Cómo decirle que su vida dependía de él. Cómo poder asegurarle que nada más en el mundo tenía sentido. Y sin embargo, deseaba huir. Correspondiente, él le tomaba una mejilla para verla a los ojos apagados. No reflejaban más que el abismo y la tormenta. Tras la tonalidad ambarina se escondía una densidad incorregible. —Te amo —le aseguró él. —Y yo te amo a ti. Él bajó la mirada. Era cierto, pero el vacío de las palabras se comparaba al de su mirada. ¿Qué podía hacer, después de todo? —¿Por qué deseas morir? —Porque nada tiene sentido en esta vida. No estoy para nada aquí. Sé que lo mejor sería irme. La vida es un agobio, pesadez paso a paso. —¿Y no hay algo por lo cual luchar? —inquirió él. —Dámelo... dámelo tú... Él la soltó repentinamente. Su alma se le escapaba por sus poros. ¿Qué podía hacer con todo ese amor? La depresión le arrebataba a su novia. —Después de ti no hay nada. Antes de ti tampoco lo había. Simplemente, quiero huir de este mundo. —Me dejarías solo. Moriría a tu lado. —No quiero que mueras. El suspiro siguiente pesó tanto como el plomo. Él sentía que la sangre se le helaba, se le iba a los pies, y las fuerzas lo abandonaban. Esa sonrisita socarrona y falsa lo tenía enfermo. Nada más ficticio que aquella felicidad pobremente proyectada. —Sólo sigo en vida por ti, cariño. Sé que si muero, tú saldrías gravemente afectado. Pero por nadie más. La vida ya me está doblando la espalda. Mi mayor deseo es morir —continuó la joven. Él mordió sus propios labios. No fue por furia, fue en un intento desesperado de no dejar que sus ojos se escurrieran. Cuando habló, le costó primero deshacer un nudo en su garganta. —Vives por mí, entonces. ¿Es como si me hicieras un favor al estar viva? Suspiraba, tembloroso. ¿Era sólo aquello? Sin duda había fracasado en su intento por enseñarle que por amor también vale la pena vivir. Las lágrimas se agolpaban tras sus ojos. —No digas eso, que no es así —murmuró su pareja, al cabo de un minuto de reflexión. —Yo no quiero que mueras —soltó él—. No lo permitiré. —Es mi deseo, cariño. —Ya lo sé. Lo sé desde que te conozco. Conocí tu sombra antes que tu sonrisa. Y día tras día me esfuerzo para traerte por lo menos un atisbo de felicidad... —Lo valoro... —Lo subestimas —continuó él—. Deberías priorizarte... Ella se recargó en la pared, pensativa. Sí, quería alejarse del mundo, volar. —Porque teniendo un motivo para vivir —siguió él—, aún así consideras la opción de morir como la primera de todas. Me duele. —Mi motivo sólo serás tú —concluyó ella. Él la miró, como el condenado que mira la horca mientras avanza hacia ella. —Gracias —le contestó, con un amargo sabor de boca. No era eso lo que él deseaba. La joven se quedó recargada unos quince segundos en la pared, luego se paró firme y comenzó a caminar hacia la puerta, dando a entender su retirada de la estancia y la discusión. —Tengo miedo —confesó él, tras de la muchacha, y ésta se detuvo en seco—. Tengo miedo de perderte. Eres lo único que amo, y mi mayor pesadilla es que te vayas de mi lado para siempre. Es mi mayor tormento pensar que un día hemos de separarnos, y el motivo de mi llanto silencioso que pretendas irte antes de tiempo. El motivo de que te quedes conmigo no soy yo. Es el amor, que es inevitable y nos concierne a ambos. Francamente, tengo miedo. Soy demasiado débil y me derrumba la sola idea de no verte más. No lo soportaría. Luego la abrazó por la espalda, y soltó su llanto en el hombro de la joven.
Me gustó, Cygnus. La charla entera me pareció interesante, el diálogo es correcto, dicen lo justo y necesario para llegar a comprender lo que sienten y cómo son ellos, sus personalidades. Debo decir que no me gustó el final del todo. Todo lo que dijo él, me pareció demasiado, quizás forzado para mi gusto. Aún así no quita que el hecho de que me agradó todo como conjunto, sólo que algunas partes más que otras. No vi errores, tampoco estuve tan atenta a ellos. Me agrada ese tema que tocás, que ella viva sólo por él, es triste. Puedo entender cómo se debe sentir el chico, al saber que no vive por ellos, por el amor que se tienen, sino que vive porque si muere él sufriría y nada más que por eso. Es retorcido en cierta forma, el chico carga con la vida de la chica, que lo está llevando a la depresión incluso a él. Dudo que la relación salga a flote. En fin, creo que no tengo más que decirte. Saludos y que tengas buen día~