Patio trasero

Mi sonrisa perdió la longitud de dos muelas al ir viendo las reacciones de Sasha. Lo que había empezado como un juego inocuo de adivinanzas se había transformado, vaya a uno a saber por qué, en algo, bueno, no inocuo. Al menos, por el tono de voz de la muchacha, había tocado una cuerda sensible. ¿Había sido el tema de los hermanos? No, sus expresiones a medida que hablaba me indicaban otra cosa. ¿Había sido lo que le dije que no se sentía cómoda en situaciones como esta? ¿En este tipo de fiesta? ¿O que no conectaba con nadie? Parecía ser un cúmulo de todo eso.

Pero eso no tenía nada de malo. No había por qué reaccionar así, con ese tono ácido. Cabe destacar que no sabía cualquier cuestión interna por la que Sasha estuviera pasando, pero bueno. Una cosa no quitaba la otra. Parecía como que todo lo que hubiera dicho fuera malo. Y todo lo contrario. Solo estaba describiendo a alguien.

Me pincé el puente de la nariz, mientras ella soltaba en un tono poco agradable lo que había hecho mientras estaba con Catherina. Que hablaran con tanta acidez de mi arte dolía un poco, la verdad. O que lo trataran tan a la ligera. Sinceramente, si ella tenía una espina clavada en el culo desde antes, no había razón para descargarse conmigo, que todo lo que había hecho había sido intentar entretenerla y que pasara un buen rato. Cuando se alejó, incluso el cuervo-abejorro-puercoespín-zoológicoandantedeapodos me dedicó una mirada poco agradable, como marcando territorio, no sé.

Le saqué la lengua en cuanto pasó a mi lado. Que le den al estirado ese. Si tanto quiere actuar como un caballero blanco, que lo haga de frente, y no con miraditas fugaces. Podía tener dagas en vez de ojos y sería menos intimidante que un repollo.

Sin embargo, mientras veía a Sasha alejarse, no pude evitar sentir una punzada de culpa. Tal vez no debía haber mencionado que no se sentía cómoda en situaciones como esta. Con lo de los hermanos y que era de Australia podría haber sido suficiente. Me encogí de hombros. Que se yo. Tal vez tomaba que era australiana como una manera de insultarla, en el estado en el que parecía estar.

Suspiré, mientras bajaba un poco la chistera. Estaba solo. De nuevo.

— Cha, cha, cha, real smooth, Sanji —murmuré, mientras giraba sobre mis talones y salía del patio.

Al menos, todavía tenía una mansión para explorar.

 

Entre todas las reacciones posible, la tomada por el pelirrojo era la menos esperada; cruzarse de brazos, desviar la mirada, escudarse tras otro o algo... Ni idea de cómo lo logré, pero mantuve los ojos cerrados tras eso, manteniendo con cierta tensión la sonrisa amplia. Sería ridículo, pero sentía que sí seguía recurriendo a ello tarde o temprano perderían su significado, volviéndose ambiguas, meditaba a ratos sobre eso; las sonrisas. Y también me sorprendió un montón la sonrisa y serenidad del de cabellos cian. ¡Pe-pero bueno! Que a escena no demoró llegar una chica de peculiar y fabulosa apariencia, no demoré en voltear a verla con sorpresa genuina, en un silencio más sereno.

Cuando nos arrastró sin dificultades, no evité mandar dos miradas, furtivas y rápidas, al dúo que dejamos atrás. No tenía buena idea del por qué, pero... ¿habría sigo responsable yo en parte por ello? ¡Ta-tal vez me confié demasiado! ¿Tendría que cambiar mi método de presentación? Ahora no estaba seguro de sí todos serían en verdad mucho más mayores que yo, o entre máscaras y trajes de gala escondían los rasgos infantes y problemas generales. A mí al menos me servía para eso... Bu-bueno, tal vez para la pelirrosa no tanto.

¿Mi tono de voz, actitud, estatura? ¿Qué les hacia creer que era más crío que ellos? No es que me molestara, pero en verdad que era curioso. Bueno~, de todas formas yo andaba asumiendo que todos eran mayores que yo, jeje.




Al final solo llegaron a nuestro costado aquel dúo peculiar, guiados por... una chica de muy bella apariencia. Su traje llamaba al menos mi atención, aunque supongo que Izayoi-san no se quedaba muy atrás. Tampoco le brindé más miradas de las necesarias a Dunn-senpai y su acompañante, pero de igual manera algo se removió en mi pecho, y aunque no se reflejara en mi exterior, me arrepentía de mí actitud con él esa ocasión en la cafetería.

Supongo que se debía a reflejarme en su reacción hasta cierto punto. Pobre crío, en serio.

Miré con ligera sorpresa el intercambio entre Izayoi y la otra, para luego terminar por soltar una leve risa, melodiosa y grave, destensando de paso cualquier presión.

—Gracias —solté tranquilo con la sonrisa sutil en los labios, dirigiéndome a la peli-rosa. No estaba seguro del por qué agradecía, pero me había nacido hacerlo. Tal vez su buena y alegre actitud había logrado espabilarme otra vez.

Tras eso volví a fijar mi mirada sobre los ojos de Izayoi-san, ampliando la sonrisa puede que con algo de malicia, o simple jugueteo; retador.
>>Veamos cuanto les aporta la suerte de la chica rosa, ¿no les interesa?— Tras eso observé al niño al costado de Sakuya-senpai, se veía bastante interesado, no me había quitado la mirada de encima en cuanto empecé a hablar— ¿Sabes jugar? —pregunté con suavidad, a lo que el negó de igual manera con la cabeza.

—Eres muy alto —fue su respuesta, a lo que mi sonrisa se torció y fruncí el ceño con extrañeza. ¿Y-y eso a que venía?

Como fuera; le expliqué el juego con peras y manzanas, acercándome a la mesa y todo para ejemplificarle algún detalle de manera más práctica y tal, supongo que de paso dándoles un breve momento a las chicas para presentarse y conocerse.
—¡Ah! Horiazana Vite, un gusto —soltó el de repente, brindándome luego una sonrisa amplia a labios y ojos cerrados; yo repliqué el gesto con mi propia esencia.

—Nakagawa Yashihiro —respondí con calma, para luego voltearme a ver a las chicas, sin moverme del lado de la mesa—; ¿cuál de ustedes quiere empezar?

 

Y así como llegó, se fue, ah Yumemi-san, siempre tan misteriosa, libre como el viento e igual de ligera.

Como guinda para el pastel, Nakawaga se había aparecido también, si, era él, por lo que pues no dudó en asomarse, había quedado a la deriva con Vite luego de la intervención de Riamu para salvar al pelirrojo, pero bueno, no pasaba nada, bienvenido era.

Por fin te veo con algo que no es esa cara de culo que siempre te cargas, querido~

—Oh Nakagawa-san, desafiar a una chica así a la ligera es de mala educación -se llevó una mano abierta a la boca, riéndose de manera sutil, y con un dejo de jocosidad algo coqueta en su voz—, acepto el reto, por que rajada no soy.

La idea de embriagarse pasó por su mente de manera fugaz, era el ambiente y el lugar para divertirse, al fin había empezado la verdadera fiesta.

>>Si no es mucha molestia, la señorita presente tomará la batuta, ufufu~

 

Catherine Whitman

Ni siquiera vio raro cuando el chico le tendió la mano, ya era algo más considerado que cuando ella simplemente tomó su mano y lo guio donde quiso en su urgencia de arreglar un problema que en sí era mínimo pero le significaba a ella bastante, inclusive le sonrió con cierto cariño por parecerle bastante considerado de su parte.

Y en cuanto al juego, le causó ternura el comentario de la pelirosa sobre besar al castaño al ser la única que realmente no había tenido esa oportunidad dictada por la botella pero quizás por la interacción que tuvieron pudiera tener algo más de suerte y en algún momento de la fiesta tener su deseo hecho realidad~

Siguió su andar primero con algo de apuro al creer que quizás iba a decidir estar otra ronda, tan solo despidiéndose de los demás con la mano cuando ya se vio arrastrada del lugar, inclusive se puso algo más cómoda y se apoyó en él ligeramente casi como si estuviera abrazando su brazo hasta que llegaron al patio trasero y contempló con bastante maravilla aquella piscina, soltándose con cuidado de él para poder pasearse un poco, sin alejarse mucho de él en caso de que se tropezara o algo solo por sentirse liviana.

—Lamento que tuvieras que ofrecerte a esto... de estar viendo todo simplemente deje cuidar lo que bebía.—Y aunque era una disculpa, soltó una pequeña risa al final por lo absurdo que le sonó en voz alta.

Contenido oculto

Insane

 

La dejé sostenerse como más cómoda se sentía, divisando el patio al cual los pasos nos terminaron guiando, divisando la piscina y al resto de gente presente apenas de soslayo, al terminar denotando lo maravillado de la expresión ajena por el lugar. Sonreí apenas, ladino.

—Te brillan los ojos —comenté procurando no perderla de vista al alejarse.

En definitiva no quería que terminara cayendo dentro del agua, no a menos que ella así lo deseara, pues en el transcurso del juego de la botella podía darme un sondeo de los matices que dejaron entrever.

Y esta niña, no tenía ápice de malicia.

—Los tratos equivalentes pueden mantenerse~ Quizá luego tengas que cuidarme a mí de no pasarme con los tragos.

Volví mi vista al agua, enterrando la izquierda en el bolsillo al sentir la ligera brisa en mis mejillas, llevando la derecha para aflojarle la corbata. Era un buen lugar para despejarse del alcohol.

 

Catherine Whitman

"Te brillan los ojos"

Giró sobre sus talones para que su vestido tuviera un bonito movimiento al desenrollarse nuevamente para prestarle atención a lo que decía —Supongo que es por las luces de aquí fuera, y la máscara ayuda un poco a que sea algo más luminoso. —No lo interpretó de una forma coqueta o algo similar, todo lo contrario, lo veía como un dato curioso y probablemente algo lindo que le quería hacer saber y lo agradecía, a fin de cuentas, solía escuchar que los ojos brillantes significaban cosas muy buenas.

Como estar llena de vida~

—Eso sí lo puedo hacer —Asintió con decisión volviendo sus pasos hacia él con bastante tranquilidad para no arriesgarse a tambalear—, no me vas a ver venir cuando te quite las bebidas para que no acabes como yo —Lo empujó ligeramente con el índice conteniendo un par de risillas —, la ninja de la noche~

 

—Supongo —respondí al ella hacer referencia a lo iluminado del sitio, confirmando aún más el que se tomaba las cosas a la ligera sin ponerle ninguna segunda intención.

Dejé la corbata floja.

—La ninja desconocida de la noche —le secundé descomplicado, siguiéndole el hilillo con una risa ligera—. ¿Qué tal te va conociendo un extraño?

Moví la cabeza para invitarla a sentarse conmigo al lado del jacuzzi, en uno de los tumbones. Ella parecía ser toda una dama, y yo no tenía problema en comportarme como un caballero.

>>Si quieres intentarlo podemos apostar si te parece mejor. Apostar por adivinar algo del otro.

 

Catherine Whitman

Antes de seguirlo hacia donde le indicaba, levantó ligeramente su vestido y como había hecho en la habitación alzó uno de sus pies (aunque tambaleándose ligeramente por no tener al cien por ciento su equilibrio) para sacarse el primer tacón que tenía y cambiar de posición para hacer lo mismo con el otro pie de forma más segura ahora que no estaba sobre un tacón y dirigirse al jacuzzi como le había indicado.

Los dejó allí al lado de este y en vez de sentarse como el chico, mantuvo alzado su vestido para poder adentrar sus pies a este, moviendolos levemente en el agua.

—Me agrada, siento que es muy amable y encontró su punto medio entre corbata y sin corbata~ —bromeó sonriendo ampliamente —, ¿y qué es lo que estaríamos apostando sobre eso?~

 

El verla sacarse los tacones para sumergir los pies en el agua del jacuzzi me causó hasta ternura, conteniendo apenas la sonrisa suave que estaba por emerger al verla ahí entretenida.

—Tengo algo de suerte entonces —comenté refiriéndome al incidente por el cual habíamos terminado en el baño buscando agua oxigenada. La escuché preguntar entonces por el pequeño juego de preguntas que propuse para pasar el tiempo.

Al parecer no era tan ingenua, informándose antes de qué trataría.

—¿Alguna idea de lo que quieras perder? No es como si asumiera que voy a ganar —me dejé ser, manteniendo aquel semblante sereno en mis facciones, hablando de nueva cuenta, relajando los hombros.

A fin de cuentas la dejaría apostar lo que ella quisiera en caso de ser el ganador, aunque la probabilidad de perder siempre estaba presente.

>>Si ganas tú, puedes pedirme cualquier cosa que esté a mi alcance.

 

Catherine Whitman

Fingió algo de indignación cuando escuchó la propuesta al llevar una de sus manos a su pecho y abrir un poco más sus ojos —Me suena mucho a que estás seguro de que voy a perder y ni siquiera hemos iniciado... —Infló sus mejillas levemente y luego de pensar unos segundos se decidió, realmente no era mucho o algo bastante significativo pero en ese contexto donde tampoco había traído más que la invitación y su presencia pues... tampoco lo veía tan mal.

—Si pierdo te diré mi nombre y me presentaré sin mi máscara~ ¿estas seguro que tu no quieres escoger algo también?

 

—Quizás —susurré en respuesta sobre lo que me creía ganador y todo desde antes.

Algo engreído probablemente.

Me sonreí ligeramente ante lo que me ofrecía en caso de ella perder, y no se escuchaba nada mal a decir verdad, si debía decirlo me imaginaba un rostro muy bonito bajo el antifaz, y referente a su nombre no se me ocurría nada al respecto.

—Me parece bien —murmuré en respuesta, sintiendo las brisas del aire un poco más frías.

¿Qué hora sería?

—Te dejaré elegir, a fin de cuentas no creo perder —busqué sus ojos tras el antifaz para explicar la dinámica—. Juguemos tres de tres. El que mayor cosas adivine del otro gana. Por razones obvias no se permitirá repetir la afirmación contraria.

La recorrí entonces desde la mirada hasta los tobillos. Podía decir cualquier tontería generalizada que acertara y ganar algún punto, a fin de cuentas pegarme de las interacciones que llevábamos hasta ahora, hacerme un mapeo de su persona

—Diría que estás soltera~

 

Catherine Whitman

No pudo evitar reír un poco cuando lo volvió a escuchar lo confiado que estaba con todo el asunto, sentía que en efecto tenía una personalidad muy competitiva para dejarlo claro tantas veces.

—Voy a tener que pensarlo muy bien para que el castigo sea lo suficientemente bueno para alguien que al parecer no pierde~ —Movió lo suficiente sus pies para que salpicara un poco de agua, apenas para elevarse de la superficie pero no para llegar a ellos.

Abrió sus ojos con sorpresa cuando escuchó la primera suposición, ¿iban a irse por cosas un poco obvias? Bueno~

—Soltera, efectivamente~ uhm... yo diría que eres competitivo.

 

Me reí entonces, porque bueno, sus palabras me recordaron por un momento a Génesis al hacer referencia sobre el gusto por las competencias, solo que la desconocida lo decía con mucha más ligereza, mientras Allen me reprendía por ello.

—Acertaste~ —elevé el mentón al dejar caer mi cabeza levemente hacia atrás para mirar el cielo—. Quizá, eres hija única~

Y ahí iba, arriesgando un poco.

 

Catherine Whitman

Frunció ligeramente su nariz, de nuevo había acertado —Correcto, hija única aquí presente... —Por mucho que hubiese querido hermanos, con lo ocupados que ya estaban sus padres de por si, sabían que un segundo hijo realmente no era muy buena opción.

Y así es como también había conseguido muchas cosas al tener toda la atención en ella, había muchas ventajas y desventajas.

—¿Quizás eres algo extravagante? —Preguntó con cierta duda, guiandose mas bien por lo que creía que era maquillaje en su rostro que, de alguna forma, complementaba aquella máscara.

 

Me sonreí entonces. Tenía aire de serlo, con la facilidad de atraer la atención hacia ella de una forma tan sana y dulce. Debía tener padres bastante buenos.

Volví mi vista hacia ella, fresco pese a no considerarme extravagante como tal, pero si me comparaba con mi gemelo probablemente pecaba de lleno.

—Supongo que estás en lo correcto —. Estábamos a un turno—. Si llegamos a tener un empate —saqué mi móvil del bolsillo—. Usamos alguna aplicación de dados, y el que saque el número más alto gana —me anticipé entonces para mencionar mi última afirmación—. Te han de gustar mucho los animales.

 

Algo extraño había pasado con la otra pareja, que al parecer se había acercado a los chicos que observaban el juego, pero no alcancé a prestarles mucha atención. Yashi y yo aguardamos hasta que se acercaron a la mesa, guiados por una chica de cabello rosa bastante llamativa, y tomé la pelotita para observar los vasos dispuestos sobre la mesa.

—Bueno, tenemos que hacerlo bien para ganar gente que apueste por nosotros, entonces —le guiñé un ojo a Nakagawa, divertida, y asentí ante la jovencita vestida de maid—. White Liza, un placer~. Veamos qué tal nos va.

Nos habían dado la oportunidad de empezar, así que la íbamos a aprovechar con creces.

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Vaso 1
Vaso 2
Vaso 3
Vaso 4
Vaso 5
Vaso 6

Orden de tirada:
1. Liza
2. Sakuya
3. Yashihiro
4. Vite

Lo pongo así para mayor comodidad owo Rojo FireRed Mori De nuevo perdón por tardar, colapso con tantos roles

 

Catherine Whitman

—Me parece justo, pero no es justo que adivines en base de algo que ya te había dicho... —murmuró frunciendo su nariz levemente, recordaba haberle explicado el tema de su máscara cuando estuvieron en el salón antes de que se fueran al baño a limpiar su corbata. —Así que si tienes otro punto pero fue por t-r-a-m-p-a.

Ahora si con uno de sus pies se encargó de que algo de agua le cayera por su pantalón con uno de sus pies y reír un poco.

—Yo diré... ¿Qué vienes de algún lugar del continente americano?