Esto es el resultado de comer dulces y acompañar a mi primita al centro de salud. La imagen de abajo como las que hay en otras historias son separadores solamente ^^. —¡Ese doctor es muy malo! ¡Odio las agujas! —exclamaba el chico de cabello alborotado y negro mientras salía de la habitación del sanatorio. Unos segundos atrás se había escuchado un fuerte golpazo y la habitación entera había temblando. —No puedo creer que seas un niño llorón Goku, haz vencido a los tipos más fuertes y te duele una tanto una simple inyección ¿es en serio? —l e replicaba una joven como de unos dieseis años de pelo azul celeste. —Eres muy mala Bulma, dijiste que íbamos a ir a comer y no aquí—la observó el niño con cola haciendo un enorme puchero. —Pues no me causa ningún remordimiento, tenemos que ir a un región que ahora mismo hay una epidemia para buscar las esferas del dragón y no sé qué clase de cosas de cosas te afecten. —explicó la adolecente acomodando sus pantalones cortos mientras tomaba en sus manos el radar del dragón. Desde el umbral de la puerta surgía un hombre con bata blanca echa harapos, tenía un enorme chichón en la cabeza y caminaba pausado por estaba por completo adolorido. —E-Enfermera por favor expida un certificado de vacunación al nombre del niño Son Goku para que pueda retirarse. —dijo en voz queda y lenta tomando su costado lastimeramente. —Mira Goku eres un niño grosero y desconsiderado. —Bulma, pero ¿por qué? —preguntó el chiquillo inocentemente mientras se rascaba la cabeza. —¡Ja!, ¿te parece poco que el doctor esté así? —lo señaló. —Pero…pero es que me dolió y solo lo empuje un poquito. —¡Cruzó media habitación y se estrelló con la pared! —exclamó la chica molesta— ve a disculparte ahora mismo y dale las gracias. El niño camino hacia el limpiando sus lágrimas. —Perdón…—dijo regañado. El doctor retrocedió asustado. La enfermera llegó con el papel y ambos partieron. —Al fin se fue, estoy seguro que ese chico no era humano—musitó el doctor mientras suspiraba por completo aliviado, buscaba reincorporarse y entró a la habitación. —Haga pasar al siguiente entre más pronto termine más rápido me iré a casa. La enfermera afirmó con la cabeza. —Turno 22 pase. —indicó la enfermera. Unos cuantos momentos después tomaban los dos asientos frente a doctor un hombre y una mujer un tanto maduros un tanto maduros, el doctor alza la vista sobre el papel que le han entregado en el cual viene la razón por la cual lo están consultando. —Así que el niño duerme poco, su temperatura es alta y últimamente no quiere comer, debe de ser la misma afección que ha estado aquejando el condado, bastará una pequeña inyección antibiótica. —dijo el hombre intentando esbozar una sonrisa. Tomó la jeringa y el niño presionó sus labios y abrió los ojos asustado, el hombre estaba frente a él aplicando una torunda de alcohol en el área. —Todo irá bien. —Le indicó. No era así, al menos para el doctor. En el momento en que la aguja buscó perforar su piel el metal del que estaba hecho quedó hecho polvo, los ojos de el medico se volvieron globos de la sorpresa y soltó la aguja en el piso sin fuerza. Retrocedió y tomó el papel en sus manos buscando leer lo que tenía escrito sin que los temblores de su mano lo perturbaran. —S-señores Kent…—luchaba por que su voz saliera de su garganta mientras su rostro gesticulaba en exceso—…su hijo Clark está en perfectas condiciones— los tomó para que se levantaran— no tiene que volver a traerlo…jamás…gracias por venir. —Quisiera una paleta—señaló el niño de ojos azules un frasco sobre el librero el doctor, sintió la mirada de su padre por lo que instantáneamente agregó. —…por favor. El doctor le dio el frasco entero mientras que prácticamente los empujaba fuera, el niño estaba encantado. —Papá, ¿has visto? ¡Me dio todas las paletas! —prorrumpió el pequeño Clark dando un salto. El chico y los dos hombres desaparecieron detrás del umbral, el doctor suspiró y miró pidiendo piedad a la enfermera. —Descuide señor el siguiente es un pequeño bebe. —dijo la enfermera— ¡Awww se ve realmente adorable! —agregó poniendo las manos en sus mejillas. El doctor sintió alivio al fin estaría tranquilo. Era un pequeño bebe pelirrojo vestido con un adorable traje de dragón color verde. —Hola bebe—saludó el médico mientras que una chica rubia entraba con él en brazos. —¿Cómo se llama? —Mao-chan—respondió la adolescente con una sonrisa—¿podía mantearlo contigo?, está un poco sensible el día de hoy. —Eres solo una jovencita, no pasará nada será solo un momento—contestó el doctor y se lo arrebató de los brazos. El niño comenzó a hacer pucheros mientras lo tenía frente a él. —¿Qué le pasa a los ojos el niño? —preguntó el doctor al ver que curiosamente cambiaban de color. —¡No Mao-chan! ¡No!. —gritó la chica. ¿FIN?
¡Súper los chibis!... como siempre el buen @Fénix Parker haciendo de las suyas, divirtiéndonos con sus ocurrencias. Gracias por esto, fue tan adorable el ver a Super... perdón, el pequeño Clark, ganándose todas la paletas... de Gokú ni hablamos, ese miedo a las inyecciones es tan clásico; bueno, al otro no lo conozco del todo pero fue tan perfectamente coordinado que el pobre doctor me dio pena ajena.
