Es cierto que uno debe tener paciencia, sobre todo cuando se convive o se trabaja con personas que son o piensan diferente a ti, pero la paciencia tiene limites y deseas dar ese primer golpe para ver si de esa forma, aquella persona, comprenda de una buena vez que dejen de ser tan molestos. Todos vivimos como deseamos y queremos. Todos tenemos derecho a respetar y a que se nos respete.
Uf, esas situaciones. Cuando alguien acaba añadiendo la gota que derramó el vaso e incluso la persona más tranquila acaba perdiendo los nervios. Ojalá no hubiese tenido que llegar a agredir, aunque a veces es complicado contenernos y ni nosotros sabemos qué estamos haciendo hasta que no se calman las aguas. Un escrito cercano a todos, para bien o para mal. Fue interesante leerte.