Pasillo (Tercera planta)

Alisha Welsh

Ahogué un gemido que pugnó por salir de mis labios cuando sentí su cuerpo pegándose al mío, sobre todo cuando buscó aquella fricción contra mi pierna. Ah, mierda, quizás sí que tenía un problema con todo eso.

Reí ligeramente cuando la escuché porque, joder, tenía razón. Pero no era yo la única que parecía algo necesitada en ese cubículo, a decir verdad. No pude decirle nada, sin embargo, porque los besos húmedos ya me estaban nublando la mente lo suficiente como para no quejarme.

¿Después de clases? Se me iba a hacer jodidamente pesadas.

—See ya~

La vi alejarse, sin poder evitar recorrer su figura con la mirada de nuevo, y volví a sonreírme, mirando el paquete en mi mano. Guardé el mechero dentro del mismo y no tardé en esconderlo dentro de la falda.

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All according to keikaku

 

¡Estuve a punto de quedarme dormida! Por Dios, me costó tanto mantenerme concentrada en los videos de ovejas que estaba viendo, ¡pero tenía que lograrlo! Si yo no despertaba a Altan, ¿quién iba a hacerlo?

Al final, la campana me despertó. Me erguí como un resorte, alarmada, y tuve que agarrarme la cabeza del mareo que me pegó. Le eché un vistazo a Altan, quien seguía dormido como un bebé, y suspiré aliviada. No tenía por qué saber de aquel pequeño desliz, ¿verdad? Además, detalle más, detalle menos, lo importante es que cumplí mi misión.

Bromeando de camino por las escaleras le recordé que me debía unos caramelos por mi impecable labor como despertadora y demás, y estoy bastante segura que el color me subió al rostro cuando se detuvo y dijo, apenas con el volumen suficiente para escucharlo, que yo igual podía usar los cupones en él. Me puse nerviosa, pero una sensación cálida me bañó todo el cuerpo y correteé fuera de las escaleras, arribando al segundo piso.

—¡No voy a usar mis cupones, Sonnen! —le dije, contenta—. Tendrás que hacerme unos~

Las clases fueron, sorpresa, aburridas. Casi me dormí de vuelta, jugueteé con el bolígrafo sobre mis labios, luego hice una pirámide de lápices, en fin. Fueron un par de horas que me sirvieron de maravilla para ponerme las ideas en orden y, por qué no, ponerme nerviosa también.

Sabía lo que tenía que hacer, sólo... me asustaba. Y me avergonzaba. Y quería huir. Pero sentía que se lo debía a todo el mundo, a mí, incluída, y además...

Él podría darme información, ¿verdad?

Cuando sonó la campana aproveché el impulso de valentía salido de Dios sabe dónde para apresurarme fuera y subir las escaleras. Altan me había dicho que iba a la 3-1, ¿no? Apoyé la espalda contra los ventanales, en la pared contraria, y aguardé justo frente a la puerta por que apareciera con toda su altura, el cabello cenizo y la cara de perro.

La había cagado, y disculparme con él era... el primer paso, o algo así.

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Yugen juju hello its me

 

Alisha Welsh

Reí ligeramente ante el comentario de Mason y mi mirada se deslizó hacia el chico nuevo que apareció por la azotea... por desgracia, el ruido de la campana llegó hasta ahí arriba y parecía que la diversión acababa ahí.

Tiré la colilla al suelo y, tras soltar el humo por última vez, me dirigí hacia el interior del edificio, despidiéndome con la mano del grupo. No es que tuviese especial ilusión por llegar a clase, claro que no, pero cuanto antes empezase... antes acabarían, i guess.

Aun así, fueron un jodido coñazo. No es que normalmente fuese la persona más diligente en clases, ni mucho menos, pero aquel día en especial me era imposible concentrarme... en dormir, digo. Así que acabaron siendo especialmente pesadas.

Pero ah~ finalmente se acabaron y mi rostro se iluminó ligeramente. No solo tenía planes para esa tarde y, con suerte, se alargarían hasta la noche. ¡Pero era viernes, joder! Fin de semana al fin, mis días favoritos~

Salí al pasillo con cierta anticipación y me quedé apoyada en la pared que había entre ambas aulas que no me correspondían, expectante. No estaba segura de dónde estaría Eris, pero al menos sabía que no estaba en mi clase así que... solo quedaba esperar.

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Hitori

ABER

 

Deslicé los pies fuera del aula, envuelta en mi aura usual de tranquilidad. Las clases no me significaban nada, realmente. Atendía a ellas porque era mi deber como estudiante y porque, si se quiere, encontraba satisfacción en aprender y sacar buenas notas. Lo hacía de cara al futuro y porque, joder, qué pereza enorme me daba la simple idea de asistir a clases en verano.

Prefería el mal menor.

Como fuera, tampoco me quemaba las pestañas estudiando. No era ese tipo de perfeccionista o controladora compulsiva. Al final del día, lo que opinaran los profesores o mis padres de mi desempeño académico me daba bastante igual.

Todo me daba bastante igual.

Me acerqué a la puerta de la 3-2 y eché un vistazo dentro, a ver si reconocía en alguna parte la cabellera borgoña de Maze. ¿Qué hacía ahí? Bueno, no había una razón como tal. Él y Kashya habían sido los únicos capaces de despertar, al menos, un atisbo de interés en mí. Tenía el presentimiento de que podría llegar a divertirme con ellos, aunque más no fuera desde mi concepción de diversión.

La cual era algo extraña, por cierto.

Pagan angel, ¿eh? No era una gran partidaria del contacto físico porque sí, pero cuando Maze me echó el brazo encima no sentí el impulso desmedido de apartarlo, al menos. Había algo en su sonrisa, su suavidad y sus palabras que... se sentía extraño. Me causaba algo de intriga.

Estaba segura que no era ni de cerca todo lo inofensivo que podía aparentar y yo, bueno, nunca había sido una buena niña.

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Hitori ola (?

 

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Miren que juntar a estos dos en un solo post me da hasta miedo y todo JAJAJAJ

Al final luego del breve momento de diversión con Alisha había recordado que se había dejado los cascos en el casillero y que, con la gracia de Natsu, se había olvidado de pasar a recogerlos. Bueno más que la gracia de Gotho había sido el hecho de que andaba bien puesta en la puta escuela.
En todo caso, luego de haber salido de los baños bajó en el ascensor, sacó lo que tenía que sacar y volvió a subir justo cuando sonaba la campana.

Las clases eran una cosa de lo más aburrida, a decir verdad, y se había mantenido todo el rato pasando la atención de una cosa a la otra y pateando la silla de Altan, pero este no pareció prestarle atención alguna, había caído muerto apenas entró. Al final tuvo que limitarse a mirar por la ventana, aburrida de no poder incordiar a nadie, y a hacer dibujos en las esquinas del cuaderno.
Cuando sonó la campana vio a Sonnen estirarse como un gato que acaba de despertar antes de salir, mientras ella guardaba las cosas que había sacado apenas para aparentar y garabatear. Sacó los cascos, los conectó y colocó el reproductor en aleatorio.

Una vez salió, con la música rebotando incluso fuera de los cascos, notó la cabellera rubia en el pasillo y prácticamente se le arrojó encima.

—Ali-chan~ —canturreó más alto de lo que pretendía debido al volumen de la música—. Uy, perdona, seguro te grité.

Se quitó los aparatos, dejándolos alrededor de su cuello, y le bajó apenas un par de puntos al volumen de la música antes de echarle los brazos sobre los hombros a la muchacha y balancearla de un lado al otro. Podía sonreír como una hiena, fumar como una descosida, meterse quién sabe qué otras drogas y aún así actuar casi como una cría.

Casi.

Se acercó al oído de la rubia.

—Dime, ¿cuál es el plan~?


Al final la campana había sonado unos cuantos minutos después de que Alisha se apareciera en la azotea y Morgan soltara aquello del paganismo, y no había tampoco que ser muy avispado ni dárselas de un Sonnen para saber que Morgan estaba intentando probar aflojarles la lengua, quizás no tanto porque le interesara eso en particular, sino por ver hasta dónde llegaban.

Pero qué chica más curiosa, sin duda.

Había pretendido prestarle atención a las clases porque bueno, no era muy listo con las mierdas de la escuela pero tampoco quería reprobar como un imbécil total. ¡Qué al menos se dijera que lo había intentado antes de fracasar como un campeón!
Cuando la campana sonó guardó sus cosas sin prisa, había notado el chispazo oscuro de la melena corta de Morgan, parecida a la de Katrina en la puerta así que cuando terminó, se levantó para acercarse a la chica.

—Hola de nuevo, pagan angel~ —dijo casi en un ronroneo, ya no tanto porque tuviera segundas intenciones, sino porque quizás él también quería probar hasta dónde llegaba la curiosidad de la gatita.

En tanto no fuese cierto eso de que la curiosidad había matado al gato, todo en orden.

Podía ser un imbécil para los estudios pero eso no quitaba que fuese un jodido zorro de los buenos también.

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juju chale pero y este desmadre

 

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I love these messes~~

Alisha Welsh

Vi a Morgan apareciendo por el pasillo y asomándose en la clase de Mason, que supuse era la persona que estaba buscando. Ah, que rápido me habían sustituido~ Aunque no pensaba dejar las cosas así, claro, pero eso sería en otro momento.

También vi la cabellera chicle de Anna, y aunque no supe muy bien qué buscaba en nuestro pasillo, eso no me impidió tener intenciones de guiñarle un ojo y quizás acercarme a molestarla mientras esperaba. Las intenciones fueron esas, sí, pero pronto desaparecieron cuando vi la figura de Joey por el rabillo del ojo, dando media vuelta y bajando las escaleras.

Un pinchazo de culpa me cruzó el pecho y acabé por morderme el labio inferior, en una mueca de preocupación. Por mucho que quisiese convencerme de que había acabado siguiendo su consejo y que no la había cagado estrepitosamente, al final del día había sido incapaz de hablarle.

Nunca nos habíamos metido demasiado en la vida del otro, a pesar de que posiblemente era el único amigo genuino que tenía ahí. Pero él tampoco me había molestado a mí durante las clases y aquello era igualmente extraño.

Quizás nos necesitábamos más de lo que queríamos aparentar pero éramos estúpidos, ¿verdad?

Todos aquellos pensamientos cayeron hasta el fondo de mi cerebro cuando escuché la voz de Eris llamándome y una ligera risa escapó de mis labios al escucharla, moviendo la mano para quitarle importancia a lo último que dijo.

—¿El plan~? —repetí, llevándome un dedo a los labios en un aspecto pensativo.

Sabes perfectamente que solo quiero follarte, Eri-chan.

>>¿Quieres ir a tomar algo para ir entrando en calor, Eri-chan~?

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Yo no puedo evitarlo, esta niña se me pone soft con Joey por algún motivo but istg she is not in love (?

 

Morgan O'Connor

Realmente nada cambió en su expresión al advertir que David se dirigía hacia ella, tan sólo retrocedió para liberarle el camino a los demás estudiantes y entornó apenas la mirada al oír su tono de voz.

—¿Qué tal, Maze? —susurró, deslizando la yema de los dedos sobre el cristal de los ventanales; estaba frío—. Estaremos en la biblioteca, nos reunimos ahí después de clases. Ka-chan parece... haberse interesado en ti. Ah, me da algo de celos~

Se permitió una risa suave cubriéndose la boca con el dorso de la mano, como si fuera una puta princesa o algo así. Repasó la mirada de Mason y alzó un brazo con cierta ligereza, agitando la mano apenas antes de empezar a retirarse.

Si era verdad que la ponía celosa, entonces ¿por qué lo invitaba?

—Nos vemos~

En su camino por el pasillo reparó en la muchacha que, por lo que recordaba, era amiga de Kohaku. Simplemente le sonrió tranquila y siguió su camino, en dirección a la biblioteca.

 

No había pasado desapercibido para ella, en lo más mínimo, había visto a la chica pasar... La amiga o lo que fuese de Sonnen, la jodida empollona, la japonesa de cajón, la muñeca. En la mañana habían tenido un encontronazo de lo más entretenido de ver, porque siempre tenía su gracia ver a Sonnen mostrando los dientes.

Si para algo era buena Discordia era precisamente para unir hilos, para trazar relaciones entre las mierdas de otras personas... porque adoraba arrojar gasolina en el maldito infierno.

¿Esa había sido la cagada de Welsh? Qué puta gracia, quizás tendría que preguntarle algunas cosas a Altan, para entender un poco más los desastres que se estaban montando en esa escuela de mierda y... ayudarles un poco.

Siguió balanceando a la chica pero la actitud casi infantil de antes había sido sustituida por la sonrisa de hiena de la enfermería, tuvo que contener el impulso de carcajearse allí, con Alisha frente a ella.

—¿Hmh? Claro, siempre es bueno calentar el motor~

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A Maze lo tiro en la biblioteca directamente

 

Alisha Welsh

Tampoco me había pasado desapercibida Konoe saliendo del aula pero, si tenía que ser sincera, no era exactamente culpa lo que sentí al verla. Ella había sido la que había insistido y había dicho que iba a aceptar las consecuencias, sabía muy bien dónde se metía pero... igual me daba pena.

Enamorarse de alguien como yo conociéndome. Había que estar bien jodido.

Sin embargo, no perdí la sonrisa mientras seguía el zarandeo de la otra chica y la miré de reojo, con cierta curiosidad. No se habría dado cuenta, ¿verdad? Bueno, en realidad me daba bastante igual.

Me giré y con aparente inocencia comencé a juguetear con el lazo de su uniforme.

—Anda, Tolvaj-san, enséñame tus sitios preferidos~

¿Un poco ambiguo, quizás?

 

Se tensó de pies a cabeza al reconocer la figura de Hiroki saliendo del aula. Le sostuvo la mirada sin más porque, de repente, el cerebro le había dejado de funcionar. Joder, estaba congelada.

Cagada hasta las patas.

Qué ganas de salir corriendo.

Para colmo, el tipo se la iba a poner difícil. Estuvo a medio pelo de ceder, de verlo alejarse y no hacer nada al respecto. Estuvo a medio pelo de ser la cobarde de siempre y dejar correr el agua bajo el puente. Pero...

—¡Usui! —exclamó tras su espalda, firme—. Vamos, sólo quiero hablar contigo.

Por favor, por favor, acepta.

Anda, cabrón, ayúdame.

—Tengo toallitas desinfectantes —agregó en un impulso algo extraño, porque no sabía tomarse las cosas en serio y necesitaba mechar bromas estúpidas o iba a morirse de vergüenza, de nervios o lo que viniera primero.

Dios, si es que era una idiota.

 

Se le escapó un bufido, entre aliviado y hastiado. Sabía que estaba en inferioridad de condiciones, que había sido ella la que le escupió en la cara y... y todo eso. ¡P-pero esa actitud! ¡Dios, qué fastidio!

Cruzó los brazos bajo el pecho y echó un vistazo dentro de la 3-1. No quedaba nadie, ¿eh?

—Está lleno de gente acá —se excusó, y señaló con el pulgar hacia la puerta abierta a su lado—. Mejor allá.

¡A-ah, espera! ¿Y si terminaba yéndose nomás? ¿Estaba haciendo demasiadas demandas? ¿No debería amoldarse a sus condiciones? La cabeza le iba tan rápido que la sentía a punto de echar humo.

—Q-quiero decir, si te parece bien —agregó, en voz más baja, rogando por que aquel calor suave en sus mejillas sólo fuera idea suya—. Como tú prefieras.

Luego de todo esto tendría que ir a esconderse en un pozo.

 

Soltó una risa nasal al ver cómo Alisha jugaba con el lazo, que de por sí no era que estuviera bien anudado de por sí. Deslizó sus manos a las solapas de la chaqueta del uniforme y atrajo a la rubia hacia sí, para estampar sus labios contra los ajenos con algo de brusquedad.

—Cualquier sitio es bueno si te importa lo bastante poco~

Se despegó de la chica entonces, para luego tomarla del brazo y arrastrarla consigo. Ah, tenía que comprar cigarrillos y un nuevo mechero, pero bueno, de momento tenía las pastillas del bolsillo todavía.

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de la nada se me secó la neurona y solo me salen fluidos los posts de SS y Pokémon, im sowwy asbdaje
Puedes llevarte a la pendeja a donde quieras (??) o no sé cuál era el plan ahora que lo pienso JAJAJA que me aviente un fic dise

 

Alethea Ethans

Solté una risilla ligera cuando vi que de nuevo reaccionaba con aquella emoción casi pueril y asentí con la cabeza, sonriente aún.

—¡Sí! Nos conocimos entrenando de hecho. Riamu es... es un poco extravagante —informé, con una risa nerviosa—. No pasa desapercibida, así que seguro te das cuenta de quien es si la ves. Parece difícil de tratar pero es muy buena chica, ¡creo que le caerías bien!

Eso decía, pero la verdad es que por muy amigas que fuésemos a veces no tenía ni idea de lo que pasaba por su cabeza. Era... tan errática a veces. Pero sabía que en realidad no tenía ninguna clase de maldad.

La seguí por el pasillo mientras escuchaba la definición de la chica, llevándome una mano al mentón con expresión pensativa. ¿Estaría en mi clase? No me sonaba haber escuchado ninguna Suzumiya y... ahora que lo pensaba, mucha gente en mi clase llevaba mal el uniforme. Nope, no estaba en mi aula.

Estaba ya subiendo prácticamente subiendo las escaleras cuando la escuché decir aquello, haciéndome mirarla con una expresión de preocupación.

>>¡No te preocupes! Te lo he dicho, ¿no? Que apenas conozco el edificio, ¡me viene bien este paseo! Y me agrada hablar contigo así que... vamos, vamos~

Y en un impulso de confianza, agarré su muñeca como ella había hecho conmigo para obligarla a subir al tercer piso junto a mí.

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Gigi Blanche oie zí 7u7

 

Al oír que calificaba a su amiga de "extravagante", las pintas más extrañas desfilaron por la mente de Anna. Cosas como medias agujereadas, cabello en picas, o en cresta, como cepillo de escoba, ¡o perforaciones en toda la cara! O dibujos en la cabeza rapada. O toooodo el cuerpo tatuado.

O quizá sólo le estuviera dando demasiada rienda suelta a su imaginación.

—¡Me gustaría mucho conocerla! Oye, ¿y crees que ella también esté interesada en unirse al club?

¿Cómo es que nunca había trabajado de scout? Seguro le iba bien y todo.

El cuerpo se le aflojó en alivio al saber que no estaba imponiéndose sobre la chica o algo así; es decir, podía estar siendo amable y ya, pero no le sonaba. Le resultaba genuino su interés, y eso la alegraba. Le dejó asirla por las escaleras y al llegar sacó rápidamente una cuadernola blanda de su mochila para enrollarla como un megáfono y dijo, en tono plano:

—Muy bien, pasajeros, hemos arribado al tercer piso. Espero hayan disfrutando de un viaje muy cómodo.

Se metía rápido en cualquier papel, ¿verdad? Una ventaja de ser errática, quizá. O tener alma de artista, como fuera.

Fue indicándole a Alethea las distintas instalaciones del piso como si llevara allí dos años, o como si la chica no pudiera leer los carteles por sí misma. Diversión aparte, ¡Konoe seguía sin estar por ninguna parte!

—Vale, Chipe-chan, creo que omitimos un agujero enorme en nuestro plan. —Se acercó a ella, confidente, ya sin el megáfono pegado a la boca, y dijo—: No revisamos primero la planta baja.

Bueno, mejor que nunca nadie la dejara hacer planes de verdad porque... seguro iban a fracasar, sí. La estrategia no era lo suyo.

—¡Bueno! Supongo que podemos revisar la azotea ¡porque no cometeré el mismo error dos veces! Y ya entonces, pues para abajo. Uff, creo que hoy omitiré el cardio.