    Lo que le dije fue honesto de pies a cabeza, pues notaba mi incomodidad con Verónica y la había sentido también al comerme el chisme sin pretenderlo el otro día, respecto a Kohaku había podido hacerme la loca porque estaba el tema guitarra en medio. El asunto era que no había mentido, no sentía que existiera un gran drama en medio, al menos no conmigo, y tampoco había nada que me quitara mucho el sueño. Lo que existía era superficial y casi caprichoso. Tenía el mal hábito de los cuervos de recoger aquello que, a mis ojos, brillaba de alguna manera.

    El abrazo que le di pretendió transmitirle eso, la sinceridad que le estaba dando, pero dudaba que algo sosegara a Cayden ahora mismo incluso si no sabía nada de nada. No había que ser un genio si se había ido a la mierda luego de haberse quedado con su amigo, pero no esculcaría en eso jamás. El límite era nítido y si pretendía avanzar por las tablas, esta vez acabaría cayendo del segundo piso, así que no avancé más. Hice lo que ya hacía normalmente, lo que sabía que me permitía, sin abusar de las licencias que me otorgaba.

    Lo dejé irse a sabiendas de que cualquier intento mío por retenerlo acabaría en nada, volví a meter las piernas al agua y extraje la guitarra del estuche. Empecé a practicar la canción que recordé, la que decidí elegir como sujeto de prueba aunque tenía dos guitarras, así que partí de la base más sencilla digamos. Lo que me costaba era aflojar la mano, la falta de costumbre era extraña, pero al menos recordaba los acordes.

    La música me reacomodó las neuronas zarandeadas y pensé en lo que me había dejado Suiren ayer, sintiéndome culpable porque yo no le había dejado nada a él. Sin querer mi conclusión sobre Pai se proyectó a él y ahora me sentía como una estúpida, así que... ¿Podría hacer una tanda extra el fin de semana, tal vez? ¿No sería muy raro hacerle algo a él y no a Pai? Aunque a Pai seguro esto de la White Week le daba igual.

    Entre la guitarra y partirme la cabeza sobre si le daba chocolates a los dos o a ninguno acabé absorta, así que tardé en darme cuenta de la segunda mancha roja que había aparecido en la piscina. La percibí de repente y coloqué la mano sobre las cuerdas, silenciándolas, y dejé la púa a un lado sobre la caja de bombones que me había dado Cayden. Al girar el rostro di con Beatriz y sonreí de inmediato, regresando la guitarra al estuche con delicadeza. Lo dejé a mi espalda, recostado en el suelo, por el tema del agua y tal.

    —Te queda bien ese abrigo, Bea —dije junto a una sonrisa, enlazando los tobillos dentro del agua—. Buenos días, ¿venías a echarle un vistazo matutino al agua?
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  11.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    6,024
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Las cuerdas callaron bajo su mano. Fue el primer indicio de que Ilana había percibido mi proximidad, ya que no giró el rostro sino hasta después de posar la púa sobre una caja de bombones que no había notado hasta entonces. Estuve muy absorbida por la apariencia que ofrecía así, con los pies en el agua y la guitarra sobre sus piernas, sus dedos en busca de las mejores melodías. ¿Co… Como si fuera un hada en un lago? Ante ella me nacía un pensamiento recurrente, mezcla de fascinación y de algo que se asemejaba un poco a la envidia, ¿tal vez…?; el cual se vio potenciado en el preciso instante que recibí sus ojos rosados, acompañados de su sonrisa.

    Alcé apenas una mano, a modo de saludo, ya que no estuve segura si me correspondía hablar en primer lugar o esperar a que ella lo hiciera. Me limité a esperar a que terminara de regresar el instrumento al estuche, aunque… Mis ojos se desviaron involuntariamente a la cajita junto a ella. Pensé, un poco sin pretenderlo, que seguramente recibió bastantes presentes esta semana, ¿tal vez? Con la amabilidad y dulzura que Ilana obsequiaba con tanta naturalidad, ¿quién no querría aprovechar la White Week para corresponder la calidez de ese espíritu? Eso sí, evité comparar mi regalo con el que tenía ante mis ojos, y con los otros que sólo se manifestaban en mi imaginación. Lo que yo traía en la bolsa… e-era más pequeño que una caja de bombones…

    Ilana me hizo salir de mis pensamientos con sus palabras. Pero, muy contrario a lo que habría esperado, la chica no me recibió con un formal saludo matutino, sino con un… Uh… ¿e-e-eso contaba como u… u-un c-cumplido, tal vez…? La chica halagó mi abrigo sin perder su sonrisa ni su naturalidad, sorprendiéndome. Mis mejillas se encendieron y terminé apartando un poco la mirada, repentinamente tímida.

    —Eeeh… G-g-gracias, Ilana-senpai… —respondí, mientras recorría el cuello del abrigo con una mano, sintiendo la suavidad de su tela; por mis labios pasó una sonrisa, con la rapidez de una estrella fugaz, de la que no fui consciente— Tú también te ves muy bien… ¡Q-q-quiero decir…! C-Con el uniforme y… l-la guitarra también, ¿sí…? Eeeh… B-buenos días...

    Lo más sensato en ese momento fue callarme. Mi rubor se había incrementado y no me atreví a mirarla. Contuve el impulso de cubrirme el rostro con las manos. Ya se había visto en el invernadero que era pésima para regresar cumplidos, elegía las palabras de un modo tan torpe que podía dar lugar a malentendidos, ¿tal vez? Su pregunta me dio un pequeño respiro… ¿O tal vez no…? Mi presencia en la piscina no estuvo planeada, pues terminé en este lugar por obra de una huida. Permanecí pensativa algunos segundos, mientras el sonrojo descendía.

    —Yo sólo… t-tenía ganas de caminar un poco más, tomar aire y… terminé aquí sin pretenderlo, ¿tal vez? —no estuve muy convencida por mi respuesta, pero sí con lo que añadí a continuación:— Pero… hoy pensaba verte, así que diría que tengo buena suerte, ¿tal vez? —fue un torpe intento de broma. Miré a la chica y le sonreí tímidamente, mientras recortaba la distancia algunos pasos más— ¿P-puedo acompañarte, Ilana-senpai…?

    El pedido también se vislumbró en mis ojos, que parecieron los de un pequeño gatito implorando. ¡P-pero n-no lo hacía a propósito, m-me salía sin querer…!
     
    Última edición: 21 Septiembre 2025
    • Adorable Adorable x 1
  12.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,236
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Ilana3.png

    No era adivina y no me percibía a mí misma como el objeto de envidia de nadie, así que no se me habría imaginado algunos de los pensamientos que le cruzaban a Beatriz por la cabeza. A mis ojos el único asunto que podía parecer problemático de ella eran sus nervios, pues asumía que la hacían pasar vergüenza con frecuencia, pero incluso eso no era algo del todo bajo su control. El mundo era amenazante y yo lo sabía.

    Tampoco se me ocurrió que hubiese preparado algo para mí y mucho menos que estaba comparando la caja de bombones con su obsequio, en cuyo caso le habría dicho de quién provenía el regalo y eso, quizás, la hubiese calmado. Había algo en la figura de Cayden que regulaba a Beatriz y a él la idea de cuidar de alguien parecía sosegarlo increíblemente, a saber si era algo consciente o no.

    Mi cumplido causó que su vergüenza estallara, por supuesto, y las ideas se le cruzaron en todas direcciones. Me sonreí, no pude evitarlo, pues de nuevo había acabado halagándome de una forma incluso más directa que el otro día y fue imposible que no me causara algo de gracia, no tenía grandes dilemas de autoestima, pero me gustaban los cumplidos. Aunque a cualquier le gustaban, ¿o no?

    —Gracias, Moony —combine usando el apodo que su big bro le había encajado por puro amor al arte y seguí balanceando las piernas dentro del agua, ligeramente divertida.

    La pobre seguía como un tomate maduro, siquiera era capaz de mirarme, pero digamos que mi pregunta fue un buen desvío del asunto. La escuché, atenta, y sin darme cuenta ladeé un poco la cabeza al oírla decir que pensaba verme y que entonces había tenido buena suerte, fue un intento de broma que me hizo soltar una risa por la nariz y la vi acercarse. No se me ocurrió para nada qué podría requerir que Bea quisiera verme, pero tampoco fue que le diera mucha mente.

    Quizás lo más gracioso fue que al pedirme si podía acompañarme pusiera ojos de cachorro o de gatito, daba igual, me recordó a cierto idiota que acababa de irse y me tragué la gracia. Lo de Bea sin duda fue involuntario, pero la línea que los unió fue casi simpática. El parecido empezaba a quedarme algo más claro.

    —Puedes —afirmé, tranquila, y le hice una seña con la mano para que tomara asiento junto a mí—. ¿Para qué pensabas verme hoy?
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  13.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    6,024
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    La sonrisa que esbozó por mi cumplido involuntario me pasó desapercibida, pues mi mirada se tornó huidiza antes de que terminara de pronunciarlo. E-era posible que su gesto hubiese provocado una reacción dispar en mi fuero interno, un cruce entre alivio y un bochorno aún más creciente. C-cuando me agradeció por mis palabras, con sus piernas dibujando ondas en el agua; tan sólo atiné a responderle con un asentimiento muy quedo. Y guardando extremo silencio, temerosa de que, al abrir la boca, volviera a decir algo quizás inadecuado o confuso, ¿tal vez?

    Tampoco alcancé a presenciar su leve reacción inicial, de probable confusión, en el momento que admití mi plan de verla el día de hoy. Al igual que en el caso de la sonrisa antes mencionada… quizá fue lo mejor para mí: de lo contrario, esa señal me habría llevado a dudar de mis acciones e, incluso, a preguntarme si a lo mejor estaría siendo exagerada con la pretensión que me había empujado hasta ella. N-no éramos amigas, ¿tal vez? P-por eso fue que… que había dudado toda la semana si estaba bien traerle algo, si podía ser considerado un exceso, ¿tal vez? ¡P-pero…! Ilana me caía bien, me resultaba dulce en su trato, incluso con sus confianzas que me tomaban desprevenida, ¿tal vez? Entonces… ¿Por qué no?

    Mi intento de broma le sonsacó una risa que espantó las dudas que se arremolinaban en mí, disolviéndolas hasta fueron etéreas volutas de humos. Allí quedaron, persistentes, pero yo avancé. Avancé para pedirle quedarme con ella, implorando involuntariamente a través de mis ojos. Ilana accedió con calma, invitándome a tomar lugar a su lado con un gesto de la mano, frente a lo cual asentí con un quedo agradecimiento.

    —C-con… Con permiso… —musité.

    Terminé de acortar distancias y… por un momento, miré la piscina. Los pies de Ilana parecían danzar bajo su superficie, distorsionados por los pequeños movimientos del agua. Acto seguido, mis ojos se desviaron a mis zapatos y, apenas se cruzó por mi cabeza la sola idea de descalzarme para hacer lo mismo que ella… no pude con mi propia vergüenza. Con las mejillas encendidas, yo sólo… aplasté la falda contra mi cuerpo y tomé mi lugar con las piernas cruzadas, con cuidado de no molestar a Ilana con mi rodilla. La bolsa que traía conmigo, quedó posando sobre mis pies.

    Una vez me puse cómoda, busqué los ojos de la chica. Al encontrarlos, no pude evitar el pensamiento de que, vistos así de cerca, eran ciertamente deslumbrantes, ¿tal vez? P-p-pero volví a concentrarme al instante, pues no había obviado su pregunta.

    Le dediqué una sonrisa tímida… Muy tímida.

    —Pensaba encontrarme contigo… para darte esto…

    Introduje la mano en la bolsa, de la cual saqué un dulce que tenía el aspecto de una paleta oscura, de tamaño moderado, ¿tal vez? La sostuve por su palo, con ambas manos, para enseñársela mejor a Ilana. Así, ella pudo ver que se trataba, efectivamente, de una paleta protegida en un envoltorio de plástico transparente, cerrado por la base con un pequeño lazo dorado. La paleta , saltaba a la vista, era de chocolate.

    Y tenía la forma de un girasol.

    —Yo también… quería regalarte una flor… —añadí, ruborizándome. M-me estaba dando vergüenza de repente.
     
    • Adorable Adorable x 1
  14.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,236
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    [​IMG]

    No la había invitado a meter las piernas en el agua porque se me ocurrió que quizás no quisiera, en vistas de que venía abrigada y la idea contradecía el propósito del asunto. La vi acomodarse, aplastó la falda y procuró no invadir mi espacio. Esta niña era cuidadosa alrededor de los otros, lo que la colocaba en el extremo opuesto de la escala que había establecido yo sola de repente. Suponía que respetaba los límites que esperaba que otros respetaran con ella, ¿no? O quizás eran simples y llanos nervios, pues Cayden invadía su espacio sin problema.

    La sonrisa que me dedicó luego fue tímida, nada sorprendente, y la reflejé sin siquiera pasarla por la conciencia. Por fin llegamos a por qué esperaba encontrarse conmigo, extrajo de la bolsa una paleta oscura que sostuvo con ambas manos. Era de chocolate, pero más que eso lo que atrajo mi atención fue ver que se trataba de un girasol y sonreí sin darme cuenta, el gesto fue amplio, me entrecerró los ojos y estiré la mano para poder tomar el obsequio. Dijo que también quería regalarme una flor y llegué a preguntarme qué tan importante habría sido para ella el gesto.

    Era otro punto de conexión, ¿cierto?

    Me apenaba muchísimo no haber traído algo para ella, lo pensé al sostener el girasol de chocolate en mis dedos, y aunque se me ocurrió compartir con ella el obsequio del individuo que teníamos en común... De cierta manera también elegía ser egoísta, los bombones eran míos, como lo eran los cupcakes que sospechaba habían sido regalo de Kakeru o los macaroons que había dejado Suiren. Otro día le podía comprar alguna golosina a Bea, pero si todo lo que tenía de momento era una caja de chocolates, bueno, era lo único que me pertenecía en verdad.

    —Decir que fue una flor para otra flor tiene que ser lo más cliché del mundo —dije casi como un pensamiento en voz alta y me permití una risa baja, observándola desde atrás de la paleta—. Aunque la verdad es que todas las chicas bonitas merecen flores, ¿no te parece, Bea?

    La sonrisa que me permití entonces fue un poco más pícara, bromista incluso, pero el comentario era sincero. Relajé las facciones, tranquila y contenta, y giré la paleta entre los dedos mientras extendía la mano libre hacia ella. ¿Qué hacía? Lo de siempre, pisar tablas. Avancé un paso y esperé por el sonido. Pellizqué su mejilla con delicadeza, el gesto fue afectuoso.

    —Gracias, Bea, está muy bonita y seguro también está riquísima.
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  15.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    6,024
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Hallé paz en la amplitud de su sonrisa, la cual llegó incluso a entrecerrar aquellos ojos rosados. Fue el instante donde supe que esto no fue una idea atrevida después de todo, tal como mis pensamientos intrusivos insistieron en el correr de los días de la White Week. Me alegré por haber tomado la senda que culminaba aquí, con esta flor de chocolate que le ofrecía como regalo. Y, al mismo tiempo, comprendí que no importaba si estas alturas conformábamos algo que podía definirse como una amistad o no. Lo que más valía… era el poder que habitaba en los gestos tan pequeños como estos.

    Si con esto había conseguido hacerla sonreír así… eso ya sería suficiente para mí.

    El girasol de chocolate pasó a sus manos, a la vez que yo le confesaba que me había quedado con deseos de darle mi propia flor, prácticamente desde la ocasión donde ella decoró mi cabello con la Cosmos. Tal como Ilana se lo estaba preguntando, aquel gesto fue importante para mí en su momento. Era producto de mi sensibilidad, y quizá un poco por la soledad que padecí tanto tiempo fuera de casa; cada gesto propio y ajeno tenían gran significancia para mí, sobre todo si en ellos reconocía dulzura, confianza y soltura. Sobre todo, amabilidad.

    Estaba en mi naturaleza querer corresponder a esos pequeños rayos de sol, ¿tal vez?

    Me quedé observando a Ilana, atenta a cualquier otra expresión. No estaba siendo consciente de que la miraba con una sonrisa enternecida en mis labios, contagiada en buena parte por su reacción inicial. También estuve atenta a la inminencia de sus palabras, las cuales no tardaron en llegar… A-aunque…

    N-no cómo las había esperado. De nuevo.

    Parpadeé con confusión cuando la escuché hablando del cliché de “una flor para otra flor”, pues creí que oiría un agradecimiento en primer lugar, ¿tal vez? P-para mí b-buena suerte o mala fortuna, fui consciente al instante de lo que estaba planteando, y el bochorno comenzó a removerse nuevamente dentro de mi pecho. Ilana dejó escapar una risa baja antes de preguntar si yo también creía que… ¿q-q-que t-todas las chicas b-bonitas merecían flores?

    P-por si e-esto no fuera suficiente, me había hablado sin dejar de mirarme desde detrás del girasol, mientras sus labios se estiraban en una sonrisa… muy diferente a la de hace un momento.

    M-más traviesa, ¿tal vez?

    M-Mi corazón se aceleró y n-no tardé en sentir el fuego en mis mejillas. F-fue por la pregunta inesperada, por su expresión juguetona, por mi diminuta sombra reflejándose en el rosa de sus ojos. Aparté la mirada para concentrarme en el borde inferior de mi abrigo, con el que empecé a juguetear con la punta de mis dedos.

    N-no le había hecho mi obsequio por algo relacionado a su belleza, ¡p-p-pero…! E-eso no q-quería que no considerara que era muy linda, ¡m-muy al contrario! P-pero… Si ella me había dejado una Cosmos en el cabello, ¿c-c-consideraba q-que yo también era bonita y p-por eso la merecí? De pronto, me cabeza era un revoltijo de ideas atropelladas y mi corazón no dejaba de latir fuerte, conmovido por su sonrisa. N-no supe cómo lo hice, pero conseguí responderle, sin mirarla:

    —¿S-s-supongo que sí…? —murmuré con timidez— ¡Q-Quiero decir…! Estoy de acuerdo… Merecen muchas flores, ¿tal vez…?

    Acto seguido, ella estiró una mano en mi dirección. Llegué a notar su acción por el rabillo del ojo, pero… no hice ademán de apartarme cuando me pellizcó la mejilla, a pesar de me estremecí un poquito. Giré el rostro para mirarla, sintiendo la suavidad de sus dedos en mi piel. Noté que su gesto era, incluso, mimoso. Percibí el afecto impreso en esta acción, lo que me hizo relajar las facciones.

    —E… Espero que te guste, la hice yo… con un poco de ayuda —dije cuando me dio las gracias— Creo de verdad que la mereces, Ilana-senpai… —aparté la mirada entonces, y añadí en voz mi baja:—, p-pero no es sólo porque eres bonita.

    >>E-Es un agradecimiento, ¿tal vez? —continué apresuradamente— P-Por regalarme aquella flor tan preciosa y p-porque la he pasado bien contigo, todas las veces que coincidimos. No fueron tantas, ¿tal vez?, así que… espero que podamos vernos muchas veces más.

    Regresé a sus ojos y le sonreí, con cierta dulzura en esta ocasión.

    Seguro es mi último post, así que te agradezco mil por darme otra oportunidad de descubrir el lesbianismo latente de Bea (??????)
     
    • Adorable Adorable x 1
  16.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,236
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Ilana3.png

    ¿Quizás era grosero lo mucho que me divertían los deslices de esta niña? Eran sus cumplidos exageradamente directos, los que soltaba sin darse cuenta, presa de sus nervios y la confusión en su rostro cuando dije la tontería del cliché antes de arrojar lo que también era un cumplido para ella, por supuesto que toda la estupidez le encendió el rostro sin tregua alguna.

    La vi juguetear con el borde de su abrigo, de forma que decidí finalizar el asunto, más o menos. O eso pretendí, pero su respuesta me dejó a mí todo en bandeja, y continué moviendo las piernas en el agua y me reí por lo bajo. No había necesidad de hablar en tercera persona, ¿verdad?

    Mereces muchas flores —corregí con tono paciente.

    Mi gesto de pellizcarle la mejilla pareció calmarla después, cuando leyó el tinte que poseía, y mi sonrisa se sostuvo sin demasiado problema. La escuché, me dijo que la flor la había hecho ella con algo de ayuda y miré el girasol de chocolate bastante impresionada, pues era muy lindo. Luego soltó que creía que de verdad la merecía, pero no solo porque fuese linda y se me escapó una risa que no cargó malicia alguna, pero no dije nada al ver que seguía hablando.

    —Podemos vernos cuando quieras, Moony —convine con suavidad y fui sacando las piernas del agua—. Podría darte más flores y no solo porque seas bonita.

    La broma, aunque la mataría de vergüenza, me hizo gracia a mí misma.

    —Es agradable pasar el tiempo contigo, es lo que digo. Así que gracias de nuevo, de verdad.

    Luego de una nueva sonrisa le ofrecí subir juntas, claro.

    un poco humilde el post porque estoy cansada, pero gracias por la interacción brunito uwu
     
    • Ganador Ganador x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso