Perfecta para los tórridos días antes de las vacaciones de verano. Es usada durante clases de natación. Suele castigarse a los alumnos con la tarea de limpiarla una vez vacía. Incluida en: Patio frontal
Bajó las escaleras ofuscado, como alma que lleva el diablo, sin mirar a nadie, sin hablar con nadie, hundiéndose en el calor que sentía ante la sangre correr por la cólera que no disminuía, echándose a caminar con prisa hasta los sitios que ni siquiera conocía del instituto, buscando alejarse de cualquier contacto humano para terminar desolado, con el puño derecho nuevamente estrellado contra la pared, apretando los dientes. Quería reventarle la cara, estrellarle la cabeza contra el pupitre, quitarse toda la rabia, sin embargo, ella estaba tremendamente complacida con la compañía. Vaya chiste. Las voces de los estudiantes no se escuchaban, tan solo el sonar de las aves entre los árboles, y fue entonces que luego de quedarse quieto dejó la mano caer, permaneciendo ahí, como una estatua hasta que tuvo la intención de caminar, elevando la mirada que tenía resguardada bajo el cabello negro, notando el agua cristalina de la piscina. ¿Dónde había terminado? No se miró las manos, el ardor todavía no lo alcanzaba ante la adrenalina, la cólera, los celos que le carcomían de pies a cabeza. Buscó entonces uno de los cigarrillos que solía llevar con él, sin afán pese a la hiperactividad que se solía cargar, prendiéndolo para fumárselo al recostar la cabeza hacia atrás en el muro, dejando que el humo escapara por la nariz al exhalar apenas. Qué estúpido. ¿Creías en verdad tener una oportunidad? Tremendo imbécil. Tiró el primer cigarro, continuando con el segundo, llenándose los pulmones de humo. Contenido oculto Gigi Blanche
No fue difícil seguirlo, la verdad, su andar era tan claramente fúrico y pesado que llamaba la atención de todos los estudiantes a su paso. Si acaso le había perdido el rastro tras alguna esquina bastaba con preguntar a quien tuviera al lado. Lo seguí y lo seguí, sin perder la gracia ni la compostura. Lo seguí y lo seguí como una jodida pantera trazando los movimientos de su presa, lento, inadvertido, hasta saberla aislada y poder atacar sin público indeseado u obstáculos. Atravesó el patio frontal y dobló para cruzar un enrejado bajo. Mi sonrisa se ensanchó al adivinar el destino de su ira. La piscina. Me deslicé dentro del espacio con la sutileza usual y lo recorrí de lado a lado hasta topar con su figura. Estaba echado contra un muro, fumando. Detallé el estado de sus manos y entorné los ojos; una sombra perturbó la diversión de mi rostro y la aproveché para teñirme el semblante de preocupación. Me apetecía montarme el espectáculo un rato y con lo ido que estaba siquiera le darían las neuronas para procesar la información, ¿verdad? Tomaría únicamente lo que se le mostrara y ya. Como lo que había presenciado en el aula. Mierda, cielo, ¿un poquito de charla y ya te pones así? Qué miedo~ Me acerqué poco a poco, a un ritmo hasta temeroso, y mantuve una mano empuñada sobre mi pecho. —Discúlpame —lo llamé en voz suave, precavida, y paseé mi mirada de sus ojos a sus manos ensangrentadas—. ¿Estás... estás bien?
Soltó el humo con la mirada ida en al agua de la piscina, sin siquiera percatarse de que había alguien ahí, tan cerca suyo como para hablarle, escuchándola apenas a lo lejos hasta que le miró al girar un poco el rostro, centrando sus facciones luego de haberla visto borrosa, sin poder ejercer alguna expresión en su cara, como si continuase aturdido ante la estúpida idea de hablar con su papá, pese a saber que terminaría peor de lo que ya estaba. Que tonto. Rápidamente aquella idea fue desechada, y se permitió entonces, entender que aquella desconocida le estaba hablando a él. —¿Qué? —susurró al apenas asimilar su pregunta, y entonces asintió luego de procesarla—. Sí, todo está bien —respondió por fin, con una sonrisa floja. No solía ser frío con nadie, en realidad, siempre procuraba que nadie se sintiese mal si podía hacerlos sentir cómodos, pero ahora, parecía en piloto automático.
No le resultó fácil advertir mi presencia, enfocarme, absorber mis palabras. Se le notaba en los ojos. Mantuve mi atención sobre él con la estúpida excusa de la preocupación aunque lo cierto fuera que lo estaba analizando de pies a cabeza. Tenía el cerebro, ciertamente, aunque la mayoría del tiempo me diera muchísima pereza usarlo. ¿Que todo estaba bien? Venga, cielo, si vas a mentir al menos hazlo con ganas. Me tragué la gracia y me llevé la melena corta detrás de la oreja, inclinándome suavemente hacia su mano libre para suspenderla en el aire y detallarla más de cerca. Arrugué el ceño, soltando el aire en una especie de exclamación ahogada. —Estás muy lastimado. —No me digas, Mor—. Te tiene... te tiene que ver la enfermera. ¿Vamos? A la enfermería.
La dejé tocarme, el que alzara mi mano libre y la observara, aunque me mantuve con los ojos más sobre los de ella que sobre mi propia extremidad. Aún no ardía, aunque pudiese notar el raspar en los nudillos y la sangre, que no era mucha, se mantenía ahí presente, goteando apenas, y entonces, escuché su preocupación como un vaso de agua fría lanzado a la cara, despertándome un poco de la ensoñación en la que me encontraba. —¿A la enfermería? —murmuré, pero entonces, no supe si negarme o ceder ante sus buenas intenciones. No la conocía de nada, y estaba ahí preocupada. Dejé caer el cigarro y lo pisé con la zapatilla, con el propósito de evitar que el humo contaminara sus pulmones al estar cerca. —Te sigo —respondí luego de unos minutos, desviando la mirada—, la verdad, no sé dónde queda. Y no mentía, en realidad, conocía muy pocas cosas de esa escuela.
Contenido oculto: Because of like Contorneando, esquivando, saltando y sobrepasando todo lo que fuera necesario, llegué a mi ansiado lugar. Lo había logrado visualizar una vez desde la ventana de algún pasillo en la academia, no parecía estar habilitada, pero tampoco parecía haber nadie por los alrededores... Sonaba bien. Me deshice de la falda y la camisa, aparte del resto de cosas inútiles para mi deseo, quedando solo con el top ajustado de tirantes y las calzas cortas, todo igual de negro y ceñido. Tener el pelo tomado en un bollo alto me ayudaba mucho, y sin siquiera meditarlo tras dejar mis prendas en una zona... ¿segura? Me tiré sin pensar demasiado en las consecuencias a la fuente de agua. Cualquier mínima cantidad de azul sobre mi cuerpo me sería satisfactoria.
Luego de cambiarse de zapatos se quedó unos segundos apoyando ligeramente su frente contra lo frio de los casilleros, todavía sin cerrar su casilla al ya no tener realmente un apuro de ir a ningún lado, ni siquiera sabía donde ir en realidad cuando escuchó una voz que le costó reconocer al principio, tan solo siendo capaz de reconocerla cuando buscó la fuente de esta y vio al chico en cuestión, el mismo rubio que se había metido en la discusión extraña con Génesis. E incluso si la intención era buena, solo pudo quedarse con el mal cuerpo de escuchar como se refería a él por su apellido sin siquiera le salió la voz para pedirle que no lo hiciera aunque estaba seguro que lo había articulado. Suspiró optando mejor por cerrar su taquilla y dar marcha a otro lugar donde realmente sentía que no iba a ver nadie. Al llegar a la piscina dejó sus zapatos al lado de su puerta al igual que sus calcetas, luego con tranquilidad comenzó a doblar el final de sus pantalones para poder acercarse al borde y tener parte de sus piernas dentro incluso si realmente no fuera lo más inteligente con el clima que había ese día pero sabía que serviría de algo para tranquilizarse, no era el ofuro donde simplemente podía hundirse bajo el agua y esperar a que todo se sintiera algo más tranquilo en él o pudiera gritar sabiendo que el agua iba a callar todo. Pero, podía pretender que lo era. Distraerse solo viendo sus pies moverse bajo el agua y quien sabe, seguro el frio también ayudaba a que se le enfriara el estrés o algo.
Asentí con ligereza al escucharla acceder, tomándome lo de matar como una simple broma, poco sabía yo de su vida como para creer que fuese a decirlo medianamente enserio, imitando su sonrisa para mover la cabeza hacia las escaleras, echándome a caminar luego de adaptarme a sus pasos para no dejarla atrás, recordando sitios cercanos para poder ubicarla, quizá era mi vecina directa y no lo sabía aún. —Vivo atrás del museo nacional de arte de Tokio, creo que algo así logré traducir —comenté risueño—. ¿Es cerca o lejos de tu casa? Ya que igual el barrio es algo amplio por lo que me comentó mi hermano cuando sacó a pasear los perros, imagino que se echó a caminar un largo tramo para decirlo. Al llegar a la planta baja noté la aglomeración en la cafetería, desviándonos hacia el lado contrario. —Creo que era por aquí —murmuré más para mí mismo hasta ubicar la parte externa del instituto, denotando los rayos del sol dar de lleno sobre el agua cristalina de la piscina. Parecía que ni la utilizaban. Eso era un desperdicio. Denoté la parte enrejada, en la que caía algo de sombra por los árboles que sobre salían. Busqué entonces el atardecer de sus ojos por encima del hombro para sonreírle como quien encontró el sitio perfecto, continuando el andar hasta recostar la espalda en la reja. —A falta de playa en un día soleado, piscina~ —comenté jocoso, ignorante a qué mi hermano había pensado lo mismo que yo. Era gracioso el como hacíamos o pensábamos cosas idénticas desde que teníamos conciencia, vete a saber si tenía que ver con ser gemelos o qué. Contenido oculto Yáahl aaaaa
Lo seguí luego de que se acompasara a mis pasos, escuchándolo con atención y alcé un poco las cejas al escuchar por dónde vivía, si el cálculo no me fallaba el trayecto no debía tomar más de veinte minutos. Era más allá del Yasukuni, cerca también del museo de ciencia, y pensé que para la gracia habían terminado mudándose bastante cerca. —Estás como a veinte minutos de mi casa caminando. Vivo a un par de calles del Chidorigafuchi, el cementerio nacional —comenté mientras cambiábamos de dirección, era el único punto de referencia importante que había logrado recordar. Ya afuera, en la piscina, el muchacho encontró mi mirada luego de ubicar con sitio con sombra como diciéndome que había encontrado el lugar perfecto y no sé, me dio cierta ternura. Debía insistir en que era de lo más raro andar con alguien que no tuviese cara de moco una cantidad importante del tiempo, pero no era algo malo en lo más mínimo. Solté una risa floja por el comentario y le seguí los pasos hasta apoyar la espalda en la reja también. —Ya ni recuerdo la última vez que fui a la playa, la verdad —comenté bastante al aire, un poco porque sí—, así que se agradece lo más parecido~
Casi que podía decir que el estar en sitios abiertos era de lo más placentero, sin paredes ni muros, simplemente el viento de aquí para allá, como aquella vez en la azotea, aunque hoy estaba bastante liviano el clima con los rayos del sol, mejor que los días pasados. —¿El cementerio? Creo que mi hermano pasó por ahí ayer en la noche —comenté recordando la conversación al haberse tumbado en mi cama a contarme el trayecto que se pegó mientras yo andaba en el supermercado. Atraje la mochila hacia adelante para deslizar el cierre y sacar el compartimiento de comida, el cual también había comprado ayer, con el intento pobre de cocinar porque bueno, un intento al año no hacía daño. —¿Te gusta la playa? —pregunté sentándome con la vista sobre el agua, ligeramente risueño—, ya sabes, el comer algo frío mientras se camina por la arena, el tomar el sol o simplemente tumbarse bajo una sombrilla a charlar un rato —abrí el compartimiento por fin, siendo mi almuerzo arroz con trozos de carne y algunos pedazos de verduras, eso que había preparado en la mañana antes de salir, luego de ducharme y obligar a Zeld a qué vigilara que no se quemara el arroz—. ¿Qué trajiste de almuerzo, Kurosawa?
Asentí con la cabeza cuando preguntó por el cementerio y cuando dijo que su hermano había andado por ahí me pensé que el jodido sí que había caminado, bueno, no era tanto trayecto realmente pero entre las calles, los autos y tal a veces se hacía algo más largo de lo que era en realidad. Igual yo no podía hablar demasiado, si me pasaba caminando de aquí a allá e incluso el Hibiya quedaba a una distancia parecida o incluso un poco más lejos. —Es un cementerio para los caídos en la Segunda Guerra que no se identificaron —añadí un poco porque sí, en ese sentido digamos que el Chidorigafuchi estaba relacionado al Yasukuni con el asunto de la Segunda Guerra. Acabé por imitarlo, destapé el bento y revolví el arroz, que tenía semillas de ajonjolí y algas secas encima, era de esas cosas que se hacían para salir del paso cuando no se podía preparar un arroz con verduras o qué sé yo. ¿Que si me gustaba la playa? —Supongo que de lo que recuerdo sí. —Que para variar eran memorias difuminadas, parchadas del recuerdo de Kaoru. Arena, sol, paletas de helado y cosas así, básicas, de cuando éramos una familia normal suponía. Di un respingo cuando preguntó por el almuerzo y estiré el bento hacia él para que pudiese ver—. Arroz, unas tortitas de patata de estas, ¿cómo les dicen? ¿Hash browns eran? Algo así ponía en el paquete y unos trozos de carne que quedaron de ayer. Puedes probar si quieres, pero no es nada del otro mundo. Contenido oculto pucha qué soft
Era un hecho el que no me esperaba que aquel lugar fuese espcifícamente para los asesinados en batalla, lo que me llevó a preguntarme al tocar el tema de una guerra pasada, el qué pensaría Shiori de nosotros si supiese que mi padre tenía que ver directamente con asesinatos en masa, revueltos en política y una cantidad de cosas que no tenían sentido, pero, las armas, las balas, los explosivos, las granadas, las aturdidoras... si que tenían sentido para mi viejo con altas sumas de dinero de por medio. La situación hipótetica de que alguna vez alguien además de nosotros lo supiera me resonó lo suficiente como para que mi sonrisa se desvaneciera por unos instantes. Llevé otra cucharada de comida a mi boca para disimular. —Hay que crear recuerdos nuevos entonces. Bucear, comer un raspado de fruta, o caminar en la noche, ya sabes, hay mucho por hacer~ —comenté un poco para darle larga al tema de la playa, buscando quitarme algo la tensión que había recaído en mis hombros, regresando el relajo a mis facciones para buscar sus ojos al verla de soslayo extender el bento, a lo que cogí una de las hash browns sin pensármelo demasiado, sonriendo ligeramente luego de comerla—. Te quedaron ricas, Kurosawa~ Di unos últimos bocados a mi almuerzo, recostando después de acabar la cabeza contra la reja al llevar mis manos atrás de mi nuca, observando el azul del cielo bajo la sombra del frondoso árbol.
Era posible que si este chico me hubiese soltado en la cara que su padre estaba revuelto en cosas bélicas no hubiese implicado nada, no porque me diese igual o no pensara en las vidas que se perdían ni nada de eso, sino porque como había pensado ayer con Hiradaira habían cosas para las que simplemente era una tibia de mierda o una puta salida que aceptaba de todo. Con la de trapos sucios que me había soltado Hiroki en su momento, en el pasillo de tercero, pues estaba visto que me movía de una forma rarísima, posiblemente motivada por una moral personal. Si el otro siguió con el tema de la playa para sacarse la tensión de algo, pues no lo supe, tampoco tenía rayos X en los ojos ni nada así que solo seguí corriendo en ese cauce y asentí con la cabeza un par de veces. Aunque claro, de allí a que mis padres decidieran que volviéramos a la playa era otra cosa muy diferente y aunque yo vivía haciendo lo que me salía de los ovarios, pues habían ciertos límites. Vete a saber cuáles eran eso sí. —Gracias~ —respondí al cumplido a la comida luego de llevarme bajarme un par de bocados—. ¿Y el bosque? ¿Te gusta la montaña también o eres chico de playa, senpai? Y dale con el senpai de verdad, pero en fin.
En su momento llegué a pensar que se marcharía o me enviaría un mensaje diciéndome que me había tardado demasiado, pero grata sorpresa me llevé al verla aún esperandome y recibiéndome con su energía dulce de costumbre, así que no me disculpé ni nada, aunque bueno, nunca me hubiese disculpado en realidad, así que simplemente dejé que su respuesta me complaciera, sin olvidar el punto del por qué había querido verla. —¿Recuerdas que iba a agradecerte por lo del club? —busqué el gris de sus ojos de soslayo—, ayer vi un sitio que se me hizo lo más de curioso para visitar, ¿te animas? —empecé a visualizar el espacio repleto de árboles que reflejaban la sombra cerca a la piscina—. Como mañana es viernes puedo recogerte en la noche, luego de clases~ A lo que esperaba su respuesta elevé las cejas ligeramente al notar a mi gemelo contra la reja, con las manos tras su nuca platicando con Shiori, respondiéndole más bien: —Para acampar o escalar, sí, me gusta bastante a decir verdad —lo escuché reír ligeramente—. La playa sería para pasar un fin de semana, pero la montaña la semana completa. ¿Tu prefieres más la playa o el bosque Kurosawa? Noté el como mostró los dientes con el tenue sonrojo en sus mejillas por el senpai. Pero mira nada más. —Uy, ¿interrumpimos? —elevé la voz a lo que nos desplazabamos hasta ellos, mirando luego la piscina sobre mi hombro. Contenido oculto QUELLEGÓZELDAHACERUNDESCONTROL
—Lo recuerdo, lo recuerdo... —Todavía ni siquiera sabía de que iba su club pero tampoco le molestaba descubrirlo cuando le tocara asistir o le dijera los horarios en cuestión, verlo como una especie de sorpresa —, ¿salir? Bueno, suena bastante bien aunque a decir verdad creí que el almuerzo juntos era el agradecimiento pero claro, tan solo tienes que decirme a qué horas pasarías por mi para estar lista. De igual forma, sabía que tenía su dirección así que de eso no debía preocuparse de ese detalle. Al llegar, su sonrisa se transformó a algo más emocionada cuando notó que una de las personas que había en el lugar era nada más y nada menos que su hermano gemelo al hacerle algo de ilusión conocerlo solo para tratar de quitarse la pequeña espina de la posible impresión que sabía pudieran tener de ella por la forma en la que la vieron salir con Zeld de la fiesta. O en un golpe de suerte, quizás ni siquiera la relacionaban. —Espero que realmente no lo hayamos hecho —Se disculpó haciendo una pequeña reverencia hacia ellos —, Catherine Whitman, un placer conocerlos~
Escuché su respuesta mientras me dedicaba a comer lo que quedaba de mi almuerzo sin prisa, asintiendo con la cabeza cuando hizo falta para hacerle saber que lo escuchaba. Dejé los palillos sobre la caja antes de responderle, luego de darle cabeza unos segundos. —Supongo que montaña, solo porque sí realmente. Me gustaría, no sé, caminar por el bosque un rato y olvidarme de todo. Mentira no era, no se me había ocurrido nunca, pero la verdad es que seguro cumplía la función. Alejarse del concreto de la ciudad, de la gente y solo escucha la brisa arrastrar las hojas de los árboles cercanos. A la noche encender una fogata, qué sabía yo, pasar el rato y olvidar. Olvidar los últimos cuatro años. La voz de su gemelo me hizo apartar la atención de Zoldryck y la pregunta me hizo algo de gracia, como para decirle que sí solo por joder un rato, pero al final me callé y negué con la cabeza suavemente, tanto para él como para la chica que lo acompañaba. Ni modo, a presentarse al modo occidental para que la chica no tuviese el mismo desliz que Kasun aquí presente. —Shiori Kurosawa, el placer es mío. Contenido oculto Shitty post porque se me secó la neurona y no quiero dejarlas atascadas hasta mañana que me despierte pasado el mediodía (??
—Siempre está disponible mi propuesta de puenting si te animas, ahí te aseguro que olvidas todo~ Elevé las cejas ligeramente al notar a mi hermano, y su comentario que bueno, me hizo algo de gracia. Deslicé no mucho después las pupilas por la chica que lo acompañaba, recordando el tono grisáceo tras la máscara de ave, igual no es como si hubiese visto esa tonalidad en los ojos desde la máscarada a lo que asumí que podría tratarse de la misma chica de cabello corto, sin embargo me había quedado con la duda de si las marcas de labial eran de ella, de Yumemi que estaba en mi salón de clase siendo la única de cabello rosado por estos lares, o de Tolvaj, la del escote en el vestido verde. O de las tres juntas. Pero no, la chica que estaba con él no tenía pintas de medirse a lo que mi hermano acostumbraba, así que descarté la idea inmediatamente. —Zoldryck Kasun, un gusto Whitman —evité el llamarla por el nombre pese a tener uno extrangero, pero había hecho la formalidad de inclinarse y todo así que mejor no pasar la tontería que me había pasado con Shiori. Noté entonces a mi hermano mirar la piscina a lo que supuse lo que se le pasó por la cabeza, porque bueno, yo había pensado lo mismo en cuanto le propuse a Kurosawa ir a dicho lugar, pero el tiempo no parecía estar de nuestro lado, aunque dudaba que se quedara con las ganas de comentarlo al menos, o lanzar la indirecta por ahí. Suavicé las facciones al encontrar sus orbes ámbar como espejo, decorando la sonrisa torcida como de costumbre mientras se quitaba la mochila dejándola en el suelo. —¿Tragiste tu sudadera? —Sí. Miró la hora en su móvil. —Naj, el tiempo no nos va a alcanzar —buscó los orbes de Cathy, casi como recordando algo, quizá el que la chica nisiquiera hubiese almorzado—. Cathy-Cathy, ven, sentemosnos por acá. ¿Qué preparaste hoy?~ —se posicionó de cierta forma que quedó a una distancia no muy lejana de nosotros, frente de Kurosawa como tal, arrastrándose la mochila de la que sacó una bebida de frutos rojos que abrió mientras volvía su atención al atardecer de sus ojos— a todo esto no había preguntado —recostó las palma izquierda sobre el cemento, echando ligeramente su cuerpo un poco hacia atrás, sin perder la diversión en su tonalidad de voz— ¿Tienes novio, Shiori? No supe exactamente el por qué pero la miré de perfil, aún recostado contra la reja. No es como si el tenerlo o no fuese a cambiar algo, claro, a menos que su novio estuviese enfermo sin asistir a clase y al regresar fuese un tipo celoso, prefiriendo yo mantenerme alejado de los problemas porque venga, ya tenía mucho sacando a mi hermano en los que se metía; también un poco porque había asumido el que no tenía al no haberla visto acompañada en su salón de clase.
—Pueden llamarme por mi nombre o derivados sin problema —Aclaro tranquilamente una vez que todos se presentaron, porque definitivamente no podía hacer lo mismo que había hecho con Zeld el día anterior diciéndole de alguna forma un poco más infantil que no utilizara su apellido porque le sonaba demasiado frio por las faltas de confianza —, ¿tienen alguna forma especial en la que les guste ser llamados? —Preguntó con cierta curiosidad tratando de descifrar aquella pequeña interacción que estaban teniendo los gemelos sin mucho éxito. ¿Sudadera y el tiempo? ¿Habrían querido hacer alguna clase de reto? Prestó atención a Zeld en el momento que la llamó, siguiéndolo al área donde le indicaba para tomar asiento y poder abrir su bento, esta vez sin alguna clase de decoración o similar pero aún así, todo bastante ordenado —Hoy tenemos camarones empanizados, tamagoyaki, algunas verduras, puré, algo de carne y el arroz~ Si te apetece también puedes tomar algo para que comas también.—Tomó sus palillos para tomar uno de los camarones esperando que todo terminara en una charla casual, no esperando en lo absoluto que Zeld terminara preguntándole esa clase de cosas a Shiori. —Si lo sientes muy personal no tienes que responder~ —A fin de cuentas, sentía que no era algo en lo absoluto común que te preguntaran de repente aunque tampoco sabía cuanto tiempo llevaban conociéndose ellos tres, pero, si sus palabras servían para que no se sintiera posiblemente obligada a responder se iba a sentir algo más tranquila Contenido oculto
Sonreí ligeramente cuando trajo sobre la mesa la propuesta del puenting otra vez y asentí casi en automático. Las presentaciones terminaron, aproveché para darle un par de tragos a la botella de agua que había traído, escuchando también el intercambio entre los gemelos y digamos que lo atajé un poco al vuelo, ni idea y dejé la botella a un lado. —Nada de saltar a la piscina —solté incluso cuando Zeldryck ya había dicho que el tiempo no alcanzaba. Le preguntó a Whitman qué había preparado y creí que no volvería la atención a mí, así que me distraje poniendo la vista en la porción de cielo que alcanzaba sin tener que apartar mucho la atención del grupo. Cuando me quise dar cuenta se había sentado frente a mí, así que lo miré, viéndolo apoyar las palmas en el cemento y tuve que aguantarme la risa al escuchar la pregunta. Se había tardado, ¿no? La gran gracia fue que sentí la mirada de Zoldryck encima también, así fuera de refilón, y fuese o no para medir reacciones como mínimo, bueno, la verdad me lanzó encima una diversión de lo más cagada. Estiré las piernas hacia adelante, crucé un tobillo sobre el otro y entonces me llegó la voz de la castaña esta tan bonita diciéndome que no debía contestar si lo sentía muy personal. Muy personal era el hecho de que habían apaleado al único que le había dado ese título. Le dediqué una sonrisa suave a la muchacha y negué despacio con la cabeza, restándole importancia, antes de encontrar los ojos del Kasun del desastre de nuevas cuentas. —No tengo —respondí sin más—, por desgracia~ Lo segundo había sido innecesario, pero bueno. Llevaba años suicidándome con mis compañías, ¿no?