Pecado orginal (rinxsesshx...?)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por hakudinntt, 20 Marzo 2012.

  1.  
    hakudinntt

    hakudinntt Iniciado

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    Pecado orginal (rinxsesshx...?)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    408
    Fic universo alterno de mi galan preferido: ¡Sesshomaru-sama!...

    Introduccion:
    "El cielo...destino codiciado por todos y cada uno de nosotros, no importa todo el mal que hubiese causado un ser en vida, al morir su deseo es llegar a la pez eterna...y su mas grande temor es condenarse a una horrenda eternidad...se dice que quien comete un pecado grave, va directo al infierno, a mi no me gusta creer en el como el agujero en eternas llamas, prefiero la idea de una profunda oscuridad donde ni tus gritos mas desgarradores serán oídos porque cometiste un pecado mortal.

    También enseñan en las religiones que quienes nacen con el pecado en la sangre deben resignarse a pasar el resto de la eternidad en el limbo...sin posibilidades de redención, sin culpa tampoco...y los que cometen, por ultimo, una falta venial tendrán como hogar el purgatorio hasta que su condena sea pagada...la verdad no estoy segura de en que parte de esta escala de muerte nos encontramos, en realidad si se en cual me encuentro yo...quisiera poder creer que también conozco en cual estas tu...pero...no se.

    ¿Quieres saber en cual estoy yo?...bueno, yo cometí un pecado venial, así que eso me convierte en huésped del purgatorio...lo interesante es que la regla se rompió conmigo y donde estoy es el infierno mismo el cual me ata y me destruye cada noche sin posibilidad alguna de saltar por lo menos al purgatorio o al limbo porque al cielo esta claro que no podre aspirar… a además de un curioso detalle...no he muerto.

    Ojala pudiera saber en que parte el control se escapo de mis manos…aunque…creo que nunca lo tuve…y nunca lo tendré…tampoco permití que lo tuvieras, y es que no soportaba la idea de perderte, pero al final, el, Narak ¡ah! bueno ahora no tiene caso mirar tras las cortinas de la soledad y re encontrarlo…por ahora prefiero concretarme a mi realidad, tu no estas, y ¿sabes que? Si ya estoy en el infierno en vida…que mas da ganarme la condena eterna cometiendo un verdadero pecado mortal…perdóname, por favor perdóname Sesshomaru, pero eh decidido apartar todo lo que construyo el abismo entre los dos no importa si eso significa…matar”
     
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  2.  
    Kagamine Len

    Kagamine Len El chico sin interés

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    Primera en comentar y en leer.

    Hola, ¿Como estas?

    Jajajajaja que risa a la pez, creo que era paz lo que querías escribir
    [QUOTEOjala pudiera saber en que parte el control se escapo de mis manos…aunque…creo que nunca lo tuve…y nunca lo tendré…tampoco permití que lo tuvieras, y es que no soportaba la idea de perderte, pero al final, el, Narak ¡ah! bueno ahora no tiene caso mirar tras las cortinas de la soledad y re encontrarlo…por ahora prefiero concretarme a mi realidad, tu no estas, y ¿sabes que? Si ya estoy en el infierno en vida…que mas da ganarme la condena eterna cometiendo un verdadero pecado mortal…perdóname, por favor perdóname Sesshomaru, pero eh decidido apartar todo lo que construyo el abismo entre los dos no importa si eso significa…matar”][/QUOTE]
    Aqui no era Naraku bueno no importa.

    Me gusto mucho espero leer mas de ti y que pongas pronto el nuevo capitulo y bueno como no soy la mejor en ortografía no diré nada (igual creo que todo esta bien escrito), bueno sin mas que decir me despido.

    Bye-Bye
     
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    Anh Peárys

    Anh Peárys Bubbles

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    Saludos, linda. C:

    Bueno, no negaré que me gusto tu introducción. Y de seguro la historia no estará mal. Así que me pasaré por aquí. ¿Vale?

    No es que yo sea muy buena en la ortografía, pero noté varios errores:

    "El cielo...destino codiciado por todos y cada uno de nosotros, no importa todo el mal que hubiese causado un ser en vida, al morir su deseo es llegar a la pez eterna...y su más grande temor es condenarse a una horrenda eternidad...se dice que quien comete un pecado grave, va directo al infierno, a no me gusta creer en el como el agujero en eternas llamas, prefiero la idea de una profunda oscuridad donde ni tus gritos más desgarradores serán oídos porque cometiste un pecado mortal.

    También enseñan en las religiones que quienes nacen con el pecado en la sangre deben resignarse a pasar el resto de la eternidad en el limbo...sin posibilidades de redención, sin culpa tampoco...y los que cometen, por último, una falta venial tendrán como hogar el purgatorio hasta que su condena sea pagada...la verdad no estoy segura de queen parte de esta escala de muerte nos encontramos, en realidad si se en cual me encuentro yo...quisiera poder creer que también conozco en cual estas tu...pero...no .

    ¿Quieres saber en cual estoy yo?...bueno, yo cometí un pecado venial, así que eso me convierte en huésped del purgatorio...lo interesante es que la regla se rompió conmigo y donde estoy es el infierno mismo el cual me ata y me destruye cada noche sin posibilidad alguna de saltar por lo menos al purgatorio o al limbo porque al cielo está claro que no podré aspirar… a además de un curioso detalle...no he muerto.

    Ojala pudiera saber en qué parte el control se escapó de mis manos…aunque…creo que nunca lo tuve…y nunca lo tendré…tampoco permití que lo tuvieras, y es que no soportaba la idea de perderte, pero al final, el, Narak ¡ah! bueno ahora no tiene caso mirar tras las cortinas de la soledad y re encontrarlo…por ahora prefiero concretarme a mi realidad, tu no estas, y ¿sabes qué? Si ya estoy en el infierno en vida…que más da ganarme la condena eterna cometiendo un verdadero pecado mortal…perdóname, por favor perdóname Sesshomaru, pero eh decidido apartar todo lo que construyo el abismo entre los dos no importa si eso significa…matar”


    *Lo de rojo fueron los errores que noté.

    Espero ser de ayuda y no una molestia. Mejora en los acentos y narración. Hubieron palabritas en las que se me fue difícil leer bien.
     
  4.  
    hakudinntt

    hakudinntt Iniciado

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    Hola, gracias por las correcciones, siempre son bienvenidas, este es el primer capitulo en forma, ojala les guste, quizas esta un poco lenta la historia ahora, pero prometo que antes de meterle accion necesitaba presentar a los personajes...ojala lo lean y les guste.

    Parte I
    Capitulo Uno
    " La paz antes de la destruccion"


    -¡Sesshomaru!- llamo el pequeño niño subiendo las escaleras, tropezando un par de ocasiones pero llegando sano y salvo hasta el pasillo, siguió su carrera hasta la última puerta del fondo, la más alejada de todas.

    Al oír su nombre en boca de su irritante hermano menor, Sesshomaru aparto los ojos de su libro y se dispuso a levantarse de la silla con toda la disposición para cerrar la puerta y evitarse un momento que por demás sabia seria molesto. Pero fue demasiado tarde pues al tocar la manija de la puerta, surgió su hermano de diez años, saltándole encima mientras le cantaba su propio nombre.

    -InuYasha-le dijo con molestia-quítate.

    El pequeño hizo caso omiso al principio, luego por fin su hermano lo aparto con aire irritado y se volvió a su escritorio.

    -Sesshomaru-canturreo corriendo de nuevo hasta el indiferente muchacho extendiéndole una hoja de papel-Mira lo que dibuje.

    El muchacho, ya dispuesto a volver a sus estudios se detuvo, podría no hacerle caso alguno a su hermano pero conocía muy bien al chiquillo como para saber lo pesado que se pondría de no hacerle caso así que fijo sus ojos de gélido oro en lo que su hermano le mostraba.

    -Vaya-le dijo sin convicción alguna.

    -No sabes lo que es-InuYasha frunció el seño ofendido clavando la infantil mirada en su hermano.

    -No, no se-acepto indiferente y volvió a lo que estaba, no perdería su tiempo con el molesto niño, bastante tenia ya con su próximo examen.

    -Somos tú y yo-le soltó el niño señalando las dos figuras mal hechas en la hoja. Su hermano entonces le presto atención, allí en medio de la hoja (y de un campo de flores gigantes) estaba una alta figura de plateado cabello sosteniendo de la mano a lo que parecía que era su hermano menor pues la espesa cabellera blanquecina estaba dibujada a menor altura. Eso se llamaba desperdicio de arboles, no dibujo.

    -¿Ves?-insistió InuYasha sin perder la sonrisa- Ese eres tu, y este soy yo-señalo con su pequeño dedo ambos garabatos.

    -¿Que es esto?

    -Tu mano

    -¿Y esto?

    -Mi mano

    -InuYasha ¿podrías decirme porque te estoy tomando de la mano?-inquirió descifrando la forma en que ambos malhechos trazos se unían.

    -Bueno: porque somos hermanos- respondió como si se tratara de un hecho obvio. Sesshomaru le soltó la hoja de papel y sin decirle mas se volvió a su escritorio, tenía mucho que leer.

    InuYasha, a pesar de su edad, conocía bien esa parte indiferente de su hermano mayor aunque le hubiera gustado recibir una felicitación o un agradecimiento por dibujarlo ¡y eso que se tardo mucho en trazar la cara siempre seria de su hermano!

    Pero Sesshomaru simplemente era así.

    -Hermano-la vocecilla insistente de su hermano lo volvió a distraer, pero no le presto atención. Estaba a punto de terminar esa página cuando InuYasha interpuso su plateada cabeza entre su visión y su libro.

    -¿Qué lees?-quiso saber como si pudiera comprender la economía.

    Sesshomaru aparto a su hermano bajándolo de la silla donde se había apoyado y se concentro en terminar de leer.

    -¿Es difícil?-insistió, irritante. Trato de ignorarlo- Hermano…-nada- hermano- silencio- ¡HERMANOOOOOOO!!!!!!!!!!!

    -¡¿Qué?!- se volvió a el de golpe ya bastante hastiado.

    -¿Tomarías una foto?-le pregunto inocentemente InuYasha extendiéndole su propio teléfono celular.

    -¿Para que quieres una foto?-se arrepintió en cuanto pregunto, solo le había dado cuerda a su molesto hermanito.

    -Para ponerla junto a mi dibujo-le sonrió ampliamente

    -Te iras en cuanto la tome-ordeno serio.

    -Si, si si-celebro el niño- tómame de la mano- entonces con esa simple petición logro lo que pocos pudieron hacer: sacarle una expresión a su hermano, quien lo miro si no molesto, por lo menos sobresaltado, e incomodo.

    -No.

    -¿Por qué no?-el niño parpadeo sinceramente confundido.

    -Los hombres no se toman de las manos-tajo ya sin paciencia.

    -Papá me toma de la mano-repuso con clara inocencia.

    -Porque es tu padre y…

    -Tu eres mi hermano- se acercó a él trepándose a la silla

    -Vete, InuYasha- se volvió a lo importante: sus estudios.

    -¡NO ME QUIERES SESSHOMARU!- lloro con fuerza y al criterio de Sesshomaru sin motivo, pero eso no impidió que el agudo chillido lo desconcentrara de golpe, pues InuYasha lloraba con un desconsuelo tal que pasmo al joven.

    -No me quieres, no me quieres- repetía incesantemente con la carita surcada en lágrimas.

    Sesshomaru con las manos extendidas hacia su hermano menor no encontró forma para calmarlo, si bien tenia que aprobar economía, consolar niños irritantemente desconsolados era un tema que lo tenia bien reprobado, además tampoco había sido muy bueno nunca con las palabras de aliento o de consolacion…

    -InuYasha…basta- ordeno perdiendo la poca paciencia que aun guardaba muy en lo profundo.

    -¡¡¡NO me quieres!!!

    -Detente- gruño. Pero su hermano no paro.-No llores- le ordeno ahora diferente, con una suavidad que hasta a él le extraño. Por fin en vista de que no había otra solución, suspiro- Te tomare de la mano una vez- si cedía probablemente no volvería a molestarlo el resto de la tarde.

    Como por arte de magia InuYasha guardo silencio remplazando el llano por una sonrisa de genuina alegría.

    Sesshomaru tomo su teléfono celular y de mala gana aferro su mano a la pequeña del niño, antes si quiera de tomar la foto, un flashazo lleno del espacio por un momento. Ambos se volvieron hacia el origen, InuYasha curioso, Sesshomaru incomodo y deseando que no hubiera sido su padre. Entonces InuYasha se debatió para apartarse y bajar corriendo de la silla.

    -Llegaste- celebro corriendo ruidosamente hacia la puerta, Sesshomaru clavo los ojos de inmediato en la figura de la muchacha recargada en el pórtico. Los ojos avellana lo miraban con más asombro que desagrado por el acto tan cariñoso con su hermanito.

    -No es lo que piensas-replico con frialdad.

    -No sabes lo que pienso-repuso ella bajando los ojos al niño que le jalaba la blusa exigiendo su atención.

    -Hola, InuYasha-le dijo dulcemente-¿Cómo estas?

    -Feliz, mi hermano me tomo de la mano porque me quiere-sonrió radiante y sinceramente complacido.

    -Que buenas noticias-apoyo ella

    -¿A ti también te toma de la mano?-le susurro en tono cómplice, ella parpadeo confusa y luego divertida.

    -En ocasiones aunque no tiene que hacerlo para saber que me quiere-le murmuro siguiéndole el juego en que Sesshomaru no oiría nada.

    El pequeño frunció los labios ahora confundido.

    -InuYasha tu hermano hizo lo que le pediste porque de no hacerlo hubieras creído que no te quería- InuYasha sonrió de acuerdo con la lógica y salió corriendo alegremente. Al alzar los ojos pudo notar la expresión seria de Sesshomaru, parecía decir: ¿Quién dijo que lo quiero?

    -No es lo que dices- exclamo poniéndose en pie y recogiendo el dibujo que su hermano había olvidado.

    -Acabo de salvarte de que InuYasha le contara a tu padre acerca de su tiempo de hermanos- respondió ella.

    Sesshomaru se acercó a la pared junto al escritorio y justo arriba coloco con una tachuela el dibujo. La muchacha avanzo para contemplar el garabato.

    -¿InuYasha lo dibujo?-quiso saber. El joven la miro con incredulidad a través del rabillo del ojo ¿no creía ella que “el” lo había dibujado, verdad?

    -Son tu y el de la mano-entorno los ojos al descubrir lo que significaban tales jeroglíficos.

    -Tiene una mala concepción de la realidad.

    -Él te lo pidió y tu complaciente le diste lo que quiso-suspiro astuta.-No quiero distraerte-miro todo el catalogo de libros y apuntes-solo traje tu libro, pensé que lo necesitarías-saco de su bolso un grueso volumen. Sesshomaru clavo su dorada mirada en los ojos de avellana liquida de la chica, sus delineadas facciones, sus labios carnosos, su largo cabello negro brillante que caía en cascada tras su espalda. Era hermosa, lo admitía. Dio inconscientemente un paso hacia ella, quien puso su dedo índice en sus labios para detenerlo.

    .No quiero distraerte-repitió. Se alejó y se hecho a andar, Sesshomaru la contemplo, no tenia que tener vista de rayos x para saber que debajo de esos holgados pantalones y esa discreta blusa se escondía un hermoso y fino cuerpo, que lo volvía loco. Antes de que la muchacha cruzara la puerta, el la alcanzo y la giro hacia él, atrayéndola al tiempo que empujaba con la otra mano la puerta para cerrarla. La levanto sin dificultad y la llevo hasta su cama. Ambos cayeron a ella y la pasión se desvaneció, el frio de su gélida mirada se fijo en ella, para acercarse lentamente hasta juntar sus labios. Cuando se dio cuenta ya había cerrado los ojos y hundía una mano en su cabello y la otra en su cintura, sintiendo las delgadas manos níveas de la muchacha en su pecho y en su cuello.

    -Te dije que no te distraería-rio ella contra sus labios.

    -Ni siquiera lo haces- dijo el apartándose levemente y apoyándose en el codo para mirarla.

    - He decidido decirle la verdad a InuYasha- el la contemplo en silencio-No te tomo de la mano, tu lo haces-bromeo con soberbia.

    -Por favor, K…

    Ella interrumpió lo que decía abrazándose a él con fuerza.

    A el la broma no pareció hacerle gracia, en realidad pocas cosas le hacían gracia, Sesshomaru era demasiado serio para sus 17 años, sus ojos eran mas severos y mas helados que cualquiera en su familia. Era más sobrio y distante también. A pesar dela favorable posición económica en la que su familia y él se encontraban, su habitación era una cama, un escritorio, un closet y dos estantes repletos de historia, filosofía y economía. Esas eran, las únicas necesidades “humanas” que necesitaba, y lo único de mas o menos vida allí eran los dibujos de su hermano menos que Sesshomaru pegaba en la pared con el pretexto de quererlos recuperar InuYasha los vería rápidamente y no causaría un desorden en su gris habitación.

    Era sorprendente el grado de madurez o insensibilidad que mostro cuando murió su madre y su padre se caso casi de inmediato con la madre de su futuro medio hermano, InuYasha. Y para sorpresa de todos, su difícil carácter, su forma tan fría y calculadora de ser, acepto a su hermano, muy a su estilo.

    Llamaron educadamente a la puerta, la muchacha suponiendo de quien se trataba tomo un libro y fingió leerlo

    -Adelante-dijo el.

    -Buenas tardes-saludo cortésmente Inu no Taisho, padre de Sesshomaru e InuYasha, además de atractivo y respetado general.

    -Señor- la joven lo miro sin cerrar el libro.

    -Padre- su hijo ni alzo los ojos.

    -No hay quien recoja mañana a InuYasha…

    -Tengo un examen-lo interrumpió pasando a la otra hoja del libro.

    -Yo puedo hacerlo, si no le molesta-intervino ella.

    -No quisiera molestarte-se disculpo el hombre.

    -Descuide, traeré a InuYasha

    El atractivo general le sonrió en agradecimiento y salió de la habitación sin cerrar la puerta.

    -Sabía que no leías

    -Por eso debo irme-se puso en pie y hecho el libro al bolso-te lo devolveré mañana y te veré aquí con InuYasha-se acercó y le beso suavemente los labios. Estuvo tentado a hacerla quedarse, pero tenía que acomodar su mente en otro lado: economía.



    Al día siguiente, ella le fue a desear éxito en su examen, por supuesto que lo había hecho, además de regresarle el libro, como una manía suya de tomar sus cosas para devolvérselas después, como si necesitara un pretexto para hablarle.

    En público su relación era si no distante al menos no de novios, él no era así, y ella le respetaba por completo. Luego tras cruzar unas palabras salió de su salón siendo asediada con la mirada de casi todas las mujeres de ahí.

    -Supongo que no comiste por estar estudiando- la soltó casualmente un joven moreno de trenzado cabello negro.

    -No era necesario, Bankotsu- respondió sin interés.

    -Como sea, iremos por bolas de arroz con mis hermanos ¿gustas unirte?

    -Tu hermano me desagrada-admitió el muchacho sentándose en la silla.

    Bankotsu se rio divertido, no tenia que preguntar a quien de los seis se refería: Jacotsu no hacia otra cosa que acosar a Sesshomaru cada vez que tenia oportunidad.



    La familia de la muchacha de negro cabello era comerciante en los altos mundos de la empresa, también unos viajeros empedernidos lo cual termino por causarles la muerte. Quien dirigía sus empresas era su hermano, aun pese a su edad y a sus estudios sin terminar, su inteligencia había sido de gran ayuda, tampoco confiaba en la gente de sus padres, temía que les quitaran todo a el y a su hermana. Nunca estaba tampoco en casa, tampoco tenia servidumbre permanente, y la casa estaba casi siempre vacía. Era normal que ella no quisiera volver pronto a su casa.

    Suspiro hondamente mirando salir a los niños de la escuela, de pronto noto una llamativa cabellera plateada moverse junto con un grupo de niños, que se dispersaron: una niña corrió hasta su madre, otra hacia su padre y su pequeño hermanito, el niño hacia un monje gordo.

    -¡InuYasha!- llamo ella cuando lo vio buscar a su hermano, el niño corrió hasta ella y la miro con interrogante en los ojos-tu hermano esta en examen así que yo te llevare a casa.

    Un grupo de niños paso a su lado riéndose de algo que a InuYasha no le causo mucha gracia: ¡fenómeno! le gritaron con burla. El niño bajo los ojos a punto de llorar, eran muy crueles con el.

    -Vamos por un helado-le sugirió ella.

    Veían a la gente pasar, en realidad el pequeño estaba mas atento a su helado que en la misma gente, pero ella no, ella miraba la mesa de enfrente, un grupo de amigas riendo amigablemente, sonriendo y confiándose secretos. A la muchacha se le apagaron los ojos, por una extraña razón no tenia amigas ni amigos, todos la miraban de forma extraña, lo cual sin lugar a dudas era prueba de que al menos sabían de su existencia, pero también revelaba que no era por desconocimiento que nadie se le acercara, era por algo mas.

    Por eso entendía como debía sentirse InuYasha y quizás por eso había encajado con Sesshomaru, pero la situación de el era diferente por completo, pues el buscaba a las personas cuando las necesitaba, si es que llegaba a hacerlo; el resto no le importaba en lo absoluto aunque Sesshomaru si le importara al resto.

    Una de las muchachas del grupo noto que las miraba y cuchicheo algo en la mesa, acto seguido se levantaron y salieron del lugar. La chica parpadeo confusa y luego triste, volvía a pasar.



    Sesshomaru cerro la puerta tras de si andando con esa elegancia casi soberbia con la que sin saber envolvía cada movimiento. Cruzo el recibidor y subió las escaleras hasta su habitación, boto sus cosas y se dirigió por el pasillo hasta el cuarto de su hermano. InuYasha botaba una pelota y ella lo miraba sentada en el suelo. Conocía bien esa mirada, algo había sucedido, de nuevo estaba preocupada por tonterías.

    -No vale la pena-exclamo indiferente. Tanto su hermano como ella alzaron los ojos, ninguno lo había notado ¡con los sigiloso que era cuando se lo proponía!

    Ella le sonrió apenas pero la tristeza no abandono sus profundos ojos avellana.

    -Sesshomaru-grito su medio hermanito abalanzándose hasta el.

    -InuYasha, hay caramelos en la cocina, ve por algunos- le ordeno para sacárselo de encima, por supuesto que el niño le obedeció.

    Se sentó frente a ella flexionando una rodilla para apoyar el brazo, la vio fijamente escrutando con su helada mirada de ámbar líquido.

    -InuYasha tiene suerte-soltó dela nada- si, la tiene, aunque todos los demás le intentan hacer mal, tiene tres amigos con en que le levantan el animo y le hacen sentir necesitado.- sonrió cálidamente con la voz temblante a punto de romperse.- no lo entiendo-agrego tomando una bocanada de aire, tragándose sus lagrimas, él lo sabia muy bien- si me compadecen por lo que nos sucedió a mi hermano y a mi-sonó contrariada-¿Por qué nos rechazan?

    “¿Por qué me rechazan?” era la verdadera pregunta porque de cualquier forma su hermano se las arreglaba afuera y ella estaba aquí sola…no, no estaba sola, estaba el.

    -Ya se, ya se-se volvió a el-“no le veo caso a tu preocupación”- emitió su voz con mala calidad-solo que a veces no puedo evitarlo.

    -Esos sentimientos son dignos de ti-replico el con severidad, molesto por verla así- si no fuera de ese modo nunca concertarías la calma luego.- ella le sonrió dulcemente agradeciéndole, para luego escabullirse bajo su brazo.

    -Te veré esta noche ¿cierto?-cambio el tema, él se recargo en la cama y cerro los ojos.

    -Si.

    -Sobre eso…-se mordió el labio-vendré con mi hermano

    Sesshomaru abrió los ojos levemente contrariado

    -Ibas a esperarme en tu casa-le dijo

    -Lose, pero el volvió y acepto la invitación de tu padre—intento explicarse

    -Este lugar se infestara de…

    -Tu padre es muy gentil, es normal que tenga amigos que lo visiten-interrumpió

    Ella era perfecta conocedora del especial desagrado que sentía por las masas reunidas, el mismo no era sociable. Ella se acurruco en su brazo para sentirlo cerca.

    -Perdóname, Sesshomaru-murmuro logrando que el se moviera lo necesario para verla. Ella se acercó para besarlo, él le correspondió mecánicamente, entonces la muchacha se puso en pie y salió de la habitación.

    ¿Perdonarla’ ¿Por qué?...no sabia si eso era bueno o malo, tenia la mente aun perdida en esos ojos tan apacibles y apagados, un tanto fríos a veces pero que lo miraban con una tristeza y angustia tal que nunca había visto antes. Se sentía sola.

    Desde que la había conocido hacia ya un año, ella se había metido en su alma, y el irremediablemente en la de ella, y es que estaba tan sola y perdida, alejada de los demás, apartada contra su voluntad del resto sin razón aparente…no olvidaba como la conoció…tampoco esa invitación a caminar a su lado que ella esperanzada le propuso, no fue coquetería, era un ruego callado por que aceptara, y al parecer cualquiera que hubiera aceptado la habría hecho feliz. Y el acepto.

    No tardo mucho en saber quien era su hermano, el nombre mismo le desagradaba, pero con el tiempo eso perdió importancia bajo la fuerza de los ojos cada vez menos temerosos y apagados de ella, y por fin gano aquel beso por primera ocasión, un suceso que no fue marcado con la simpleza tan valiosa de un beso, si no de su unión en uno.

    Kikyo…la mujer mas autosuficiente que conocía, y la que mas le inspiraba a protegerla.





    Quizás para todos los vecinos resultara obvio cuando ella estaba sola en su inmensa casa, pues volvía tarde, con paso lento y pocas ganas de entrar. Por lo tanto era mas que transparente cuando su hermano estaba “de visita”, pues era como si su vida dependiese de entrar. A veces irradiaba compasión pero nadie se atrevía a hablarle y nada tenía que ver con el temor a su hermano, quien desprendía de si un aura desagradable, casi despiadada. Así que a ninguno se dirigían.

    Luego de la repentina muerte de sus padres en un viaje, la antigua casona donde vivían pereció ante el fuego, ambos hermanos perdieron a sus padres y su legado ante el fuego la misma noche. Y por esa razón se hallaban ahora por aquí, en una casa gigantesca y antigua, elegante y costosa, pero que de alegre no tenia nada.

    Kikyo cruzo el porton para atravesar con rapidez el jardín amplio y luego subir los dos escalones del porche y sin dudar entro a su casa. Era obvio cuando estaba su hermano, la casa se impregnaba de un extrao ambiente sofocante, silencioso, pesado, casi sofocante, todo lo contrario a lo que debería ser que estuviera de vuelta; pero ella ya se había acostumbrado y adjudicaba aquello a la forma de ser de su hermano.

    Avanzo en su búsqueda, no había tenido tiempo de esperarlo: la escuela, el encargo de Inu no Taiso, InuYasha, y luego su Sesshomaru, pero ahora podría estar con el a solas un momento antes de ir a la reunión de gala en la casa del general.

    Siguió hasta notar la puerta del estudio abierta, algo imposible cuando ella vivía sola. Los extraños nervios la invadieron conforme se acercaba, y al llegar a la puerta, lo pudo ver por fin.

    -Naraku…

     
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    hakudinntt

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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    1764
    Parte I
    Capitulo dos
    "La destruccion enmedio de la paz"


    Estaba de pie dándole la espalda, clavando los ojos escarlata en la ventana, su espero cabello ondulado y oscuro caía suelto tras su espalda hasta las caderas, cubriendo su espalda desnuda.

    -Naraku- repitió ella corriendo hasta el para abrazarlo hundiendo los dedos en su pecho descubierto.

    -Kikyo- saludo el con una sonrisa burlona en los labios.

    Se dio la vuelta para atraerla hacia si y recostarse en el amplio sillón de cuero del estudio, enterrando sus manos en su espalda y cintura. Naraku clavo la nariz en su cabello inhalando su dulce aroma.

    -Quisiera quedarme siempre contigo, que te quedaras mas tiempo- murmuro ella.

    .Ya estoy aquí.

    -Pero te iras pronto de nuevo-se encogió ante la idea.

    .Esta vez puedo llevarte-anuncio triunfante dejándola petrificada, si ella aceptaba significaría alejarse de Sesshomaru y eso no estaba permitido.

    -Ahora que es mía la elección…prefiero quedarme y seguir esperando tus retornos-exclamo sin atreverse a mirar la reacción de su hermano, quien lo único que hizo fue ceñirla con fuerza a él, pero luego la libero para acercarse a ella y besarle la comisura de los labios, como dejándole claro que le pertenecía.

    -Ponte hermosa para mi-ordeno con voz suave-y para los invitados de Inu no Taisho-la soltó por completo para que ella pudiese moverse.

    Antes de salir Kikyo se volvió a Naraku para abrazarlo por detrás rozando sus manos por sus hombros hasta su pecho.

    -Naraku-susurro en su oído pero no dijo mas y el tampoco agrego nada, así que se dispuso a salir por fin de la habitación.

    Casi al atravesar la puerta, se cruzo con un muchacho que otro poco y la tocaba al pasar, lo miro curiosa ¿Qué hacia “el” aquí?

    -¿Qué sucede, Kikyo?-pregunto Naraku sin verla

    -No sabía que teníamos visitas-trato de ser amable con el intruso.

    -Hakudoshi permanecerá aquí el tiempo que yo lo haga- ordeno con la misma voz suave.

    Ella ya no replico y se dio la vuelta para salir y escuchar la puerta cerrarse tras su espalda.

    Sesshomaru resoplo. Tonterías, eso eran, y siempre lo serian, siempre consideraría así a la forma con la que todos decían que su padre era el hombre gentil…y bueno si lo era, pero no quería decir que estuviera del todo bien; un respetado general debía ser mas temido que amado.
    Paseo su vista por la estancia, era un hervidero de personas, un panal de intrusos buscando un nuevo chisme para hablar, eso hacían con su hermano por ejemplo, hijo de un segundo matrimonio sumamente pronto a la muerte de la primer esposa: el hijo bastardo que creían ya existía antes de la muerte de la madre de Sesshomaru.
    Solo tres amigos de su padre, sirvientes para Sesshomaru, defendían a su hermano: Myoga, Totosai y Saya.
    El niño pequeño se refugiaba tras su madre, una mujer muy hermosa y dulce, pero sumamente mal vista. Podía leer en sus ojitos dorados el miedo al rechazo que de todas formas ya conocía.
    Entonces un par de mujeres pasaron a su lado hablando de Naraku. Resoplo molesto. Naraku, el mismo nombre le provocaba nauseas. Su presencia era la conmoción del momento, y si su padre “tenia amigos” estaba claro que no Naraku no lo era, había sido invitado por cortesía hacia Kikyo, su kikyo, su hermos Kikyo.

    Ya llevaba rato mirándolo pero Naraku no le prestaba atención, quizás era mas interesante el paisaje del otro lado de la ventanilla que ella a escasos 30 centímetros dentro de la limosina. Y dado que el chofer no hacia ruido ni al respirar el viaje era incomodo, además de que el ambiente de había vuelto a impregnar de esa extraña esencia de concreto de Naraku, tan diferente al aura de imponencia que irradiaba su Sesshomaru.
    A pesar de entrelazar sus dedos su hermano reposaba el mentón en la muñeca de forma aburrida, se había recogido el cabello en una alta coleta y se había metido en un traje oscuro que por alguna razón hacia juego con ella.

    -Dime que es lo que piensas-pidió Naraku-Quiero saberlo

    -No entiendo porque esta Hakudoshi aquí-admitió.

    -Hakudoshi no te causara ningún problema

    -Tiene que ver tu presencia con que decidas que puedo acompañarte-concluyo con cierta duda.

    -¡Vaya! Pero que perspicaz eres-celebro con burla

    -¿Lo tiene o no?

    -El esta aquí bajo mis órdenes

    -Como yo-interrumpió ofendida

    -No, tu estas aquí bajo mis deseos- se acercó a su hermana atrayendo sus hombros hacia si, luego el auto se detuvo.

    La verdad es que no era que llegaran con un alboroto, pero los invitados los esperaban para hacerlo.
    Inu no Taisho miro con ligereza la puerta atraído por el murmullo ansioso de verlos juntos, pero luego el general volvió a lo que estaba y no pareció tener interés en ser parte de esa bienvenida tan patéticamente morbosa.
    Primero entro ella, con un vestido negro opaco corto y entallado a su delgada y elegante figura, su cabello recogido en una coleta baja brillo negruzco, llevaba un extraño dije con forma de araña en tallado en una piedra preciosa morada colgando en el pecho. Luego entro Naraku, elegante bajo su ridículo abrigo de piel de mandril albino.
    Sesshomaru clavo los reprobatorios ojos dorados en la joya de Kikyo, el “mítico símbolo de Naraku” el rumor en vivo de que a raíz del incendio, había sido marcado con una cicatriz en forma de araña en lo ancho y largo de la espalda.
    Iba acercarse a ella, pero se detuvo, no quería cruzar palabra alguna con ese desagradable tipo, ya estaba bastante fastidiado allí rodeado de tanta gente.
    Irónicamente aunque habían sido el centro de atención, nadie se acercó a saludarlos, le pareció extraño que el, alto ejecutivo a su corta edad no fuera asediado por los gordos empresarios para interrogarlo. Naraku era mejor repelente que el mismo, tenía que admitirlo.
    Había algo raro en su comportamiento: la forma en que abrazaba a su hermana, como aferrándola por la cintura rodeándola con todo el brazo aprisionándola a el mismo, y aunque parecían que hablaban entre ellos ni la pareja mas osada se atrevería a hacer eso en un lugar como el que estaban. La cercanía tan desvergonzada era insultante, pues si Kikyo levantara el rostro en el segundo en que Naraku bajara el suyo, se besarían.
    Ella le dedico una sonrisa a su hermano, Sesshomaru frunció el seño confundido, no comprendía, ahora que lo pensaba con detenimiento, era en los largos periodos en que Naraku no estaba que Kikyo recobraba la sonrisa y la alegría, y a pesar de jurarle extrañar a su hermano, cuando este volvía los periodos de desolación volvían. Era una contradicción bastante notoria, sumado a que la gente obviamente los discriminaba por alguna razón, lo que el creía dolía tanto a Kikyo, la hería ese rechazo estando prácticamente sola en el mundo.
    Iba a preguntarle a la persona mas vieja que conocía, un antiguo conocido de su padre al que apodaban “árbol sabio” no por nada, pero se detuvo al verlo entre personas con su padre, y no quería inmiscuirlo a él en esto.
    Así que se dirigió a alguien más, alguien que pudiera saber lo que necesitaba, un pequeño y cobarde anciano que acostumbraba servir a su medio hermano en todo. Myoga.

    -Anciano- llamo tras su espalda con su gélida voz.

    -Joven Sesshomaru-se volvió con cierto temor

    -¿Qué sabes acerca de Naraku?-exigió

    -¿Naraku?..¿Porque quiere saber de él, joven?

    -¿Qué? ¿no puedo?- mofo con ironía y también amenaza implícita.

    -Si, si puede-rio nervioso- Naraku es huérfano igual que la señorita Kikyo, sus padres murieron en…

    -Eso ya lo se

    -¿entonces que busca saber?

    -¿Cuál es la razón por la que nadie los quiere cerca?

    Myoga resoplo inseguro, buscando la manera de escapar de la pregunta sin obtener el enojo atemorizante del hijo mayor del general.

    -¿Y bien?-estaba impacientándose

    -Bu…bue..bueno-trago saliva sonoramente y decidió que prefería evitar la ira de Sesshomaru- aunque hay relatos en torno a ellos, la verdad mas aceptada que todos aseguran es la relación tan cercana entre los hermanos…

    -¿Relación?-entorno los ojos- es normal: son hermanos.

    -Es algo mas allá de la normalidad, joven…su relación se dice es…impropia de su lazo de sangre

    -¿Impropia?-dirigió su mirada a Kikyo, quien estaba cerca de su hermano de esa forma tan grotesca aun.

    Analizo de nuevo la forma en que se tocaban, se miraban, la clara desaprobación de todos por esa conducta tan moralmente reprobable. La desolación de los ojos de Kikyo y la tristeza con que lo miraba, la vergüenza que escapaba de sus ojos conforme los días pasaban con Naraku cerca…y luego poco a poco volvían mientras en se alejaba, como si se recuperara de la visita.

    Sus amabrinas pupilas se dilataron cuando creyó encontrar la respuesta.

    -¿Qué clase de relación tiene Kikyo con su hermano?- exigió saber con autoridad, Myoga volvió los ligeros pasitos que había dado para alejarse, rezando porque el temible muchacho no los hubiera notado.

    -Bueno…bueno…emmm…pues…

    Lo único que se movió fue la helada mirada de Sesshomaru, interrogando su tardanza.

    -Responde-ahora si estaba perdiendo la paciencia

    -Bueno si usted y su hermano InuYasha compartieran una habitación y ustedes…

    -¿Incesto?

    Myoga callo ante el peso de la pregunta.

     
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    hakudinntt

    hakudinntt Iniciado

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    Pecado orginal (rinxsesshx...?)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    3080
    Parte I
    Capitulo 3
    "Destruccion...despedida"

    Inu no Taisho saco el aire y dejo de mirar como su hijo mayor miraba a la muchacha, decidido se separo del grupo y echo a andar hacia los hermanos.
    La mirada de Sesshomaru había vuelto a ser gélida, incluso furiosa, el muchacho siguió con la vista a su padre apenas se percato de sus intenciones.
    El general se dirigió a Naraku, rompiendo toda aura repelente al parecer Inu no Taisho era inmune a ella. Naraku soltó a Kikyo e inconscientemente retrocedió ante la imponencia del hombre.
    El general le hablaba amablemente pasando por alto la incomodidad del hermano de Kikyo, ella asintió a lo que fuera que Inu no Taisho le dijo y los dejo conversar. Clavo sus ojos de avellana en Sesshomaru y avanzo hasta el con paso decidido, el joven al verla cerca se dio la vuelta y salió al jardín trasero indicándole que le siguiera.
    -No te he presentado a mi hermano-dijo ella a modo de saludo una vez que ambos estuvieron afuera.

    -No me interesa-tajo el sin volverse

    -Sesshomaru…-la voz le tembló levemente-¿Qué sucede?

    -¿Era Naraku a quien esperabas la tarde en que te conocí?

    -Te pedí que olvidaras eso-suspiro

    -Él fue quien te hizo esas heridas que tenias-no era una pregunta. Kikyo guardo silencio un momento clavando los ojos en la espalda de Sesshomaru; luego relajo la postura y con dulzura le dijo:

    -No quiero que estés molesto por que decidí venir con mi hermano y no esperarte en casa a que llegaras por mi… si estas celoso yo…- se acercaba a él con dulzura.

    -Contesta mi pregunta-la callo de golpe frenando su avance.

    Al no obtener respuesta decidió volverse, ella miraba fijamente el suelo evidentemente contrariada.

    -Creí que sabias que no me gusta hablar de ello-dijo al fin.

    -Es irónico ¿no crees, Kikyo?-la aludida alzo los ojos ante el tono burlón y déspota de Sesshomaru-añoras con tanta fuerza a Naraku y luego cuando lo ves todas tus inseguridades regresan, y se van solo cuando él se las lleva consigo a otro lugar…¿Por qué lo añoras tan tontamente si lejos de el pareces feliz?

    Kikyo se petrifico en su sitio sin dar crédito a lo que oía, escuchando las palabras tan crueles que Sesshomaru le decía, insultando todo aquello que ella sentía.

    -¿También tu, Sesshomaru?-reprocho- ¿También tu vas a inventar una tontería sobre Naraku y sobre mi?

    El joven entrecerró los ojos.

    -¿Crees que no he oído las estupideces que dicen de nosotros?, que si los negocios son sucios, que si Naraku mato a mis padres o que yo inicie el incendio para huir-exclamo furiosa-¡Nada de eso es cierto!

    -Si es así ¿Por qué finges no saber porque a ambos los rechazan?-atajo

    -Porque todas esas historias son tonterías, la verdad es que son fantasías para cubrir la razón por la que no nos quieren…y quisiera saber esa razón, saber porque les desagradamos tanto-evito el peso de la mirada de hielo del muchacho.

    -Si de esa manera lo defiendes ¿Por qué durante el tiempo en el que te visita sufres tanto? ¿Lloras por ambos el rechazo? A Naraku no parece importarle-exclamo con aire superior

    -¡Ya basta!-ordeno ella con la voz desesperada- Naraku ha cuidado de mi, no importa lo que digas, yo siempre lo extraño y el cuidara de mi el mismo tiempo-era sincera.

    -¿Cuál ha sido el precio que te pidió pagaras por ello?

    -¿Qué?

    -¿Por qué no recibiste tu herencia? ¿Por qué el la recibió toda? ¿Fue ese le precio o algo mas?-presiono

    -¡Porque yo era una niña!!!-grito- Él se preocupo por mi bienestar y mi porvenir-la voz ahora le tembló con temor.

    -¿Y que te pidió a cambio?- perdía la calma, las negativas infantiles de Kikyo le estaban exasperando ahora que ella flaqueaba.

    -¿De que hablas?-exigió saber más que con furia, con temor. Asustada quizás por lo que escondía que Sesshomaru parecía haber descubierto.

    -¿Te acuestas con tu hermano, Kikyo?-el tono formulado era una certeza sarcástica de quien sabe el secreto que se empeña por esconder. Era una pregunta déspota, burlona, cruel.

    Ella de inmediato retrocedió temblando ante esa aseveración tan dura.

    -Que dices-balbuceo con el aire entrecortado

    -¿Aun finges no saberlo, Kikyo?-ahora estaba por completo fuera de si, pero por alguna razón su ira sonaba como una maliciosa mofa.-Bien, entonces te revelare la razón por la que nadie los quiere aquí: conocen el incesto que mantienes con el-le dio asco pronunciar el nombre de ese imbécil.

    -“Nadie”- mascullo ella mediando la única parte que la hería- No, no creo que aquí nadie…

    -¿Quién mas, además de mi padre, InuYasha, su madre o yo, haría algo por ti para dirigirte una sola mirada de lastima?- refuto soberbio e indiferente, riéndose de la forma en como la herían sus palabras. Kikyo abrió los ojos asustada al oír aquello.

    -¿Cómo puedes decir eso?-la voz se le quebró.

    -Me causas lastima- exclamo con frialdad.-pero al menos tienes a tu hermano para…

    -Deja de decirlo-le suplico ella con el rostro surcado en lágrimas-¿Por qué sigues diciéndolo? Ya no lo digas-rogo de forma lastimera.

    Clavo su helada mirada de oro en ella, en esa mujer asustada, herida y sola, una mujer que no había negado el crimen, y eso le hervía la sangre.

    -Naraku me pidió que me fuera con el en su próximo viaje-susurro sin verlo- pero me negué, porque quería estar a tu lado, Sesshomaru eres lo único que me ata a este lugar-admitió mirándolo casi con un ruego callado, pero obtuvo silencio.

    -¿Cómo te atreviste a preguntarme eso?-inquirió con furia ahogada-¡¿Cómo pudiste ser tan cruel?!!- se dio la vuelta y se echo a correr llevándose las manos al rostro para ocultar sus lagrimas.

    Sesshomaru se quedo allí, luchando contra lo que fuere que se movía en su interior tratando de obligarle a ir tras ella, a sentirse culpable por lo que había hecho, pero gano la batalla.
    La recordaba alabar a su hermano sobre sus hazañas, ponerse contenta cuando el regresaba, aunque luego su comportamiento demostrara soledad y sufrimiento; la recordaba confundida hasta que su hermano se iba de nuevo en viajes de negocios; y solo entonces Kikyo se atrevía a sonreír de nuevo, volviendo a la vida, como disculpándolo por lo que hubiere hecho. Si estaba atada a el ¿Por qué lo defendía siempre que salía el tema?, y si ella quería estar con el ¿Por qué sufrir de esa manera? Solo había dos posibilidades: o Kikyo estaba de acuerdo y fingía ser victima, o su cariño por Naraku era sincero a pesar de lo que sucedía, a pesar de hacerla miserable.
    Espero un momento mas antes de volver a la reunión de su padre, cuando estuviera seguro que ella ya se hubiera marchado. La sensación de malestar se incremento, no podía borrar de su mente las imágenes de Kikyo y el mismo, su unión en uno solo…pero de pronto su cabello se oscurecía, sus ojos se volvían escarlatas y su piel se tornaba mas viva…se veía a si mismo transformado en Naraku, tomando entre sus brazos a Kikyo; sacudió su cabeza para desterrar esas asquerosas imágenes, pero no pudo desterrar la mirada torturada de su kikyo.


    Ni siquiera espero a que el auto parara por completo, Kikyo salió de este sin volver el rostro surcado en lagrimas. Cruzo el portón, el jardín y la puerta dando un portazo tras de si, Naraku la contemplo en silencio y se echo a andar despreocupadamente hacia la casona. Se limito a seguir el camino de su hermana con aburrimiento y un dejo de satisfacción en la mirada, si de algo estaba seguro era que la causa de ese cambio tan repentino de su hermanita era Sesshomaru, algo que le había dicho o hecho le había ahorrado convencerla de ir con el, por lo que no tenia intenciones de molestarse con ese arrogante tipo.
    Cuando por fin cerro la puerta tras de si, Kikyo lo esperaba dándole la espalda.

    -Se acabó-dijo ella firmemente cuando Naraku ya se iba a su habitación.

    -¿Qué quieres decir?

    -Sesshomaru lo sabe-balbuceo entre lagrimas y furia.

    Naraku la contemplo largo tiempo descifrando las palabras que oía.

    -Te has enamorado de el-se burlo- Vaya, vaya…-Kikyo se encogió ante la cruel burla.

    -No iré contigo.

    Naraku se le acerco a ella con paso calmado, rodeándole.

    -Tu deber es obedecerme, Kikyo-la tomo por los hombros en un gesto posesivo, por un momento ella tembló pero luego se sacudió las manos de su hermano.

    -¡No! Yo me quedare aquí.

    -A él no le interesas, te usa ¿no es así?-la hizo retroceder hasta acorralarla contra la pared.

    -Ni yo a ti-la voz le tembló pero se mantuvo firme

    -Sin mi no eres nada.

    Con ello la desarmo, termino con la distancia entre ellos hundiendo el rostro en la sien de Kikyo y abrazándola por la cintura.

    -No soy nada…porque tu me convertiste en nada, pague tu protección y tomaste lo que quisiste…pero ya no quiero pagar mas.

    -¿Sesshomaru te tuvo lastima para tomarse la molestia de hacerte cambiar de parecer?-su tono aun era confiado.

    -No es así.-parecia querer convencerse a si misma y no a Naraku.

    -No estaría mal permitirte quedarte con el solo para averiguar hasta donde eres capaz por su perdón-susurro a su oído pegándose a ella para darle a entender a que se refería. No, Sesshomaru no seria tan bajo.

    -Él nunca me pediría “eso”, no importa cuanto me rebaje yo misma, al final el posee lo que tu nunca tendrás…

    -¿A que te refieres?-clavo sus ojos en los de ella, Kikyo temió al ver esos orbes escarlata, pero luego la imagen de Sesshomaru le dio valor.

    -Sesshomaru es…es el dueño de mi cuerpo, mi alma y mi corazón.

    La mano firme de Naraku le aprisiono el cuello aplastándola contra la pared con violencia. De inmediato Kikyo intento de zafarse porque la mano de su hermano la asfixiaría mas temprano que tarde.

    -¿Esperas que con ello te permita largarte con el?-su burla ahora era furiosa.-y te atreviste a permitir que te tocara…

    Kikyo trataba con todas sus fuerzas de apartar la mano que le cortaba el aire, sin tener algún resultado. Los exigentes labios de Naraku se impactaron contra los de ella robándole el poco aire que le quedaba; por fin le permitió respirar, ella se desvaneció tratando de recuperarse.
    Alzo la mirada temerosa, él no se movía pero seguía iracundo, Kikyo trato de levantarse, se sentía mareada, pero una mano de su hermano la atrapo devolviéndola a la pared. Naraku la aprisiono con su cuerpo con fuerza, desgarrando el vestido por la falda, ella al comprender trato de huir rogándole que no lo hiciera.

    -¡Mírame, Kikyo!!!!!

    -Suéltame…

    -¡Mírame!-la obligo a verlo buscando la forma de arrancar la rompa interior dela muchacha.

    En un forcejeo por liberarse, Kikyo logro abofetear a su hermano dejándolo pasmado por la osadía. La joven aprovecho para correr hasta la otra sala buscando su teléfono celular.
    Naraku tiro de su ropa con violencia, haciéndola perder el equilibrio, pero el la atrapo antes de que cayera. De nuevo se debatió en vano.

    -¡Eres mía! ¿No lo entiendes?-bramo arrojándola al sofá.

    Su cuerpo la asfixio al momento, pero logro encontrar en el teléfono el número que buscaba. Naraku para ese momento ya no llevaba puesta la camisa y se debatía con la incomoda posición.
    Kikyo seguía debatiéndose cuando sus ojos notaron la presencia de Hakudoshi, quien inmóvil en la entrada los miraba sin intenciones aparentes de hacer algo.

    -Ayúdame-le pidió ella. Naraku se volvió al muchacho.

    -¡¡Lárgate, Hakudoshi!!

    El muchachito retrocedió unos pasos, Kikyo entonces aprovecho para estirarse y tomar una de las botellas de licor de su hermano, le atesto un golpe en el hombro a Naraku sacándole de balance, así que pudo escabullirse.
    Algo la tomo por el tobillo haciéndola caer sobre la mesilla de cristal, el vidrio se rompió en mil pedazos cortando el cuerpo de Kikyo, quien perdió el teléfono celular, lámpara de adorno salió volando hacia la chimenea, y basto solo una chispa de electricidad para que las llamas avanzaran sobre el alcohol derramado en la alfombra. Kikyo se protegió del camino del fuego.
    Naraku retrocedió instintivamente rehuyendo el peligro. Vio a su hermana levantarse trastabillando, recoger su celular y correr saltando el fuego para que este la separase por completo de su peligroso hermano.

    -Contesta…contesta…contesta por favor-suplico ella al pulsar una tecla y llevarse el aparato al oído. La punzada en la pierna aumento para darse cuenta que un trozo de vidrio se encajaba en su piel ya oscura de sangre.


    Su padre le había dedicado una mirada reprobatoria pero no le dijo nada, los presentes a partir de su regreso lo miraban sin discreción y cuchicheaban entre ellos.
    Kikyo, según InuYasha, corrió hasta su hermano interrumpiendo la charla de Inu noTaisho, y luego tirando de Naraku para que se fueran. Y en palabras de su medio hermano menor “Kikyo estaba muy triste”.
    Sesshomaru seguía con la mirada fija en el techo, no había logrado conciliar el sueño, el rostro torturado de Kikyo aparecía cada vez que cerraba los ojos. Ahora si se sentía incomodo y confundido. Una sensación ajena a él.
    Había tenido en sus brazos a Kikyo, se había entregado a el… ¿Por qué permitirle a Naraku hacerle “eso”? Quizás solo era una habladuría más, y bueno, de ser así Naraku estaría por la mañana esperándolo para aclarar eso de una u otra manera. Frunció los labios dentro se su habitación de ser eso había cometido un error.
    Su teléfono celular timbro con fuerza sobresaltando sus pensamientos, decidió que si ignoraba en sonido dejarían de molestarlo, pero no fue así, siguió sonando exigiendo su atención.
    Por fin irritado lo tomo para ver el numero en la pantalla, conocía el numero de memoria. Kikyo.
    Resoplo y decidió contestar, ya que, de todas formas no lograba conciliar el sueño.

    -¡¡¡Sesshomaru!!!-dijo la agitada voz del otro lado de la línea.

    -¿Qué quieres?

    -Por favor, ven por mi-rogo la vocecilla asustada de Kikyo, jadeante de tanto llorar. Lo alarmo.

    -¿Qué pasa?-se incorporo de golpe

    -Tienes que venir-se soltó a llorar-Estoy sangrando y no puedo salir…

    -¿Dónde estas?

    -En mi casa..

    Algo del otro lago la interrumpió, se oyó su grito y un golpe seco, luego a ella suplicar cada vez más lejos.

    -¡¡¡KIYKO!!!-llamo en vano calzándose los zapatos para salir disparado de su habitación. Escucho otro golpe mas cercano al teléfono y luego de nuevo a ella.

    -Sesshomaru, ven-suplico

    -Voy para allá-llego a la cochera para subirse al auto.

    -Te amo, Sesshomaru-juro ahogada en sollozos. Lo pasmo.- ¡NO! Naraku, por favor, ¡¡¡no no no!!!-rogo ella agitada, quizás tratando de huir, luego la línea se corto.

    -¡Kikyo! ¡Kikyo!.

    Boto el teléfono y arranco el auto, su padre salió a verlo alejarse en su camioneta.
    Trato en vano de comunicarse con ella, pero nunca contesto, y ese maldito desazón le estaba carcomiendo, esta asustado, si, tenia un extraño miedo a lo que pudiera ser cuando llegase a su destino. Paso varias luces rojas y casi se estrella un par de veces, pero al final reconoció la calle de la casona de Kikyo, había una ligera luz que iluminaba la calle.
    Al seguir acercándose pudo visualizar las altísimas llamas que consumían la casa, lamiendo los muros, destruyendo todo a su paso. Bajo del auto para avanzar entre los mirones y llegar hasta la primera fila.

    -Nadie logro salir-dijo alguien.

    Sesshomaru dio unos pasos decidido a entrar a buscarla, cuando unos fuertes brazos lo devolvieron a su sitio.

    -No te acerques, muchacho-ordeno un oficial de policía.

    -Alguien esta adentro-gruño el debatiéndose

    -Lo siento, nadie salió…

    -Suéltame-no logro soltarse ahora que había dos hombres mas.

    -Murieron…

    -¡No!-las fuerzas se le escaparon del cuerpo al ver la casona ceder y derrumbarse.-No…

    Kikyo no podía estar muerta…no podía haber muerto de esa manera…no podía haberlo dejado así nada mas…no después de haberle confesado lo que sentía…no sin haberle dicho que también la amaba.
     
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  7.  
    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

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    OMG! Ok, estoy de piedra, ¿muertos? Wow, eso no me lo esperaba.

    Tu historia me ha parecido de lo más interesante, innovadora, y envolvente. Sesshomaru es simplemente perfecto, me encantó cuando enfrentó a Kikyo, con su mal carácter con su sed de respuestas y rabia contenida por sus indagaciones, no siempre nos gustan las respuesta que obtenemos. xD Me has dejado con la intriga, ¿realmente murieron o sólo fue una falsa? Mmm, supongo que tendré que esperar al próximo capítulo.

    Ahora, debes cuidar un poco más la parte ortográfica, no uses signos en exceso, respeta las mayúsculas, usa el guión largo, y acentúa las palabras. Mmm, te recomiendo usar word, disminuirá muchos de los dedazos por ahí. De igual forma, seguiré el fic así que te estaré orientando poco a poco.

    Saludos.
     
  8.  
    hakudinntt

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    Gracias por comentar y por las correcciones, que son muy preciadas siempre =). De nuevo lo siento si este capitulo va lento, necesitaba (de nuevo) presentar a los personajes y algunas situaciones en particular.

    Parte II
    Capitulo Uno
    "Despues de la destruccion"


    “Te amo, Sesshomaru” el eco retumbo por su mente, dando vueltas por los rincones de su subconsciente, atrayendo los fantasmas de la noche, llamando a los espectros bajo la cama y, por ultimo, callando la voz de sus sueños.

    Se incorporo agitado revolviendo las sabanas y arrojándolas al suelo, observo atentamente su habitación sumida en las sombras de la madrugada y por si fuera poco tal y como debería estar: sola, nadie mas además de él ahí dentro. Por un momento, antes de regresar a la realidad, imagino oír esas palabras susurradas en el viento, pero aquella voz no la había oído ya hacia siete años ¿Por qué ahora seria diferente? Dejo flojo el cuerpo molesto consigo mismo, estaba volviéndose como su fallecido padre, y eso no estaba permitido bajo ningún concepto.

    Alcanzo la copa semivacía que había dejado horas atrás en el mueble, se tomo de un sorbo el licor y decidió que esa noche no dormiría mas.





    Bajo corriendo las escaleras derrapando al llegar al ultimo escalón frenándose en el momento justo en que el viejo Myoga aparecía desde la cocina con un bote de aspirinas en la mano.

    -Anciano-reclamo molesto el joven muchacho de 17 años- no te metas así en mi camino.

    -Amo, InuYasha…

    -No me llames “amo”, te lo he dicho cientos de veces-tomo el bote y lo agito para sacar una pastilla.

    -Pero señor…

    -Tampoco “señor” ¿tengo aspecto de un viejo?- se señalo en rostro sin dejar de mover la mano

    -InuYasha-dijo al fin.

    -¡Ah! Esperaba que me llamaras por mi nombre-siguió agitando el bote.

    -Esperaba que me pudiera decir porque la mesa de la cocina esta…em…bueno…em…

    El muchacho lo miro con sus grandes ojos ámbar, lentamente los recuerdos de la noche anterior volvieron a su mente uno a uno: Miroku, fuera de su juicio, cantando algo que no conocía y luego algo resbaloso en el piso, una substancia liquido viscosa que no quería entrar a verificar.

    -Lo limpiaran mas tarde, anciano Myoga-le dijo asomándose por el agujero del bote- No hay mas pastillas…

    -No, joven, no hay mas-le miro regañándolo con la mirada.

    -Bueno, tendrás que comprar mas-le sonrió dándose vuelta

    -Joven…hay…hay algo mas que quiero hablar con usted…

    -Dime…

    -Su hermano insiste en…pues…ya sabe y creo que usted debería poner mas atención en…

    -¡Khe! Myoga que Sesshomaru haga lo que quiera-volteo la mirada- a mi no me interesa en lo absoluto.-dicho esto salió de la enorme casa.





    Sesshomaru entro en su oficina en silencio, botando una carpeta repleta de documentos en el escritorio de su secretario y mandadero oficial, el siempre nervioso Jaken, un hombrecillo algo insignificante, poco agraciado y de extraño cabello verdoso; también poco apreciado por la persona a quien mas admira: su jefe, el eminente abogado y dueño de tres bufetes, Sesshomaru Taisho.



    -¡InuYasha!-saludo la bella muchacha de cabello negro.

    -Hey, Kagome- bajo de su automóvil y se acercó a ella para saludarla.

    -Ayer…te fuiste demasiado rápido…

    -Tenia algo que hacer con Miroku- respondió con una sonrisa logrando que a la chica se le entintaran de rojo las mejillas.

    InuYasha en realidad no comprendió esa reacción así que se limito a andar a su lado por las jardineras hasta las puertas de la escuela.

    -¡Hey, fenómeno!-grito alguien a manera de déspota saludo al muchacho, InuYasha ignoro el comentario, era pan de cada mañana, tarde, y a veces, noche.

    Kagome lo miro, vaya que había madurado el muchacho, antes y de hecho desde niño, respondía con agresión ante las burlas de sus compañeros.

    -¡Adiós, muñeca!-dijo alguien desde la seguridad cobarde de un grupo de chicos.

    -¡Bonito cabello, ¿Cómo lo peinaras hoy?!-secundo otro. InuYasha se volvió de golpe sobre sus talones, avanzo los pasos que los separaban y de un solo puñetazo puso en el suelo a uno de ellos. Kagome resoplo, no, no había madurado tanto.

    -¡Oye, cálmate Barbie!

    -Idiota-refuto el muchacho golpeando a ese otro entrometido.

    -¡InuYasha! La violencia solo lleva a más violencia-la conocida voz conciliadora de su único amigo llego a su lado dando un suave golpe a la nuca de uno de los molestones, regresándolo al suelo.

    -¡Khe! Miroku no molestes.

    -InuYasha…eres un bruto

    Kagome se acercó con una sonrisa nerviosa, pero esa era su vida: InuYasha siempre violento y testarudo, Miroku conciliador y maduro…y Sango ¿Y Sango? La vio acercarse corriendo con un pedazo de papel en la mano.

    -Ayer hicieron los análisis a mi hermano: Kohaku no necesita más tratamientos- anuncio radiante la muchacha de largo cabello castaño.

    -Felicidades, Sango, debemos celebrar-la mano siempre impropia de Miroku voló mas allá de la espalda de la muchacha.

    -¡PERVERTIDO!-certera bofetada al lujurioso muchacho.

    -Hey, Miroku, la violencia conlleva a mas violencia-se burlo InuYasha.

    Kagome suspiro: otro día más como cualquier otro.





    -Entonces, como podrás darte cuenta el señor Sesshomaru esta muy ocupado ahora y siempre, porque por si no lo sabias el…

    -Si, ya me lo dijiste-interrumpió la irritada muchacha pelirroja- y si ya te cansaste de adularlo quisiera que me pusieras atención: solo vengo a avisarte que ya no vendré a dejar los almuerzos de los abogados, cambie mi horario de clases.

    -Si solo ibas a decir eso, niña insolente…

    -¡Te lo había dicho ya!

    -¡No me grites pedazo de…!

    -Jaken-llamo al orden la gélida voz de su jefe.

    -Señor, Sesshomaru- tembló ante la mención de su propio nombre.

    -Cállate-ordeno- Lleva esos documentos ahora.

    -Joven Sesshomaru- tartamudeo la muchacha con el rostro sonrojado. El abogado apenas la miro y volvió a su oficina.



    -Entonces… ¿vas a ir a verlo?- Kagome se mordió los labios.

    -Tengo que hacerlo-respondió InuYasha recostado a lo largo de la banca del medio de la jardinera.

    -¿No te da miedo?

    -¡Khe! Es solo Sesshomaru ¿Por qué me daría miedo?

    -Porque tu hermano es…atemorizante- intervino Sango cubriéndose el sol.

    InuYasha no respondió a eso, su hermano si era temible, además arrogante y amargado, no comprendía bien la razón pues a su criterio tenía ya la vida resuelta: ya no se molestaba en litigar, los abogados a su cargo lo hacían, el solo llevaba el control de sus bufetes. Tenia su propia gran casa, le había dejado a InuYasha la mansión de su padre y no se molestaba nunca en poner allí un pie. Tenía dinero para dormir en el, pero se resistía a una sola cosa: hacerse cargo de algo que tuviera que ver con su hermano y por eso había hecho hasta lo imposible por ponerlo bajo tutoría de Myoga en cuanto sus padres murieron cuando InuYasha tenía apenas once años, es decir, seis años atrás, en el primer año de oscurecimiento de su hermano mayor, y todo por ese incendio.





    -Señor Sesshomaru, tiene visitas-balbuceo uno de los pocos sirvientes de la casona, temeroso por lo que pudiera suceder al interrumpir al joven.

    -Que se vaya.

    -Pero…señor, insistió en verle y…

    -¡Siempre hospitalario, hermano!-la voz juvenil de InuYasha atravesó el lumbral.

    -Lárgate…

    El sirviente se escabullo ahora que podía.

    -También tu, InuYasha

    -No estoy aquí por que en realidad quiera, Sesshomaru,

    Silencio, su hermano mayor se volvió a los papeles que leía.

    -Myoga dice que intentas adueñarte de mi parte…-se sentó frente a su hermano- ¿es cierto?

    -No me interesa nada de ti.

    -Entonces no es verdad lo de la sucesión intestamentaria y la impugnación del testamento…

    -¿De que manera te digo que no me interesa nada de ti?

    -Bueno, en ese caso, en dos días cumpliré 17-exclamo con una sonrisa- y si mal no recuerdo al tener tu 24 aun puedes divertirte con…

    -No me gusta perder así mi tiempo.

    InuYasha callo ante la dureza de las palabras.

    -Es porque mi cumpleaños coincide con el incendio-musito.

    -Dijiste que no querías estar aquí.

    -No, no quería hasta saber que lo que el anciano me dijo era mentira-tomo un documento al azar y lo miro sin interés.

    -Ya lo sabes, lárgate.

    -¿Es por eso cierto?

    -No lo repetiré.

    InuYasha guardo silencio, sabia hasta donde debía molestar a su hermano mayor, así que dejo pasear la mirada por el elegante despacho de Sesshomaru, había títulos y diplomas por todos lados, luego sus ojos se detuvieron en una fotografía que aun yacía en el mismo marco y con el mismo vidrio estrellado.

    -La extrañas-murmuro sin pensar.

    Sesshomaru se levanto sin aviso pasando a traer a su hermano de la ropa y tirando de el para sacarlo sin mucho esfuerzo.

    -Lárgate y no vuelvas-ordeno.

    -De acuerdo, me voy…solo quería dejarte la invitación, Myoga cree que te hará bien conocer a alguien y olvid…-el certero puño de su hermano le interrumpió.

    -No tengo que olvidar a nadie-gruño.

    -Idiota-InuYasha se apartó limpiándose la sangre de sus labios- ¡y para que lo sepas si necesitas superarlo de una vez por todas!

    -¡Esta muerta! ¡¿Por qué estaría yo preocupado por una muerta?!

    -No parece eso.

    -A mi, Sesshomaru, una muerta de hace años jamás podrá interesarme-el tono seguro y déspota pareció convencer a su entrometido hermano.

    -Era niño, pero también la recuerdo…

    -¿Recordar?-se burlo- Es exactamente esa estupidez tuya la que te hace lo que eres, InuYasha, de cualquier manera va de acuerdo a tu aspecto-se encogió de hombros con malévola diversión.

    -Sesshomaru…

    -Entiende que el incendio no tiene nada que ver con que tu presencia me repugne…

    -Tampoco la muerte de Kikyo-mascullo astuto.

    -Esa mujer se murió ¿y que?- se recargo en su escritorio.

    -Ah, entonces ya estas mas que recuperado-gruño InuYasha- y ni siquiera te importa guardarle un poco de respeto…

    -¿Por qué debería? Hace siete años que murió y nada cambio como podrás darte cuenta, si es que tu capacidad logra hacerlo.

    -¿Y porque esta su fotografía aun allí?

    -Llévatela si quieres-se la arrojo sin mucho interés- dale un uso, aquí solo estorba igual que su memoria.

    InuYasha cogió la fotografía que no había atrapado y salió del despacho, no cabía duda que Sesshomaru era el hombre más frio y detestable que conocía, no entendía como era que aseguraba que le estorbaba el recuerdo de alguien como Kikyo, en realidad no era de alguien como ella, sino su memoria.

    Sesshomaru sentía la tormenta desatarse dentro de si, emociones encontradas con las que se había ya familiarizado desde el primer momento que piso la calle de la enorme casa en llamas.

    No soportaba la idea de seguir pensando en lo que había pasado, por eso había estudiado leyes, cambiando radicalmente sus planes, haciendo caso omiso a su padre y a todos. Luego, su padre había muerto junto con la madre de InuYasha en un accidente, se decía que su padre, el honorable Inu No Taisho, había sacrificado los últimos momentos de su vida para mantener con vida a Izayoi, pero finalmente ambos murieron.

    Se había deshecho de su hermano porque no quería tener nada que ver con nadie que le recordara nada, además de que no soportaba tener que consolarlo siempre. Tenia que aprender que la vida es dura.

    Había logrado hacerse de renombre en poco tiempo, gano todos sus casos sin excepción, gano dinero y casi ni tuvo que tocar su herencia, que dada la cantidad insultante que era en comparación con los números a nombre de su hermano menor, lo llevo a dejar de tener consideraciones con el niño.

    Fundo su primer bufete y compro luego los otros dos, y ya no se preocupó por nada más. Si podía decirse que era exitoso, en siete años había hecho lo que nadie mas pudo haber logrado, a sus 24 años era reconocido y famoso, pero ni todo eso podía llenar lo que el daba el nombre de “vacío”.



    -¡Rin!-llamo la muchacha pelirroja

    -Ayame, no tienes que gritarme-le sonrió la alegre muchacha de negro cabello alborotado.

    -No prestaste atención a mi explicación.

    -Tu mapa no esta muy bien hecho-rio ella.

    -Calla, es la ruta que seguirás para las entregas, pon mucha atención a este punto-señalo en el mapa.

    -¿Qué hay ahí?-pregunto curiosa.

    -El bufete jurídico del famoso Sesshomaru Taisho

    -¿Y ese quien es?

    -¿No sabes quien es?

    -No-rio.

    -Un eminente abogado, sumamente exigente, famoso, guapo y…

    -¿Y pide mucha comida al restaurant?

    -No, el no pide nada de hecho.

    -¿Entonces cual es la intriga?-se sonrió divertida.

    -Pues ya lo conocerás…es una persona muy “especial”-se levanto para dirigirse a su habitación.

    Rin vio alejarse a su compañera de cuarto, la explosiva Ayame, la única amiga que le había ayudado cuando lo había necesitado, por ella trabajaba en el restaurante ahora, y gracias a ella estaba a punto de conocer a ese tal Sesshomaru.

    -Sesshomaru-murmuro ella con cierta curiosidad.
     
  9.  
    hakudinntt

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    Parte II
    Capitulo 2
    "Encuentro"

    “-¡Sesshomaru!-llamo su padre en vano, siguiéndole por la casa. Su hijo no le hizo caso alguno, es mas, corría para evitar ser alcanzado. Apenas cruzo la puerta de su habitación la cerro con fuerza, atrancándola. Dio unos pasos atrás oyendo a su padre llamarle desde afuera, pronto se unió la cálida voz de Izayoi preguntando lo que sucedía.

    El calor le subió por la espalda despegándolo de la realidad tan dura, el reflejo en el espejo no era el suyo, no podía soportarse a si mismo, tan débil, tan estúpido, tan impotente. La rabia le inundo el cuerpo destruyendo cada fibra de su alma, las manos le hormiguearon pidiendo la forma de consolarse a si mismo. Se volvió de golpe a su cuarto, tan vacío y tan lleno de ella, con su cálido aroma aun impregnado, no podía soportarlo.

    Un golpe, tras otro y otro, la pared resistió cada ataque hasta que los puños le sangraron, era la primera vez que se sentía así, ni cuando su madre murió sintió una perdida tal, toda esa rabia, todo ese dolor interno era una sensación desconocida, ajena a él en realidad, siempre tan racional y duro.

    Sus dorados ojos se detuvieron en la fotografía de aquella mujer, sin detenerse a pensar la tomo y tras ver el nostálgico rostro de Kikyo, arrojo el marco contra la pared, estrellando el vidrio justo en el rostro de la muchacha en la fotografía.

    Era suficiente, todo ese dolor era innecesario, algo que no tenia sentido sentir, asique no volvería a dejarse llevar por algo así, por un sentimiento tan inútil y estúpido.”

    Sesshomaru volvió los ojos a la ventana en cuanto aquellos recuerdos atravesaron su mente, eran sucesos que no quería recordar. Sin mas, tomo su saco y salió de su casa.



    -InuYasha…-dudo Kagome dentro del automóvil del muchacho.

    -Kagome, es tu culpa que estemos aquí…eres tu la que necesita un baño-respondió

    -Podemos buscar otro lugar-animo Sango

    -¡No! Ya vamos retrasados, entraras aquí o esperaras hasta que lleguemos a la casa de Kaede- ordeno InuYasha molesto, ya era noche y no perderían mas el tiempo.

    -Pero InuYasha, este lugar no es apropiado para una señorita-intervino Miroku desde la parte de atrás.

    -¡Khe! No es culpa mía que le hayan dado ganas de ir al baño justo a mitad del camino.

    -Miroku tiene razón, InuYasha- Sango trato de ayudar.

    -Kagome entraras aquí.

    La muchacha miro al otro lado de la acera de donde estaban estacionados, un bar de mala muerte, ubicado en un barrio peligroso que debían cruzar para llegar a la casa de Kaede, la anciana que cuidaba de su primo, Shippo.

    -Aunque…podemos cubrirla señorita y podrá ir al baño por aquí-sugirió Miroku en tono libidinoso.

    Plaff, bofetada por parte de Sango directo a la mejilla del muchacho.

    -Vamos, Kagome, te acompaño.

    -Si-tartamudeo siguiendo a su amiga que ya iba a mitad de camino rumbo al bar.

    -¿No deberíamos ir con ellas?

    -¡Khe! Miroku, Sango puede cuidarse muy bien sola, Kagome se las arreglara.

    -InuYasha…¿me contaras que te paso en la boca?





    Iba saliendo del sucio sanitario cuando se cruzo con un par de muchachitas, una muy molesta, la otra con el rostro asustado mientras miraba a su alrededor. Las aparto de su camino y paseo los escarlata ojos por el lugar, nada, él no estaba ahí.

    “¿Para que me molesto?” se dijo irritada.

    Pero entonces sus grandes ojos se fijaron en un muchacho que no pasaría de los veinte y tantos sentado frente a la barra, tenia un perfil envidiable y un largo cabello lacio de un rubio tan claro como la luna. Sus ojos estaban apagados y no miraban a ninguna parte, le gusto ¿a quien no le gustaría?

    Bueno, podría darse un gusto antes de buscar a quien ya la había hecho esperar. Se acercó al muchacho, de cerca podía darse cuenta que era menor que ella, y que tenia los ojos mas bellos y atemorizantes que había visto.

    -Hola-se sentó a su lado, pero el ni la noto, siguió bebiendo su copa. Primer intento fallido, no sabía porque, los hombres mal vestidos de allí miraban sus piernas y el escote continuamente, sonriéndole con invitación. De hecho, ese hombre allí estaba muy bien vestido como para estar en un bar como ese.

    -¿No deberías estar en un lugar menos…asqueroso?-intento de nuevo. Silencio.- Mi nombre es Kagura.

    -Lárgate-le dijo mientras bebía. ¡Dios! Tenía la voz más sensual que había oído.

    -Vaya, no tenia idea que este lugar fuera frecuentado por…personas como tu. ¿Se puede saber tu nombre?-cruzo la pierna con aire provocativo.

    El muchacho entonces se volvió a ella, le fijo sus helados ojos, a lo que ella se encogió ante el peso de la mirada. Dejo dinero en la barra y se levanto de allí sin decir nada. Kagura lo miro alejarse, y luego su celular timbro.





    -Sango…este lugar apesta-se quejo Kagome desde un baño.

    -Es el único que pudimos encontrar limpio, mejor apresúrate y vámonos.-respondió mirando su reflejo en el percudido espejo. Su amiga por fin salió y se acercó a lavarse las manos, muy bien, no había agua.

    -No puede ser-gimió-necesito lavarme las manos

    -Ahora sabemos porque no hay baño limpio aquí.-Vamos, Kagome debemos salir de aquí.

    -Necesito agua, Sango

    -¿Usaste papel higiénico, cierto?

    -Pues si.

    -Entonces no hay problema-sonrió triunfante.

    -Pero…

    -¡¡No me digas que no usaste higiénico!!

    -¡Si use!-el rostro de Kagome se enrojeció avergonzada.

    -Entonces vámonos.

    Ambas salieron chocando irremediablemente con un hombre gordo con hedor a alcohol y algo parecido a la orina.

    -Hey, muñecas-les dijo- ¿no quieren diversión?

    -No, gracias-Kagome se escabullo pero no fue lejos.

    -Oye, bonita, ¿Por qué no nos acompañan tu y tu amiga?

    -No, déjanos en paz-amenazo Sango

    -¿O que?

    -Muévete de mi camino-ordeno desde atrás del hombre una fuerte voz varonil.

    -¿Tu que quieres?

    -Ya te dije, muévete.

    -Sesshomaru Taisho-murmuro Kagome al ver al muchacho.

    -Lárgate, niñito rico.-empujo con una mano al muchacho, este se sacudió el saco y sin aviso alguno dio un golpe al hombre ebrio, dejándolo en el suelo.

    -Sesshomaru…nosotras…yo….gracias…

    Apenas y las vio y siguió su camino hacia la salida.

    -Le dije a InuYasha que era atemorizante.



    -Ya se tardaron, iré por ellas-InuYasha salió de su auto y se echo a andar hacia el sucio bar.

    -Bueno, me quedare aquí, a esperar solo y…-se fijo en las mujeres de afuera- bueno espere mucho tiempo-Miroku salió del auto.

    InuYasha cruzo la carretera y a punto de entrar al bar, Kagome choco contra su pecho.

    -¿Dónde estaban?

    -Nosotras…pues…em…nosotras-Kagome se ruborizo ante la cercanía de su rostro.

    -Huyendo, tu hermano esta adentro, InuYasha

    -¿Les dijo algo?-antes de que le respondieran ya estaba entrando.

    -Ahora ira tras el-mascullo Sango dándose la vuelta y notando a Miroku coquetear con una mujer de dudosa profesión nocturna-¡Uy! Ese pervertido.



    Sesshomaru subió a su automóvil, apenas dentro un mareo le ataco ¿Cuánto había bebido? No lo suficiente al menos, tomo su botella y le dio otro sorbo.



    InuYasha siguió avanzando por el bar hasta que un hombre le pidió su identificación, frunció el seño, si no era mujer no pasaría desapercibida su edad. Dado que no recibió respuesta, el saca borrachos lo tomo por la manga y lo saco por la parte de atrás. ¡Genial! Rodearía el establecimiento para volver a su auto y sin saber de su hermano ¿Qué haría alguien como el ahí?

    Se echo a andar cuando oyó unas voces mas adelante, se acercó con cuidado y asomo por detrás de muro: una mujer de corto vestido entallado discutía con alguien dentro de un auto negro. Luego algo le fue arrojado desde adentro con brusquedad. Grito algo más y luego el automóvil arranco y se fue.

    -Estúpido-grito la mujer de aspecto vulgar- Estúpido Naraku,

    InuYasha retrocedió ante la mención de ese nombre, prohibido en realidad, su hermano no podía oírlo de nadie si ese alguien quería seguir con la cabeza en su lugar. Se echo a correr hacia su automóvil subiendo con rapidez y acelerando antes de terminar de encenderlo.

    -InuYasha, espera-dijo Kagome-Olvidamos a Sango y Miroku.

    El muchacho no hizo caso siguió conduciendo intentando encontrar el automóvil, justo dando vuelta a la esquina se encontró con un precioso convertible negro que recibió de lleno su carrocería.

    El golpe los agito dentro del coche.

    -Kagome…Kagome… ¿estas bien?-se volvió preocupado a la muchacha. Estaba inconsciente.- Kagome… ¡Kagome!

    -Inu…Yasha- entreabrió sus ojos chocolate y le sonrió débilmente.

    Bajo con rapidez del automóvil para buscar ayuda, se volvió al destrozado convertible acercándose para preguntar por el otro conductor. Antes de acercarse mas la portezuela se abrió con trabajo rechinando y quebrándose con la fuerte patada con que fue abierta. InuYasha sintió que no solo estaba en grandes problemas cuando vio bajar a su hermano del automóvil.

    -Maldición.





    La mañana se presento cálida y soleada, Rin se levanto tarde ¿Por qué no? Siempre sucedía, así que tuvo que correr para llegar pronto a su nuevo empleo, si llegaba tarde Ayame se molestaría mucho con ella. Se despidió de Kaede, su casera y noto que aun seguía allí en pequeño niño que cuidaba, al parecer nadie había ido a recogerlo la noche anterior.

    Se despidió de el con dulzura y salió apresurada. Apenas toco el restaurante el cocinero le entrego los pedidos y le ordeno entregarlos de una forma poco cordial. Ella le sonrió aceptando el encargo y comenzó su jornada.

    La primera parada: el bufete jurídico. Cruzo corriendo el recibidor disculpándose con la recepcionista y se apresuró a ir en busca del abogado que buscaba.

    -¿El señor Jaken?-pregunto al hombrecillo mal encarado

    -¿Qué quieres?-le echo una mirada desaprobatoria a la muchachita, tendría unos 18 años a lo mucho, vestía con unos pantalones holgados y desgastados, una camiseta sobria y un gafete colgado al cuello. Lo único que sobresalía era esa sonrisa franca en sus labios.

    -Vengo a buscar al señor Jaken, traigo su comida…

    -Si, si, déjala ahí-le respondió hosco.

    Rin le sonrió, ese hombrecillo era gracioso, le dejo la comida y dio media vuelta para irse.

    -Buen día- al volverse choco con un alto hombre, y si bien a el ni lo movió un milímetro ella si reboto en el fuerte pecho, yendo a parar al suelo.

    -Que lo trague la tierra-mascullo sobándose la cabeza.

    Sesshomaru se sacudió la camisa tratando se limpiarse la comida en ella.

    -Fíjate, niña.

    -Ay, señor Sesshomaru, mire como me lo dejo esa niña tonta…yo buscare con que limpiarle…

    Rin se puso en pie y lo miro, al ver ese rostro furioso del hombre se abstuvo de decir algo mas, pero luego su mirada fría le llamo la atención, mas que helada parecía…triste, muy en lo profundo de sus dorados ojos fijos.

    Pero algo arruinaba esa expresión atemorizante, tenía una cortada bajo el labio inferior, y un leve tinte morado bajo el ojo.

    Rin se busco en su ropa hasta hallar un pequeño botecillo.

    -Tenga-le ofreció con una sonrisa-Me caigo mucho en ocasiones, curara pronto su herida.

    Sesshomaru perdió su furia por un momento, la miro incrédulo por su acción ¿Por qué no huía como todas las demás rogándole que no las despidiera por la osadía?

    Rin extendió la mano sin perder la sonrisa, pero el, paso de largo quitando de su camino a Jaken y entrando a su oficina.

    Se miro en el cristal de un diploma, los estragos del choque con su estúpido hermano habían sido notables. Pero se las pagaría mas de lo que ya le había hecho a su idiota hermano menor la noche anterior.

    Se dio vuelta y noto que algo se deslizaba por la puerta entreabierta, se fijo en ello y contemplo con cierta incredulidad y mucha molestia el botecillo dela muchacha.



    -¿Esta seguro que Kagura podrá con esto sola?-la apagada voz aniñada de la muchachita lleno el silencio dentro del auto.

    -Ten paciencia, Kanna, no tenia intenciones de volver aquí por ningún motivo…pero Onigumo hizo una jugada que no puedo permitirle…-la burlona voz contesto confiada.

    -Ya veo-respondió ella con voz ausente.

    -Avisa a Hakudoshi que mantenga vigilada a Kagura-ordeno.

    -Si, Naraku.
     

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