Patio frontal

La verdad sea dicha, entre Arata y yo no teníamos que sumar más de dos neuronas funcionales, y de ahí que nos estuviésemos riendo como imbéciles por una cosa tan estúpida como una niña pidiéndole tutorías. Que era gracioso de por sí, eso no lo iba a negar, pero igual le estábamos dando demasiado importancia porque éramos tontos. Bueno, de hecho ahí residía la gracia de todo el chiste.

Para colmo el estúpido de Arata casi se mata al atragantarse con el café y si acaso eso solo consiguió sacarme más risas en el momento, aunque eventualmente logré tranquilizarme lo suficiente para escucharlo responderme sin interrumpirlo ni nada por el estilo. Alcé un poco las cejas por la misma y negué un par de veces con la cabeza, bajándome el resto del café de un trago justo después.

Me di media vuelta para poder lanzar el vaso de plástico a la papelera de turno, sacándome una sonrisa victoriosa al haber encestado, y ya libre de la bebida me acerqué a la posición del chico. Prácticamente me pegué a su cuerpo, buscando su mirada con la sonrisa sedosa de siempre, y metí el dedo índice en el cuello de la camiseta de tirantes que llevaba por debajo de la camisa, tirando un poco de la tela con aire juguetón.

—Se me ocurre otro trabajo en el que señoritas te tiran dinero encima y que te pega más, ¿sabes? Igual deberías planteártelo~

 

Lo que le había dicho también a Riamu, creo, que era imbécil y bueno para qué mentir, Alisha tampoco era muy lista. Si hacíamos una neurona entre los dos era un milagro de los dioses, de verdad, mira es que la de chistes de rubios que podrían hacerse con nuestros nombres no debía ni tener límites. Así que ni modo, seguro nos reíamos hasta de ver llover nada más, pero ya el chiste de Allen contratándome de tutor era digno de un show de comedia porque yo no iba a entender nunca su proceso de selección y tampoco lo iba a cuestionar.

Con estas putas pintas más bien la gente cambiaba de acera al verme.

Ya cuando tuvimos la decencia de calmarnos vi a Alisha lanzar el vaso a la papelera antes de acercarse a mi posición. Mentira sería decir que me hubiese decepcionado enormemente al no hacer una movida, así que cuando se me pegó al cuerpo y coló el dedo en la camiseta solté una risa baja, no mucho después me bebí lo que me quedaba del café mientras la escuchaba y no le quité la mirada de encima.

Bajé el brazo con el vaso vacío, estiré la mano libre y le sujeté el mentón, pues porque sí, y estiré la sonrisa con la eterna sorna pegada en las facciones.

—Fuera de jodas, estoy empezando a pensarlo muy seriamente —respondí conteniendo la risa—. Pero quién sabe~

Me incliné apenas hacia ella, le atrapé los labios al vuelo y tardé cero segundos en ladear la cabeza para profundizar el contacto como un hijo de puta. A ver, que ya de por sí no era yo un cabrón que tuviese demasiado tacto, ahora imagínate ya habiéndonos pegado el polvazo en los baños, tenía pocos o ningún motivo para montarme demasiado el teatro.

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Uuups

 

Ya se había visto que era una especie de milagro divino si conseguía estar más de cinco minutos con el culo quieto, ni hablar de si conseguía estar dos sin intentar ligarme a alguien. A veces me lo preguntaba, de verdad; de dónde me salían estas constantes ganas de estar siempre comiéndome a alguien o, como mínimo, intentándolo. Al final siempre acababa llegando a la misma conclusión: alguien tan atractivo como yo lo era simplemente no podía hacer otra cosa.

Y me lo acababa creyendo todas las veces.

La cuestión era que tampoco podía evitarlo si me seguían el rollo, aun si por supuesto era mi culpa por ir a tontear justamente con los que sabia que me aceptarían sin mayor problema, y Arata justamente era de esos, de los que te pegabas un poquito y ya entendían perfectamente las intenciones. Y, bueno, después de haberlo conocido tan en profundidad sabía que estaba jugando sobre seguro.

Ensanché un poco la sonrisa al escuchar su respuesta y me dio tiempo solo a entornar apenas la mirada cuando me agarró del mentón, captando al vuelo sus intenciones y, por supuesto, dándole vía libre para ello. Recibí sus labios sin mayor complicación y, venga, yo más que nadie sabía que no tenía sentido fingir nada con Arata así que ni siquiera pretendí controlarme. La mano de la camiseta se había quedado ahí, la otra viajó hasta anclarse a un lado de su cuello, colé una pierna entre las suyas y presioné la lengua con insistencia contra la suya.

Después de un buen, buen rato, corté el contacto, aunque eso no significó en ningún momento que me separase de su cuerpo. No lo hice ni un centímetro, de hecho, y aunque me había quedado quietecita en la parte superior... bueno, digamos que aproveché la posición para mover la pierna que tenía entre las suyas, casi como si fuese de manera accidental, y busqué rozarle la entrepierna con el muslo.

—Yo iría a verte~ —susurré, sedosa, contra sus labios—. Y si quieres, puedes ver de practicar conmigo, me ofrezco de voluntaria~

¿Importaba acaso lo que estaba diciendo? No mucho, eran puras estupideces, pero era lo que necesitaba para intentar atraer su atención a mi cara mientras por abajo seguía sin estarme quieta~

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*absolute sorbito*

 

A ver, que tampoco había que tener dos neuronas funcionales para poder atajar las intenciones de Alisha en el aire, no es como si tuviese intenciones diferentes en algún momento de su vida o eso daba yo por sentado, que mira que terminar follando en los baños el primer día que nos vimos la cara en condiciones ya era una cosa de campeonato. Porque una cosa eran las noches y otra la puta escuela, no que yo diferenciara mucho, pero el punto más o menos se entendía.

Obviamente no se resistió ni nada, si de por sí ella había empezado a hacer el imbécil y para terminar de hacerla coló la pierna entre las mías a la vez que presionaba la lengua en mi boca. Me sonreí en medio del beso, pues porque ni modo, y mi mano fue a hundirse en la mata de cabello rubio solo para empujarla hacia mí sin siquiera pensarlo dos segundos.

Suponiendo que pensara un carajo.

Cortó el contacto un buen rato después pero obviamente no se separó de mi cuerpo, ni que fuese tan tonta. Por otro lado, muy quietecita la veías a la cabrona, pero allí estaba, buscando rozarme la entrepierna la jodida y ni el diablo se creía que fuese accidental, la movida me arrancó una risa ronca directo del pecho. Liberé su cabello, deslicé la mano por la línea de su mandíbula y volví a su mentón.

—¿De verdad~? —pregunté sin moverme un centímetro, si le rocé los labios al hablar pasé de ello como un campeón. Solté el aire por la nariz al sentir que no dejaba la puta pierna quieta y me relamí—. Pero bueno, ¿entonces qué hacemos perdiendo tiempo como estúpidos, Barbie? No que las clases importen mucho con este clima de mierda, ¿o sí?

Aprovechando que la tenía sujeta por el mentón la hice girar el rostro, le besé la mandíbula allí por donde había pasado la mano y bajé a su cuello para dejarle un reguero de besos húmedos, le respiré encima y la mordí sin fuerza en realidad para luego presionar la lengua contra su piel.

—Digo, es solo una sugerencia~

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arata eres una nasty bitch, que aquí vinimos a tomarnos un café sabes (?????

como si pudiese dejar el culo quieto este estúpido lmao qué digo

 

Vaya, iba a empezar a estar decepcionada en la academia esta, ¿eh? Quiero decir, no era como si fuese la única salida de todo ese lugar lleno de estudiantes, principalmente porque si así fuese el caso no me habría tirado a la mitad de la misma, y habría esperado que alguna de esas le cayesen a Arata nada más verlo. Pero qué va, la manera en la que me correspondió al beso me decía que estaba un poquito necesitado de amor.

Eso, o que había echado de menos mi amor, que también sería comprensible~

Se enredó en la melena dorada, se sonrió en mitad del beso también y, sinceramente, que hiciese lo que quisiese en tanto no se distrajese demasiado del asunto principal. No lo hizo, para su fortuna, y eso me permitió dirigirle una sonrisa divertida mientras hablaba.

—Eh~ Qué mala influencia, Ara-kun~ —murmuré, aun contra sus labios y justo antes de que hiciese su siguiente movida.

Lo recibí sin ninguna queja también, de hecho tuve que hacer un esfuerzo considerable por aguantarme los suspiros que amenazaron con salir al sentir el camino de sus besos por mi cuello. Ah, sí que sabía jugar sucio este cabrón~

>>Fine, I'm all yours~ —entorné la mirada y lo busqué desde arriba, volviendo a la sonrisa sedosa de antes—. ¿Algún sitio en mente para saltarnos las clases~?

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Mira, ni el frío de una tormenta puede bajarle la calentura a algunos, qué remedio (?)

 

Llevaba ya varios días haciendo el tonto, pero más que todo llevaba cuidando de un montón de estúpidos que no me correspondían y para la gracia no había tenido el tiempo o el interés de buscar el polvo de turno. Es decir, allí estaba Riamu y tal, pero el día que creí que salía al final los tiros de desviaron y pues no importaba demasiado.

Mira nada más quién hablaba de malas influencias~

No que fuese a poner resistencia de ninguna clase, pero igual no me iba a quitar la satisfacción de que accediera a la idea así tan fresca. Un poco de diversión a todo mundo le venía bien, ¿no? Y ya muy amargado me la había pasado toda la semana anterior.

Solté una risa, subí por su cuello y volví a hacerme con sus labios antes de responder nada, me colé hasta donde me dio la gana, hasta que me salió de los huevos y solo después de un rato me digné a dejarla ir. Para la gracia tenía el vaso vacío en la mano libre, así que lo balanceé en lo que estiraba la otra para alcanzar un mechón de pelo con aire distraído.

De pronto me cayó el veinte, me acordé el idiota de Sonnen encerrado en el cuartucho del gimnasio y contuve la risa.

—Seguro ya sabes el camino, pero qué importa. Vamos, Barbie~

Me despegué de la pared, haciendo que ella se separara de mí ya de paso y le eché el brazo sobre los hombros para comenzar a caminar de regreso a la academia. Lancé el vaso a la papelera y enderecé los pasos en dirección al armario del gimnasio.

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mymy sale un ficazo? sale un ficazo

por aquí termino con shimi-kun 7u7

 

Eh, qué aburrimiento~ En general me daba bastante igual el clima, si llovía o había un sol que rajaba la tierra, pero ese día en particular podría haber buscado a esos famosos ocultistas para ver si se sabían algún truco que empeorara el clima. Ni idea, de esperanza se mantenía el hombre, ¿verdad? Y si había algo capaz de cancelar las pruebas físicas definitivamente valía la pena aunque, claro, ese esfuerzo también me daba pereza. Vete a saber dónde se reunía el club de raritos o si existía en absoluto, al fin y al cabo sólo corrían rumores aquí y allá. Eh, ¿y si Kashya sabía algo?

Bajé al segundo piso para echar un vistazo aquí y allá, al final no di con la chica (bueno, tampoco busqué con tantas ganas, la verdad) y asumí que me tocaría comer mierda, ni modo. Al final del pasillo reconocí a Cathy con Kasun y ¿su gemelo? pero no me interesaba sumarme a la reunión y, ni idea, ahora que lo pensaba ¿no me estaría evitando un poco o algo así? Bah, qué más daba.

Tocaría entretenerme en otra parte, ni modo~

Paré en los cambiadores para pasarme al uniforme de gimnasia, quejándome cuando me salía del coño, y arrastré los pies en dirección al patio frontal. A medida que me acercaba fui recobrando la compostura para ver si topaba con algún conocido o algo interesante, ni idea, lo que sea que me quitara el aburrimiento de encima. Topé con una cabellera larga, color azabache, brillaba con fuerza bajo la luz del sol y se veía estúpidamente suave. La chica se estaba haciendo una coleta alta y aproveché su postura para repasar sus curvas desde atrás, antes de acercarme y sonreírle como si nada. Algo de sorpresa se me coló en el semblante al notar que sus ojos eran parecidos a los míos.

—Vaya, pero qué coincidencia~ —murmuré con la sedosidad usual, deslizando la vista por su rostro—. ¿No serás mi hermana perdida o algo?

Entrelacé las manos a la espalda y ladeé apenas la cabeza, sin quitarle la atención de encima.

—Lindo cabello, por cierto~

 

Llevaba unos cuantos días yendo a la escuela de forma intermitente, las cosas en casa estaban un poco patas arriba y luego me había resfriado en plena primavera, como una campeona. Esa mañana, por lo menos, me sentí mejor así que me alisté un poco a la carrera y me preparé para la escuela, tomé el tren con Jez y la vida fue más o menos normal un rato.

Llegamos algo tarde por mi culpa, pero nada del otro mundo, aún así ya estábamos enteradas de las pruebas así que cuando fue la hora salí de clase, me encontré con Jez de nuevo y nos cambiamos para finalmente enderezar los pasos hacia el patio frontal. Porque la verdad solo eso nos faltaba a las dos, no asistir a las pruebas, y eso que la conejita aquí presente vivía tan pancha habiéndose saltado las anteriores.

Había que verla nada más.

—¡Odio estos pantaloncillos! —Se quejó la albina, haciendo un esfuerzo inútil por bajarlos a un largo más aceptable—. ¿Es educación física o sesión de exhibicionismo para menores?

Eran pocas las veces que Jez se quejaba a viva voz, poquísimas, y esa en particular me arrancó una risa floja que ni siquiera me molesté en disimular y es que razón llevaba, eso sí. Mira que sabía yo de sobra que algunos cabrones (y cabronas, oye) se deleitaban las vistas con críos de secundaria, es más, si lo pensaba mucho o me entraba ansiedad o me llevaba el diablo, así que de milagro lo dejé correr para evitarlo.

—Cuidado, quédate en la sombra —dije tironeando de su brazo para arrastrarla bajo la sombra de uno de los árboles de afuera—. Que de la molestia luego te quemas al sol.

Bufó como una mocosa y se dejó hacer mientras son la mano libre se desataba la media cola con la que había empezado al día para amarrarse toda la cascada de nieve en una coleta alta una vez estuvimos a la sombra.

—Vale, vale.

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cuál editado compa

 

Nos quedamos bajo la sombra en lo que iba llegando la gente y aparecía la profesora o lo que fuese. La verdad es que al menos el día no estaba tan gris como el de ayer, porque hacer pruebas físicas con ese clima hubiese sido aún más ilegal que de costumbre, prefería que lleváramos sol como unos desgraciados. En lo que esperábamos aproveché también para atarme el cabello y estaba acomodándome el flequillo con los dedos cuando la silueta alta de Jack se apareció, acercándose a nuestra posición, así que le sonreí.

—Hola, Jack. Estoy bien, solo me resfrié, pero ya estoy perfectamente. ¿Y tú? ¿Qué tal la escuela estos días? —respondí aprovechando para regresarle la pregunta.

Jez estaba por responderle y presentarse cuando el pobre entró en modo ametralladora de los puros nervios, sin saber que, bueno, seguía hablando con un par de extranjeras porque Jez tampoco había nacido en Japón. En cualquier caso ambas lo dejamos ser, Jez lo escuchó con la atención exagerada que escuchaba a todos y asintió de vez en cuando, como para darle confianza o lo que fuese.

—Te entendí, sí. No te preocupes —contestó a la vez que le sonreía con calma—. Yo me llamo Jezebel Vólkov, pero puedes decirme Jez.

—Participaremos de las pruebas —confirmé y ni siquiera tuve que esperar confirmación de Jez para responder su pregunta—. Y claro, puedes esperar con nosotras.

La albina escuchó el resto de lo que dijo, abrió bastante los ojos cuando mencionó que había venido al país sin saber ni lo básico y luego suavizó los gestos de nuevas cuentas.

—Debió ser muy complicado, ¿no? —añadió entonces—. ¡Pero vas bien! De a poco se aprende y aquí hay bastante extranjeros, así que podemos ayudarte un poco entre todos, ya que anduvimos igual de perdidos en su momento.

—Exactamente~ —secundé sin más, entrelazando las manos tras la espalda.

—Ah, se me pasó contestar, estoy muy bien, ¡gracias por preguntar! Sobre lo del juego de quemados, bueno... Seguro la profesora solo quiere vernos matarnos entre nosotros, ¿no crees, Laila?

—Es una posibilidad.

 

Luego de cambiarme y todo el rollo me dispuse a salir al patio frontal, desperezándome bajo la luz del sol como un gato viejo. Es decir, un poco alma de viejo tenía, era una combinación extraña de energía y pereza. Tenía energía para cosas de viejo, como levantarme temprano a la mañana para hacerme el té y regar las plantas, pero luego me moría de sueño si me obligaban a hacer actividad física a la hora del almuerzo. ¿A quién se le ocurrían esa clase de torturas?

De la forma que fuera, seguí caminando y a la sombra de un árbol reconocí un grupo de lo más variopinto. Qué hacía Jack con Jez y su amiga no tenía idea, pero me venía bien para apalear el sueño. O tirarme a dormir, ni idea. Me acerqué despacio por detrás del chico, indicándole a las muchachas que guardaran silencio en cuanto me vieron, y me acuclillé sigiloso mientras el pobre diablo intentaba juntar dos palabras en japonés seguidas. Me tragué la risa una cantidad considerable de tiempo y cuando pasó al tema de las pruebas físicas, vomitando las palabras como rifle de asalto, alcé el brazo en cámara lenta y dejé caer la mano en su hombro bastante de golpe. A propósito, claro.

—Fue un poco desastroso, sí —comenté con calma, sonriéndole al recibir sus ojos—. Pero nadie nace sabiendo, ¿no?

Me incorporé, apoyando las palmas en mis rodillas, y las sacudí entre sí.

—Señoritas —saludé a las chicas, girando y dejándome caer junto a Jez hasta acostarme en el césped con las piernas flexionadas, y entrelacé las manos sobre mi pecho.

No agregué mayor cosa, puesto que Jack se había encargado de preguntar y oí la breve conversación que mantuvieron sin interrumpir ni nada. De hecho, había cerrado los ojos y me había desinflado los pulmones como pancho por mi casa, disfrutando de la brisa tibia y la sombra del árbol. Estaban hablando de las pruebas, que eran quemados y qué sé yo, y cuando se instaló un breve silencio agregué bocadillo.

—¿No les dan miedo los quemados? —solté al aire, y recién después acomodé el brazo bajo mi cabeza para poder verlos sin desgraciarme—. Digo, a veces la gente se apasiona bastante, ¿verdad? Y esos pelotazos sí que duelen, mierda.

Bueno, eso o siempre me las arreglaba para que hubiera alguien en el equipo contrario con ganas de partirme la madre. Quién sabe.

Deslicé la vista por toda la extensión de su coleta, admirando cuán largo lo tenía y, bueno, si de rebote me había servido para repasar su cuerpo no era mi culpa, ¿verdad? No si ella lo acomodaba de esa manera~ La risa que soltó se me antojó un poquito extraña, pero lo dejé correr porque, vamos, era yo, y nada en mi semblante se inmutó. Halagó mi cabello en compensación, a lo cual simplemente ensanché la sonrisa y entonces me encogí de hombros.

—Lista, supongo que sí. De ahí a tener ganas... —Suspiré, repasando el patio con la vista, antes de regresar a sus ojos lila tras recibir su siguiente pregunta—. ¿Hmm? Pues... Dos meses o así, creo, no le presto mucha atención. Hay días que simplemente noto que está más largo y llamo a mamá.

No recordaba haber pisado una peluquería en mi vida, la verdad. El flequillo lo mantenía yo y mamá se encargaba del resto, por lo demás, jamás me había echado alguna tintura encima y prácticamente nunca me lo rizaba, planchaba ni nada. Qué va, era una muchacha bastante simple.

Así y todo, la niña se veía agradable. Ladeé la cabeza ligeramente al disculparse por no haberse presentado y ensanché la sonrisa, pestañeando con parsimonia.

—Morgan —regresé en el tono suave de siempre, sin despegarme de sus ojos—. ¿A ti te entusiasman las pruebas?

Luego de haberle dejado los móviles al rude boy, estuve a punto de tomar las escaleras cuando se me ocurrió detenerme en el calendario escolar. Ni idea, solía hacer lo mismo con el tablón de anuncios sólo por si acaso, y alcé las cejas al ver que era el cumpleaños de Saku-chan, ¿verdad? ¡Tenía que ser! Y a ver, no era ninguna reina de los agasajos ni la extroversión pero en casa los cumpleaños siempre, siempre eran motivo de celebración. Lo llevaba en la sangre, íbamos a ponerlo así, de modo que me quedé pensando un rato hasta que me decidí.

La mañana transcurrió con normalidad, luego asistí a P.E. y me metí en las duchas para refrescarme un poco antes de las pruebas físicas. No iba a ducharme ni nada, mejor eso lo hacía después, pero aproveché de lavarme la cara, echarme algo de agua en la nuca y ponerme desodorante. También me peiné y cuando finalmente salí al patio frontal, me emocioné bastante al identificar a Sakuya sin problema. Me acerqué a ella a paso tranquilo y le sonreí al detenerme junto a ella. Podía ser bastante random, lo sabía, pero era algo que me habían dado ganas de hacer y punto.

—Hey~ Es tu cumpleaños, Saku-chan, ¿verdad? —Ensanché la sonrisa y le mostré lo que llevaba a la espalda—. Happy birthday!

Sólo era la bolsa de galletas que le dejaba a Maze todos los días, que bueno, hoy se la quedaría debiendo. Le habría dado de mi propio postre pero no me había traído nada, así que nada que hacerle. Esperé a que aceptara la bolsita y retrocedí un par de pasos, soltando una risilla breve.

—Perdona, aún tengo que hacer algo, ¡pero quería darte eso! ¡Que tengas un lindo día, Saku-chan!

Y me despedí agitando la mano antes de girarme para emprender la marcha.

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perdona Rojito, no me quedo a interactuar cuz ya tengo muchas weas abiertas y me voy a pinches morir, pero sabía que Sasha querría hacer algo así que ahí fue <3

 

La interacción había sido una joyita, la pura verdad, no que yo viera hilos ni nada, pero disfrutaba quizás más de lo que era sano ver las interacciones que ocurrían a mi alrededor. Como tal persona de repente conocía a la otra y esa a alguien que yo ubicaba y así hasta trazar una línea, como las carreteras en un mapa. Shiori posiblemente se estuviese cagando en sus muertos por haberme visto cuando ya se había clavado la estupidez de turno, pero ni modo, ahora tenía la información y aunque quizás no hiciera nada con ella, su gracia sí que tenía.

Porque se salía del esquema usual de amargados del culo.

Tuve la decencia de no señalar el rubor que le subió al rostro, porque la verdad tampoco quería matar al pobre desgraciado con las pintas de niñito bueno (o de mojigato al menos) que se cargaba. Si acaso me quedé comiéndome el resto del show y solo me permití una risa por la nariz cuando lo vi taparse parte del rostro con la botella de agua. Pobrecillo, de verdad, estaba como para comérselo vivo de un par de mordiscos.

Igual acabó por aceptar, así que enderezamos los pasos hacia el patio donde ya algunas personas se habían juntado en grupitos aquí y allá. Balanceé la botella de agua en la mano derecha, sin prisa, y giré apenas el rostro para mirarlo en cuanto escuché su pregunta.

—Nací en Estados Unidos, pero nos mudamos ya hace años. Ahora soy parte del paisaje de Chiyoda, como tu amiguita de ojos de fuego —contesté ampliando más la respuesta solo por la gracia—. ¿Y tú, Zoldryck?

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Con Laila y Jez contesto luego cuando responda Tom uwu

 

Un poco rara era, eso lo sabíamos y no me preocupaba exactamente por ocultarlo. Digamos que entorné la mirada suavemente al oírla repitiendo mi nombre, porque de repente sonó de lo más bonito y con un par más de tornillos flojos le habría pedido que lo repita y todo. Me contuve, pues, limitándome a asentir como si le estuviera corroborando que así se pronunciaba o algo. Que era bastante obvio, no se me ocurría una forma errónea de decir mi nombre, pero ya que estábamos.

—¿Un amigo tuyo? —No que interesara, pero por sacar conversación—. ¿Hiciste toda la preparatoria aquí? Digo, yo entré este año y aún no conozco mucha gente, por eso.

Había asumido que era de tercero, ya de paso. Por el aspecto, qué sé yo, se veía madura. Percibí el movimiento de sus uñas de reojo pero no deslicé la mirada, si acaso repasé brevemente sus facciones y los destellos violáceos que el sol le arrancaba a su cabello en la coronilla. Andaba un poco mirona, ¿no? Bueno, dónde estaba la novedad.

—Dios, no. —Solté junto a una mezcla de risa y exhalación, el alivio fue francamente genuino—. Eso tiene que calificar en tortura o algo, por favor. Pero no, no, tengo P.E. el jueves a la tarde, si mal no recuerdo. ¿Tú?

Porque me salió de los ovarios me eché encima una ilusión un poquito impostada, al ensanchar la sonrisa e inclinarme ligeramente en su dirección.

—Mira si nos tocó juntas~