Con el trasfondo de mi pregunta revelado, Mey dejó escapar una risa ligera. Me sonreí con suavidad al mirarla, un poquito satisfecha de haber logrado ese efecto luego de que mi interrogante la hiciera pasar por un instante de confusión. Desde que empecé a practicar judo a mis nueve añitos, una de las primeras cosas que llegué a pensar fue justamente eso, que los colores de los judogis se correspondían con el de mis ojos y mi cabello. Era una casualidad que se me hizo emocionante en su momento, y una idea que seguía presente en mi mente, tantos años después. Así las cosas, a Mey podría haberle preguntado directamente si le gustaba más el blanco o el azul, pero al final me incliné por una vía creativa, juguetona, mejor dicho. ¡Y bueno…! No sólo recibí la respuesta que buscaba, sino que también me dieron halagos de regalo que me entibiaron el corazón, haciéndome sentir muy linda. Quedó asentado que mi maestra, alumna, compañera y futura amiga recibiría un judogi azul, ante lo cual Jez dijo que combinaría bien con su cabello. Asentí mientras comía una porción de su bento, acompañado con una pizca de ensalada. Obvio que estaba de acuerdo con ella, pero mi opinión era un poquito más amplia: pensaba, con plena seguridad, que el azul también resaltaría el impresionante rojo de su mirada. Los ojos de Mey me parecían fascinantes por lo poco acostumbrada que estaba a ver iris carmesíes. Además, eran bastante suaves; cuando te enfocabas ahí, se sentía como estar mirando un par de relajantes atardeceres… Pero si no llegué a decir todo esto (y así meterme otro Double Kill al bolsillo sin saberlo, quizás), fue porque ella habló al instante. Dijo que tendríamos que sacar una foto grupal de la primera sesión del club, con los trajes y todo. La idea no pudo menos que iluminar mi sonrisa. Estiré un brazo para tomarle una mano con delicadeza y busqué sus ojos. —Es una bella idea —respondí—, pero no estaría completa sin una foto grupal del club de esgrima, con nuestros floretes y protecciones. Hay que poner ambas fotitos una al lado de la otra, como si fueran una huella compartida de nuestro paso por el dojo. Nada me gustaría más. Le dediqué una sonrisa sincera, dulce, antes de regresarle su espacio. Copito seguía lo más panchito en el hombro de la chica, hecho una bolita y con los ojos cerrados. Por mi parte, fui a buscar algo más de comida, esta vez del bento que compré, y reparé así que había bastante menos cantidad. Nuestro almuercito-celebración fluía tan amenamente que casi ni me di cuenta de cuánto había comido; pero lo dicho, me iba a venir de perlas. Di un par de bocaditos más seguidos de refrescante agua. —¿Qué es lo primero que me enseñarías en esgrima? —pregunté tras otro suspiro de disfrute; intercambié una mirada entre ambas chicas y mi gorrión antes de añadir:— En judo, las primeras sesiones van a consistir en aprender a caer, para así minimizar el riesgo de lesiones cuando lleguemos a la parte de practicar las técnicas propiamente dichas.
Era posible que Laila se decidiera a practicar cualquier deporte y lo lograra, era disciplinada a pesar de sus dificultades, centrada y persistente. Por eso cuando decidió unirse al club de judo de Vero me pareció lo más natural, incluso si no había practicado una arte marcial en su vida; quizás no fuese muy alta ni tuviera grandes dotes físicas, pero esas cosas no importaban tanto. Además, bastaba ver a Vero para saber que ese no era un requisito. Una parte de mí estaba orgullosa solo de imaginarla con su judogi azul, practicando con los demás, siendo parte del mundo del que se había desconectado sin quererlo en realidad. Ahora estaba aquí hablando de entrenamientos, fotos grupales y compartiendo almuerzos. Al menos parecía que todo saldría bien y puede que por ahora esto entre nosotras tres fuese lo único que estaba ordenado entre los demás problemas. Cuando Vero le dijo que la idea no estaría completa sin una foto del club de esgrima a Laila se le estiró una sonrisa en el rostro, fue preciosa y no creí que fuese realmente consciente de ella, pues parecía haber brotado del centro de su pecho, de un lugar que ella misma había olvidado. Sonreí para mí misma, alcancé algo de comida del bento que Vero había comprado y las seguí oyendo. Sus voces haciendo eco en mi cuerpo, atándose a mí. —Claro que sí —concedió con suavidad y ante la pregunta de qué sería lo primero que le enseñaría pensó un poco—. Una buena parte de la semana entrenamos desplazamiento y agilidad, para evitar lesiones también como las caídas de judo. Se necesita estabilidad en piernas, pelvis y espalda. —Básicamente en todo sitio —añadí un poco sorprendida, seguro me ponías a hacer un ejercicio de esgrima y me quedaba sin aire. —Un poco —respondió ella junto a una risa. Reí por lo bajo, negué suavemente con la cabeza y antes de regresar la atención a la comida revisé el móvil para ver la hora. Nos quedaba poco tiempo de receso ya, pero lo habíamos pasado bien con nuestra pequeña fiesta. Contenido oculto si te diera tiempo de contestar una vez más quizás pueda activar el modo Rayo McQueen, pero no hago promesas porque mi cuerpo me armó un quilombo y ando medio convaleciente (? en cualquier caso, este post pretendió ir dándole cierre JAJAJA estuvo bien bello el almuerzo de las niñas ;;
Todas las sonrisas de Mey eran lindas, pero la que esbozó al escuchar lo de la foto de su club tuvo una preciosura indescriptible. Fue como un brotecito extra de luz manando directo desde su corazón, que transmitía sensaciones cálidas que no era necesario expresar en palabras, pero que igual nos alcanzaron a Jez y a mí para alegrarnos el alma. Casi al mismo tiempo, Copito abrió los ojos y movió un poco las alas, pues sus instintos de seguro captaron las energías positivas que venían de la chica y algo de eso se le contagiaba, poniéndolo un poquito más jovial que de costumbre. Me dijo que las primeras sesiones de esgrima se centrarían en el desplazamiento y la agilidad. Éste último aspecto era lo que más me interesaba, junto con lo saber convertir una arma en parte de mi cuerpo, pues las artes marciales que practicaba no la requerían mucho; a lo sumo desarrollé algo de agilidad cuando entrenaba taekwondo con Valeria, en el patio de casa, pero a esta disciplina no le dediqué tanto como a las otras. El club de esgrima de Mey me vendría genial para seguir desarrollándome como atleta. ¡Y además…! Me entusiasmaba la idea de luchar a distancias mayores, pues los combates de karate kyokushin y judo eran de corto rango, más full contact. —Un buen control del cuerpo es esencial —añadí con una pequeña sonrisa frente al intercambio entre Jez y Mey—. Cuando comprendes tus propios alcances, eso a su vez te permite tener un dominio más consciente del espacio. Eso sí, aquí tendré que acostumbrarme a la extensión del florete como otra parte de mí, y justamente ahí está el punto por el que me muero de ganas de empezar a aprender ya —me reí. En eso noté que Jez revisaba la hora en su móvil. Me arrimé y apoyé la cabeza en su hombro para también mirar la pantallita del aparato y… Ay, qué lástima… Nos quedaba poco tiempo de receso. Estaba muy, ¡muy! a gusto aquí, con ellas y Copito, como para asimilar tan de repente que pronto tendríamos que encaminarnos a nuestros salones. ¡Pero bueno…! No había dudas de que volveríamos a reunirnos, y hasta podríamos organizar algo por fuera de la academia. ¿Debería invitarlas a almorzar al apartamento donde mi gorrión y yo vivíamos? ¿O tal vez presentarles a Togashi-dono y Kana-chan, los lindos samuráis que me cuidaban aquí, en Tokio? ¡Ya habría tiempo de pensarlo…! —Creo que nos queda tiempo para la parte dulce —dije, haciéndole mimitos al brazo de Jez—. Y es buen momento para enseñarles algo especial. Regresé a mi posición con una sonrisa aún más amplia en el rostro, el azul de mis ojos paseándose entre el rojo y el ámbar, destellando su típica emoción. Así las cosas, me incliné sobre los postrecitos que había traído, aquellos vasitos que eran transparentes, pero que tenían tapas opacas a través de las cuales no se podía ver nada… Las fui quitando una a una, poniendo una cuota de divertido dramatismo a mis movimientos. Los tres postrecitos quedaron al descubierto, revelando una fina capa de chocolate blanco en su parte superior… Se pudieron apreciar tres dibujitos en la blancura, trazados con finos hilos de chocolate negro. En uno de los postrecitos aparecían dos judokas luchando; en el segundo había esgrimistas en una situación parecida; y, en el tercero, un libro abierto, con unas páginas dobladas que formaban un corazón. Eran ilustraciones sencillas y lineales, pero muy bonitas. Miré a las chicas con cierta expectativa por sus reacciones. —Los dibujitos los hice yo. Mejor dicho, los dejé como referencia en el lugar donde los compré y allí hicieron su magia —expliqué—. En honor al Club de Judo, al Club de Esgrima y al Club de Lectura. Todos son especiales —me giré hacia ellas y las miré con mucho cariño—. Ustedes también lo son, chicas. Entonces, saqué dos papeles de mi bolsillo, prolijamente doblados. Eran las ilustraciones originales hechas a lápiz. Extendí a las chicas las que correspondían a sus clubes. Los dibujos venían acompañados de un mensaje adicional, escrito en la parte superior: “ De Vero y Copito, con ❤ ” Contenido oculto Por aquí cierro con Vero, ojalá te cure un poco las complicaciones (?) No pasa nada si no contestas, lo importante es que descanses y te recuperes para volver con todo a la Copa Pistón uvu Y EL ALMUERZO FUE PRECIOSO *cries* Las adoro una barbaridad, hacen un grupo muy SOFT y hermoso <3 Para terminar, abajo dejo los dibujos de referencia: Contenido oculto: Vero-dibus
Incluso Copito reaccionó a la alegría de Laila, abrió los ojitos y movió un poco las alas, todavía en el lugar en su hombro. Era un animal muy dulce y perceptivo si me lo preguntaban, al menos esa sensación me daba, una buena parte debía provenir del cuidado que le había dado Vero, claro. Parecía cómodo con todas las personas a las que ella apreciaba. Yo seguía un poco impactada con el tema este de tener estabilidad en vete a saber cuántas partes del cuerpo, pero era lo normal. Me echaba la vida en casa, entre libros y mi actividad física se limitaba a cuidar a dos niños pequeños, jugar con ellos y a las clases de educación física. Que trotara cien metros era casi un logro, por eso admiraba a Vero y Laila con sus clubes y sus intereses. —Todo por partes —apañó Laila al comentario del florete y rio—. Ya verás, confío en que te gustará mucho. Cuando revisé la hora, Vero se acercó para hacer lo mismo y la recibí en mi espacio con la naturalidad de siempre. Con el poco tiempo que nos quedaba dijo que nos alcanzaba para algo dulce y que era tiempo de mostrarnos algo especial. Fue entonces que fue destapando uno a uno los postres que había traído, en la capa de chocolate blanco de encima cada uno tenía un dibujo distinto y apenas notarlo mis facciones y las de Laila se suavizaron. Era un detalle precioso, pensado para cada una específicamente. Por alguna razón sentí que me ardieron los ojos al escucharla decir que nosotras también éramos especiales y sonreí, parpadeando para alejar el fantasma de cualquier lágrima. Recibimos el papelito que resultó ser el dibujo original, vi el mensaje adicional y una sensación de calidez me baño el cuerpo. Me estiré hacia Vero, la atraje en un abrazo y le di un beso en la mejilla de los de siempre, suave, lleno de cariño. —Muchas gracias, cielo —le dije en un murmuro—. Tú también eres muy especial. —Gracias, Vero —sumó Laila con la vista pegada en su dibujo, sonriendo—. Por todo. Contenido oculto nYOOOOM a mí no me puedes dejar sentirme bien dos horas porque vuelvo a la Copa Pistón (?) todo fue muy bonito uvu mis niñas están eternamente agradecidas con Verito
Contenido oculto belu, vas a musicalizar todos tus posts random??? por supuesto, mi ciela Tras despedirme de Vero en el pasillo, sus palabras quedaron rebotando en mi mente con la insistencia de los eventos recientes. Me había hablado de las dos únicas invitaciones que le permitían otorgar, de que ella misma entrevistaría a mis padres y que le concediera algún otro rato libre que encontrara. No estaba seguro de merecerlo, no cuando me creía incapaz de brindarle la importancia que poseía, pero por cinco minutos quise apagar el cerebro, sonreírle con genuino agradecimiento y aceptar lo que parecía dispuesta a obsequiarme. Pensé, incluso, que podría poner un pie fuera de mis límites autoimpuestos y buscarla este mismo día para almorzar, pero cuando la sombra oscura de Sonnen atravesó el umbral de la puerta la realidad me golpeó el pecho. Había regresado, lo había hecho y realmente no significaba nada; pero la tarde del sábado se licuó, el almuerzo del jueves también, y los muros me regresaron a mi lugar. Adonde pertenecía. Perdí el impulso para hacer cualquier cosa, la ansiedad me enredó los dedos y me forcé a parar cuando al pinchazo de dolor en el pellejo le siguió un botón de sangre. La campana del receso me despegó de mi asiento y en el pasillo di con Kohaku, quien me saludó con la calma usual. No supe si fue coincidencia o notó algo en mí, a fin de cuentas no importó. Me propuso comer juntos, que su mamá le había empacado un montón de comida, y al aceptar sentí una mezcla irremediable de vergüenza y alivio. Estaba huyendo, ¿no? Como siempre. Compramos unos refrescos en la planta baja, nos bañamos bajo el sol del patio norte y me propuso, otra vez, ir a la piscina. ¿Mini Ishi solía ser así? No estaba seguro. Tenía la cabeza demasiado hundida en el agua para oír el mundo a mi alrededor, percibir las alteraciones o sopesar la posibilidad de que quizá, sólo quizá, no fuera el único huyendo de algo. O de alguien, más bien. Sólo al encontrarnos sentados al borde de la piscina, gracias a ese silencio reparador, fui capaz de hilar más de dos ideas coherentes. Lo recordé de repente y volví a sentirme fatal por el simple hecho de haberlo olvidado. Mi intromisión oportuna en el baño, Kou, y el miedo en su silueta delgada. Lo miré de soslayo, con los brazos estirados detrás suyo y los ojos cerrados, de cara al sol. Sus dedos llegaban a acariciar las briznas de césped y había una pequeña sonrisa plasmada en sus labios. No tuve el corazón ni el coraje de regresar el tema sobre la mesa. No lo tuve. —Se está bien aquí, ¿verdad? —murmuré, detallando las ondas en el agua, y la brisa meció mi cabello. Recordé el tacto de Verónica en los mechones de mi flequillo. Ko murmuró un sonido afirmativo y entendí que no era mentira, pero tampoco era verdad. Era un espacio intermedio donde me varaba con frecuencia. Contenido oculto quería aprovechar el vacío legal para pseudo responderle a Verito, que no llegué más temprano JAJAJA yyyy ahí quedan los mushashos uwu7
Mi teatro cumplió la función que pretendía, no había ofensa real en él y tampoco le di vueltas al contraste que significaba en mi calma usual. La verdad era que me sentía cómodo con Sasha y Kenneth, más de lo que debía sentirme en el mundo en general, así que no pensaba mucho nada en tanto estuviera en mis capacidades. Estar aquí haciendo el imbécil, riéndome con ellos, era casi tranquilizador. En cualquier caso, Kenny le echó el brazo sobre los hombros a Sasha y soltó una estupidez grande como una casa. Que cuando se cayera a la piscina y, para resumir, deslumbrarla a la dama con sus abdominales esculturales no aceptaba reclamos de ninguna clase; para terminar de hacerla me dio el golpecito en el hombro y reí, genuinamente entretenido con la imagen mental. Sasha bajó la vista, le picó la zona y luego me tomó la muñeca para que lo averiguara por mí mismo. Lo piqué también, de hecho lo hice un par de veces y de repente asentí, de lo más serio. —Buen material —repetí por la pura gracia, sin una pizca de vergüenza—. Me parece que esto de ir a la piscina puede ponerse peligroso. Nadie puede pedirnos control de impulsos, ¿sabes? No en estas condiciones. Hombre, ya ni yo tenía claro hasta dónde era todo una broma o no, pero dudaba que fuese importante. Todo lo que supe fue que cuando Kenneth apartó el brazo seguimos caminando, sentí las caricias de Sasha en el brazo y en respuesta incliné la cabeza un momento para apoyarla en su hombro. —Paseé a los perros de los vecinos el sábado y el domingo, así que todo bastante normal —respondí detrás de Sasha cuando dijo que la carpintería no era su fuerte, que no era Jesús—. Habrá que entrenarte en carpintería, ¿no crees? No que yo sepa algo además de hacer casitas para pájaros, pero dicen que peor es nada. Al menos para que puedas arreglar los juguetes, más o menos. Ya abajo nos detuvimos para comprar algo de tomar, así que me solté de Sasha un momento para poder elegir y esperé a que ellos lo hicieran también. Entre tanto, busqué a Ken con la mirada. —¿Y tu fin de semana, Kenny? No vengas a decirme que hiciste abdominales para prepararte para la cita, ya eso casi es trampa. El comentario lo solté junto a una risa floja, así nada más, y cuando vi que ya todos estamos listos para continuar nuestro camino volví a ofrecerle mi brazo a Sasha. Así caminamos hacia el exterior, en dirección a la piscina, y apenas noté el sol rebotando sobre el agua tironeé un poco a la chica del brazo, para que nos acercáramos. El agua de piscina no era ni parecida a la de los lagos o ríos, pero la forma en que la luz rebotaba se le parecía lo suficiente para que me emocionara un poco el asunto. Cosas de pueblerino, yo qué sabía, uno se conformaba con muy poco cuando había tanto cemento de por medio.
Me preparé mentalmente para cualquier posible respuesta por parte de mis compañeros a la tontería de turno que solté, por lo que el acercamiento de Sasha, y posteriormente de Maze, no me sorprendió en lo más mínimo. Lograron hacerme algo de cosquillas entre ambos (¡no era de piedra!), pero conseguí aguantarme como un campeón y, en su lugar, me sonreí con orgullo al recibir tantos halagos sobre mi forma física. Era todo mentira, obviamente, pero cualquier cosa valía para contribuir a la broma, ¿o no? Les guiñé el ojo a ambos, además, encantador, antes de dar el tema por cerrado con una sonrisilla divertida. La pregunta que les lancé sobre el fin de semana fue bastante rutinaria, aunque eso no implicó que no fuera a prestarle atención a sus respuestas. Les escuché en todo momento, incluso cuando me separé un poco para comprarme una botella de agua de la máquina expendedora, y fui sonriendo y asintiendo con la cabeza cada vez que sentía que sus historias requerían alguna clase de reacción de mí parte. —Curiosamente, se me da bien dibujar, pero nunca he sido muy dado a las manualidades... así que vas a tener que enseñarnos a ambos, al parecer~ —comenté hacia el muchacho, junto a una sonrisa liviana, y mi semblante solo cambió cuando dejé salir una carcajada por su comentario—. Qué va, don't fret. Fue bastante normal, de hecho. Kashya pasó la noche en casa de una amiga, así que pude aprovechar que tenía la casa sola. No consideré necesario entrar en más detalles, así que dejé el asunto ahí. De todos modos, entre una cosa y otra, prácticamente ya habíamos alcanzado la piscina para cuando terminé de hablar. Maze arrastró a Sasha hasta el agua con una ilusión que se me hizo hasta pueril, lográndome sacar una sonrisa algo enternecida por la escena, pero a los segundos decidí darles algo de intimidad al deslizar la vista a nuestro alrededor, buscando un buen sitio para poder acomodarnos. Les indiqué una pequeña zona con sombra, cerca de las verjas, y una vez ocupamos el lugar, intercalé un par de miradas entre ambos con cierta expectación. >>¿Y bien? ¿Quién me va a alimentar hoy? No traje almuerzo~
Kenny decidió hacerse el loco y no responder una palabra respecto a nuestra muy genuina preocupación por su bienestar. El silencio otorgaba, ¿no? El asunto corrió, compramos las bebidas en la expendedora y los chicos contaron sobre sus fines de semana. Miré a Maze con las cejas alzadas al decir que sabía hacer casitas para pájaros y la sonrisa se me ensanchó hasta descubrirme la dentadura, como si fuese el tiempo que me tomó procesar la información. —Really? —indagué, con una chispa de ilusión, y la risa me cerró los ojos un momento—. Somehow it suits you. Él lo había soltado como poca cosa, pero con lo que me costaba alinear agujeros y que no se me rompieran los clavos al martillearlos, el hecho de que supiera hacer casitas de aves me pareció una hazaña increíble. No sentía ninguna clase de interés real hacia la carpintería, si lo desempeñaba acababa siendo por la misma razón que hacía casi todo en la vida: responsabilidad. Aún así, si de repente nos montábamos un taller pues no iba a quejarme. Mazey being a teacher? My, my. La respuesta de Kenneth, por su parte, fue tremendamente casual, pero apenas soltó que había aprovechado la casa sola volteé a mirarlo. Busqué alguna pista en su semblante, su tono de voz, lo que fuera, pero volvió a hacerse el loco y recordé que este chico era bastante bueno en eso. De cualquier forma no tuve tiempo de seguir indagando, pues llegamos a la piscina y Maze me arrastró de repente, arrancándome una risa desprevenida. Me dejé llevar, tampoco tuve grandes opciones, y repasé la sonrisa en su rostro con cierta ternura. Poco después me estiré y le dejé un beso liviano en la mejilla. Técnicamente no se lo debía de nada, pero ya le había dado uno a Kenny y en la vida había que ser equitativo, ¿no? —Voy a sentarme, cielo —le avisé en voz baja, desenredándome de su brazo con cuidado. Me reuní con Kenneth, quien había seleccionado una codiciada sombra bajo un árbol, y apoyé la espalda contra el tronco para estirar las piernas. Me llené los pulmones de aire, cerré los ojos un segundo y la brisa me hizo cosquillas en la nariz. Exhalé, tranquila. Una vez nos reunimos los tres, alcé el bento y lo coloqué en el centro del ¿triángulo? Al menos estaba en eso cuando Kenny volvió a hablar y su tontería me hizo sonreír, divertida. ¿Ahora nosotros teníamos que luchar por él? Comprensible. —I see, I see —murmuré, como si hubiese descubierto un plan ancestral y malvado, pero mantuve la mirada sobre él y agregué—: ¿Qué mejor forma de mimarte que entre los dos, hmm? Ah, ¿o prefieres que primero nos peleemos por ti? I can do both. Tampoco sabía muy bien de qué forma podríamos luchar por semejante honor. Miré a Maze, pues, a la espera de su opinión.
Pobre Kenny, había terminado (mal) manoseado en pleno pasillo, qué cosa tan terrible, pero era culpa suya por ir por la vida alegando que acabaríamos completamente cegados por la visión de tremendo six pack. Igual los tres estábamos subidos al mismo vagón de absoluta estupidez, eso estaba visto, así que él nos guiñó un ojo y toda la cosa antes de dar el tema por cerrado. Lo de las casitas de pájaro lo aventé como el fun fact más innecesario de la historia, pero de la nada tenía dos alumnos y cero experiencia docente. A Sasha hasta se le ensanchó la sonrisa, se le coló una chispa de ilusión y soltó que de alguna forma pegaba conmigo. La tontería me hizo soltar una risa y me encogí de hombros, relajado. —Podrás sacar al chico del pueblo, pero no al pueblo del chico. —Fue toda mi defensa—. Aunque eso de las clases de carpintería no sé cómo se me vaya a dar, la verdad. Esperaría no tener que llevar a nadie al hospital porque se martilló un dedo. Por otro lado, Kenneth contestó la pregunta que le regresé y lo miré con un dejo de diversión apenas soltó que había aprovechado que tenía la casa sola. Le habría dicho algo, pero tenía la capacidad atencional de una mosca y antes de procesarlo realmente ya me había llevado a Sasha a la orilla de la piscina. Observé el agua, no mucho después sentí el beso en la mejilla y giré apenas el rostro para mirarla con una sonrisa, asintiendo con la cabeza a lo de que iría a sentarse. Me acuclillé un momento para remover el agua con la mano, solo para darme cuenta de que estaba fresquita, y habiendo hecho eso me enderecé para reunirme con los chicos. Me estaba sentando cuando Kenny soltó la pregunta del siglo y pronto me sumé a Sasha en la tontería, mientras acomodaba mi almuerzo junto al suyo. —Oh dear, oh dear. —Me lamenté, pues porque me había levantado especialmente charlatán o algo—. Imagina tener dos almuerzos a disposición y no aprovecharlos. Aunque entiendo si quieres que luchemos por el honor tan inmenso que significa cuidar de ti para que no te mueras de hambre en las clases de la tarde. Traía el bento envuelto, así que cuando aflojé la tela tomé el tenedor y lo miré bastante serio unos segundos, maquinando. Al final la neurona me oxigenó con la primera referencia tonta que pude pescar. —¡Duelo a muerte con cubiertos! —exclamé tratando de contener la risa y luego miré al muchacho—. ¿Aunque no se supone que quién organiza el duelo es quién establece las pautas? Vas a tener que decirnos qué hacer~
Mi pregunta completamente inocente e inofensiva logró hacer algo que no había anticipado para nada: rivalizar a los pelirrojos. Nunca había sido mi intención crear tan terrible conflicto, but alas, suponía que era el precio a pagar por tener tantos encantos como yo tenía. Solo aquel pensamiento me hizo su buena gracia, aunque supe aguantarme la risa como todo un campeón y, en su lugar, miré a ambos contendientes con muchísima seriedad plasmada en el rostro. —Escoger los dos almuerzos es la opción que hubiera preferido —sentencié, manteniendo la cuota de seriedad, pero en aquella ocasión añadiéndole una pizca de decepción por nuestra situación—. Sin embargo, eso sería ir en contra de las reglas. ¿Qué reglas? Solo Dios sabía. Sasha había aceptado la idea aun así, por lo que centró su atención en Maze inmediatamente después y yo, igual de curioso que ella, la imité sin dilación alguna. El pobre chico se quedó pensativo un buen rato, haciéndome dudar hasta qué punto era teatro o no, y después de un rato finalmente nos iluminó con su propuesta; me reí un poco al ver su entusiasmo, aunque no podía negar que me preocupó un poco la idea de andar jugando con tenedores. >>Las leyes de este reino determinan que los duelos siempre serán en base a "Piedra, papel o tijera", mis disculpas —acabé dictaminando, recuperando la seriedad que anteriormente ya me había impuesto para toda la tontería—. Será al mejor de tres y el ganador se llevará un premio, además del maravilloso honor de poder alimentarme~ Contenido oculto well, sorry (?) se me ocurrió que sería divertido dejárselo a los dados y se me hacía más sencillo ponerlo con un juego de este estilo unu soooo... si os parece bien, podéis tirar tres dados en vuestros posts (o elegir listas, whatever suits you) y el que tenga dos victorias, se lleva mi premio super duper especial u//u (?) si tiráis dados, lo más fácil sería contar 1. piedra, 2. papel, 3. tijera, y pues si hay empate en alguna tirada, no contaría y habría que tirar dados again hasta que alguien consiga las dos victorias... but no quiero micromanage, so you decide (?)
La idea de Maze fue tan repentina y la soltó con tanto ímpetu que me arrancó una risa divertida. Él había blandido su tenedor y yo... bueno, yo le mostré mis palillos, en una causa que ya había perdido incluso antes de empezarla. ¿Esto era mi castigo por haberme rendido a las costumbres locales? Para mi suerte, Kenneth intervino y habló de las reglas de este enfrentamiento. La resolución acabó siendo un piedra, papel o tijera y volví a soltar una risilla mientras me acomodaba frente a Maze, dispuesta a iniciar la batalla. En cierta forma me recordaba a cuando habíamos compartido los tres por primera vez, jugando en los puestos del festival. Todo el rollo de las recompensas y los castigos era una excusa que nunca moría. Me tomé mi trabajo muy en serio y le dediqué pensamiento a cada elección. No era ninguna experta, claro está, pero incluso detrás de un juego tan simple como este podía haber más que azar. Con Maze arrancamos empatando, luego yo le gané y, con la tensión del momento, solté una risa al notar que, otra vez, ambos sacabamos papel. Yo, de hecho, era la tercera vez seguida que usaba papel. —¿Es la mononeurona pelirroja? —bromeé. En la cuarta ronda decidí cambiar la estrategia y escoger piedra, arriesgandome a que Maze creyera que volvería a usar papel y él, por ende, probara con tijera. El resultado acabó siendo el que había planeado y, aún si existía la posibilidad de que hubiese sido mera suerte, un poco me regodeé en la victoria. Ganar siempre era satisfactorio, ¿verdad? Aunque pobre niño, primero Ken organizando la cita y ahora esto. —Hoy no es tu día, cielo —murmuré con un dejo de pena, aprovechando la cercanía para dejarle un mimo en la mejilla, y tras regresar a mi espacio giré el rostro hacia Kenneth—. ¿Puede que la recompensa incluya una respuesta honesta~? Business, it was always about business! Contenido oculto con pau nos mandamos el duelo de yugioh por wha y nomás para que quede registro copypasteo los resultados: Primera ronda: empate (papel) Segunda ronda: gana sasha (papel-piedra) Tercera ronda: empate (papel) Cuarta ronda: gana sasha (piedra-tijera)
Sasha me hizo caso a la pelea a muerte con cubiertos, pero traía palillos y eso me volvía ganador por default, claro, ¡estaba usando armas de otra categoría! Igual lo había dicho solo por las risas, así que cumplió su función porque el verdadero reto tenía que establecerlo Kenneth. ¿Íbamos a pelear por un caballero? Pues claro, ¿qué más si no? Kenny igual siguió subido en el tren del reto y las reglas, aunque solo Dios sabría de qué reglas hablábamos en realidad. Al final lo nuestro sería un legendario y ancestral duelo de piedra, papel y tijera; el ganador se llevaría el honor y un premio. Vaya, qué generoso, sin duda. Lo que pasaba es que no recordaba haber ganado un piedra, papel y tijera desde que tenía como doce años. Sasha y yo nos acomodamos entonces, concentrados en nuestro duelo. A ver, yo me lo tomé en serio, pero ella se lo tomó especialmente en serio. Igual también me hizo reír que ambos sacáramos papel dos veces, se veía que habíamos interceptado la neurona a la vez y acabado pensando lo mismo. —¡Desconéctala entonces! —le pedí luego de su comentario, con la risa colada en la voz. En mi toma de decisiones había acabado dando demasiadas vueltas, tantas que al final tomé la opción obvia, y cuando ella se llevó la victoria me desinflé los pulmones con dramatismo apenas un segundo de que me hiciera el mimo en la mejilla. Primero la cita, luego el duelo por el caballero, ¿qué faltaba? ¿Qué más iba a perder el día de hoy? ¿El tren? ¿La billetera? No, no. Era imposible que esto le pasara a uno. —¿No hay premio de consolación? —Me quejé bastante al aire—. Mira que me va a caer mal el almuerzo y todo con estos fiascos. Contenido oculto a Maze a mí lo deslumbraron los abs de Kenny y no se pudo concentrar unu (?
Bajo mi petición, ambos pelirrojos acabaron enfrentándose en un encarnizado duelo de piedra, papel o tijera. Me quedé observando el combate con toda la atención puesta en ellos, y en algún punto hasta decidí que sería divertido ir comentándolo como si fuera un partido de fútbol (solo que mucho más calmado que un comentador de verdad); tras unas cuantas rondas de empate y tensión máxima, Sasha se alzó con la victoria, y yo aproveché la emoción del momento para alzarse un brazo en señal triunfo. Con eso hecho, ya quedó decidido el futuro de mi almuerzo, y no me hice de rogar con el mismo, pues cogí los palillos que la chica había dejado anteriormente de lado y pillé algo de comida de su bento para llevármela a la boca. ¿Estaba siendo un completo descarado? Por supuesto que sí. Pero ellos me habían seguido todo el rollo hasta ahora, así que si se me había subido a la cabeza, había sido en gran parte por su culpa. —El enfrentamiento me ha entretenido mucho, así que seré benévolo y os daré recompensas a ambos —sentencié tras haber terminado de tragar, volviendo a impostarme ese tono solemne que había estado usando para aquellos anuncios tan importante—. ¿Alguna petición específica? Aprovecha que ando generoso~ —murmuré en dirección a Maze, guiñándole un ojo con cierta diversión, antes de centrar mi vista en la muchacha—. ¿Una respuesta honesta, dices? Well, nunca le he mentido a las señoritas lindas, así que va a ser sencillo de cumplir. Go ahead, shoot~
La reacción de Maze ante su derrota fue la esperable, se quejó un poco pero en definitiva todo supo a teatro. En general había sido bastante divertido con nuestra compenetración, los empates y la narración deportiva de Kenneth a nuestro lado. Relajarme con los niños o con mi familia en general estaba bien, pero juntarte con un par de amigos a decir estupideces y reírte hasta decir basta poseía un sabor diferente. Uno al cual no estaba muy acostumbrada. Me permitía ser adolescente por un rato. Igual el descarado antes de valer la promesa de su premio fue directamente a mi almuerzo. Ya que estaba lo imité y comí un poco con los mismos palillos que usó él (o sea, mis palillos), que el tiempo seguía pasando y con tanta tontería aún ni había empezado a alimentarme. Al final dictaminó darnos recompensas a ambos, invalidando por completo mi desempeño en la batalla, pero omití la posible queja de mi parte para pasar a lo importante. Una vez hube tragado, le pasé los palillos y una sonrisilla me estiró los labios. —Dijiste que aprovechaste la casa sola. ¿Cómo, exactamente~?
Encima de todo Kenneth nos había hecho la narración del duelo de piedra, papel y tijera, así que esto visto desde afuera debía ser un genuino circo. Por demás se me ocurrió que quizás esto nos venía bien a todos, solo reírnos de estupideces y no pensar en mucho más. Al menos sabía que no pensar en la casa vacía a mí me ayudaba, así que lo mejor era aprovechar estas cosas, como las galletas de Sasha el otro día. Como fuese, Kenny comió, volvió al tono solemne para lo de las recompensas mientras tanto yo comí un poco y apenas escuché la pregunta de Sasha una sonrisa me alcanzó el rostro. Reí por lo bajo, en el proceso se me había ocurrido la tontería con la que seguiría el asunto y me puse a preparar un bocado de comida en el tenedor con un poco de todo, que algo de carne, arroz y verduras. —Sash hizo la pregunta del pueblo, la verdad. No puedes dejarla con la duda y a mí tampoco —dije con calma, como si no estuviese siendo un grandísimo chismoso, y alcé el bocado que había armado—. Como vas a ser un caballero y contestarle a la señorita, pero se me arrebató el gran honor de alimentarte pues ya imaginas por dónde van los tiros. Estiré el brazo en su dirección, acercando el tenedor a él, y me sonreí con una cuota de diversión. —Come on~
La pregunta de Sasha fue bastante predecible, aunque a su favor debía decir que una parte de mí había esperado causarles esa curiosidad al haber dado mi respuesta de manera tan ambigua. También esperé que Maze se subiera al carro y se uniera a la presión mediática, claro, aunque lo que no anticipé tanto fue que su premio de consolación fuera literalmente alimentarme con su tenedor. Se me escapó una carcajada algo sonora por la escena, aunque inmediatamente después relajé el semblante y me incliné hacia delante, dispuesto a cumplir su petición, tal y como había prometido que haría. —Very tasty, mister~ —halagué hacia el muchacho una vez terminé de tragar, dedicándole una sonrisa sincera, y poco después intercalé un par de miradas entre ambos, dejando escapar un suspiro de derrota (de nuevo, bastante teatral) cuando me di cuenta que no tenía escapatoria—. Okay, fine. Aunque seguramente vuestras suposiciones al respecto sean más que correctas... porque lo que hice fue invitar a una chica a pasar la noche conmigo —admití finalmente, no sin antes haber impuesto una pausa silenciosa para aumentar la tensión del momento—. Soy un caballero, así que no daré más detalles, pero os puedo confirmar que fue alguien del Sakura. Sasha me había vuelto a pasar los palillos después de su pregunta, así que aproveché el momento de asimilación tras haber revelado el gran misterio para seguir comiendo de su bento. Cuando consideré que habían recibido el tiempo necesario, le devolví los palillos a la chica y me sonreí, recuperando rápidamente la diversión con el gesto. >>Y ahora os toca a vosotros contarme algo sobre algún ligue externo a este nuestro trío. ¡La ley lo dictamina, no yo! Contenido oculto si os da tiempo, that is JAJAJ que yo creo que sí (?)
Me tomó un segundo extra atar cabos y predecir las intenciones de Maze, de hecho llegué tarde. Cuando giró el tenedor en dirección a Kenneth alcé ligeramente las cejas y disfruté de la escenita en primera fila. ¿Cómo decían los jóvenes hoy en día? ¿Que los shippeaba? Pues lo que fuera, podían condecorarme como la voyeur del siglo y yo encantada colgaría el título en la pared, con el material que me daban estos dos. Me quedé en silencio y luego Kenneth respondió la pregunta que todos teníamos. Me sonreí, satisfecha, y asentí un par de veces, como si estuviese apoyando su decisión. El detalle de que había sido una muchacha del Sakura, sin embargo, llegó a sorprenderme y mi expresión lo reflejó. Miré a Maze un momento. —¿Es una advertencia o un incentivo para convertirnos en detectives? I can do that —bromeé, junto a una risa ligera. Igual no planeaba seguir ahondando en el asunto; fuera broma o no, dudaba que Ken realmente tuviera la intención de entrar en detalles. Recibí los palillos de regreso y comí un poco. ¿Algún ligue externo? Well, that was... No iba a traer a Arata a colación, dudaba que a Maze le hiciera gracia, y cualquier estupidez relacionada al trabajo estaba vedada de la existencia. Alineé los datos y me quedó relativamente coherente, así que sonreí y me removí apenas, indicando que empezaría yo. —The last time I got laid... —rememoré, valiéndome de la misma consigna que él en esencia, e hice cuentas mentales—. Hace diez días, más o menos. Salimos a comer, conversamos un montón y me llevó a un hotel super fancy. It was fun~ —Señalé a Kenneth con los palillos y se los regresé, divertida—. También del Sakura. Con eso, desvié la atención a Maze. Sólo le faltaba a él confesarse.
No supe si me hizo más gracia que Kenneth aceptara mi estupidez o el hecho de que a Sasha solo le faltaban las palomitas para la película, tuve que modular mi propia risa para que no se me cayera la comida en el tenedor. Doblé apenas la espalda, en lo que uno podría imaginar sería una reverencia aunque estaba sentado, y sonreí al cumplido del chico sobre la comida. Con el show concluido, me centré en comer mientras él nos contaba el chismecito, cuando dijo que invitó a una chica a pasar la noche me hice el sorprendido aunque cuando dijo que era del Sakura sí que la sorpresa fue un poco más real. Me giré hacia Sasha entonces, apenas un segundo después de que ella me mirara y reí por lo bajo. —¿Tal vez ambas? —dije por la pura gracia y volví a reír—. La segunda suena más divertida. Tendremos que buscar evidencia, Sash, ¡evidencia! Ninguno de los dos intentó sacarle nada más de todas formas, dudaba que fuese a soltar más la lengua y yo, en realidad, no era demasiado bueno escarbando cosas con cuchara de por sí. Estaba a mitad de un bocado cuando Kenny soltó lo del ligue externo y abrí bastante los ojos, preguntándome cómo habíamos acabado siendo el foco del chisme, y alcé las cejas cuando Sasha se removió un poco en su lugar. A falta de palomitas seguí con mi almuerzo, claro, y a mitad de la historia casi me pico la cara con el tenedor. Mira tú, con cena, hotel fancy y toda la cosa, como tenía que ser dirían algunos, ¿no? ¿No? —Bueno, bueno, ¿pero qué estoy haciendo mal en esta escuela al parecer? People getting laid and everything and yet here I am. —Me quejé con el mismo aire impostado de todo el receso y me incliné hacia Sasha en mi melodrama, pero pronto volví a mi espacio tragándome una risa—. A ver... ¿Hace casi un mes? Creo, salí a beber un par de cervezas y una cosa llevó a la otra. Fuera del Sakura, clearly.
Habíamos soltado un montón de tonterías por minuto desde que nos habíamos juntado los tres, por lo que mi pobre cerebro ya no dio mucho más de sí y no le dio la suficiente importancia a la escenita que me monté con Maze y su bocado de comida. No fue hasta que me erguí y sentí toda la atención de Sasha sobre nosotros que conecté las neuronas, logrando sacarme una sonrisa de pura diversión ante la revelación. Pobrecita, siempre acababa siendo espectadora de nuestras cochinadas, íbamos a tener que recompensarla de alguna manera... La respuesta que di no fue ninguna sorpresa para nadie, aunque me pareció que el detalle de que mi cita fuera del Sakura sí que pilló un poco desprevenido a Maze. Ninguno insistió en recibir más detalles, incluso si Sasha bromeó con el hecho de que mi comentario podía haber servido de incentivo para que investigasen al respecto; la idea me hizo su gracia, pero mi respuesta fue simplemente encogerme de hombros como si nada. Aproveché las anécdotas de los otros dos para seguir comiendo, aun si mantuve mi atención en sus respectivas historias en todo momento. Lo de Sasha había sido bastante reciente, también con alguien del Sakura, y esa persona no escatimó en detalles a la hora de conquistarla; lo de Maze había sido más alejado en el tiempo, aunque sonaba un escenario bastante más común que los nuestros. Sea como fuere, ambos habían tenido material disponible para responder, así que me sonreí orgulloso mientras levantaba la botella de agua en el aire, simulando un brindis. —Good for you both~ —canturreé, antes de darle un sorbo a la bebida—. Aunque... ¿hace casi un mes? Pobrecito Maze... vamos a tener que prestarle ayuda con sus ligues, Sashie. ¡Por el bien de nuestra reputación, vaya! Contenido oculto por aquí cierro con el pendejo uwu this was really fun, me alegra que los hayamos juntado para almorzar <3
Asentí sumamente convencida a la idea de buscar evidencia, así supiera que para las cinco de la tarde habría olvidado la estupidez y habría perdido cualquier posible impulso de montarme la empresa detectivesca del siglo. No era mi estilo y, a riesgo de sonar egoísta, había un punto en el cual no me interesaban tanto las tonterías de los demás. Ni siquiera tenía tiempo para chismosear, la verdad fuera dicha. Maze volvió a llorar antes de compartir su confesión con el grupo, aunque si su último revolcón se remontaba a un mes atrás sí sonaba un poquito triste en comparación. Igual con semejantes libertades que nos tomábamos a una se le aflojaban las restricciones de todo tipo y llegaba a pensar cosas de lo más indecorosas. Que se inclinara en mi dirección al quejarse me ensanchó la sonrisa y guardé silencio, que seguíamos en horario infantil. Mucho lloriqueo pero tampoco lo veía ocupándose del asunto. Y con lo fácil que lo tendría por aquí, ¿no? El brindis imaginario me aflojó una risa breve y el comentario de Kenneth me dio el pie que no necesitaba, pero que definitivamente le venía bien a la tontería. ¿Ayudarlo con sus ligues, decía? Hombre, ¿desde cuándo aquí hacíamos caridad gratuita? —Yo digo que Mazey podría solucionar su problema con facilidad —comenté al aire, enfocada en juntar comida, y miré al susodicho de soslayo—. Pero si necesita un empujoncito inicial, aquí estamos para él, ¿no~? Me llevé los palillos a la boca fingiendo demencia y, con el almuerzo acabado, cerré el bento. Contenido oculto ponele que esto es un cierre x2 we my favorite non for now threesome, disfruté un montón rolearlos <33