Arena Sangrienta Pequeña y mugrienta Arena de combate

Tema en 'Partidas Inacabadas' iniciado por SacriDH, 12 Junio 2020.

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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Iulian

    Sintió el contacto con el escudo y volvió a mirarla dejando de detallar en la sangre en la Arena, quedó un breve momento en silencio hilando sus ideas hasta que por fin habló —Te preguntaste por el honor hace unos instantes; verás, es difícil poder definirlo, supongo que para cada quien es distinto y es por eso que se pelea por ello; por defender lo que es justo para cada bando. En mi caso el honor de un guerrero se vale en la pelea, cuando ambos bandos están dispuestos a defender en lo que creen o lo que son— golpeó levemente su pecho, donde el ligero ropaje escondía la gran cicatriz de su pecho —cuando un guerrero entrenado para la defensa del inocente, usa su arma para atacar a lo que prometió proteger; es ahí donde yo considero una falta de honor— relajó su postura después de la tensión que sintió recordando mientras hablaba —Me llamo Iulian. Deberás recordarlo si eres tu quien pelee contra mi; del mismo modo yo debo saber el tuyo—dijo para invitarla a hablar.
     
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    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

    Leo
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    Génesis

    Una de sus cejas se arqueó ante la explicación por lo que él entendía como honor, relajando luego su expresión facial ante el continuar de su discurso, apartando su tacto del frío material por el que estaba hecho aquel escudo, manteniéndose derecha frente a él al ella no conocer tal palabra de la misma forma, pues el honor según ella, era aquel valor del que carecían todos los que contribuyeron a tenerlos en esas desagradables paredes, con la única salida hacia una posible muerte.

    —Lo recordaré —mencionó recostándose de nueva cuenta en la pared—. Mi nombre es Génesis —se presentó—, no es necesario que recuerdes el mío, Iulian.

    Siseó volviendo su atención a los guardias que los vigilaban en el lugar. ¿Qué estarían esperando para presionar? Oh realmente aquello era una reunión social para luego salir a despedazar. Su cabeza le dolió ante lo que su mente comenzaba a maquinar. Instintivamente, poco le apetecía enfrentarse ante el tipo callado ensimismado en sus pensamientos, le daba mala espina.

    Sus ojos se deslizaron hasta los demás. Dos mujeres, cuatro hombres sino contaba mal, ¿alianzas, grupos, dúos? Suspiró en sus adentros, cerrando nuevamente los párpados. Ya no le apetecía hablar.
     
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    rapuma

    rapuma Maestre

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    Sextus

    Giró levemente el cuerpo para ver cómo una de las gladiadoras se apartaba y con ella el mismo Iulian le seguía. ¿Volvían a la seguridad de la celda? ¿O buscarían otras armas, quizá? Miró a todos los que le rodeaban y los contó mentalmente. Estaba convencido de que faltaban más; creía recordar otro número dentro de la celda, ¿aún no saldrían por miedo, dudas?

    Miró al enorme hombreton que cargaba el hacha de guerra y admiró su altura; si él midiera lo mismo que ese guerrero sin duda sería el amo del mundo. Sería mejor tenerlo cerca, la fuerza bruta en exceso nunca venía mal.

    —Nunca ataques con una estocada vertical; hazlo horizontalmente. De esa forma barreras la zona y evitarás que el hacha quede clavada en la arena, dándole al enemigo la posibilidad de arrinconarte. —se hizo silencio, un silencio que no servía de nada ante los gritos del público. —Solo es un consejo. —su ritmo cardíaco iba en aumento y se sentía como un puma enjaulado, puro nervio.

    Nota: ya agregué los rasgos físicos!
     
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    Monpoke

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    Aldor

    No espere que me hablarán. Y con tan poco... desprecio. Casi pareciera que no me estuvieran hablando a mí.
    Me volteo a mirarlo levemente, manteniendo cierta pizca de curiosidad. Este tipo. Quizás le pueda sacar provecho.

    "Lo, se". Mí voz rosca y raspada sale a un volumen poco controlado. Cómo bien alguien que aprendió a gritar sin sentidos antes de aprender a hablar correctamente. "Minas, estrechas y bajas. Pico, atorarse. Vertical, o horizontal. Aprender a, arreglarmelas".

    Doy un pisotón al suelo, probando la firmeza de este, arrastró el mismo pie por el suelo un poco hacia atrás. Desprendiendo algunas piedras el lugar.
    No está mal. Nivelado, firme, pero un poco tosco. Servirá para mantener equilibrio al balancear.

    "Corte, inclinado. Al cielo. ¿Opinión?".

    Prefiriendo sacarle provecho a la situación, le regreso el consejo con intención de recibir más. Jamás he llegado a usar el pico en peleas, desconozco la eficiencia de algunos movimientos contra humanos. Saber si es mortal no es suficiente, no contra grupos. He ido más a manos desnudas.

    Ir sin control en la primera pelea paresia una gran idea. Pero en un uno a uno. Es difícil contenerme. Supongo que por esta vez no hay de otra...
     
    Última edición: 15 Junio 2020
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    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
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    Aldor encabezó la marcha hacia la arena de combate de Mevania. Apenas los guardias vieron que escogía un arma, abrieron la puerta para que abandonara el lugar.

    Tras verlo salir, los demás lo fueron siguiendo uno a uno, algunos más veloces, otros más tímidos. Los guardias estaban un poco sorprendidos por la cooperación de los reos, por lo general había muchas quejas y algunos berrinches para no abandonar la celda. Eran unos esclavos muy obedientes.

    En las plazas del anfiteatro muchos empezaron a gritar de placer por ver nuevas víctimas en la arena. La multitud, enardecida, los avivaba con tanto fervor como los insultaba. En los palcos, los poderosos señores intercambiaban algunos comentarios acerca del raro comportamiento de los esclavos de ingresar a la arena y ponerse a conversar ahí. ¿Estarían planeando una estrategia? ¿Los nervios estarían volviéndolos locos?

    Ustedes estaban nerviosos sin duda pero hablar un poco del asunto los distendió. Aldor notó que el peso del hacha empezaba a sentirse en sus brazos aunque se sintió más cómodo sosteniéndola con el pasar de los minutos.
    Iulian, increíblemente carismático, prácticamente intercambió opiniones con todos, dejando tras de sí una sutil estela de liderazgo. Podría haberles caído bien o mal, pero fue gracias a Iulian que la tensión se calmó un poco. Su larga lanza sobresalía en altura sobre todos los esclavos.
    Sextus, a diferencia de los demás, tenía en su interior una potente flama que fundía los nervios junto con una gran sed de victoria. Él iba a dar un espectáculo, todos lo verían ser letal con su ofensiva o moriría con el honor intacto.
    Génesis fue uno de los centros de atención de señores, público y esclavos a su alrededor. Ver una mujer esclavizada era muy común pero una a punto de luchar contra otros hombres con armas era descabellado siquiera pensarlo. Nadie querría tenerla como rival, matarla no parecería glorioso y perder contra ella sería el más horrible deshonor de la historia. De cualquier forma, la rubia muchacha se mantuvo firme, altiva y preparó sus dagas para lo que se avecinara.
    Rundus Fustus fue uno de los últimos en salir a la arena, junto con otros esclavos poco convencidos de lo que iban a hacer. Él aún no llegaba a comprender la situación en la que estaba, su mente vagaba entre el público pero su cuerpo era el de otro de los condenados. Se aferro con todas sus fuerzas a la espada y el escudo que llevaban. Eran sus únicos verdaderos aliados en esos momentos.

    Los contrincantes tardaron más que ustedes en salir, tanto que la gente empezaba a impacientarse. Mientras tanto ustedes intercambiaron algunas ideas, no planearon estrategias sino que se midieron como aliados o rivales. Sin llegar a una conclusión verdadera, una puerta de hierro opuesta a aquella por la que habían salido se abrió. Cada uno de ustedes se puso en guardia.

    Uno a uno fueron siendo escupidos de sus celdas. No había ninguno que llamara mucho la atención, todos parecían tener la misma ansiedad que ustedes y el reflejo de una vida dura en los ojos cansados. Sin embargo, todos armados y listos. Los iban a enfrentar para sobrevivir.

    La multitud estaba enloquecida. Iban y venían en las plazas, se golpeaban entre ellos, apostaban dinero que probablemente no tenían y que sería su ruina al final del encuentro. No había un favorito, cualquiera que muriera les vendría bien.

    El portavoz del encuentro habló con un potente tono grueso.

    —¿Y bien? ¿Esperan que venga el Emperador a decirles que se maten?

    Escucharon sonar las armas de los rivales. Acomodaron las suyas. Ya había tiempo para hablar.

    Aldor Monpoke

    El hacha empezaba a sentirse muy pesada a pesar de tu gran fuerza adquirida desde chico. Nadie quiso tenerte como rival y se notaba que te ignoraban. No podías esperar a que vencieran a todos y luego fueran por ti de a varios porque a pesar de tu fuerza no sabías nada de combatir.
    Decidiste buscar a un rival retrasado, sin objetivo todavía y corriste hacia él. La gente en sus lugares gritaba, no sabían tu nombre pero estabas seguro que te veían. Lleno de un valor indescriptible llevaste tu hacha colgando a un costado mientras corrias lo más veloz que podías. Tu rival tardó en darse cuenta que ibas hacia él.

    Impulsado por una gran decisión fuiste levantando lentamente tu hacha. Cuando la sostuviste por encima de tu cintura la levantaste más. A medida que la levabantabas tus manos se tensaban más y tus piernas dolían por el cansancio de correr en ese terreno escarpado. Tu hacha se alzó por encima de tu hombro y más que eso. Te sorprendiste a ti mismo dandote cuenta que tu arma estaba por encima de toda la arena, sosteniéndose gigantesca hacia el cielo, recibiendo toda la luz del sol en tu hoja. Una fuerza descomunal te invadió y dejaste de correr pues estabas muy enardecido como para seguir corriendo. Presenciaste el momento en que tus grandes brazos iban hacia atrás llevando el hacha como un pico a punto de romper el cuarzo. Y entonces la lanzaste.

    No sabes por qué se te ocurrió eso y cuando salio de tus manos te pareció una pésima idea. La multitud jadeó y al instante te diste cuenta que era porque veían volar con suma brutalidad esa gigantesca arma hacia su objetivo. El hacha era solamente de un filo y así mismo fue a dar con extrema precisión en la sien de un muchacho algo alto pero desgarbado. El arma penetro la piel, el cráneo y se enterró en la masa encefálica del sujeto haciendo estallar una gran cantidad de materia gris y sangre a su alrededor. La potencia del arma arrojada lo empujó unos cuantos metros en sentido opuesto a ti.

    El gentío estalló. Rugieron como leones al ver una demostración de semejante fuerza bruta, precisión y astucia. No sabían tu nombre pero ya te amaban. Los grandes señores en los palcos intercambiaron cuchicheos y asentimientos de cabeza al ver lo que había pasado. No pudiste evitar sonreír. Lo que hiciste superaba por mucho tus expectativas no esperabas que fuera tan fácil.

    ¡Ganas 5 puntos en fuerza!
    ¡Ganas 5 puntos para distribuir en la característica que quieras!
    ¡Desbloqueaste la habilidad Arrojar Arma!

    Iulian Amelie y Aldor Monpoke

    Tanta charla te ha hecho perder demasiado el temor por la batalla. Cuando los rivales salieron todavía estabas más preocupado por tu charla con tus posibles aliados o enemigos. De cualquier forma, eras un profesional. En segundos te pusiste a punto y preparaste tu lanza para encarar a un sujeto que se acercaba con una gran maza. Al diablo tu pequeño escudo, no te protegería de nada.

    Para tu suerte el alcance era una ventaja. Viste a tu rival maldecir por la imposibilidad de acercarse y terminar con un agujero. Lo mantuviste a raya un buen rato y hasta comenzaste a sonreír entendiendo que lo tenías dominado.

    Por desgracia, tu escasa fuerza era tu punto débil y al alargarse el combate el escudo y la lanza comenzaron a ser muy pesados. Estabas cansado y comenzabas a perder enfoque. Decidiste acelerar el paso.

    En una estocada abriste un surco superficial en el muslo derecho de tu contrincante que enfurecido gritó y se abalanzó sobre ti, empuñando su maza de manera muy rudimentaria, apuntando la cabeza del arma hacia tu pecho. Sus habilidades eran toscas pero su fuerza te sorprendió. Te cubriste con el escudo y no se rompió pero si fuiste empujado y caíste. En el suelo empuñar la lanza iba a ser complicado.

    El sujeto se abalanzó sobre ti con un mazazo y te protegiste con el escudo otra vez. El golpe fue tremendo. A pesar de que el sujeto no era mucho más alto que tú poseía una fuerza descomunal, esa maza lo demostraba. Partió el escudo y sentiste los huesos de tu brazo izquierdo crujir también. Al instante dejaste caer tus brazos. Parecía que ese iba a ser tu final.

    Tu rival se alza sobre ti levantando su pesada arma, listo para destrozar tu pecho.

    Tienes tanta suerte que el tiempo ha transcurrido rápido alrededor y uno de los que lucha contigo ya ha despachado a su rival. Aldor puede darte una mano si es que quiere.

    (Te ayude o no tenes que tirar otro dado de 20. Si Aldor ayuda tiene que tirar un dado de 20)

    Sextus rapuma

    Te entusiasmaste cuando los rivales entraron al campo. Estabas listo para ellos y la conversación no te había distraído, sólo te había motivado.

    Había pocos que quisieran enfrentarte pero avanzando unos pocos pasos te encontraste con el que debería ser tu némesis. Era un tipo un poco más bajo que tu pero mantenía una musculatura similar y llevaba dos espadas también. La batalla iba a ser legendaria.

    O lo hubiera sido si no hubieras tenido tanta mala suerte de tener razón al seleccionar las armas. Eran de pésima calidad y al parecer tu gran fuerza y la motivación te jugó en contra porque las dos se partieron en tus manos. Las viste hacerse añicos a los costados de tu cuerpo y llover sobre la arena como basura. No podías creer lo que estabas viendo, hasta en la plaza la gente no entendía que le había pasado a tus armas. La cosa era que estabas desarmado y tu enemigo no perdió el tiempo.

    Requeriste de toda tu resistencia para poder sortear los ataques y de tu gran fuerza en las piernas para sostenerte un buen rato forcejando con tu enemigo para que no te matara pero fue imposible. Ni tus oraciones te salvaron de una ofensiva tan letal como la de dos espadas cayendo sobre ti.

    La espada derecha de tu rival cortó tu pecho de manera transversal sobre el corazón hacia el costado derecho y la izquierda se clavó con fuerza debajo de la parte derecha de tu clavícula. Sentiste el frío acero abrir esa gran herida y perforar tu cuerpo. El rival te dejó caer al suelo pero fuiste fuerte. Algo te levantó. Impidió que te entregaras a la paz de la muerte. Con tu brazo izquierdo, el único que podías mover, te sostuviste en puente sobre la arena. Jadeabas. Perdías sangre de una manera escalofriante. Ibas a morir pero si tenías que hacerlo debías mantener tu honor.

    Tu rival, quien había perdido su espada izquierda dejándola clavada en tu pecho, se acercó a terminar el trabajo. Te abrazó con todas sus fuerzas, te ayudó a levantarte y te empujó hacia las tribunas, con su espada sobre tu cuello, exhibiéndote ante el público, mostrandote como el sacrificio que él les entregaría. La gente enloqueció aunque no estaban muy conformes de que tu rival hubiera ganado tan fácilmente. De cualquier manera, tampoco les importaba tu muerte así que le rogaron que les mostrara tu sangre.

    (No puedes hacer nada más que hablar y pensar. Los demás están lejos. Puedes rezarle a los dioses.)

    Génesis Insane

    Estabas preparada para ese momento pero te molestaba demasiado que llegara. Jugar con esos hombres te había divertido pero saber lo que en ese momento podría pasar no era divertido. Decidiste ayudar a tu gran fuerza con tu increíble velocidad y agilidad. Esperabas que las dagas hicieran su trabajo y no se quedaran a medio camino del corazón del sujeto.
    Te paraste con la guardia baja, confiabas en poder levantara cuando el peligro se acercara. Y, al igual que fuiste el centro de atención antes, tus seguidores no tardaron en aparecer. Varios hombres te miraron y se acercaron, seguramente sopesando la idea de sacarse de encima rápido al factor débil. Al final ninguno tomaba la iniciativa de atacarte, probablemente lo consideraban poco honorable.

    Eso te enojó bastante. Los tipos eran esclavos como tu y a lo mejor no tenían la culpa de estar ahí pero eran unos idiotas igual que cualquier guardia y cualquier seguidor del "sistema de honor". No asegurar la victoria sobre el que ellos pensaban que era el elemento débil solo por honor cuando tu vida estaba en juego era estúpido. Y además, para sorpresa de todos, no eras el elemento débil.

    Corriste con una velocidad impresionante con tus simples sandalias sobre la rustica arena. Al principio ellos no se lo creyeron pero cuando te vieron tan cerca corriendo a esa velocidad empezaron a preocuparse. Antes de que pudieran reaccionar te precipitaste como una flecha entre ellos. Extendiste tus brazos en toda tu envergadura y giraste como un tornado. Tus dagas pequeñas pero afiladas caminaron la piel de tus enemigos. Ellos trataron de separarse o rechazarte pero tu velocidad y tu fuerza de atracción con cada corte que dabas los dejó tiesos. Alcanzaste la yugular de uno que cayó muerto al instante y cuando cortaste un gran trozo en la pierna del otro también se desmoronó.

    La gente, impactada, hizo silencio. No esperaban tan buena demostración por parte de una mujer. Lentamente empezaron a corear.

    "¡Chica, chica, chica! ¡Acabalo, acabalo!

    Podías hacerlo. El tipo estaba ahí con la pierna, el brazo y los costados heridos por tus cortes. ¿Era lo que querías hacer?

    ¡Ganas 5 puntos en Resistencia!
    ¡Ganas 4 puntos para distribuir en la característica que quieras!
    ¡Desbloqueaste la habilidad Espiral de Cuchillas!

    Rundus Fustus Gigavehl y Génesis Insane

    No dudabas que quizá fueras el más cobarde o el más débil entre todos los que estaban de tu lado pero al momento de la verdad llenaste de aire en los pulmones y tu mente volvió desde las gradas hacia tu cuerpo. Justo a tiempo porque los rivales se cernían sobre ti.

    Un sujeto alto y delgado con una lanza y un escudo se acercó. La lanza le sentaba como anillo al dedo pero confiabas en tu larga espada. El escudo lo sostenías mejor tu que él.

    El sujeto, morocho, de cabello rizado, se veía atemorizado pero dispuesto a todo por sobrevivir. Se lanzó contra ti de golpe, confiando en la embestida con su lanza. Fue complicado ese primer movimiento, si no lograbas contenerlo podría ser tu fin.

    Sin embargo, la suerte estaba de tu lado a pesar de que te hubiera llevado a ese sitio tan horrible. El atacante, intentando quizá evitar tu escudo, torció demasiado a la lanza hacia tu costado izquierdo y pudiste esquivarla, momento que aprovechaste para darle un empujón. Él era más alto pero tu eras más fornido.

    El sujeto rodó por el suelo raspándose con la arena pero levantándose en seguida. Atacó otra vez de la misma manera.

    Esta vez estabas mas confiado y cerraste su ataque con tu escudo de buena manera. Cuando paso a tu lado le arrojaste un espadazo que él también contuvo con su pequeño escudo. Era un rival que estaba a tu altura.

    La gente empezaba a apuntar hacia el combate. A diferencia de los demás que tenían obvios ganadores, esta pelea parecía sacada de una leyenda. Tu espada iba y venia, besando carne y chocando contra el escudo. La lanza pasaba rozando tu ropa o tintineando metal con metal. Tu buena resistencia te sirvió para mantener el aire pero ya no tenías mucha más fuerza para sostener tu arma. El rival estaba en tus mismas condiciones. Era el momento para decidirlo todo con un ataque. Podría ser tu gran victoria o llevarte una horrible muerte.

    De reojo pudiste ver a Génesis, la chica, que se veía extrañamente tranquila. ¿Quizá podías pedirle ayuda? ¿Se vería tu imagen afectada por solicitar ayuda de un compañero de equipo? ¿Debías confiar en ella? ¿Debías confiar en la fuerza que te quedaba? Era una decisión muy importante para los pocos segundos en que debías tomarla.

    ¡Ganas 5 puntos en resistencia!

    (Debes tirar un dado de 20 y puedes pedirle ayuda a Génesis. Si te ayuda tiene que tirar un dado de 20. Puede elegir hacerlo por sus propios medios aunque no se lo pidas)


    *********************************
    Les agradezco a todos el buen inicio que le dieron al rol, la verdad que no lo esperaba. ¡Muchas gracias! Espero que les guste, a medida que avanza iré agregando más explicaciones y subiendo la dificultad al asunto.
     
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    Amelie

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    Iulian

    El dolor de su cuerpo se hacía presente, no por la agonía pues la adrenalina lo mantenía estable; sino por la falta de energía y reacción; iba a morir "¡Maldita sea mi falta de fuerza!" pensaba mientras procuraba mantener su compostura a pesar de estar ahí parado; sin muchas posibilidades. No muy lejos estaba aquel gran sujeto de la fuerza impresionante "No logré conseguir que me diera su nombre..." pero no podía pensar mas; su rival corrió hacia el —¡Hacha!— gritó desesperado hacia aquel hombre (Monpoke) —Si agregas a uno mas a tu lista seguro que obtienes un buen mecenas— dijo mientras se colocaba en una posición un poco firme; no sabía si lo auxiliarían así que se preparó para el impacto, sin armas esto sería una defensa bastante desesperada.
     
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    Monpoke

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    Aldor

    En tan un solo unos pequeños segundos, esta pequeña sonriza fue cambiando a algo más duro. Una horrible a la vista que ni se molestaba en incluso mostrar los dientes al sonreir.
    Poco ayudaba en esta situación el aire que tomaba y expulsaba de mi boca.
    Este cansancio no es nada. He aguantado más.

    Estoy... estoy... entusiasmado.

    Ninguna gota de sangre mancha mis manos o ropa, pero siento que el caso es diferente. Estoy cubierto de sangre.

    No. Pero no la suficente. Más. Más sangre.

    Un grito de desesperación medio me saco del trance en el cual me fui metiendo.
    Acha... ¿Me llamo acha? ¿¡Acha!? ¿¡ACHA!?

    Cada parte de mi cuerpo tiembra de ira. Furia. Aun lado se deja el deseo de sangre. Hay una cuestion, mucho, mucho más importante. Algo que necesita ser aclarado.

    Me volteo lentamente de mi lugar y miro hacia atrás, a dirección de donde provino el grito.

    Cada dedo de mis ambas manos truenan al cerrarlas en puños.

    "Mi. NOMBRE. ES...".

    Tomo un gran aire por la boca... y lo dejo salir en el peor grito que he echo a lo largo de esta vida.

    "¡¡PIICOO!!". Grito al cielo a todo pulmon. Aliados, enemigos, publico... ¡Más le vale que le quede claro!

    El pico es mi razón de todo. Todo lo que soy. Que me llamen por un arma que sostube por tan poco tiempo, imperdonable.

    Tal vez sea de mala gana. No ubico este sentimiento. Pero en uno me voy a vaciar este enojo.
    ... Te ayudare... y la sangre de ese hombre me bañare.

    Características:
    Fuerza: 30 (23+5+2)
    Carisma: 14 (13+1)
    Resistencia: 19 (17+2)
    Suerte: 7


     
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    rapuma

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    Sextus

    Avanzó sin atisbo de duda, girando las muñecas y sintiendo el peso de las espadas cada vez más liviano si es que era posible. Le llamó la atención pero su mirada estaba centrada en el que debería ser su próximo enemigo. Escuchó entonces unos gritos que sacudieron el Circo como si de un terremoto se tratase; alguien ya había muerto y los gritos fervientes eran para el ganador, pero Sextus no podía distraerse de su objetivo.

    Y cuando las dos espadas que portaba simplemente se desvanecieron como arenilla, se congeló. Con un pie delante y el otro atrás, inmóvil. Mirando con incredulidad lo que había pasado. ¡Por Júpiter, que desastre!

    Su enemigo no tardó en reaccionar y fue a por él; Sextus lo esperó agazapado, comprendiendo que estaba en plena desventaja y que sólo contaba con un pequeña, ínfima, oportunidad de ganar. Esquivó un corte con un saltó hacia atrás y tomó de las muñecas al que ansiaba matarlo. Forcejearon así durante pocos segundos que a Sextus se le antojaron eternos; los hombres gruñían en un intento de superponerse al otro. Pero al final fue en vano; las heridas en su cuerpo y la espada entrando en su pecho le quitó el aliento y cayó al suelo. Sus piernas se deshacieron al igual que sus espadas y no pudieron con el peso de su cuerpo.
    Había perdido sus armas por un capricho de los Dioses; y aún así mantuvo la lucha a pulso, como pudo, contra su enemigo que iba armado de dos armas. ¿La gente se avergonzaría de él? ¿La noticia llegaría a las filas de la frontera con Germania a oídos de su padre? ¿Pensaría que era un cobarde? No. Luchó en primera línea y cayó en ella. Quizá a fin de cuentas no sea un gran guerrero con un renombre poderoso pero todos saben que no era un cobarde. Ése es un buen principio.

    Decían que los cristianos confesaban muchas de sus peores faltas antes de morir, aunque él no compartía esa visión tan simplificada del mundo; vertir tus miserias poco antes de morir, te liberas de ellas y extiendes el dolor por todas partes. Pero, sin querer, se encontró a si mismo murmurando unas plegarias en un susurro; conteniendo las lágrimas en sus ojos. Estaba muerto.
     
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    Gigavehl

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    Cáncer
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    Rundus Fustus

    No evité reír ante el comentario de Iulian por esa breve broma, se notaba que la tensión también desaparecía un poco en él y eso me alegraba, mientras lo escuchaba atentamente. Al final asentí reflexivo, cielos. Tenemos tanto en común... Sin dudas me dolerá que uno de los dos muera, al menos, haría de todo esto una situación más llevadera, pedía al menos no morir apenas iniciaramos el combate.

    No se me ocurrió que responder al acto, y cuando iba a hacerlo ya estaba hablando con otros, en especial con una mujer. Cuando volví mi atención al público, escuché la voz de Iulian y me preocupé un poco, aunque se le veía determinado, pero a la vez tenso...


    No pude saber más cuando ya era hora, dejé que todos saliesen hasta que al final fuí el último, así que seguí a mis compañeros y me puse en una posición diferente. Después de un breve teatro, nuestros rivales aparecieron, me memoricé sus rostros para no confundirlos con mis compañeros, hasta que pronto. La acción se disparó.

    Un tipo alto y delgado se arrojó con un equipamiento como el de Iulian, atacando con fervor, pese a los nervios y a la severa tensión pero determinación por no morir ahí, logré esquivar y responder, mi corazón palpitaba a mil por hora, sudaba tenso y mi rostro expresaba furia y decisión. Era increíble, cuando menos me había dado cuenta, la adrenalina estaba en todo mi ser, era una adrenalina que desconocía de mí mismo, una fuerza que jamás había exteriorizado... ¿Esto es querer sobrevivir?

    Era aún más idílico para mí el hecho de poder conservar bastante bien el ritmo, las reacciones y hasta tal vez. La suerte que me sonreía a mi lado para poder actuar debidamente. La batalla se prolongó bastante, al menos en términos de los ahí presentes. La gente gritaba de joljorio, emocionada, excitada... Como yo me ponía, ahora... Tal vez, era admirado por unos pocos debido a mi forma de actuar, me desconocía. Esto era impropio de mí pero no me importaba, tenía que sobrevivir.

    La verdad es que el nivel de ambos era idéntico, era emocionante inclusive en cierto nivel, por lo que la batalla continuó, hasta que ya el peso de las armas y las heridas empezaban a ser cada vez más y más agobiantes hasta que no pude más, y de un breve ataque que nuevamente chocamos, quedamos arrodillados, mirándonos decididos, era el acto final y solo uno de los dos viviría para contarlo.

    Nos fijamos las miradas, decididos, hasta que vi de reojo a Génesis, esa chica. Por lo que solo hice un sonido con mi garganta, delatando que, aunque fuese algo de menor honor. No me importaba, no es algo estratégico morir solo por mantener el honor, sobrevivir al final era lo que valía realmente, y confiaba en que ella, si bien no he cruzado palabra con ella, podría ayudarme a acabar con esto.

    Igual, me ayudase o no, estudié un poco más la situación y me decidí... Levantándome una vez más para sujetar con firmeza mi espada y dar una tajada final...

    ¿Lo conseguiría?
     
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    Insane

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    Génesis

    Tener el rostro perlado en sudor, las dagas manchadas del carmín y la respiración agitada aunque mantuviese la postura orgullosa imperturbable le causaba un asco tremendo, al tener ahí en el suelo aquel hombre moribundo. ¿Dejarlo vivir? Su cabeza zumbó por el ruido inhumano de la gente entre las gradas, alentándola a acabar con el sufrimiento de aquel don nadie. Entre sus dedos con una de sus navajas apuntó hacia la cabeza del ser a punto de morir.

    No era por complacer a la multitud, no era por placer propio... su accionar estaba encaminado al descanso que esperaba y fuera eterno, rematándolo en el suelo mientras sentía el cosquillear bajo sus costillas por las ganas incesantes de mostrar lo asqueada que estaba. Al levantarse su largo cabello ondeó en el viento, escuchando el leve sonar de la saliva a uno de sus costados. Ese chico la miró por un leve lapso de tiempo, y aunque quizá estaba equivocada, su instinto le dictaminaba que en el silencio no le vendría mal algo de ayuda.

    Una sonrisa burlona se dibujó en su rostro.

    Que le debieran un favor, no sonaba nada mal.

    Solo por esta vez, ayudaría a alguien más.

    Pero después, haría el cobro correspondiente.

    Distribuyo los puntos obtenidos 5 de resistencia y 4 a distribuir,

    Fuerza: 15 + 3 = 18
    Carisma: 20
    Resistencia: 18 + 5 puntos ganados = 23
    Suerte: 7 + 1 = 8
     
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    SacriDH

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    Iulian Amelie y Aldor Monpoke

    Iulian estaba a punto de morir aplastado por una gigante maza. No le importó lo que nadie pensara, llamó a un aliado o al menos esperaba que lo fuera. Aldor, embadurnado en gloria, apenas escuchó su pedido. Todavía disfrutaba su rápida victoria cuando lo oyó llamar. Decidió que podía incrementar aún más su gloria no sólo ayudando a alguien de su equipo sino también acabando con otro rival.

    Tan entusiasmado estaba con esa victoria y tanto se distrajo cuando le gritaron "Hacha" que olvidó como un completo inválido mental que no tenía ningún arma en la mano y de cualquier manera se lanzó a ayudar. Ya encima del fornido sujeto lo tomó por la espalda con sus fuertes manos, intentando frenar su golpe y encomendándose a los dioses al hacerlo. El rival, al sentir que lo atacaban desde atrás se acuclilló y arrojó con brutalidad y poca elegancia su increíblemente pesada arma hacia atrás. Le dio de lleno con la fuerza de un toro en el costado derecho de la cara. Aldor, incapaz de frenarlo con las manos desnudas, lo recibió y fue empujado hacia un lado. Cayó al suelo y la multitud jadeó. Ese golpe en ese lugar mataría a cualquier ser viviente.

    Enojado por eso, el rival se dio la vuelta y levantó su maza para esta vez hacer papilla al que había tratado de entrometerse. Sin embargo, Iulian actuó. Con la poca fuerza que le quedaba pero su increíble intelecto y su suerte logró anudar sus piernas a una de las del tipo del mazo y tiró como pudo hacia un lado. El sujeto, que había usado toda su fuerza y su equilibro para levantar el arma, no pudo sostenerse y trastabilló. El arma cayó a un lado.

    La multitud volvió a jadear cuando vio a Aldor levantarse como si nada hubiera pasado. Se refregó la cara donde, por lo menos, debió haber carne magullada. Nada. Ni un rasguño. Nadie que hubiera visto eso hubiera podido creerlo.

    —¡Aaaaaltooo! —chilló el portavoz con todas sus fuerzas. Los guardias empezaron a meterse al campo de batalla. No tenían idea de qué estaba pasando.

    ¡Iulian gana 5 puntos en resistencia!
    ¡Iulian gana 5 puntos en carisma!
    ¡Aldor gana 5 puntos en carisma!

    Rundus Fustus Gigavehl

    Esperaste que tu cobarde muestra de necesidad fuera comprendida por tu compañera. Quisiste demorar todo lo posible el combate pero no viste en ningún momento que ella fuera en tu socorro. Tu rival corrió hacia ti con la lanza en alto, o al menos todo lo alto que podía sostenerla.

    No pudiste esperar más y arremetiste también, con la hacia el suelo. Si lograbas desviar esa estocada sería un golpe ascendente con todas tus fuerzas, a matar o morir.

    La embestida del alto sujeto moreno llegó antes. Chocó contra tu escudo y se desvió. Al instante siguiente levantaste con todas tus fuerzas la espada. Fallaste, apenas un leve corte en la mejilla de tu rival.

    Luego de eso, ninguno de los dos pudo hacer mas nada. Se desplomaron de rodillas a los lados, agotados. Todos los demás se habían detenido también y los guardias ingresaban a la arena. ¿Qué estaba pasando?

    ¡Ganas la habilidad Escudado!

    Génesis Insane

    Intentaste rematar al sujeto pero este se movió a un lado y gateó por la arena regándola de sangre.

    A pesar de que tus intenciones eran ayudar al tipejo que te había mirado y hecho señas, esa acción de tu rival captó tu atención. ¿Ese gallina se atrevía a no morir en tus manos y prefería ser un sucio y horrible esclavo?

    Lo seguiste con intenciones de que todo terminara allí. Cuando te acercaste lo suficiente y el tipo lo supo se revolvió como la angustiosa bola de carne que era y de una patada te arrojó piso. ¿Donde estaba esa agilidad que habías mostrado hacía un momento?

    Asqueda y avergonzada te levantaste rápidamente y te arrojaste como una leona sobre su víctima. Clavaste repetidas veces la daga en los órganos del lastimoso tipo quien de a poco fue mermando sus gritos de dolor hasta que quedó completamente inmovil. Estabas a punto de vaciar tus tripas sobre su espalda.

    Te levantaste pesadamente y la gente seguía vivándote. No fue como esperabas pero igualmente lo tenías bajo control.

    —¡Aaaaaltooo! —sonó el grito del portavoz en ese momento. Sorprendida miraste hacia todos lados viendo como la arena se llenaba de guardias.

    ¡Ganas la habilidad Acechar!

    Sextus rapuma

    Llorar no iba a salvarte de nada. Tu rival te tenía dominado. La gente deseaba verte muerto y pudiste ver como se lo pedían a tu odioso contrincante. Le pedían que te mate, que te meta sus espadas por no escuchaste bien donde y que haga suya a tu mujer. Por suerte no estabas casado.

    Temblaste al sentir como se tensaban sus músculos. Sentiste una leve brisa. Eso fue lo último que sentiste.

    La cabeza de Sextus rodó por un lado del campo de batalla mientras la gente gritaba con brutalidad y alentaba al ganador.


    Los guardias ingresaron a la arena en tropel y el poco espacio que había se vio rápidamente reducido. Los espectadores empezaron a insultar y quejarse por la intromisión.

    —¡Es suficiente! Los muertos bien muertos están. Los demás han demostrado su valía. Llévenlos, vendrán a luchar otro día —clamó el portavoz a viva voz.

    Los guardias, a punta de lanza y espada fueron empujando a los sobrevivientes hacia una tercera puerta. Todos se levantaron como podían y caminaron con cansancio. Esperaban que fuera algo peor que un descanso y ahora los llevaban sólo para curarse sus heridas y tener otro día de entretenimiento para la multitud.

    Pudieron ver que entre los que habían salido faltaban más de la mitad. Estaban mezclados con los que habían sido sus rivales. Algunos todavía se gruñían y se decían que iban a matarse en cuanto pudieran pero la verdad era que posiblemente la próxima los enemigos serían aliados y viceversa.

    Se sentaron todos en una celda casi idéntica a aquella en la que habían estado antes de salir a combatir. Antes de que cerraran la puerta, vieron pasar a varios guardias llevando cadáveres en carretilla hacia otro lugar.

    Horas después de que la puerta se cerró volvió a abrirse. Los sacaron a todos de allí y los empujaron hasta dos o tres carros empujados por caballos algo desnutridos. Antes de que los carros empezaran a moverse pudieron ver un regordete sujeto dándoles unas monedas a los guardias que los sacaron de allí.

    (Los llevan a Casa Mautino)


    ¿¿¿¿Sextus???? rapuma

    Te levantas.

    Tu mente está hecha un revoltijo. Lo último que recuerdas es ver a la multitud enardecida pidiendo tu muerte. Sabes que te degollaron. Llevas tus manos al cuello. Está recién cocido con hilos de algodón. Las retiras inmediatamente asustado. Nadie puede curar la decapitación, ¿verdad?

    A pesar de que recuerdas todo como si acabara de pasar tu cerebro está por explotar. Algo no anda bien dentro de ti, lo sabes, lo sientes, eres tú pero no eres tú. Recuerdas toda tu vida, incluso tus sentimientos, pero no controlas ni por asomo tus movimientos.

    Te levantas instantáneamente. Estás en una celda de piedra. La cama donde estabas no logras reconocerla ni tampoco recordar como abaste ahí y cuanto tiempo hace desde que estabas en la arena. ¿Realmente estuviste ahí? Tiene que serlo, sino como era posible la herida.

    Buscas torpemente la puerta y sales. Hay un pasillo muy poco iluminado. Como si conocieras a dónde tenías que ir te encaminas a la derecha y andas. Vas deprisa y, a pesar de estar tan mareado y frustrado por dentro, tus movimientos son firmes.

    El pasillo hace un codo y da a un espacio abierto. Ante ti ves árboles. Árboles y un pequeño espacio abierto, con algunas otras... ¿personas?

    ¡Ganas 10 puntos en fuerza!
    ¡Ganas 10 puntos en resistencia!
    ¡Pierdes 15 puntos de carisma!


    (Estás en Casa Nitodrius)
     
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    SacriDH

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    Aldor Monpoke Génesis Insane Iulian Amelie y Rundus Fustus Gigavehl

    Los cuatro compartieron el viaje en carreta hasta la arena de combate del lugar. Les traía recuerdos bastante desagradables de la última vez que estuvieron allí. En la arena los cuatro fueron llevados a una gran celda como la que habían estado la última vez pero en ese entonces habían estado junto a otros pobres diablos esclavos como ustedes. En ese momento estaban junto a Gladiadores. Incluso Gredic y el sujeto que había atacado a Génesis en los baños.

    El único obligado a pelear en un combate a muerte es Aldor por el desastre que había hecho en la cocina y debería responder al escarmiento al que estaba mandándolo Fausto. Génesis y Rundus Fustus pueden luchar pero no es obligatorio, simplemente pueden decidir no hacerlo y tratar de ver el juego o buscar información de la arena entre los demás presentes. Iulian es el único que no puede pelear. A cambio de eso puede utilizar su carisma para hablar con algunos posibles rivales de los demás y obtener información o sembrar la duda. Las opciones para entablar conversación son: un sujeto alto, delgado de largo cabello rubio con ropas de visible color verde, un calvo joven que está descansando a un lado con una subligaria amarilla, un tipo de barba algo entrado en años que bosteza mientras hace garabatos en el suelo con su dedo donde puedes ver varios anillos costosos y por último un misterioso encapuchado de negro que no se alcanza a ver nada de su rostro y está apartado de todos.

    Aldor obligado a luchar puede escoger ir con armadura o sin ella. Si elije llevar armadura deberá tirar un dado de 20. Además, puede elegir salir en primer lugar, segundo o tercero.

    Génesis y Rundus Fustus en el caso de elegir luchar tendrán que escoger también si van con armadura o sin ella (dado de 20 si van con armadura). Rundus Fustus tiene su escudo pero debe seleccionar con qué lo acompaña. Puede elegir una espada corta, una espada larga, una lanza o un martillo pequeño. Génesis recibió de parte de Justino dos dagas especiales y la piel de zorro, puede elegir utilizar eso aunque no sabe mucho sobre sus armas salvo que la piel de zorro la ayudará a llamar más la atención. Si prefiere otra arma puede seleccionarla de esta lista:

    *Mandoble Pesado
    *Espada larga y escudo pequeño
    *Una espada corta y un escudo grande
    *Dos espadas cortas
    *Dos dagas
    *Arco y flechas
    *Ballesta y virotes
    *Lanza y escudo pequeño
    *Red y navaja
    *Hacha Enorme
    *Maza de pinchos con cadena
    *Bastón largo


    Ninguno sale a combatir por el momento, sólo tomar la decisión, si quiere compartir diálogo con sus compañeros será dentro de la celda, sin ingresar a la arena.

    Sextus rapuma

    Te llevaron por el interior de las murallas hasta donde debían encontrarse las escaleras para los palcos. Subiste algunos escalones y viste ir bajando a un hombre bastante alto, de edad avanzada, con una sonrisa deslumbrante en la cara.

    —¡Muchacho! He hablado con Agrino en estos días y me dijo que vendrías, ese jovencito sí que sabe fabricar buenas armas, ¿eh? Me ha dicho que te de alguna de las nuestras para el combate, que no tendrías inconveniente.

    No te permitió subir al palco pero de allí podrías ver dos mujeres observarte. Una delgada y alta, de más o menos tu edad, te observaba con rostro disgustado. Su porte era señorial y soberbio. La otra era más joven, tal vez unos catorce o quince, que te sonreía entusiasmada. Era muy distinta a la chica que estaba con ella, muy bajita, regordeta y con un cabello lacio muy largo que al estar sentada casi tocaba el suelo.

    —Por cierto, mi nombre es Gribau, yo manejo los combates aquí en la arena. Tu combate será... algo especial. Si no es el más especial de este día tu te encargarás de hacer que lo sea, ¿verdad?

    Dicho eso, pareció darse cuenta tu mirada hacia las mujeres y sonrisa tembló un poco, nerviosamente.

    —¿Tienes alguna pregunta sobre el funcionamiento de la arena? ¿Quieres que se te presente de alguna manera especial? Lamento decirte que tu combate será a muerte así que si hay algo que aun no hayas hecho y quieras que se haga, es tu momento de decírmelo.

    El delgado caballero de repente se puso frente a ti obstaculizando tu visión hacia las chicas. Debías también concentrarte pues tu batalla estaba a poco de empezar. ¿Vas a hablar de algo con Gribau o pasas directo a pelear?

    Para la pelea debes seleccionar el arma que usarás y sólo puedes elegir entre estas:

    *Mandoble Pesado
    *Espada larga y escudo pequeño
    *Dos espadas cortas
    *Lanza y escudo pequeño
    *Hacha Enorme
    *Maza de pinchos con cadena
     
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    Aldor

    De nuevo en este lugar. Un lugar basura comparado con la peor habitación de la casa Mautino. Esto es me sienta mejor.

    En certera hasta la celda, me encontré con rostros conocidos. Los que sobrevivimos en la arena anterior.
    De nuevo nos volvemos a cruzar.

    No he hablado con ellos desde entonces. Los vi en la casa, siempre rodeados de sus problemas.

    Si quieren acercarse son libre de hacerlo. Amigos, un equipo. Tal vez hagan falta.

    Obligado a luchar a muerte. Es lo que me busque. Pero ¿No era así desde el comienzo? Me decidí llegar hasta la libertad luchando. No usando otros métodos.
    Luchar a muerte. Matar. Es lo que único por lo cual valgo.

    Casi muero la última vez.
    Ante ese recuerdo no puedo evitar para mí mano libre por la parte donde debería estar esa herida. Dudo experimentar tal milagro por segunda vez.
    He cambiado. Son más fuerte que ese entonces. Y tengo mí pico.

    Estoy confiando. Entusiasmado por sangre. Me es complicado controlar este impulso que quiere volverme loco.
    Debo ser paciente y aplicar lo aprendido...

    Agitó la cabeza y alejo es malos pensamientos.

    Mejor voy agarrando una armadura mientras espero mí hora de luchar.

    Luchare en tercer lugar.
    Debo calmarme un poco antes...
     
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    Insane

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    Su mano izquierda estaba sobre la mano de Iulian sin darse cuenta. Desde que se levantaron no se había apartado de él, inconsciente de sus acciones. Aún recordaba el estar encerrada en el baño quitándose la sangre ajena de su piel en cuanto les avisaron que irían a la arena... sin tener el tiempo suficiente de siquiera pedirle que le mostrara aquellas puñaladas que quizá, no fueron lo suficientemente profundas, pero sin duda, humillantes. En cuanto su rostro se elevó y denotó su reflejo en el espejo sintió la necesidad de quebrarlo. ¿Quién había osado a tocarlo?

    Sacudió su cabeza ante los pensamientos intrusivos, posesivos y tóxicos, tragándose sus emociones.

    Retiró su tacto del de Iulian al reconocer uno de los hombres que estuvo en aquel sitio que le recordaba un momento amargo, sacándola de sus ensoñaciones.

    Se encaminó incitada hasta las armaduras pese a llevar su traje de piel, visualizándolas y optando por quedarse con algo liviano, al querer tomar ventaja de su velocidad, manteniendo sus dagas en su cintura. Aprovecharía a estrenarlas. Volvió sobre sus pasos, pasando al lado de aquel hombre que la golpeó hace pocas horas, moviendo las caderas de un lado a otro, como si enseñara lo que no había podido comerse y que jamás, se comería.

    Ya tendría tiempo de desquitarse.

    Se sentó delicadamente al lado de Iulian, esperaría el turno de salir a pelear mientras miraba a la nada.

    —¿Fue una mujer? —susurró para que solo él la escuchara—, ayer, olías a perfume. ¿Qué chica fue? —pese a mantenerse con la mirada perdida y la voz firme, su pecho se sentía iracundo.

    Le volteó a ver a los ojos, gélida.

    ¿Celosa?

    Maldita sea, lo estaba.
     
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    rapuma

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    Sextus

    Era extraño el tifón de sensaciones que sacudía su cuerpo internamente. Ya no estaba en su idea combatir por la gloria, por ser aclamado, aunque esas ideas le hinchaban el corazón. Ahora combatía por la idea de ser el responsable de la vida del mundo; Sextus estaba a nada de convertirse en el avaro amo de vidas y destinos.

    Esa idea palpitaba su cabeza como también el sueño que tuvo luego de perder la batalla contra Jacinto. Las herederas... El aspirante a gladiador repasaba ese sueño profético en silencio hasta que se topó con Gribau.

    Tardó en darse cuenta que estaba a poco más de diez pasos de uno de los palcos. En su vida pensó imaginarse allí y quizá repasó todo lo que diría llegado ése momento. Pero el Sextus que estaba allí no era el mismo Sextus antes de morir en la arena. Era otro, renacido. El destino encarnado en un hombre.

    El hombre miró a Gribau pero sus orbes se enfocaron en las dos mujeres mientras le oía. Le preguntó si tenía una pregunta. Sí. La tenía.

    —¿Quienes son esas mujeres? —preguntó señalando con el mentón el palco. —Y no tienes que preocuparte por mí; si muero volveré a la tierra, al ciclo de la vida. El flujo natural de la vida. Pero no planeo morir. No aún.

    Observó las armas y sus dedos acariciaron las empuñaduras de las espadas cortas. Un pequeño escalofrío atravesó su nuca pero las tomó con fuerza a ambas. Jacinto había roto la espada que Agrino le había preparado... pero ya no podía estar enojado con él. Fue el destino y él mismo los que prepararon el escenario para que eso suceda. Además Jacinto era Sextus y Sextus Jacinto.
     
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    Amelie

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    Iulian

    Aquel viaje fue incómodo, habían pasado días y jamás pudo hablar con aquel hombre "pico" a final de cuentas era gracias a él que había sobrevivido la primera vez en aquel sitio. Después estaba Gedric, quien junto con Génesis lo han estado cuidando, aun sin entender realmente por qué lo hacían. Su amigo Rundus, con el que no había tenido oportunidad de hablar de todo lo que les había pasado; este era el momento, le habían prohibido pelear, no podía quejarse realmente pues conocía perfectamente su debilidad.

    La mano de Génesis se había separado de la suya lo que provocó que mirara hacia ella, ella a su vez parecía mirar a uno de los Gladiadores, Iulian siempre ha sido observador aunque procura nunca brincar a conclusiones, pero la mirada de Génesis siempre era brutalmente honesta, por ello a pesar de que ella no lo dijera él podía entender sus sentimientos. Fue justo por ese mismo motivo que al preguntarle por la situación ocurrida el día anterior, no pudo evitar sorprenderse al ver esa mirada hacia él, no despegó la mirada.

    —La hija de Fausto, nuestro dominus— dijo mirándola con firmeza y con la voz más baja posible para evitar que los escucharan —No hagas nada, cualquier cosa que pase por tu mente en estos momentos no será adecuada; sólo va a comprometerte, y no creo que Fausto tome una amenaza a la ligera —tomó su mano —Ella está en un estrato social distinto por lo que tiene todas las ventajas, en cambio...— dijo apretando un poco mas su mano —...aquel que te dañó es más cercano, dime quien es — Esperó a la respuesta para afirmar hacia ella; no miró al Gladiador, simplemente en su mente sólo corría odio y especulaciones bastante peligrosas —Iré a practicar mi única habilidad —dijo apenado mientras veía que Génesis saldría a pelear —Trataré de ser de ayuda, sé que saldrás victoriosa, lo has demostrado constántemente —

    Miró a los hombres con los que podría entablar conversación, el hombre alto y rubio que ostentaba el color de Venus, seguramente peleaba para ella si usaba aquel verde a pesar de llamar la atención. El joven calvo era interesante, el cabello corto era algo clásico en combate; pero no era común ver a alguien rapado. El hombre entrado en años parecía estar aburrido o cansado, ¿Sus años representarían su sabiduría en combate? o simplemente era un hombre con mala suerte que había caído en la arena, pero si esto fuera cierto no portaría aquellos anillos, no sabía su significado pero aquello indicaba status. Por último estaba el hombre encapuchado; aquel apartado de todos, eso lo hacía interesante pero seguramente sería la persona más difícil con la cual entablar conversación, al estar cubierto y alejado representaba que quería estar solo, a pesar de que le intrigaba prefería acercarse a alguien con mayor disposición al habla, y ese era un hombre aburrido. Lentamente se acercó al hombre entrado en años, esperando que su juventud no fuera opacada por palabras tajantes.

    —Es muy extraño ver a alguien portando anillos, en especial en un combate dónde un firme agarre puede jugar con la vida o la muerte— empezó a hablar y sonrió — ¿A menos que guardes algo en ellos que pueda ayudarte en combate?— dijo en voz baja esperando su respuesta; de ella dependería su siguiente oración.
     
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    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

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    Rundus Fustus

    Aún seguía profundamente afectado por ese par de chicas que asesiné, estaba aún en shock, pese que ya había pasado algo de tiempo, Detoxo vino por mi y pude escuchar su disculpa, no dije nada y solo me limité a asentir, me levanté y solo fui a hacer lo preciso.

    Para cuando llegamos a la carreta, tardé en darme cuenta que Iulian, Génesis y Pico estaban ahí, inclusive Gredic. Pero no dije nada, solo estaba anonadado, sabía a dónde iríamos, tenía que concentrarme, tenía que ganarme al público, si algo sabía en las tantas batallas que contemplé. Es que ganarse al público es algo crucial.
    Poco después suspiré, poniendo mi mente en blanco aunque el peso seguía ahí, hasta que vi que tenía la opción de pelear o no, en realidad me daba igual, pero Pico parecía que tenía que hacerlo.
    Al final vi como todos se acomodaban, inclusive había personas de interés por ahí, pero no estaba de ánimo, no por ahora, vi un extraño acercamiento entre Génesis e Iulian, no evité enarcar una ceja ante tal visión, pero lo dejé pasar, solo vi que Pico iba a pelear, cargando lo que parecía ser un arma nueva, musité por lo bajo y sostuve con fuerza mi escudo, me levanté y opté por tomar la espada corta, sumado a la armadura, ahora con mi nueva fuerza y habilidades podía ir un poco más confiado. Necesitaba desahogar lo que había sentido, además, este combate parecía provisional, nada serio, o letal como la primera vez, mientras me iba colocando la armadura y la pareja se decía algo entre ellos, Iulian se fue con otra persona, fui colocándome la armadura con calma mientras seguía ensimismado en mis pensamientos. Por lo visto, aún no tocaría combatir.

    Si me iba a volver un asesino, tenía que empezar a pensar como uno y ser frío, pero por lo visto tenía que estar en ese modo todo el tiempo, nunca sabría que podría suceder solo por elegir algo que creía yo era complejo pero justo.
     
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    SacriDH

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    ACLARACION: Los combates se llevarán a cabo en distintos períodos de tiempo y en el orden en que acomodo las interacciones de cada uno. No sabrán el resultado de cada uno pues todos van a terminar más o menos al mismo tiempo, pero en el rol supuestamente lo saben así que actúen en consecuencia y no pisen el rol de los demás.

    Aldor Monpoke

    A pesar de que no eras muy comunicativo con tus compañeros todos te veían como un referente pues tu determinación te daba madera de líder. Tenías tu pico y con eso era suficiente. Decidiste probar una armadura. Era de buena calidad pero algo pesada por lo que tus movimientos se iban a ver un poco dificultados, nada que no pudieras superar con tu fuerza.

    Características:
    Fuerza: 30
    Carisma: 29
    Resistencia: 39
    Suerte: 19

    Habilidades:
    Arrojar arma (Con un arma arrojadiza en mano potencia su fuerza un 20%)
    Arremetida Ascendente (Con un arma de medio alcance puedes usar la fuerza de tu oponente contra él)
    Aturdir (Con un arma de carisma puedes hacer que tu oponente deba rerolear su dado)
    Empujar (Empujas con tu arma a un oponente cuando te golpee. Tu próximo ataque se ejecutará primero que el del oponente)

    Items:

    Pico Marciano de Destrucción
    Calidad:
    Común
    Perfora armaduras.
    Habilidad: Excavar: Arroja arena en el rostro de tu oponente disminuyendo en 5 puntos su fuerza o resistencia.

    Peto Mercurial de Firmeza
    Calidad:
    Común
    Evasión: 5

    Te sentías en orden y en casa. Sin embargo estabas un poco nervioso así que diste algunas vueltas para evitar ser llamado. Habías podido ver un enfrentamiento rápido y grotesco al principio entre muchos esclavos que posiblemente fuera su primera vez en la arena como te había sucedido a ti. Entrarías a un lugar ya bañado con sangre.

    Los dos que te precedieron fueron también jóvenes de Casa Mautino que al parecer se habían metido en los mismos problemas que tu. Ambos murieron sin ningún tipo de ventaja, sus oponentes, a diferencia de ustedes, parecían ser gladiadores con experiencia.

    En tercer lugar no pudiste evitar ser llamado. Uno de los guardias se te acercó y te indicó que salieras. Con un suspiro te adentraste en la arena.

    El lugar estaba aún más sucio que la última vez que lo habías contemplado. Te preguntabas si alguna vez era limpiado. Había sangre, restos de metales oxidados e incluso algún que otro brazo. Pero no podías concentrarte en eso. Las posibilidades de que murieras existían. Tu rival salió a la arena. La multitud no estaba muy emocionada pero se oía un murmullo algo incómodo en las gradas.

    Te tocaba contra un joven alto con casco que llevaba una lanza. Tendrías problemas con las distancias. A pesar de ser alto no parecía ser muy fuerte pero detrás de su pequeño casco podías ver unos ojos decididos y confiados.

    ????
    Características:

    Fuerza: 25
    Carisma: 35
    Resistencia: 35
    Suerte: 25

    Items:

    Lanza Minérvica de Destrucción
    Calidad:
    Común
    Perfora armaduras.
    Habilidad: Desangrar: Un golpe preciso disminuye un 10% la resistencia del oponente acumulativo.

    Escudo Mercurial de Firmeza
    Calidad:
    Común
    Incrementa la resistencia un 10%

    Peto Mercurial de Robustez
    Calidad:
    Inusual
    Evasión: 10

    Te pones en guardia y tu rival también. Entonces oyes algo en las gradas.

    —¡Devuélvanlo a su mina!

    Tu oponente esbozó una sonrisa. Parece que el pico sí causó su efecto en la gente.

    —¿Vas a hacer un túnel para escapar, cobarde?

    La gente se veía un poco molesta y otro poco divertida por tu presencia. No sabías si ser tomado para bromas era algo que te beneficiaría o te perjudicaría pero esperabas que no influyera realmente.

    El vocero del encuentro da la orden de inicio en tono firme. Tu oponente se dispone a atacarte con su lanza. ¿Qué harás?

    (Para atacar tiras dado de 20, dado de fuerza y dado de resistencia. Sólo puedes usar tus habilidades Arrojar Arma y Empujar. La habilidad de tu arma es pasiva y se aplica en cada ataque. En el combate no solo influyen los dados que tires, también influye tu estrategia así que estate atento a todo lo que te rodea para ver si puedes sacar alguna ventaja)

    Génesis Insane

    Estabas tan concentrada en Iulian y lo que te decía que perdiste la noción del tiempo y de los que te rodeaban. Era increíble que tu oponente fuera la hija de tu dominus. En cierto punto era bueno ya que no era rival para ti si pensabas matarla. Lo malo era que cualquier cosa que hicieras atentando su vida acabaría con la tuya y posiblemente también con la de Iulian. Era un asunto delicado.

    El guardia en un momento te habló en voz alta preguntándote si ibas a salir a pelear o no. Asentiste y preparaste tus dagas además de una armadura ligera y tu elegante y sexy chaleco de cuero de zorro que te sentaba divino, sin dudas Justino tenía grandes dotes de costurero.

    Características:
    Fuerza: 21
    Carisma: 45
    Resistencia: 23
    Suerte: 8

    Habilidades:
    Espiral de cuchillas (puede atacar a múltiples objetivos cuerpo a cuerpo con fuerza aumentada un 10%)
    Acechar (Reduce la resistencia del oponente un 20%)
    Agilidad (Incrementa tu resistencia un 20%)

    Items:

    Daga Venusina de Rapidez (x2)
    Calidad:
    Común
    Golpean dos veces
    Habilidad: Arrojar arma: (Potencia tu fuerza un 20%. Sólo golpea una vez)

    Chaleco de Zorro
    Calidad:
    Común
    25% de posibilidades extra de ser salvado por el público.

    Peto Mercurial de Firmeza
    Calidad:
    Común
    Evasión: 5

    Cuando entraste al campo tu rival ya estaba ahí esperándote y la multitud gritó al verte. Estaban emocionados pues te recordaban. Caminaste con determinación hasta estar cerca de tu oponente. Era un joven de estatura más bien baja y físico atlético. Llevaba una espada y un escudo. Se lo veía muy confundido a través de su armadura, al parecer no contaba enfrentarse a una mujer.

    ???
    Características:

    Fuerza: 30
    Carisma: 25
    Resistencia: 30
    Suerte: 15

    Items:

    Espada Marciana de Destrucción
    Calidad:
    Común
    Incrementa la fuerza un 10%
    Habilidad: Auxilio (si la resistencia es baja puede proteger con su fuerza desistiendo de su ataque)

    Escudo Mercurial de Firmeza
    Calidad:
    Común
    Incrementa la resistencia un 10%

    Peto Mercurial de Robustez
    Calidad:
    Inusual
    Evasión: 10

    Es raro ver a tu oponente con armadura, ya no te será tan fácil herirlo con tus dagas. Para tu suerte tienes a la multitud de tu lado que te alienta y te piden a gritos que llenes la arena de sangre. Algunos también te piden que luches desnuda.

    El portavoz da la señal de inicio y tu oponente no vacila. Se pone en guardia y se acerca lentamente, con su escudo en alto y su espada cubriéndolo por lo bajo. ¿Podrás penetrar esa defensa?

    (Para atacar tiras dado de 20, dado de fuerza y dado de resistencia. Puedes usar todas tus habilidades. En el combate no solo influyen los dados que tires, también influye tu estrategia así que estate atenta a todo lo que te rodea para ver si puedes sacar alguna ventaja)

    Iulian Amelie

    En el fondo sabías que no te permitirían pelear pues te lo había dicho ya Fausto, no te veía como gladiador. Te molestaba un poco que no te tuvieran en cuenta pero no era más que una forma de protegerte, no les servías de nada yendo a la arena a morir. Decidiste hacer un poco de lobby a ver si conseguías información útil para tus amigos.

    Te acercaste al sujeto entrado en años y lo primero que hiciste fue mencionar sus anillos. Al tipo no le cayó bien el tono en que le hablaste.

    —¿Qué? ¿Acaso piensas robar mis anillos? —el sujeto se levantó tambaleándose y se acercó un poco a ti. Casi te emborracha con el intenso olor a alcohol que salía de su boca—. ¡Nadie roba a Migliore! ¡Nadie! ¿Entendido? Te haré conocer el hierro, niño.

    Patéticamente el viejo desenvainó una espada invisible frente a ti y se tambaleó ante su inexistente peso. No esperabas una reacción así pero es que no siempre es sencillo hablar con un ebrio. Intentaste desistir alejándote pero Migliore te siguió a los tropezones hasta chocar contigo. Casi se desmaya en el suelo y tuviste que sostenerlo. Eructando vino volvió a ponerse firme mientras alejaba sus manos de las tuyas.

    —¡Eres rápido! —te dijo entrecerrando sus ojos—. Has logrado hacerme tambalear pero no me vencerás yo...

    —¡Ustedes dos! —les llamó la atención un guardia robusto—. Si tantas ganas tienen de pelear lo harán en la arena. Es su turno, vayan juntos.

    Estabas tan concentrado en entender la situación que te costó llegar a la conclusión de que estaban cometiendo un error, no estabas autorizado para ir allí. Intentaste quejarte con un guardia que se te acercó.

    —¿No tienes autorización? Pues aquí la tienes.

    Red Neptúnica de Esplendor
    Calidad:
    Intermedia
    Doble objetivo
    Habilidad: Estrangular: En un objetivo atrapado en tu red tienes un 50% de posibilidades de matarlo.

    Características:
    Fuerza: 11
    Carisma: 35
    Resistencia: 8
    Suerte: 18

    Habilidades:
    Deslumbrar (Con un arma de carisma el público siempre te salvará cuando puedan hacerlo en combate)
    Aturdir (Con un arma de carisma puedes hacer que tu oponente deba rerolear su dado)


    Te pusieron una red en tus manos y te empujaron al campo de batalla a la fuerza. No hubo resistencia que pudieras oponer. Viste a Gredic sonreírte con confianza mientras te arrastraban a tu muerte.

    Tu compañero, el vejete del escándalo, ingresó a luchar sin arma, negándose a recibir una diciendo que ya tenía la suya. La gente en las tribunas no entendía bien que hacían esos dos debiluchos perdidos en la arena. Después de todo, ya habían pasado los combates de principiantes.

    —Ah, niño, mira en la que me has metido —te habló Migliore negando con la cabeza. Tú no cabías en tu incredulidad—. Odio luchar en equipo así que no estorbes.

    Del otro lado salieron dos fornidos aspirantes a gladiador. Parecían la clase de sujetos que ganan esas contiendas. Llevaban armaduras, cosa que ni tu ni el viejo hacían. Uno tenía una espada larga y el otro una lanza, ustedes entre los dos tenían una red. ¿Por qué siempre tenías esa mala suerte?

    Los sujetos se presentaron firmes ante ustedes, no les importaba su apariencia, los iban a matar sin piedad para ganarse al público.

    Aspirante a Gladiador 1:
    Características:

    Fuerza: 40
    Carisma: 15
    Resistencia: 30
    Suerte: 15

    Items:

    Espada Marciana de Destrucción
    Calidad:
    Común
    Incrementa la fuerza un 10%
    Habilidad: Estocada (el usuario obtiene un 20% de resistencia)

    Escudo Mercurial de Firmeza
    Calidad:
    Común
    Incrementa la resistencia un 10%

    Peto Mercurial de Robustez
    Calidad:
    Inusual
    Evasión: 10


    Aspirante a Gladiador 2
    Características:

    Fuerza: 35
    Carisma: 20
    Resistencia: 35
    Suerte: 10

    Items:

    Lanza Minérvica de Destrucción
    Calidad:
    Común
    Perfora armaduras.
    Habilidad: Desangrar: Un golpe preciso disminuye un 10% la resistencia del oponente acumulativo.

    Escudo Mercurial de Firmeza
    Calidad:
    Común
    Incrementa la resistencia un 10%

    Peto Mercurial de Robustez
    Calidad:
    Inusual
    Evasión: 10


    Migliore
    Características:

    Fuerza: 10
    Carisma: 24
    Resistencia: 15
    Suerte: 50

    Items:

    ???

    —Iré por el de la lanza —te dijo con un gruñido mientras eructaba—. ¿Harás algo con esa cosa? ¿Sabes usarla al menos?

    Opción no te queda así que ve si puedes sacarle un poco de provecho a esa red.

    (Tiras dado de 20, dado de carisma y dado de resistencia. Puedes usar cualquier habilidad. La habilidad de tu red sólo se activa si tienes alguien atrapado en ella. La red es bastante grande como para atrapar a ambos, pero si decides lanzarla a los dos juntos tus dados deberán ser mejores para que caigan en ella, sino puedes probar de a uno.)

    Rundus Fustus Gigavehl

    Estar en ese lugar era algo intenso. Sentías tu piel bañada por el caos de lo que había ocurrido recientemente en casa Mautino y ahora la llenarías de más sangre y caos. Después de todo era lo que un gladiador debía hacer. Tu combate fue uno de los últimos de los aspirantes a gladiador. Los combates que venías viendo eran rápido, los nuevos morían en un abrir y cerrar de ojos, sin la resistencia suficiente la mayoría dependía de su fuerza para vencer antes de ser derrotado.

    Te dieron la posibilidad de elegir armadura y tenías que escoger un arma también aunque tenías ya un buen escudo de tu lado. Tomaste una armadura que te pareció útil y una espada corta pues el daño no era la clave en tus combates sino más bien evitar el cansancio hasta que el otro sí lo hiciera. En cuanto te pusiste la armadura no pudiste evitar sentir como si los mismos dioses la hubieran fabricado. ¿Qué hacía un artefacto de esa calidad en ese lugar?

    Características:
    Fuerza: 20
    Carisma: 25
    Resistencia: 20
    Suerte: 15

    Habilidades:
    Escudado
    (siempre que portes un escudo tu resistencia aumenta un 20%)
    Carga (Con un arma cuerpo a cuerpo aumentas tu fuerza y tu resistencia un 10%)

    Items:

    Espada Marciana de Destrucción
    Calidad:
    Común
    Incrementa la fuerza un 10%
    Habilidad: Auxilio (si la resistencia es baja puede proteger con su fuerza desistiendo de su ataque)

    Armadura Jupitérica de Invulnerabilidad
    Calidad:
    Rara
    Evasión: 15
    Habilidad: Espinas (probabilidad de destruir el arma rival)

    Escudo Mercurial de Firmeza
    Calidad:
    Común
    Incrementa la resistencia un 10%
    Habilidad: Golpescudo: golpeas con tu escudo usando tu resistencia para dañar.


    Confiado, caminaste hacia la arena. La multitud ya estaba un poco cansada y aburrida de los combates de novatos pero siempre estaban los incansables que alentaban por todo. Volviste a recordar tu vida del otro lado y te pareció muy lejana. No creías que nunca pudieras volver a ponerte en la piel de espectador.

    Tu rival fue por ti y agradeciste llevar buena defensa ya que el sujeto era un gigante con una hacha enorme. El ataque sería su mayor aliado. Esperabas que tu escudo y armadura fueran suficientes para aguantar el golpe.

    ???
    Características:

    Fuerza: 45
    Carisma: 10
    Resistencia: 30
    Suerte: 10

    Items:

    Hacha Vulcánica de Desangramiento
    Calidad:
    Inusual
    Aumenta el ataque 20%
    Habilidad: Partir: (Probabilidad de destruir la armadura del rival)

    Peto Mercurial de Robustez
    Calidad:
    Inusual
    Evasión: 10

    Cuando el vocero dio la señal de inicio tu rival fue hacia ti con todo su peso en un devastador ataque. ¿Qué harías contra él?

    (Al atacar dado de 20, dado de fuerza y dado de resistencia. Tus habilidades son pasivas así que estarán siempre activadas. La habilidad de tu espada puedes usarla cuando quieras, no atacarás ese turno pero podrías tener un adicional de defensa)

    Sextus rapuma

    Gribau sonrió al escuchar tu pregunta. No te respondió, sólo te dio la espalda y caminó de vuelta a su palco.

    —Vence en la arena y te las presentaré.

    Sólo dijo eso en un susurro pero pudiste oírlo sin problemas. Otra motivación para ganar, esas mujeres podrían estar vinculadas con ese vaticinio que se te había presentado aunque no podías estar seguro. Un guardia te escoltó luego a una de las alas del pequeño estadio donde ibas a chocar contra quien sea fuera tu rival.

    Te dejaron en una habitación oscura con muchas otras personas. Te recordó mucho aquel momento antes de entrar a Casa Nitodrius. Tenías muchas esperanzas en un futuro de gloria y la muerte no cabía en tus planes salvo en el momento en que tuvieras que consagrarte como un gran gladiador. Habías crecido mucho, la gloria te parecía efímera pero tenías muchos objetivos que seguramente te llevarían a un lugar glorioso. A pesar de que estabas ahí para matar o morir no pudiste más que impacientarte por acabar con eso de una vez. Tomaste en ese momento las dos espadas cortas esperando ser letal frente a tu oponente. También te colocaste una armadura común, más para ocultarte un poco que para protegerte.

    Características:
    Fuerza: 58
    Carisma: 0
    Resistencia: 40
    Suerte: 0
    Percepción: 2

    Habilidades:

    Regeneración: Al recibir daño por más del 75% de su Resistencia recuperará el 50%. Sólo funciona una vez por batalla.
    Cambiapieles: Si fueras a morir la habilidad se activa. No sabes lo que hace.


    Items:


    Espada Marciana de Destrucción (x2)
    Calidad:
    Común
    Incrementa la fuerza un 10%
    Habilidad: Auxilio (si la resistencia es baja puede proteger con su fuerza desistiendo de su ataque)

    Peto Mercurial de Firmeza
    Calidad:
    Común
    Evasión: 5

    Y ya dispuesto a luchar esperaste. Salieron los principiantes que tanto te recordaron a tu primera batalla allí. Salieron los novatos que no tardaban en acabar su combate debido a la baja resistencia de todos. Y salieron los gladiadores. Hasta ese momento no te habían llamado y se te hizo eterna la espera. Los gladiadores luchaban y hablaban. Daban todo un show a la multitud y el ruido ensordecedor de la gente hacía parecer que la arena era gigantesca. La mayoría de los que entraron desde tu lado de la arena volvieron en pedazos. Unos pocos lograron vencer, parecía que del otro lado estaban los gladiadores con más experiencia o mejor cuidados.

    No quedó nadie en el lugar y comenzaste a pensar que se habían olvidado de ti. Sin embargo, el mismo guardia que te había escoltado te hizo señas de que era tu momento y abrió la puerta que daba a la arena.

    Caminaste hasta traspasarla mientras oías al portavoz.

    —¡Casa Nitodrius nos trae a su gladiador estrella! ¡Aquel que doblega a la muerte! ¡El que cena con Plutón y almuerza con Esculapio! ¡Sextus, La Noche!

    No pudiste evitar sonreír con esa presentación. ¿Era oficial entonces? ¿Eras el primer gladiador de Casa Nitodrius? No estabas seguro de ello pero se sintió muy bien ser presentado como un gladiador más, a pesar de la reacción del público. Por algún extraño motivo te odiaban. Cierto era que te presentaron prácticamente como un villano. Corriste al centro de la arena para evitar los escupitajos y las piedras que te arrojaban. Te recordó el momento en que cortaron tu cuello, donde el público presionó a tu verdugo para que lo hiciera. En ese momento estabas igual o peor. Esperabas ver quién sería tu rival.

    —¡Y, luego de mucho tiempo, lo volvemos a ver a él!

    La gente no dejó terminar al vocero y reventó el estado con un aullido de júbilo. Los tímpanos se te sacudieron por la onda de sonido provocada en ese lugar tan cerrado. Además de odiarte al parecer todos amaban a tu rival.

    —¡Es el rayo de Júpiter!

    Los gritos resonaron otra vez aún más fuerte.

    —¡Las espadas gemelas de Marte!

    La gente se empezó a caer de las tribunas por la excitación y algunos terminaron muertos en el piso de la arena.

    —¡La gloria de Casa Mautino! ¡Gredic, El Nórdico!

    Tu rival salió por el portal opuesto, erguido como un dios, alto como una torre y con unos músculos de hierro que no parecían conocer la grasa. No llevaba armadura, sólo dos espadas... aunque parecían mucho mejores que las tuyas.

    Características:
    Fuerza: 165
    Carisma: 78
    Resistencia: 180
    Suerte: 50

    Habilidades:

    ???

    Items:


    Espada Marciana de Flagelación (x2)
    Calidad:
    Rara
    Incrementa la fuerza un 30%
    Habilidad: Falange (ataca con cortes innumerables)
    Sacrificio (Utiliza la resistencia restante para desatar un ataque devastador)
    Trinidad (ataca usando todas sus características)

    Se ve rudo y decidido. Ahora que lo notas temes que quizá tu entrenamiento no haya sido suficiente contra ese tipo, parece un experto. La gente lo adora, no dejan de aturdirte con su nombre. Llegó la hora de demostrar si estás o no a su altura.

    El portavoz da inicio al combate. Tu rival no hace nada. Sólo levanta sus espadas gemelas en alto. ¿Qué harás?

    (Tiras dado de 20, dado de fuerza y dado de resistencia. Tus habilidades son pasivas ya que no decides cuando usarlas. Puedes elegir cuando usar la habilidad de tus espadas que te dará un plus de resistencia a los ataques resignando tu ofensiva.)
     
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    SacriDH ha tirado dados de 35 caras para Iulian B2 Total: 2 $dice
    SacriDH ha tirado dados de 20 caras para Génesis Total: 8 $dice
    SacriDH ha tirado dados de 20 caras para Génesis A Total: 13 $dice
    SacriDH ha tirado dados de 20 caras para Rundus Fustus Total: 5 $dice
    SacriDH ha tirado dados de 20 caras para Sextus Total: 18 $dice
    SacriDH ha tirado dados de 100 caras para Sextus A1 Total: 45 $dice
    SacriDH ha tirado dados de 100 caras para Sextus A2 Total: 78 $dice
    SacriDH ha tirado dados de 65 caras para Sextus A3 Total: 45 $dice
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    Última edición: 23 Agosto 2020
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    Monpoke

    Monpoke Absol

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    Escritor
    Aldor

    Hice cuando pude el calmarme este deseo de sangre, incluso rece a los Dioses.

    He logrado despejar mí mente. Al menos lo suficiente para no correr desenfrenado al enemigo.

    El oponente usa una lanza, la verdad que no será fácil llegar a alcanzarlo sin jugarme un poco el pellejo.

    Insultos. Como les extrañaba. Necesitará más que eso si quieren bajarme ánimos.

    Soy minero, cabo túneles y destruyó rocas. Esa es la verdad.

    No cometeré el error del pasado. Me acercaré al enemigo a un paso controlado.

    Usaré esa experiencia a mí favor. De seguro este no ha corrido en esta arena.

    Tomo un buen respiro y muevo un poco la lengua. En preparación de hablar.

    "Quisiera ver qué sigas, diciendo eso. Cuando te haga, un agujero en el abdomen. Debilucho. Ven. Trata de dar, el primer golpe. Si puedes".

    Mí voz sigue saliendo en el mismo tono fuerte de siempre. Solo que está vez no ha entrecortado tanto.
    He mejorado.

    Le regreso una sonrisa confiada. Fingiendo una gran alarde de mis capacidades. A la vez que lo miro como si se tratara de un niño del montón, basura con la cual me vengo a cruzar y pisotear.

    Provocación. Ven a por mí recorriendo la arena. Te empujare con la resistencia baja.

    Te intercetare y atacare.

    La estrategia es:

    _ Provocar al enemigo para que agote su resistencia recorriendo la arena.

    _ Mientras Aldor controla su paso al acercase a èl.

    _ al final de la confrontación, o entre medio de esta, usa empujar
     
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    rapuma

    rapuma Maestre

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    Sextus

    Sextus no emitía ningún sonido. Apenas se le oía respirar. Él sabía que no era el favorito del público pero poco le importaba; su verdadera preocupación era El Nórdico. Los dioses de nuevo le ponían a prueba, una tarea demencial. Sextus le observaba con una mezcla de curiosidad y concentración. No podía dejarse llevar por la evidente pasión del público. Debía mantener la atención en el objetivo marcado, pero no podía no sentir admiración por su enemigo.

    Examinó el rostro de Gedric y cerró los ojos unos momentos y se encomendó a Némesis. El combate cuerpo a cuerpo sería hostil, nada vistoso, burdo en comparación con las exhibiciones de esgrima de los otros gladiadores; un combate rápido como decían que era la guerra que él no conocía, luchar sin exhibirse, buscando simplemente la muerte del adversario de la forma más rápida.

    —Los hombres estamos locos. Los hombres y las mujeres que peleamos bajo el nombre de un dominus. —habló lo suficientemente alto para que su rival le escuche. —Aquí estamos todos locos desde hace años. Todos los gladiadores irían al Hades si allí encontrarán la libertad y un puñado de oro al otro lado del Inframundo, y no dudarían en luchar con el mismísimo Caronte si éste se interousiera en su camino. ¿No nos entrenaron para estar dispuestos a morir? Pues nos entrenaron bien.

    Más silencio entre ellos pero roto por los gritos e insultos del público.

    —No tengo nada contra ti. No te conozco, pero estoy aquí por algo superior a mi y al resto. No estoy por la libertad, estoy por una misión. Una misión que escapa a tu saber y lo lamento mucho Gedric, ya que hoy morirás para que esta misión sea cumplida en cuanto pueda. No podrás matarme. No se puede matar a un muerto.
     
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