Long-fic Pesadilla infecciosa.

Tema en 'Fanfics sobre Videojuegos y Visual Novels' iniciado por Cygnus, 11 Mayo 2014.

  1.  
    Keilani

    Keilani Usuario popular Comentarista empedernido

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    Lo de robarse el cadáver se suaviza en mi mente, de no ser por el hecho de que ellos dejaron morir a un amigo por fines egoístas como el experimento y encima hay que decir que Cru anunció algo que era aún peor que lo que había visto hasta ahora.

    Por lo visto he menospreciado pistas de la historia como el suicidio del director y esa constante sangre cubriendo los lugares donde cruzan debe significar algo... No sé que decir al respecto, pero creo que Cru podría ser el resultado de ese experimento o quizás Haruki y su esposa no se conformaron con el cadáver del director y decidieron usar a su propia hija. Podría incluso Haruki haber matado a Rina, mientras trataba de detenerlo D:!

    Creo que dejare de pensar en ideas retorcidas de mi mente y esperare el próximo capítulo, por cierto fue un buen detalle la música c:
     
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  2.  
    Lexa

    Lexa Fanático

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    Aún sigo con dudas. ¿Qué sus padres robaron el cadaver del director? ¿Qué clase de experimentos están haciendo? ¿Clonación, quizá? ¿Estudio de genes, ADN? No se nada Dx Me pregunto tambien que tiene que ver Hellen y Cru en todo eso, y quien en realidad es Cru. Demasiado suspenso e intriga.

    Realmente siento que Cru lo sabe todo, así que no entiendo porque siempre se va por las ramas. Da a entender que sabe que está ocurriendo, pero no dice nada. Y Dios, creo que Hellen es muy sumisa y confiada e.e.

    Como siempre, buena narración, fluida y sencilla. Me gustó el capítulo, espero el siguiente<3
     
  3.  
    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Escritor
    Título:
    Pesadilla infecciosa.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    7185
    Bueno, así muy de prisa porque debo irme, coloco el último capítulo. Pido disculpas por su extensión, pero es que no quise cortarle ningún detalle, ni tampoco dividirlo porque era realmente imposible. También quiero pedirles encarecidamente que lean con cuidado, este capítulo es complejo pues tiene de pronto saltos de perspectivas y de tiempo para que se entienda mejor. Los más atentos quizá noten que hay un párrafo idéntico a uno del primer capítulo, es adrede :) Lamento si el final no fue el mejor, pensaba poner algún otro pero me incliné por ése.
    Gracias a todas mis lectoras por pasarse, y Ela, arreglé el par de errorcitos que me señalas, el primero no lo era xd y muchas gracias por quedarte todo el día leyendo xD




    _____

    De súbito, se escuchó una gran explosión que recorrió los pasillos de principio a fin. Las ondas expansivas lograron tirar algunas botellas de los muebles y hacer volar los papeles por los aires. Ambas muchachas gritaron de sorpresa al notar que todo a su alrededor temblaba por unos instantes y las luces de los techos se difuminaban, como si la energía se hubiera consumido. Hellen volteó a su alrededor. Los focos fallaban y los trechos ahora eran oscuros.


    —¿Qué ocurre? —preguntó con espanto, sin esperar a que Cru le respondiera, y luego contempló sus propias manos—. ¡Por Dios! ¡Mi cuerpo se está volviendo transparente!


    Casi sin creerlo, se vio a sí misma, su propia figura que se desvanecía en aquel mar de recuerdos.


    —Tal vez sea conveniente apurarnos, Hellen —le contestó Cru—. Como puedes ver, conforme más te acerques a la parte central de tus recuerdos, tu mente y tu corazón se irán volatizando.

    —Mi mente y mi corazón... —repitió para sí misma Hellen.


    Volteó a su alrededor con una mueca de angustia. Todo se comenzaba a oscurecer ante sus ojos. “Si todo aquí está dentro de mi mente y mi corazón... ¿qué está ocurriendo con mi verdadero yo, poseedora de esta mente y este corazón?”, meditó Hellen.

    Cru la observó tristemente y la alentó a continuar sin tocarla esta vez. Debían registrar las dos últimas habitaciones del laboratorio, que se encontraban al final del pasillo. Un estremecimiento recorrió a Hellen.


    —Por aquí... —le dijo Cru en voz baja, abriendo una de las últimas puertas, aunque ya se hallaba simplemente emparejada.


    Hellen la siguió con un rastro de preocupación y sin mucha vacilación ingresó a dicha sala. Era otro lugar semejante a los anteriores: una enorme mesa de metal ocupaba casi la mitad del recinto mientras que en las paredes se hallaban medicinas y otros implementos que las chicas jamás habían visto antes. En la mesa habían botellas extrañas, un mortero con el que habían macerado hierbas medicinales aromáticas, un envase de vidrio con la etiqueta “Producto del test #22” que contenía algún líquido de penetrante olor, y otras cuestiones que a las chicas no les dio tiempo de revisar.

    Porque al fondo de la sala había alguien, sentado al extremo posterior de la mesa.

    Una sombra, una sombra idéntica a las muchas que vieron en la escuela tiempo atrás. Hellen la observó detenidamente, algo en su silueta le era familiar, la forma de ese cabello.


    —Dios mío, por favor perdónanos... —murmuró repentinamente la figura, con una voz femenina—. Hemos cometido un grave pecado... Pero, no hay manera de volver atrás. Además... soy la única capaz de apoyar a Haruki en estos momentos, él no estará bien sin mí...


    Hellen tembló de sorpresa e instintivamente se ocultó detrás de la espalda de su amiga, aunque Rina no la podía ver.


    —Sólo un poco más... —continuó diciendo para sí—. Sólo un poco más y habremos finalizado...


    Los ojos tristes de Hellen la observaron unos instantes, pero eran incapaces de contactarse, la dimensión de sus recuerdos la había atrapado. Su madre continuó hablando sola, como presa de un extraño delirio, con murmullos cada vez más bajos y apagados. De pronto, la sombra se desvaneció ante los incrédulos ojos de las chicas.


    —Mamá... —dijo Hellen, con la mirada angustiada.

    —Aquí están sus memorias —dijo Cru, señalando una hoja de papel justo en el lugar en donde Rina se había desvanecido.


    La otra chica se acercó y las tomó sin poder controlarse demasiado. Los sentimientos se le agolpaban en el pecho y en los ojos. Era una hoja manchada de algún líquido extraño, corroída por el tiempo, arrugada, casi violentada.



    Año 1977. Marzo 14. Rina.

    Ha pasado más de un mes desde que recogimos el cuerpo del director de la escuela. Desde entonces, apenas volvemos a casa una vez cada dos o tres semanas, porque el trabajo nos absorbe demasiado. Hay tanto que hacer... y el tiempo simplemente se nos pasa volando sin que siquiera nos percatemos de ello. O tal vez, no tenemos otra opción más que sumergirnos de lleno en esto hasta dar con la solución. Simplemente, no podemos dejar este arriesgado proyecto a la mitad. Hemos de terminarlo. Y aún así... yo... no me siento bien. No puedo decirle esto a Haruki, pero desde que comenzamos todo, tengo miedo. Miedo de algo que no puedo ver, pero que lo siento, mi conciencia pecadora comienza a pesar más y más y más... nunca imaginé que podría pesar tanto...

    El cadáver del director está yerto, rígido y helado. Seco. Su rostro aún refleja la angustia que debió sentir en el momento en el que decidió quitarse la vida. Y esa imagen, esa horrenda imagen aparece incluso en mis sueños una y otra vez, me persigue... aparece y desaparece misteriosamente por doquiera que voltee, y no hay nada que pueda hacer para evitarlo. Creo que está arraigado en lo más profundo de mi mente y mis recuerdos.

    Sólo hay una cosa que puedo hacer por ahora. Simplemente, simplemente, seguirlo apoyando en su investigación hasta el final. No hay más. Él me necesita, y yo lo necesito.

    Te amo, Haruki. Por favor... sálvame pronto de esta horrible pesadilla...”




    —Mamá... —murmuró para sí misma Hellen. Sus manos semitransparentes sostenían con esfuerzo la hoja. Eran demasiadas sorpresas en un solo momento. Cru temió que en dado momento la joven no lo pudiera resistir más. Le quitó la hoja de sus manos, y le dijo.

    —Voltea por ahí, atrás.


    En el lugar que antes habían recorrido, se hallaba la figura de su padre. Una sombra más, como todas las personas presentes en el mundo de sus recuerdos. Observaba con atención uno de los muebles en donde guardaba ciertas esencias aromáticas y medicamentos. Hellen lo volteó a ver boquiabierta, después de sentir que tras una eternidad no había podido contemplarlo tan de cerca, aunque en una situación que ella ni siquiera hubiera imaginado.


    —¡Uf! Ya casi he terminado. He dado con el clavo. Supongo que el resto del trabajo podré concluirlo mañana mismo —dijo Haruki—. Creo que por ahora, lo que resta es tomar una siesta y tener fuerzas para terminarlo —se detuvo un momento en sus pensamientos, apoyó las manos en el mueble y suspiró hondo—. Es por mi culpa que Rina y Hellen hayan tenido que pasar por momentos duros de soledad y frustración. Pero no hay manera de detenerme ahora, ahora que he logrado tanto... Sólo... esperen, esperénme un poco más, mi amada familia...


    Tal como había pasado con Rina momentos antes, la sombra de su padre comenzó a desvanecerse en el entorno de por sí oscuro. Hellen lo miró con un dejo de extrañeza, sin comentar nada esta vez. Tal vez sólo debía acostumbrarse a que ellos no eran realmente sus padres sino un recuerdo gráfico.


    —El diario de tu papá —dijo Cru, señalando a la mesa—. Es curioso que llevaran una bitácora tan organizada, pero finalmente nos conviene.

    —¿El diario de mi papá?


    Las jóvenes se acercaron al lugar. Hellen observó sin ganas el escrito.


    Año 1979. Diciembre 27. Haruki.

    Justo como lo pensé, fue la decisión correcta esto de utilizar un cadáver humano para la experimentación. Sé que nunca hubiera obtenido resultados tan satisfactorios si hubiera seguido usando ratones y marmotas como conejillos de indias. Esto me ha permitido avanzar el doble de rápido. ¡Con esto, al fin lograré crear la aleación necesaria para hacer el cuerpo del ser humano inmortal!



    —Inmor... talidad... —salió de los labios de Hellen.

    —...sigue leyendo —dijo Cru.


    ...aún así, aún queda largo tiempo para que la hipótesis pueda ser probada de forma efectiva. Pero sé que voy por buen camino y las evidencias que obtengo día con día son avasalladoras. Todas esas cuestiones actuales sobre... la inmersión en fluidos helados para prevenir los cambios después de la muerte y en un futuro descongelar el cadáver... para mí son inútiles. ¡Se debe hacer algo precisamente mientras uno está vivo para que las células del cuerpo se regeneren para siempre! Así no habrá degradación corporal aunque pasen los años.

    El único problema con esto era que, por supuesto, al regenerar de manera infinita las células, esto nos impediría crecer, o envejecer. Así que supongo que, por más inmortal que sea, uno no podría tener la suficiente felicidad o diversión si eternamente se conserva idéntico.

    Y bueno, lo he logrado. Una droga para revitalizar y promover el crecimiento de células nuevas.

    Hasta ahora, no hemos logrado nada que no sea la creación de la droga que nos inducirá a un explosivo crecimiento de células, las cuales evidentemente alterarán la organización natural del cuerpo y esto nos permitirá conservarnos ante el paso del tiempo. Requerirá un poco más de esfuerzo, un proceso más largo para evitar cualquier contrariedad o efecto secundario no deseado, y no me detendré hasta perfeccionarlo. Un cerebro humano, por naturaleza, envía comandos al resto del cuerpo para mover los brazos, las piernas... a través de señales eléctricas. Si esas señales pudiesen funcionar incluso a nivel celular, y esto pudiera contrarrestar cualquier efecto a nuestra propia voluntad, entonces...

    Entonces...

    Podría lograr cosas que en otras circunstancias sólo podrían ocurrir en los cuentos de hadas. El descubrimiento del siglo, de la vida entera. Básicamente, si pudiésemos controlar esas señales enviadas por el cerebro, podríamos hacernos crecer un par de alas en la espalda si sólo deseáramos algo como “quiero volar”. Bajo esta premisa, uno podría por supuesto evitar los límites naturales de la vida, y aún más, seríamos capaces de evitar también cualquier otra circunstancia que esto pudiera conllevar con tan sólo el deseo de hacerlo. La verdadera inmortalidad, los poderes infinitos. Las posibilidades al alcance de nuestra mano.

    Sólo resta un paso más, sólo un poco...

    Tengo la voluntad y los conocimientos necesarios para hacer que esto pueda funcionar, lo sé. Y también tengo a mi amada familia”.



    —Con “investigación”... se referían a... ¡Hacer este tipo de cosas! ¡Esto es terrible! ¡Están en un error! —exclamó Hellen, agitando el escrito en sus manos—. También estuvo muy mal haber tomado el cuerpo del director para hacer esta clase de experimentos... pero... ¿qué razón tendrían para querer crear algo como la inmortalidad? ¿Por qué se habrán obsesionado con ello, Cru?


    —...Hellen —murmuró Cru—. Este día... es el mismo.

    —¿Eh? —preguntó Hellen, observándola—. ¿Qué quieres decir?

    —Las cosas que ocurrieron “ese día”. El momento de enfrentarlo ya está llegando... Así que, vamos. Después de eso, tus recuerdos te mostrarán absolutamente todo.

    —¿A dónde hay que ir ahora?

    —Al último cuarto... es la sala de experimentación... vamos... ahí entenderás absolutamente todo...



    . . . . . . . . . .



    A pasos vacilantes, Hellen caminó hasta la última puerta del pasillo. Era también la más grande y pesada. Un enorme coloso de metal.

    Cru se colocó junto a la puerta y observó al cuerpo desmesurado de Hellen acercarse a ella.


    —Sólo una vez más... —dijo Cru, tapando la puerta—. Confírmalo...

    —Sí...

    —¿Entramos...? —preguntó Cru—. ¿Tu corazón está listo?

    —Vamos... —dijo Hellen, con un suspiro de desconsuelo.


    La puerta la abrió Cru y ambas penetraron.

    La oscuridad las envolvió...



    . . . . . . . . . . . .



    . . . . . . . . . . . .



    Haruki siempre le temió a la muerte.

    Desde que lo conozco.

    Cuando escuchaba las noticias, o a la gente hablar sobre el final de la vida, o morir en un accidente... él se dirigía a mí con angustia. Hablaba conmigo. No podía guardárselo.

    Rina... —me decía, recostado en el lecho de la recámara, meditabundo—. ¿Qué crees que ocurra cuando una persona muere?

    Eh... ¿por qué haces esa pregunta así de repentina? Bueno, hay varias teorías... pero yo creo que sería agradable que existiera el cielo. O algo como... renacer, y comenzar un nuevo ciclo en otra vida. Reencarnar, le dicen a eso, ¿no?

    Una historia sin base alguna —contestaba—. ¿En verdad puedes creerte un cuento de hadas como ése?

    Bueno, ¿entonces qué crees tú que ocurre, Haruki?

    Yo...

    Callaba un segundo.

    ...creo que todo se termina con la muerte —soltaba al fin—. No, tal vez aún más. Creo que es como si nada hubiera comenzado jamás, que es a lo que le temo en verdad.

    ... por favor dilo de una manera más entendible.

    Bien, suponiendo que yo me muera... —decía, y levantándose, daba vueltas, inquieto, en la habitación—, quizá alguien se ponga triste por ello. Tal vez, con una fotografía mía en las manos, yo sea mencionado por alguien que recuerda el pasado. Ya sabes... “Haruki era una persona así y así...”. Sólo eso. Después de varios años, yo seré sólo un nombre que existirá únicamente en la genealogía de la familia, y décadas y décadas después...

    Bueno, tal vez nadie te recuerde ya —complementé, entendiendo la idea.

    Al cabo de mucho tiempo, ya ni siquiera habrá signos de que yo haya existido en el pasado. De que yo haya vivido alguna vez. Como si jamás hubiera existido. Y... y si es así, ¿entonces para qué sirve la vida?

    Lo contemplaba, comprensiva.

    Haruki, amor... entonces, todo el tiempo que compartas conmigo, ¿tampoco tiene sentido?

    ¡No, no es así! —se apresuraba a decir—. ¡Por supuesto que soy feliz contigo! Y precisamente, es por eso que pienso que un día, un día llegará en que la felicidad se nos esfume sin dejar rastro. Rina, eso me asusta, me asusta mucho, no puedo negártelo...


    Tal vez porque él siempre fue una persona noble, bondadosa y diligente, estuvo siempre poseído por ese terrible miedo a la muerte.

    La muerte nos visita a todos por igual.

    Nadie puede evitar el destino final.

    Cuando él enfrentó este hecho directamente, algo debió germinar y crecer en su interior. Una idea.

    Apenas poco tiempo después, el 13 de diciembre de 1965, nos aproximamos al instante de nuestra más grande felicidad.

    El día en que Hellen nació.

    En ese momento, se mostró resuelto a realizar una profunda investigación a fin de mantener esa felicidad por siempre. Costara lo que costara.




    . . . . . . . . . . .



    —...ésos son sus recuerdos. El principio de todo —se escuchó el murmurllo de Cru—. Y ahora... verás el recuerdo del final... El día en que la investigación de tu padre comenzaría a dar frutos.



    . . . . . . . . . . . . .


    Al fin... ¡lo logré! —exclamaba Haruki, con el rostro desencajado, frente a la mesa del laboratorio.

    Haruki... ¡¿en serio?! —le pregunté.

    ¡Sí! Ahora, lo único que queda es administrarle esta dosis a un cuerpo humano, pero creo que cualquier falla a este punto es imposible. ¡Estoy seguro de que está perfecto! El momento ha llegado... ¡el momento ha llegado de que nuestros sueños se hagan realidad!

    Los dos nos abrazamos, en medio de la alegría, y ambos reímos como dos niños pequeños...

    O aquello era lo que Haruki pensaba.

    Obsesionado con sus resultados, no se había percatado de que mi alma y mi mente se encontraban quebradas y deterioradas a este punto...

    El día siguiente, mayo 21 de 1980...

    Ese día llegó”.


    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .



    “A pesar de que pensé que volverían a casa muy cansados del trabajo, ambos se veían de cierta forma alegres. Y aunque habían acabado el trabajo, al día siguiente regresaron...

    Eso era extraño.

    Ya era demasiado lo que había estado sospechando sobre sus acciones raras.

    ¿Acaso habían estado haciendo algo que mantenían en secreto?

    Las dudas me carcomían, y yo no lo soportaba más.

    Yo soy su hija. Debo saberlo.

    Lo recuerdo. Ese día.

    Llovía, la tormenta era recia. Sólo había un edificio a lo lejos. El bosque se cernía hacia el infinito. La única manera de resguardarse de la lluvia era aquel lugar...

    “Observatorio forestal”, decía en la entrada.

    Papá y mamá entraban por ahí. Yo los había seguido ese día.

    Era la primera vez que los seguía en secreto.

    Siempre habían trabajado en ese extraño lugar. Pero yo nunca antes había entrado.

    Observé por la ventana del edificio, sin que me vieran, que ambos removían unas cajas en la esquina de la estancia y descendían por unas escaleras secretas.

    Pensaban que nadie los vería.

    Pero yo los vi”.




    . . . . . . . . . . . . .


    —Ahora es que lo has estado viendo todo, con tus propios ojos. Es por eso que has llegado hasta aquí. Ir hacia atrás, hacia tus recuerdos, es lo que has elegido por tu propia voluntad.


    Hellen se había lanzado detrás de unas cajas frágiles, y temblaba. Escuchaba a Cru, sin duda, pero de pronto parecía no poder más con su terror. No, no quería seguir viendo nada, y a la vez sabía que era su destino. No podría recuperar su esencia sin entender su pasado.


    —Aún así, ¿por qué estás intentando esconderte de esa manera, Hellen?

    —Porque... ambos acaban de entrar... a esta misma sala... mis padres. Ahora no son sombras, son ellos... como si fuera el tiempo presente.

    —Siguen siendo recuerdos, recuerdos casi inmediatos. La gente en tus memorias no puede vernos, Hellen. ¿Ves? Como aquella ocasión en la escuela... No olvides que éste es el último día del que te puedes acordar.

    —...entiendo.


    Del otro lado de la estancia, tras las cajas en las que inútilmente se protegía Hellen, se hallaban Rina y Haruki hablando frente a la mesa de experimentos. Habían entrado confiados a la sala pensando que nadie estaría ahí.


    —Al fin, con esto... —dijo Haruki, con un tubo de ensayo en su mano—... es sólo cuestión de elegir el momento adecuado para utilizarlo —se interrumpió súbitamente, respiró un instante y reflexionó—. No, tal vez no sea lo mejor. Quizás... quizás primero, ¿deba comentárselo a Hellen?

    —No sé cómo lo tome la pequeña —respondió Rina—. Quiero decir, decírselo tan súbitamente... sobre todo lo que hemos estado haciendo estos años...

    —Tienes razón... además, no hay necesidad de ser impaciente. Hellen es aún una niña. Será mejor tomárselo con calma y hablar con ella sobre esto cuando algún tiempo haya pasado ya.

    —Así es —concluyó Rina.


    Haruki volteó a ver hacia una mesa cercana, en donde se hallaba un cuerpo extraño tendido sobre ella.


    —Aún así, debemos mantenernos callados sobre el tema del director. Hablar de esto sólo traería como consecuencia innecesarios malentendidos.


    Rina volteó a ver en la misma dirección.


    —Ese cuerpo —lo señaló con la barbilla—. ¿Qué haremos con él?

    —Ya no hay necesidad de seguirlo preservando. Tenemos que deshacernos de él pronto —se acercó a dicha mesa y después de razonar un poco, continuó—. Es más. Ya todo este lugar es innecesario. No tenemos nada más que hacer aquí en cuanto probemos la fórmula y nos dé exitosos resultados. Creo que al fin podremos regresar a nuestras vidas normales.


    —Vidas... normales... —repitió Rina en un suspiro.


    Ambas chicas se asomaron detrás de las cajas frágiles, del otro lado de la estancia. No perdían detalle de ningún movimiento, de ninguna palabra, de ninguna acción. Ahora que entendía todo, Hellen sabía que lo que su padre tenía en ese momento en las manos era la droga que supuestamente conferiría la inmortalidad al ser humano. También supo que ése era el día en el que todo se había acabado en el presente.

    ¿Pero qué fue lo que pasó, qué salió mal?


    —Mira, por ahí —murmuró Cru a su oído, señalando la puerta.


    Repentinamente, como en un desdoblamiento, entró por la puerta de la sala ni más ni menos que la verdadera Hellen. La que en un pasado cercano habría abierto la puerta de par en par para descubrir los misteriosos planes de sus padres. La que los había seguido en secreto hasta dar con el laboratorio aquel día.

    Cru miró a su amiga, ésta se hallaba perpleja viéndose a sí misma. Al recuerdo de ella. Pero era sólo una visión retrospectiva.


    —¿Quién anda ahí? —exclamó sobresaltado Haruki.

    —¡Papá! ¡Mamá! —habría soltado con sorpresa Hellen.

    —Hellen... qué... ¿qué haces aquí? —preguntó Rina, intentando tapar con su cuerpo la mesa.

    —...perdónenme por seguirlos. Pero... ¿pero qué es este lugar? —dijo Hellen, asustada, y al observar las mesas llenas de sangre, con cuerpos petrificados de ratas, conejos y otras especies, teñidas del carmesí más intenso, soltó un grito de horror—. ¿Qué rayos significa esto?


    Rina y Haruki se hallaban inmóviles, maquinando rápidamente alguna excusa para su hija que los había descubierto en sus horrendos experimentos.


    —Eso... eso que está ahí acostado en esa cama... —balbuceó aterrada—. ¿Es el... director de la escuela?

    —Sí —murmuró su padre—. Pero...

    —¡¿Ustedes lo han matado?! —gritó Hellen, con el corazón saliéndosele por la garganta.

    —¡No, no es así! —respondió su padre, al cabo de un momento continuó—. ¡Sabes que jamás haríamos algo así! ¡El director se suicidó!

    —Entonces, ¿por qué él está aquí ahora, muerto sobre esa mesa? ¡Por favor explíquenme!


    Rina se retorció las manos.


    —Es... es... —balbuceó Haruki, sin saber cómo explicarlo.

    —Basta —dijo de pronto Rina.

    —¿Así que es por esto que ustedes me dejan sola todos los días en mi casa? ¿Por todo esto que están haciendo con estas criaturas muertas y el director? ¿Sí, es por esto?


    Haruki soltó un hondo suspiro.


    —¡Hey! ¡Mamá, papá! —les volvió a gritar Hellen, fuera de sí—. ¡Respondan!

    —¡Basta! —rugió su madre nuevamente, dando un paso al frente.


    Hellen se calló al instante, pero mordió sus labios fuertemente.


    —En poco tiempo... en muy poco tiempo, todo estará terminado —dijo Rina, girándose hacia la mesa de experimentos—. Sí... habrá terminado, sin sufrimiento alguno...

    —...¿Rina? —salió de la boca de Haruki.

    —Hellen... yo te diré, te diré todo. Te diré qué es lo que estamos persiguiendo. Qué es lo que queremos... —continuó Rina. Hellen la miraba atentamente, con horror—. Nosotros tres, como familia, nos haremos inmortales. Nuestros cuerpos lo serán. Y así, tendremos felicidad por el resto de nuestras vidas. Nosotros tres, juntos, felices, por siempre... por la eternidad...

    —Que... ¿qué es lo que estás diciendo, mamá? ¿Inmortales? ¿Qué dices? ¡Eso no puede ser! ¡No hay modo de que podamos serlo!

    —Es posible —sentenció su madre—. Gracias a tu padre. Un científico excelente. Pudo obtener la fórmula en menos de ocho años de investigación profunda.


    Hellen lagrimeaba frente a sus padres, de rabia, dolor, sorpresa, de muchas emociones juntas.


    —Pero... pero... y aun suponiendo que algo así pudiera hacerse realidad... ¿Dónde está la felicidad en obtener un cuerpo invulnerable? Le han quitado la vida a alguien... me han dejado sola todos estos años... ¡No hay modo de que podamos ser felices de esta forma! —gimió Hellen, sin poder controlar sus lágrimas—. ¡A pesar de que yo... siempre deseé pasar mucho más tiempo con ustedes, compartir nuestras vidas... jugar con papá, salir a pasear, ser una familia normal... los tres juntos!


    —Hellen... —dijo su padre, con la voz queda.

    —Es por eso, que desde este momento podremos ser felices por siempre, juntos, Hellen. ¡Felices por siempre, y juntos! ¡¿Entiendes?! —gritó su madre—. ¡Basta ya!


    Rina se apresuró a caminar hacia el extremo opuesto de la mesa, en donde había un enorme frasco con el resto de la droga que Haruki había creado, y la tomó entre sus manos temblorosas.


    —Ahora, es sólo cuestión de administrarnos esto. Si no puedes entenderlo a pesar de que te lo estoy explicando, entonces te lo voy a demostrar.

    —¡Rina, espera! —exclamó Haruki, intentando detenerla.

    —Haruki... buen trabajo, sin duda. No estuviste equivocado en ningún momento. Tu proyecto se ha hecho realidad. Ahora, voy a probarte la teoría, Hellen.

    —¡Detente! —volvió a gritar Haruki—. ¡Si te administras la droga mientras estás tan enfurecida... no sé qué podría pasar en ese caso!


    —...

    —¡Mamá! —gritó con todas sus fuerzas Hellen.


    Pero era tarde. Rina había bebido la fórmula sin detenerse siquiera a respirar o a saborearla. En medio de su molestia, había utilizado toda la que se encontraba en ese frasco.


    —¡Ughh! —gimió en cuanto depositó de nuevo el frasco en la mesa.


    Caminó lentamente, en silencio, hasta la mitad de la estancia. Haruki la observaba con los ojos como platos, con las rodillas temblando, sin poder creer la insensatez que su mujer había realizado. El rostro de Rina estaba desencajado, las órbitas parecían despedir a sus ojos, su boca se contraía en una mueca horrible. Cayó al suelo de rodillas y continuó gateando hasta la mesa metálica más próxima.
    No profería ningún otro gemido.


    —¡Oh! ¡Mamá! —alcanzó a gritar Hellen, corriendo en dirección suya.


    Pero un estruendoso relámpago que surcó la habitación la detuvo, y la onda expansiva que tuvo lugar quebró todas las botellas de la habitación y lanzó hacia atrás a padre e hija. Un furioso rugido se escuchó y retumbó por todo el laboratorio, la energía eléctrica se desvaneció y todo quedó a oscuras, iluminado sólo por algunos destellos tímidos de los focos casi rotos.

    Los papeles volaban por los aires, los libros cayeron de sus muebles, las ratas muertas volaron hacia las paredes salpicándolas de sangre.

    Y donde estaba Rina, ahora se erguía un monstruoso ser infernal, abominable, oscuro, diabólico. Gigantesco.


    —¡Nooooooo! —gritó desgarrada Hellen.

    —¡Rina! —secundó Haruki entre la oscuridad.


    La energía eléctrica inestable iluminaba a ratos la funesta figura actual de Rina, quien en medio de su enfado se había convertido en lo que su corazón poseía: odio en su más puro estado. Los ojos de la figura, enrojecidos, miraban brutalmente a ambos, y con pasos pesados, que hacían retumbar el recinto entero, se les acercaba. Su hija gritaba como enloquecida.



    . . . . . . . . .


    —Esto... —balbuceó a este punto la Hellen viajera, la que se hallaba tras las cajas con Cru, invisible—... ¿esto quiere decir que el proyecto de papá fue fallido?

    —No —respondió Cru, con el rostro ensombrecido—. Ciertamente, la droga tuvo éxito. Fue tu madre la que cometió el peor de los errores. Ella absorbió el poder de la droga con un estado de ánimo aún atormentado, culpable, odioso y nocivo. Y cambió todo.


    La Hellen viajera y Cru continuaron viendo la escena. Ellas eran inmunes al efecto de la onda expansiva en esos momentos, como si estuvieran contemplando algo tras un domo de cristal.

    Las luces se encendieron nuevamente, aunque débiles, dejando el recinto en una oscuridad parcial. Hellen y Haruki se hallaban en el suelo, y la monstruosa criatura estaba casi sobre ellos. Era una silueta amorfa, con garras y tentáculos negros como la más profunda de las noches. Sólo brillaban sus ojos como dos manchas de sangre.

    Hellen se levantó.


    —Dios mío... —salió de la ronca garganta de Haruki—. Hellen, ¿estás bien?

    —Sí, creo... pero... mi brazo... me duele... —contestó Hellen.


    Haruki observó la herida con prisa.


    —¡Fuiste mordida! ¡No puede ser! Mantente en pie, por favor... ¿te puedes mover? ¿Sí? Bien, ¡huye de aquí! ¡Vete, corre, Hellen! ¡Corre, no te detengas! ¡Ahora!


    Giró su rostro hacia el monstruo.


    —Esta cosa... dentro de esto está Rina... de alguna forma la puedo sentir...

    —¡Vámonos de aquí, papá! —dijo agitadamente Hellen, casi sin voz, sólo con un ronco sonido producto de desgarrarse la garganta.

    —Estaré bien, ¡sólo vete, rápido! ¡Rápido! Por favor, Hellen... tengo una responsabilidad...


    Ella lo miró con los ojos muy abiertos, tanto como la boca, pero su padre la tomó del hombro y la lanzó hacia la puerta.


    —¡Que te vayas! ¡Ponte a salvo!


    Hellen no perdió el equilibrio, volteó a ver por última vez a su padre, y a la criatura que ahora ocupaba gran parte de la sala. Sin decir nada más, corrió hasta perderse por los pasillos del laboratorio.


    —Hellen... —murmuró Haruki, a pesar de que su hija ya había huído—. Lo siento... —volteó a ver a la criatura infernal, y le dijo, con su acostumbrada templanza—. Rina... es absurdo decirte estas palabras finales, pero... creo que sería agradable que fuéramos juntos al cielo...



    . . . . . . . . . . . . .


    . . . . . . . . . . . . .





    Hellen corría por los pasillos cuando tuvo lugar otra súbita explosión en la sala de experimentos que había dejado atrás.

    Se lanzó al suelo para evitar ser dañada por otra onda expansiva.


    —Papá... ¡mamá! —gritó para sí misma, y se giró, intentando juntar valor para volver y tratar de ayudar.



    . . . . . . . . . . . . . .


    “De pronto, tuvo lugar un ensordecedor sonido de una explosión... Los remolinos de polvo y el olor concentrado de humo se mezclaban en el ambiente.


    Todo era confuso y oscuro a mi alrededor. No podía entender nada...


    Un olor extraño se hizo presente... como si algo en algún lugar se estuviera quemando...


    Oscuridad. Repentina oscuridad...


    ...¿cuánto tiempo ha pasado desde entonces?”



    . . . . . . . . . . . . . . .



    Cuando volvió, la sala estaba en llamas.

    Los muebles caídos, los libros eran devorados por el fuego.

    Una colosal criatura negra se hallaba inmóvil abarcando casi todo el suelo de la estancia.

    La sangre salpicaba todo el piso, las paredes, el techo.


    —No... no... no... no... ¡Nooooooooooooooooooo!



    . . . . . . . . . . . . . . . . .



    . . . . . . . . . . . . . . . . .



    Cru se hallaba inclinada sobre Hellen, la cual mantenía sus ojos cerrados.

    “El corazón de Hellen probablemente ahora esté a su límite... por favor... sólo pido que resista un poco más...”.

    Ambas chicas se hallaban en el entorno onírico, nuevamente, que las transportaba hacia los diversos recuerdos de Hellen.


    —No... esto... no puede ser... —balbuceó Hellen, entreabriendo los ojos—. Debe ser una pesadilla...

    —Nada de esto es falso —le contestó Cru—. Lo recuerdo todo.

    —Cru... esto es como si yo hubiera sido quien mató a mamá y papá... —contestó, ensimismada en su horror.

    —¡No! Tú solamente ignorabas todo lo que estaba ocurriendo, Hellen. Y aunque todo el proyecto hubiera marchado bien, simplemente esperando ser mágicamente felices... estoy segura de que al final todo hubiera sido un desastre.

    —Es terrible... todo esto es terrible... —dijo Hellen, pasándose el dorso de la mano por sus ojos.


    Hellen se incorporó lentamente. Estaban lejos del laboratorio nuevamente, en aquel lugar de ensueño y luces de neón.


    —Cru... ¿ahora puedes contármelo todo? ¿Quién rayos eres?


    Cru giró su rostro a un lado.


    —Simplemente... yo soy tú, Hellen.

    —... ¿Eh?

    —Recibiste una herida a causa de la mordedura de ese monstruo, ¿no? En ese momento, Hellen... fuiste infectada. El efecto de esa droga en el cuerpo, sin ningún control dentro de él, es como si fuera un virus. Lo que ocurrió es que fuiste rescatada de ese laboratorio en llamas, y has estado durmiendo en la sala de un hospital todo este tiempo —Cru caminó unos pasos hacia la nada—. El mismo hospital que no reconociste al principio de tu viaje porque no formaba parte de tus recuerdos conscientes. La dificultad de aceptar la realidad, la trágica muerte de tus padres... Con este nuevo poder que adquiriste, tu mente, aún más quebrada y dañada que tu cuerpo, dio nacimiento dentro de ella a otra “tú”.


    Hellen la observaba impávida.


    —Los lugares que has recorrido te han llevado a aceptar la realidad. Y todos forman parte de tus recuerdos más profundos.

    —Pero... —dijo Hellen, acercándose a Cru—. ¿Por qué me has llevado por todo este viaje de mis recuerdos? Y... llegando tan lejos como para engañarme diciéndome que eras mi hermana gemela.


    Recordó fugazmente la escena en donde ella despertó en el viejo hospital. El momento en el que le ocultó saber qué hacían ahí. Cuando tomó los vendajes del mueble... Volteando a su brazo, se vio vendada a sí misma. La rudeza con la que Cru la trataba en ocasiones no era más que el reflejo de su odio a sí misma... El momento en el que Cru le dijo que la amaba... era la reminiscencia del amor hacia sí misma, la razón por la que no había dejado caerse. Recordó los cuidados que Cru le había otorgado, el reflejo de la madurez suya... cuidándose sola a sí misma... Y tembló de terror al recordar cómo estuvo a punto de rendirse, de quitarse la vida ella misma reflejándolo en Cru, persiguiéndola con un arma, como un método para que dejara de sufrir por la tormenta de sus propios recuerdos... “Porque eso es lo que en el fondo deseas, ¿no es así?”...


    —Todo es como lo he dicho —escuchó a Cru—. Tu mente está en el punto del colapso, Hellen... escondiendo recuerdos dolorosos para poder siquiera el control de sí misma es lo único que puede hacer. Si repentinamente esa mente hubiera contemplado todos esos recuerdos de golpe, ¿tú qué crees que habría pasado?

    —Me hubiera... desmoronado... —dijo Hellen—. Cuidaste de mí...

    —Es por eso, que para mí fue necesario tomar un poco de tiempo para que pudieras recobrar tu memoria poco a poco... paso a paso...

    —Entonces... entonces... cuando me atacaste en la casa... —comenzó Hellen, para confirmar su pensamiento.

    —Yo soy tu mente y tu corazón, Hellen —le contestó Cru, viéndola a los ojos—. ¿Recuerdas cómo constantemente te preguntaba si deseabas seguir adelante? Si tu deseo era continuar viviendo, yo iba a ayudarte a lograrlo. Si deseabas morir... yo iba a darte fin. Yo... existo sólo por eso, después de todo.

    —...vaya... —contestó perpleja Hellen.

    —Pero como puedes ver... —comenzó a decir Cru, pero algo la interrumpió.


    Otro sonoro estallido, proveniente de un lugar muy lejano e indetectable para Hellen, alertó a ambas chicas.


    —¡Esto no es bueno! ¡Ya no hay tiempo para más! —exclamó Cru.

    —¿Dónde estalló algo?

    —En todos lados... en cualquier parte... Hellen, cálmate y escúchame.


    Hellen se acercó a ella, en un intento extraño de no perderse a sí misma.


    —Sí...

    —He hecho lo mejor que he podido, pero... finalmente, parece que tu corazón y tu mente están rozando sus límites. Tan rápido como sea posible, y a partir de este último recuerdo roto, ¡debes despertarte!


    Un portal luminoso, como a los que habían ingresado antes, apareció junto a Cru. Era ella, finalmente, quien los creaba para guiar a Hellen a través de sus memorias.


    —Ésta es la despedida —dijo Cru—. Por supuesto, como soy sólo alguien que existe dentro de tu mente, cuando despiertes ya no nos veremos nunca más.


    Ésta la miró consternada.

    —N... no... —retrocedió, angustiada—. Por favor, Cru... no... no... ¡no! Si despierto... entonces ya no tendré a nadie a mi lado, estaré completamente sola... —Cru la miró con seriedad—. Para mí, eso será imposible, no voy a poder soportarlo... no lo resistiré... te necesito...

    —Hellen... —avanzó unos pasos hasta donde ella había retrocedido—. Todo estará bien. Te lo prometo. Has perseguido la verdad hasta este punto, y ahora serás capaz de sobrellevarla. Por papá... y por mamá... debes vivir.

    —Yo... yo... no quiero... si ésta es la realidad, no la quiero... —se detuvó un momento a sollozar; Cru la observaba con una mirada penetrante e intensa ante su respuesta—. Bueno... tal vez... pudiera intentarlo.


    Se observaron ambas, algo transmitía Cru por sus ojos que Hellen tomó un poco de entereza.




    —Tal vez deba seguir viviendo, como dices, por ellos. Pero estoy asustada... porque ahora estaré completamente sola.

    —No, no estarás sola.

    —¿Eh?

    Cru suspiró y tomó un momento para hablar. Hellen aprovechó para tomar un respiro y tranquilizarse.

    —Claro, ya no podrás volver a hablar conmigo, pero sabrás que yo siempre estaré dentro de ti, en tu mente y corazón. Aunque supongo que eso puede sonar un poco triste.

    —Eso... es fácil de decir. Todo mundo lo dice. Son palabras demasiado utilizadas y sobrevaluadas.


    Cru se sonrojó un poco. Hellen tenía razón.


    —Trata de decir algo más sensible, como siempre lo hiciste —pidió Hellen.

    —¿Qué? ¡Bien, en verdad estoy muy preocupada por ti! —exclamó Cru contrariada, pero esa expresión logró arrancarle una amarga sonrisa a Hellen.

    —Heh, lo sé —sonrió—. Siempre era yo la que decía cosas sentimentales, así que quise que por primera vez invirtiéramos los roles.

    —Qué se supone que significa eso... —dijo Cru, en un tono un tanto bromista—. Puff...

    —Gracias por intentarlo —se animó a reír Hellen entre dientes.


    Cru volvió a ocultar su sonrisa, tomando su característico lado serio.


    —Para mí... —murmuró, caminando unos pasos hacia el portal—. Para mí, esto será la soledad. Y para ti, Hellen, el próximo paso será estar conmigo y compartir nuestro tiempo juntas. Y sentirte tranquila estando a mi lado. ¡Y sentir que realmente deseas estar conmigo! —hizo una pausa, miró a la sorprendida Hellen—. Sé que no soy nada más que un débil reflejo de tu existencia. Pero yo también me siento triste, ¿lo puedes notar?
    —Cru...

    —Es porque te sientes de esta manera, Hellen, que al final yo también quiero vivir, a tu lado, dentro de ti —sonrió un poco—. Por ser tan buena conmigo.


    Y le dedicó una amplia sonrisa, la primera que Hellen le veía.


    —Gracias —concluyó.

    —Gracias... a ti también, Cru. No sé qué es lo que haré a partir de este momento, pero te prometo que daré lo mejor de mí misma por salir adelante.

    —Sí. Lo sé —contestó Cru. Después de una breve pausa, observó hacia el portal luminoso—. Ve y vive, Hellen. Vive.


    “Vive”...



    . . . . . . . . . . .


    . . . . . . . . . . . .



    Cuando Hellen abrió sus ojos, sintió los párpados pesados como losas.

    Estaba en una habitación bella e iluminada. Distaba mucho de la apariencia de aquel lugar donde despertó la primera vez.
    Y sin embargo, se dio cuenta que era un hospital y se hallaba postrada en una cama blanca.

    Su brazo le hormigueaba y lo cubría un denso vendaje. En la habitación no había ninguna enfermera o doctor, por lo que tan pronto como adquirió la conciencia, se sentó de golpe intentando tomar aire y desechar cualquier rastro del enorme letargo.

    Ahora entendía que estaba en la realidad.


    —Estoy en un hospital... —murmuró para sí misma, viendo su cuerpo. Ya no era semi-transparente. Ahora era muy sólido y sensible.


    Se sentó en el borde de la cama, y contempló a su alrededor con gran asombro.


    —Estoy... viva —suspiró.


    Las rodillas le temblaron un instante. Giró su rostro hacia todas direcciones, de manera lenta primero y después desesperada.

    —Pero... ¡pero ya no tengo a nadie! Papá... mamá... Cru... ¡Ahh! —gritó, rompiendo a llorar en ese mismo instante.


    Se llevó sus manos al rostro y las lágrimas fluyeron en abundancia. Sentía cómo su corazón se comprimía, al compás de su llanto amargo. ¿Qué iba a hacer completamente sola ahora? Sin sus padres, sin Cru... se sintió morir en ese momento. ¿Quién la ayudaría? ¿Quién le daría una mano? ¿Quién... la iba a amar ahora? ¡Nadie!
    Los recuerdos comenzaron a agolparse en su memoria al tiempo que los sollozos se intensificaban. El momento en el que Cru le tendió la mano para levantarse en el viejo hospital. Cru ayudándole a escudriñar la oficina del director. Cru oprimiéndole sus mejillas con violencia (¡ahora daría cualquier cosa porque lo volviera a hacer!). Cru acompañándola a visitar su casa. Cru en el ambiente onírico, Cru ofreciéndole sus brazos para apoyarla, para subirla hasta su cuarto cuando desfalleció, para darle palabras de consuelo, para bromear con ella, para explicarle con paciencia sus recuerdos. Ella, ella ya no estaba más.


    —Quiero verte... Cru... —gimió entre los lastimeros sollozos, con la garganta tensa y el rostro mojado—. ¡Te necesito!


    Cuando levantó por fin la vista, para echar un vistazo alrededor de las blancas paredes de nuevo, entre la humedad de sus ojos creyó ver una silueta familiar al fondo de la estancia.


    —¿Cru? —preguntó aún llorando. Seguramente tan sólo era una visión.


    Pero en efecto, observándola con sus ojos penetrantes e intensos, la figura de Cru parecía hallarse al rincón de su solitaria estancia, sin decir una palabra. Hellen la miró entre sollozos, consciente de que su mente le jugaba una verdadera distorsión de la realidad.


    —Cru... ¿eres tú, acaso? —dijo, acercándose.


    Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano y la observó fijamente. No había dudas de que era ella, estaba ahí, para Hellen. Sentada en una silla al extremo de la habitación.


    —¿Cómo es que nos estamos viendo de nuevo? —preguntó al fin, con una sonrisa de fingida inocencia.

    —No... no lo sé... pero... —balbuceó Hellen—. Justo ahora pensaba con todas mis fuerzas en verte, Cru...

    —Ah, entonces probablemente sea eso —contestó, taciturna

    —¿Qué quieres decir? —preguntó Hellen, moqueando.


    Cru sonrió levemente.


    —Mira, mira, primero compón esa cara, ¿sí?


    Hellen se giró hacia un costado para limpiarse el resto de lágrimas, tomar un respiro y tratar de recomponer su semblante.


    —Lo siento... ya estoy bien —dijo, volviendo a girarse hacia ella más recuperada.

    —Ahí, en tu brazo, debajo de ese vendaje... —murmuró Cru—. Tienes aún la mordedura reciente, ¿no? Supongo que la medicina no ayuda a contrarrestar el efecto de la dualidad de tu mente. Lo cual no es malo, porque bueno... formulaste el firme deseo de verme, así que tu cerebro respondió a esa petición. ¿Recuerdas? La droga de tu padre... de cierta manera lograba que el cerebro respondiera a estímulos más específicos —Cru bajó el rostro de repente, para observar sus manos en su regazo, y continuó en un tono más bajo—. Y también... después de que despertaste de aquellos recuerdos, yo también comencé a desear lo mismo... —levantó el rostro para verla a los ojos y sonrió feliz—. Me sentí sola, y deseé verte, por lo menos una vez más.


    Cru se sonrojó.


    —Vaya, es un poco... penoso, pero dulce. Y estoy feliz por ello.
    —Y bueno, ¿ahora qué hacemos? —preguntó Cru.

    —Oh, es cierto... de hecho, ni siquiera había pensado en qué podría hacer una vez que me despertara.

    —Bueno... vamos a tomarnos nuestro tiempo, y pensar con calma en ello después, ¿no?

    —¿Con calma?

    —Bueno... ya no tienes por qué estar pensando en recuerdos tristes ni en morir ni nada de esas cosas, así que... a partir de ahora podemos tomarnos con calma el tiempo que queramos. ¡Tenemos toda una vida por delante para nosotras! Lo que pasó con papá y mamá... ciertamente fue muy doloroso... pero sé que podremos sobrellevarlo si tenemos nuestro mutuo apoyo.

    —Sí... —contestó Hellen, mirando hacia alguna dirección—. No puedo estar del todo feliz en este momento después de todo lo que ocurrió, pero en verdad haré mi mejor esfuerzo para recuperar la estabilidad. No me queda más. Porque, después de todo...


    Cru la observó al notar su pausa.


    —...después de todo, tengo una grandiosa hermana menor, para mí.




    FIN.


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    ___

    Espero que la historia y su adaptación hayan sido de su agrado. Hemos llegado al final. Gracias por leer y por acompañarme en esto :D Traté de poner una última canción, pero justo mi internet falla y la cosa no se sube a Youtube y ya tengo que irme xd lo edito en la noche.
     
    Última edición: 30 Mayo 2014
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  4.  
    Ela McDowell

    Ela McDowell Entusiasta

    Sagitario
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    He de confesar que no me envolvió por completo este último capítulo. Podría considerarlo el menos emocionante, cosa que debería haber sido todo lo contrario al ser la culminación de la historia. El que Rina y Haruki hallan buscado la inmortalidad y que el experimento fracasara en la mujer por sus sentimientos del momento fue... poco agraciado, diría yo. Aunque nunca me imaginé que esa fuese la razón, por lo cual te doy un punto al ser inesperado, tampoco captó realmente mi atención. Es que esperaba algo mayor, pero no sé exactamente qué.

    La amistad de Cru y Hellen me pareció bonita en última estancia. El ser capaz de conocerte a ti misma a través de un reflejo que comparte tu corazón y mente, que entienda cómo te sientes, debe ser una experiencia extraña y a la vez agradable. Si llegara a tener mi propia Cru, en definitiva, no habríamos llegado ni a la parte de la charla por vivir eternamente en la escena del cuchillo en la cocina. (?) Así que es lindo que ella represente, más que nada, esa parte buena de la protagonista.

    Ay, siendo sincera, los motivos de sus padres para con el proyecto me parecieron estúpidos, pues lo triste es que en la realidad hay personas que trabajan para conseguir ese tipo de fantasiosos anhelos. Entiendo la fragilidad de ambos como seres humanos, empero siempre he creído que es mejor no alterar la naturaleza de forma alguna. Todo tiene un ciclo que merece ser respetado, en mi opinión.

    Cisne, nuevamente, ortografía perfecta, redacción simple y cómoda para el lector, trama atrayente cuyo único desliz, para mí, por lo que no digo que esté mal y puede que a otros les haya parecido adecuado, es el final. El final del suicidio o la eterna pesadilla eran opciones muy buenas. (?) Ok, ya. En general, fue un gran escrito que me gustó desde el principio, sobre todo por tu forma de manejarlo. Así que espero volver a encontrarme con un Mini-Fic tuyo tan bueno en el futuro.

    Saludos.
     
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  5.  
    Keilani

    Keilani Usuario popular Comentarista empedernido

    Libra
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    El final fue muy conmovedor, al menos saber que Cru seguiría allí era tierno; aunque la hará parecer loca :v.

    Ciertamente formulé varias teorías con el pasar de cada capítulo y me sorprendí de encontrar el temor a la muerte como el motor de la historia, quizás no alcancé a comprender la necedad de usar el cadáver del director para los experimentos, puesto que estando muerto, me temo era menos provechoso para la investigación. Llegué a pensar inclusive que habían optado por usar a su propia hija de conejillo de indias, pero ya veo que me he equivocado.

    Cuando Cru confesó su identidad, comprendí el porqué de su inestabilidad emocional, al menos desde que probó matarla a calmarse y supongo que de alguna manera podía identificarse a si misma y de allí venía la confianza luego de verse atacada por si misma, tal como ocurre en el subconsciente.

    Bueno, con esto despediré a Hellen y Cru y no sé, creo que no son las palabras adecuadas. Así que solo diré que fue un gusto haberlas conocido aunque las dos sean ficticias.
     
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  6.  
    Yukionnatifa

    Yukionnatifa Stephanie la Loca

    Leo
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    Personalmente, el final no me ha gustado; quizá esperaba otra cosa, muy dulce de mi parte.

    Algo me esperaba de Cru, lo cual quiere decir, que si pongo atención al detalle.

    Trágico lo ocurrido por sus padres, aunque mi explicación al final ver a Cru, es que Hellen se volvió loca (XD) soy una pesimista total.

    Como te lo he dicho desde que iniciaste; me encanta la forma de narrar tuya, le das mucha vida a estas chicas.

    Gracias por tomarte el tiempo para escribir . :)
     
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  7.  
    Lexa

    Lexa Fanático

    Tauro
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    Así que Cru en realidad no era mala e.e Me equivoqué y tan mala espina que me daba xD.

    Bueno, bueno. Realmente no me esperaba que todo este asunto se originó por el desesperado deseo de su padre de hacer a su familia inmortal. Puff, o sea no. No entiendo como hay gente que desea eso, que en realidad lo quisiera, o sea, ¿qué vas a hacer viviendo para siempre? Ay, me aburro, me canso. Más no entiendo porque Rina lo apoyo tanto si eso no era lo que ella deseaba. Y al final, estalló y todo se fue al caño y la que sufrió fue Hellen. En realidad, menos mal que Cru estaba con ella, la ayudó, aunque la fuerza de Hellen para seguir adelante eran por ella misma.

    El final, bueno... Confieso que si me esperaba algo más emocionante(? Está muy lindo y tierno sí, no creas que no me gustó, además como Hellen ahora sí le dice que Cru es su hermana menor es adorable. Pero ciertamente pensé que todo acabaría en otro asunto, no me preguntes qué D:

    El asunto y la trama de tu fic (aunque sea una adaptación) me gustó bastante. Tienes una manera de narrar que atrapa, y no importa la longitud del escrito, no cansa (y yo me canso con facilidad xd) pero la lectura siempre se me hizo tan fluida e interesante, sobre todo lo último. Mantuviste mi atención e interés.

    Me gustó la historia, excelente<3 Un gusto leerte y gracias por invitarme (:
     
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  8.  
    Misuzu

    Misuzu Usuario VIP

    Capricornio
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    Escritora
    No leí casi ningún comentario allá arriba, así que si repito algo ni idea.

    Primeero, me encanta esta parte, la intro de todo, la que dio la intriga desde el principio:
    Caray, cisne :'C me dejaste lloriqueando. A mí sí me gustó el final xD leí con la suficiente atención y escuchando las melodías sin parar (las descargué todas *-* Main track <3), así profundicé más y pude sentir las imágenes sensoriales, todo, siempre me ha gustado tu fina narración, al menos no sentí que le faltó emoción. Me habías mencionado que tenías varios finales en mente, y por un momento pensé (con toda la tragedia) que Hellen terminaría completamente sola (ahí no me iba a gustar e.e pero lo hubiese aceptado, es tu historia, tú decides cómo terminarla)... Ya veo que no. c':

    Debo decir que acerté en varias cositas, al leer "inmortalidad" es obvio saber que quería vivir por siempre, pero todas esas razones, su miedo por morir..., no esperaba tanto. Al principio creí que Hellen estaba enferma o algo así, o era lenta y su papá la quería volver muy inteligente, todo el mundo pensó tantas teorías xD
    ¿Y qué decir de Cru? Eso no me lo imaginé o: creí que era una parte de maligna de algo, con el fin de poder vivir, hasta la pensé de hipócrita :c la juzgué mal. Qué bueno que la dejaste viva, sin ella Hellen no hubiese soportado tantas cosas juntas.

    ¿Sabes qué me gustó? Que Haruki no perdió del todo la razón, porque a pesar de todo se mantuvo y alejó a su hija para que viviese y murió con su amor, aunque lamentablemente Rina no soportara más la obsesión de él, lamentable. Y por ser basado en un videojuego, que mayormente es fantasía como éste, entenderé por ello ese drástico monstruo que se convirtió Rina :B qué feo.

    Graacias por colocar ya al final xD la imagen de las gemelas (así las llamaré forever), ya te iba a exigir que al menos le describieses más su físico, son muy lindas e ingeniosas.

    Si llegas a escribir un epílogo (que no creo), o algo sobre este mismo juego me avisas, espero que sí lo hagas. Espero que Yotaba lo saque en español u_u quiero jugarlo.
    Y bueno, me encantó tu fic. ¡Felicitaciones!

    Ah, ah, tú sabes que a veces se van dedazos pequeños. Acá:

    También un "había" que le faltó acento, pero no lo puedo buscar ahora. Yo tengo una torpe duda, y me puse a buscar y bueno. ¿Sus padres tardaron tres años en hacer la sustancia, no?

    Hasta la próxima. (Y sí, cisne, edité bastante esto porque se me publicó antes el comentario, tonto teclado xD ríete).
     
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  9.  
    Kohome

    Kohome Fanático Comentarista destacado

    Libra
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    Woooo... has roto mis expectativas.

    No me esperaba nada, pero nada de nada de lo que ocurrió en el fic. Es como la alquimia, pero moderna.
    ¡Me encantó! Puede que ese final sea como "ooooow, que lindura", pero no importa, la verdad quedó bien así.

    Mm... no sé, lo de la transformación de la madre de Hellen a un monstruo de proporciones inmensas como que me desencajó un poco, fue como "así que misterio y SHAZAM ficción salvaje aparece xD".

    Me encantó, sin jugar el juego (valga la redundancia), me hiciste sentir dentro de él y me interesó hasta el final.

    Muy bueno cisne (¿has notado que la mayoría de mis párrafos inician con "M"?, qué raro), te admiro bastante.

    Impecable querido, ya sabes qué hacer si publicas más.
     
  10.  
    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Bueno, ahora finalizado el fic, vengo a presumirles el fanart que @Kohome me realizó inspirándose en la imagen mental que tiene de Hellen y Cru. En mi opinión le quedó muy, muy bonito :D Participará con él en la actividad de Chispita.

    10262269_10152563507234560_7454100731684463404_n.jpg

    Gracias una vez más, Kohome :D

    Y a todas, gracias por seguir el fic hasta aquí y leer :) Respeto mucho las opiniones de cada una sobre la impresión que les dejó el final, la verdad es que yo mismo sé que no es el ideal, y de hecho tenía pensados finales alternativos, como el suicidio de Hellen al verse sola en el hospital, el que se quedara viviendo para siempre en el mundo de los recuerdos junto a Cru y sus padres y así morir en la vida real, entre otros más o menos tristes.
    Así que creo que el final tiene un poco de consuelo para su vida, si bien consiste en que Hellen quedó mal de la cabeza por el trauma y vivirá loca (pero feliz) el resto de su vida hablándole a una chica que sólo ella puede ver...

    Kei, por cierto, el cadáver del director se empleó para probar su eficacia en células humanas frescas, en vez de experimentar con pequeños mamíferos.
    Sobre la insistencia de Rina por ayudar a Haruki a pesar de que no eran sus deseos, eso queda expreso en las cartas que descubrió Hellen: lealtad hacia su pareja.
    Gracias por la corrección de volatilizando :) Y en efecto, tardó tres años en desarrollar la sustancia, mismos tres años de los que se quejaba Hellen que la habían dejado casi sola.

    ¡Gracias a todas por acompañarme en la adaptación de esta hermosa historia! :D Hasta otro fic.
     
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