Exterior Piscina

Contenido oculto: no pregunten solo disfruten

Se me escapó una risa floja al escuchar que me llamaba aguafiestas y me encogí de hombros, en sí me extrañaba que Whitman no se hubiese dado cuenta de qué planeaba este par, aunque igual era yo que era más perceptiva de lo que parecía. Podía echarle la culpa de eso a mi necesidad de tener todo bajo control, a la necesidad de tener las cuerdas alcance de la mano para tirar y poner todo en su lugar cuando hiciera falta.

Por otro lado no me pasó desapercibido que seguía el movimiento de mis piernas, que era de lo más predecible de por sí, me recorrió con la vista desde los tobillos y de no ser porque estaba la castaña allí también seguro habría soltado la risa, pero todo lo que hice fue dedicarle una sonrisa que me afiló apenas los ojos. El comentario en respuesta sí hizo que soltara una risa, porque igual el otro parecía tener toda la paciencia del mundo, además la chica también se subió más o menos al tren y pues un poco estaba en mi puta salsa.

—Pues qué honor que hayan interesados —comenté bastante al aire, para luego darle otro trago de agua a la botella y responder lo del club de la soltería—. Qué amable, gracias por la bienvenida, senpai~

A ver, que alguien me dijera que me estuviera quieta ya de una vez.

Ni siquiera me había parado a pensar en que a ojos de Catherine podía parecer que nos conocíamos ya hace rato, cuando literalmente no llevábamos hablando ni una semana, pero a mí no me parecía raro en lo más mínimo. Tenía esa facilidad y era obvio que este par también, así que conscientes de ello o no digamos que los tres nos estábamos acompasando a una misma sinfonía.

La voz de la muchacha llamó mi atención otra vez, así que giré la vista hacia ella y le sonreí ante el cumplido.

—De segundo, voy a la 2-2. ¿Y tú? Todo lo que sé es que no vas a mi clase o te habría visto.

 

No era que yo me desviviera por recibir atención ni nada, si acaso me interesaba tener éxito en las cosas que hacía y ya, pero tampoco era de piedra y tener a este par de tontos enfocados en mí solo por un movimiento de piernas era hasta para reírse. A ver, un poquito de miradas no caían mal de tanto en tanto, sobre todo teniendo en cuenta que realmente no tenía demasiado que perder ya. En parte igual por eso seguía con la estupidez de senpai para arriba y para abajo con particular insistencia, viendo la de reacciones que provocaba.

La conversación de enfocó en la castaña de nuevo y me quedé allí, atenta a sus respuestas pues porque ni modo, qué más iba a hacer. Había echado la cabeza contra la reja cuando contestó mi pregunta, diciendo que iba a la 2-3 y la despegué con rapidez al escuchar el resto.

—¡Qué también eres una senpai! —solté sin venir a cuento, que sí, que la chica estaba en mi nivel pero seguía siendo mayor que yo. Acabé por tomar aire despacio y asentir con la cabeza—. Seguro que sí nos vemos por ahí.

Saqué el móvil después, cuando siguió respondiéndoles a los gemelos, para revisar la hora y suspiré con cierta pesadez al ver que ya casi se acababa el receso. Al menos el almuerzo había estado bien.

 

Literalmente a la media hora de haber despachado las notitas en los respectivos casilleros me di cuenta que podría haber aprovechado la jugada para sacar su nombre real y así ganar también mi apuesta. Sólo habría bastado con agregar algo distintivo en cada papel, una contraseña o cualquier mierda, pero vaya. No me dio la neurona. Estaba en plena clase cuando tuve la epifanía y un poco bastante me cagué en mis muertos, porque vivía orientada al éxito y acababa de desaprovechar una oportunidad de oro.

Ni modo.

Con la campana recogí mis cosas y a la pasada le alcancé algo a Shinomiya que se le había caído, el resto corrió solo. Llegué a la piscina, la encontré vacía como había estimado y deposité mi bolsa en el césped, cerca del borde de hormigón. Aún no había rastro de mi compañía de ese almuerzo y aproveché el bug para preparar parte de la tontería.

Cuando oí pasos y su voz a mis espaldas, me sonreí y me giré con calma. Me había quedado de pie observando el agua y tal, con los tobillos cruzados uno enfrente del otro y lo miré apenas de soslayo, con las gafas de sol enormes que había traído de casa. Ni de coña pretendía burlarme de su condición o lo que fuera, sólo que ayer a la noche se me había ocurrido que andar iguales podía llegar a ser gracioso y, ni idea, decidí fluir ahí.

—Punto para mí, entonces~ —concedí, bajando la vista al refresco, y ya me giré un poco más para aceptarlo—. Thanks, hon.

Ensanché la sonrisa con una mayor cuota de alegría y busqué la bolsa que había a mis pies, empezando a caminar por el borde de la piscina. Elegí un punto neutral, había un árbol bastante grande que ya dentro de un rato suponía que daría sombra y él podría quedarse a su resguardo si la resolana le molestaba. Establecí campamento, pues, y me quité los zapatos y los calcetines para meter los pies en el agua al sentarme.

—Bueno, bueno —murmuré, abriendo mi bolso entre nosotros, y una chispa de emoción se me coló en la voz—. Estuve haciendo research pero igual algunos ingredientes no los conseguí o no sabía bien cómo se cocinaban, así que tenme piedad~ En el menú de hoy tenemos... ¡comida rusa! —Me reí, no pude evitarlo y busqué sus ojos un segundo antes de empezar a desperdigar las cosas entre nosotros—. También me disculpas la pronunciación, ni puta idea cómo es. And so, comenzamos con una sopa fría, ¡la okroshka! Pepinos, cebolla, rabanitos, papa, batata, huevo y jamón. Llevaba como una ¿cerveza rusa? también, pero la tienda de productos internacionales me falló. Then... ¡pelmeni! Bolitas de carne de cerdo envueltas en masa. Las hice fritas, porque ya tenía el aceite para el pollo kiev y no, no voy a pronunciarlo en ruso, es horrible. Ya sabes, pollo con mantequilla de ajo empanado. También hay unas mini brochetas, ¿shashlik? de carne marinada, tomate y cebolla.

Básicamente había preparado dos bentos con la misma comida, excepto la sopa que venía aparte y la dejé en un mismo envase porque no tenía dos de esos en casa. Podría haber destapado toda la sorpresa de un saque pero no me dio la gana, así que retiré el bolso y lo dejé del otro lado de mi cuerpo. Le sonreí, entonces, de lo más orgullosa con mi labor, y estiré las piernas un segundo antes de volver a relajarlas dentro del agua.

—Hope you like it~

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el éxito, Sa-chan, eL ÉXITO

also qué temón *vibea super hardo*

 

No había esperado ningún halago relacionado a la tontería de las gafas pero eso tampoco significaba que fuera a pillarme con la guardia baja, ¿verdad? Mi sonrisa se mantuvo suave luego de oírlo y me limité a asentir, recogiendo apenas los hombros. La falsa modestia me la traía floja, honestamente, y no iba a molestarme en disimular la ligera satisfacción que venía con cualquier cumplido.

Ya sabía que era un chico algo parco, de modo que no esperé ninguna reacción muy exagerada por todo el almuerzo. Lo oí repetir los nombres de las comidas, obvio a él le salió mucho mejor que a mí, y cuando anotó lo del festín me encogí de hombros.

—Si hago algo, lo hago bien~

Recogí mis palillos, pero esperé a que fuera él quien probara primero la comida. En lo que elegía busqué mi refresco y lo abrí para darle un trago. ¿Le había dicho que el de fresa era de mis favoritos? No estaba segura pero hombre, buena intuición.

Igual podía montarme todo el teatro que quisiera, pero en definitiva encontraba un tipo de felicidad muy particular y transparente al sentir que estaba alegrando a los demás. Amplié la sonrisa al saber que le había gustado, solté una risilla y moví ligeramente las piernas dentro del agua.

—Gracias, gracias. —Me eché una repentina seriedad encima para apuntarlo con los palillos y casi de inmediato relajé todo, tanto mi postura como el semblante—. Eh, eh, un mago nunca revela sus secretos ni da detalles.

En serio, era como recibir un regalo y preguntar cuánto había costado. No era información que le interesara y probablemente ya le había quedado claro que me cortaba una mano antes que confesar el tiempo que me había significado la empresa entera. Además lo sentía casi como quejarme.

Y yo nunca me quejaba.

—Igual fue divertido y son cosas ricas, así que si tienes algún consejo de cara al futuro soy toda oídos.

 

Ya había dicho que la compañía de este chico era agradable; bueno, lo había pensado. De por sí tenía una flexibilidad bastante extraña para adaptarme a los demás y su energía, considerando que vivía encerrada en una torre de piedra. Quizá dentro de sus paredes sólo hubiera aire, ni idea, el caso era que se trataba de un muchacho tranquilo y me llevaba bien con eso.

Dijo que no tenía consejos para darme y bueno, supuse que era un queso cocinando. Nada que hacerle. Dejé el asunto correr, comiendo con calma, y también seguí durante un par de segundos el vuelo de la mariposa. La tontería me arrancó una sonrisa pequeña y atendí a su pregunta, incluso sin girarme a verlo.

—Siempre me gustó cocinar, aunque estos últimos años he tenido que hacerlo más y le he pillado el truco. Se me da bien y ¿quién no disfruta de hacer lo que se le da bien?

Al soltar aquello recordé que él practicaba parkour, vete a saber de dónde salió la conexión, el caso fue que lo escuché y solté una risa liviana. Mira nada más, la conexión mental. Le correspondí el gesto, volteé a verlo y respiré con calma, dejando los palillos sobre el bento, que estaba en mi regazo.

—Pues... Tengo dos opciones y ninguna pista, así que toca lanzarse a la piscina. —Bromas a un lado, me quité las gafas con premura y parpadeé antes de volver a mirarlo, ensanchando la sonrisa—. ¿Suiren, maybe~?

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los dados me bendijeron

 

Mejor que el señor aquí no acabó preguntando por mi visión del futuro, la verdad, claro que no tenía forma de saberlo pero era posiblemente de las mierdas que más negaba, la pateaba lejos hacia algún rincón oscuro de la torre y ahí quedaba, juntando polvo. No tenía las herramientas para lidiar con ello, no sabía cómo hacerlo y de ahí, ni idea, me convencía de su escasa importancia. Algún día tendría que hacerle frente y para ese día no faltaba mucho tiempo, claro, pero de momento lo silenciaba todo empeñándome en las responsabilidades diarias. Era mi modus operandi.

Me dio que mi broma tonta algo de gracia sí le había hecho, al menos por la forma en que su sonrisa se acentuó apenitas, y con eso me daba ya por satisfecha, ni idea. A veces era de lo más simple. Aguardé tras hacer mi apuesta, era una estupidez pero algo de expectativa sí que me cayó encima, y el cuerpo se me relajó en automático al hacerme entender que había acertado. Ni tan mal, ¿eh~? Me erguí un poco, sonreí con suavidad y asentí apenas con la cabeza.

—El gusto es mío, cariño~

Noté que ya había acabado de comer y pensé que era el momento ideal para sacar el resto de la sorpresa, pero empezó a hablar y le dediqué mi atención. Pensé que iba en broma, qué va, pero me empecé a tragar el cuento cuando se quitó las gafas y luego la camisa. No era yo ninguna puritana, pero tampoco habituaba que hubiera chicos desvistiéndose frente a mí y un poquito nerviosa sí que me puse. Sólo un poquito.

—¿Qué estás haciendo? —reclamé, incrédula, y luego le agregué énfasis a mi voz. La sonrisa me descubrió la dentadura, sin salir de mi asombro—. No me digas que vas a tirarte al agua, Suiren. ¡Era una broma!

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me estoy meando JAJAJA Sasha está de *gritito*

 

Claramente iba en serio, porque apenas terminé de hablar lo vi incorporarse y seguir con el ritual. A la camisa le siguieron los zapatos y, bueno, no me costó mucho deducir qué le seguía. Subí a sus ojos, topé con ellos y regresé la vista al agua más por darle privacidad a él que por otra cosa. Repasé los eventos recientes, medio que se me fundió la neurona y solté una risa, pasándome una mano por el rostro. Qué va, no estaba nada habituada a estos niveles de espontaneidad y definitivamente no pensé que él fuera así.

Pero era divertido, ¿no?

Estaba en ropa interior, yo aún no me lo creía y seguro se me notaba en la cara. De la forma que fuera, primó la supervivencia y quité los pies del agua para regresar al césped, que así iba a mojarme toda. Ya no tenía mucho sentido intentar convencerlo de nada, así que lo dejé que se lanzara a la piscina y una vez acabó el desparrame de agua me acerqué al borde de la piscina, para acuclillarme. Enganché la falda en mis muslos y descansé las manos sobre mis rodillas, en lo que él se encontraba conmigo.

—Estás loco —murmuré, siguiendo alguna que otra gotita deslizándose por su rostro y cuello.

A ver, que no era yo ninguna salida, pero prácticamente había hecho exhibicionismo y pues, tampoco estaba ciega.

Esperé también la invitación, en parte la temí desde que me di cuenta que iba en serio con la tontería, y es que genuinamente no sabía qué hacer. Había una parte de mí, claro, que consideraba imposible la jodida idea de meterse en la piscina durante el receso, pero luego estaba la otra recordándome que seguía siendo una adolescente de dieciocho años. Que siempre me quejaba de mis estructuras y de que no le ponía diversión a la vida.

¿Y bien? ¿Ahora qué?

Me quedé en sus ojos, solté el aire por la nariz y la sonrisa probablemente me delató. Meneé la cabeza, irguiéndome, y me giré para regresar al césped.

—No vale espiar —solté al aire, aunque tampoco podía hacer mucho si se ponía a mirar, la verdad.

Al menos el uniforme iba a salvarlo, vamos. Eché un vistazo alrededor, sólo para cerciorarme de estar solos, y procedí intentando no morirme del pánico o la vergüenza. Lo logré a medias. Me quité la chaqueta, la dejé caer encima de mi bolsa, luego desanudé el lazo y le siguió la camisa. Busqué la cremallera de la falda, me la quité también y solté el aire medio de golpe, preguntándome qué carajo estaba haciendo. Aún así, tampoco podía negarlo, ¿verdad? Que no estaba del todo mal.

Esa adrenalina que se me atoraba en el pecho.

Me repasé el cabello con una mano, giré sobre mis talones y busqué a Suiren apenas un segundo antes de tomar carrera y tirarme de palito. Había crecido en una playa, vamos, me encantaba el agua, sólo que esto se escapaba un poco de mis estructuras. Bueno, un poco mucho.

El golpe de temperatura se sintió extraño, me recorrió el cuerpo entero y un par de segundos después saqué la cabeza a la superficie. Respiré medio de golpe, corriéndome el cabello del rostro, y me quedé flotando. Se me aflojó una risa liviana.

—Muy bien, tendrás que responsabilizarte si nos atrapan. Avisado quedas~

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im havin the time of my life and so is she

 

Si cumplió o no eso de que no espiaría, la verdad que no me tomé la molestia de comprobarlo. Tampoco lo habría condenado de haberse concedido el privilegio, vaya. Además, quién sabe, quizá me inflaba un poco el ego y todo. Que no era yo ninguna exhibicionista pero cuando se me antojaba buscar atención, pues me regodeaba en ella como una hija de puta.

Lo normal, suponía.

Al salir del agua localicé a Suiren, tenía la espalda contra el borde de la piscina y su risa me alcanzó los oídos. Asentí, aceptando su mano sin problema, y me valí del contacto para deslizarme por el agua en su dirección. Ahí sí podía hacer pie.

—Crecí en Sydney, creo que te había dicho. Siempre estaba en la playa, surfeando o nadando. I really like it. ¿Y a ti?

Luego me agradeció por la comida, cosa que hasta me resultó tierna, y con el mismo tinte le dediqué una sonrisa. Ya de paso no me molesté en soltar su mano.

—No fue nada, me divertí mucho montándome todo el show. ¡Ah! —Alcé las cejas y solté una risa breve, aunque luego bajé el tono de voz—. Y había algo más, ahora que recuerdo. Pero ni modo, alguien prefirió cometer crímenes~

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*whooosh* no me arrepiento de nada

 

Asentí sin el menor problema a su pedido, después de todo lo había hecho para él y si el tiempo no nos ayudaba probablemente se lo hubiera ofrecido yo misma. Además me gustaba la idea de que lo compartiera con su hermana, era una blandita cuando se trataba de hermanos y el que lo descubriera algún día seguro me hacía bailar sobre su palma.

Yo también oí las voces, me alcanzaron desde otra dirección y seamos honestos, un poquito sí que me jodieron. No lo demostré, de todas formas, y volví a asentir en cuanto dijo que ya deberíamos ir saliendo. Un poco de repente me cayó encima el peso de la tontería, de lo que acababa de hacer, que estaba toda mojada y tenía clases, pero bueno. Me tendría que sacar alguna excusa de la manga.

Lo seguí brevemente con la vista en lo que salía de la piscina, repasé el agua a mi alrededor y lo imité no mucho después. El agua se escurrió y sentí algo de frío, pero nada loco. Ya no me quedaba mucho que perder así que me acerqué con calma a mi uniforme, me apretujé un poco el cabello y busqué dentro de mi bolsa una pequeña toalla que solía llevar encima. Sirvió como mucho para secarme los brazos, la espalda y el abdomen, y se la alcancé por si la quería para algo. Me subí la falda, entonces, y estaba colocándome la camisa cuando Suiren me habló. No sabía si tenía sentido no abrocharla ahora y esperar un poco, cosa de que no fuera a empaparse, pero de cualquier forma me acerqué así como estaba a cumplir con su pedido.

¿Un poco adrede fue?

Quizá, quién sabe.​

—Cómo no, señor —concedí, algo divertida, y me hice con la corbata con movimientos suaves. La pasé por detrás de su cuello, la anudé sin mayor problema y al finalizar apoyé ambas manos en su pecho, subiendo a sus ojos para sonreírle—. Done~

No había mucho tiempo para hacer el tonto con nada, así que retrocedí y mis manos se deslizaron brevemente hasta romper el contacto del todo. Volví junto a mis cosas, me abotoné la chaqueta por encima de la camisa abierta y eso básicamente tapó todo lo que había que tapar, así que me valía. Igual iba a necesitar esa camiseta que me había dicho.

—Así que, ¿dónde era que tenías la muda extra, guapo?