Patio frontal

Contenido oculto: Undertale

La escuché llorar mientras la guiaba, no opuso resistencia alguna; un llanto suave, pero no tímido exactamente, pues no se contenía; se le entrecortaba la respiración, pero los hipidos y suspiros no sonaban alterados... esa chica sabía cómo llorar, ¿no? Vaya mierda podía ser eso a veces...

Y aún así me encontraba con una suave sonrisa en los labios mientras nos adentraba entre los árboles de escaso follaje de la zona.

—¿Qué necesitas? —pregunté casi de manera maternal, una vez llegamos a un lugar lo suficiente "privado" para ambas. Había tomado ambas manos por la punta de sus dedos con suavidad, tampoco demoré en ladear la cabeza y... solté una casta risa, conmovida y, ¿por qué no? algo avergonzada; Marugarita Nieve hasta el momento me había dado... vibras de una chica aislada, pero madura...

Ahora parecía una pequeña chica desvalida y asustada...​

La mayoría de las veces yo era la equivocada.​

—No... quiero nada —murmuró cabizbaja, no había rastro de llanto en su voz, más que su cansancio.
—¿Segura? —insistí con delicadeza, alzando una mano para limpiar el rastro de sus lágrimas em la mejilla izquierda con mi pulgar, suave.

Ella me miró compungida, y puede que algo enojada, delatada por el leve mohín que hizo con los labios.
—¿Por qué eres tan buena? —masculló con total seriedad, lo que me hizo abrir los ojos como platos, para luego soltar una risa melodiosa acto seguido, desprendiéndome de una de sus manos para cubrirme la boca. Cuando dejé de reír volví a aferrarme con cuidado a sus dedos desvalidos, sonriéndole con una mezcla de ternura y vergüenza; yo misma estaba cohibida como pocas veces.

—Créeme que muchos no piensan lo mismo —hablé con calma, para luego desviar la vista a un costado irrelevante, sintiendo mis pómulos enrojecer; inconsciente de lo significativo que sería para Mar aquel pequeño gesto luego—, como Kou-senpai, por ejemplo.

—Uhmmm— La chica se desprendió de mis manos, para cruzarse un brazo por el torso, mientras que con la otra mano sostenía su mentón; en un gesto pensativo bastante exacto, observó el cielo—... Creo que es mi compañero...

Me miró entonces, sonriendo con nerviosismo a ojos cerrados mientras juntaba las llemas de sus dedos.
>>Me prestó los apuntes...

Le prestó los apuntes...

—Pfff... Buajajaja— Y simplemente me destartalé de la risa luego de estar genuinamente anonadada, fue tanta que cubrí mi estómago y luego tuve que eliminar un par de lágrima con el índice, para después regular la jodida respiración; todo bajo la mirada desconcertada y estática de Nieve.

—¿Todo bien? —dijo sin una pizca de preocupación, más bien extrañada.
—Si, si —respondí con una mano sobre mi pierna, encorvada y con las rodillas algo flexionadas... Definitivamente bien, bien no me veía.
—Okey...— Le bajé peso al asunto con un movimiento de mano brusco, para luego erguirme como correspondía, radiante, manos en los bolsillos. Ella me devolvió una tierna sonrisa tímida, ladeando un poco su cabeza—. ¿Vamos?

—Hmh —exclamé asintiendo solo un poco con la cabeza, y sin decir nada más, mucho más coordinadas de lo que esperaba, caminé junto a ella, para que volviéramos a la zona poblada de la escuela.


Había estado... bien, ¿no? ¿Cuándo fue la última vez que lloré con alguien que... no fuera Lily? Seguramente lo hice varias veces, pero no las recordaba, porque era sumamente desagradable; no tenía que tener un recuerdo claro y lúcido para saber qué cosas olvidaba por conveniencia... Seguí el paso de Kobayashi con calma, muy relajada a pesar de que llegué con los nervios de punta, la tensión en cada poro de mi piel; ahora mis parpados se dejaban caer con pereza, mi sonrisa era suave y mi postura relajada, manos en los bolsillos del cárdigan. Y lo más probable es que Koba-san me seguiría mínimo hasta su salón de clases, pero dos figuras me fijaron en el piso, con una expresión de ligera sorpresa; la niña se detuvo como a dos pasos de distancias a penas notó que me detuve. No noté que miró a mi misma dirección antes de hablar.

—¿Vas a ir a verlos? —expresó su curiosidad, pero no sonaba demandante ni nada, estaba más bien tranquila. Yo asentí con demasiada lentitud, sin mirarla; sí lo hubiera hecho, abría visto su sonrisa conmovida.
—Si —respondí ya tarde, solo esperando a que se fuera para irme caminando.
—Okaaaay~ —respondió cantarina, con eso logró que volteara a verla, aun con mi cara de ligera sorpresa... o despabilada, ni idea—. Nos vemos, linda~ —despidió acompañada con un leve gesto de mano, yo le sonreí avergonzada, pero de todas formas asentí con suavidad.

Ella dio media vuelta y salió trotando en dirección a los casilleros, yo por mi parte tras notar que se marchaba definitivamente, volví a fijar mi vista en el dúo; inhala, exhala...

Vamos, Mar; tu puedes.
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Contenido oculto: Snowy Mountan Shrine

​

—¡He-hey! —alcé la voz con cuidado, con el rostro compungido, en cuanto me encontré a pocos metros de ellos; aceleré el paso hasta adelantarles, nunca quitándoles la vista de encima. Terminé a unos tres paso por delante de ellos, encarándolos con mi mirada preocupada, con los brazos cubriéndome el torso, las manos suavemente empuñadas por delante de mi pecho—. Uhmm...— Desvíe la vista a un costado, entrelacé mis manos empezando a palmear sin generar sonido entonces, nerviosa—. Espero no interrumpir nada —murmuré...

¡Ah, sí! Con la sorpresa reflejada, despojé de mi hombro un aza de la mochila, para así poderla agarrar por delante mío; con movimientos fluidos la abrí y no demoré en sacar una chaqueta negra. Con la misma agilidad, en un abrir y cerrar de ojos, ya tenía la misma mochila cerrada descansando devuelta por sobre mis hombros, y una chaqueta pulcramente doblada entre mis brazos; abrazándola como un cría, cabizbaja.

—No... no sé... pero... algo me dice que es tuya— Tras murmurar eso, le extendí el objeto con una leve reverencia, lo suficiente para no pasarlos a llevar a ellos—, ¡a-así que toma!— Me quedé estática hasta que sentí que tomó la prenda, recién ahí volví a erguirme, enlazando otra vez mis manos, que caían como sogas sobre mi torso; desvié la vista hacia un costado, hacia el suelo, para murmurar—; No la lavé... porque solo tenía tierra. No la usé, así que no debería estar sudada...— Lo miré de reojo, cabizbaja y compungida; pero no temerosa... no tanto al menos—, pero la verdad es que me daba miedo lavarla en la lavadora y que se echara a perder o algo —Hablé bajo, pero con claridad; tras eso le brindé una sonrisita nerviosa—, ese es el verdadero motivo, espero que no te moleste.

Y le volví a hacer una reverencia, cercana a los 90°

>>¡Gracias... por lo de ayer!— Aunque no recordaba absolutamente nada de lo ocurrido. En cuanto alcé la vista, lo hice mirando en dirección a la rubia; no demoré en sonreírle cohibida también— Lamento por interrumpirlos —seguía hablando, como desde el momento uno en que me los topé, con mi japonés mal pronunciado, pero al menos ahora hablaba con una naturalidad... errada, supongo; porque aunque pronunciara fatal, al menos se me escuchaba pasable. Hice un leve gesto de inclinación con la cabeza—. Margarita Nieves —volví a alzar la vista, sonriéndole apenada—, creo... que somos compañeras de salón, ¿no?

Entonces negué con rapidez con mi mano, de manera vertical.
>>¡Bu-bueno, no importa! ¡Dejo de molestarlos! —exclamé con suavidad, para hacer un fugaz reverencia y soltar un sencillo—; nos vemos.

Y a un trote apresurado, pero no escandaloso, escapé o más bien me marché de ahí; avergonzada aún, por eso mismo quería evitar oír respuesta alguna.

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Hygge Masuyo está desocupada a tu disposición (???) Y quién quiera hablar con la loca, digo, Margarita luego, me avisa y coordinamos (?)
Ella podría interesarse en; Anna Hiradaira, Anna White o Kou (?)
Pero puede intentar dialogas con cualquier otro random (?)

 

Ni siquiera había tenido ganas de despertarse ese día, quería quedarse enterrado en su cama y no salir nunca por sentirse tan cansado, ni siquiera tuvo interés alguno en bajar a desayunar porque iba a tener que verlo y sabía que eso tampoco iba a afectar en lo absoluto porque era algo a lo cual estaban muy acostumbrados en su dinámica siempre y cuando no se perdiera la cena, allí, por alguna razón si comenzaban a tener problemas.

Prácticamente fue arrastrado de la cama con ayuda de Hayate, recordándole que ya había faltado un día y para mantener la paz, era mejor que no faltara otro, y podía decirse que eso era la motivación necesaria para que le hiciera caso y al paso más lento del mundo se cambiara y lo siguiera hacia el auto para que pudieran llegar al Sakura relativamente tiempo, incluso antes de bajar se encargó de darle su bento en la mano para que no lo olvidara.

Mucho trabajo para realmente solo estar encargado de llevarlos de un lado a otro, pero lo apreciaba bastante.

—Gracias... nos veremos en la tarde. —Le sonrió lo más animado que pudo en su despedida para no tenerlo tan preocupado antes de dar media vuelta e alejarse de allí aunque sin muchas intenciones de dirigirse a los casilleros, tan solo caminó hasta poder encontrar alguna clase de árbol con suficiente sombra para sentarse detrás de el.

Casi como si se estuviera escondiendo.

Pero así, tan siquiera se sentía algo más tranquilo de no tener que pensar como debía verse con cualquier otra persona.

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Insane

 

Tener a los perros en casa si que me dejaba una buena sensación al no haberlos visto desde las vacaciones del año pasado, habíamos aprovechado para comprar un par de cosas en línea ayer en la noche y luego terminé solo como un hongo en la casa, pero nada qué hacerle al saber que si iba de compras al supermercado terminaría comprando porquerías antes que lo realmente necesario, así que aproveché el tiempo para sacar a los caninos a dar una vuelta por el barrio.

Era refrescante a decir verdad.

—Génesis me envió el recibo para devolver el auto alquilado, hoy van a recogerlo en la noche, así que ya tenemos luz verde para ir a comprar el nuestro —le recordé a mi gemelo en lo que caminábamos por la entrada.

—¿Un auto deportivo o qué?

—Supongo, aunque podemos ver otros a ver qué tal. —noté el cómo se sobaba los párpados —. Te estás cagando de sueño, ¿no? —comenté burlón a lo que éste me respondió risueño.

—Imposible de ocultar. Ayer en vez de dormir terminé trasnochando como un idiota por la vídeo llamada de Gen luego de hacer las compras, y creo que aún está haciéndole los últimos retoques al ensayo.

—Escápate un rato a la enfermería sino aguantas.

—Eso pensaba. Iré a los casilleros y ya luego miro qué hago.

Entre una cosa y otra denoté el castaño oscuro moverse como quién está escondiéndose a lo lo recordé del salón de Cathy, ese que me había llevado a la biblioteca para ayudarme a buscar el libro de Gen, al que había molestado y ni cuenta se había dado. Me detuve entonces.

—Adelántate, luego te veo.

No es como si fuese a asustarlo ni nada, pero por un momento pensé que alguien le estaba molestando a lo que había terminado ahí escondiéndose. Y eso que yo no era de meterme en ni mierda de los demás, pero eso de andarse escondiendo como cucaracha era ridículo.

Caminé hasta él apoyando el hombro en el árbol para mirarlo desde arriba con las manos en los bolsillos.

—Hey~ —saludé dejando la sonrisa floja de costumbre en mi cara.

A ver si conseguía no asustar al chiquillo.

 

Estar sumido completamente en su mundo era algo que hacía a menudo y normalmente no le molestaba en lo absoluto por ayudarlo a normalmente recapitular las cosas que tenía que hacer durante el día, sus responsabilidades, las tareas, salidas, qué pudiera hacer en el tiempo libre que tenía o bien organizar sus cosas por si llegaba a tener que acompañar a su padre en algo pero, allí, solo podía divagar en las cosas dichos esa noche.

¿Era realmente su propia mente engañándolo en alguna forma?

¿La forma en la que percibía las cosas podía ser la incorrecta?

¿Estaba atrapado de alguna forma en una fantasía?

Quería encontrar las respuestas a todas sus preguntas dentro de su cabeza, viajar a momentos clave para siquiera tratar de ver todo con otros ojos, o simplemente encontrar algún sentido a esa conversación, comprar que él estaba en lo cierto o que bien, aceptar que su padre tenía razón. Dio un pequeño respingo cuando de pronto escuchó una voz encima suya, obligándolo a echar la cabeza hacia atrás para descubrir quien era y, al descubrirlo su sonrisa apareció de manera automática.

—Zeld-senpai, buenos días... no te escuché acercarte, ¿está...todo bien?

 

Mi hermano se perdió en la entrada luego de elevar la mano como despedida en lo que yo captaba el pequeño respingo que dió, a lo que provocó tragarme las ganas de burlarme un poco quizá por sorprenderlo, pero simplemente me quedé con la expresión de costumbre, siguiendo la sonrisa ligera que me proporcionaba. Quizá y hasta solo se estaba despejando por algo y no andaba de cobarde como creí en un inicio.

Me daba igual en realidad así que solo le seguí el hilo al recordarme eso de que era el único que me llamaba senpai, ahora hasta curiosidad me daba si en algún momento Cathy lo haría, quizá luego podría molestarla con eso así fuese por chat.

—Todo bien Dante. ¿Y tú? —devolví la pregunta por puro vicio en realidad, hasta que me apeteció fastidiarlo un poco, dejándome caer en cuclillas bajo la sombra de aquel frondoso árbol sin importarme el que el uniforme se arrugara aún más de lo que ya lo traía—. ¿De quién o qué nos estamos escondiendo~?

Si hubiese sabido lo que el chiquillo se traía a cuestas hasta hubiese cerrado la boca, no es como si fuese de esos tipos que disfrutaban con los problemas de los demás, esas vueltas no eran lo mío.

 

Agradeció un poco el hecho de que Zeldryck terminara de bajar de la posición en la que estaba, definitivamente prefería verlo de frente a simplemente estar con la mirada alzada para poderle prestar atención de forma adecuada, aunque definitivamente era una lástima que no hubiera sido en otro momento donde no hubiera estado pensando en tantas cosas.

Pero vamos, quizás distraerse no estaba tan mal.

—Bien, acabamos todo a tiempo así que no tengo nada pendiente —Respondió de forma tranquila, sin esperar para nada aquella siguiente pregunta que lo hizo reír con un tinte de nervios, ¿le había visto caminar hasta allí? Eso si que era una desventaja para él —, quizás del sol y del ruido de los casilleros, pensé en que podría estar disfrutando de la mana aquí fuera un poco, se está bastante bien aquí debajo senpai~

>> ...¿Tú te estás escondiendo de algo o de alguien también?

 

Supuse que se refería como tal al proyecto, proyecto que en realidad no presentaría porque no me apetecía hacerlo, y tampoco di con ningún cerebrito en el grupo para convencerlo o convencerla ya que Tolvaj quedaba fuera del rango, y los otros dos nisiquiera habían asistido para tantear terreno de ni mierda.

—¿Ah sí? —le escuché reír, manteniéndome en la misma posición sin complicaciones pese a notar de una el nerviosismo ante la pregunta—. Supongo~ aunque por mucho que uno se distraiga las mierdas siguen —solté un poco para notar su reacción al respecto al saber que lo que decía era una patética excusa por cómo se había movido, como un niñito escondiéndose, sin embargo tampoco era que fuese a escarbar demasiado.

No era lo mío.

>>Naj, estoy acompañándote mientras tú te escondes~

 

Asintió con una energía que ni siquiera sabía de dónde se sacaba del cuerpo dando por terminado ese tema de sus pendientes, aunque al recordar la manera en que lo conoció una pregunta llena de curiosidad terminó surgiendo casi sin querer —¿Pudiste encontrar a la persona de mi salón que buscabas? —Le había ayudado a encontrar el libro pero ese día ni siquiera había preguntado a quién estaba buscando cuando se toparon, ni siquiera lo recordaba yendo por el segundo piso luego de eso.

"Aunque por mucho que uno se distraiga las mierdas siguen"

No quería creer que quizás estaba siendo demasiado obvio como para que él soltara esas cosas de repente, ¿no? Si seguía sonriendo y contestándole con animo no debía de haber algún problema.

—Entonces espero, aunque parezca ser un comentario al aire, que las cosas se solucionen para que no estén sobre ti mucho tiempo Zeld-senpai —Se recorrió un poco para ya no estar en el centro del árbol —, si quieres acompañarme puedes sentarte aquí si gustas, no se que tan cómodo sea para los extranjeros estar en cuclillas tanto tiempo.

 

Elevé las cejas ligeramente relajando los hombros, recordando que ese día también estaba buscando a Cathy para saludarla antes de leer el mensaje de Gen y tener que desviarme de mi salón de clase, a lo que asentí ligeramente.

—Si, justo almorcé con ella ayer —comenté al recordar el almuerzo que en realidad había quedado bastante bien, además de que había salido con deudas y todo.

Entorné la mirada apenas ante su respuesta, causándome algo de gracia al asemejarse a mi hermano en el aspecto de mantener la sonrisa amplia como si no se hubiese movido para resguardarse tras un árbol como niñito, haciéndome la idea errónea de que había algún bully suelto por ahí provocando que el chiquillo la pasase mal. Me senté entonces al hacerme el chico un ligero espacio en el centro del árbol.

—Bueno, podría decirte que muchas cosas no se solucionan en realidad nunca, pero es la mierda con la que hay que vivir a menos que se vea un escape —solté porque sí pese a acentuar la sonrisa torcida en mi rostro, casi como si me lo dijese a mí mismo—. Ya sabes —recosté la espalda en el tronco y posé las manos tras mi nuca—. Eso de vivir una mierda y no poder hacer nada es basura, basura que hay que tragarse a veces.

Le miré de soslayo, pese a sentir que había abierto un poco más la boca de lo necesario al exponer en realidad algo personal, quizá porque de igual forma no lo veía como alguien que fuese a sacar provecho de mi mañana, como sino hubiese tenido que escuchar a mi viejo por teléfono peleando luego de sacarle el genio al decirle que no planeaba ir a la conferencia del próximo mes.

 

—Entonces encontraste ambas cosas, me alegra por ti~ —Dudaba que se fuera a enterar que compañera se trataba porque tampoco iba a estar preguntando algo como eso cuando en sí era algo de cuestiones personales, simplemente podía estar algo aliviado de que al final se pudieron organizar de otra forma al final del día.

Se quedó en silencio un rato, procesando todo lo que le decía con cuidado, realmente no sentía que fuese una casualidad que todo se sintiera tan personal incluso aunque sentía que no podía haber sido tan obvio, lo ponía nervioso que de una forma tan discreta pareciera estar enunciando sus problemas en voz alta como si leyera la mente, pensarlo incluso hizo que perdiera esa sonrisa por unos cuantos segundos dejando ver ese gesto triste.

—...Eso es realmente triste...no poder solucionarlo nunca—murmuró mirando el césped frente a ellos como si se estuviera perdiendo en sus pensamientos nuevamente, tener que tragarse la mierda que podías estar viviendo era algo que se había estado reusando a hacer ya por mucho tiempo, quizás por eso era que seguía habiendo tanto problemas entre él y su padre —, ¿tú lo haces mucho, Zeld-senpai? ¿Solo..."tragarse" todo eso y seguir o estas mejor? Lo digo porque dijiste algo de huir...

 

Pese al fuerte sol de la mañana el árbol proporcionaba una frescura impresionante, a lo que me pensé el quizá venir a sentarme ahí en alguna otra ocasión a pasar el rato. Bostecé entonces pestañeando con serenidad, pese a que me causó algo de gracia el que no estuviese tirándole los perros como acostumbraba.

¿Qué podía decir?

Ver al chiquillo como un cobarde por ahí me había quitado las ganas de eso.

Elevé las cejas ligeramente ante la tonalidad de su voz acompañada por la ausencia de la sonrisa cálida. Parecía que había dado en el clavo. Deslicé la vista entonces a la estructura del instituto al saber que mi respuesta podía darle alguna herramienta si es que estaba enfrentando algo muy cagado, por lo que me quedé callado por un momento, porque bueno, a mí no me había quedado de otra que seguir pese a saber que el punto final era el mismo del que partí, si me quedaba quieto mientras pudiese escapar de la realidad bastante infeliz si iba a ser.

Me levanté suspirando por la nariz para buscar sus ojos desde arriba, moviendo la cabeza hacia el interior del instituto.

>>Cuando era pequeño mi hermano y yo encontramos algo de utilidad como escape —casi que murmuré—. Sígueme, te muestro~

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puedes arrastrarlo al gimnasio Nekita <333

 

No le molestaba en lo absoluto esperar allí en el pasillo apoyada contra una de las paredes que tenían las grandes ventanas del pasillo, se podía entretener lo suficiente recorriendo sus dedos por la silueta de su bento o tan solo viendo el paisaje que se apreciaba por las mismas ventanas al tener un muy bonito día, aunque tampoco podía negar que también estaba algo nerviosa de que al final, no apareciera en lo absoluto nadie o al final la idea de almorzar con ella terminara siendo descartada sin aviso alguno.

No sería la primera vez en realidad que eso le pasara.

Pero quería creer que realmente nada malo pasaría de eso y solo fuera un atraso pequeñito en vez de solo gente viendo de lejos que tanto podía esperar allí como tonta para luego reírse un poco, para su suerte no fue el caso cuando vio a lo lejos a Zeld acercarse haciéndola sonreír con algo de tranquilidad.

—Bienvenido Zeld~ —Se posicionó a su lado para iniciar a caminar hacia su destino —, ¿por qué no habría de esperar cuando le agrada mucho el caballero? Además, seguro habría sido feo para ti no encontrarme, no me gustaría eso.