Pasion Confusa

Pasion Confusa

Capítulo _1_

Se encontraba aburrida, ahora que lo notaba. Sentada frente a la computadora, la blanca luz del monitor no hacia mucho más que darle más sueño a su mente, inactiva porque así se lo disponía la vida.

Miró el reloj, era tarde en la noche, pero pronto sería temprano en la mañana, y suspirando se puso de pie, se estiró y apagó todo el sistema. Entonces observó su reflejo que ahora la miraba desde la ventana a su derecha, e instantáneamente caminó hacia el baño predispuesta a arreglarse mecánicamente el pelo y la ropa. Salió hacia su colegio caminando con pasos perdidos en la densa niebla que solía subir a esas horas por la cercanía del río, y miró la luz aún fuerte de la luna.

-creo que deberías salir un poco más tarde -jadeó a su lado una chica, que parecía haber hecho un gran esfuerzo por alcanzarla.

-lo siento, no te esperé.

-no es eso, cada vez te despiertas más temprano -exclamó con el jubiloso tono del adolescente medio. La chica se volvió y miró el rostro distraído de la chica a quien sacaba aproximadamente una cabeza, y frunció levemente el ceño. No le molestaba su carácter, más esta chica era tal y como todas las demás.

Mirando al frente, no pensó que omitir el detalle de que hacía casi una semana que no dormía sería una mentira, más lo planteó como algo sin importancia para la cerrada mente de la otra chica.

llegaron con el murmullo que a esas horas acompañaban las puertas, las llegadas de los autos que dejaban sus motores andando, los pasos lentos y livianos de los chicos, las risas de algunas profesoras y por supuesto, el timbre quejumbroso en la voz de la directora, que parecía disfrutar alarmando a quien cerca pasase.

-buenos días- se escuchó repetir varias veces -eso es mío -señaló a un muchacho que le había arrebatado una de las carpetas.

-te la devuelvo cuando termine de ver el punto 5.

Suspiro y siguió caminando, casi sin prestar atención a la manera en que el muchacho corría hacia el salón. Suspiro y miró la campana, vieja y sin funcionamiento, donde hacia muchos años atrás, brilloso y pulcramente divina, era el campanario de los castigos.

Hacía años que había ingresado a este colegio, aunque había quienes tenían su misma edad pero estaban hace más tiempo. Estaba conciente de que en algunas aventurillas había conocido más del lugar que cualquier otro y que por más años, ella conocía rincones que mucho no.

Caminó al salón esquivando los objetos con formas deformes que le representaban alumnos sin importancia, y casi trotó hasta su banco, donde se acomodó en la silla como si de un sillón acolchado tratase. Apoyo sus brazos sobre la mesa, y adoptó la doctrina que solía tener, mirar y aprender en silencio.

Las horas largas pero a la vez con un compás firme, pasaron una tras otra hasta que llegó el tercer receso, y con este momento, la vez en que ella se puso de pie y decidió salir del lugar. Caminó cruzando el patio y se metió en el baño. Entró en uno de los compartimientos y se sentó tranquilamente sobre la tapa del retrete, con sus ojos cerrados.

-me gustaría... -dijo en voz muy baja, pudiendo escuchar sobre su voz las de las demás que estaban arreglándose detrás de la puerta -me encantaría... poder... -bostezó y se acomodo en su lugar -sería muy bueno... si tan solo -volvió a bostezar y el dolor en su mandíbula izo que ambas manos llegaran a su rostro y su torso se doblara más- solo un poco, solo... dormir.

el timbre del final del receso sonó el tiempo indicado, y el movimiento entre los alumnos, algunas voces, pasos, y puertas cerrándose dieron inicio a la hora más larga, que continuaba con otra clase continua sin receso alguno ya. y aunque en su salón los murmullos y movimientos cesaron mucho después que el de la mayoría, pocos notaron que el banco de ella estaba vacío.

El movimiento había cesado ya del todo, y las voces de las profesoras era el murmullo inconstante que adornaba el lugar, más en el baño el único sonido que llegaba era el silencio. El silencio interrumpido solo por un leve 'Crack' y por un fuerte 'Plof'... y si alguien lo hubiera escuchado, hubiera notado que el ruido no era todo, y si se hubiera preocupado y abierto la puerta de donde provenía el sonido, habría visto que no había nada allí.

La oscuridad de la noche había retornado, y sus ojos se adaptaron, pues era una oscuridad casi tan densa como la de sus párpados recién cerrados. miró sus blanquecinas manos y notó un brillo trémulo en el gótico lugar en que se encontraba. Un canto que variaba según la posición de su cabeza viajaba sobre ella, como si de un rumor de gran cantidad de agua cercana tratase. y fuese por esto ultimo, o porque realmente siquiera se lo había planteado de otra manera, ignorando cualquier detalle que hubiese sido de lo más sensato, ella caminó tranquilamente por lo que supuso era un camino de roca.

-hola -saludo, pues más adelante vio algunas figuras agachadas que no le prestaban atención. Le cortaban su camino hacia una luz algo lejana que había notado. Su voz sonó en el lugar como un eco que atrajo varias brillantes miradas -lamento molestarlos -dijo cortés y ella reconoció en su tono de voz que parecía ser más un comentario pasajero que una disculpa. Más los demás tomaron con sorpresa este tono como uno despreocupado y soberbio, uno elegante e ininteligible.

-¿quien eres? -preguntó otra voz que aunque no parecía provenir de alguno de esos seres, sonó clara en su mente y no tuvo eco alguno.

-mi nombre...

-no, tu nombre no. tu identidad... -la voz la interrumpió de tal manera que el eco de las dos palabras quedo resonando varios segundos fuerte y claro.

El silencio y el rostro de la chica tomaron una posición nula, no comprendía y siquiera se planteaba esto, como si la neutralidad la usurpara ante el mínimo atascamiento. Pasó una cantidad de tiempo que ella no determinó, ni su cuerpo, más si los pasos nerviosos de las criaturas que de pronto se pusieron de pie y lograron llegar hasta el hombre de la chica al acercarse.

Voces como cánticos fueron mas fuertes y la mirada de ella se poso en cada uno, siguiendo la armonía sonora que cada quien parecía comunicarle, sin entender sus mensajes. Cambió la posición de sus oídos varias veces, hasta que creyó entender de pronto algunas de las melodías parecidas a la que se lograba al hablar. Esta era su manera de hablar, este era su dialecto, ella supuso.

-humm... -dijo cruzándose de brazos y mirando algo más severa a los seres, sin atreverse a pronunciar palabra alguna. Luego de mirarlos fijamente, hizo una seña ascendente con su cabeza, sin terminar de entender cuál era el significado de sus actos, solo interesada por la reacción de los demás. Ellos la miraban con ojos más pequeños y menos brillosos, y sus pequeñas manos enseguida comenzaron a palmearla suavemente, como empujándola a caminar en una dirección.

Así ella lo hizo, pero doblaron varias veces y la oscuridad se izo tremendamente densa antes de que pudiera reaccionar. Una luz de repente la segó, y cuando quiso acordar, estaba al pie de una caída libre de muchos kilómetros hacia el centro de la tierra.

-¿qué...? -llegó a musitar, antes de que los seres la empujaran, y ella cayera al precipicio. Mientras caía, se preguntó si moriría antes de tocar tierra, y luego de un rato se convenció de que si este fuera un sueño, prefería realmente morir a despertar nuevamente.