Perdida

Konbanwa~
Bien traigo en este momento un SaiIno, originalmente lo pense como un long fic, pero cuando lo re-leí hace poco decidí que dice lo suficiente. Diganme ustedes ¿Lo creen así?
Título: Perida
Pareja: Sai e Ino
Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son la obra de Masashi Kishimoto.
Resumen: Sai no puede encontrarla, sufre y su vida se hace misxerable tras ello. Ino le devuelve lo que ha perdido encarnada en una germosa flor.

Perdida​

Ya se lo veía raramente por la biblioteca, donde, en un principio, era el único lugar posible para encontrarlo. En su tiempo libre solía leer libros hasta el cansancio. Ahora se lo veía vagar por la aldea, sin rumbo fijo, sin siquiera buscar un camino. Se dirigía a donde lo llevaran sus piernas, sentía que de alguna manera, ellas, lo llevarían hacia lo que buscaba. En ocasiones se alejaba de la aldea y solo volvía al anochecer, aún, sin nada.

Porque… por más que buscara no la encontraba, por más que esperara no regresaba; porque por más que quisiera encontrarla no la hallaba.

Había perdido su más glorioso don. Había perdido aquella cosa que le permitía ser algo más que una simple arma asesina, había perdido todo lo que lo identificaba.

—Hola, Sai— escuchó.

Cerca de él estaba aquella muchacha que había conocido un tiempo atrás, la muchacha por la que recibió un fuerte golpe de su compañera de equipo. Estaba parada frente a él, saludándolo, tenía su mano en alto mientras la balanceaba de un lado al otro y sonreía. El sin entender, hizo lo mismo y agrego una de esas falsas sonrisas que eran típicas en él.

Ella se encontraba frente a una florería y usaba un corto delantal rosa, en cuyos bordes decía claramente en caracteres japoneses: Florería Yamanaka. Ya era tarde y parecía estar cerrando, pues todas las flores que solían encontrarse en el día estaban dentro del edificio. La joven sonrió para sí misma y entro dentro de la tienda, él sin entender reanudo su camino de vuelta.

—Toma— escuchó esta vez tras su espalda.

La chica a la que él poco entendía ahora se había vuelto un ser incomprensible. Miles de preguntas habían invadido su cabeza, todas en torno a la extraña amabilidad de la joven. Volteo a verla con lentitud, después de todo, y según había leído, era descortés no hacerlo. Solo al verla y ver el obsequio que ella le estaba entregando su corazón comenzó a tocar una tonada llena de calma y felicidad. ¿Era eso la gratitud de la que tanto había leído? Se preguntaba. ¿Era ese sentimiento tan agradable como para calmar su enredada cabeza y hacer que por primera vez una de sus sonrisas fuera real?

—Se llama Lirio del Valle— dijo mirando una de sus manos, como disfrutando de su belleza. En esta había un hermoso tallo verde de donde se desprendían pequeños capullos que se abrían mirando hacia abajo, estos capullos eran las mismas flores, unas hermosísimas flores blancas —Su significado es vuelta a la alegría— agregó para luego ladear su cabeza y sonreír.

Estaba sorprendido. Esa joven había visto a través de su tristeza y ahora le estaba dando una flor cuyo significado le devolvería a su felicidad. ¿Podía una simple flor devolverle la alegría? Devolverle lo que lo hacía diferente a todos los otros anbu de la raíz: su inspiración. La inspiración que había buscado tan desesperadamente y que no lograba encontrar, ese maravilloso don que lo hacía sentir especial, y que sin él se sentía miserable. En ese momento quiso creerlo así, quiso creer que aquel regalo en las manos de Ino era lo que le traería de vuelta su alegría. Caminó hacía ella, acercándose para recibir aquel precioso regalo. Sai alzó uno de sus brazos y con delicadeza tomó aquellas flores blancas.

—Gracias— dijo poniendo en sus labios una gran sonrisa, parecía que con solo haber tomado aquellas flores aquel problema que invadía su cabeza había desaparecido.

— ¡Ino! ¿No has terminado?— se escuchó desde dentro de la tienda a lo que la chica de cabellos rubios reacciono inmediatamente. Esbozó un “Ya, estoy en eso” y luego miro al joven que la acompañaba, este la miraba sonriente.

—Nos vemos, Sai— dijo mientras se despedía con una de sus manos y luego entraba en la tienda de su familia.
Sai realizó el mismo gesto con su mano mientras sonreía. Justo después de que la chica entrara en aquella tienda noto lo que estaba haciendo; le parecía algo extraño, después de todo solo hasta ese momento noto que estaba sonriendo sin pretender hacerlo. Esa ya era la segunda sonrisa del chico, la segunda sonrisa real en sus labios. También miró su mano extrañado, el Sai que él conocía no realizaba ese tipo de gestos, ni siquiera creía entenderlos.

Dedicó una mirada a su regalo, la bella flor que sostenía en sus manos. “Creo que necesitan agua” pensó y comenzó su camino a casa. Había tantas cosas que no entendía, en especial a aquella rubia de ojos celestes pero lo que menos entendía era porque después de recibir aquella flor comenzó a sentirse mejor. Si aquello que él sentía era gratitud lo que más quería ahora era hacer lo mismo con ella, quería que ella se sintiera igual que él, era lo mínimo que podía hacer.

Lo tenía asombrado, su inspiración había vuelto. ¡Había vuelto! Y lo primero que había dibujado fue a ella, a su inspiración encarnada en una hermosa flor blanca. Toda la noche había estado dibujando aquella flor, aquella cosa que le devolvió su alegría. Que le devolvió lo que él más quería su felicidad.


—Yamanaka Ino— dijo mientras realizaba los últimos trazos en el cuadernillo —Gracias — dijo para poner una bella sonrisa en su rostro y continuar dibujando los trazos que hacía mucho había dejado de hacer.
~O~

Bien, no es tan romantico, pero me encanta el hecho de que Ino pueda volver a Sai máa humano haciendo cosas pequeñas.
¿Les gusto?